-¡Pasamos al plan B! –se exasperó el rubio, y ya era raro que hubiera tardado tanto conociendo su temperamento. Ante la gente una máscara de frialdad suprema, pero ante el... ¡Dios, que hizo el para merecer el castigo de ser su amigo más intimo, todo dentro del margen del ser dos Slytherins, y también el hecho de que era un Malgoy. Pero eso ya poco importaba, sobretodo cuando un día lo agarró de improvisto y cuando comprobó que, efectivamente, estaban solos en la habitación le soltó de sopetón “Me gusta Remus Lupin” y no pudiéndose callar en esas turbantes palabras tuvo que seguir hablando y agregar “¡Sueño con el, que lo poseo, que grita mi nombre, que-" y sólo fue callado cuando un turbado Sanpe, osea él, le exclamó calmadamente “Suficiente”. De ahí su relación de confidentes fue a más, el rubio luego de ya abrirse en el tema de “Quien me gusta es un Gryffindor” decidió que también le podía consultar, pidiendo ayuda o confirmando planes para... “Conseguir a mí Gryffindor”.
Pero el plan A había fallado... y sinceramente no le veía ni vio posibilidad alguna a que funcionara... ¡Era absurdo! Pero claro... era comprensiblemente absurdo como el hecho de que un Slytherin, y no uno cualquiera, un Malfoy, se había “enamorado”. Pero dejó sus cavilaciones cuando otra exclamación lo sacó a flote de nuevo.
-¡Si no funciona el hecho que desprenda mis hormonas...! –dijo frustrado al recordar que media escuela... ¡No media, todos! Todos menos esos estúpidos Gryffindors... bueno, su panda de ineptos era estúpida... él era perfecto...
Una sonrisa estúpida se le dibujó en el rostro haciendo retroceder a su huraño amigo.
-¡Ya vale Malfoy! ¡Despierta de tus fantasías! ¡Me pones la carne de gallina!
-Si, si... –dijo divertido y sin poder creerse que su huraño amigo fuera tan... reservado. ¡Si se veía a leguas que el también-! ¡Pero eso no importa ahora, ahora está lo de su Remus! –Bueno... puesto que con los Gryffindors no funciona el plan A: dejar que ellos se declaren... –un bufido de exasperación escapó del otro pero eso no impidió que el rubio continuara con su monólogo –así que pasamos al B que es... am... ¿Snape? –preguntó dudoso cosa que llamó la atención de su mejor amigo que extrañado por la falta de explicación del plan B, lo instó a que preguntara sus dudas -¿Cuál es el plan B? –y si Severus Snape no fuera una fría serpiente, amante a las pociones y las artes oscuras a sus simples dieciséis años... habría caído al suelo por tremenda pregunta. Pero era un Slytherin, frío y altivo, amaba las pociones y las artes oscuras, así que, tras suspirar largo y tendido se decidió a pensar una respuesta.
-¿Por qué no en vez de creerte el mejor-?
-¡Es que soy el mejor! –lo cortó el rubio. El moreno sólo rodó los ojos.
-¿Por qué no dejas de serlo por unos momentos, en apariencia –agregó rápidamente cuando vio que Lucius abría de nuevo la boca –no son... ¡Es! –se corrigió rápidamente riñéndose por estúpido, estaban hablando sólo de Remus ¡Sólo Remus! -¡Es un Gryffindor, por dios! ¡Y los Gryffindors se caracterizan por lo anormales! En el buen sentido –agregó cuando vio la rubia ceja derecha alzada en un porte majestuoso –me refiero, y sobretodo el y su grupito son... bueno, lo que creo que podrías hacer es... y por una sola vez en tu vida... conquistarlo... pero no como acostumbras.
Lucius pareció meditarlo, unos cinco minutos en que los dos Slytherins se mantuvieron en silencio.
-¿Qué debo hacer? –dijo al final serio. E irritado cuando vio que un amago de sonrisa sobresalía en el rostro del moreno. Pero era su única baza así que no estaba para hechizarlo. Toda esa tarde se la dedicaron a trazar el plan de conquista, repasando los diversos puntos varias veces hasta que ambos quedaron bien satisfechos. Eran serpientes, frías y calculadoras y como que eran Lucius Malfoy y Severus Snape, que se juraban que el leoncito caía en sus redes en menos de un mes. Pero eso ya es otra historia, así que aquí les dejo, con la intriga de que plan urdieron.
FIN de Intriga