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Ángel por saaayuuuriii

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Notas del capitulo:

yy por fin! xD

Mini-fic dedicado para Haru! ^^

[Autora de "Fuck you brat!" que recomiendo muy mucho jaja xD me encanta xD]

No sé si es lo que te esperabas, pero espero qe te guste >.<

Mello se encontraba en aquel viejo sofá, intentando ignorar las risas de los estúpidos mafiosos que tenía su alrededor y las prostitutas que se le insinuaban continuamente. No era raro siendo el más atractivo de allí, pero a veces podía llegar a cansarle. Sólo había hecho uso de una, y se había arrepentido en seguida.

 

La recordaba perfectamente, baja estatura, pelo rubio platino, casi blanco, cintura delgada. Se acordó de que Rod tuvo que pagar un precio especial, por el sexo anal, y de que le estuvo tomando el pelo con lo que él creía que eran sus fantasías. No le importó. En parte era cierto, no por el hecho de practicar sexo anal, sino por la fantasía que le había acompañado durante casi toda la vida, una fantasía de baja estatura y pelo blanco. Una fantasía que hacía cuatro años que no veía ya y con la cual no podría haberlo hecho de ninguna otra manera.

 

 

De mal humor comprobó que no le quedaban más tablas de chocolate a mano, y no tenía ganas de enviar a nadie a por ellas, de todas formas se aburría, así que el mismo se levantó a por ellas.

 

Una vez con el chocolate en mano, se fue a la sala de control. A veces se entretenía mirando las pantallas, observando a todos los de la casa. Rápidamente se aburría, pues encontraba que todo era estúpido y superficial allí, pero le entretendría momentáneamente.

 

Escogió una cámara al azar, donde había dos de sus compañeros y encendió el micrófono. Quién sabe, a lo mejor encontraba dos traidores y se entretenía un rato.

 

 

 

- Sí... el otro día, cuando volví de liquidar a aquel tipo, no te imaginas lo que encontré.

- ¿El qué?

- Un ángel.

 

Dios, como se puede ser tan estúpido, pensó Mello poniendo los ojos en blanco.

 

- ¿Un ángel? ¡Los ángeles no existen, idiota!

- ¡Te juro que vi un ángel bajando de una limusina!

- ¿Qué mierda te has tomado últimamente? Rod te matará si se entera que tomas drogas mientras trabajas.

- ¡Qué no! Vale, tal vez no era un ángel, pero se parecía mucho.

- ¿Qué era?

- Un chico, un muchacho. Tenía el pelo corto, totalmente blanco. La piel pálida y fina, manos delicadas, y unos ojos negros profundos... Sólo cruzamos la mirada un par de segundos, pero te juro que se me congeló el alma.

- Estás hecho un romántico. Y un pedófilo de mierda ¡Jajajaja!

- Sí, sí, lo que tú digas... pero no sabes lo que haría por poseer algo así, es genuino.

- ¿Qué piensas hacer?

 

Un escalofrío le recorrió la espalda a Mello sólo de ver la sonrisa que aquel tipo esbozó.

 

- Ir a la caza de ángeles.

 

_______________________________________________________

 

 

Mello se encontraba devorando su décima tabla de chocolate bajo el viento invernal. Había repasado con prisa la ubicación del último trabajo de aquel tipo, y había ido hacia allá sin siquiera avisar. Por la descripción... no podía ser, rogaba a Dios para que no se tratara de él, pero lo que dijo aquel tío, era precisamente lo que él pensó, lo que él sintió cuando se conocieron por primera vez.

 

Llevaba cinco horas esperando, se estaba congelando, pero esperó. Esperó otra hora. Y otra, y otra más. Al final, cuando estaba a punto de desistir y volver al escondite, apareció. Como una promesa, lo vio  bajar del coche y mirar brevemente en su dirección, pero al ir cubierto por la capucha de su chaqueta, éste no lo reconoció, y sin una segunda mirada, se dirigió al interior del edificio que supuso sería el cuartel del SPK. Entonces era cierto. Tal como había pensado, lo que aquel hombre había confundido con un ángel, era Near.

 

 

Esperó un par de horas más y se dirigió hasta la puerta del cuartel. Sacó un aparato que había traído por si pasaba algo así, y conectándolo al cuadro de control, en un minuto había desconectado la alarma y penetrado en el interior.

 

Anduvo por los oscuros pasillos, inseguro de adonde dirigirse, guiándose sólo por el instinto. Al final distinguió una luz que se apagaba al final de un pasillo, y oyó la puerta cerrarse. Se dirigió hacia allí con el sigilo propio de un gato, y escuchó. Todo estaba en silencio, así que abrió la puerta lentamente, colándose en la habitación.

 

Y allí estaba él, la persona que más había anhelado ver en cuatro años, hecho un ovillo en la cama de aquella fría habitación, levemente iluminado por la luna, concediéndole aún más el aspecto de un ángel.

 

Se acercó a la cama con cautela, ahora dudando si despertarlo o no. Se veía tan... vulnerable. Frágil. Como si se fuera a romper en mil pedazos si lo cogías muy bruscamente. Se agachó para ponerse a su nivel. Con cuidado de no hacer ruido ni despertarlo, se desnudó una mano enguantada y la pasó por aquel níveo pelo y aquellas pálidas mejillas. Aquel rostro del que habían separado su propio orgullo y miedo, su complejo de inferioridad, su temor a no ser suficiente...

 

Eso era lo que más rabia le había dado todos esos años, nunca se consideró suficientemente bueno para él, por mucho que se esforzaba, nunca había llenado sus expectativas. Con el paso de los años, Mello dejó de distinguir si su esfuerzo era porque realmente ansiaba el título de L, que sabía que no podría llegar a tener, o si era para impresionarlo a él. Lo que más deseaba era sentir una mirada de admiración por parte del peliblanco, en vez de esa gélida, neutra y a veces decepcionada que le dirigía siempre.

 

Poco sabía el rubio, que las expectativas de Near sobre Mello no eran de inteligencia, de lo que él ya lo consideraba poseedor, sino de amabilidad, amistad, cariño hacia él. Incluso amor.

 

Estuvo un rato contemplándolo hasta que pensó que su corazón iba a detenerse al ver los grandes orbes que eran los ojos de Near abrirse en la oscuridad y clavar su mirada en él. No gritó, no se movió, simplemente se lo quedó mirando, como si estuviera dudando entre si la visión era real o no.

 

 

Sin pronunciar palabra alguna, Near se echó atrás en la cama, retrocediendo hasta dar con la pared. Mello, un poco decepcionado, bajó la mano con que lo había estado acariciando y se levantó, hasta que Near mostró las verdaderas intenciones por las que se había apartado.

 

Retiró las sábanas, en un claro signo de que se había apartado para dejarle sitio y que se uniera a él. Mello se quedó un momento petrificado, y se quitó el abrigo, estirándose al lado de Near y cubriéndolos a los dos de nuevo. Near cerró los ojos, disfrutando del calor ajeno, Mello por su parte los mantuvo abiertos, sin perder un solo detalle, memorizando su rostro, más de lo que ya estaba. Realmente, en cuatro años no había cambiado en absoluto.

 

 

Pero por mucho que a Mello le encantara verlo así, había ido allí con una razón, y rompió el silencio, haciendo que Near abriera parcialmente los ojos, pero sin mirarlo a él directamente.

 

- Near...

- Mello.

- He venido para avisarte.

- ¿De qué?

 

La voz de Near no era más que un susurro, pero aunque Mello anhelaba volver a oír su voz completamente, no quiso romper aquel aire de intimidad.

 

- La mafia está detrás de ti.

- ¿Qué? - dijo Near abriendo los ojos completamente.

- Eres su objetivo.

- ¿La mafia...? ¿Por qué? ¿Es un truco de Kira, o...?

- No.

- ¿Entonces...? No te entiendo, Mello...

- Verás... uno de mis secuaces te vio el otro día y ahora va detrás de ti.

- ¿Por qué? Yo no he hecho nada...

- No es por lo que has hecho, Near, es por lo que eres.

- Sigo sin comprenderlo...

 

Mello suspiró y alargó sus brazos, sujetándole de forma protectora, mientras le susurraba al oído.

 

- ¿No ves que... algo tan bonito como tú, no puede andar suelto así como así?

 

Oyó a Near aguantar levemente la respiración y se apartó un poco, esbozando una sonrisa al distinguir un leve sonrojo subir por sus mejillas.

 

- Sigo sin entender... qué puede querer la mafia de mí, Mello.

- Eres algo raro de encontrar, Near. Tan maduro, y aún así, tu inocencia tanto de aspecto como de carácter te hacen un dulce con el cual es difícil no tentarse.

 

Near lo miró, todavía sin acabar de entender lo que Mello quería decirle, y el rubio suspiró frustrado. Sólo se le ocurrió una manera de hacer que por fin lo entendiese, y atrayéndolo hacia él, lo besó.

 

Near aguantó la respiración de nuevo, pero pronto lo sintió relajarse en sus brazos, y no puedo evitar que su corazón diera un vuelco al sentir ese beso ligeramente respondido, al sentir los labios de Near corresponder a los suyos.

 

Se apartó de él, y vio que Near lo miraba fijamente, sorprendido, otra vez con el sonrojo en la cara. Lo volvió a besar, esta vez colando las manos por debajo de la enorme camisa que Near vestía, acariciándole el torso y el pecho, sintiendo como Near se separaba de él, a la vez que su respiración cambiaba, se hacía más rápida.

 

Dirigió su boca esta vez al cuello, abriéndole la camisa botón a botón, repasando cada centímetro de aquella blanca y virgen piel, que tanto quería explorar. Desafortunadamente, no era el único. Siguió acariciándolo un rato, llenándole el cuello y el torso de cálidos besos, mientras sus manos bajaban cada vez más.

 

Pasó una mano por la entrepierna del peliblanco, escuchando satisfecho como intentaba ocultar un débil gemido. Sin perder mucho tiempo más, la coló por la goma del pantalón, tocándole directamente en su parte más sensible, haciendo que aspirara bruscamente aire entre los dientes, tensándose un momento para volver a relajarse intentando reprimir otro gemido. Near le miró directamente a los ojos, con la cara totalmente teñida de carmín, los ojos con una mezcla de curiosidad y placer por lo que Mello hacía y vergüenza por como lo hacía sentir.

 

Incapaz de resistirse a la cara que Near estaba poniendo, Mello se volvió a apoderar de sus labios, esta vez colando la lengua entre ellos, soltando él mismo un gemido satisfecho  mientras ponía los ojos en blanco, cerrados, y se dejaba extasiar por aquel leve sabor, fresco, inocente, con un curioso toque metálico, pero cálido y tentador.

 

Aún sin separarse de él, movió su mano más deprisa, deleitándose de las vibraciones que causaba Near al no poder evitar gemir, aún con sus bocas pegadas. Se separó de él por miedo a ahogarlo, y Near en seguida tomó el aire que tanto necesitaba.

 

Redujo un poco el ritmo con el que lo masturbaba, sintiendo a Near derretirse entre sus brazos, mientras se aferraba a él, abriendo un poco más las piernas inconscientemente. Mello disfrutaba de cada segundo que podía verlo así, rojo, desinhibido por una vez en su vida y jadeando pesadamente por él, hasta que el susurro de Near rompió el "silencio" que habían formado.

 

- Mello... para...

- ¿Por qué...?

- Me siento... me siento muy raro, Mello, quiero... que esto acabe ya...

- Shh...

- Necesito... liberarme de esta sensación...

- Es normal, tranquilo... confía en mí.

- Mello... Mello...

 

 

Mello sentía que un escalofrío le recorría la espalda al oír a Near recitar su nombre con cada jadeo, con cada respiración ronca que escapaba de sus labios. Por fin, Near se tensó quedando rígido, y Mello lo sintió explotar en su mano. Con un pañuelo de la mesilla de noche, lo limpió todo cuidadosamente, viendo como Near ya se había quedado dormido, aún aferrado a él.

 

- Ten mucho cuidado, Near... mi pequeño ángel - susurró aunque sabía que el peliblanco era incapaz de oírle ya.

 

Tan sigilosamente como había entrado, se volvió a poner el abrigo y se escabulló del cuartel, pensando que por alguna retorcida razón, aquello no iba a acabar bien.

Notas finales:

eh, eh!

Qe aun queda la segunda parte! xD

(Creo que irremediablemente, tiene que haber un lemon en todos mis fics, pues bien, ESTE, no lo era xD así qe vendrá en el proximo xD)

Espero qe os haya gustado ^^


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