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Primavera En Invierno por Nessa Yaoi

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                  Primavera En Invierno

 

Capitulo  l - El zorro en la guarida del lobo.

 

- Espero que el cambio te haga bien - decía un chico de cabello azabache y ojos negros como la noche,  ayudando con su maleta a otro chico rubio de ojos azul cielo y bastante atractivo - Al igual que el comienzo en una nueva escuela - serrando la puerta del departamento tras el ojiazul.

- Opino lo mismo, te agradezco mucho el que hayas accedido a que me quede contigo,  Sasuke - mostrando una sonrisita y dándole un abrazo al azabache.

- ¿A dónde más podrías ir? Después de todo,  somos amigos,  aunque tengamos más de dos años sin vernos - contemplando la esbelta figura del chico frente a él.

- Es cierto,  no has cambiado en nada,  excepto  que ahora eres más alto que yo - dijo midiendo con su mano ambas cabezas.

- Siempre fui más alto que tú,  enano - revolviendo su cabello.

- Nunca me gusto la leche.  Debe ser por eso que deje de crecer,  además,  no es tanta la diferencia,  así que no presumas,  baka - inflando sus cachetes.

- No dejas esa costumbre ¿verdad?,  cada vez que te molestas,  frunces la frente y pones boca de pescado como cuando eras niño,  eso da fe de lo bien que te conozco.

- Y tú sigues tan agrio como siempre ¿te bañas con limón en vez de agua?,  amargado - dejándose caer en un sillón - ¿Qué sigue?

- Nueva vida,  nuevos amigos,  y quizás...  ¿Alguna relación amorosa,  tal vez? - decía el moreno con una  sonrisa mientras en su interior deseaba que eso no sucediera nunca,  al menos con otra persona que no fuera él.

- Muchas gracias,  pero pienso dedicarme a estudiar sin que nada me distraiga. Tiempo de poner los pies sobre la tierra...  aunque si alguien se presenta,  no descarto la posibilidad - colocando su bolso a los pies de la cama de la que seria su habitación de ahora en adelante.

- Eso suena tan contradictorio como decir que vas a meterte en un monasterio, y a la vez,  hacer de éste un coto de caza con  ambiente controlado.  ¿Lo dices en serio?- poniendo la maleta del rubio sobre la cama para que desempacara su ropa.

- Tan en serio como un ataque al corazón y lo de meterme a monje seria... peligroso, por demás.  ¿Llevaste a la escuela los papeles que te envié? - cambiando, radicalmente, de tema.

- Ya están en la oficina del director - informaba el azabache sentándose en la cama y poniendo especial interés en las palabras dichas por el rubio - ¿Crees que soy tan irresponsable como tú?  - su amigo lo miro por un momento.

- Hay aspectos de mí que no conoces.  Cosas que han cambiado, pero no quiero aburrirte con eso.  ¿Puedo tomar un baño? - sintiendo que había hablado demasiado.

- ¿Cosas  que no puedes decirme,  quizás? - pregunto preocupado.

- No es que sean importantes ni nada de eso. Tonterías de adolescente diría yo - sonriéndole - ¿Dónde esta el baño? - tomando una toalla de su maleta.

- No tenías que traer de esas.  ¿Acaso crees que me seco con papel?  Es por aquí,  torpe - tomando el brazo del rubio para mostrarle la puerta - ¿Qué te parece si salimos un rato cuando termines?  Es domingo y hay que aprovechar,  mañana darán comienzo tus responsabilidades escolares - tratando de que el rubio se distrajera un poco  y empezara desde ya con su nueva vida a su lado.  Era lo que más deseaba.

- De acuerdo,  siempre has sabido como alegrarme,  gracias,  amigo - mostrando una sonrisa sincera.

- Recuerda, nadie te conoce más que yo.  No dejes que se arruine esa sonrisa por nada.   ¿Entiendes? - agarrándolo de los hombros.

- Miren quien lo dice...  si mal no recuerdo,  desde que éramos pequeños, siempre fuiste el más serio de todo el grupo,  hasta llegamos a pensar que te habían cocido la boca al nacer  jajaja - apretándole la nariz al ojinegro y metiéndose en el baño,  el azabache toco su nariz en donde los dedos del ojiazul estuvieron antes y los paso luego por sus labios.

- "no puedo decírselo... he cambiado y cabe la posibilidad de que él lo haya hecho también,  quizás, solo somos dos viejos amigos intentando conocerse de nuevo.  Tal vez no fue buena idea mudarme aquí,  es como si quisiera torturarme a mi mismo ya  que desde que éramos niños siempre lo he querido.  Algún día se lo diré...  sin importar que pase, tal vez él...  eso me gustaría" - pensaba el rubio mientras se bañaba.

- ¡Date prisa o perderemos el día! - escucho al azabache del otro lado de la puerta.

- ¡Ya casi estoy! Que desesperado - saliendo de la ducha.

      Luego de eso salieron a la calle a matar el tiempo y huir del castigo del crimen.

- No te separes,  con lo torpe que eres podrías perderte - jalándolo para que caminara a su lado.

- ¡Oye! Ya conozco esta ciudad,  estuve aquí antes, ¿lo olvidaste? No creo que haya cambiado mucho en dos años,  baka - dándole un suave golpe en el hombro al Uchiha.

- Por favor,  te perdías en el jardín de niños todo el tiempo  y apenas era un pequeño edificio con un pedazo de jardín al frente.

- Pero tú siempre me encontrabas,  genio.

- Era por que siempre te refugiabas en el mismo sitio,  tonto.

- Esta bien,   "don perfecto",  lo admito,  mi sentido de orientación nunca ha sido muy bueno que digamos,  pero aun así no era lo mismo cuando jugábamos a las escondidas,  ¿cierto? - sacándole la lengua.

- Simplemente prefería descansar bajo un árbol en el lugar de perder mi tiempo en esa tontería,  no me gustaba ese estúpido juego,  cachorro despistado - pellizcándole un cachete.

- ¿Cachorro? - mirándolo con sus increíbles ojos azules.

- ¿Qué,  no te gusta? -

- bueno, no es que digamos, "grandioso", pero diciéndolo tú. Es aceptable   - quedándose parado frente a la vidriera de una de las tiendas.

- Bien,  solo porque así lo...  ¿Y ahora, dónde se metió? - Volteando su cabeza hacia atrás - ¡Naruto! - acercándose a él.

- ¿No son lindos,  Sasuke? - moviendo el dedo por el cristal de la tienda de mascotas.

- Camina - tomando su mano para apartarlo de allí- si fuera por ti,  en lugar de una casa,  vivirías en un zoológico - tirando de él,  la cara del rubio se tiño de colores.

- ¿Y que con eso? Me agradan los animales,  por eso vine a vivir con uno.

- Viniendo de ti,  eso es un alago - dijo con sarcasmo - dime cual podría ser,  entonces - apretando la mano del rubio.

- ¡Me vas a romper los dedos,  Baka! - El apretón se hizo mas fuerte -  bien,  quieres que te conteste,  veamos,  tendría que pensarlo. ¿Cual seria el animal más acorde con tu carácter? Esa es una muy difícil elección - poniendo su mano libre en su barbilla.

- En cambio, tú eres... "tannn" fácil de describir - recalcando la posibilidad.

- ¿Y cual seria,  "gran genio"? - pregunto con sarcasmo.

- Uno que no pertenece a ningún zoológico.  Es demasiado escurridizo y nervioso para mantenerlo encerrado  - sin soltar el agarre.

- ¿Puedes soltarme la mano,  Sasuke? - Pregunto - La gente nos mira raro - con sus mejillas sonrosadas.

- ¿Te preocupa? - parando el paso y mirando al rubio.

- No es eso,  es solo que siento como si estuviera haciendo algo malo,   "aunque seria la persona más dichosa de este planeta caminando a tu lado de esta manera. Si fuera así,  yo..." -  solo las chicas van así por la calle sin que a nadie le moleste.  Las amigas lo hacen,  pero dos hombres pues... se ve extraño, ¿no lo crees así?

- No me interesa los demás,  ni lo que lo piensen,  pero parece que a ti si - soltando la mano del ojiazul

- ¿Ya te enfadaste?  ¡Quiero helado! - grito el rubio corriendo hacia el anuncio de una heladería un poco mas allá de donde ellos estaban para acabar con el incomodo momento, al menos para él.

- Parece un niño pequeño,  adoro eso - al observar el ímpetu del rubio -  "veo que no ha cambiado en ese aspecto,  sigue siendo mi niño como hace tiempo,  no obstante,  el que le haya agarrado la mano y se avergonzara por eso...  es mala señal para mi" - entrando en la heladería.

      Con la excusa en la mano,  o sea el helado,  ambos caminaron hacia el parque,  el clima era agradable y la brisa suave y fresca,  muchas familias llenaban el lugar haciendo de un día de campo la delicia de los niños,  que junto con sus padres, jugaban y se divertían antes de reanudar la rutina  del nuevo año escolar,  decidieron sentarse bajo un árbol a disfrutar del postre frio,  el rubio quedo ensimismado observando los juegos entre padres e hijos mientras la brisa movía su cabello rubio y sus ojos brillaban con gran intensidad,  el azabache no pudo evitar quedársele viendo,  pareciéndole la cosa más bella y adorable de todo mundo.

- Tu helado se esta derritiendo - rompiendo,  a propósito,  la lejanía visual del rubio, ya que no sabia exactamente que era lo que tanto llamaba su atención, celos paranoicos diría yo.

- ¡Oh! ¡Ya lo había olvidado! - lamiendo sus dedos,  una visión bastante acalorada para el Uchiha.

- Torpe - mirándolo de medio lado -  ¿Qué era lo que mirabas con tanta insistencia? - pregunto con curiosidad.

- Me agrada mucho ver a las familias reunidas,  no tuve mucho de eso,  como sabes, mi madre murió cuando todavía era un niño y a pesar de que fueron  pocas las ocasiones en que disfrute de algo así,  aun las recuerdo claramente - mirando al cielo.

- Ha pasado mucho tiempo de eso. ¿Aun la extrañas,  cierto?

- No tanto como debería,  además,  estabas tú para hacer el trabajo.

- ¿Qué quieres decir con eso,  cachorro?

- "lávate los dientes", "no dejes la ropa tirada", "no duermas en el piso o te enfermaras" - haciendo imitación de la voz del ojinegro - parecías una madre en versión masculina,  eras insufrible, espero que hallas cambiado un poco en eso o estaremos jalándonos los cabellos todo el tiempo.

- Eres como esas mascotas a las que hay que enseñarle trucos nuevos a diario y refrescarle los viejos para que no los olviden - tocando la frente del rubio con su dedo índice.

- Pesado, ¿Cuál seria? ¿Cuál es el animal, al que según tú,  me parezco? Te advierto que si no me agrada la comparación buscare uno muy malo para ti.

- Yo diría,  sin temor a equivocarme,  que eres igual que un zorro.

- ¿Un zorro? ¿Por qué? - no entendiendo la comparación.

      El Uchiha lo miro directo a los ojos -  son desconfiados,  se la pasan huyendo de todo,  no se quedan quietos en el mismo lugar por mucho tiempo y tampoco dejan que nadie se les acerque. Igual que tú.

- No estas siendo justo conmigo,  me agrada la gente,  solo que no encima de mi. No es que sea desconfiado... yo diría que soy precavido,  y con respecto a huir... no soy muy bueno en eso - ya que se había metido en la cueva del lobo por decisión propia,  tal vez para lamentarlo después.

- Creo que eres un zorro con problemas existenciales.

- ¿A si? - tirándosele encima y mordiendo su helado mientras agarraba con sus manos las de él.

- ¿Qué haces?, te lo hubiera dado de haberlo pedido,  ¡imprudente! - sintiendo cosquillas en su estomago al tener al rubio de rodillas entre sus piernas y con la lengua lamiendo su helado.

- ¿Dónde estaría lo divertido en eso,  baaaka? - Haciendo una mueca -  No deberías tomar las cosas tan en serio.  Te harás viejo antes de tiempo.

- Alguno de los dos tiene que ser serio o esto parecería un circo.

- Entonces yo seré el payaso y tú el lanzador de cuchillos,  tienes muy buena puntería.  Siempre das  en el blanco,  lo se de sobra - mirando hacia otro lado.

- ¿Y eso que significa? - confundido por el extraño comentario.

- ¿Lo ves?  Siempre queriendo saber la razón de todo. Algunas cosas no tienen un porque,  simplemente pasan sin que podamos evitarlo. Relájate, ¿quieres? - El azabache lo miraba sintiendo que algo le estaba ocultando y tenía que averiguar que era - ¡Ya se! - Tronando sus dedos -  Ya lo decidí.  Eres como un búho,  ya que siempre se ha dicho que son seres inteligentes y sabios,  además de pacientes,   observando todo a su alrededor desde su rama,  dejando que su presa se confíe  hasta el momento justo de atraparlo con sus garras y devorarlo antes  de que se de cuenta de lo que sucedió.

- No se si me describes a mi o a Shikamaru.

- ¿Shikamaru? ¿Quién es Shikamaru? - picado por la curiosidad.

- Una completa molestia con una insoportable jaqueca incluida

- O sea que,  es de la clase de sujetos te sacan de quicio, ¿cierto? - Poniendo la mano en su barbilla - Es bastante interesante.  Creo que es de los míos. Solo por eso,  ya quiero conocerlo - poniendo cara de intrigado.

- No sacaras nada bueno juntándote con ese vago bueno para nada - dijo en tono autoritario.

- jujujuyy!  Ahora me interesa mucho más  - viendo la cara de molestia del azabache - ¿A dónde vamos ahora? - cortando el tema antes que el azabache empezaran a salirle canas verdes.  

- ¿Ya quieres irte?

- Diría que si.  Mi estomago esta empezando hacer fiesta - sobándose la parte.

- ¿Que quieres comer? - pregunto.

- No se.  Cualquier cosa estará bien para mí.

- Si te pregunte que quieres comer,  es para que me digas que es lo que te apetece,  zorro.

- Siempre tan preciso,  por eso digo que eres de las personas más intolerantes que he conocido -  cruzando sus brazos con paciencia - ¡Que sea pizza, entonces!  Con bastante queso y anchoas.

- ¿En la pizzería o en casa? - esperando que eligiera lo segundo ya que quería estar a solas con él,  lo que no es entendible puesto que vivirían juntos.

- Aquí vamos otra vez,  es el colmo contigo, ¿Qué te parece el cine?

- ¿Quieres comer pizza en el cine? ¿Te burlas de mí? - con una pequeña sonrisa en sus labios.

- Por lo menos hice que sonrieras un poco, aunque fuera solo por un segundo - haciendo un gesto con sus dedos - Dejare que tú elijas el lugar. Yo soy el invitado,   pero no importa mucho. 

- Que sea en casa,  entonces - levantándose y ofreciéndole su mano al rubio para que hiciera lo mismo.

- Puedo solo,  mami - haciendo broma para rechazarla.

      Caminaron de regreso comprando la pizza y sodas por el camino,  llegaron al departamento y se sentaron ante la mesita de la sala a devorar la rueda gigante con sus respectivos ingredientes,  sin dejar ni un solo pedazo para contar la historia.

- Cielos.  Voy a reventar - dejándose caer en la alfombra  desabrochando el botón de su pantalón y bajando un poco la cremallera.

      Los ojos del azabache se instalaron en dicha parte -  Continuas siendo el mismo glotón de siempre.  Cualquier otra persona en tu lugar, estaría usando un barril en lugar de ropa - ahogándose con su soda mientras su mirada se concentrada en la entrepierna del ojiazul.

- Doy gracias por mi metabolismo. La comida me dio sueño - bostezando mientras dejaba que sus ojos se serraran.

- No duermas ahí o...

- Ahórratelo,  empieza con tus regaños mañana ¿si?, Solo déjame dormir un rato,  mientras, tú puedes... hacer lo... que...- su voz se fue apagando hasta quedarse dormido.

- Cachorro tonto, "no sabes cuanto desearía poder dormir a tu lado aunque fuera por un momento. Extraño los días en que éramos niños,  en ese entonces dormir juntos era algo simple y cotidiano. Quiero hacerlo ahora,  pero... ¿Con que excusa? Ya somos adultos, ¿Crees que decir te amo sea suficiente? me atemoriza que al saber mi verdad dejarías de comportarte conmigo como lo haces.  No más abrazos,  ni roces,  por consiguiente, no más acercamientos entre los dos. Imposible soportar algo así. Se que no podría por más que me esforzara" - pensaba mientras contemplaba dormir al rubio.

     El ojinegro se levanto y fue hasta su habitación a buscar una manta para cubrir al rubio y que no se resfriara,  luego de limpiar el desorden de la comida  tomo un libro de una estantería en la sala y se recostó en el sillón.  Mientras su amor secreto dormía plácidamente,  repasaba las páginas sin concentrarse,  realmente,  en ninguna de ellas.  Su mente de dispersaba hacia la figura del cachorro,  al igual que su vista.  Después de un par de horas,  y comenzando anocheces,  el dormilón volvió a dar señales de vida.

- ¿Cuánto dormí? ¿Qué hora es? - abriendo su boca en un bostezo.

- Una eternidad y son casi las siete - sin soltar el libro de su mano.

- Estaba más cansado de lo que pensaba. ¿Qué lees? - Gateando hasta el sillón - ¡Cielo santo, física! ¡Odio la física!  Hace que mis neuronas bailen como una cucaracha luego de echarle insecticida.

-  ¿Qué piensas hacer al respecto? - dándole un golpe con el libro en la cabeza.

- Pobre de mí, definitivamente estoy frito.

- Despreocúpate.  Te ayudare con eso.

- Solo si diluyes las páginas y me las inyectas directamente en las venas, lo que seguramente me provocara una taquicardia hasta punto del infarto, y aun así,  creo que reprobaría - poniendo cara compungida -  Tendré que esforzarme en las otras materias para poder sacar promedio con esta - sentándose con su espalda apoyada en el borde del sillón - No se cual es el empeño de que sepamos como se mueve el mundo y las cosas en el,  arriba es arriba y abajo es abajo.  Mientras todo siga igual estaremos bien.

- Las cosas no son tan simples,  Naruto - descansando el libro en su pecho.

- Sabía que dirías eso.  Eres igual que la física... extraño y complicado - levantándose - Iré a vaciar mi maleta para  dejarte tranquilo con tu gemelo y su relación simbiótica - corriendo a la habitación.

 - ¡Ni siquiera sabes lo que  significa esa palabra,  dobe! - gritando para que el rubio lo escuchara desde la habitación.

- ¡Te equivocas,  tuve una novia con la misma relación,  baka! - el libro cayo de la mano del ojinegro  al escuchar la palabra  "novia"

- Creo que confundes los términos. Las veces que hablamos por teléfono nunca lo mencionaste,  ¿Por qué razón no lo hiciste? - entrando a la habitación.

- No me pareció importante.  En cuanto a la palabra simbiosis,  es cuando dos seres se benefician mutuamente ¿Correcto? Soy bueno en biología - acomodando su ropa en el armario.

- ¿Por qué la palabra "tuve"? ¿Te dejo o la dejaste?

- Fue algo de mutuo acuerdo.  Quedamos como buenos amigos  "cielos,  voy a ir al infierno por esto" - decir una mentira te obliga a decir otra para cubrir la primera,  otra para la segunda y así sucesivamente en una cadena sin fin.

- ¿Simbiosis, eh? ¿Como asocias eso con una novia? - algo mas serio de lo normal en él.

- Pues,  ella cubría mis necesidades  y yo las ella - sin atreverse a mirar al azabache.

- ¿Qué cosas? Si puede saberse - sintiendo que la sangre hervía en sus venas.

- Cosas,  solo... cosas.

- ¿Te acostabas con ella? - claro,  directo,  y apretando sus puños dentro de los bolsillos para que el ojiazul no se diera cuenta de su estado nada calmado,  por cierto.

- ¡Sasuke! ¿Cómo preguntas algo así? - totalmente avergonzado.

- Imagino que  "eso" debe entrar en el rango de esas cosas que necesitabas cubrir  ¿O me equivoco? "En verdad espero que si"

- No quiero hablar de eso.  No contigo - con sus manos temblando y  tratando de desabrochar los botones de una camisa para colgar en el perchero, o lo que es lo mismo,  que comer espagueti con dos mondadientes.

- ¿Por qué conmigo no? - Pregunto molesto -  Pensé que éramos amigos ¿Desde cuando dejaste de contarme lo que te pase?

- Desde que crecimos, creo.  Somos amigos,  lo soy.  No me preguntes más,  por favor - arrojando la camisa con sus malditos botones a un lado.

- Bien - retirándose de la habitación.

- "Perdóname,  Sasuke,  no quiero colocarte en una posición incomoda al saber mis sentimientos por ti.  No seria justo" - aguándosele los ojos serró la puerta de la habitación para que el ojinegro no lo viera en ese estado.

     Frustrado y sumamente molesto el azabache volvió a la sala y se desplomo de nuevo en el sillón,  cubrió su cara con los brazos para evitar derramar las amargas lagrimas  que pugnaban por salir de sus ojos,  durante largo rato estuvo sin moverse,  y con la ansiedad apremiantes de regresar a aquella habitación y obligar al rubio a contárselo todo con lujo de detalles.

- "Eso no es posible. ¿Una novia? Aunque ya lo sospechaba, mi mente no era capaz de aceptarlo.  Mi miedo de que algo así pasara, tarde o temprano, no fue del todo injustificado.  Después de todo es lógico pensar que sucedería,  cualquiera que estuviera un segundo cerca de ti... tendría que estar ciego o  operado del cerebro para no quedarse con tu imagen en su mente. Eres difícil de ignorar,  demasiado atractivo y hermoso para pasar inadvertido"

     Luego de su conversación mental decidió irse a dormir,  al recorrer el pasillo se detuvo ante  la puerta serrada de la habitación del ojiazul,  alzo su mano con la intención de tocar pero se arrepintió luego,  entro a su propio cuarto dejando su puerta abierta,  ya que su cama quedaba frente a ella al igual que el dormitorio del rubio,  se acostó sin dejar de mirar la dichosa puerta de su vecino hasta que ya no pudo soportarlo más,  vio la luz  filtrarse por la ranura antes del suelo,  algo que no había notado antes,   lentamente  abrió la pieza de madera que los separaba,  sin tocar tampoco esta vez,  de lo que sus ojos necesitaban apreciar, todo estaba igual que cuando  dejo la habitación del ojiazul dos horas antes,  con la única diferencia de que Naruto yacía  dormido sobre la cama abrazado a la almohada y sin nada que lo cubriera,  se acerco para ver su rostro llevándose una  desagradable sorpresa.

- "Estuviste llorando. ¿Por qué?,  fui yo el que hizo esto - notando una lagrima que descansaba,  aun sin secar,  en la nariz del rubio -   Me precio de ser una persona bastante discreta y mírame... acosándote a preguntas difíciles de contestar para cualquiera.  Lo siento,  pero tenía que saber,  ¡Dios! deseo tanto besarte.   Pensar que tus labios ya fueron tocados por otros me llenan de rabia y celos,   celos que no puedo reprimir y temo que en el momento menos pensado me hagan estallar forzándome  hacer algo que deseo desde hace tiempo... mucho tiempo"  

     Saco una manta del armario para taparlo y toco la frente del durmiente con sus labios en un suave beso,  lo miro por un instante antes de apagar la luz y serrar,  con sumo cuidado,  la puerta para no despertarlo,  regreso a su habitación y trato de dormir sabiendo que su pesadilla volvería a iniciarse al día siguiente,  aunque sin esperar que fuera por partida doble.

- ¡Naruto! ¿Estas listo? - Abriendo a puerta - ¡Ya sal de la cama,  zorro dormilón! - jalando la manta  y clavando sus ojos en el cuerpo semidesnudo del rubio "¿en que momento se quito la ropa? - ya que lo había dejado vestido la noche anterior.

- Si,  mami - sentándose en la cama y restregándose los ojos.

- Me enfadare contigo si vuelves a llamarme así ¿esta claro? - tragando saliva y volteando el rostro antes de que la sangre se agolpara en la parte baja de su cintura o saliera por su nariz.

- Esta bien  mami...  ¡Ups! lo siento,  esta fue la ultima.  Lo prometo - haciendo la señal de la cruz en su pecho mientras se ponía un  pantalón y camiseta.

- Vamos a desayunar.

- Si ma-Sasuke - al ver que el ojinegro lo miraba advirtiéndole.

- Siempre pareces levantarte del lado equivocado de la cama,  gruñón.

- ¿Estas buscando que te de un golpe?  ¡Llegarás a tu primer día de escuela con un ojo morado! - mostrándole su puño.

- ¡Gruñón! ¡Gruñón! ¡Gruñón! - pasando como un exhalación al lado del azabache rumbo a la cocina.

- ¡Tú te lo buscaste! - corriendo tras él  sintiéndose feliz de que la tormenta de la noche anterior en el animo de Naruto hubiera pasado.  

- ¡Espera,  me rindo! No lo diré de nuevo, tal vez - poniendo sus manos al frente antes que el azabache se le acercara.

- Ya que no vale la pena golpearte,  de castigo limpiaras los platos por una semana.

- Prefiero eso,  ha tener que dar explicaciones  del porque llevo un ojo disfrazado de pirata - sentándose a la mesa.

- Ya cállate y come.

- Si,  mi capitán - saludando con la mano en su frente.

- ¡Naruto!

- Ya,  ya,  no te alteres o me vas a obligar hacer un motín - metiéndose un trozo de huevos revueltos en la boca.

- ¿Sabes lo que les hacían a la gente que proclamaba un motín?

- ¿En que quedamos? ¿Quieres que responda o quieres que me calle?  Decídete,  haces que me confunda.

- Solo,  come - dándose por vencido.

- ¡Te gane! - con una sonrisa burlona mientras hacia que sus cejas bailaran la danza del triunfo.

- ¡Cachorro!!

- Palabra que dices,  bocado que pierdes  ¿A dónde vas? ¡Todavía no terminas tu desayuno! - al ver al ojinegro levantarse de la mesa.

- No creo que pueda seguir comiendo el desayuno encima tu cabeza ¿o si? - tentado a ponerle los huevos revueltos de sombrero.

- ¡Luego no me culpes si te desmayas en plena calle por inanición! - terminando apresuradamente lo que quedaba en el plato hasta casi atragantarse.

- ¡Me voy! - grito el azabache abriendo la puerta.

- ¡Espera por favor!! - casi ahogándose con el jugo de naranja.

- Eres un desastre,  ni siquiera te cepillaste los dientes - caminando con sus manos en los bolsillos

- ¡Es tu culpa! ¡Todavía nos quedaba suficiente tiempo para llegar,  baka!

- Te daré un pellizco por cada vez que me llames baka.

- ¡Y yo un mordisco en la oreja por cada vez que me digas torpe,  dobe,  tonto o cualquier otro piropo que se te ocurra! - grito con ironía.

- Preferiría otra cosa - murmuro para si el azabache.

- ¿Eh? ¿Dijiste algo? - poniéndose delante del azabache.

- Casi llegamos.

     Efectivamente,  como a doscientos metros estaba la entrada de la escuela que seria el hogar del rubio por los próximos tres años,  una gran área de jardines precedía a la entrada del edificio principal, teniendo el gimnasio a la derecha y una pista de atletismo a la izquierda,  por lo demás,  era como la gran mayoría de las escuelas en Japón ya que todas parecen haber sido hechas por el mismo arquitecto.

- ¡Buenos días,  amigo! Vaya,  vaya, ¿Qué tenemos aquí? Estas muy bien acompañado el día de hoy,  Sasuke - dijo un joven de cara circunspecta,  cola de caballo en lo alto de su cabeza y ojos inquisidores.

- Buenos días  - contesto el azabache como si estuviera dándole una limosna a un pobre,  o sea,  sin detener el paso.

- ¿Vas a presentarme a tu acompañante o tengo que hacerlo yo mismo? - el azabache no se dio por enterado.

- Hola,  soy Uzumaki Naruto,  tú debes ser Shikamaru ¿no es así? - Viendo de reojo la molestia en el rostro del azabache -  También estudiare en esta escuela - extendiendo su mano.

- Es un placer conocerte,  créeme.  Al parecer alguien se ha dado a la tarea de ponerte al corriente sobre mi persona,  espero que solo de las cosas buenas al menos. - Mirando al ojinegro - Estoy seguro de que tú presencia dará un poco de color a mis días grises.  Tenerte como compañero,  amigo... o quien sabe que más,  será emocionante.- la mirada del azabache se endureció - Vendrá a ser todo un reto para mi.  Algo interesante en que ocuparme - estrechando la mano del rubio  en una caricia - Y dime, ¿estarás en el mismo salón que nosotros? - acercándose un poco más.

- Así lo solicite,  ya que no conozco a nadie más aquí aparte de Sasuke.

- Y ahora a mi,  me gustaría mucho que te sentaras a mi lado,  ya que Sasuke tiene compañía,  una chica,  bastante persistente en atraparlo.

- Ya veo,  los que parecen  callados e inteligentes  siempre gozan de buena suerte con las chicas.  Los creen misteriosos e interesantes. - forzando una sonrisa - Por mi no hay problema,  no quisiera estropear un floreciente romance.  Cupido no me lo perdonaría,  de seguro se olvidaría de mí en castigo

- es una promesa entonces,  creo que tú y  yo... nos llevaremos muy bien - guiñándole un ojo en complicidad.

- ¡Naruto,  aléjate de ese tonto o  te pegara su estupidez! - parado a unos cuantos metros de ellos.

- ¡No molestes!  ¡Solo nos estamos conociendo mejor,  aguafiestas! - Grito su amigo de cola de caballo - tengo algo que hacer antes de entrar a clases,  nos veremos después - tocando el hombro del rubio,  la sangre del azabache se encendió como antorcha olímpica...

- Si que sabes como arruinar un buen momento,  estaba teniendo una amena conversación con Shikamaru,  es muy agradable.

- No te confíes demasiado de las personas agradables. También tienes sus defectos  y no todos son buenos - el cachorro lo miro con paciencia.

- ¡No olvides tu promesa,  Naruto!! - recordó Shikamaru levantando su mano a lo lejos,  el ojiazul contesto el saludo con una sonrisa.

- ¿Qué tiene? ¿Ha matado a alguien,  le gustan las películas sangrientas,  molestar mascotas o quizás es que...  no es tan agrio como tú? Si no es nada de eso... ¡es perfecto! - abriendo sus brazos para recalcar su opinión.

- Jamás  me has visto realmente enfadado,  puedo llegar hacer cosas que ni siquiera se te pasan por la cabeza - mirándolo intensamente.

- Pierdes tu tiempo si crees que me asustas  baka ¡Heeeyy! - Sintiendo el pellizco del azabache en sus costillas - ¡eso dolió mucho,  demonios! - sobándose la parte.

- Si no doliera no seria un castigo ¿no crees?  Otra cosa... ¿de que promesa estaban hablando? - tenia que saberlo por que si.

- ¡Moooh...!  Me  saldrá un morado en mi lindo cuerpecito, ¡rayos,  Sasuke! ¡La próxima vez modera tu fuerza! ¿Quieres? - con la mano puesta todavía en la parte del pellizco.

- ¡¿Es que acaso habrá una próxima vez?! Lo dudo puesto que eres un cachorro llorón... lo de la promesa - ¿creían que se le había olvidado?

- Nada especial. Le dije que seria su compañero de pupitre en clases.

- ¿Por qué hiciste tal cosa? - con ganas de agarrarlo y sacudirlo hasta que perdiera el sentido.

- No puedo sentarme contigo puesto que ya tienes compañía ¿Vas hacer un problema por eso? Además de que...  no podría hacerles eso a ti y a tu  "casi"  novia,  no seria justo,  él se ofreció así que le dije que si.

- ¿Eso fue lo que te dijo? ¿Qué era mi novia? "¡Voy a matarlo! ¡Por dios,  que lo hare!"

- No específicamente,  pero es lo que me dio a entender,  esta discusión no tiene sentido...  es una tontería,  siénteme donde me siente,  estamos en el mismo salón ¿o no? - adelantándose unos pasos al moreno.

     El timbre sonó dando principio a las clases,  después de que el profesor presentara al nuevo alumno,  Shikamaru levanto su brazo para indicarle al rubio donde estaba,  justamente en la grada superior del asiento del azabache pero al otro lado del salón con el pasillo de por medio,  el rubio llamo mucho la atención entre la mayoría de los alumnos de ambos sexos.

- ¡Vaya! Creo que vas a ser muy popular en esta escuela - decía en voz baja el Nara.

- ¿Tú crees?  "¡Por dios,  en todos lados siempre es lo mismo!"

- Definitivamente...  rara vez me equivoco.

- A decir verdad,  prefiero pasar desapercibido,  es muy molesto tener a tanta gente pendiente de todo lo que haces o dices.

-  No hablo mucho con los demás,  aunque  creo que eso cambiara contigo por aquí.  En realidad me gusta observar,  puedes saber muchas cosas con respecto a las personas solo observando.

- Entonces no se que haces aquí,  deberías dedicarte a  ser espía o detective privado jajaja - riendo por lo bajito.

- Tienes razón, lo pensare como profesión alternativa - riendo con el rubio.

     El azabache partió en dos el lápiz con el que estaba escribiendo mientras observaba de reojo la escena al otro lado del salón.

- No esta nada mal ese chico ¿Es amigo tuyo,  Sasuke? - Preguntaba una rubia a espaldas del ojinegro - Mmm... deberías presentármelo,  esta como para comérselo con todo y ropa - lanzando una mirada depredadora hacia el cachorro

- "¿Cómo? ¿Cómo podre apartarlo de esta jauría de lobos hambrientos de carne fresca? Y más importante que eso... ¿Qué hare para que él no se interese por ninguno? ¡Rayos,  esto va a ser una tarea titánica!  Sin mencionar que tampoco quiero que se de cuenta de los celos que me causa verlo cerca de otra persona"

     La campana de medio día dio aviso a los estudiantes de que era hora de llenar sus estómagos antes de la siguiente tortura.

- Hora de reponer energías, ¿trajiste algo Naruto?

- No,  en realidad pensaba comer en la cafetería.

- Olvídalo,  si es que no quieres hacer un viaje al hospital.

- ¿Tan mala es la comida de aquí?

- Digamos... que es como la de las prisiones,  sosa, y sin ganas de repetir,  compartiremos el mío ¿te parece? - tratando de acortar la distancia de ser desconocidos entre ellos.

- Pero es tu almuerzo.

- Que da para un regimiento,  mi madre piensa que estoy muy delgado y se la pasa queriendo atiborrarme de comida a como de lugar.

- en realidad,  yo pensaba comer con...

- ¿Sasuke?  Observa... - señalando al pupitre del azabache - todos los días es el mismo cuento - un montón de chicas lo rodeaban pidiéndole que almorzara con alguna de ellas.

-  Es bastante popular para ser tan serio,  ni modo,  acepto tu oferta.

-  Bien,  aprovechare para mostrarte los alrededores de la escuela,  vamos - pasando su brazo por los hombros del rubio.

     El ojinegro trataba de mirar por encima de las cabezas del enjambre de féminas hacia el puesto del rubio y compañía,  pero solo pudo verlos cuando salían del salón con el brazo del Nara sujetando a su cachorro,  demasiado, digamos...  amigable,   lo que lo hizo estallar al por mayor

- "¡Ese condenado de Shikamaru! ¿Crees que dejare que sea tu próxima victima?" ¡¿Quieren dejarme en paz de una vez?!  ¡Apártense o yo las quitare  a golpes!! - las chicas retrocedieron asustadas,  nunca antes  habían visto al ojinegro reaccionar de ese modo.

      Salió a toda prisa del lugar para intentar encontrar por los jardines de la escuela a los dos escapados, lo más rápido posible,  no quería dejarlos solos por mucho tiempo sabiendo los gustos del Nara en lo que a chicos se refería.

- ¿Desde cuando conoces a Sasuke? - ambos sentados el la hierva a la sombra de un árbol.

- Desde niños,  ¡eso se ve delicioso! - mirando el contenido,  bastante generoso,  de la caja del almuerzo del moreno.

- Come cuanto quieras,  mi comida es tu comida.

-No digas eso o podrías arrepentirte,  aquí donde me ves, trago como león hambriento dejado de alimentar por una semana.

- Yo más bien diría que pareces un zorrito dorado...  igual de gracioso y sobre todo bastante ingenioso, diría yo.

- Eres el segundo del día que me llama así,  aunque creo que tu comparación no es justa, para los zorros quiero decir,  son más inteligentes que yo,  además... ¿Dónde has visto un zorro con ojos azules?

- ¿Quién fue el primero? - queriendo saber quien era la competencia ya que el rubio le había gustado a primera vista.

- Sasuke.

- ¡Hmph! Nunca creí que estuviéramos de acuerdo en algo,  por esta vez tengo que darle la razón a ese gruñón terco con personalidad de viejo jubilado, jajajaja...

      Las risas de ambos chicos alertaron al azabache del lugar en el que se refugiaban,  sin perder tiempo,  se acerco a ellos con un nudo en la garganta y  grandes deseos en sus  puños por golpear al moreno hasta hacerlo papilla.

- ¡Naruto!

- Ah,   Sasuke ¿Y bien? ¿Cuál de todas fue la afortunada en conseguir almorzar contigo? No mencionaste que fueras tan popular,  picaron - guiñándole un ojo.

- Te lo dije - susurro el Nara.

- Casi es hora de volver a clases ¿Terminaste? - en un tono cortante.

- Al menos mi parte, ¿Shikamaru? - señalando el envase de comida.

- Tengo el estomago lleno... aunque no los ojos - mirando intensamente al rubio frente a él,  era la primera vez que el Uchiha lamentaba haber conocido a semejante personaje como lo era el moreno.

- Adelántense ustedes,  debo ir al baño antes de entrar - dijo el rubio corriendo hacia el edificio de aulas.

- Es divertido,  sexi y me agrada - dijo el Nara con un brillo especial en sus ojos.

- Será mejor que ni lo intentes.  Quítate esa idea de la cabeza - con voz amenazadora.

- ¿Podría saber porque?

- No es de los tuyos,  así que deja de insistir en ello. Me dijo que tenía  novia antes de venir aquí -  queriendo desalentar al Nara.

- Como si una novia fuera a desanimarme,  eso lo hace más interesante aun.  Me gustan los retos - afilando su mirada.

- ¿Nunca te cansas de interferir en la vida de los demás? - agarrándolo por el brazo.

- Lo que no logre contigo,  tal vez lo consiga con él ¿algún problema? - mirando seriamente a los ojos del azabache.

- Shikamaru,  te lo advierto,  es mi amigo y no dejare que lo dañes por un capricho  - amenazándolo con la mirada.

- Eso no lo decides tú ¿o si? - soltando su brazo de la tenaza de los dedos que lo aprisionaban.

       Al volver al salón el rubio ya estaba en su lugar esperándolos.

- ¿Por qué se demoraron tanto? - pregunto al Nara al sentarse a su lado.

- Nos entretuvimos intercambiando algunas impresiones,  nada  en particular.

- detecto algo de tirantes entre ustedes dos ¿se pelearon o algo así?

- Nada parecido,  es solo que él tiene su forma de ver las cosas y yo la mía, no siempre coincidimos en nuestros puntos de vista - tomando su puesto.

- dímelo a mi,  es demasiado serio e inquisitivo,  además de que siempre quiere tener la razón.

      El azabache estuvo el resto del horario de clases sin poderse concentrar,  y con las palabras del Nara rondando en su  cabeza,  los demás lobos perdían importancia ante las garras del lobo principal de la jauría,  normalmente,  el moreno conseguía lo que se proponía sin hacer demasiado esfuerzo,  pero Naruto era otra cosa... estaba seguro de que él no cedería a ninguna provocación del Nara por muy mínima que fuera,  Naruto era un chico normal... para su desgracia,  pensaba el ojinegro,  a la hora de la salida...

- ¡Una motocicleta! ¡Grandioso! - menciono el ojiazul con emoción.

- Se ve que te gustan - comento el Nara.

- ¿Bromeas? ¡Me encantan! - con un brillo extra en sus ojos.

- Entonces,  ¿Qué te parece si damos un paseo y luego te llevo a casa? - ofreciéndole el casco adicional al rubio.

- ¡Genial! ¿Puedo? - pidiendo la opinión del azabache sin saber la razón.

- No,  no puedes - agarrándolo por el brazo para que caminara con él.

- ¡Pero,  Sasuke! ¿Por qué no? - inflado de cachetes y boquita de pecado.

- Soy responsable de ti y no me lo estas poniendo fácil,  mientras vivas conmigo seguirás mis reglas ¿entendido? - sin soltarle el brazo.

- ¡Será en otra ocasión, Shikamaru! - levantando su mano para despedirse del moreno.

- Sasuke, ¿lo quieres para ti? - Viéndolos a lo lejos - no si lo consigo primero.

- No la habrá hoy,  ni ningún otro día ¿Esta lo suficientemente claro para ti? - atrayéndolo hacia él para no tener que gritar en plena calle.

- ¿Por qué siempre eres así? - ladeando su cabeza al mirar al azabache.

- ¿Así como?

- Espantas a todo el que intenta acercarse a mi igual que cuando éramos pequeños,  recuerdo que casi nunca permitías que los demás niños jugaran conmigo, era algo  te enfadabas mucho,  e incluso  pasabas  días enteros sin hablarme cuando no te hacia caso.

- solo,  solo quería protegerte.

- ¿Protegerme de que? ¿Ensuciaran mi ropa,  me empujaran de alguno de los columpios,  me quitaran el almuerzo? Todos nos llevábamos bien,  éramos buenos amigos - haciendo memoria - ¿entonces porque...?

-  Eres demasiado ingenuo,  algunos de ellos, "incluyéndome",  querían de ti algo más que una simple amistad,  tenia que estar atento por ti ya que parecías no darte cuenta de lo que en realidad buscaban.

- ¿Así que ahuyentabas a cualquiera que pudiera representar una posible relación amorosa para mi? mal hecho de tu parte,  podría haber encontrado  mi alma gemela entre todos ellos - no le faltaba razón -   Pareces un amo al que no le gusta pasear a su mascota  para con eso evitar que encuentre pareja,  es como si la castrara.

- ¿Qué dijiste? Así que eso es lo piensas, además... ¿de que relación amorosas estas hablando? ¡Todos éramos varones! ¿crees que quiero tenerte amarrado? - abriendo la puerta del departamento.

- Como un matrimonio obligado,  hasta parece que estuviera en arresto domiciliario - la boca del Uchiha no se movía -  es broma -  entrando después del azabache.

- No sonó como si lo fuera - tirando las llaves sobre la mesita - si tienes algo que reclamar ¡hazlo!

- ¡¿Qué es lo que sucede contigo?! ¡Rayos!! Toda esta tonta discusión... ¿solo porque quería dar un paseo con Shikamaru? - echando chispas por los ojos.

- ¡Yo discuto!  ¡Tú te vas por las ramas evadiéndola,  igual que un zorro!

- ¡No se que es lo que tanto te molesta! ¡Es absurdo! - agitando sus brazos.

- Que no te des cuenta de las cosas ¡es lo que me molesta!

- ¡Vete al cuerno! - encerrándose en su habitación.

- ¡Eso es,  huye! ¡Siempre haces lo mismo cuando te sientes acorralado,  zorro! - desplomándose en el sillón con las manos en la cabeza - cachorro terco...

     Después de un rato y sintiendo que las aguas se habían calmado el rubio se presento de nuevo en el salón con dos sodas en las manos como ofrenda de paz.

 

Continuara...

Notas finales:

¡Hola, chicos y chicas! Otra historia para los amantes del Sasuke/Naruto, diviertanse mucho y muy pronto les subire el final.

besossss para todos y chaito

                                                Nessa Yaoi


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