Talvez no puedo decir que la verdad la sé ó que tengo la respuesta a mis propias preguntas; Pero si sé que dentro de mi cabeza giran un millón de preguntas sin responder. Preguntas que solo yo puedo responder. No se si lo que siento por ella es amor propio o solo admiración, pero si, que cuando la conocí algo sucedió, algo que no sentía hace mucho tiempo, pero esta vez fue mas intenso que nunca.-
La conocí un invierno, había una lluvia muy intensa y un viento poderoso; Ella se acerco a mi, y me preguntó "¿Estás bien?”; Yo solo la mire y le respondí fríamente con un "Sí" y volví a la mirada vacía.
- Puedo sentarme a tu lado- me preguntó ella.
- Claro- respondí fríamente.
Todo quedo en silencio. Nos encontrábamos bajo el techo del patio del colegio.
-Puedo preguntar tu nombre- me dijo ella un poco tímida
- Yamato .... ¿Y el tuyo?
- Sashiko- me respondió ella, con su dulces voz- qué haces aquí tan sola y triste.
- Nada, solo pienso- respondí con un poco mas de interes.
- No pienses tanto las cosas, a veces debes dejar de pensar y escuchar tu corazón- me respondió dulcemente
- Tal vez... ¿Y tú qué haces aquí?
- Te vi muy triste y decidí venir aunque fuese sacarte una sonrisa- respondió ella, mirándome algo sonrojada.
Yo le regale una tímida sonrisa y ella se puso muy feliz.
Me pareció muy extraño que alguien se acercara a mi, solo a ver una sonrisa mia.
- Tienes una sonrisa muy bella- me dijo ella.
Yo solo me sonroje.
Recuerdo que aquel día hablamos de muchas cosas, que para mi eran tan simples, pero para ella eran un tesoro que debía esconder.
Quedamos de vernos al día siguiente.
No se que sentí aquel día, no podía explicarlo, pero era una sensación de alegría que no podía expresar. Ella poco a poco fue haciendo que mi corazón de alejara del frio invierno y que comenzara a ser mas cálido y yo una personas mas feliz.
Un día quedamos de salir juntas, después del colegio. Ya casi era la hora y ella llegó corriendo hacia mi, me dio una tierna sonrisa; Yo solo le acaricie su pequeña cabeza.
Caminamos en silencio, creo que ella un poco nerviosa, no dejaba de mirar sus manos; De pronto sentí su mano entre la mía y vi su rostro sonrojado que me miraba avergonzada. Yo la mire con una sonrisa. Continuamos nuestro camino en silencio.
Llegamos a una plaza muy bella, ya comenzaba la primavera, las flores comenzaban a nacer salían los primeros rayos de sol y el aire era muy agradable.-
- Quédate aquí- le dije
Ella solo asintió con la cabeza.
Después de un momento llegue con unos chocolates, yo sabía que eran sus preferidos.
- Ya regrese y mira lo que compre- le dije mostrándole los chocolates.
- Que rico!- exclamó ella- ¿Puedo comer?- sus ojos brillaban de felicidad.
- Claro, pero busquemos un lugar- le respondí
Ella tomo mi mano y me llevo dentro de unos juegos para niños. Nos sentamos y cominos los chocolates.
- Gracias por los chocolates- me dijo, limpiando mi rostro.
Yo sonrojada le dije-no es nada, gracias a ti por darme este momento.
Ella tomo un chocolate y lo paso por mi rostro.
- ¡Qué haces!
- jajaja... estas toda embarrada- me dijo apuntando mi rostro son su dedo embarrado de chocolate.
Yo tome un chocolate e ise lo mismo.
Estuvimos así, hasta que se nos acabaron los chocolates.
- Tienes toda tu cara embarrada... jajaj- me dijo
- Y tu también, pareces un verdadero chocolate- le dije entre risas. Tome sus dedos y comencé a lamerlos.
Ella estaba muy avergonzada.
-Tus dedos saben muy bien- le dije
Ella se acercó a mi rostro y lamió mi mejilla- tu también sabes muy bien- dijo con una sonrisa.
Así estuvimos comiendo nuestro propio chocolate; Ella lamiendo mi rostro y yo, sacando con el dedo el chocolate que tenia en el rostro.
- Me gustas- me dijo ella de pronto
Yo quede sin palabras.
- Me gustas mucho- me dijo nuevamente
Yo aún no sabía que decir. Tome sus rostro con mis manos y la acerque lentamente a mis labios
- Tu también me gustas- le respondí
Ella cerro sus bellos ojos y unimos nuestros labios, nos dimos un tierno beso, un beso que nunca olvidare.
Creo que ha sido el beso mas hermoso que me han dado en la vida. sus finos labios con chocolates hacían que el momento fuese mas dulce.
- Me gustas mucho- le dije por última vez. Y la volvi a besar.
Al acabar nos abrazamos y quedamos sentadas dentro de los juegos. Ella se quedo en mi pecho, yo le acariciaba su negro y largo cabello.
Creo que fue el momento mas bello de mi vida, el momento más romantico y perfecto.
Sus besos eran tan cálidos que me quemaban la boca, pero a la vez tan dulces y tiernos.
Para ella, yo era su chocolate, y para mi ella era mi manjar. Complementadas perfectamente para lograr algo perfecto, dulce y sabroso.
Continuara...
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