Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi razón para vivir... por Tsukiyakawa_Hikaru

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Algo que comenzó como una descarga de sentimientos frustrados, terminó siendo un fic muy... emo >_> Y aún así, este fic tiene dueña, a la cual se lo debía desde septiembre del año pasado.

Para ti my honey, espero que te guste aunque sea emo u_u.

Siempre me pregunté cuál era el significado de mi existencia, por ende pensaba también cuál era mi propósito en la vida.

Ser infeliz, pasar tristeza toda tu vida, no poder decir lo que piensas, tenerle miedo al futuro, llorar, fracasar… Hacerte el fuerte mientras por dentro te rompes en mis pedazos que nadie se preocupa por recoger. Ése es tu propósito en la vida.

Al final todo era una vil mentira. Todos tienen una careta que tarde o temprano se les cae, todos son falsos y te ilusionan al máximo para después dejarte tirado como un maldito trapo de piso, sin importarles una mierda lo que hagan con tus sentimientos y corazón… Todos mienten para después lamentarse y llorar con lágrimas de cocodrilo con el único objetivo de recibir el perdón y volver a cometer una y otra vez el mismo acto que te destroza tanto por fuera como por dentro.

Qué grande es el cinismo y sadomasoquismo de la raza humana, ¿no? He ahí mi odio existencial hacia la gente, siempre pensando en su propio beneficio y como salir bien parada ante cualquier situación… A veces los envidiaba, ellos pueden restringir sus emociones para cometer sus actos, pueden dejar de tener sentimientos en un abrir y cerrar de ojos para hacer sentir el sanguijuela más asquerosa del mundo a cualquier ser viviente y con corazón que se les cruzara.

-No seas… idiota, ¿para qué lloras? No… no lograrás que los demás te tengan compasión por… derramar un par de lágrimas…- Me dije a mi mismo entre sollozos, limpiándome el rebelde líquido que corría por mis mejillas con brusquedad, dejando más rojos mis ojos… si es que eso era posible; una vez que me calmé me senté en el borde de mi cama mirando el suelo de la habitación –Quiero estar contigo, pero siento que ya te amargo demasiado la vida, no quiero hacerte sufrir con mi propio sufrimiento, ya… no quiero que llores conmigo cada vez que pierdo la fuerza. Enserio… no quiero- Decía al aire, volviendo a llorar ahogadamente para no ser escuchado en la casa. Esa mujer seguía ahí todavía y si escuchaba que estaba llorando se sentiría bien al conseguir lo que quería… pero ¡no! tenía que hacerme el fuerte por lo menos para ocultar mi llanto, no le daría el gusto de enterarse de mi debilidad, no lo haría.

Volví a recostarme en la cama esta vez boca abajo para poder enterrar mi cara en una almohada y descargarme sin temor a ser escuchado…

Hasta los nueve años fui feliz, tuve los mejores padres del mundo que se amaban como nadie más podía hacerlo. Me sentía tan orgulloso de haber nacido de ese amor tan sincero y puro que se emanaban, siempre con una sonrisa en mi rostro. Simplemente pensaba que mi vida era perfecta y que esa felicidad me duraría para siempre… pero me equivoqué… Nada, y recalco, NADA es para siempre. Ese ambiente tan cálido que había en mi familia se rompió en mil pedazos, y hasta hoy no sé por qué pasó todo eso.

Después de cuatro malditos años viviendo con mi madre en una cuidad situada en el fin de este patético mundo, volvimos a la cuidad donde me crié, y ciertamente pensé que las cosas cambiarían para bien, que mi progenitora se calmaría un poco y dejaría de haberme sentir la mierda del planeta y que tal vez, y sólo tal vez… mis padres se llevarían un poco mejor.
Y las cosas se calmaron por… ¿uno, dos años? No lo recuerdo bien, pero así estuvieron. Iba y venía de la casa de mi padre bajo los horarios que mi madre me ponía para regresar, pero mientras pasó el tiempo me fue hostigando el tener que volver siempre a la hora que ella me decía, en cierta forma no me gustaba recibir órdenes y cabe destacar que ya era lo suficientemente grande como para decidir cuánto tiempo debería pasar en cada casa… Y a lo mejor ese fue mi gran error. Después de un tiempo comencé a pasar más tiempo en casa de mi padre y eso causó los celos de cierta mujer que me llevó 9 meses en su vientre, quién desde entonces ha causado todas mis penas y que me preguntara si mi vida cobra algún sentido para alguien.

 

El sonido del despertador me sacó de mi pesado sueño. Di un bostezo al levantarme y noté que mi vista estaba muy nublada, creo que era consecuencia de haber llorando toda la noche, algo muy cotidiano últimamente.
Me había quedado dormido con ropa, así me dispuse a ir al baño a darme una ducha rápida y ponerme el informe, después de todo ya era lunes y para mi gran alivio debía asistir a clases.

Una vez estuve listo tomé mi mochila, bajé al living y salí de mi casa. Mi madre ya se había ido a trabajar como de costumbre y yo no tenía ánimos ni hambre como para hacerme de desayunar… mejor compraría algo en el colegio y listo.

-Kono taiyou wa yoru mo kagayaite… yume wo miru…- Iba cantando la melodía que escuchaba en mi Ipod, esa canción la tenía tan pegada desde hacía un tiempo ya y continuamente la escuchaba… ‘El sol también brilla de noche’ Pensé y reí con ironía, ¿qué sería de los humanos si el sol también estuviera de noche? Incluyendo la escasez de horas de sueño, habría más escuela, muchas más cosas que hacer, todos estarías irritados por la maldita luz y el calor que este astro produce… No habría noches de festejos para inútiles sin vida sedientos de mujeres y sexo… En fin, si el sol brillara de noche la humanidad estaría peor de lo que está ahora, incluso yo que algunas noches de mi vida las usé para pensar y derramar lágrimas por lo miserable que es esta existencia tan vacía…

De repente comencé a sentir un escalofrío en mi nuca, esa sensación era característica de las veces que te clavan la mirada y no te la sacan de encima por nada; miré hacia atrás pero no vi a nadie que pareciera mirarme, sólo veía a humanos adolescentes que caminaban rumbo al mismo colegio al que yo asistía. Le resté importancia y seguí caminando, pero de nuevo volví a sentir esa sensación en mi nuca y me asusté, creí que me estaba volviendo más loco de lo que ya estaba. Miré hacia atrás y no había nadie, entonces volví la vista al frente, encontrándome de lleno con tu cara…

-Buenos días!- Dijiste enérgico, al tiempo que yo me tiraba para atrás y daba un pequeño alarido por el susto.
-¡¿Eres idiota o me quieres matar de un infarto?!- Te grité sacándome los auriculares y me sonrojé un poco al notar su cara de inocencia.
-Ninguna de las dos cosas, sólo quise saludarte- Hablaste  suavemente, sonriendo como si nada hubiese pasado.
-¿Es mucho pedir que me saludes como la gente normal, en vez de que te tengas que aparecer así de repente, Satoshi?- Pregunté medio molesto.
-¡Yo soy normal! Además te llamé y no me respondías, así que quise vengarme~- Contestaste con la misma sonrisa de antes.
-Aaaah~ ¿qué voy a hacer contigo?- Suspiré.
-Lo mismo que hacemos todas las noches Ryo, tratar de conquistar el mundo- Respondiste con simpleza.

Y así hablando incoherencias nos la pasamos gran parte del camino al colegio. Te conocí unos meses después de haber vuelto a esta cuidad, al principio tú mismo te habías autonombrado como mi mejor amigo, cosa que no me gustó. Tú siempre estabas sonriendo y eso me molestaba, pero poco a poco fui cediendo y acostumbrándome a tenerte como ‘mejor amigo’.

Entre todo lo que hablamos no me di cuenta que ya estábamos en el colegio y como siempre allí cerca de la puerta esperaban los otros dos cara de nada que conformaban mi pequeño y monótono grupo.

-Buenas!- Saludaste tú, yo sólo me limité a levantar la mano.
-Tú siempre tan hablador, ¿eh, Ryo?-
-Cállate, Shuu-gordo-
-Ey! Más respeto a tus mayores- Dijo ofendido, no le gustaba que le llamaran gordo.
-Tú empezaste- Le dije cortante, creo que esa mañana no me había levantando con los ánimos para pelear con Shuu.
-Ya párenle, ¿quieren? Demasiado tengo que aguantarme a uno, no quiero tener que aguantarme a dos-
-Está bien Nii-kasan- Respondimos Shuu y yo al mismo tiempo, cosa que provocó una mirada de demonio en Nii y una carcajada tuya.

Entre conversaciones, insultos, bromas y demases, tocó el timbre para entrar a clases; el salón de Nii y Shuu estaba en la planta baja, el mío estaba en el segundo piso al igual que el de Satoshi y mi salón le quedaba de paso, siempre me acompañaba.

-Nee, Ryo…- Hablaste.
-¿Hum?-
-¿Te pasa algo?- Tu tono sonaba preocupado, temí porque te dieras cuenta…
-A mí nada, ¿por qué lo preguntas?- Respondí haciéndome el despreocupado.
-Porque tienes los ojos medio rojos y estás pálido…-
-Ahahaha qué cosas dices Sato, a mi no me pasa nada, haha…- Me sentía tan mal por mentirte y reírme de esa forma tan cínica, pero era lo mejor, ya no quiero hacerte sufrir más…
-Hum… ¿Ryo?- Dijiste, yo sólo te miré –Sabes que puedes decirme lo que quieras, ya te dije que cuentas conmigo para todo- Sonreíste y si no hubiera sido porque ya estábamos en mi salón y me metí al instante, me hubieras visto llorar.

Me siento tan mierda haciendo esto… haciéndote esto. Eres una persona muy importante para mí y muchas veces tuviste que arrancarme las palabras para que te contara qué me pasaba, ¿por qué te hago esto? Mi amigo, mi mejor amigo, alguien muy importante para mí… la persona más importante para mí. Tal vez por ello es que no quiero decirte nada y ahogarme sólo, porque sé que si te llevo conmigo, sólo sufrirás y no quiero.
Si te enteraras de lo gay que estoy pensando, sumado el hecho de no decirte nada de lo que me pasa, me golpearías y nunca más en la vida me volverías a hablar, ¿y sabes qué? Me lo merezco, después de todo no estoy siendo totalmente sincero contigo, y al fin y al cabo todo el mundo se termina alejando de mi tarde o temprano. No, yo no quiero que te vayas de mi lado, pero si tengo que elegir eso y que no sufras, prefiero que te alejes e hicieras como que nunca me conociste.

-Sato…- Susurré.
-¿Qué?- Preguntaste inocentemente DEMASIADO cerca de mi rostro, haciéndome saltar hacia atrás.
-¡DEJA DE ASUSTARME ASÍ!- Grité.
-¡PERO SI TE HABLABA Y NO ME CONTESTABAS!- Gritaste tú.
-¡NO ESTABA PRESTANDO ATENCIÓN!-
-¿Qué te está pasando? Andas más oscuro que de costumbre- Dijiste preocupado. Miré a mi alrededor esquivando tu pregunta, no había nadie y supuse que era porque ya había tocado el timbre de recreo, y para variar, yo no me había dado cuenta.
-Ya te dije que no me pasa nada- Dije calmado.
-No me mientas, Ryo- Hablaste serio.
-No estoy mintiendo, ¡déjame en paz!- Te grité molesto levantándome de mi asiento y caminando hacia la salida, más no conté con el mareo que me vino al hacer eso. Todo daba vueltas, parecía que movían el piso y perdía el equilibrio. Lo último que recordaba era tu voz preguntándome qué me pasaba.

 

Una brisa fresca corría por mi cuerpo y sentía una cálida mano acariciar mi cabeza, se sentía tan bien.
Lentamente abrí los ojos, encontrándome con un rostro sonriente y una mirada tierna.

-¿Sato… shi?- Dije medio sorprendido de encontrarte así y más por estar recostado sobre tu regazo, más sin embargo estaba tan cómodo que ni siquiera me molesté en moverme.
-Hasta que despertaste- Sonreíste más, corriendo delicadamente unos mechones de pelo de mis ojos, con tus dedos. Me estremecí.
-¿Qué pasó?, ¿dónde estamos?- Pregunté confundido, sentándome para ver qué sitio era ese.
-Estamos en un parque, tonto, tú dijiste que viniéramos aquí-
-¿Yo lo dije?- Estaba más confundido, ¿qué hacía yo ahí, y contigo? Más aún ¿qué hacía yo durmiendo en tu regazo?
-Sí, tú…- Me miraste inocentemente, como siempre lo haces -¿Te pasa algo?- Medité un rato ante esa pregunta. No, no la contestaría con la verdad, no lo haría.
-N-No… No me pasa nada- Sonreíste suavemente y te acercaste a mi, tomaste mi rostro entre tus manos y me besaste. Por un momento me dejé llevar pero luego reaccioné, sin cortar el beso. ¿Qué hacías?, ¿por qué me besabas? Ahora estaba más confundido y aún así no me separaba de ti, por lo contrario, te correspondí ese beso, dándote paso para introducir tu lengua en mi boca e invitar a la mía a que jugara con ella.
-Te quiero- Susurraste cerca de mi oído al cortar el beso. Yo me sonrojé.
-Sato… shi…- Pronuncié casi inaudible.

 

-Satoshi… Satoshi…- Entre abrí los ojos, veía borroso pero igual distinguía el blanco de la habitación. ¿Estaba muerto?
-¿Ryo-kun?- Habló una voz que me terminó de despertar por completo.
-¿Dónde estoy?- Pregunté, sentándome medio aturdido.
-En la enfermería, Ryo-kun. Te desmayaste y tus amigos te trajeron aquí hace unas… dos horas más o menos- La profesora a cargo de la enfermería, reconocía su voz ahora.
-¿Me… desmayé?, pero ¿por qué?-
-Falta de nutrientes, ¿no comiste nada en la mañana, verdad?- Me miró preocupada.
-Y-Yo…- No sabía qué decir, y no es que iba a decirle la verdad tampoco. Si no se la decía a Satoshi, ¿por qué debería contarle a una profesora?
-Satoshi-kun estaba muy preocupado por ti, hasta hace unos minutos conseguí que se fuera a sus clases, diciéndole que estabas mejor y durmiendo. Creo que deberías confiar más en él y contarle tus problemas, se ve que te quiere mucho- Me mostró una sonrisa después de eso y se alejó de mí. ¿Enserio te quedaste todo ese tiempo conmigo, Sato? Sonreí tristemente, de verdad soy mal amigo… soy una mierda –Ah, se me olvidaba- Habló ella de nuevo, acercándose a mi y dándome ¿jugo y esas cosas de chocolate que come Nii? –Uno de tus amigos me dejó esto para ti, junto con esta nota- ‘Shuu…’ Pensé, agarrando la nota y lo demás.

Más IDIOTA no puedes ser, ¿verdad? ¡¿CÓMO MIERDA SE TE OCURRE NO COMER NADA EN LA MAÑANA?! ¡¿TE QUIERES MORIR O QUÉ MIERDA?! Y no me vengas con eso de que quieres estar delgado, porque si es así, entonces eres un maldito metro sexual igual que Nii.
Atte. y con cariño, Shuu <3.

Shuu es el metro sexual aquí, pero eso no es importante. Espero te alimentes mejor, no quiero tener que darme otro susto como el que me diste hace un rato.
Nii.

¡MENTIRA! Yo no soy metro sexual, soy bien macho y sé que tú me amas por eso, Nii. De cualquier forma, te comes lo que te dejé o te golpearé, después hablaremos más seriamente.
Shuu, de nuevo.

Sonreí. Qué idiotas y aún así los quiero, tal vez mi vida no era tan mierda como pensaba, al menos tenía a ese par de idiotas que siempre me sacaban una sonrisa, pasara lo que pasara.

Espérame cuando toque la campana de salida, te iré a buscar.
Satoshi.

Leí cuando miré con detenimiento aquella hoja. Pasé saliva con dificultad. Seguro estabas enojado conmigo, y no te culpo, pero prefería tenerte enojado que llorando a mi lado. Soy un maldito masoquista, sin ti me siento vacío, como si faltara algo en mi corazón, pero a la vez me hace mal también verte mal a causa mía…

Comí lo que Shuu me había dejado y el resto del día me lo pasé en la enfermería haciéndome el dormido. Sinceramente no tenía ganas de ir a clases; tampoco quería irme a mi casa, todo menos tener que soportar a esa mujer desde temprano.
No sabía qué hacer, ¿me quedaría a esperarte? Tenía miedo, miedo de que estuvieras enojado conmigo, miedo de tener que contarte por qué estaba tan mal, miedo de hacerte llorar a la par mía. ¿Sabes? Hacerte llorar es el peor pecado que yo o alguien más podría cometer, y como tal, merecía un castigo.

Opté por esperarte, sea lo que sea que quisieras decirme, arruinaría peor las cosas si me iba y te dejaba plantado.
¿Qué decir?, ¿qué hablar?, ¿cómo empezar? Tantas preguntas y ninguna respuesta. Mi corazón latía rápido, tenía miedo, nervios… tantas ganas de verte, no sabía por qué, pero me sentía de esa manera, quería verte a toda costa aunque me dijeras que era la peor escoria de la humanidad, no me importaba, sólo quería tenerte a mi lado.

-Ryo-
-Hum…-
–Oye, Ryo-
-Déjame dormir…-
–Ryo, ¡despierta!-
-No quiero, aléjate-
–Contaré hasta tres y si no despiertas…-
-Si no despierto, ¿qué?-
-… te besaré-
-¡¿Qué?!-
–Uno-
-No…-
–Dos-
-No te acerques…-
–Tr…-
-¡NO!- Me levanté de golpe asustado, golpeando mi cabeza contra algo.
-¡Aaaah! Idiota, ¡ten más cuidado!-
-Tú eres el que tiene que tener más cuidado ¡Nadie te manda a querer besarme para despertarme, Satoshi!- Grité sobándome la frente.
-Es la terapia para despertar de Shuu, ahora ya veo que sí funciona- Dijiste con la mano sobre tu frente también.
-Voy a matar a ese gordo- Bufé un tanto ¿desilusionado? En cierta forma quería que me besaras, como en ese sueño…
-Después lo haces, ahora tenemos que irnos- Me dijiste serio.

Esperaste un rato hasta que me arreglara completamente, y luego salimos de la enfermería. El camino hacia la salida del colegio fue silencioso, ninguno de los dos dijo nada, ¿ya te habías dado cuenta, verdad?
Llegamos a la entrada pero nunca me percaté de que había empezado a llover, ¿cuándo había comenzado? Aaaah! Maldito tiempo de porquería.

-Genial, lo que me faltaba…- Bufé molesto. Amaba la lluvia, pero no cuando me sentía tan… así, me hacía sentir peor de lo que ya estaba.
-¿Ahora sí me dirás qué tienes?- Preguntaste seriamente, mirándome –Y no me vengas con eso de que no tienes nada, porque no es así. Te conozco y sé cuando estás mintiendo-
-Yo… yo…- Quería que un rayo cayera sobre mi en ese mismo momento.
-¿No confías en mí?- ¿Por qué tu cara estaba triste? No, Satoshi, por favor, no te pongas así… no…
-Sato… yo...- Tomé aire –S-Sí confío en ti, es sólo que… que…- Las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos sin que yo pudiera detenerlas, qué patético. Por un momento pensé que te enojarías, más muy por el contrario me abrazaste, fuerte, transmitiéndome tu calor, el cual me hacía llorar más.
-Qué estúpido de tu parte pensar que sufro más de lo que tú sufres cuando me cuentas las cosas que te pasan. ¿Sabes? Más tristeza me da no saber qué tienes y por ende no saber cómo ayudarte- Esas palabras me hicieron llorar más, suerte que ya era tarde y no había nadie en el colegio. Correspondí tu abrazo y me hundí en tu pecho para ocultar inútilmente mis lágrimas. Me sentía tan idiota y débil tan cerca de tu cuerpo, pero de igual manera no quería separarme, no quería que dejaras de abrazarme, no quería que dejaras de apretarme contra tu cuerpo, no quería dejar de sentir tu calor… o quería dejar de sentirte a ti…
-¿Quieres que te acompañe a tu casa?- Preguntaste cuando ya estaba un poco más calmado.
-¡NO!- Grité –No quiero irme a mi casa todavía, quiero… quiero quedarme contigo un rato más- Ante eso, escuché que te reías -¿Qué es tan gracioso?- No dijiste nada, sólo sonreíste y me abrazaste más.
-Bueno, entonces es mejor que vayamos a mi casa- Te reías tan hermoso que de verdad podría tomarse como pecado borrar una sonrisa de tu rostro. Vi que sacas uno de esos paraguas que se plegaban de tu mochila.
-¿Ya sabías que iba a llover?- Pregunté incrédulo.
-Ajá~ lo dijeron en las noticias de la mañana, ¿qué no viste?- Respondiste con simpleza.
-Sabes que no miro esas cosas…- Bufé mirando a otro lado.
-Cierto, tú eres de los que mira hentai como Shuu- Repusiste como pensativo.
-Cállate- ¿Para qué negarlo? En algún momento de mi vida tal vez había visto un poco de hentai…

Saliste y abriste el paraguas. Me estiraste la mano y te miré confundido, ¿querías que nos tomáramos de las manos? No lo pensé mucho, mi cuerpo reacción solo y tomó tu mano, la cual me acercó hasta ti, casi pegándome a tu cuerpo, quedando debajo de aquel paraguas.

Parecíamos una pareja caminando así de la mano. La poca gente que trataba inútilmente de resguardarse de la lluvia, nos miraban medio raro, pero a ti parecía no importarte, muy por el contrario te veías muy feliz, ¿acaso no e incomodaba que te creyeran cualquier cosa? Pensar eso me hizo sentir un poco raro, más no me solté de tu agarre.

-¿Te molesta que te agarre de la mano?- Me asusté al escucharte.
-N-No. Mientras no quieras violarme, está bien- Sonreí, burlándome.
-Eso iba a hacer cuando te encontré dormido en la enfermería, pero estaba la profesora ahí- Dijiste ¿molesto?
-Ya te me estas yendo para el otro bando como Nii, Sato. Pensé que eras normalito~-
-No es mi culpa que seas tan violable y besable-

Quedé sin palabras ante eso, tu tono no sonaba a juego, estabas… serio y ¡ah! Maldita sea, me sentía como esas quinceañeras que tenían mariposas en el estómago al escuchar que su ‘enamorado’ les decía una indirecta amorosa. No pude evitar sonrojarme, ¿decías eso para tratar de levantarme el ánimo, o por…

-¡RYO!-
-¡Ah! ¡¿Qué?!-
-Ya llegamos…- Avisaste señalando tu casa.

Entramos. No había nadie como era de costumbre ya que tu madre trabajaba hasta tarde. Ver el tu casa son nadie más que nosotros dos me recordó lo que me dijiste al poco tiempo de habernos hecho amigos, sobre que gracias a mi ya no te sentías tan solo… Me sentí tan malagradecido al recordarlo; tú también le diste un poco de felicidad y sentido a mi vida, más nunca te lo dije… supongo que siempre fue miedo a perderte, a serte sincero para que después te alejaras de mí, como hizo gran parte de la gente que he conocido a lo largo de mi vida, principalmente a los que consideraba mis ‘amigos’

Fuimos directo a tu pieza. No hacía ni una semana desde la última vez que había estado allí y ya tenías cosas nuevas sobre esa banda que tanto nos gustaba a los dos. Lo que más me llamó la atención fue el poster gigante que tenías en la pared, cerca de la ventana; yo me consideraba un fanático de esa banda, pero tú me pasabas por mucho. En realidad, tú me pasabas en todo, felicidad, edad, altura… pero así me gustabas.

-Algún día seré tan buen baterista como él- Dije sin darme cuenta, apuntando al batero de la banda de tu poster con la mirada.
-Ahaha, ¿sí? Yo cantaré como los dioses, y así formaremos una banda los dos juntos, ¿qué te parece?- Dijiste sentándote a mi lado en la cama.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).