En estas épocas debes tener cuidado inclusive de tu propia sombra debes cuidarte de cómo hablas, vistes, caminas etc.…
Yo…sabia que debía comportarme de una manera gentil para ser tratado de la misma manera, no sabía que estaba…mal
-nunca lastimes a nadie…o te lastimaran de la misma manera o…peor…
Decía una mujer mayor a un pequeño, este la miraba fijamente sus ojos azules se abrían de sobremanera al escuchar el final
-no quiero que me lastimen abuela…-decía el abrazándose a la anciana
-entonces…has todo lo que yo diga.... ¿lo Haras?—pregunto la mujer abrazando al pequeño mientras sonreía misteriosamente
-si abuela lo que digas—sonreía el pequeño mirándole
-tus padres estarían orgullos de ti…-comento la mujer
"Maldigo haberte dicho eso…"
Abrió sus ojos aquel pequeño pero ahora convertido ya en joven, separaba algunos mechones de cabello de su rostro, se sentó en la cama y pronto se abrían las puertas de la gran habitación
-ya ponte de pie, ¿acaso quieres retrasarte?-decía la anciana
-lo siento abuela…-le contestaba
Después de aquello varias chicas entraron a su habitación y comenzaron a vestirle
“ahora ya no soy yo, ahora no se ni quien soy…”
Pensaba desconsoladamente
Ahora se le veía sentado frente a la mesa de un gran salón usaba un bello vestido azul adornado con encajes no muy llamativos, usaba unas coletas de cada lado de la cabeza atadas con listones del mismo color, miraba su plato sin ninguna mueca solo estaba ahí
-¡madre no deberías hacer esto!-se escuchaba tras las puertas junto al salón la voz de una mujer—el debe escoger lo que va a hacer con su vida…-
-tu que sabes, yo lo estoy protegiendo—contestaba la anciana
-no puedes obligarle a casarse con alguien que no desea—volvía a decir insistentemente—déjalo ya, te ha obedecido en todo sin decir nada—termino de hablar
-esto es lo mejor para el, además me debe mucho esta es una forma de pagarme—decía la anciana con la misma postura necia mientras salía de la habitación dejando su mirada en aquel pequeño que seguía inmutado
-¡madre!—salio tras ella aquella mujer de cabellera rubia, ella era la tía del pequeño, la hermana de su padre, hija de aquella dura mujer, miro al pequeño y se acerco hasta donde estaba—ya no tienes que hacer esto di que no lo quieres hacer…-le dijo posando sus manos en las del pequeño
-estoy bien…si la abuela lo desea así, lo are—dijo esbozando una tierna sonrisa melancólica
-Pero…-le miro nuevamente
-bien ahora vete que los invitados vendrán pronto arréglate y baja de inmediato—dijo la anciana
-si…madre-asintió ella saliendo
La anciana se acerco al pequeño y le abrazo acariciando su cabellera
-es la mejor decisión, haces bien—dijo mientras este solo cerraba sus ojos y asentía
“ahora si mi vida se convertirá en un verdadero infierno”
Pensó el chico cerrando sus ojos, unas semanas antes su abuela le había confirmado su mayor temor, casarse con un desconocido.
Aquella mujer siempre deseo que su hijo prodigo se casara seria con una mujer de sociedad de esas de alcurnia sin embargo este contrajo matrimonio con una mujer indeseada, se juro hacerle la vida miserable fuera como fuera al poco tiempo su joven hijo y “esa mujer” trajeron al mundo un bebe, la madre del joven se entusiasmo al pensar que era una niña pero no aquel bebe fue varón el odio que mantenía para la amada de su hijo se hizo mayor.
Lo peor resulto después de tiempo ya que en un accidente su amado hijo y su esposa murieron sobreviviendo aquel pequeño, fue entonces que su odio pasó a aquel pequeño jurándose a ella misma hacerle la vida imposible a el, haciendo un infierno de su vida, haciéndolo inferior, logrando cambiarlo por medio de mentiras y artimañas bien planeadas, logrando crear ese pequeño proyecto…una dulce señorita…
Ahora ya en la amplia sala se encontraban la anciana el pequeño y su tía esperaban la visita de aquel que haría “feliz” al chico…
-ya han llegado los invitados—anuncio la servidumbre
-que pasen por favor—dijo la anciana sonriendo
-si señora…-salio la chica regresando después con un hombre alto de tez pálida seguido de un chico parecido a el solo que con la mirada mas gélida y sin expresión alguna
-buenas tardes—dijo el mayor reverenciando a las presentes la cuales les saludaron y reverenciaron igualmente, conversaron, pasaron el rato y llego la hora la entrega del ansiado anillo lo que significaba el tener un dueño…
Aquel joven miraba a su ya “prometida” y simplemente no se hacia a la idea desde que habían llegado a esa enorme mansión antigua percibió un aura negativa pero al ver a aquella “joven” se sintió calmado no sin antes notar aquella melancolía en sus ojos
Por su parte aquel pequeño cuerpo no miraba nada en si, solo pensaba como le iría en adelante, temía de su futuro solo en un momento cruzo su mirada con aquellos oscuros ojos y cuando lo hizo noto que estos tenían frialdad y desconfianza
“¿acaso se ha dado cuenta?”
Pensó para luego bajar la mirada…
La noche llego y el rubio salio al jardín dejando a todos conversar en la sala de visitas, estaba mirando aquella luna plateada y sin querer los ojos de aquel joven regresaron a su cabeza que al darse cuenta la zarandeo de un lado a otro, camino hasta el jardín y se sentó en una de las banquitas poso sus manos en su pecho y cerro los ojos quedándose así unos minutos.
-es una noche hermosa—dijo una voz
-ha…-abrió los ojos de sobremanera y volteo su mirada a donde estaba aquella persona
-siento a verte asustado—dijo el bajando la cabeza, era aquel joven, era su nuevo dueño
-no se preocupe, esta en su derecho…-dijo la “joven” rubia
-¿en mi derecho?, porque dices eso—pregunto el
-pues es mi prometido obviamente puede hacer lo que sea conmigo…-comento con sumisión
-bromeas…no quiero que parezcas mas mi trofeo que mi prometido…-hablo con simpleza logrando que su acompañante abriera de sobremanera los ojos y se parara rápido el lo sabia, sabia su secreto
-acaso… ¿lo sabes?—pregunto el rubio
-claro que lo se, siempre lo he sabido, mi padre me lo comento—dijo desviando la mirada sonrojándose
-entonces… ¿Por qué?-hablo el rubio
-porque tú no eres feliz…y suena estupido pero creo que alguien que no es feliz no debe seguir atado a un lugar así—menciono
-que va a hacer—se detuvo el rubio frente al chico pelinegro
-sacarte de aquí…a cambio de algo por supuesto…-termino la frase mirando entrecerradamente al rubio frente a el
El rubio abrió sus ojos y quedo inmutado aquel joven le tenia entre sus brazos y había susurrado algo a su oído haciendo que una pequeña lagrima resbalara por su mejilla
C|O|N|T|I|N|U|A|R|A|