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Sebastian por allalabeth

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Notas del capitulo: Fandom: Prince of Tennis
Universo: Sebastian
Pareja: Fuji/Tezuka, Atobe/Fuji, Tezuka/Echizen y Sanada/Yukimura en principio. Cambiarán.
Advertencias: NR-13 como mínimo para el general del fic. En caso de necesitar algúna más especifica avisaré en dónde corresponda. Como siempre, AU.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Konomi. Las referencias a otras obras también pertenecen a sus respectivos creadores.
Sumario: De Tensai a Lucifer. Y Fuji lo único que buscaba era un mundo en el que no existiesen los dioses para recordarle que siempre había sido un ángel caído.
Notas: Hay varios detalles que ganan importancia si uno entiende el contexto al que hacen referencia, por eso, procuraré que al final de cada parte, en caso de requerirlo, sean mencionados. Algo general para el fic va a ser que el mundo en el que está ambientado la elección sexual es eso, una elección, y la mayor parte de la gente no juzga a las personas por ella.
Siempre, en toda gran historia, haba un da que marcaba el destino de lo que iba a suceder. Una pequea ventana al futuro que pocos entendan como tal. En ocasiones, eran das marcados por grandes revelaciones, por grandes instantes. Indudablemente, estaba claro que iba a ser diferente para Fuji Syuusuke.

Fuji, en realidad, fue capaz de entender que era un pequeo fragmento del futuro insertado sutilmente en su ltimo ao de instituto. Ese ao por el que todos estaban emocionados gracias al regreso de aquellos que se haban marchado persiguiendo sueos.

Seigaku volva a estar completo y volva a aspirar a la vieja meta. Campeones nacionales. Con los dos Pilares soportando el equipo.

Solo que en realidad no era el viejo Seigaku. Taka-san no estaba. Y no era el nico cambio. No haba novatos siguiendo cada uno de sus partidos. La Golden llevaba meses estando off, como si hubiesen apagado la luz para ellos y no fuesen capaz de encontrarse en la oscuridad. Momoshiro y Kaidoh ni siquiera se molestaban en discutir. Ya no eran grandes rivales. En algn momento del camino, Inui haba dejado de compartir sus nuevos zumos con el equipo.

Y Fuji haba sido consciente de todo eso desde el principio, antes que ningn otro. No importaba que ocurriese algo as. Tezuka estaba de nuevo con ellos. Un Tezuka diferente al que l recordaba, pero Tezuka. Y Echizen haba decidido volver, con su sonrisa de suficiencia y la gorra blanca. Juntos haban resucitado el equipo. Juntos haban logrado que Fuji aplazase su decisin de guardar la raqueta en el fondo de su armario. Gracias a ellos todava era divertido. Gracias a ellos.

Y entonces, a una semana de la final del torneo de Kantou, la revelacin golpe a Fuji con tanta fuerza que durante un instante sus pulmones se quedaron sin aire. En el borde de una de las pistas, dejando caer su espalda contra la red, sus ojos -abiertos, sorprendidos, imposiblemente azules- continuaron observando el partido clasificatorio entre Tezuka y Echizen. Ambos eran perfectos. Majestuosos en su poder estremecedor, tanto fuera como dentro de una cancha de tenis. Dioses. Como antiguos dioses cuyas estatuas estaban construidas en mrmol. Arrogantes en su grandeza. Incomparables e inalcanzables.

Los ojos dorados de Echizen eran el lugar perfecto para que ardiese el fuego que guardaban los de Tezuka.

Uno el perfecto reflejo del otro.

Y entonces, Fuji se pregunt a s mismo que haca intentando ser como ellos. Intentando igualar una gracia que jams sera igualada.

Ese no era su lugar.

Cuando Oishi le grit a dnde iba abandonando el entrenamiento antes de tiempo, Fuji no respondi. Escuch como los dos dioses, inmersos en el fuego que slo ellos posean, no eran conscientes de nada. El ritmo de sus golpes se mantuvo firme, constante, perfecto. Como ellos.

Fuji fue directo a la oficina de la entrenadora. Sin decir ninguna palabra, tom una hoja de las apiladas sobre su mesa, en un ordenado montn que nadie tocaba. Cubri y firm su formulario de cese con letra clara y delicada. Hermosa. Sonri durante el proceso disfrutando secretamente de la cara de la anciana, totalmente sin palabras, que no fue capaz de pedirle tan siquiera que lo reconsiderase. Fuji sonrea su sonrisa de siempre. Su voz era igual de delicada y hermosa que haba sido siempre mientras le daba las gracias por haber cuidado de l todos esos aos.

Inui se cruz con l mientras se diriga a la entrada, con sus cosas reunidas y dejando tras l una taquilla vaca que nadie descubrira hasta mucho ms tarde.

-Tezuka est realmente disgustado con tu comportamiento. Hay un 93% de posibilidades de que maana tengas que correr 50 vueltas como castigo por haber terminado antes.

No respondi lo primero que pas por su mente –lgico que est disgustado– y en cambio dirigi su sonrisa ms enigmtica a Inui sabiendo que lo confundira y lo hara pensar en l durante todo el da, para disgusto del pobre Kaidoh.

-Saa… t crees que maana me tocar correr?

No esper la respuesta que Inui no iba a dar a esa pregunta. Era una pregunta innecesaria, de esas a las que era tan aficionado. Con una ltima mirada atrs, los ojos vagando en la lejana de las pistas de tenis, Fuji esboz una ltima sonrisa triste, ladeando ligeramente la cabeza como un gesto innecesario para ver mejor.

-Qu necio por mi parte haber credo que podra permanecer al lado de un Dios…- suspir con pesadez, desengaado por fin y para siempre.

Inui estaba demasiado lejos como para escuchar sus ltimas palabras.

As que Fuji camin todo el trayecto hacia su casa, considerando que un paseo le sentara bien. No tena sentido coger el bus o el metro.

Probablemente, esa semana que faltaba para el comienzo de las vacaciones de verano debera pasarla slo. Dnde no pudiese alcanzarlo las voces de sus compaeros pidiendo unas explicaciones que no iban a comprender. Y no quera enfrentarse a la mirada cargada de reprobacin de su dios.

Haba sido tan absurdo por su parte creer que podra seguir estando a su lado pasase lo que pasase… haba sido tan absurdo ocupar su papel en el tablero esperando, siempre esperando, que regresase la presencia constante a su lado. Esa presencia que nunca hablaba y que nunca haba considerado del todo un amigo por razones que no haba entendido antes de que fuese demasiado tarde.

Porque, desgraciadamente, era demasiado tarde. Las cadas de esos que estn ms cerca del cielo siempre duelen ms.

Lleg a su destino e introdujo el cdigo de la alarma nada ms abrir la puerta. Su casa, vaca y grande, lo recibi con los brazos abiertos. Haca aos que la casa era eso, perfecta y elegante, como una de esas que salan en las revistas de decoracin que a veces su madre traa a casa al regresar de cualquiera que fuese el pas al que su padre haba ido en esa ocasin. Yumiko, que era la que haba estado, llevaba dos aos viviendo con su prometido. Y Yuuta segua lo ms lejos posible de Syuusuke, as que la casa era prcticamente suya.

Tir lo que cargaba desde el colegio de cualquier forma en el recibidor y subi directo a su habitacin. All, ni siquiera se molest en quitarse la ropa del equipo. Ni siquiera la haba sudado. As que se meti en cama y se cubri con su edredn, deseando que el mundo desapareciese, que l desapareciese porque ya no haba nadie a su lado. Quiso llorar. Seguramente llorar era la reaccin adecuada a toda su vida, un desastre ms all de palabras que pudiesen explicarlo. Pero en vez de llorar se ech a rer suavemente, con el tono ligero de un corazn vaco.

Qu iluso haba sido pretendiendo que un ngel cado poda estar junto a dios!

-Y que as sea.- dijo en voz alta, su voz todava hilarante resonando contra las paredes de la preciosa casa sin corazn en la que viva.- Sin corazn como yo.- y volvi a rer, ms enrgicamente en esa ocasin.

Poda ser el Lucifer de Seigaku. De Tensai a Lucifer. Y su risa, bajo la ropa de su cama, redobl su intensidad. Haba sonado al titulo de un libro. Quiz poda escribir un libro. Iba a tener mucho tiempo libre ese verano. Y segua sin tener ganas de estar all para escuchar preguntas cuyas respuestas no seran entendidas. Tena el dinero suficiente como para irse a pasar el verano a cualquier parte que desease.

Se qued pensativo un momento, barajando ciudades a lo largo y ancho del globo hasta que la respuesta (que debera haber sido clara y evidente desde el principio) lo golpe con una suave caricia.

Qu lugar mejor en el mundo para un ngel cado que Pars?

…l podra llegar all y llamarse Sebastian tambin. Podra ser un Dorian moderno.

Quiz all dejase de caer y tocase el fondo. Quiz all pudiese estar con otros ngeles en desgracia. Quiz all estuviese lo suficientemente lejos para que los dos dioses de su mundo…

Quiz all, su mundo no tendra dioses.
Notas finales:

Mi concepto de ángel caído no es el tradicional de la Biblia católica. Trabajo con las ideas que han surgido eminentemente del Libro de Enoc y según los cual, Lucifer y los otros ángeles, fueron desterrado del paraíso por enamorarse de los humanos, enseñarles conocimientos que supuestamente no tenían que tener y tener hijos con ellos. Más información sobre esto por aquí


Me interesará jugar con ese concepto durante todo lo que dure este proyecto. Cuando Fuji menciona a "Dorian" se refiere a Dorian Gray, el personaje de la novela de Oscar Wilde. La considero una de mis novelas favoritas y siempre he visto a Fuji un poco como Dorian, lo que va a ser más que evidente en todo esto. Sebastian, por su parte, es el nombre que el propio Wilde elige como seudónimo cuando sale de la cárcel (lo encarcelan por mantener una relación homosexual con el hijo de un Lord inglés) y abandona Londres para refugiarse en Paris.



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Como siempre, gracias por leer ^_^


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