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Lazos.... por Gambit

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Notas del fanfic:

Anteriormente esta historia se llamaba "Accidentes", pero el titulo era muy poco original y no gustaba del todo por lo que decidi cambiarlo. Ademas he decidido editarlo los dos primeros capitulos; bueno me tendran que esperar a que lo hagan ya que no tengo mucho tiempo libre. Esto lo hago con la finalidad de que tenga mejor calidad y este mas relacionado al titulo. Bueno los dejo y espero disfruten leyendo.

Notas del capitulo:

Hola pasen a leer esta historia y denle una oportunidad... Es mi segunda historia yaoi pero la primera q publico...

 

 

 

Capitulo 1

 

Encuentro del destino

 

            La sala de espera de aquel hospital se volvía cada vez más lúgubre. Las horas pasaban lentamente como si estuvieran reteniendo las manecillas del tiempo negando a que los minutos avancen a un ritmo normal, o así piensa el joven que se encuentra sentado esperando tener alguna noticia de alguien del personal medico, pero esto no pasaba para miedo de este mientras las horas van quedando atrás.

 

            Observa el sencillo reloj que reposaba en la blanca pared de la pequeña sala de espera y descubre que son las 3:00 am. Dos horas tiene sentado allí esperando tener noticias de su amado pero nada, por lo visto la operación va a durar las cinco horas que el medico encargado dio como un aproximado, tener que esperar cinco horas pero por su amor lo haría y si es necesario esperaría mucho mas.

 

Quien hubiera que el hombre que el ama un estudiante de medicina, que estudia esta carrera sintiendo una gran pasión ya que le gustaría ayudar a las demás personas ya sea con problemas de salud, o ayudarlos a combatir a la muerte para que tengan una vida sana y normal, pero en este momento su vida pende de un hilo que sostienen los médicos que lo están tratando de salvar, un hilo que corre el peligro de ser cortado en cualquier momento y podría arruinar la vida de ambos si esto sucediera.

 

            Se levanta con los nervios carcomiéndole su interior para dar círculos sin ninguna razón, tratando de calmar los nervios sus largos dedos juegan con un llavero en forma de corazón que le regalo ese ser por el que tanto se preocupa, y así tiene que ser ya que por su culpa, él no estaría allí adentro luchando con la muerte. Si el destino estuviera en sus manos el hubiera preferido estar en el lugar del otro para que este sano salvo. Pero no ambos tan tercos y orgullosos nunca quisieron formalizar eso que ya sentían y ahora no hay marcha atrás, solo le toca rezar para que salga bien le la operación y poder decirle de una vez por todas que lo ama.

 

            Su nombre es Diego un joven alto y delgado de piel clara y cabellos castaños siempre despeinados lo que le da un aspecto de un atractivo rebelde, posee unos precios ojos color miel que han derretido a mas de una persona, y estos se ocultan tras unas modernas gafas que lo ayudan con su problema de la visión, en este momento tiene un aspecto desaliñado y unas ojeras que comienzan a aparecer producto del cansancio pero el no quiere dormir porque teme que al despertar encuentre al otro sin vida.

 

            Se mente esta siendo cruel al recordarle momentos en que estuvo junto a su amor, como la primera vez que se vieron, muchos lo podrían considerar una casualidad pero como el no cree en las casualidades piensa que fue el destino el que hizo que ambos se encontraran.

 

            De nuevo se sienta y poco a poco los recuerdos de ese día lo comienzan lo transportar a un lejano pasado, por lo que sonríe como si aquello hubiera ocurrido hace pronto, la sala de espera va quedando atrás, las preocupaciones se van olvidando y el tranquilo  reparador sueño lo comienza a envolver.

 

            La noche era fría con algunas nubes oscuras que denotaban un rastro de llovía que no tardaría en llegar, pero Diego no se había percatado de esto ya que estuvo muy concentrado en su clase de literatura universal, una de las tantas materias que componen la carrera universitaria de Letras la cual estudia desde hace unos dos años, siempre le ha fascinado leer libros, cuentos, poemas o cualquier cosa en donde halla letras y palabras. Desde muy joven cuando descubrió que escribía muy bien y que le encantaba expresar emociones y sentimientos en el papel supo que convertirse en escritor era uno de sus muchos sueños que quería cumplir antes de morir.

 

            Con una mochila en su hombro y con un andar cansado mirando al suelo recorre un pasillo de su facultad, se encuentra en el tercer en donde hace un momento tuvo la clase, comienza a bajar las escaleras para ir a su casa y descansar un poco.

 

            Pero el destino hace que un obstáculo se le atraviese en su camino, y antes de chocar con el levanta el rostro para descubrir un rostro joven y atractivo, por lo que queda totalmente aturdido, sus sentido se paralizan y no se puede hacer a un lado para esquivarlo, el golpe lo desastibiliza y cae al suelo rodando varios escalones.

 

            - ¿Estas bien? - Escucha que le preguntan y levanta el rostro encontrándose de nuevo con ese rostro, nota que él se esta sostiene de la baranda de la escalera por lo que no se cayo, observa al hombre un poco mas joven que el para después acercarse preocupado ofreciéndole la mano para ayudarlo a ponerse en pie – Lo siento perdón no te vi estaba un poco distraído.

 

            Diego al tenerlo tan cerca tiembla ligeramente por algo que comienza a sentir en la boca del estomago, tirado en el suelo tiene mejor vista de aquel con el que tropezó, es moreno de piel bronceada, con unos músculos no muy exagerados que se marcan bajo su ropa, de seguro porque realiza algún deporte, cabello corto negro azabache, barba de unos dos días y unos intensos ojos color negro azabache, tan oscuros que ocultan muchas cosas y le dan un aspecto misterio.

 

            - No te preocupes yo también estaba distraído – Contesta sonrojado aceptado la mano que le ofrecen y al hacer fuerza con el pie para tratar de levantarse suelta un gemido dolor por lo que resbale y cae de nuevo.

 

            - ¿Que te pasa? ¿Te duele algo? – Pregunta el otro arrodillándose a su lado mas preocupado que antes.

 

            - Ayyyyy… Si creo que me torcí el tobillo – Se queja de dolor.

 

            - Déjame examinarte - Dice palpando la zona lastimada observando donde Diego se queja de dolor mientras comienza a hacerle unos suaves masajes que Diego agradece. – Creo que fue una pequeña fisura… lo mejor será llevarte a una clínica para que te lo vean.

 

            - No a una clínica no, no te preocupes yo estoy bien – Contesta descartando la ayuda pero al tratar de ponerse en pie el dolor no se lo permite.

 

            El otro al observar esto niega con la cabeza en un gesto que a Diego le parece muy seductor, y luego agrega firmemente para que Diego le obedezca.

 

            - Claro que te llevare no te voy a dejar con tu pie así.

 

            Y Diego terco como el suelo arremete contra el otro.

 

            - Pero si estoy bien, además como vas a saber como esta mi pie.

 

            - Bueno se como estas porque mis clases deben de haber servido de algo… por algo soy estudiante de medicina.

 

            - Ah perdón no me imagine… - Le apresura al disculparse al sentir que ofendió a ese que trata de ofrecerle ayuda.

 

            - No te preocupes… lo primero que tenemos que hacer es ir a una clínica así que deja tu orgullo de lado y déjate ayudar – Dice con una mirada dulce y preocupada a la cual Diego no se puede negar.

 

            - Esta bien vamos para la clínica… aunque no estoy muy convencido de ir.

 

            - Pero es la decisión mas sensata que puedas tener porque podremos ver que dice un verdadero medico… aunque creo que te van a enyesar el pie por un par de días y después de eso estarás mejor y podrás caminar normalmente… pero si no haces esto vas a tener que soportar ese dolor por mas días de los pensados por estar de orgulloso – Contesta mientras lo rodea con un brazo para ayudarlo a ponerse en pie, apoyando su peso en su hombre y en el pie sano de Diego.

 

            La idea de visitar un medico no le hace mucha gracia, pero al oír la opinión del otro con respecto a su pie prefiere recibir la ayuda de el, para después comportarse mas amable de lo que fue hasta que.

 

            - Sabes no nos hemos presentado mi nombre es Diego y el tuyo - Pregunta forzando una sonrisa por culpa del dolor mientras comienzan a andar para salir del edificio.

 

            - Mi nombre es Andrés y creo que esta no fue la mejor manera de conocernos

 

            - Puede que no sea la mejor manera de conocernos pero así es el destino que planeo este raro encuentro por eso es que debemos aceptar las cosas como vengan ya sean malas o buenas ya que eso siempre será parte de nuestra vida

 

            - Jejeje que poético me gusta como hablas – Andrés alaba a Diego.

 

            - Bueno ese es mi sueño ser poeta o escritor por eso estoy estudiando letras - Presume Diego de sus habilidades con una sonrisa sincera que Andrés no pasa desapercibida.

 

            - En serio nunca conocí a nadie que estudiar eso y la verdad me gusta leer poesía, para relajarme  y sentir los miles de sentimientos que pueda expresar el autor. - Habla Andrés sinceramente siempre siendo cuidadoso con Diego para que no se lastime.

 

            A Diego cada vez le gusta que Andrés entienda a los escritores por lo que sonríe, la verdad que a pesar de que el dolor se apodera de su pie no se arrepiente de haberlo conocido de aquella manera y la forma tan protectora y cuidadosa con la que lo ayuda a caminar hace que se deje guiar por el.

 

            - Me entiendes muy bien… algún día te podré mostrar algo mío para que leas y así saber tu opinión.

 

            Andrés agradece el hecho de que el otro comience a confiar en el por lo que sonríe satisfecho.

 

Y juntos con sus cuerpos muy apoyados el uno al otro comienzan a avanzar en un tranquilo silencio hasta que consiguen llegar a la planta baja del edificio para observar como del oscuro cielo comienza a caer una copiosa lluvia que amenaza con mojarlos de pie a cabeza si se arriesgan a internarse en ella.

 

- No me di cuenta que estaba lloviendo… aunque era de suponer ya que eso es muy común en esta ciudad – Diego rompe el silencio castañeando levemente sus dientes debido al frío.

 

Andrés se da cuenta de este hecho, ya que el no siente el frío ya que esta bien abrigado.

 

- Tienes auto – Pregunta el moreno dirigiendo la vista del oscuro cielo del que no deja de caer agua, mientras piensas mil cosas.

 

- No - Contesta el aludido secamente

 

- Mejor así vas conmigo... lastima que no tengo ningún paraguas… pero se me ocurre una idea para que no te mojes mucho.

 

Andrés se quita su chaqueta de cuero negro para cubrir con esta el cuerpo de Diego.

 

- ¿Pero que haces? - Pregunta el sorprendido.

 

- Te estoy cubriendo para que no te mojes porque si te enfermarías me sentiría mas mal de lo que estoy – Contesta explicando todo como si hablase con un niño pequeño y la pregunta realizada fuera muy estupida.

 

- Pero no es necesario… yo estoy bien

 

- Cállate y déjame que te proteja para eso estoy aquí – Dice hablando desde corazón.

 

La verdad que eso es lo que quiere hacer desde hace unos momento, proteger a ese joven chico, a ese futuro escritor que se muestra tan tierno e indefenso.

 

Diego ignora el comentario sonriendo en su interior, la verdad que si así siguen las cosas le gustaría seguir tropezándose con el moreno, por lo que deja que el otro lo cubra para que no se moje mucho, desprevenido no nota el rápido movimiento que realiza Andrés levantando al castaño y colocándolo a espalda sosteniéndolo de sus los glúteos para que no se caiga, haciendo el tan famoso “caballito”.

 

- Sostente fuerte para que no te caigas.

 

Diego hace lo que este le ordena rodeando sus brazos alrededor del musculoso pecho del moreno, agradece que el otro no lo este observando a la cara para que no viera la tonta sonrisa de enamorado y el sonrojo que tiñe su rostro.

 

Juntos agarrados fuertemente el uno al otro, comienzan a andar rápidamente, Andrés avanza lo mas rápido que sus piernas le permiten mientras que la fuerte lluvia los moja a ambos al moreno mas que al otro y al llegar junto a un auto negro el moreno no tarda en abrir la puerta para depositar al castaño de la manera mas caballerosa que este podría esperar, para luego cerrarle la puerta mientras se dirige al asiento de conductor.

 

Al cerrar la puerta las gotas chocan contra el cristal de la ventana, derrotadas al no poder mojarlo. Cada uno comienza con el ritual de secada tratando de secarse con sus húmedas manos las gotas de agua fría que caen por su rostro y que nubla su visión.

 

            El castaño mira de lado y su respiración comienza a agitarse al descubrir la mojada franela de moreno que se le pega al cuerpo marcando su apetecible pero no exagerada musculatura, la verdad que él posee un encanto que llama mucho la atención. El moreno presiente que lo observan y sus miradas se  cruzan, hay tantas cosas que piensan pero prefieren callar, hay algo que sienten podría ser pasión carnal, nadie lo sabe solo están allí el uno ayudando al otro por sentirse culpable, sonriendo abiertamente trayendo consigo el silencio.

 

            Andrés enciende el vehiculo para ponerse en marcha a la clínica, la calefacción los trata de calentar pero es en vano ya que las mojadas ropas no lo permiten, la lluvia no se cesa en ningún momento y los obliga a marchar lentamente comenzando a hablar sin interés de la universidad y otras cosas. El castaño se muerde los labios por un intenso dolor que comienza a recorrerle la pierna, aunque prefiere guardar silencio para no preocupar al otro.

 

Notas finales:

Espero le halla gustado... y por favor dejen comentarios quisiera saber su opinion...


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