Capitulo 1. Hay un ángel
“Así es la ley, hay un ángel hecho para mí…”
El lápiz trazaba suaves líneas en la hoja terminando los últimos detalles de su dibujo ya con color y sombreado, solo quería retocar las alas de lo que resulta ser un ángel, el más hermoso que un humano halla podido dibujar con sus rasgos delicados y frágiles, sus ojos plateados llenos de vida, su cabellera dorada llena de hermosos rizos perfectamente peinados sin ningún cabello fuera de lugar, sus alas se encuentran extendidas como si estuviera en pleno vuelo y una tunica larga cubre su perfecto cuerpo.
Suelta el lápiz, el cual cae sobre la hoja cuando el dibujo esta completamente terminado y lo observa orgulloso por el resultado, de todos los dibujos de seres mitológicos e irreales este es el mejor logrado porque ese rostro le transmite un calor en su pecho que el no sabe explicar a que se debe pero algo bueno debe significar ya que cuando se dio cuenta y sin pensarlo una extraña fuerza en su mano lo guío trazo a trazo para culminar esa obra maestra, expresando su dolor, tristeza, rabia y todos esos sentimientos que reprimen su alma y que amenaza con dañarla. Y el dibujante inconcientemente hizo esta creación ya sea porque dentro de si necesita a un ángel que lo protejan de las crueldades que recibe. Solo recibió esa iluminación que tantos famosos artistas aceptaron para culminar su obra.
Afuera ya es de noche por lo que la luz de la luna comienza a entrar por la gran ventana de la habitación iluminando una morena espalda llena de marcas y cicatrices de una golpiza reciente recibida por su padrastro que como todos los fines de semana llego borrado y molesto pagando su mal humor con el.
Todo por no ser su hijo de sangre, porque al hijo que engendro con la madre del dibujante ni se atreve a tocarlo, siempre demostrando el desprecio que tiene por él y que ha marcado toda su niñez traumando para siempre.
Porque el sabe que no le queda otro remedio que soportar sus golpes, porque cree se siente una carga para el y su madre ocupando una carga en el nuevo hogar de ella. Y la mujer sin hacer nada permite que golpeen a su hijo solo por no llevarle la contraria del que ella cree que es su verdadero amor, para después llena de culpa y remordimiento disculparse con su hijo tratándolo con amor y curarle las heridas, llorando a su lado prometiéndole cosas que el sabe no va a cumplir jamás.
Adrián el joven dibujante de unos catorce años es de piel morena, estatura normal, con el cabello corto de un oscuro color chocolate y peinado pequeño flequillo que hace que su rostro se vea más compacto, con sus pómulos pronunciados, quijada cuadrada y unos gruesos labios resecos, posee largas pestañas que ocultan unos ojos color café.
Satisfecho con su creación pasa suavemente el dedo sobre el rostro de su obra maestra en un gesto de caricia y para su sorpresa le parece observar como este cobra vida sonriéndole y agitando las alas.
Anonadado se restriega los ojos con los dedos para observar de nuevo el dibujo y descubrir que todo fue imaginación suya o ¿tal vez no? aunque no sabría decir bien que paso, piensa en algunas posibles hipótesis; podría ser un efecto del dibujo que al estar tan bien logrado de la sensación de movimiento y vida que el acaba de percibir, tal vez será el cansancio que le juega una mala jugada o simple y sencillamente eso paso en realidad recibiendo esa calida sonrisa que lo desconcertó.
Fija la mirada en el ángel sin parpadear esperando que la imagen realice cualquier movimiento, ya una parte de él aclama la sonrisa de ese atractivo rostro, para conformarse con la atención y el afecto de un simple dibujo, ya que en su triste vida jamás ha conocido el amor ni el afecto deseando que algún día un hombre o por lo menos un ángel lo pueda amar como su igual, sin que le importante los prejuicios de la sociedad ni el que dirán, aunque para que eso suceda primero debe salir del closet para conocer a alguien y que los demás acepten su situación. Pero sabe que cuando eso suceda no será tan fácil, porque hay alguien a quien esa noticia no le va alegrar mucho y ese es el machista de su padrastro que si alguna vez se entera lo podría matar a golpes de pura rabia.
Termina por aceptar que es su mente la que le esta jugando este tipo de bromas debido al cansancio ya que son 12:15 A.m. y lógicamente la falta de sueño fue lo que lo afecto, aunque ya va siendo hora de que deje de dibujar hasta tan tarde porque desvelarse tanto le esta perjudicando sus notas en la escuela ya que no rinde al cien por ciento, otra de las muchas excusas que aprovechan para golpearlo.
Dibujar para el es una terapia porque le ayuda a olvidar por unos momentos los golpes, la soledad, tristeza, transportándolo a un mundo donde la libertad se siente en el aire permitiéndole dibujar y hacer todo lo que a el se le antoje.
El débil golpeteo de su puerta lo saca de sus pensamientos y antes de que pueda preguntar quien es, esta se abre mostrando a su hermano menor Luis de doce años con una bandeja de comida en sus manos, el niño de tez claro y pelirrojo con los mismos ojos café de él que lo observan muy preocupado.
- ¿Como estas? – Pregunta cerrando la puerta y dejando en un lado de escritorio.
- Bien… pero no tenías que traerme comida.
- Es que estaba preocupado porque no has comido nada… come que debes tener hambre.
Adrián hasta ese momento no había pensado en ello pero al ver el emparedado y el jugo de naranja no se pudo resistir y empezó a comer. Su hermano lo observa mas tranquilo pero sabe que por más amable que se comporte con él este no podrá olvidar los golpes ya que los tiene marcados sobre la piel.
- ¿Y Carlos te vio? – Pregunta con comida en la boca.
- No ya esta dormido por lo que aproveche para traerte esto… mi mama manda a decirte que te quiere pero que no pudo venir que se siente muy mal.
Adrián escucha estas palabras pero ya no las cree, porque su mama ya eligió prefiriendo a su esposo que a su hijo, pero el nada puede hacer. El único que lo apoya y lo defiende frente a su padrastro es su hermanito que tiene un carácter fuerte y un buen corazón, por eso siempre estará eternamente agradecido.
- Luis hermano… gracias por todo… no se que haría sin ti – La agradece al terminar de comer.
- De nada para eso estoy aquí… y si te sientes en la necesidad de hablar y desahogarte yo soy todo oídos.
- Si gracias… pero ahora no estoy de humor ya me esta dando sueño – Comenta ahogando un bostezo con su mano.
- Entonces me voy que debes estar cansado… buenas noches – Se despide llevándose con el la bandeja y retirando lo más sigilosamente posible.
- Buenas noches – Contesta sin ánimos cuando el otro ya se ha retirado.
Exhausto se levanta y prosigue a desvestirse para quedar en boxer y revelar un cuerpo delgado proporcionado de unas buenas piernas obtenidas de las largas sesiones de caminata que Adrián realiza todos los días para transportarse a todos lados.
Ordena un poco los implementos de dibujo que se encuentran sobre el viejo y descolorido escritorio que adorna su pequeña habitación y agarra delicadamente como si se tratara de una reliquia el dibujo del ángel, sonriendo abraza esa imagen contra su pecho desnudo, para después acostarse en su cama y coloca el dibujo sobre la mesa de noche más cercana a él.
Deja que el cansancio lo guíe acomodándose lo mas cómodo posible y de inmediato lo vence el sueño cerrando los ojos y dejando una sonrisa en su rostro al dormirse, incluso en sueños sigue pensando en el ser angelical.
Las pocas horas que quedan de la noche pasan lentamente y Adrián duerme tranquilo sin lograr despertarse por el golpeteo de las gotas de lluvia contra la ventana, ni siquiera siente el extraño evento que se vive en su habitación cuando el dibujo del ángel comienza a irradiar una luz plateada inundando la habitación en un intenso brillo que golpea el rostro de Adrián, pero este en sueños solo se voltea en la cama dándole al espalda al dibujo.
Los fragmentos de luz se concentran en un espacio uniéndose y formando la silueta de un ser que poco a poco comienza a convertirse en un cuerpo sólido que resulta ser el ángel dibujado por Adrián.
El ser angelical abre los ojos despertando de un largo sueño, observa todo la habitación siempre sabiendo que es lo que lo que trajo aquí y cual es su objetivo.
Se inclina para besar la cabeza de su dibujante, y con la hoja en donde fue creado en mano, extiende sus alas para salir volando por la gran ventana perdiéndose entre las nubes y las gotas de una oscura noche, dejando un inaudible hasta pronto que nadie consigue escuchar.
Se aleja para comenzar su misión de proteger a esa persona que lo trajo del cielo, ya que es el ángel de la guarda de Adrián que velara por su bien tanto físicamente como espiritualmente.