2.- Irresistible Atracción… ¿Tú cumplirás mi último deseo?
El vampiro se dio vuelta lentamente hasta que se vieron frente a frente. Observó detenidamente a aquel mortal.
Recorrió con su mirada su negro cabello lacio, que le caía de forma sensual hasta casi rozarle los hombros. Vio como un largo mechón le tapaba a medias uno de sus verdes ojos y se acurrucaba por las puntas en la comisura de sus labios. Unos labios firmes, definidos y no muy gruesos, pero que llamaban a un beso.
No era demasiado alto, comparado con él que medía cerca de un metro ochenta, quien le devolvía la mirada debía estar cerca del metro setenta a duras penas. Tenía hombros anchos, que contrastaban con la estrechez de su torso, podía ver un cuerpo notoriamente marcado bajo la negra camisa semiabierta. Llevaba unos jeans azules muy parecidos a los propios, a diferencia que estos no estaban rasgados.
Tenía aspecto joven. Debía de tener la misma edad que él cuando fue convertido en vampiro. Sin embargo se veía demacrado, debía de estar padeciendo de alguna enfermedad…
En sus ojos no había miedo, pero se veían inseguros, interrogantes quizás. No tenía intensión de leer su mente, de pronto aquel acto le pareció despreciable. Era invadir la privacidad de aquel; quien con su mirada lo tenía idiotizado.
En el fondo tenía la esperanza de que, en realidad no hubiera alcanzado a ver nada. No deseaba acabar con su vida, a pesar que su sangre le llamaba para saborearla. Pero si de lo contrario había visto todo lo sucedido…
¿Entonces por qué no había huido de él aún? Parecía no tenerle miedo… ¿Y que significaba su pregunta? “Tu… también eres un vampiro”… Claramente el chico frente él no era un vampiro. ¿A quien más se refería con aquella pregunta?
Necesitaba saber que estaba pensando…
~ × †۞ † × ~
Sentía la intensa mirada del vampiro en él. Estaba analizando sus reacciones como él mismo lo hacía con el vampiro.
“¿Me matarás? – Pensaba en silencio. En realidad no le importaría morir bajo los colmillos de aquel hermoso vampiro… Sentía una atracción especial hacía él que no sabía explicar.- ¿Serás tu quien cumpla mi ultimo deseo?”
A pesar que los colmillos que en realidad añoraba no le morderían nunca… Aún deseaba morir y no precisamente a causa de su enfermedad. Quería tener el honor de morir al filo de unos colmillos de vampiro… El placer de morir sumido en un eterno beso de vampiro. Y que este no lo hiciera por solo por saciar su hambre. Que lo hiciera para él. Para aliviar su paso hacia la muerte que le esperaba... como una especie de rito fúnebre.
Y acababa de descubrir que quería que el ser que tenía en frente…
… fuera su guía.
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El vampiro estaba embelesado con el atractivo de aquel mortal. Trató; compungido por la curiosidad y el deseo de saber que pensaba mientras lo observaba de aquella manera; de leer su pensamiento. Se reprendió mil veces, aunque descubrió que no podía hacerlo. Tal vez su mortal era demasiado fuerte mentalmente, lo que le impedía leerlo como al tipo que había sido su cena.
“¿Su mortal?”… Desde cuando paso a ser…
Entonces vio como su mortal se acercaba lentamente a él… y como continuaba acercándose. Se le aproximó hasta el punto en el que casi podían respirarse el uno al otro. Ambos disfrutaban de una fragancia similar; uno disfrutaba de la fuerte combinación del olor a perfume y sangre que desprendía el frío cuerpo frente a él, mientras que el otro se embriagaba con el dulce y suave aroma de la sangre que recorría aquel tibio cuerpo mortal.
Dejándose llevar por las dulces sensaciones que aquel pequeño mortal despertaba en su interior; cerró sus ojos un momento para poder disfrutarlas mejor. Sus sentidos vampiricos le permitían un disfrute, que un ser humano común y corriente no podría sentir y mucho menos entender. El solo hecho de tener cerca aquel cuerpo mortal, provocaba en el los mas irrefrenables impulsos. A pesar de ello, un sentimiento más fuerte le impedía llevarlos a la saciedad.
No podía creer lo que sucedió a continuación. No supo cuanto tiempo exactamente transcurrió, pero tuvo que obligarse a abrir sus ojos cuando el calor de una suave mano en su mejilla lo hizo salir del trance. Aquel mortal tomo su rostro con tanta suavidad y ternura entre sus manos, que no supo como reaccionar; menos cuando veía como se ponía de puntillas para que sus bocas quedaran a la misma altura.
¿Que debía hacer? ¿Aquel chico pretendía besarlo? Debería…
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la candidez con la que el mortal deposito sus labios en los del vampiro. Fue solo una caricia, pero que en el vampiro tubo mas de un efecto; se sentía mareado, acalorado, le temblaba ligeramente el cuerpo, su corazón no parecía el de un ser sin vida… latía y bombeaba como nunca. El chico, abrió los labios para poder lamer la sangre que manchaba la piel del vampiro con extrema lentitud y sensualidad. Volvió unir sus labios… miró a los ojos del vampiro… y salió corriendo del lugar.
Se quedó allí pegado al suelo. ¿Qué había sido todo aquello? Era la primera vez que veía a ese mortal, no conocía su nombre, siquiera el sonido de su voz… lo había descubierto en plena matanza… y además de que ni siquiera intento matarlo… se había dejado besar por él. Y lo peor es que había deseado ese beso. ¿Por qué? No lo sabía en absoluto…
Se toco la mejilla. Allí en donde su tibia mano había estado… corría una lágrima de sangre.
~ × †۞ † × ~
Corría a toda prisa por las inertes calles de roma. No sabía por qué, pero estaba llorando.
¿Qué acababa de hacer? Acababa de besar a un vampiro. A un vampiro que nunca antes había visto. Sabía que tenía que huir. Sus instintos le decían que aquel era un vampiro poderoso, aunque no sintiera amenaza alguna de su parte, por otro lado… Era un hombre. Había besado a un hombre. De seguro había sentido asco de él. Cómo tuvo el valor de hacer semejante estupidez. Tan solo era la primera vez que le veía, ¿Qué sentido tenía besarlo? Limpiar la sangre de su resiente victima de su sensual boca… ¿Por qué? ¿Para qué?
Miles de pensamientos vagaban de allá para acá dentro de su mente. Y esos ojos pardos que tenía infiltrados en ella no le dejaban aclararlos.
De pronto se encontró en un lugar últimamente demasiado familiar. “La Fontana di Trevi”. No se sorprendió del todo, pero no recordaba el camino que había recorrido hasta allí… ¡Como de costumbre! Decidió hacer lo de siempre: Se sentó por ahí, en donde pudiera admirar la grandeza de la fuente; que aún se encontraba iluminada. El sonido del agua y la grandeza de la noche le ayudaban a suavizar la intensidad de lo estaba sintiendo.
Pensó en ella. Pensó en su bella Cori, en sus largos cabellos rojizos, en su piel pálida y suave, y en sus hermosos labios que le cautivaban… en que había traicionado. Mas que a Cori a él mismo; que decía amarla tanto. Se había jurado que los únicos labios que probaría antes de que le arrancaran la vida del cuerpo… serian los de ella. Sin embargo, solo minutos antes había aceptado morir a manos de otro vampiro. Un hermoso vampiro desconocido, a quien había reconocido como su ángel de muerte. Y lo peor de todo radicaba en el hecho de que aquel, su ángel de muerte; ni siquiera había tratado de morderlo.
Se sentía despreciado por completo. Que Corinne le despreciara era una cosa. Le había dicho que no era el momento de convertirlo en vampiro. Que estaba demasiado débil, que ni su cuerpo ni su alma lo resistiría… y que ella no pretendía asesinarlo. Pero él muy bien sabía que eran excusas, para no tener que beber su asquerosa sangre…
“Que asco… ¿¿¿Como me he atrevido a beber esta asquerosidad???… No eres digno ni de ser mí alimento… Corinne solo te tiene lástima… Jamás te convertiría…Jamás se atrevería a beber de tu repulsiva sangre… Nunca serás mas para ella que solo una mascota moribunda a quien tenerle en cuenta… por lástima… Así que deja de hacerte falsas ilusiones y pon de una vez los pies en la tierra… Tu preciada Cori… ES MÍA”
Tapo su cara con ambas manos, tratando de impedir que las inminentes lágrimas cumplieran su amenaza de aflorar. Las palabras de aquel conocido y antiguo vampiro hacían eco en su mente una y otra vez. “…ES MÍA…ES MÍA…ES MÍA…ES MÍA”
- No… - Decía con una voz tan baja que era mas bien un susurro – Si voy a morir… Al menos quiero que sea a mi manera… tan solo quiero… que…
Ya no aguantaba más. Su cercana muerte le revolvía la mente. No le temía más que al hecho de morir postrado en una cama de hospital, fría y sin nadie a su lado. Añoraba una muerte planeada, más no quería quitársela por medio convencional. Tras una vida llena de deseos sin cumplir… Al menos el ultimo de ellos tenía que hacerlo realidad. Ya que no podría vivir eternamente… lo sabía… aquel antiguo vampiro se lo había dejado muy claro.
Sollozó amargamente durante un tiempo que le pareció eterno. Entonces, algo hizo que cesaran sus lamentos y levantara la vista en aquel momento. Allí, frente a él, con sus pardos ojos plagados de un sentimiento extraño… estaba su ángel… su añorada muerte… y se acercaba a él con lentitud inquietante.