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Entre Sabanas De Arena por Nessa Yaoi

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                Entre Sabanas De Arena

 

      Luego de que el azabache abandonara la aldea de Konoha muchas cosas cambiaron en el animo del ojiazul, pensaba que su debilidad había sido un factor importante en la huida del Uchiha, el no poderlo convencer de regresar lo sumía en un sentimiento de culpa difícil de olvidar, y la actitud de Sakura no ayudaba en nada, lo hacia responsable de no poner suficiente empeño en traerlo de vuelta y eso hacia aun más profunda la herida en el corazón del gitsune.

- No te desanimes, lo encontraremos tarde o temprano - le dijo el peligris tratando de animarlo un poco.

- No trates de convencerme de que todo saldrá bien, Kakashi-sensei, simplemente...  él no quiere estar aquí,  siente que en la aldea no hay lo que  necesita - dijo con tristeza - No nos necesita... solo es eso.

- ¿Y tú a él? A pesar de las peleas y discusiones, siempre han estado juntos.

- Tal vez ese sea el problema, por eso se marcho - caminando fuera del puente donde siempre se reunían.

- Naruto...  se que lo extrañas, aunque te esfuerces en no admitirlo - susurro el peligris a espalda del rubio.

      Cambiando el lugar de verdes bosques por otro no tan benévolo,  y donde el viento y la arena prevalecen en un inhóspito ambiente no fácil de soportar para cualquiera, los hermanos Sabaku estaban reunidos en la habitación del pelirrojo intercambiando opiniones sobre la fiesta de conmemoración de la fundación de la aldea de Suna.

- Quisiera que él estuviera aquí - dio el pelirrojo recordando al ojiazul.

- ¿Te refieres a ese rubio alborotado y escandaloso? Cielos... - dijo Kankurou sin mucho interés en su voz, aunque dicho interés fuera enormemente grande.

- Opino que deberíamos mandarle una invitación en agradecimiento... quiero pagar en algo lo que hiso por ti, Gaara - afirmo Temari.

- ¿Crees que vendría si se lo pido? Me gustaría mucho que asistiera, eso me daría la oportunidad de volver a verlo - comento ilusionado el de ojos verdes.

- Yo que se,  solo inténtalo y sabrás la respuesta, Gaara - dijo el Sabaku mayor cruzándose de brazos.

- Le enviaremos un mensaje a la Hokage para que le de permiso de venir, no creo que se rehúse tratándose de una petición tuya  - opino acertadamente la rubia hermana.

      Estando todos de acuerdo, rápidamente se ocuparon de que el halcón mensajero más veloz de Suna  llevara la misiva hasta la aldea de Konoha, y  que el ojiazul fuera informado del requerimiento de los hermanos Sabaku para que acudiera a la cita a la que estaba siendo convocado, el mensaje no tardo en estar sobre el escritorio de la Hokage y revisado por ella.

- ¿Qué piensa de eso? Hokage-sama... - pregunto Zisune al observar el rostro dubitativo de la rubia.

- No veo como podría negarme...  después de su eficaz ayuda tras la huida de Sasuke - arrellanándose en su sillón.

- ¿Cree que Naruto accederá a la petición? Después de...

- Estoy casi segura de que si,  además la distracción le vendrá bien, ¿Quieres informarle, por favor? Llévale esto - entregándole el pergamino a la morena.

- Aun si acepta... ¿Dejara que valla solo? 

- Tranquilízate, Zisune, estará bien, alguien lo escoltara desde nuestra frontera hasta Suna,  dile que puede partir mañana temprano,  me encargare de mandarles la respuesta en éste mismo instante.

- Pero si aun no sabe si querrá ir  o no - dijo con toda razón la ninja medico.

- ¿Quieres apostar? - guiñándole un ojo.

- Siempre queriendo sacarle provecho a todo, Tsunade-sama - saliendo del despacho.

      La morena sabia exactamente donde encontrar al gitsune, ya que era medio día, pues a pesar de todo lo ocurrido, el rubio no había cambiado en nada sus costumbres más básicas y comer en el Ichiraku era una de ellas.

- Sabia que estarías aquí - dijo sentándose junto al rubio.

- Zisune-onessa... - con los fideos colgando de su boca.

- Traje algo para ti - mostrándole el pergamino.

- ¿Qué es eso? ¿Alguna orden de la vieja Tsunade? Que se lo pida a otro  - continuando con su almuerzo.

- ¡Mas respeto! ¿Quieres? Es la Hokage de quien estas hablando, Naruto - reclamo la morena - En fin, es una invitación que viene de Suna...  especialmente para ti.

- ¿Una invitación, dices? ¿Pero para que? - fijando su mirada en el papel enrollado.

- Si decides ir,  tienes el permiso de Tsunade-sama para hacerlo, deberás salir mañana temprano, alguien te estará esperando para llevarte a Suna - dejando el pergamino sobre el mostrador - Ve con cuidado - pidió marchándose luego.

- "Es una invitación de Gaara para una celebración, desde que peleamos aquella vez no he vuelto a verlo de nuevo, me pregunto como estará ahora... espero que más tranquilo que entonces al menos, iré... tal vez sea divertido, de todas maneras no tengo mucho que hacer por aquí, lo tomare como un descanso a  mis preocupaciones, quien sabe... quizás ocurra algo emocionante" - guardando el mensaje dentro de su chaqueta después de leerlo.

      El ojiazul regreso a su casa y se alisto para el viaje del día siguiente, de cierta forma estaba emocionado por volver a ver al pelirrojo y por visitar una aldea en la que nunca antes había estado,  después de pasar la noche sin mucho dormir por habérsela pasado pensando en su próximo viaje, se levanto al amanecer y luego de pasar por el Ichiraku a comer su desayuno salió de Konoha camino a Suna,  al llegar el medio día se encontraba en el que, supuestamente, seria el punto de encuentro con su guía personal el cual no veía por ninguna parte,  cosa que comenzó a impacientarlo poniéndolo de muy mal humor.

- ¡Es el colmo! ¿Dónde rayos esta el ese sujeto? Hace mucho calor, demonios - sentándose en una roca mientras paseaba su vista por el panorama de arena - Lo único que puede sobrevivir por aquí son serpientes, lagartos y escorpiones...  maldición,  se me olvido traer agua, ¡Oe! ¿Qué no hay nadie que pueda escucharme? ¿Debería volver? Eso es mejor a que consigan mis huesitos enterrados entre toda esa arena...  no es un lindo sitio para morir -  decidiendo regresar a Konoha.

- Sigues tan escandaloso como te recuerdo - dijo una voz a su espalda.

- ¡Eres tú! Hmmh... ¿Kantaro? ¿Kankero? Lo siento... no recuerdo tu... - con la mano tras su cabeza y sin idea del nombre del Sabaku mayor.

- ¡Kankurou! Mi nombre es... Kankurou - recalco el Sabaku afilando sus ojos.

- Cierto, Kankurou... ahora lo recuerdo, jejeje... ¿Nos vamos?

- No sabes nada sobre el desierto, ¿No es así? Si quieres quedar disecado como momia bajo este ardiente sol... adelante, puedes seguir caminando, no te detendré - sentándose cómodamente a la sombra de un árbol - Yo esperare hasta que anochezca - entrelazando sus manos tras su nuca.

- ¿Por qué? Creí que continuaríamos el trayecto a Suna después de encontrarnos aquí.

- Escucha, caminar por el desierto durante el día es cosa de locos,  yo podría soportarlo, en cambio tú...  no quiero ni remotamente cargarte hasta Suna - con una expresión burlona en su cara.

- ¿Crees que soy un debilucho? Por si no lo recuerdas derrote a Gaara, y según tú,  nadie podía - recordando las palabras del mayor durante el examen.

- Se lo que dije, pero esto es otra cosa,  es natural que no estés acostumbrado a un clima como el de aquí, de donde vienes todo es verde, el aire es agradable, agua en abundancia... un paraíso si me preguntas - enumerando las ventajas del ambiente de Konoha.

- He estado en sitios secos antes, puedo manejarlo - tratando de hacerse el fuerte y de convencer al Sabaku para continuar el viaje.

- No como éste, por cierto... ¿Tienes algo que te abrigue aparte de lo que llevas puesto?

- ¿Para que? Nada más con lo que llevo siento que me derrito,  pero si hace un calor infernal, ¿Para que un abrigo?

- Por eso digo que no sabes nada sobre el  engañoso clima del desierto - alego con paciencia.

- Para eso estas tú, ¿O no? ¡Se supone que eres mi compañero en éste viaje! ¡Tienes razón! No se nada del desierto, ¿Y que? Aun así podrías ser un poco más amable conmigo, después de todo... ustedes fueron los que me llamaron, rayos... - dándole la espalda al mayor.

- Tenia razón, al conocerte pensé que eras demasiado apasionado para ser un simple gennin, ¿Eres igual con todo?

- ¿Mmmh? No se de que... - al no entender la pregunta.

- No importa, olvídalo, continuaremos en cuanto anochezca - mirando fijamente a los atrayentes ojos azules.

- Como sea - sacando una manzana de su mochila - ¿Quieres una?

- De acuerdo - tomándola de la mano del rubio - Sera mejor que descanses un poco, caminaremos toda la noche - mordiendo con placer la jugosa fruta.

- Bien, tendré que hacer lo que digas me guste o no... ver a Gaara de nuevo bien lo vale - susurro entre mordida y mordida.

- ¿Te gusta mi hermano? - dándole vueltas al corazón de la manzana entre sus dedos.

- ¡Cof, cof, cof! Me... cof, cof... ahogo... - con la mano en su garganta mientras su rostro cambiaba de color.

      Rápidamente, el Sabaku lo agarro por la espalda y presiono barias veces su abdomen para que expulsara lo que lo estaba poniendo morado por no ser capaz de respirar debido a la obstrucción, después de escupir lo que tapaba la entrada de oxigeno a su sistema, el gitsune se dejo caer entre los brazos del mayor, que aun lo sujetaban, mientras tomaba grandes bocanadas de aire para recuperar el aire faltante dentro de sus pulmones.

- ¡Ahhh! Demonios... creí que moriría, lo que por cierto seria un final bastante patético para un ninja...  gracias, Kankurou - comenzando a respirar con normalidad.

- ¿Seguro estas bien? Pues que alivio,  no me gustaría cargar con un cadáver a través del desierto hasta casa - ironizo el mayor con sus brazos aun alrededor del pecho del ojiazul.

- ¿No te simpatizo, verdad? Ya puedes soltarme - echando su cuerpo hacia delante.

- Bien, digamos que tampoco te aborrezco...  apenas te conozco, ¿Y yo a ti?  - volviendo a situarse bajo la sombra del árbol.

- Lo mismo, aunque te confieso que me luciste bastante desagradable durante el examen - sentándose con su espalda apoyada en una roca frente al Sabaku.

- Ya veo, ¿No terminaras tu manzana?

- Ya perdí el apetito - recostando su cuerpo hacia un lado para dormir un rato.

- Mejor así, con lo torpe que eres quizás para la próxima tendría que darte respiración de boca a boca,  eso seria... - mirándolo fijamente.

- ¡No soy torpe! Todo fue tu culpa - arrugando su entrecejo.

- ¿Mi culpa? ¿El quedarte sin aire te nublo el cerebro? Que sepa no fui yo él que casi muere por un trozo de fruta,  y que mi culpa...

- ¡Por supuesto que fue tu culpa! Por hacer esa estúpida pregunta.

- Ah, eso, ahora que lo dices, no me contestaste, ¿Y bien?

- ¿Y bien que?

- Te gusta mi hermano, ¿Si o no? Es una pregunta simple.

- Que no pienso contestar - acomodándose y serrando sus ojos.

- "Vaya que es temperamental, esta comenzando a gustarme, o debería decir... ¿Qué ya me gustaba en un principio? Pudo lograr con Gaara lo que ni siquiera nosotros como hermanos pudimos... es bastante especial además de atrayente, posee una convicción y seguridad en si mismo extraordinaria, más que cualquier otra persona... eso lo hace único" - pensaba mientras lo observaba dormir plácidamente.

      El sol terminaba de ocultarse cuando decidió despertar al chico al que no había quitado su vista desde el primer momento en que se había encontrado con él, lo miraba y pensaba que era lo que realmente sentía el rubio por su hermano menor, era algo que lo intrigaba y molestaba a la vez, también se preguntaba porque se sentía tan atraído hacia un chico al que había despreciado la primera vez que lo vio, incluso llego a cuestionarse si lo que hicieron en aquella ocasión estaba bien o no, al ver la pasión del ojiazul por detenerlos y hacerlos entrar en razón,  sin más admitió que eso formaba parte del encanto, además de otros atributos, del rubio acostado a sus pies.

- Hora de seguir, Uzumaki - moviéndolo por uno de sus hombros.

- ¿Qué? Ah, si - estirando sus brazos y bostezando - Ya es de noche, ¿Seguro puedes seguir el camino con esta oscuridad? No puedo ver más allá de mi nariz - comenzando a caminar sobre la oscura arena.

- ¿Por quien me tomas? Llegaría a Suna hasta con los ojos serrados, baka - caminando delante del gitsune.

- Apenas comenzamos, ¿Y ya empezamos con los insultos? Esta será una larga noche...  cara pintada - devolviéndole el cumplido, lógicamente.

- Gaara no me advirtió que tenias que llegar completo, ¿Sabes? así que se un buen niño y solo has lo que te diga,  yo estoy al mando ahora, pórtate bien si no quieres que te... 

- ¿Qué? ¿Qué ibas a decir? ¿Golpearme, tal vez? si crees que puedes... - echando al suelo su mochila.

- No, hare algo que te molestara más que un simple golpe, sigue caminando - continuando con sus pasos.

- ¿Cómo que? ¿Me atacaras con uno de tus tontos muñecos, baka? No me servirán ni para calentarme, lo que seria muy bueno porque hace un frio que pela -  frotando sus brazos para entrar en calor - Entonces... ¿Serás tú o esos feos muñecos?

- Sabrás que es si continúas hablando, torpe - pensando en lo que había deseado hacer desde que lo observara dormir.

- Gallina... - murmuro el ojiazul colocándose de nuevo su mochila.

- ¿Dijiste algo? Mueve esos pies en lugar de la lengua... esa podrías usarla para algo más agradable  - murmuro haciendo más rápida la caminata.

      Dos horas habían pasado desde que se internaran en el oscuro desierto, el ojiazul caminaba tras el Sabaku mientras se distraía colocando sus pies en las huellas que el mayor iba dejando en la arena, el largo rato de silencio ponía sus nervios de punta pues no le agradaba estar sin decir palabra cuando era acompañado por alguien.

- ¿Pero qué clase de anfitrión es éste? Y encima se hace el importante - susurraba para si haciendo una mueca - Parece que viajo con un mudo y... ¡Oe! ¡No te detengas así! Avisa al menos, casi me rompo la nariz - al chocar con la espalda del mayor - ¿Qué? Oye... ¿Qué sucede? - al verlo mirar el cielo.

- Esto no esta bien ¡Apresúrate! ¡Tenemos que correr!

- ¿P-Pero que...? ¿Por qué debemos correr? No entiendo que... - sin saber que hacer.

- ¡Ya muévete! Por aquí... -  echando a correr a lo que daban sus piernas.

- ¿No me vas a decir que acurre? - siguiéndolo.

- ¡Es una tormenta! ¡Debemos refugiarnos pronto o quedaremos enterrados en la arena!

- ¿Pero a donde vamos? ¡Aquí no hay nada para poder ocultarse! O dios... - dijo el rubio al ver como el fuerte viento levantaba la arena formando un velo ante ellos.

- ¡Solo tienes que seguirme!

- ¿Seguirte? ¡Ni siquiera puedo verte! Maldición... - cubriendo sus ojos del viento y la arena.

- ¡Se de un lugar que nos puede servir! ¡Confía en mí! Naruto...- aferrando la mano del rubio - ¡Hagas lo que hagas, no me sueltes! Te perdería para siempre... - susurrando la ultima parte - ¡No te despegues de mi!

- ¡No lo hare! No pretendo morir aquí... - agarrando con ambas manos la del mayor.

      Avanzaron entre el violento viento y la arena por varios minutos hasta llegar a una masa de grandes rocas,  las cuales formaban un hueco entre ellas haciendo de este un estupendo refugio en el que poder esperar hasta que pasara la tormenta, la temperatura descendió drásticamente, algo que era usual en las noches del desierto, una vez dentro del refugio y al resguardo del agitado clima del exterior, ambos ninjas se instalaron lo más profundo que el lugar podía proporcionarles,  evitando así ser golpeados por la arena que se incrustaba en sus cuerpos como si fueran pequeños y afilados cristales granulados.

- Dios... ¿Esto siempre es así? - sacudiendo su ropa y abrazándose así mismo por el frio que comenzaba aumentar por segundos.

- Hacia tiempo que no teníamos una tan fuerte, ¿Tienes frio, verdad? También yo.

- Pensé que habías dicho que estabas a acostumbrado a esto - sentándose frente al mayor en la pared contraria.

- Así es,  solo que a estas horas acostumbro estar entre las mantas de mi cama al calor de una estupenda chimenea, no deambulando en el desierto.

- Grandioso,  tengo arena hasta en las orejas y ni siquiera podemos hacer una fogata para calentarnos - sin dejar de mover las manos por sus brazos.

- ¿Crees que estas en Konoha donde puedes encontrar madera en cualquier parte? Aquí solo encuentras arena y algún que otro hueso, si quieres quitarte el frío... ven aquí - abriendo sus brazos a los lados.

- ¿Cómo que ven aquí? ¿Acaso quieres... que me abrace a ti? E-Estoy bien, gracias - tiritando como un condenado.

- Tus labios están morados, ¿A que le temes? Simplemente te ofrezco ayuda para que dejes de temblar... al no ser que tengas otra cosa en mente para entrar en calor - fiando sus ojos negros en los azules.

- Yo... yo no... - tartamudeando.

- ¿En que estas pensando? Tu cara se puso roja - mirándolo de medio lado con  ojos astutos.

- ¡C-Claro que no! Eres tú y...  y tus absurdas insinuaciones - mirando hacia otro lado.

- ¿Vienes o quieres que lo haga yo? Es simple, me necesitas, te necesito... y ya no quiero discutirlo más - halando de la mano del ojiazul y pegándolo a su pecho al rodearlo con sus brazos  - ¿Lo ves? Ahora te sentirás mejor y yo también, por supuesto - recostando su cara en la cabeza del gitsune.

- E-Eso creo... - reconfortándose con el calor del cuerpo del Sabaku.

- Dime, ¿Estabas preocupado por algo? Supongo que nunca antes habías estado en una situación como esta, quiero decir... abrazado a otro chico... ¿Cierto?

- ¿Por qué quieres saber eso?

- Solo hago conversación, lo que hablemos aquí seguramente lo olvidaremos después, digamos que es una confesión antes de que se acabe el mundo...  o la tormenta para ser precisos, ¿Entonces? Puedes decírmelo... - susurro en el oído del rubio.

- No tienes que preguntar algo tan íntimo solo para comenzar una conversación, ¿Sabes? Hay infinidad de cosas de las que podríamos hablar.

- Peo no tan interesantes, dame gusto, ¿Si? - en realidad estaba interesado en saber todo lo relacionado con la vida amorosa de gitsune.

- De acuerdo, déjame ver... jamás he sido abrazado por un chico antes, al menos no de esta forma, pero si he sido besado por uno, tú turno - sintiéndose cada vez más cómodo en brazos del moreno.

- ¿Quién fue? - sorprendido por la confesión del rubio y al mismo tiempo molesto porque éste ya había sido besado por otro chico primero.

- No pienses mal, solo fue un accidente - acomodándose mejor en el pecho del otro.

- ¿Cómo diablos te besas con alguien por accidente? Eso suena a mentira como una montaña de grande - apretándolo más con sus brazos.

- Pues aunque no lo creas así fue, oye...  podrías no apretarme tanto,  no me dejas respirar - mirándolo a los ojos.

- Lo siento, pero como aun no dejas de temblar, pensé que... - mirándolo fijamente también.

- E-Es tu turno de decir algo, ¿Alguna vez te has enamorado? - volviendo a recostar su cabeza en el pecho del Sabaku.

- No estoy seguro, "En realidad no se si esto que estoy sintiendo ahora es amor... u otra cosa, lo único que he experimentado a lo largo de mi vida es el miedo hacia Gaara y un hondo rencor por mi padre" - pensaba mientras posaba sus labios en el cabello rubio.

- ¿Cuánto más durara este frío? Casi no siento mis labios - pasando la lengua por la fría piel.

- La noche apenas comienza... - alzando la barbilla del menor - Déjame que les de calor por ti - poniendo su boca  sobre la del gitsune.

      Lo que empezó como un suave rose se convirtió en un apasionado beso por parte de ambos, no sabían exactamente si era por el frío, o porque estaban abrazados transmitiéndose mutuamente su calor corporal, cosa que los hacia sentir agradablemente bien,  fuera cual fuera el motivo que los mantenía pegados uno del otro parecían no querer razonarlo en ese momento, hasta que el ojiazul puso un alto ante la intención del Sabaku de colar sus manos bajo su ropa, lo que lo regreso a la realidad de la situación en la que se encontraban.

- Y-Ya estoy mejor... g-gracias - separándose del cuerpo del moreno.

- ¿Por qué te separas de mi? ¿Tienes miedo de lo que podría pasar? - mirándolo a los ojos.

- Nada puede pasar, ¿Comprendes? No se... no se que me ocurrió, yo no... nunca había hecho algo así antes - agazapándose en su rincón.

- Tú también lo deseabas, pude sentirlo, ¿Por qué te niegas a admitirlo? Tu cuerpo vibraba entre mis brazos, no importa lo que digas o pienses ahora... se que te agrado tanto como a mi - acercándose al rubio.

- La tormenta ya paso, será mejor seguir caminando - agarrando su mochila y saliendo de la grieta entre las rocas.

- De acuerdo, continuemos - marcando el camino a seguir.

      Luego de que pasara la tormenta el cielo se mostraba limpio e inusualmente hermoso, las estrellas les servían de lámparas colgantes en aquel oscuro, y claro a la vez, paisaje. El frío continuaba siendo implacable al igual que el deseo del Sabaku mayor por el ojiazul, deseo que trataría de satisfacer en los pocos días de estancia del gitsune en Suna, el resto del camino se distinguió por el silencio reinante entre ambos ninjas.

- "¡Maldita sea! ¿Por qué lo hice? Ni siquiera lo conozco, por dios santo... ¿Qué fue lo que sucedió allí? ¿Fue la tormenta? ¿El frío, acaso? No... fue su forma de abrazarme, su calidez... me sentí tan bien entre sus brazos, a pesar de ser un chico como yo, ¿Qué se supone que haga ahora? Él tenia razón, para que negarlo... desearía que la tormenta no hubiera pasado tan pronto" - observando la espalda del moreno mientras caminaba.

- Llegamos - señalando las murallas de la aldea de Suna.

- Que bueno porque ya casi me convierto en paleta helada - echando a correr hacia las puertas donde el pelirrojo y Temari aguardaban su llegada.

- "¿Y ahora que? ¿Deberé insistir en terminar lo que comenzamos? O lo dejare pasar como algo fortuito y sin ningún significado... no creo poder olvidar tan fácilmente lo que paso entre los dos, se que lo sentiste tanto como yo... no puedo estar equivocado, mi cuerpo y el tuyo no pueden estar... equivocados, te deseo y creo que tú también a mi... o al menos eso quiero pensar, Naruto" - siguiéndolo al encuentro de sus hermanos.

- ¡Gaara! Que bueno verte - abrazando al pelirrojo, cosa que no agrado mucho al Sabaku mayor y tomo por sorpresa al menor.

- También me da gusto que estés aquí, ¿Están bien? La tormenta fue muy fuerte esta vez - dijo con sus manos en los hombros del rubio y mirando a su hermano mayor.

- No hubo ningún problema, ¿Cierto? - dijo Kankurou mirando al gitsune.

- Ningún problema, tu hermano se aseguro de que estuviera bien - sonriéndole al pelirrojo.

- Entremos, seguramente querrás refrescarte un poco y comer algo  - propuso la rubia marcando el paso.

- Es buena idea, jejeje... tengo arena hasta en los sitios más ocultos de mi cuerpo, sin mencionar que también me muero del frío, algo caliente me vendrá muy bien - mirando de reojo al Sabaku mayor.

      Luego que le mostraran la que seria su habitación durante su estancia en la aldea, el gitsune tomo un relajante y caliente baño, se puso su pijama, y se sentó sobre la cama a secar su cabello cuando unos toques sonaron en la puerta seguida de la aparición del Sabaku mayor.

- Te traje algo de sopa, ¿Quieres que encienda la chimenea? Dormirás más cómodo - dejando la bandea sobre una mesita al lado de la amplia cama.

- Te lo agradecería en verdad, no tengo ni la más mínima afinidad con los osos polares... no llevas maquillaje - fijando su mirada en el rostro del moreno.

- ¿Crees que duermo con el puesto? Tendría que cambiar de almohada cada día - poniendo unos leños en la chimenea y encendiéndola.

- ¿Por qué ocultas tu rostro bajo toda esa pintura? No veo ningún defecto que tengas que ocultar- tomando el tazón de sopa y sentándose en la gruesa alfombra frente a la chimenea.

- Bueno, no soy tan agraciado como Garra o Temari... más bien lo uso para asustar a mis enemigos, y ocultar en algo el miedo ante una pelea, suena patético, ¿No es cierto? Tú en cambio pareces no temerle a nada ni a nadie... aunque puede que me equivoque - pensando en lo que había sucedido en el refugio y como el rubio había interrumpido lo que hubiera podido pasar entre ambos.

- Yo también siento miedo ante algunas cosas que ni siquiera comprendo, solo que tengo el mal habito de pensarlas después de hacerlas, la mayor parte del tiempo me meto en problemas sin medir las consecuencias, lo que ya de por si es bastante malo... así soy yo - terminando el caldo caliente - Gracias por la sopa, creo que me voy a dormir - dejando el tazón de nuevo sobre la bandeja.

- Si necesitas algo estoy aquí al lado, buenas noches - poniendo un par de maderos mas en el fuego y dejando la habitación.

- "Al lado... pero no lo suficientemente cerca... cerca seria estar en su misma cama y rodeado por sus brazos, por su calor, un calor que no es sustituible ni por mil chimeneas encendidas al mismo tiempo... Kankurou, no se lo que me pasa, pero cuando pienso en él... eso es lo que siento" - se decía mientras se metía bajo la manta y se tapaba hasta las orejas.

- "Cielos... se ve tan tierno con ese pijama,  su cabello rubio como el sol del desierto, sus ojos tan cristalinos como el agua más pura, su boca... es como el néctar más dulce que haya probado jamás, y yo... ¿Podría aspirar a tener a alguien tan hermoso como él? Solo para mi... solo mío" 

      El moreno no podía apartar de su mente la imagen del ojiazul mientras paseaba por toda la habitación, incapaz de dormir o siquiera serrar sus ojos,  maldecía la frustración que sentía y el deseo que no lo dejaba en paz,  solo una pared lo separaba de lo que más había anhelado en su vida, un amor solo para él y del que no se despegaría o dejaría marchar jamás,  también se preguntaba si el inquilino de la habitación contigua sentía lo mismo por él, decidió averiguarlo.

- "Al demonio... quiero estar con él, no me importa lo que acurra después, solo deseo estar en sus brazos y soñar"

      Sin pensar y completamente decidido, el ojiazul camino hasta la puerta y la abrió con cuidado, miro a ambos lados y salió al pasillo, unos cuantos pasos lo separaban de los brazos que deseaba y nada lo haría echarse para atrás en su decisión de entregarse a ellos, justo al pararse frente a la puerta, ésta se abrió.

- Naruto, ¿Necesitas alguna cosa? - parado en el umbral.

- Bueno yo... este, Kankurou... yo quería... - con las mejillas sonrosadas y su mirada brillante.

- Iba a buscarte en este instante, Naruto - abrazando al rubio y atrayéndolo adentro de la habitación.

- Aquí estoy...  solo para ti, Kankurou - apoyando su cabeza en el pecho del otro.

- ¿Es lo que quieres realmente? Porque una vez que te haga mío... ya no te dejare marchar jamás,  Naruto - besando la frente, mejillas, y labios del ojiazul.

- Hare lo que quieras,  estaré donde tú estés,  solo...  solo abrázame, es lo único que te pido - colocando sus brazos alrededor del cuello del Sabaku.

- Mi Naruto... - besándolo apasionadamente mientras lo depositaba sobre la cama.

- Kankurou... - poniendo sus manos sobre las mejillas del otro.

      Las ansiosas manos del mayor se apresuraron a colarse bajo la camisa del ojiazul al tiempo que repartía besos por el rostro y cuello de éste, la ropa de ambos no tardo en caer al suelo pues el deseo de que sus pieles se acariciaran era mutuo, el cuerpo del moreno yacía sobre del gitsune como siameses imposibles de separar, solo la luz de la chimenea alumbraba la habitación formando sombras sensuales de los cuerpos sobre la cama, los dedos del Sabaku viajaban por la piel del ojiazul haciendo que éste se erizara por completo, no de frío naturalmente, mientras chupaba y mordía con deleite los erguidos pezones.

- Ahhh, Naruto... eres tan suave... Mmm... tan mío - pasando su boca de un pezón al otro y de vuelta a la boca del rubio.

- E-Eso quiero... Ahhh, ser... ser tuyo - jadeando sin control.

      El Sabaku paseo su lengua por todo el pecho bajando hasta la hombría del ojiazul donde con suaves besos y lamidas la recorría por entero y sin pausa, el cuerpo del gitsune se tensaba ante el placer y el calor que sentía de la boca del mayor en su pene al ser engullido por ésta, los labios del Sabaku subían y bajaban por el miembro a la vez que acariciaba con sus manos los pezones y vientre del ojiazul, la saliva escurría de su boca como mana en el desierto e incapaz de decir una sola palabra, solo era capaz de sentir el placer y hacérselo sentir también al moreno, que aunque era el que actuaba en ese momento, de solo ver la cara de excitación del rubio, pensaba que se correría mucho antes de poseerlo, por lo que mientras masturbaba el pene de gitsune con su boca, agarro el suyo con una de sus manos para hacer lo mismo y tratar de correrse a la vez que el menor.

- Y-Ya no p-puedo... más ¡Kankurou! Dios... - dicho esto se derramo en la boca del mayor y éste después sobre el vientre del gitsune.

- E-Eres grandioso, hiciste que me viniera antes de... Oh, Naruto - besándolo ansiosamente.

- L-Lo siento... - jadeando como loco.

- No tienes porque, es cosa de volver a empezar... - atrayendo la mano del rubio hacia su hombría.

- Espera...  - pero el ojiazul tenía otra idea.

      El Sabaku permanecía erguido en sus rodillas sobre la cama, mientras el ojiazul se coloco de cuatro patas con su cara frente al pene del otro, lo tocó con sus manos primero y con su lengua después, el moreno se mordía los labios mientras acariciaba con sus dedos las hebras de cabello rubio y se excitaba con la imagen de la lengua del gitsune lamiendo su pene, el cual no tardo en ponerse duro y listo para entrar en las profundidades del cuerpo de su adorado rubio ojiazul.

- D-Detente, Naruto... date la vuelta.

      El rubio obedeció pues estaba ansioso por lo que seguía a continuación, no sabía muy bien que, pero era lo que su cuerpo pedía a gritos unido a su   curiosidad por saber si se podía superar el cielo a donde había ido a parar en su orgasmo anterior.

- Hermoso, perfecto, suave, deseable...  y completamente mío - murmuraba el Sabaku acariciando las nalgas del gitsune.

- K-Kankurou... - aferrando con sus dedos los lados de la almohada.

- No temas, iré con cuidado - comenzando a lamer el pequeño orificio.

- Mmm... Ahhh... d-delicioso - balbuceaba el rubio comenzando a jadear de nuevo.

      Después de lamer un rato los alrededores de la entrada haciendo que el ojiazul se relajara, metió su lengua a todo lo que daba dentro del estrecho canal y comenzó a moverla hacia los lados a la vez que la metía y sacaba   para ensanchar las paredes y prepararlo para la penetración, creyendo que ya estaba listo coloco la punta de su pene en la entrada y empujo poco a poco.

- Ahhh, d-duele... K-Kankurou - enterrando su cara en la almohada para gritar a gusto.

- Relájate, e-esta muy apretado aquí... Ohhh... - agarrando las cadera del rubio - A-Aguanta un poco... Mmmm... ahora - metiendo de un solo empujón el resto de su pene.

- Ahhhggh... ¡Dios...! - ni siquiera la almohada pudo amortiguar el grito del gitsune.

- Shhhh... cálmate, mi amor... lo siento - llenando de besos la espalda del menor mientras acariciaba sus muslos para distraerlo del dolor inicial.

- ¡No me calles, demonios! E-Eso... eso se sintió como una puñalada, maldita sea... - serrando sus manos en puños sobre el tope de la cama.

- Solo relájate, Oh rayos... - sudando ante las ansias por moverse dentro del rubio -  Veraz la diferencia... ¿Listo? Suelta tus músculos, eso es - al sentir que la presión alrededor de su pene disminuía - Allá voy... tranquilo... - sacando despacio su hombría e introduciéndola de nuevo.

- L-Lento... así, así... me g-gusta - echando su cabeza hacia atrás al sentir el roce entre carne y carne.

- ¿A-Así lo quieres? M-Me estas... ma-matando, Ahhh... N-Naruto - las lentas penetraciones además de ser una tortura también triplicaban  el placer que ambos sentían en cada espaciada embestida.

      El lento roce del pene con las paredes internas del túnel del rubio parecía no solo aumentar la excitación sino que también el placer de la unión por más desesperante que esta fuera,  contrario a lo que  se podría pensar, esto les provocaba lo que podríamos llamar orgasmos múltiples antes de la explosión final, y ambos se dieron cuenta de ello, hicieron diferentes posiciones cada una con orgásmico placer,  y sin llegar a correrse en ninguna de ellas, el cansancio de los cuerpos hicieron que los movimientos de ambos se aceleraran para acabar con lo que seria el coito más largo de la historia, estando cara a cara,  con el moreno sobre el rubio y con sus bocas pegadas  como dos sellos inamovibles, se corrieron en el orgasmo más fuerte de todos los que habían sentido durante la unión de sus cuerpos.

- ¿Estas bien, mi amor? - susurro recostado el Sabaku sobre el rubio.

- ¿Qué si estoy bien? Estoy de maravilla, jamás imagine que esto pudiera sentirse así, por momentos...  creí que estaba más arriba del cielo - acariciando suavemente la espalda del moreno.

- Igual yo, mi amor... igual yo, ¿Qué piensas hacer ahora?

- ¿Hacer? ¿A que te refieres exactamente?

- Antes de comenzar te dije que si te hacia mío...  ya no te dejaría marchar, ¿Lo recuerdas?

- Vagamente,  únicamente podía escuchar tu voz,  sentir tus brazos, después de eso...  solo el placer lleno mis sentidos - dijo serrando sus ojos.

- ¿Naruto? Es en serio, no pienso dejarte  - echándose hacia un lado y atrayendo el cuerpo del ojiazul en un abrazo - Y es definitivo.

- No iré a ningún lado donde tú no estés, lo demás no importa, y aunque parezca extraño que lo diga... te amo, Kankurou - abrazándose a su vez del Sabaku y quedándose dormido.

- También te amo, mi sol del desierto - besando su frente y serrando sus ojos ante el cansancio.

      Pasaron el resto de la noche abrazados y con lindos sueños en sus mentes, un amor correspondido es algo maravilloso venga de donde venga, después del alba los primeros en abandonar sus camas fueron el pelirrojo y su hermana mayor, había muchas cosas en que ocuparse antes de la fiesta por lo que la rubia, luego de encontrarse con Gaara en el pasillo de habitaciones, decidió despertar al Sabaku que faltaba, pero antes de tocar a la puerta...

- Espera, Temari... - sujetando la mano de su hermana antes de tocar - Dales un poco más de tiempo juntos.

- ¿Darles... juntos? - pregunto confundida.

- Tuvieron una noche muy agitada...  créeme - al no poder dormir como cualquier otra persona normal, y que su habitación quedara contigua a la de Kankurou, le habían hecho participe del encuentro amoroso entre su hermano y el ojiazul.

- ¿De que estas hablando, Gaara? No entiendo...- sin caer en cuenta con el comentario del pelirrojo - Velo por ti misma - abriendo suavemente la puerta.

- Kankurou y... Naruto, ¿Pero como...? - tapando su boca por la sorpresa.

- Ya lo sospechaba, y me da gusto que se haya hecho realidad, él se lo merece, ¿No lo crees? Temari... - agarrando a la rubia del brazo para sacarla de allí y dejar que los tortolos siguieran con su sueño.

      Un nuevo día comenzaría para la reciente pareja, uno de muchos días en los que se demostrarían su amor mutuo y sin restricciones, la noticia conmocionó tanto a Suna como a Konoha, pero eso no los detendría de permanecer juntos y felices por siempre, cada piedra en el camino la apartarían uniendo sus esfuerzos y convicción de que no había nada más importante que su felicidad.

 

 

Fin.

                                                                       Nessa Yaoi.

 

 

Notas finales:

¡Hola a todos! ¿Que les parecio? solo escriban y diganlo, nos vemos pronto... con otro enlatado quizas.

Besossss y chaito.

                                                 Nessa Yaoi.


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