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Ese sueño no es tan malo. por Stric39

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Notas del fanfic:

Ok, allá va. Es mi tercer (y último) intento de un fanfic original. El primero no llegué a publicarlo, el segundo fue un desastre, aquí traigo este. He observado que muy pocos fics originales tienen tirada aquí, deberiamos darles una oportunidad, sinceramente a mí me encantan. Bueno, sólo decir que si veo (posiblemente lo vea..) que no tiene muchos reviews, o simplemente no es leído lo suficiente, no me molestaré en terminar de subirlo, y dudo que lo termine siquiera para mí. Así pues sin más dilaciones, ahí va. Ah, no se dejen engañar por el título que no tiene nada que ver ~.~

Notas del capitulo:

El capítulo uno. No se desvela por ahora ninguno de los nombres de los personajes ni nada interesante, en fin, es sólo un comienzo.




Pensamientos -> Cursiva.


(––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– ) ->Cambio de narrador.

 

1. Charcos

 

 

Hace frío, unas cuantas hojas secas golpean mi cara, mi gabardina y sobrevuelan mi cabeza. Piso un charco, me quedo observándolo y mi cara se refleja en él. Pelo largo y negro, ojos del mismo color, tez blanca; demasiado, nariz perfilada y unos labios rojos. Me parecen lineas finas y suaves, atractivas. Sigo caminando, pronto empezará a llover de nuevo. Me dirijo a ninguna parte, el viento hace que mi pelo se mueva en todas direcciones, y me gusta la sensación.

Paso por delante del tan contaminado río, huele mal y me tapo la nariz con la manga de la gabardina, mientras con la otra sujeto mi estómago e intento aguantar las nauseas. Camino más rápido casi librándome del mal olor. Llego a mi lugar particular, lleno de cajas de cartón y algunas ropas en ellas, me cubre un techo de la lluvia, pero no hay puertas para cubrirme del frío. Allí el olor del río no es tan fuerte, a veces no huele. Me tumbo aovillado en el suelo debido al frío, y como todas las noches, espero a despertarme del sueño.

 

––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––



Otro día aburrido en la oficina, escribo números y letras en un papel para hacer como que trabajo. La secretaria de mi padre pasa por delante de mi despacho para asegurarse de que estoy haciendo todo el trabajo correctamente, pero no se da cuenta de que no hago nada. Son las siete y cincuenta y cuatro, a las ocho podré irme. La secretaria ya no pasará más, así que me levanto y miro por la ventana; todo está oscuro y tal vez nieve esta noche. La luna refleja mi rostro en el cristal. El cabello rubio con pequeños bucles en la zona de las orejas, los ojos verde azulados con la mirada perdida, tez pálida, pero no demasiado y la nariz y la boca en armonía. Me parecen lineas finas y suaves, de mujer, nada atractivas. Cojo mi maletín y me dirijo a la calle, ha empezado a llover de nuevo, así que abrocho mi chaqueta y corro. Piso un charco y mojo el bajo de mis pantalones, pero sigo corriendo. Paso por delante del río, está contaminado y huele mal, aguanto la respiración y sigo corriendo, la lluvia cae más fuerte; piso barro y me hace perder el equilibrio. Caigo al suelo y me golpeo la cabeza contra la acera, pierdo el conocimiento.

 

 

––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––

 

Me despierto porque he oído un ruido, sigo en ese maldito sueño. Me levanto, ahora llueve muy fuerte, así que miro al exterior, buscando la procedencia del ruido. Hay alguien tendido en el suelo, cojo un paraguas, el único que tengo y me acerco a él. Está inconsciente, lleva un traje y una chaqueta sobre él, tiene un maletín y parece un tipo con dinero, es joven. Hurgo en sus bolsillos y encuentro su cartera, la cojo, tiene bastante dinero así que me la guardo y de nuevo me dirijo a mi lugar. Coloco las cajas para que cuando despierte sea incapaz de verme, y dejo una estrechez entre dos de ellas para observarle. El agua cae sobre su cabello rubio, haciendo que le tape los ojos. El agua empieza a subir de nivel en las aceras, y temo que el muchacho se ahogue, así que retiro las cajas y voy a donde se encuentra; si reclama su cartera, me haré el loco. Cojo el maletín y lo lanzo a mi refugio, si se le puede llamar así; agarro al desconocido por la chaqueta y lo coloco sobre mi hombro con un poco de esfuerzo. Lo dejo en el suelo, con la cabeza apoyada sobre su maletín, que no me molesto en mirar, pues no creo que lleve más dinero ahí. Le miro, sus facciones son bonitas...Es guapo, pienso, y me avergüenzo por ello, pero nadie lo ve, así que sonrío y vuelvo a pensarlo.

 

––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––

 

Pienso en cuánto tiempo llevaré inconsciente. Abro los ojos y veo el suelo, está sucio y algo mojado por mi culpa. Tengo la cabeza apoyada sobre algo, miro, es mi maletín. Desvío la mirada hacia arriba, veo a un chico. Se rodea las piernas con los brazos, y apoya la barbilla en ellos. El pelo negro le cae levemente sobre los ojos y le tapa las orejas. Tiene los ojos cerrados, creo que está dormido. Maldito charco, pienso e intento incorporarme, pero unos brazos me detienen y apoyan mi cabeza sobre el maletín de nuevo. ¿Cuándo se ha movido? Sonríe y pienso que podría iluminar todo un cuarto oscuro con esa sonrisa. Dice algo pero no puedo saber que es, me pesan los ojos y vuelvo a quedar inconsciente. Sueño: mi padre me sonríe y se siente orgulloso de mí, mi hermano y yo jugamos en el jardín al fútbol, mi madre prepara la cena para todos, hay un cubierto de más, hay visita. Abro la puerta y es él, me abraza y le regalo una sonrisa cálida. Vuelvo a abrir los ojos rápidamente. Ha parado de llover; para dejar paso a la nieve. Los copos se derriten al tocar el suelo, debido a la lluvia, pero si continúa nevando tan fuerte, mañana la ciudad estará blanca. Creo que he estado durmiendo siglos, tengo los músculos agarrotados y me duele la cabeza, la boca me sabe mal. Sigue ahí pasmado, con la misma postura que antes, pero con los ojos abiertos, me mira hasta que me veo obligado a apartar la vista. Vuelve a hablarme, y pongo mis cinco sentidos en descifrar lo que dice.

 

 

-¿Estás bien? -pregunta con voz serena.

Intento levantarme de nuevo, esta vez no me para y me siento apoyado contra una caja de cartón. Se acerca y pone su frente sobre la mía. Está muy cerca y me pongo nervioso, tiene los ojos negros, y da un poco de miedo.

 

-Parece que has cogido fiebre, has estado un rato mojándote ahí afuera -.me explica.

-Sí...-es lo único que soy capaz de responder, tartamudeando por el frío.

 

Aprovecho para desviar la mirada hacia el reloj, son casi las doce, he estado cerca de cuatro horas inconsciente, y me avergüenzo por ello. El desconocido lo nota y me pregunta:

-¿Tienes que volver a casa?
-Sí -.contesto de nuevo- Gracias.

 

 

Sólo sonríe y se sienta donde antes con gráciles movimientos, me mira de nuevo. Me pongo en pie y me tambaleo un poco, no acude en mi ayuda. Nieva fuertemente, pero tengo que volver a casa pronto, aunque no noten mi ausencia.

 

-Toma mi paraguas -dice ofreciéndome un paraguas negro -,creo que lo necesitas.

-Gracias...-digo cogiendo el paraguas y caminando hacia fuera.

 

Esta vez no voy a correr, pues dudo que esté ahí para salvarme.

 

––– ––– ––– ––– ––– ––– ––– –––

 

Le he dado mi paraguas, mi único paraguas. Posiblemente no lo vuelva a ver, y yo le he dado mi paraguas. Era mi paraguas. Todavía estoy a tiempo de recuperarlo, miro afuera y el chico está mirando hacia mí, le sonrío y vuelve la cabeza en todas direcciones, fingiendo que se le ha caído algo. Que se lo quede, pienso. Me pongo unos guantes negros, sacado de una de las cajas, y saco las manos dejando que la nieve los vuelva blancos, me divierte la escena y me río. Me tumbo en el suelo y miro al cielo, es una noche bonita. Espero que se repita. Cierro los ojos y su imagen ronda mi cabeza. Quiero volver a verle. Recuerdo que aún tengo su cartera, palpo mis bolsillos y la saco. No me fijé en el contenido antes, sólo en el dinero. Leo un nombre y una dirección en una tarjeta, en ella también está escrito el nombre de una empresa. Tiene también una tarjeta de identificación con su foto, sonrío al ver la cara con la que sale, parece que está enfadado. Encuentro dos fotos; en una hay un niño, sé que es el por el pelo rubio y los ojos verde azulados, tiene los brazos enredados en el cuello de un hombre, de unos treinta años. Los dos sonríen y posan para la foto. En la otra foto solo hay una persona, un chico de unos once o doce años. Lleva una gorra y el pelo moreno asoma por los lados, tiene los ojos azules, y sonríe ampliamente. Me gustaría saber quien es. Guardo las fotos, las tarjetas y dejo el dinero ahí, mañana iré a la dirección que indica la tarjeta. Vuelvo a meter la cartera en mi bolsillo, me encojo en el suelo y me quedo dormido. Sueño...La noche, silenciosa, se oye un ruido, y otro...son pasos ¿de dónde vienen? Me giro y ve a un niño asustado, llora y pide ayuda, se ha perdido y busca a su madre. Me acerco para ayudarlo, pero la escena cambia, el niño se convierte en una sombra, saca un cuchillo y me lo clava en el estómago...¿Por qué? Pregunto, pero la sombra solo se ríe y vuelve a su apariencia de niño indefenso. Me despierto algo aturdido, son las dos de la madrugada. Aún nieva, no tengo sueño ahora, después de ese espantoso sueño así que salgo fuera, y con la poca nieve acumulada intento hacer un muñeco de nieve. El muñeco es pequeño, no tiene brazos, ni cara...es triste. Cojo un sombrero de una de las cajas y se lo coloco. Primero mi paraguas, ahora mi sombrero, soy demasiado generoso, pienso. Saco la cartera de nuevo, miro la dirección y empiezo a caminar, no llamaré, solo quiero saber el camino. La nieve me cae en el cuello y me hace tiritar, vuelvo a pensar en él, en mi paraguas...No hay nadie en la calle ¿Por qué? SI sólo son las dos de la madrugada. Hay un pequeño gato cobijado entre unos cubos de basura, lo cojo y lo meto por mi gabardina.

 

-Yo también tengo frío -le digo, intentando consolar al animal.

 

No hay respuesta, sólo intenta dormir. Sigo caminando, todavía hay charcos debido a la lluvia, y no me molesto en esquivarlos. Llego a la dirección indicada en la pequeña tarjeta. Es una casa grande, la fachada es de color blanco. La rodea una valla de color negro, de unos dos metros. Tiene un gran jardín en la parte delantera, bien cuidado y adornado con pequeños gnomos; son horribles. Hay luz en una de las ventanas, miro hacia allí y le veo asomado, rápidamente se esconde y la luz se apaga. Pienso en irme pero un chasquido me llama la atención, se ha abierto la puerta y asoma su cabeza; sale corriendo hacia mí. Lleva un jersey verde y unos pantalones vaqueros, es sexy. Cuando llega a mi posición se queda callado, espero a que diga algo pero nada, sólo distingo un rubor en sus mejillas, que contra la nieve, combina genial. Saco su cartera de mi bolsillo y se la ofrezco.

-Se te cayó -.miento -, he venido a devolverla.
-Gracias -.dice y saca el dinero mientras me lo ofrece.

Puede que sea amable, pero no tanto como para rechazarlo. Pienso mientras lo guardo en mis bolsillos. El chico se fija en el gato.

 

-Esto también es tuyo -.comento mientras saco al gato de su refugio en mi gabardina.

Él duda si cogerlo, así que lo acerco un poco más a su posición. Lo coge con delicadeza y lo acurruca sobre su pecho. Quisiera ser ese gato. Me dispongo a marcharme.

-Espera, no te vayas -.tartamudea mientras corre hacia su casa.

A los pocos minutos está de vuelta con mi paraguas. Es un gesto que me hace reír.

-No vi ninguno más por allí...-dice.
-No tengo ninguno más -aclaro-. Gracias por devolvérmelo.

 

Le beso en la cara y se pone rojo hasta las orejas. Quizás sea por el frío. Cojo mi paraguas y corro hacia mi refugio mientras me digo a mí mismo, que ese sueño ya no es tan malo.

Notas finales: Yo creo que ya dije demasiadas cosas, sólo queda esperar ~.~. Bueno sí, tal vez una cosa...se os ocurre algún título mejor?

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