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Nadie más por hanasaki aiko

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Notas del fanfic:

¡Que miedo!

Esto es una de esas raras ideas que surgen pese a que uno dice, ¿de Tokio Hotel? No, gracias, prefiero leerlos jajaja

 

 

Notas del capitulo: Dejen rw!!
 

Solamente una habitación y el silencio alrededor, tal parecía como si el mundo hubiera detenido su marcha, nada se movía, nada giraba. La pausa en la que el mundo era reconfortante, escuchar su respiración contra la puerta de madera, sentir la soledad del lugar como la tan anhelada paz que casi nunca llegaba a su vida; era ilegal desear un silencio para la eternidad, dejar en su pecho la calidez y sosiego que en esos segundos hicieron su vida lo más placentero posible, sentimientos que hicieron de su mundo algo inesperado, como una de aquellas tantas puestas de sol que él tanto disfrutaba, un respiro de tranquilidad que gritaba desde su interior contagiándolo a él mismo, embriagándolo lentamente al igual que lo hacía todo lo que tenía que ver con él.

Ni siquiera tenía idea de lo que era ser uno solo, saber que detrás de sus sentimientos y emociones no había nadie mas, nadie que lo necesitara hasta la dependencia, hasta lo imposible, no lo conocía y no le importaba. Porque detrás de esa puerta estaba aquella persona que nunca lo dejaría vivir en paz, aquella que hacía sus días interminables y divertidos. Sinceros y llenos de juegos, de bromas y de sonrisas. La paz que envolvía su corazón se propagó hasta envolverlo suavemente, de la misma forma en la que él lo abrazaba por las noches, con delicadeza y amor, intentando decirle sin palabras lo mucho que importaba para él, intentando hacerle entender que aunque la mayoría de las veces no lo escuchara con palabras, su corazón lo gritaba en voz alta todo el rato.

No quería arruinar el momento diciendo algo que no pensaba, solo permaneció ahí sintiendo como la otra parte de su alma tenía sus pensamientos ocupados en un delineador, en los momentos de su infancia en las que él mismo había protagonizado travesuras descomunales y se había culpado para salvarlo del castigo. Su hermano no escuchó cuando la puerta se abrió suavemente, no sintió que era observado hasta que terminó su labor, justamente cuando el silencioso observador sonrió con ternura regresó la mirada hacia su izquierda.

-¿Ya es hora?

El susurro de su voz fue como una caricia, no había necesidad de gritar, de hacer mucho alboroto por que él sabía lo mucho que disfrutaba momentos como esos, instantes en donde nada parecía importar, en donde podían quedarse refugiados en el sillón cubiertos por una cobija y el mundo seguía en su lugar igual que siempre. Avanzó en dos largos pasos la distancia que lo separaba de él y tomó entre sus manos un mechón de su cabello, ese día en particular lo traía mucho más suave y alisado, buscó en su cuerpo aquella familiaridad, aquellos rasgos que lo hacían ser quien era la tan famosa estrella, la libertad grabada en su brazo. Una suave sonrisa se plasmó en su rostro y al instante la confusión de su hermano llegó a su cuerpo.

-Solo quería venir a verte-murmuró aún sin verlo a los ojos-Todavía es temprano

Mas eso no era lo que lo hacía ser quien era, si no la forma en que juntaba las cejas intentando descifrar algo sumamente complicado, la manera en que sus ojos brillan con inusitada alegría al ver dulces, al escuchar sus pasos al despertar, esos pequeños gestos que en todo momento le gritan que él es su razón de vivir, aquello por lo que daría y haría cualquier cosa. Mientras lo observaba regresar su vista al espejo, recargó su cabeza entre las piernas de su hermano, siempre se preguntaba qué hubiera sido de ellos si no hubieran nacido juntos, si fueran únicamente amigos o dos hermanos comunes y corrientes, seguramente nada bueno, tal vez no fueran famosos, tal vez ni siquiera se conocerían tan bien como lo hacen ahora.

-Estas actuando raro Tomi-La pequeña caricia que le regaló en sus rastas pese a la gorra lo hizo sonreír-No se lo que te sucede si no me ves a los ojos

-Esta bien, no pasa nada

Mas sin embargo él no se movió para seguir arreglándose, se acomodó mejor en el taburete y se las ingenió para recargar la cabeza en la suya. Por un buen tiempo ninguno dijo nada, el silencio era tan agradable como reconfortante, muchas veces no era necesario que hablaran para entenderse, para escuchar en la mente del otro las cosas que no podían decirse por una u otra razón, los te quiero de Tom o los abrázame de Bill, simplemente volteaban a verse en mutuo entendimiento y sonreían.

-¿Extrañas estar en casa?

Que él pusiera en palabras sus pensamientos era algo demasiado común como para seguir sorprendiéndose, mas sin embargo en esa ocasión no supo que decir, hundió la cara entre sus piernas y suspiró irremediablemente, ya llevaban demasiado tiempo fuera entre una gira y otra simplemente cumpliendo con la agenda, no era que extrañara estar en casa, extrañaba estar con su hermano a solas, no tener que guardarse muchos de sus actos por la presencia de otros miembros del staff o de la banda. Solo Bill conocía ese lado de sí mismo, el lado cariñoso y hogareño del que se jactaba muchas veces no poseer.

-No-susurró apreciando el silencio-Te extraño a ti en casa

La sonrisa que alumbraba el mundo de mucha gente no era comparada con la que él tenía reservada en los labios de su hermano, una sonrisa que le iluminaba el rostro por completo, que hacía que sus ojos se suavizaran en ternura y que obligaba a su boca involuntariamente a corresponderle el gesto sin siquiera advertirlo, es por eso que él muy pocas veces se la daba en público. Celoso de su tiempo y de sus brazos, Bill siempre exigía que nunca mirara a ninguna groupie como lo miraba a él, que no se quedara en las noches con ellas por que sabía que no podía conciliar el sueño si él no estaba en la misma habitación.

En la luna quiero dormir deseo dormir
Cúrame otra vez con tu silencio
Sálvame de los largos y difíciles días
En la luna quiero un velo de plata brillante.

Sus ojos se encontraron por primera vez desde que entró en la habitación y una sonrisa cruzó nuevamente los labios de su gemelo, había reconocido la razón de su silencio, de su mutismo y de todos aquellos sentimientos tan confusos que lo llevaban de la euforia hasta la paz, de la añoranza hasta la melancolía. No había nada que decir, sus manos acariciaron con suavidad sus mejillas antes de depositar un tierno beso en sus labios y separarse a tiempo para ver como su mánager  encontraba a Tom escondiendo la cara en sus rodillas.

-¿Pasa algo?-murmuró preocupado por que Tom no se moviera de las piernas de su hermano

-Nada-sonrió Bill divertido por su incomodidad

-Se han retrasado algunas cosas, aplazaron su entrevista para dentro de 1 hora, por favor no se vayan de aquí

-Aquí nos quedaremos-Bill no desaparecía su sonrisa

Mientras David cerraba la puerta intentando no romper esa curiosa atmósfera que los gemelos habían creado en torno suyo, Tom levantó la cabeza para regresarle una mirada a su hermano, la ternura que vio en sus ojos lo hizo sentir como si estuviera interrumpiendo algo privado y fue entonces cuando comprendió las palabras que escuchó hace tiempo en torno a ellos dos, que cuando querían el mundo puede quedar completamente excluido. Bill tomó de la mano a su hermano y ambos se recostaron en el sofá. Desde donde la viera la imagen era tierna. Tom con la cabeza apoyada en el pecho de su gemelo aparentemente a punto de dormir.

Aun en la mañana se refleja un brillo impuro.
Esto no es nada solo necesito estar contigo
Perder todo y quedar en silencio.

-Si no fueran ellos podría pensar cualquier cosa

Mas al cerrar la puerta se dio cuenta de que realmente no le sorprendía ya nada de ellos, los dejó solos sabiendo que caerían dormidos inevitablemente y se dio a la tarea de apresurar a la gente para que el grupo pudiera hacer esa entrevista e irse a casa. No pasaría nada si cancelaba una que otra cosilla para que disfrutaran al menos 3 días de vacaciones.

La extraña armonía que dejaba a su paso era mucho más evidente cuando no estaba que en ese momento, en el que dormía a su lado ajeno a la tristeza que se instalaba en su alma.

Muy probablemente no tenía sentido para nadie más que para él, sentirse triste por algo tan insignificante y que aún ahora parecía querer cobrar fuerza, había veces en las que no lo entendía, ocasiones como esas en las que todo era demasiado grande y frío, en las que su soledad parecía no tener fin. Él dejaba de lado su todo para ir a verlo, podían pasar muchas cosas y aún así no entender lo que en esos momentos le sucedía, volteó a verlo antes de cerrar los ojos para perderse en el sueño y súbitamente su sonrisa le iluminó el alma.

-Tomi... me despeinarás-murmuró Bill juguetonamente

-No seas nena Billa

Solo necesitaba recostarse a su lado para que el curso del mundo siguiera derecho como siempre, la complicidad que compartían desde siempre lo salvaba de palabras inoportunas y llenaba los silencios de miradas llenas de significados, sonrisas camuflageadas con miles de reflectores y  toneladas de maquillaje.

En la noche un pueblo entero es la paz en la luz.
Esto no es nada solo necesito estar contigo
Se perderá todo al ir en un barco en el mar y tendré que morir en el sol
Este adolorido corazón llora todos los días
Y es por un amor roto y perdido.

 

Pero había ocasiones en las que ser gemelos más que una bendición era una total carga, ni las sonrisas de Bill le bastaban, ni el silencio le terminaba de calmar el corazón. Era en esas ocasiones en las que se preguntaba sinceramente los motivos para seguir con todo ello, cada vez olvidaba más el inicio de sus pesadillas y el término de su paz; había ocasiones en las que se sentía tan desesperado que únicamente una gran inversión en caricias y palabras susurradas contra su oído callaban su angustia y desesperación.

 

Nunca antes había tenido miedo al ver aquellos ojos iguales a los suyos, no se había percatado de ese sentimiento que crecía dentro de él, no que no quisiera, únicamente era que a veces parecía que el tiempo que llevaba ahí era demasiado, casi como la eternidad, como a luna o como el tiempo. Natural, era como respirar y asfixiante como el miedo que sentía cada que despertaba a oscuras.

 

Irracional y sin sentido.

 

Mas era precisamente eso lo que le daba el aire de vida que necesitaba cada día, sus ojos avellana mirarlo fijamente, encontrar su mirada desde el otro lado de la habitación mientras pretende ensayar, jugar o no hacer nada, cualquier cosa menos dar a notar a alguien más que no sea él que necesita un abrazo, una caricia o el mágico beso que hace desaparecer todas sus inseguridades. Bill es como una droga tranquilizante pese a todo lo acelerado que es, pese a que sea quien a veces exige más de su tiempo, es el que le da la fortaleza para levantar el rostro cada día.

 

Para seguir siendo él mismo.


Esto no es nada solo necesito estar contigo
Perder todo y quedar en silencio
Cierra la luna
Perderemos todo si queremos ir
Por favor quédate conmigo
Se perderá todo al ir en un barco en el mar y tendré que morir en el sol.

 

Notas finales:

La hermosa cancion que leyeron es de L arc en ciel, una de las antiguas y mas hermosas aunque no es muy comercial, The Silver Shining.

 Gracias por leer!!


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