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"SOMNILOQUIO" Deathmask x Afrodita por Songfic_Maniak

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Notas del fanfic:

Título: “Somniloquio”
Autor: Songfic Maniak
Traductor: Na/
Beta: Na/
Razón: ¡Celebrando que el subforo de Deathmask&Afrodita del SSY Fanwork tuvo su visita #2000 el 7 de noviembre DEL 2007!

Dedicatoria: Nuevamente, A todos los fans de esta precisísima pareja, en especial a mis peces y mis cangrejitos que andan sumergidos en la pecera del amor, listos para regalar 45 rosas en este subforo -.o

Personajes.
Principales: Deathmask & Afrodita Secundarios: Na/         Incidentales: Na/    Originales: Na/  
Pareja principal: Deathmask & Afrodita
Parejas secundarias: Na/
Tipo: Escritura Libre con ciertos toques idealistas.
Clasificación: G

Advertencias: Songfic, puede contener lenguaje NO apto para menores
Estado: Concluido
Última Actualización: Publicado el 09 de noviembre del 2007

Comentarios adicionales: Yo de nuevo molestando con otro songfic de estos dos, es que es inevitable, ¡hay tanto por escribir de ellos! tantas historias que me inspiran que el tiempo es poco.

Este songfic lo ideé cuando viajé al Cervantino, en el autobús de ida todos los locos universitarios íbamos bebiendo y cantando, total que pusieron un CD de Caifanes, acá en México es uno de los grupos "de culto" así que, lógicamente, todos empezamos a corear cada canción hasta que me mareé, me senté al lado de una ventana y miré el cielo.

Esa noche recordé al son de “Nubes” la grandeza del universo y lo poca cosa que somos, pero aun así el amor nos salva porque hace que nos sintamos capaces de tocar las estrellas y bueno, esa noche el alcohol y la música me dieron la inspiración para este relato, seguro algunos mexicanos conocen esta canción y cada uno tiene su propia historia “especial” con ella así que espero que les guste la mía, personalmente, me entretuve mucho al escribirlo, tardé casi tres días, pero bueno, yo ya lo disfruté y lo subo para quien tenga un rato de ocio y quiera leer algo de la pareja tenga una opción mas, una muy extensa, debo decir.

Por último y como siempre, la invitación queda abierta para quienes quieran visitar La Pecera del amor. El link viene al final de mi songfic.

Resumen: Deathmask y Afrodita no se soportan, hasta una noche que uno de ellos es traicionado por su subconsciente.

Notas del capitulo:

“Somniloquio” (también llamado somniloquia, noctilalia y somnilocuismo) es el término médico que se le da al habla o la emisión de sonidos mientras dormimos, que pueden ir desde sonidos entendibles o no hasta pequeños discursos.

Es un trastorno del sueño que se caracteriza por la emisión de palabras, vocablos o frases cortas poco inteligibles durante el sueño nocturno sin el conocimiento del sujeto. Podría incluir gritos, llantos y risas, relacionados con temas vividos recientemente, que pueden repetirse varias veces en la noche.

No es considerado una enfermedad, está incluido en el grupo de trastornos llamados “Parasomnias”, que son fenómenos episódicos e inoportunos que ocurren durante el sueño.


¡Y eso es todo por hoy! xD



XOOXOXOXOXOOX

¿Qué es vivir? Soñar sin dormir

¿Qué es morir? Dormir sin soñar




“SOMNILOQUIO”


Escrito por Songfic Maniak

"Nubes" Interpretada por Caifanes (Ahora Jaguares) 
 

Nunca se habían agradado en lo absoluto, si a penas se saludaban era porque no les quedaba de otra cada mañana al compartir su entrenamiento junto con sus demás compañeros en el coliseo.

Deathmask tenía la culpa, él y sus insultos en contra de Afrodita, pobre, diecinueve años teniendo que soportar que el “estúpido cangrejo”, como así lo llamaba, se refiriera a él como una “niñita” y solo por el hecho de ser constantemente admirado por otros caballeros que quedaban maravillados ante su gran atractivo.

Él siempre se había llevado bien con todos, por supuesto, tenía un ego que no cabía ni en su templo, pero cualquiera en su lugar se comportaría de la misma forma si desde niño le hubieran dicho que era una mezcla entre el porte de Dorian Gray con el magnífico rostro del legendario Adonis y una sensualidad innata solo comparada con la de la Diosa Afrodita.

Esa tarde, Deathmask había recibido un aviso de uno de los escuderos del Santuario para que se presentara de inmediato ante el Patriarca, no había demorado mucho en llegar frente a la puerta del recinto, cuando Afrodita llegó de imprevisto.

-Vaya, no creí encontrarte aquí… sigues caminando de esa forma tan ridícula. No eres más que un tipo petulante que se regocija meneando el trasero para que todos regresen a ver su andar.

-Deja de molestarme Deathmask que hoy mi paciencia es poca- contestó este alzando su barbilla como siempre hacía cuando fingía indiferencia.

La mayoría de quienes habían estado al servicio del Patriarca por años nunca habían tenido la oportunidad de estar ante su presencia y, en esa ocasión, las cosas no cambiarían, pese al rango de caballeros dorados que ambos poseían, se les fue negado el acceso al reciento y un escudero salió de la habitación para entregarle al que, sabía era mas sensato de entre los dos, una misiva que llevaba las órdenes directas del gobernante del Santuario ateniense.

Afrodita recibió el escrito en sus manos, lo abrió con suma calma y comenzó a leer de forma mental, conforme la lectura fue avanzando el rostro tranquilo del joven fue distorsionándose hasta llegar al punto final cuando ya su cara mostraba un enfado visible que el caballero de cáncer no pasó desapercibido.

-¿Qué pasa, Afrodita, malas noticias?- le preguntó con curiosidad.

-Exactamente- fue su seca respuesta sin dejar de observar la misiva.

-¿Por fin el Patriarca decidió acabar con esos horribles rosales que se enredan al costado de tu templo? ¡Que bien! Todos los odiamos- dijo Deathmask llevándose las manos a la nuca- si quieres yo puedo cortarlos antes de bajar a mi templo, ¿para eso me quería el patriarca?, ¿para aprender de ti algo de jardinería?

Afrodita no reaccionó ante tanta provocación, si había algo que él poseía (y parecía que Deathmask no) era madurez, así que solo se limitó a mirarlo de reojo con recelo y dar la vuelta sin dar respuesta alguna.

No debió haber hecho eso, Deathmask podía soportarlo todo: mal trato de alguna persona, discusiones, maldiciones hacia él, conflictos, incluso golpes y peleas... para él lo importante era que la gente lo tuviera muy en cuenta, en segundo plano quedaba si era para bien o para mal, pero la indiferencia era algo que lo hería mas que cualquier otra cosa y mas aun si venía de Afrodita de Piscis quien desde niño lo había tratado de evitar a toda costa.

Caminó hacia él con pasos rápidos y firmes y tiró de su brazo para girarlo con brusquedad.

-¡Habla ya, Afrodita! No te estés haciendo el interesante conmigo- le reclamó penetrando en él su oscura mirada.

-¡Suéltame, Deathmask! Tú empezaste todo esto, no me obligues a terminarlo-advirtió el adonis deshaciéndose del agarre del otro y mirándolo con severidad- no tengo ningún inconveniente de informarte el contenido de la misiva, siempre y cuando sepas como pedírmelo.

-¿Quieres que me arrodille, que lave tus pies con mis lágrimas, que los bese y los perfume para que me otorgues tu perdón y, después, sin atreverme a ponerme de pie solo alce la mirada y te pregunte lo que quiere el patriarca de mí?- preguntó Deathmask en un tono lleno de sarcasmo.

-Suena tentador- respondió Afrodita sin poder evitar caer en la provocación.

-Vete a la mierda- contestó el otro cerrando sus puños con fuerza, decidido a dar el primer ataque.- ¡Anda! Ponme de rodillas, Afrodita, ¿qué harás para conseguirlo?, ¿Picarme con las espinas de tus estúpidas rosas?... marica.

Eso había sido demasiado, aunque el caballero de Piscis se caracterizaba por ser uno de los mas tranquilos y pacientes de todo el Santuario eso había sobrepasado el límite del respeto y él era educado más no estúpido como para dejar que Deathmask siguiera insultándolo.

Echó un rápido vistazo a su alrededor, elevó su cosmos y con un solo movimiento en su mano apareció una rosa color sangre de la nada.

-Nunca subestimes el daño que puede hacerte una de mis rosas- advirtió Afrodita conteniéndose por no arrojar ese ataque al hombre delante de él que mantenía una retorcida sonrisa.

-Solo eres un jardinero frustrado y un desviado, no sé que demonios haces en la orden dorada de Athena.

-¡Yo te demostraré lo que hago aquí!- exclamó Afrodita temblando de furia, su cosmos comenzó a arder y el italiano tuvo el instinto de retroceder mas se mantuvo firme tratando de convencerse a si mismo que no había nada que temer.

-No serías capaz...- le dijo llevándolo al límite del abismo

-¡Ataque de rosas negras pirañas!- invocó el caballero de Piscis llevando sus manos a su pecho y extendiéndolas un segundo después, el ataque de cientos de rosas negras alcanzó al caballero de cáncer quien se encontraba desposeído de su armadura.

El impacto lo arrojó varios metros hasta una columna donde siguió siendo atacado con arañazos y cortes profundos hasta que Afrodita reaccionó ante su impulsiva acción y se detuvo de imprevisto ocasionando que el cuerpo de Deathmask resbalara por la columna hasta caer al suelo respirando con dificultad, con sus ropas desgarradas y teñidas de la sangre de las heridas.

La culpabilidad no demoró en hacer opresión en el pecho de Afrodita, este se apresuró a llegar hasta Deathmask quien, haciendo uso de todo el orgullo que poseía y la fuerza que le quedaba, ya se había puesto de pie con mucha dificultad.

-Deathmask, yo no...- intentó decir el sueco tomando suavemente su hombro

- ¡Suéltame!- exclamó el otro empujándolo sin el mas mínimo tacto- ¡no me creas tan débil como tú, imbécil!- agregó tratando inútilmente de que sus palabras hirieran a Afrodita tanto como aquel ataque lo había con él.

Planeaba insultarlo con cientos de injurias, sin embargo, fue atacado por un absceso de tos que le hizo arrojar sangre por la boca tras el fuerte impacto que su espalda había recibido que le había causado una hemorragia interna.

-Te acompañaré a la enfermería- insistió Afrodita tratando de resarcir el daño que le había provocado a su compañero.

-Yo no necesito ir a la enfermería... no quiero estar cerca de ti, ¡quiero que te largues, maldito seas!- exclamó el caballero de cáncer para después escupir los restos de sangre de su boca cerca del calzado del otro quien no se inmutó ante aquella grosería.

-Es tu problema si no quieres ir a atenderte y también comparto tu sentir, pero debo cumplir órdenes directas del patriarca, si quieres hacerlo tú o, por el contrario, deseas desobedecer, ese es tu problema y yo no pienso tratar de convencerte. Lo único que nos pide es pernoctar en el bosque noreste, dicen que dos aspirantes a guerreros lograron escapar y se ha visto a muchos otros en esa zona, solo debemos capturarlos y dar aviso cuanto antes.

-¿Una misión contigo?- preguntó el caballero de Cáncer limpiando la sangre que había quedado en sus labios con la manga de su camisa- ¿Y que pasará con los aprendices una vez que los entreguemos?

-Ya lo sabes... lo sedición se castiga con la muerte.

Afrodita no dijo mas, caminó hacia la salida del templo, Deathmask lo siguió en silencio haciendo un esfuerzo sobrehumano para evitar caminar encorvado a pesar del dolor generalizado en todo su cuerpo, una vez que estuvieron fuera ambos alzaron sus miradas pudiendo ver el cielo lleno de nubes borrascosas.

-Será una noche difícil- comentó el italiano presintiendo la tormenta que esa noche se avecinaba.

Afrodita giró su rostro y lo observó de abajo hacia arriba con desprecio

-No necesitas decírmelo, teniendo tu compañía es lo mas seguro. Te veré esta noche cuando el sol se ponga en la pradera cercana al bosque, trata de ser puntual, Deathmask.

Desvió su mirada y comenzó a bajar las escaleras de su templo, mientras que el caballero de Cáncer se quedaba inmóvil ante esas últimas palabras, estaba conciente que en parte el había sido causante de todo el desprecio que Afrodita le guardaba, pero eso no cambiaba el dolor que se hacía presente cuando notaba que su presencia no era bien recibida para él quien era su mas vívido sueño nocturno.

Así era, Deathmask soñaba con el adonis del Santuario, era su secreto mejor guardado, eso y los sentimientos que le profesaba, pero ahí estaba él, alejándose nuevamente, huyendo de la verdad que perfectamente se reflejaba en esos ojos mortecinos que solo obtenían brillo cuando la imagen de Afrodita se hacía presente.


Parecemos nubes
¡Que se las lleva el viento!
Cuando hay huracanes
¡Cuando hay mal de amores!



Solo restaban un par de horas antes de que el sol se ocultara, Deathmask había bajado hasta el templo de cáncer sintiendo como su sangre brotaba de sus heridas empapando su ropaje, incluso desde el templo de Piscis hasta la salida del de Escorpión cuando ya sus heridas comenzaban a coagular, había tenido curiosidad de mirar constantemente hacia atrás para observar pequeñas gotas de sangre que marcaban el camino que había recorrido como si de migajas de pan se tratasen.

Llegó a su templo con la visión borrosa, movía la cabeza y tallaba sus ojos tratando de desvanecer el ligero mareo que sentía. Se dejó caer en la cama y cerró sus ojos para descansar, aunque tuvo que levantarse cuando se dio cuenta que comenzaba a quedarse dormido, sabía que si se dejaba vencer por el sueño ya no despertaría sino hasta el día siguiente.

Caminó hasta su baño, se quitó los jirones de ropa que llevaba y llenó su tina de agua templada para sumergirse en ella, en ese momento, el agua se tiñó pro completo de rojo, mas él ignoró ese detalle y comenzó a limpiar sus heridas.

Un par de horas mas tarde, Afrodita se hallaba en la afueras del bosque apoyado en un árbol con la vista fija en dirección al Santuario, se encontraba escéptico ante la idea que Deathmask se presentara ya que la repulsión hacia su persona era notable, por eso mismo, sus ojos se llenaron de sorpresa, cuando divisó a lo lejos una figura que fue reconociendo como el caballero del tercer templo conforme se fue acercando hasta llegar a posicionarse frente a él. Ambos iban desposeídos de sus armaduras al considerarlas innecesarias para la ocasión, se miraron fijamente y se mantuvieron en silencio hasta que escucharon un relámpago a lo lejos que anunciaba la tormenta de esa noche.

-¿Te encuentras bien?- preguntó Afrodita preocupado al ver a Deathnmask con un semblante cansado y su piel empalidecida.

-Perfectamente- susurró pasando a su lado y adentrándose al bosque.- solo vine a cumplir una orden, ¿entiendes? No quiero que te acerques a mí, Afrodita- agregó quedo girando un poco su rostro para clavar su aguda mirada en el sueco el cual afirmó con la cabeza sintiéndose indispuesto para discutir en esa ocasión.

Lo único que se escuchaba era el crujir de las hojas debajo de sus calzados, se guiaban por la poca luz que proveía la luna llena la cual de vez en vez era revestida por las gruesas y grises nubes.

Se encontraron cerca de un riachuelo, ambos se detuvieron y miraron a su alrededor, sin duda, parecía ser un lugar pacífico para pasar la guardia nocturna, desde ese sitio, solo debían mantenerse atentos para poder sentir alguna presencia cercana, capturar a los traidores y regresar al Santuario.

Sin embargo, las cosas no serían tan fáciles como ambos habían imaginado.

Deathmask no lo pensó dos veces y se dejó caer en el suelo para apoyar su cabeza en el tronco detrás de él, se llevó la mano a la frente para apartar las copiosas gotas de sudor frío que se habían acumulado y frotó sus brazos cuando comenzó a ser atacado por ligeros escalofríos.

-¿Tienes frío?- preguntó Afrodita acercándose hasta sentarse en una roca algunos centímetros cerca.

-No, pendejo, me muero de calor- le contestó con sarcasmo desviando su mirada- deja de joder, Afrodita, ya te lo dije, la única razón por la que estoy aquí es porque soy fiel al Patriarca, solo por él soy capaz de aguantarte toda la maldita noche y te aseguro que cuando encontremos a los traidores, yo mismo asesinaré a uno de ellos, para que a los bastardos cobardes les sirva de lección.

-Haz lo que quieras, Deathmask, no me sorprendería que asesinaras a todos los que encontremos, eres... una bestia.

-Y tú eres...

El encuentro de miradas fue intenso, a pesar de estar en medio de penumbras, el par de ojos de ambos refulgían como si fueran animales nocturnos, así había sido su relación desde hace mucho tiempo: con poca cordialidad, conteniendo el arrebato que ambos sentían con cada encuentro, no tenían idea de lo que pasaría si alguna vez se les ocurriera ceder, mas bien, ambos tenían miedo de averiguarlo, por esto mismo preferían incrementar su distancia y llenar ese espacio con resentimientos y reproches que engendraba odio entre ellos.

-¿Soy que?, ¿Un marica?

-¡Lárgate de aquí! Suficiente tengo con estar congelándome en este puto lugar como para que tú vengas a joderme- exclamó Deathmask inspirando hondo para ganar una fuerza de la cual se sentía desposeído en esos momentos.


¡Parecemos presos
y como presos pensamos!
Escapar uno del otro
y cometer la fuga...



Afrodita siguió de cerca a Deathmask quien ya le había dado la espalda y comenzaba a caminar apoyándose en cada tronco que encontraba para evitar caer a causa del temblor que se había apoderado de sus piernas y parecía avanzar por todo su cuerpo.

-¿A dónde vas?- le preguntó en un preocupado tono de voz.

-Lejos de ti... yo... necesito ir a un lugar donde pueda respirar... a-aquí siento que me asfixio- contestó con voz entrecortada, fue cuando Afrodita comenzó a notar que Deathmask se encontraba mas grave de lo que podía admitir.

Para suerte de ambos y tras sufridos minutos, las arboledas terminaron y ambos se vieron en un corto campo abierto desde donde se podía apreciar el cielo que ya estaba cargado de relámpagos y nubes negras.


¡Vamos a dar una vuelta al cielo
para ver lo que es eterno!
¡Vamos a dar una vuelta al cielo
para ver lo que es eterno!





-Que hermosa noche- susurró Deathmask alzando s vista tratando de recuperar el aire que a cada segundo sentía que se escapaba de sus pulmones sin que pudiera evitarlo.

Afrodita frunció el entrecejo más no en un gesto de enfado sino en uno de tremendo desconcierto al poder apreciar el temblor en el cuerpo de su compañero.

-Yo no le veo lo hermoso a esta noche- le comentó acercándose a él con lentitud.

-Por supuesto que es hermosa, esta noche… no hay estrellas- respondió cansinamente, un segundo mas tarde, fue víctima de un desvanecimiento y comenzó a caer del lado sin control, afortunadamente, los reflejos de Afrodita lograron que sus manos tomaran con fuerza ambos hombros de Deathmask evitando que cayera bruscamente.

-¡Deathmask!- le llamó sacudiéndolo un poco para tratar de ayudarle a reaccionar, pero el otro, simplemente ya no podía responder ya que se había desmayado.

A prisa, lo tomó entre sus brazos y se inclinó hasta recostarlo en el pasto, Deathmask ladeó su cabeza y se quejó quedamente, Afrodita pudo comprobar que su compañero ardía en calentura, no por nada le había insistido esa tarde que fuera a la enfermería, a pesar de ser un caballero dorado, sus rosas negras pirañas no solo le habían abierto heridas profundas que volvían a sangrar en ese momento comenzando a manchar su ropa sino que también lo habían envenenado.

El veneno del ataque de Afrodita era similar al de las agujas del caballero de Escorpión, solo el de las rosas iba escociendo la carne con lentitud hundiendo en agonía a sus víctimas... le sorprendía que Deathmask no se quejara tanto si para ese momento seguramente debía sentir como si por dentro llevara acido entremezclado con su sangre.

Afrodita se sentó a su lado, deseo poder llevarlo a que lo atendieran y ponerlo a salvo, pero también sabía que esa noche debían cumplir una misión así que, confiando en la fortaleza de Deathmask, decidió que solo lo ayudaría retirando a momentos el sudor de su frente y este debería resistir el dolor lo que restara de noche. No era la forma más solidaria ni mucho menos humana de actuar, pero era la única opción que tenía.

Sintió una fortísimas ganas de llorar mas lo evitó aunque se encontrara solo y se sintiera verdaderamente culpable por haberle hecho eso a Deathmask, no creía que este mereciera ni una sola de sus lágrimas... o quizá si, pero de cualquier forma si llegara a saber que había llorado por él solo volvería a llamarlo “marica” y no sabría traducir la preocupación que con ese llanto demostraría.

Bastante ensimismado estaba en el silencio de la noche cuando escuchó que Deathmask lo llamaba entre murmullos.

Afrodita retiró la capa acuosa que comenzaba a formarse en sus ojos y volteo a verlo creyendo que había recuperado la conciencia, sin embargo, ese pensamiento no podía estar mas alejado de la realidad.

“Afrodita... esta noche no hay estrellas”

-¿qué?- susurró el aludido desconcertado por aquellas palabras que habían salido de lo labios del caballero de Cáncer.

“¿Hace cuánto que no ves las estrellas?” preguntó Deathmask y, en esa ocasión, Afrodita se apoyó en sus rodillas y sus manos para inclinarse hasta el rostro de su compañero.

Era imposible que pudiera estar conciente, podía sentir si cosmos apaciguado, la energía que lo rodeaba no se encontraba turbada ni alterada, por el contrario, envolvía al italiano en una profunda paz, sin duda, dormía...

“Afrodita...”

¡Pero aún así hablaba!

El peliceleste parpadeó perplejo, conocía a la perfección los efectos de su ataque y estaba seguro que no provocaba que las víctimas habaran cuando se encontraban inconcientes, de igual manera, no parecía que Deathmask fuera víctima de algún delirio a causa de la fiebre ya que su respiración se hallaba tranquila.

Sin embargo, tenía conocimiento de que algunas personas solían hacer cosas extrañas cuando dormían como roncar, o sufrir sonambulismo y despertar fuera de cama o hablar dormido, como lo hacía Deathmask en ese momento.

No era algo raro, estaba seguro que él alguna vez en su vida también había soltado un par de frases disparatadas mientras dormía, alguna vez su maestra, Estela, se lo había comentado divertida la mañana siguiente de que lo hiciera mientras ambos desayunaban, pero las palabras de Deathmask no eran incoherentes, de hecho, cada palabra nueva que murmuraba se relacionaba con lo antes dicho... aunque, ciertamente, su somniloquio en un inicio, parecía demostrar que Deathmask seguía siendo tan idiota como cuando estaba despierto.

“Afrodita... eres la persona mas engreída que... conozco... eres vanidoso, presumido... un... un narcisista que vive en su mundo de perfección... por que tú...”

El peliceleste frunció su entrecejo y cerró sus ojos tratando de tranquilizarse, había escuchado que no era bueno despertar a la gente que sufría alguno de esos comportamientos extraños mientras dormían, pero ganas no le faltaban de soltarle un puñetazo a Deathmask por insultarlo, incluso, en sus sueños.

“Porque tú... eres perfecto... y hermoso, muy hermoso...”

Los ojos de cielo del aludido se abrieron enormes, miró directamente el sereno rostro del caballero de Cáncer y pudo divisar una de las comisuras de sus labios ligeramente alzada creando una diminuta sonrisa.

-¿Qué dijiste?- susurró Afrodita aunque no estaba seguro de que Deathmask pudiera comprender su pregunta.

“Pero no quisiera que lo supieras porque... yo no te merezco... como tampoco merezco ver las estrellas...

Cuando te vi por primera vez creí que eras un muñequito de porcelana... pero no de esos que dan miedo por sus rostros inexpresivos, tú… tú sonreías, tú eres un muñequito de verdad... como pinocho...”

Afrodita bajó su rostro y rió quedo por aquella comparación que el italiano había hecho, fue que recordó que Deathmask alguna vez fue niño ya que mencionaba a un personaje entrañable de cuentos infantiles.

“Que rápido se va la infancia, creo que yo ya le he olvidado... algunas veces hecho de menos al niño que ya no está, que me abandonó en este mundo tan extraño para mí...

Aunque, a veces, vuelve, reconozco mi propia risa infantil cuando el viento acaricia las hojas de los árboles... llega como un susurro... como un canto que se halla muy lejos... cerca del río donde todos solíamos ir a jugar...”

-Increíble- susurró Afrodita admirado al escuchar aquello, era verdad, de niños ninguno de ellos tenía prejuicios y, algunas tardes de verano, todos coincidían en el río para jugar y hacer competencias de nado.

“¿Lo recuerdas? Yo siempre te molestaba, pero… pero era porque tú siempre estabas rodeado de todos… siempre fuiste tan hermoso y yo… no era mas que un extranjero en tierra de nadie…lo único que quería… lo único… era que me miraras”

Se calló y el peliceleste comenzó a verlo de forma distinta, nunca se hubiera imaginado que Deathmask lo molestara solo por querer llamar su atención, siempre había creído que lo molestaba porque le desagradaba.

“Ahora te veo y yo no eres tierno como un muñeco, sino hermoso… como… como la sensación que tenía al recibir un regalo de navidad… tú eres mi regalo de cada día, prefiero dejar de ver el arco iris si es que tú pasas frente a mí…

Te he maldecido cientos de veces… y las mismas veces te bendeciría, Afrodita… es que… yo no sé distinguir entre e odio y… el amor… el amor que creo sentir por ti”

-Deathmask…- murmuró el único testigo de aquel somniloquio sin poder creer las palabras que salían de los labios del caballero de Cáncer. Sufría, el gesto tranquilo en el italiano se había desvanecido y, claramente, parecía sufrir, su cuerpo se giró y sus manos se aferraron a su pecho.- despierta, por favor- pidió Afrodita moviéndolo un poco, prefería escucharlo maldecirlo, prefería que se quejara de fiebre en lugar de ver ese gesto que le transmitía una angustia palpable, pero Deathmask no despertó, siguió inmerso en su sueño y continuó con confesiones que, se suponía, Afrodita jamás debía escuchar.

“Te amo, Afrodita… es que… no… ni quisiera, pero no puedo evitarlo” confesó en su parasomnia, crispando sus puños y liberando un tímido sollozo que fue acompañada por un lágrimas que se hizo paso entre sus ojos fuertemente cerrados.

-Basta- pidió el sueco apartando con delicadeza aquella lágrima que recorría la mejilla del caballero de Cáncer, sabía que este se avergonzaría si llegara a saber que él había escuchado todo aquello, pero no encontraba la manera de callarlo.

“Yo sé… sé lo que piensas de mí, tú sabes distinguir entre amor y odio… y tú me odias”

-¡No es verdad!- se apresuró a exclamar Afrodita tomando a Dethmask entre sus brazos para incorporarlo un poco.- deja de decir incoherencias, estúpido- le susurró al oído mientras que lo abrazaba mas a él.

“No soy malo, solo violento...”

-No busques excusas, tonto- respondió Afrodita riendo para tratar de frenar las lágrimas que no había podido contener.

“Quisiera… que me amaras, aunque fuera por lástima, porque… me da tanto miedo la oscuridad… y me da mas miedo quedarme solo para siempre… ¿por qué nadie quiere estar conmigo? He actuado mal, pero… te necesito tanto, Afrodita… necesito dormir en tu paz… quiero amarte sin temor a que puedas amansarme porque es verdad lo que has dicho… soy una bestia… ¡una bestia!”

-No lo eres, yo dije eso porque… estaba enfadado- contestó Afrodita olvidándose que Deathmask no podía escucharlo, este no podía dejar de removerse entre aquellos brazos que lo protegían y le daban un calor que suplantaba al de su alta fiebre.


Pensarás que soy un perro
¡Que en el cerebro tengo moquillo!
Que ladro y que no muerdo
Y que… ¡soy un mal agradecido!





“Afrodita…”

Murmuró nuevamente Deathmask llorando de forma inconsolable

“¡Afrodita!”

Volvió a gritar ocultando el rostro en el pecho del caballero de Piscis que sentía su corazón latir vertiginosamente.

-Aquí estoy…- le dijo abrazándolo con un enorme sentimiento de ternura y posesión- ¿no me sientes? Yo estoy aquí, Deathmask, ¡cuidándote! Yo no te odio, jamás podría odiarte… no, a ti no, ¡a ti no!- exclamó ocultando de igual forma su rostro en el hombro del caballero de Cáncer que ya se había relajado un poco.

Por un largo rato ninguno de los dos habló mas, lo único que llegaba a sus oídos eran sus sollozos hasta que los relámpagos, ignorados por ambos, aumentaron su volumen y Afrodita sintió una gota de lluvia mojar su hombro.

Alzó su rostro y una nueva gota cayó justo en la punta de su nariz causando que cerrara sus ojos de manera instintiva. Comenzó a buscar a su alrededor algún refugio para la lluvia que incrementaba a cada segundo.

Destensó el abrazo con el que tenía sujeto a Deathmask y este, sin la protección de su cuerpo, sintió también las gotas sobre su cuerpo, el agua de lluvia si mezcló con los rastros de lágrimas en su rostro y, este abrupto cambio, fue suficiente para ayudarlo a recuperar la conciencia.

-¿qué… dónde…?- las palabras salían con torpeza de su boca, se apoyó en el hombro de Afrodita quien lo ayudó a sentarse.- está lloviendo…

-¿Estás despierto?- preguntó el caballero de Piscis enarcando una de sus cejas. Deathmask se encontraba demasiado desorientado y debilitado como para contestar con sarcasmo en esa ocasión.

-Si- fue su simple respuesta.

-Me alegro- contestó Afrodita a pesar de sentir las copiosas gotas de lluvia cayendo sobre ellos- tenemos que refugiarnos, ¿puedes caminar?

-¡Por supuesto que puedo caminar!- exclamó Deathmask indignado, empujó al sueco y trató de ponerse de pie, sin embargo, a los pocos pasos, sus piernas colapsaron y volvió a caer alcanzando a interponer sus manos, por fortuna.

¡Tengo garras, tengo dientes!
Y defiendo lo que tengo


-Deja tu orgullo a un lado- pidió Afrodita acercándose una vez más y acuclillándose delante de él para ayudarle a ponerse de pie.

-¡Te dije que no te quería cerca!- exclamó Deathmask tomando a su compañero con brusquedad del cuello de su camisa para acercarlo mas a él- te dije… que…

-Recuerdo bien lo que dijiste ¡por eso lo hago!- interrumpió Afrodita penetrando al italiano con sus dos luceros- no me importa que trates de alejarme, ¡no voy a dejarte aquí!- exclamó abalanzándose hacia el italiano para envolverlo en un abrazo que este jamás hubiera esperado.



¡Ay, amor! Ya no me tientes
Porque muerdo y ya no suelto






Sin saber como reaccionar, Deathmask solo atinó a tomar los hombros de Afrodita y apartarlo de él con sutilidad alcanzando su mirada que estaba empapada en llanto porque al sueco ya no le importaba lo que podía pensar, sentía tanta tristeza por Deathmask en ese momento que era capaz de llorar por los dos.

-Vamos- dijo el caballero de Cáncer quedo sin atreverse a hacer un solo comentario ofensivo.

Ambos se apoyaron el uno del otro para lograr ponerse de pie y caminaron poco a poco hacia el bosque en donde se encontraron un árbol frondoso, se sentaron debajo de él y se permitieron recuperar el aliento, estaban mojados de la cabeza a los pies, pero, al menos, en ese lugar ya no les molestaban las ráfagas de viento.

-Gracias

Afrodita giró su rostro cuando escuchó aquello y, al mismo tiempo, sintió la mano de Deathmask sobre su hombro.

-Gracias, Afrodita- repitió decidiéndose a obsequiarle una sonrisa como agradecimiento. El otro no pudo contestar nada a causa del nudo que se instaló en su garganta, se acercó a rastras hasta Deathmask y alargó sus brazos, pero en el último momento dudó en abrazarlo.- está bien, hace frío esta noche- le animó el italiano siendo el quien se acercara para poder abrazarlo.


¡Vamos a dar una vuelta al cielo
para ver lo que es eterno!
¡Vamos a dar una vuelta al cielo
para ver lo que es eterno!




Compartieron su calor esa noche hasta que adormecieron, la tormenta no cedió hasta ya entrada la noche, Afrodita no creyó volver a escuchar un solo somniloquio más, sin embargo, Deathmask le dio una última sorpresa esa noche:

“De nuevo hay estrellas en el cielo… mentí, me gusta mas cuando pueden verse las estrellas… quisiera engancharme a una… y que vinieras conmigo, pero supongo… que los dos pertenecemos a planetas diferentes, como el principito y su amada rosa…”

El peliceleste pudo escuchar aquello, pero no se molestó en abrir sus ojos ya que sabía que Deathmask hablaba entre sueños de nuevo… lo que no se esperaba es que este también fuera sonámbulo y se lo demostró cuando sus labios se posaron en los de Afrodita en un beso profundamente tierno.

El sueco abrió sus ojos y correspondió aquel beso antes de guiar la cabeza de Deathmask hacia su hombro para permitirle descansar, sonrió al hacerse a la idea que, algún día, su compañero recordaría todo lo que le había dicho y hecho esa noche incluyendo, ese insospechado beso.

A la mañana siguiente ambos fueron despertados por los rayos de sol que habían generado un calor en el bosque casi insoportable, despertaron al mismo tiempo, se apartaron un poco avergonzados y caminaron hacia la salida del bosque en silencio, ningún aprendiz había deambulado en la noche por los alrededores, lo mas probable era que habían encontrado otra ruta de escape y a ellos dos no les bastaba mas que dar un informe de nulas capturas al Patriarca.

Cuando se encontraron de vuelta en el refugio fue que se atrevieron a mirarse. Deathmask se llevó las manos a los bolsillos y liberó un largo suspiro.

-Creo que… fue una noche aburrida ¿no?

-A mí me pareció de las más interesantes que he vivido, Deathmask- contestó el caballero de Piscis sonriéndole de medio lado, este desvió su vista hacia el Santuario aunque también le sonrió en complicidad.

-Iré a mi Templo a descansar- le contestó el italiano comenzando a caminar hacia el primer templo, más, a los pocos escalones que había subido, miró de reojo a su compañero- Afrodita… discúlpame por haber subestimado tu ataque…me hiciste pasar una mala noche y… creo que me dejarás algunas cicatrices.

-Soy yo quien debe disculparse- respondió el otro encogiéndose de hombros.

Vio como se alejaba a cada escalón que subía, tenía un buen presentimiento que, desde ese momento en adelante, todo cambiaría entre ellos, al menos él ya sabía acerca de los verdaderos sentimientos de Deathmask y no creí que este volviera a referirse a él de forma ofensiva.

Cuando el caballero de Cáncer estaba a punto de adentrarse al primer templo, Afrodita tuvo el impulso de correr tras de él y llamarlo, Deathmask se giró curioso por lo que el otro iba a decirle.

-Deathmask, quería preguntarte si de casualidad aún te gusta más el cielo cuando las estrellas no pueden verse o… si cambiaste de parecer.

El italiano arqueó una ceja ante tan extraña pregunta, carraspeó un poco y fingió meditar la respuesta antes de darla:

“Tú debes saberlo… ayer te lo dije, ¿recuerdas?” contestó sonriéndole con sinceridad “Ojala pudieras venir conmigo a ver las estrellas de nuevo, Afrodita, para poder engancharnos a una de ellas” agregó con grandes esperanzas…


¡Vamos a dar una vuelta al cielo
Para ver lo que es eterno!
Y luego vienes a buscarme...


Y el caballero de Piscis tuvo el deseo de responderle positivamente, y así lo hizo.



¡Vamos a dar una vuelta al cielo
para ver lo que es eterno!
¡Vamos a dar una vuelta al cielo
para ver lo que es eterno!



Fín



Notas finales:

 

Nada me haría más feliz que quienes lleguen a toparse con esta historia y la lean puedan hacérmelo saber, no importa si no es un comentario extenso, solo que me digan "lo leí" entonces sabré que aquella noche en la que ebria, camino a León, Guanajuato, no me equivoqué en mis pensamientos: Sí, somos nubes, nuestra vida es efímera, el viento nos lleva, todo se acaba y aún así hay una grandeza que mueve a nuestro frágil ser.

Existo por una razón, escribí esto por una razón. Quizá para ti que lees en este momento, quizá era justo la historia que debías leer, que necesitaba encontrar en este momento.

¡Espero lo hayan disfrutado!

Fans de Deathmask x Afrodita, sigo buscándoles incansablemente, ¡lo juro! Como le dijo Lestat de Lioncourt a sus compañeros vampiros, yo tomo sus palabras para que todos los fans de CangrixPez responda a mi llamado:

Come out, come out, wherever you are! xD

Link de reunión, chic@s:

http://www.my-forum.org/A_Clubs_de_fans_de_Saint_Seiya__402983/9788_La_Pecera_del_Amor_CangrixPez_8356.html


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