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Aquello que nos separa por Lise

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Notas del fanfic:

Ay que placer!!!! Que lindo volver por estos pagos! Ya sentía que me faltaba una parte de mi, andaba como tuerta xD

Al fin de vacaciones (obligadas)!!! Me propongo volver a la carga, con un one shot muy simple, corto, conciso y bieeeen dramático, que escribi hace un tiempito, y a leer todas las historias que subieron duratne este tiempo... Por cierto llegamos a los 200 fics!!! Que buenooooo! Felicitaciones gente amante del yaoi getbackeriano!

Bueno me estoy yendo de tema, los dejo leer... Espero que les guste!!!


Aquello que nos separa


Ya hace tres horas que te fuiste. Te encaprichas como siempre, y no volvés. Me pedís una pizza, una gaseosa, algún dulce y nunca te digo que no. Pero esto, jamás lo permitiré... no otra vez. Ya estoy cansado, siempre lo mismo. Te enardecés, no escuchás razones, porque sabés que no podés discutirme. Y sin embargo cada segundo te amo más, seguís siendo mi pequeño aunque esto me angustie demasiado... ¿Porque insistís? Acaso no sos feliz aquí, junto a mí, que necesitas hacerte el héroe y salvar al mundo...


Que estupidez... Lo peor es que no logró sentirme ni un poquito mejor pensando estas cosas. Me siento cada vez peor, pero peor porque seguís sin volver... Volvé. Volvé ya mismo y no te vayas ni un segundo más por favor. Nunca te lo digo, pero lo sabés ¿no?, sabés muy bien que yo tambien te necesito. Te necesito mucho. Demasiado. Con esto solo logras que nos separemos. Los días son tristes y grises... nuestra prioridad ya no es conseguir algún trabajo para poder pagar la eterna y abultada cuenta. No. Nos enojamos y nos encerramos en nuestros enojos como si lo único que pudiesemos hacer, fuese acumularlos. Nosotros que nunca nos peleamos, así, de esta manera. Pasan tantos días tranquilos que entra la desconfianza y uno nota en el aire, que hay algo cerca, acechando, a la vuelta de la esquina, esperando a chocarte y poner todo de cabeza. Es la calma que antecede a la tormenta dicen. Como si la vida tuviese obligadamente ese ritmo. No te acostumbres a la paz que en cualquier momento...






Al fin volvés... Entrás al auto y me observas con tristeza. Nada más. Solo te dispones a mirarme detenidamente, como rogándome, suplicándome. Pero yo no desvío mi mirada del frente. Porque sabés muy bien que tu mirada clavada en la mía es lo único que necesitas para ablandarme. No te miro pero quiero saber, necesito hablar, necesito escupir de la peor manera todo lo que siento y entonces me trago sin pena mi orgullo y te inundo de preguntas con aires de reproche, que porque te fuiste, que porque estas así y porque ahora se te da por desaparecer, que no te parece que es peligroso a esta hora, que porque no descansás que necesitamos urgente un trabajo, que porque carajo estas así si vos sos diferente, que no podés hacer de cuenta que ese diálogo nunca existió, que porque no te olvidas de volver a ese horrible lugar a salvar a gente que ni conocés, que porque, porque, porque...




Tu mirada sigue inamovible en mi rostro, no cambia, sigue allí, fija y triste mientras hablo, hasta que me canso rapidamente de hacerlo. Pensé que era un desahogo pero el nudo sigue allí en el medio de mi pecho. Ya no hay mas preguntas, pero tampoco llegarán las respuestas. Por lo menos en palabras. Comienzas a llorar y las lágrimas te recorren. Querés hablarme, pero no tenes idea de que decirme... Que decirme para hacerme sentir bien y al mismo tiempo no traicionar tus impulsos, tu forma de ser, de actuar, de vivir. Sos tan transparente. Tomás mis manos y hundís tu rostro en ellas. Las acaricias con tu rostro y las besás con devoción, así, en silencio, me pedís perdón. Nunca vas a hacer nada que requiera mi perdón. Jamás. Me abrazás y yo sigo gélido apostado en mi asiento de conductor mirando al horizonte. Se ve tan oscuro, tan oscuro que en días como hoy me aterroriza...





Pero vuelvo a notar tu presencia, estás conmigo, a mi lado; y vuelvo a darme cuenta que eso solamente, me hace feliz. No aguanto, y giro mi rostro para verte. Te miro y quiero abrazarte, quiero besarte, y acompañarte con mis lágrimas. Beso tus mejillas mojadas y sigo reprochándote, porque, porque, porque. Porque no te conformás quedándote a mi lado. Porque querés volver allí, si tu vida esta aquí. Si yo estoy aquí. ¿Acaso no sos feliz? Pregunta mi egoísmo y escupo sin pensar. Esa pregunta que duele en ambos. Me decís que soy lo mas importante de tu vida, pero que no podés dejar de oírlos a ellos, te llaman, te piden que los salves, tienen fe en ti y realmente quieres rescatarlos, lo sientes y no lo dudas ni un instante. Así como tampoco dudas de lo tanto que me amas. No me extraña que con eso no acalles mis reproches que se suceden con mas violencia. ¿Porqué? Porque no es suficiente si decís que me amás tanto y que sos tan feliz. Y es ahora, cuando las palabras pierden su sentido y me abrazás. Sabés que no hay palabras que me saquen de este pozo. Me abrazás y besás mi hombro. No tardo en girar mi rostro y besarte en los labios. Te apreso con mis brazos. Hace días que ansiaba hacerlo pero recién ahora noto la desesperación en mis ganas. Ahora, teniéndote a mi lado y sintiéndote tan lejos, me angustio aún mas. Te beso, te beso y no dudaría en seguir besándote toda la noche. Si la noche fuese eterna, entonces todo sería perfecto. Que ingenuidad por favor. Me inunda el miedo y pegado a él, la amarga cólera. Te apreso con violencia y sigo reprochandote. Vos solo miras a un costado y seguís llorando en silencio. Me herís aún mas, pero ahora el dolor se transforma y no dudo en continuar desgarrándote la ropa, porque porque porque sigue cuestionando inútilmente mi boca. Los vidrios se empañan, y yo te hago mío sin pensarlo. Y mientras lo hago te miro fríamente con dureza, como si todo eso pudiese paliar este horrible dolor. Se como son las cosas, pero tampoco me detengo. Te coloco sobre mis piernas, con un brazo me apoyo en el asiento para penetrarte con mas fuerza y con la otra te tomo de los cabellos. No me mirás, pero yo si te miro fijamente. Las gotas de sudor y las lágrimas se confunden en tus comisuras. Querés abrazarme, pero te alejo. Te observo. Te contemplo. Me regocijo con tus gemidos y tus lágrimas. O al menos eso quiero creer. Arqueás tu cuerpo para acabar junto a mí, te recostas sobre mi pecho, yo sobre tu hombro. Me pedís perdón, pero ahora lo materializas en tus palabras.

Nunca vas a necesitar mi perdón jamás. Con mi cara oculta en tu hombro comienzo a sentir las lágrimas en mi rostro, no se detienen. Entonces no puedo evitarlo y sigo preguntándote porque me hacés sufrir de esta manera, porque, porque, porque...





Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin tí.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.


Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones...



Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz...

Notas finales:

Bueno eso es todo! Muchas gracias por su tiempo! (canción del final: Ojalá, de Silvio Rodriguez ^^)

Sera hasta pronto! Besos!

Lise T.


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