Llega un momento en nuestra vida en la cual ocurre algo extraño y no sabes como reaccionar. La historia que voy a contarles ahora es algo que me ocurrió hace poco, y pese a que en un principio pensé que era lo más extraño que pudiese ocurrir luego me fui dando cuenta de que fue lo mejor que me pasó en la vida.
Mi maestro de preparatoria es un hombre muy inteligente. Ah, por cierto, antes de comenzar explicaré que estoy estudiando astrología ocultista. En fin…
Mi maestro se llama Saga Gemini, y pese a que es un super sex symbol no tiene novia. Sus envidiables cabellos rizados y sus brillantes ojos verdes hacen caer redondo a sus pies a cualquiera… y lo mismo me pasó a mi, pese a que me consideraba una persona que no se muere por el chico del que mueren todos/as.
Mi nombre, por otra parte, es Mu Di Belial, lo cual suena extremadamente italiano ya que mis padres son de esa procedencia.
Siempre voy y vengo con un cuaderno con todas mis anotaciones… a pesar de que todos en las clases están babeando admirando al profesor Gemini, yo me encargo de escuchar… y claro dibujar su bello cuerpo… Y es que ese traje no deja casi a la imaginación de un universitario… A veces se quita la chaqueta y su camisa queda a la vista… por cierto camisa que a veces cuando hay mucho sol se trasluce y nos deja admirar sus bien trabajados músculos… y cómo no su abdómen… menos mal que soy el primero en la fila… je je je, ilusos, como no pensaron antes.
Como siempre ando de un lado para el otro buscando cosas y rindiendo exámenes, terminé olvidando mis apuntes en la clase, por lo cual tuve que regresar.
No puedo explicar la escena que se desarrolló frente a mis ojos porque… es algo traumante, pero excitante a la vez. Y eso me lleva al resultado de que soy un morboso.
En fin…
Supongo que lo que ví no tendría que haberlo visto… La Universidad estaba cerrada y la imagen que se alzaba ante mis ojos era comprometedora… se ve que no pensaron que serían vistos.
La cuestión era que la figura imponente de mi profesor se alzaba sobre una muy parecida… extremadamente parecida. Lo traumante no era ver como mi profesor se encontraba con alguien extremadamente igual a el… si no que ¡ambos estaban desnudos! Mi profesor parecía ser el que llevaba el mando, pues se encontraba penetrando al otro sin reparos. Los tantos gemidos que escapaban de ambas bocas se oían claramente y muy fuerte, pues el aula estaba insonorizada para que fuera no se escuche nada y tenía buena acústica.
Me escondí detrás de un banco, de más arriba, pero no pude evitar seguir viendo la escena: mi profesor continuaba penetrando duramente y con fuerza a ese muchacho… que parecía ser su hermano gemelo. Saco su miembro de su interior y lo masajeó un poco, dispuesto a comenzar nuevamente su tarea. Acostó a su víctima en el escritorio y se le tiró prácticamente encima, colocando su miembro en su entrada y entrando y saliendo con brutalidad y fuerza que creí imposible.
- Saga… hermanito… ahhhh síii… sigueee ¡aaahh! – no pude evitar sonrojarme hasta las orejas ante el grito de… ¿el menor? ¿sería Saga mayor? ¡qué importaba! Uno de mis deseos más húmedos (hasta entonces no había descubierto que era deseo) se estaba cumpliendo.
- Mmm Kanon… - murmuraba mi profesor mientras las babas se me escurrían… ¡no sabía como pararlas!
- Hermano tengo un problema entre las piernas… recuerda que soy hombre… por favor… -parecía hasta como si le estuviese ronroneando. A mi me daría vergüenza pedir eso.
Pensé que mi maestro se negaría pero ni siquiera se inmutó. Bajó y le devoró el… a ese tipo… y debo admitir que por unos momentos sentí celos.
Estuvieron largo rato así, en el cual mi mente divagó bastante y mis ojos fueron llendo de cuerpo a cuerpo… mientras comenzaba a tener serios problemas debajo.
Cuando terminaron el que parecía ser menor se vistió. Saludó a su hermano en la mejilla y se fue. ¿Cómo no me vió? Fácil. Me recosté rapidamente en el suelo y con cuidado de no hacer ruido y como las sillas estaban acomodadas en filas en niveles que iban bajando… no me vió.
Je, que genio que soy.. pero eso creía. Comenzé a arrastrarme hasta la salida cuando una voz se oyó claramente… pensé que sería mi mente hasta que sentí unas manos calientes (ardientes mas bien) adentrarse en mi camisa…
- Aquí no se puede ver a menos que luego pagues por ello… -esa voz sonó tan pero tan fría y seductora que no pude más que ronronear… ¿o gemir? ¡qué importaba!
- Yo… yo vine… a buscar mis apuntes pero… -comenzé a sentir algo punzante en mi cuello.
No era doloroso, pero si me causaba curiosidad el saber qué estaba haciendo. No necesité mucho más tiempo para darme cuenta que me estaba mordiendo, mientras me quitaba con admirable velocidad la ropa.
Era extraño… pero me gustaba… Sí, una paradoja mental.
- Repito que aquí si se mira… se paga… -sentí su mano agarrar mi tenso y ardiente miembro, por lo cual sentí un gemido encantado.
¿Es que acaso aquel encuentro no habia terminado de apagar su fuego? Parecía que no… pero yo si me había incendido… por culpa de dos ráfagas de aire molestas que no pararon de intensificar las llamas desde un principio… y ahora sentía que se me venía un tornado encima.
Me sentó en una silla y pese a que quise escapar no pude. El aún estaba desnudo… y se ve que el maldito sabía que se caía de bueno, pues no podía yo apartar mi vista de su torso desnudo y sus piernas al descubierto… aprovechó mi larga observación para inclinarse sobre mi miembro y devorarlo.
Era un experto en tortura.. o eso creí yo cuando soltó mi miembro y no me dejó venirme.
Toda la tarde estuvimos haciendo… ¿el amor? No sabía si era amor… estaba muy seguro de que era deseo.. en fin.
Estuvimos toda la tarde haciendo el amor en la silla, aunque luego me arrojó al suelo y se posesionó de mi cuerpo con una brutalidad que ya estaba comenzando a gustarme. Arañe su espalda mientras el desgarraba mi interior de placer.
Y la verdad… si lo volviese a ver… le pediría hacer el amor de nuevo… y a su hermano también.
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