- ya déjame en paz. Que tanto me sigues?.
- Solo quiero entablar una conversación contigo, Yuu…
- Shiroyama… llámame por mi apellido, Takashima… y no estoy para juegos, tengo que ir a casa a estudiar…
- Tu siempre tan seco conmigo. Deberías de aprender buenos modales…Shiroyama.- dijo algo burlón.- solo quería pedirte que me ayudes con la tarea de hoy, puede ser?, soy malísimo en matemáticas.
- Ok, vamos a mi casa, te explico el tema y te largas.
- Está bien, esto ya es un avance.
- Avance de que?... óyeme..
- No, no, no. Ya por favor quédate callado o voy a callarte yo..
- Pero…
Abusando de su altura lo tomó por sorpresa en medio del pasillo, desértico, del colegio.
Comenzó con tan solo un roce y terminó besándolo profundamente, entrando en su cavidad y probando de aquel gusto de delicioso que el Shiroyama había dejado a su merced mientras se entregaba a ese contacto, mientras el mas bajo iba sintiendo ese revoloteo de mariposas en su estómago aún más fuerte de lo usual… definitivamente, Uruha lo traía de los pelos…
- qué diablos crees que haces?- le preguntó después de empujar al castaño.
- Solo fue un beso.- dijo sonrojado, e intentando recuperar el aire que se le fue en aquel acto.
- No lo hagas de nuevo.- sentenció el más bajo.
- Vamos!- exclamó.- no vas a decirme que no te gustó, eso no lo creo.
- Eres un completo arrogante, señorito piernas deseables, arréglatelas solito para lo de matemáticas.
- Vamos Shiro, no te enojes, fue algo inocente.
- Lo que viene de ti no es inocente.
- Ah?- se hizo el desentendido.
- Takashima…
- Uruha, dime Uruha
- No, así te llaman todos… los apodos no me gustan.
- Como digas.- Refunfuñó.
- No entiendo que es lo que te interesa de mi, hace dos semanas que vienes pegado a mi como una garrapata.
- Lo único que busco es que no estés tan solo como sueles estarlo, nada más.
- Seguro?, no te creo.- Uruha suspiró encolerizado.- algo más por decirme?- agregó el moreno, para dar media vuelta y comenzar a caminar.
- Eh?, oye no me trates como si fuera un…
- Puto?- volvió a voltear hacia el castaño.- oh no!, si yo no dije eso… tu solito lo interpretaste.
- No seas irónico Yuu... yo se que te gusto y tú!- lo señaló acercándose a él.- me gustas a mi.
Si esto era un sueño, no quería despertar… lo que esperó durante tanto tiempo se estaba cumpliendo y, aunque no lo demostraba, se estaba muriendo por que lo vuelva a besar como lo había hecho hacía algunos minutos.
Sus piernas le temblaban y temía perder el poco autocontrol que le quedaba, el pelinegro estaba nervioso y no sabía como actuar.
Por su parte, Uruha se sonreía victorioso al ver la reacción de aquel muchacho, ese estudiante completamente solitario, de buenas calificaciones, de ojos negros profundos y dueño de un buen cuerpo desperdiciado por el uniforme, prolijamente acomodado, con la camisa dentro del pantalón y la corbata en su correspondiente lugar, sin una sola arruga, y lo zapatos extremadamente brillosos…
Un poco más y lo tendría comiendo de la palma de su mano, sería el tipo más afortunado de la tierra.
Se acercó un poco más…
Un paso
Dos
Tres….
Y Shiroyama huyó lo más rápido que pudo de las garras del castaño, quién, un tanto confundido, observó la puerta que segundos antes se cerró dejándolo completamente solo en aquel corredor vacío…
- mierda!- exclamó.- estuve tan cerca…
Apretó sus puños y salió cargando su mochila al hombro.
Pronto, pronto lograría su meta… Shiroyama Yuu.
No paró de correr hasta que llegó a su casa, estaba completamente asustado de lo que en su interior se revolvió con aquella confesión. No quería dar el brazo a torcer frente a esa muñequita de piernas sexys que tenía por compañero de clases… no quería caer en sus redes, no quería enamorarse más de lo que ya estaba de aquel muchacho.
Aún así…
No lo pudo evitar…
La mañana siguiente fue algo fatídica para el pelinegro que, de los nervios no pegó un ojo en toda la noche y, para variar, se la pasó esquivando a su compañero alto, de labios sensuales, que no paraba de seguirlo por donde quiera que estuviera…
- no huyas de mi!.
- Eh? Quién huye de ti?- se hizo el desentendido, caminando lo más rápido que sus piernas le daban.
- Tú!
Una vez que lo tuvo en frente lo tomó de la mano y se llevó a un aula vacía, cerrando cuidadosamente la puerta, y recostándose en ella, para evitar que el moreno no se escapara.
- Takashima, déjame en paz.
- Eso lo dices de la boca para afuera, Yuu.- le dijo caminando hacia él haciéndolo retroceder, hasta acorralarlo contra una pared, haciendo una barrera a los costados con sus brazos.- pero, por dentro, te mueres de ganas de que te bese.
Ese tono sensual que el pelicastaño estaba usando, le hacía pensar en las cosas más cochinas que su mente podía imaginar…
Veía con detenimiento sus labios moverse, más no lo oía… se estaba perdiendo en su propio sentimiento y estaba cayendo donde, justamente, no quería caer…
En los brazos de Takashima.
Cerró sus ojos y sin pensárselo demasiado cumplió su deseo… lo besó inocentemente, con apenas un roce, dejando paralizado a su alto interlocutor que, lo único que estaba haciendo hasta el momento era intentar convencerlo de que no se reprimiera más…
Bajó sus manos hasta la cintura del más bajo, apegándolo a su cuerpo, y buscando profundizar el contacto, logrando su propósito, y yendo por más.
Y si el aire no hubiera sido necesario, Yuu jamás se hubiera separado de aquel tipo que lo tenía en una completa hipnosis…
- lo.. lo siento.- Musitó bajito y sonrojado.
- Te quiero, Yuu- el mencionado abrió los ojos desmesuradamente, sintiendo morirse con aquellas palabras.
- Yo también Kouyou.
- No me llames así. Dime…
- Uruha no.- sentenció firme.
- Shima entonces.
- Shima…- repitió apenas audible, acariciando sus labios, como saboreando y disfrutando de aquel apodo que usaría para dirigirse a su amado.
- Yuu, quiero que empecemos algo nuevo… quieres ser mi…- Shiroyama estaba caminando entre nubes, por lo que su respuesta fue algo rara, entre cantada y susurrada, algo que a Shima le resultó completamente tierno.
- Si… quiero ser tu..
Novio.