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De la Moral y otros defectos por Eruka

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto no es mío T.T

 

Fic de regalo de cumpleaños para Wolfr4m:

 

Felicidades bonita!!!

Notas del capitulo:

Antes de que comiencen a maldecirme por subir un fic nuevo, aparte de los otros, les aseguraré que este es pequeñito y no interferirá en mis otros fics, en ninguno, pero es regalo para mi queridisima Wolfr4m que cumple añitos ^^, como no darle algo?

 

xDDD

 

En fin, a leer!!

Si esta es vuestra forma de amar, os ruego que me odiéis.

Molière, 1622-1673

 

 

Capítulo I: Orquídeas para ti

 

 

-Pero que sorpresa-alabó el pedante hombre de traje negro y barbilla lampiña, que se apresuró a sacudir su largo brazo con obvio gusto-Es una verdadera sorpresa encontrar a una estrella del baloncesto aquí-

 

-Hola, Gaa-chan-Ignorando al zalamero sujeto, fijó sus ojos de carbón en el menudo acompañante.

 

-Buenas noches-respondió secamente el aludido; un chico bajo (en comparación a él sobretodo) de cabellos bermejos e impresionantes ojos aguamarinas, sin siquiera molestarse en mirarlo a los ojos.

 

-Vamos, Gaara… ¿No dijiste que esta noche te tocaba entrenamiento?-inquirió-Y ahora te veo aquí, tan cómodo y listo para cenar con tu entrenador…-

 

-Diciéndolo en voz alta suena muy obvio, ¿no te parece?-repuso bruscamente el menor, otorgándole una fulminante mirada de desprecio-Por favor, Sora-san, vamos a nuestra mesa-suplicó bajito-seguro Sai-san gusta de la intimidad-

 

-¿Lo dices por que estoy sentado solo?-preguntó contento-en realidad, vine con mi representante; tal vez la conozcas, su nombre es Okami Koni-

 

-Idiota; no me interesa saber el nombre de tu mensajera-gruñó-y otra cosa; si me respetas un poco, hazme el maldito favor de dejarme en paz-

 

-No hagas un escena-el entrenador, que hasta hacia unos segundos estaba al margen de la conversación, le dio una colleja-Estamos en un lugar frecuentado por paparazzi, ¿quieres aparecer mañana en una revista de mujeres atacándolo?-lo reprendió.

 

-Lo lamento, Sora-san-se disculpó, molestándolo con su actitud de obediencia-pero de verdad, Sai… déjame en paz-sin mucho más que decir, arrastro a su compañero hasta la mesa que les correspondía, dejándolo sin argumentos para rebatir.

 

El aludido Sai volvió a sentarse frente a su propia mesa correspondiente en el restaurante, con gesto abatido. De sorpresa nada, él sabía perfectamente que estaría ahí, por algo había escogido aquel soso lugar para cenar. Pero quería verlo, de verdad quería verlo. Verlo  con ese sentimiento frustrante que sentía le reventaba el cuerpo, incluso quería perderse como siempre en esos ojos claros llenos de desprecio hacia él, escuchar su voz suave y profunda, aún si las palabras que pronunciaba resultaban una nueva herida para su desesperada alma, latente de amor no correspondido.

 

¿Masoquista? Tal vez, pero su amor y profunda devoción no le permitían pensar de otra manera.

 

Cuando le conoció, ambos concursaban por ganarse la beca de la compañía Yamagachi, la cual brindaba la oportunidad de estudios profesionales en el extranjero.  …l era muy joven, y más que el dinero que ofrecía la beca, buscaba el prestigio del nombre. El baloncesto profesional jamás constituyó un punto fuerte enel mundo del deporte de Japón, pero él comenzó una carrera sólida y plagada de éxitos.

 

Por eso fue él quien se llevo la beca Yamagachi.

 

 

 

Eran 25 jóvenes promesas del deporte, los otros 24 necesitaban realmente de esa beca, pero el se apropió de ella porque estaba acostumbrado a manipular las circunstancias para sacar provecho de ellas. Tenia 16 años y felizmente aceptó la beca con una falsa sonrisa en el rostro, pero cuando llamaron al púlpito a otro chico, ganador del “segundo lugar” o mención Honorífica, dejo caer como una esquirla de hielo su sonrisa de practicada felicidad, para dar paso a una de sorpresa. Se podría decir, que fue la primera vez en su estricta vida que se sintió de verdad emocionado ante una persona… que sintió algo.

 

Sabaku No Gaara, se llamaba.

 

 

Medía casi medio metro menos que él, que era realmente alto para su edad y la media japonesa, y también era algo mas joven. Nadador a juzgar por su cuerpo menudo y bonito, estilizado. De catorce años y considerado como una verdadera esperanza olímpica. Aún así no ganó por que él se supo dar a conocer de mejor manera; se ganó a los jueces con su deshonesta simpatía.

 

 

Fuera de esa primera impresión, apenas y pensó de nuevo en él, y sólo hasta que se lo topo en un bar frecuentado por deportistas, no volvió a considerar lo impresionante que era el muchacho, de cabellos bermejos y una intensa mirada aguamarina. Después de ello, buscaba cualquier excusa para encontrarse “accidentalmente” al nadador, con lo que este terminó por aborrecerlo, además, según escuchó, el pelirrojo se acercaba peligrosamente a la homofobia.

 

-Deberías dejar de verlo tan intensamente-le susurró su representante al oído, con lo que ganó su atención.

 

-No puedo-confeso sin tapujos. Bebió descuidadamente de su copa de Chardonnay, observando esta vez a la mujer de cabello castaño frente a él-Te ves muy guapa hoy, Koni-chan-comentó, haciéndola sonrojar.

 

-No me cambies el tema, Sai-kun-advirtió macabramente-Ese chico te gusta más que yo… ¿Verdad?-inquirió de forma juguetona.

 

-Eso nunca podría pasar, Koni-le siguió el juego con una dramática mueca.

 

-Eso espero-terminó por reír la muchacha-el caso es que deberías de acercarte-lo animó, señalando en la otra punta del lujoso restaurante al chico pelirrojo que comía con otro hombre unos años mayor que él.

 

-Está acompañado-se excusó. Connie sonrió sardónicamente, a sabiendas de que eso nunca antes había detenido al basquetbolista-Vale, vale; intentó darle tiempo para que termine de tragarme del todo-aceptó al ver que su acompañante se burlaba de él.

 

-Es decir que ya te acercaste o se acercó y te mandó a freír espárragos, ¿Verdad?-tradujo convencida-¿Lo hiciste cuándo fui al tocador?-inquirió.

 

-Si…-admitió-olvídalo, mejor nos vamos; mañana hay entrenamiento-le recordó.

 

 

-Es verdad, ve a casa a dormir y mañana encontraremos la forma de conquistar a tu princesa-le prometió.

 

Esa noche, al llegar a su departamento después de llevar a su representante a casa, Sai se echó sobre el sofá de su cama, suspirando agotado. En realidad, desde el día en que sus ojos se habían posado en la versión madura del chico que tanto le había sorprendido, no pudo sino caer rendido de amor. Sentía como si el sentimiento obsesivo y anhelante hacia el de ojos agua siempre hubiese estado ahí, y sólo se hubiera necesitado de un empujoncito –literalmente- para darse cuenta. Sin embargo, el pelirrojo nadador lo había rechazado infinidad de veces desde aquella vez que lo encontró en el bar; hacía dos años. Y ahora, con su carrera floreciendo en éxitos, un buscador de talentos americano había fijado su atención en él, ofreciéndole un prometedor puesto en un equipo canadiense; una oportunidad que nunca desaprovecharía.

 

Pero…

 

¿Por qué al menos Gaara no le daba la oportunidad de conocerlo y luego rechazarlo?

 

 

Suspiró mas cansado que después de un entrenamiento, sacudiéndose la cabeza para despejarse de ideas patéticas. Tal vez lo mejor era comenzar a olvidar al lindo granate, e irse en bendita paz a Canadá.

 

 

 

 

 

**

 

-¿Hasta cuando le darás el sí, Gaa-chan?-inquirió el guapo rubio, sonriéndole pícaramente-¿En doce o trece ramos más?-señaló las fantásticas orquídeas delante, elegantemente arregladas con flores mas pequeñas, sobre la mesa del corredor.

 

-Déjame en paz, Naruto-lo calló molesto, mientras se sacaba las bermudas- No quiero escucharte, y si tanto te gustan esas malditas flores, hazme el favor de llevártelas- exigió, dejando su ropa sobre el sofá; un bañador color negro que encajaba perfectamente en su cuerpo pequeño; torso delgado, cintura avispada y piernas apenas torneadas por el ejercicio.

 

-No entiendo porque no te gusta-El de ojos azul zafiro lo siguió por toda la casa hasta llegar al patio trasero de la casita, donde una piscina de tamaño mediano ocupaba casi todo el espacio. Sin responderle, Gaara se zambulló apresurado en el agua, y no salio durante casi dos minutos, en lo cuales Naruto comenzó también a desvestirse.

 

-No me gusta porque mi carrera me impide buscar una pareja masculina; ya me trajó escándalos el encarcelamiento de mi padre, ¿Crees que me arriesgaré a conseguirme un novio?-le gritó desde el agua, donde se sentía mas seguro de hablar con sinceridad.

 

-Ya deja eso-pidió el rubito, sumergiéndose también-Tenemos ya 20 años, ¿No es hora de que aceptes que eres gay?-preguntó.

 

-Tú lo haces ver sencillo; eres actor y entre mas escándalos tengas, serás mas y mas famoso-replicó-en cambio yo soy un deportista; no puedo significar un símbolo de inmoralidad-

 

 

-¿Inmoralidad?-repitió Naruto, frunciendo el seño-Así que según tú, los homosexuales somos inmorales, ¡haberlo dicho antes!-se enfadó-y hubiera cancelado antes la invitación que te mandé para ir a mi boda con Sasuke-teme-Molesto, el de las marquitas se dirigió a la orilla, totalmente colérico.

 

-Yo no dije eso…-se defendió el bermejo-yo sólo…-

 

-¿Por qué no buscas una antorcha y te pones la playera de la homofobia?-Sin esperar otra explicación, el actor salió de la alberca, para luego tomar su ropa y marcharse.

 

Gaara se hundió en el agua, intentando controlar también su propia ira. No es que creyera que los homosexuales eran inmorales, perversos o una de esas tonterías, es sólo que estaba tan orgulloso de lo que había logrado por propios meritos como para simplemente tirarlo por la borda. Claro que Sai le gustaba; le gustó desde aquella vez que lo hicieron subir al estrado en aquella indignante mención honorífica. Sus ojos de clara agua se habían posado en el rostro sereno y orgulloso del moreno, y unas cosquillitas se apoderaron de su cuerpo en cuanto el otro comenzó a hablar sobre el esfuerzo y la perseverancia. No por las vacías palabras, sino por la voz apacible y atrayente.

 

Pero con su situación económica, los escándalos legales de su padre y su propia inseguridad, le resultaba del todo imposible  aceptar los sentimientos de Sai. Corresponderlos si podía, pero nunca, nunca,  admitirlos abiertamente.

 

Salió a la superficie, tosiendo violentamente por haberse quedado abajo demasiado tiempo; pero el agua era lo único que le permitía tranquilizarse y pensar en lo mejor de si mismo y del mundo; un lugar donde verdaderamente estaba solo.

 

Sólo…

 

**

 

-¡Vamos, Sasuke-teme!-gritaba un eufórico Naruto a su lado, que no paraba de de hacer ruido desde la primera fila. Un moreno, alto como todo buen basquetbolista, le guiño un ojo desde la cancha, para luego encestar y recibir más vítores. Gaara bufo de aburrimiento; su amigo no había accedido a perdonarlo a menos que lo acompañara a ver un partido de las Kurohyo de Hokkaido, donde –casualmente- jugaba Sai y el prometido del actor.

 

No le gustaba el baloncesto; le parecía un deporte absurdo en Japón, cuyos ciudadanos rara vez pasaban del 1.70, y ver a esos gigantes de casi dos metros saltar alegremente de un lado a otro le resultaba del todo bizarro. Por lo que sabía, el gigantesco novio de Naruto, de 1.82, era mitad occidental por parte de madre o algo de eso. De los otros no tenía idea; tal vez se trataban de un experimento del gobierno, harto de ser un país de gente bajita.

 

-¡Uhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!-el zorrito acaba de saltar de las gradas hacía la cancha en el medio tiempo, empujando en su camino a las alegres porristas-¡así se hace, Sasuke-teme!-Gaara no se sorprendió cuando ahí, enfrente de las cámaras y de cientos de personas, Sasuke se inclinara para besar ansiosamente al áureo; esas empalagosas escenas eran casi diarias; incluso el ojinegro le había pedido a Naruto en cadena nacional que se casara con él.

 

-Bonito espectáculo, ¿No?-la voz de Sai lo hizo saltar de susto, pero luego observó con mueca impenetrable a su acosador-Llámame tonto, pero hasta hace unos días soñaba hacer eso contigo-

 

El “hace unos días” logró que el aguamarina lo mirara intrigado, pero se sintió muy avergonzado para pedir explicación alguna. Sin embargo, la duda pudo mas con él en cuanto se percato del tono indiferente que ahora el moreno usaba con él.

 

-¿Hasta hace unos días?-repitió, esperando escuchar al moreno decirle algún cumplido que neutralizara aquellas palabras.

 

-Ya no me gustas-contesto fríamente, dándose la vuelta  para volver con su equipo.

 

La afirmación, dicha con aquella voz de profundo desprecio –el mismo con que el le hablaba al moreno-, le impidió replicar algo coherente, o al menos, gritarle unas cuantas palabritas a quien sea, incluso a su estúpido amigo rubio por llevarlo al juego y luego obligarlo a escuchar esa maldita confesión.

 

-¿Qué te pasa?-inquirió Naruto en cuanto regreso a su asiento y el partido se retomaba con encarnizada pasión- Como me digas que es por que bese a Sasuke, de verdad que me enojaré para siempre contigo-advirtió. Pero el taheño no discutió, ni lo negó –como esperaba- ni tampoco lo afirmó –como temía. Se limitó a seguir observando el partido en hermético silencio, comiéndose los sesos para adivinar por que razón el jugador le había dicho aquello con brutal sinceridad.

 

No me importa.

 

Se apresuro a decirse.

 

Es sólo que fue maleducado, incluso algo violento y eso resulta desagradable.

 

Continuó,  mientras sus aguamarina seguían los movimientos ágiles de Sai por toda la cancha, recibiendo los ánimos de los fanáticos.

 

No es que me importe lo que tenga a decirme; pero a nadie le gusta que le hablen así.

 

Pensó, justo en el momento en que el moreno encestaba y una enloquecida ovación lo ensordecía por momentos.

 

 

Le preguntaré por que dijo esa tontería, pero sólo para que me aclaré las cosas y dejarnos de tonterías.

 

Se aseguró, ignorando a su rubio amigo que le decía que el partido había terminado.

 

 

-Ese último tiro de Sai debió ser de Sasuke-refunfuñaba su amigo, parloteando en su camino a la salida.

 

-¿No iras con Sasuke?-interrogó, confundido por tenerlo todavía junto a él.

 

-No… él ira a casa mas tarde; irán a celebrar su victoria y yo prefiero darle a Sasuke su espacio-respondió-¿quieres que te lleve a casa?-ofreció.

 

-No…-contestó.

 

-Ah… vale, entonces…-

 

-Quiero que me lleves a un bar-pidió.

 

-¿Pero que pasa contigo?-inquirió-¿n se supone que tú no tomas nada que entorpezca tu cuerpo?-

 

-Si no me llevas tú, se lo pediré al primer vago que se me ponga enfrente-advirtió, con lo que el rubio suspiró en señal de rendición.

 

-Vale… ¿a dónde vamos?-inquirió cuándo llegaban ante el precioso Mercedes de Naruto, de un drástico color naranja.

 

-Al Mogura*, por supuesto-respondió, abordando en el asiento del copiloto.

 

-¿Estás bromeando?-la mandíbula desencajada de Naruto le advirtió que no sería fácil convencerlo-Ahí es donde seguro el equipo ira a celebrar; después de todo ese es el lugar donde todos los deportistas se reúnen-

 

-Lo se-repuso honestamente-he estado ahí-

 

 

-No quiero asfixiar a Sasuke presentándome ahí-intentó explicarse el ojiazul con suavidad.

 

-Tú también tenías la intención de convertirte en nadador olímpico-al escuchar la firme respuesta del blondo, Gaara decidió utilizar el recurso mas bajo del que disponía-Pero cuando te lesionaste hace dos años fui el único que te apoyo con tu cambio de carrera, ¿Es tan difícil que ahora me apoyes tú en una pequeña locura?-

 

-Eso es despreciable-le comunicó duramente, con la vista en el volante-pero si lo has usado, es por que de verdad quieres ir ahí-agregó, poniendo en marcha el vehiculo-

 

-Pues si-admitió, sonriendo satisfecho.

 

-Al maldito Mogura, pues-

 

Gaara dejó la sonrisa al pensar en la tontería que estaba a punto de hacer, sintiendo además un asfixiante calambre en la boca del estomago, producto del nerviosismo.

 

No voy a rogarle por una explicación; sólo quiero terminar de una vez con este tonto asunto.

 

Se aseguró de nueva cuenta, observando por la ventana al resto de los automóviles de la autopista. No era nada, solo buscar una explicación para paliar la incertidumbre, y luego, nada.

 

De nuevo, nada.

 

No es que Sai le gustará, o que no le gustara, es sólo que no podía pensar en mostrarle al mundo sus preferencias, no cuando su carrera podía perderse por culpa de ello. Con Sasuke y Naruto era diferente, Sasuke era el mejor jugador de baloncesto de los últimos años, y Naruto, con su apariencia adorable, era imposible que el público no lo amara así fuera o no homosexual. Incluso a Sai nadie nunca le reprocharía nada, ya había visto como solo con sonrisas falsas y entusiasmo hipócrita podía conseguir lo que quisiera, igual que consiguió la beca hacia años. Pero él, Gaara, era diferente, no tenía el talento de Sasuke, la seguridad apabullante y tierna de Naruto –ni su cara-, y mucho menos el poder de convencimiento de Sai.

 

Admitir sus gustos “diferentes” significaba cavar su tumba en un instante o, propiamente dicho; cavar la tumba de su carrera y luego lapidarla con su vergüenza.

 

 

 

-Ahí lo tienes, el Mogura de los cojones-la voz aflautada de Naruto lo sacó de sus cavilaciones, y su vista –casi asustada-reflejo la sobria estructura del bar; con una gran escultura de un topo a un lado de la puerta.- ¿Vamos?-animó, al ver a su amigo con un inusual nerviosismo.

 

-Si.-abrió la puerta, intentando ignorar la vocecita en su cabeza que no cesaba de repetirle “¿Qué coño haces?, ¡Dile adiós a tu carrera si entras por esa puerta!”.

 

-Sólo es un bar, Gaa-chan-intentó tranquilizarlo Naruto, cada vez mas preocupado del comportamiento de su amigo.

 

-Entremos-el rucio terminó por sorprenderse al escuchar la voz repentinamente firme de Gaara, que salio por fin del automóvil para encaminarse de una vez por todas al bar.

 

 

No haría nada extraño, simplemente le preguntaría a aquel idiota por que de repente todos esos profundos sentimientos, ese amor avasallador por él, y ese anhelo que le mostraba en sus románticas cartas, había sido olvidado con tanta simpleza.

 

Solo eso.

 

Solo por curiosidad.

 

No porque sus palabras hubiesen abierto toda una puerta que ya no podía cerrar.

 

No porque se sintiera tan herido.

 

 

Solo mera, indiferente y absurda curiosidad.

Notas finales:

Qué tal?

 

 Algo extraño, no? yo no veía a Gaara como nadador, siendo que es de la Arena y todo eso, pero Wolfr4m así lo quiso y lo que dice -por hoy- es ley.

 

Espero que te haya gustado, próxima seme n.-, y sino... T.T

 

Por cierto, avisos aparte, xDD, los invito a unirse al foro de Rol Yaoi de Naruto que estamos formando: Naruto Yaoi

Todavia quedan muchos personajes -la mayoría, por que apenas mañana iniciamos n.n-.

 

Dejen reviews!!!

 (El otro cap lo subo el jueves)

Kisus ^x^


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