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CODIGO SHINIGAMI por Maryzza

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Corría lo más rápido que podía, no sabía que era aquel símbolo dibujado en el cielo, pero definitivamente no podía significar nada bueno. Recordando claramente las palabras de Urahara, nuestras órdenes eran sólo llevar de regreso al Quincy y evitar cualquier tipo de confrontación. Pero que ganas de patearle el trasero, y tal vez otras partes, a ese tal Kariya. Por eso no me detenía ni siquiera para voltear y ver si Kurosaki me seguía, sujetaba la empuñadura de mi Zanpakutô listo para enterrar los colmillos de Zabimaru en cualquiera de los Bontous que se interpusieran en mi camino.

Pero cuando llegué a lo que parecía un verdadero campo de batalla, no había restos del tal Kariya y sobre el cielo en el que la noche terminaba por caer todo se veía completamente normal. Sin embargo, el apagado sonido de un sollozo me hizo mirar del otro lado de los restos casi carbonizados de lo que había sido una enorme mansión.

-¡Ishida!

Grité al ver al Quincy que permanecía arrodillado sujetando entre sus brazos lo que me pareció eran las ropas que llevaba a quella mujer Bontou. Debió pasar lo mismo que con aquellos niños gemelos, que después de morir practicamente se convirtieron en ceniza. Pero, si la mujer Bontou había muerto... ¿Por qué estaba así el Quincy? Ella era nuestra enemiga.

-¡Ishida!

Miré correr a Ichigo, descuidado como siempre, sin preocuparse si el enemigo todavía estaba ahí. …l sólo corría hacia el Quincy. Vaya obsesión de proteger a los demás. Me apresuré y alcancé a sujetar su brazo para detenerlo. Ichigo me miró con desconcierto y, con reclamo, tiró de su brazo para que lo soltara, pero yo negué y miré directo hacia los ojos miel que me dio la impresión destellaban fuego.

-Dale un poco de tiempo.

Estuvo reacio en un principio pero después pareció comprender y se quedó de pie ahí, apretando sus puños, limitandose a mirar al Quincy que seguia arrodillado sobre el piso.

-Inoue me dijo... -Hizo una pausa como cuando se duda antes de confesar un secreto- ...a pesar del gesto que siempre lleva en la cara, Ishida no es lo que aparenta. –Levanté la ceja izquierda y guardé silencio tratando de entender lo que Ichigo, con aquel inusula aire serio, intentaba decir. Pero la verdad fue que no lo comprendí e Ichigo tampoco quiso agregar nada más.
Por el honor de un guerrero, le dimos la espalda al Quincy y guardamos silencio, dispuestos a darle el tiempo que necesitara, respetando aquel momento íntimo y doloroso, vigilando que nadie se acercara, listos para protegerlo de cualquier cosa, como si fueramos sus más leales guardianes.

Para nuestra sorpresa no pasó mucho tiempo antes de que el Quincy se levantara y depositara con extremo cuidado sobre el piso aquellas ropas de la mujer Bontou.

-Ishida... –Ichigo se acercó a él.

-¿Por qué siguen aquí? -Las palabras frías del Quincy que practicamente ignoró a Ichigo y comenzó a caminar al lado contrario de donde nosotros estábamos.

-Ishida, debemos regresar con Urahara. –Me aventuré a decir.

-No voy a regresar con ustedes.

-No sabemos que es lo que hará Kariya -Al escuchar aquel nombre el Quincy se detuvo.

-Si es eso lo que les preocupa... –Acomodó el puente de sus lentes- ...Yo me encargaré de él. –Sus pasos reanudaron aunque sé que Ichigo también notó los puños delgados que se apretaban con fuerza.

-Lo siento, Ishida. –Me puse frente a él obstruyendo su camino. …l me miró y fue entonces que noté tras el par de cristales los ojos llorosos y los párpados inchados. Fue como sentir algo en el pecho que me hizo comprender entonces lo que Ichigo había querido decir antes. Con mayor razón no estaba dispuesto a dejar que Ishida se fuera. Aclaré mi garganta y discretamente, aunque sé que tanto Ishida como Ichigo lo notaron, coloqué mi mano sobre la empuñadura de mi espada- Nuestras ordenes son llevarte de regreso al almacén de Urahara, y así lo harémos.

-Renji... –Alcancé a escuchar el susurro de Ichigo.

-¿Por qué no lo intentas, Abarai?

-No seas necio Ishida. –Ichigo volvió a acercarse a él, su rostro consternado como nunca antes.

-¡Dije que no regresaré con ustedes!

Sin más palabras y tomándonos por sopresa, el Quincy levantó su puño en el aire y lo asentó con fuerza en el rostro de Ichigo, quien no hizo nada por evitar aquel golpe y con ello sólo consiguió perderel balance de sus pies y caer de espaldas sobre el piso. Pero allí no terminó todo; el puño del Quincy ahora iba en dirección a mi rostro, sólo que a diferencia de Kurosaki yo lo esquivé y más aún lo atrapé con la palma de mi mano. La piel blanca de su mano contrastaba con la mía, su mirada se afiló y me miró con desprecio.

-¡Sueltáme! -Su otro puño se lanzó contra mi rostro, pero fue más que evidente que en la lucha cuerpo a cuerpo el niño no tenía la más mínima idea. Facilmente detuve su otro puño, atrapando su ataque y dejándolo indefenso, reteniéndolo frente a mi, teniendo la oportunidad una vez más de ver através de aquellos cristales. Miré los ojos azules que no dejaban de desprender aquella rabia, y no pude evitar sentir compasión y pena por el Quincy “Un guerrero sin poder y fuerza, no vale nada” Aunque debía admitir que muy en el fondo, también envidié aquel orgullo que aún sabiendo que no tenía ninguna oportunidad ante su enemigo, jamás dio la más mínima señal de darse porvencido.

-Suficiente, Ishida. –Halé con fuerza sus manos para atraerlo hacia mi y sin darle oportunidad de reaccionar, enterré mi puño en su estómago. Su cuerpo se arqueó por la falta de aire y apenas unos segundos después el cuerpo delgado se desvaneció en mis brazos- Lo siento, Ishida. –Susurré mientras veía el rostro que descansaba ya de aquella mirada rabiosa y que había dejado entre pestañas largas humedecidas, el gesto afligido.

-¡Renji! -Como un haz de luz Ichigo apareció frente a mi y arrebató de mis brazos el que me pareció era un suave y frágil cuerpo- ¡¿Qué mierda hiciste?!


-Tenemos que regresar con Urahara, no podemos...

-Pero no tenías que golpearlo... ¡Eres un bruto!

-¡¿Crees que disfrute hacerlo?! -¿Cómo era posible que Ichigo se atreviera a reclamarme, si lo había hecho por el bien del propio Quincy?

-Renji... -Algo distinto en la voz de Ichigo y pude notar como sus brazos estrechaban un poco más contra su propio cuerpo al delgado e inconsciente Quincy- ...Nunca Renji...nunca vuelvas a hacerle daño. –No creo exagerar al decir que jamás olvidaré aquella mirada casi intimidante.

Ichigo camenzó a caminar en dirección del almacén de Urahara, llevando con extremo cuidado el cuerpo que yacía entre sus brazos. Yo me limité a seguirlo en silencio mirando de vez en vez el rostro de Ishida. Sin aquel gesto orgulloso y soberbio sobre su rostro, y aunque contra su voluntad y sobre su dolor exponiendo un poco de su humanidad, comencé a notar por primera vez lo hermoso y perfecto que podía ser el último Quincy.

Notas finales: Si alguien más a parte de Aphrodita llegó hasta aquí.... ¡Gracias por la lectura y por darle la oportunidad al AbarIshi! Abarai e Ishida tienen bastantes escenas yaoizables entre ellos. Pero aún son tierra virgen!



Suerte!

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