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La otra cara por Shaman oscura

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Notas del fanfic:

Este es mi segundo fan fic, (aqui) espero que lo disfruten y que dejen comentarios

Notas del capitulo: ¿Preparados? ¿Listos? Empiesa...
- ¡Onee-sama! ¡Eso es injusto!
- Tranquila Mayu, sabes que solo tengo ojos para ti
- Onee-sama… ¡Eres una baka insensible!
- Disculpa Megumi-Sama … será mejor que me vaya
- Lamento haberte inmiscuido en esto
- No… no te preocupes
- Mayu, no paso nada
- ¿Por qué la abrasabas?
- Porque es abrazable
- ¡Onee-sama, baka!

Hola, mi nombre es Megumi, mis amigos más cercanos me llaman Megu, soy estudiante de preparatoria, curso el 2do año, en el instituto Lilian. Ella mi hermana pequeña, su nombre es Mayu, me divierte ponerla celosa abrasando a otras compañeras de la preparatoria. Pero quizás esta vez me pase la mano; es solo que… Susana es tan bella, es como una hermosa muñequita occidental, con sus enormes ojos verdes, sus cabellos castaños, sus mejillas sonrosadas y sus rojizos labios, ¿cómo podía esperar que no la besara?, a veces desearía que Mayu entendiera el profundo amor que le tengo, que viera que no se pensar en algo que no sea su pálido rostro, sus cabellos negros y la pequeña y delicada silueta que oculta ese negro uniforme.

Si tan solo Onee-sama estuviera aquí, ella me diría que hacer. Onee-sama… no hay día que no la extrañe. Aun recuerdo el día que la vi por primera vez, aquel momento en que vi mi reflejo en sus ojos. Acababa de entrar yo al instituto, y estaba harta de esa escuela, una escuela para perfectas señoritas destinadas a ser esposas de galanes de televisión, famosos empresarios o políticos de alto renombre. Yo no deseaba eso, yo solo deseaba salir de la escuela y liberarme de todo. Odiaba ese lugar tan femenino, odiaba el uniforme, odiaba mis compañeras, odiaba la entrada de la escuela, odiaba las tradiciones, y más que nada odiaba tener que sufrir eso día a día.

Solía escuchar a mis compañeras comentar de las grandiosas rosas, para ellas eran grandes celebridades. Para mí no eran más que un montón de niñas presumidas que se alzaban mas que las demás, y que sabían perfectamente que las demás no éramos más que sus sombras. En la ceremonia de bienvenida nos dieron un camafeo de la virgen María, al tiempo que repetían: “Que la virgen María te proteja”. Me pregunto ¿A cuántas de nosotras nos dijeron aquellas palabras sinceramente? Seguro no nos distinguen, entre las de primero con las de segundo, quizás ni con las de un salón ajeno. Como fuera yo trataba de evitarlas lo más que podía, me saltaba las actividades o simplemente no me participaba, buscaba cualquier excusa para faltar. No entendía por qué las idealizaban tanto, al igual que el complejo de conseguir una Sour, después de todo… ¿Qué tiene de interesante que alguien que se cree mayor te diga que hacer y qué no? Era como si mis compañeras estuvieran programadas para adular a las rosas o buscar una Sour.

Uno de esos días, en que escaba de las actividades de las rosas, llegue a la parte trasera de la bodega, era el lugar perfecto para ocultarse, nunca venia nadie, siempre había sombra, y estaba fresco. Llegue y me acosté como siempre en el concreto, esperaba la hora de que se acabara el famoso evento, cerré los ojos. Pero la paz me duro poco tiempo.

- Que mal… alguien más me ha ganado este sitio

Al abrir los ojos la vi, una hermosa mujer rubia, de piel blanca y ojos negros, era alta y sus ojos lucían algo tristes, a pesar de que su voz era dulce…

- Perdona, parece que te interrumpo. ¿Puedo quedarme aquí? Prometo que no te molestare
- Si… si, está bien
- A perdona se que dije que no te molestaría pero tengo que preguntarte algo… ¿Por qué no estás en la ceremonia?
- Porque no me agradan las rosas
- ¿De verdad? Valla, debemos ser las únicas dos de toda la escuela que no somos sus fans

En ese momento no lo sabía, pero días después no podría dejar de pensar en ella. En la bella mujer que había visto detrás de las bodegas, aquella mujer que en vez de calcetas blancas usaba negras, y sus zapatos blancos eran con plataformas y grandes moños negros, con el pelo alaciado de enfrente y sujetado con pasadores por la parte de atrás, me sentía bastante mal de no haberle preguntado su nombre. Diario regresaba a aquel sitio en busca de ella, pero una semana después no podía encontrarla. Me había dado por vencida, a pesar de ir a la misma escuela era improbable verla. Fui a las bodegas a comer el almuerzo, a pesar de los reproches de mis amigas, yo me fui.

- Mira nada mas, nos encontramos de nuevo

Al alzar mi mirada la vi, la misma mujer de la vez anterior, esta vez con dos colitas alborotadas y moños y calcetas moradas.

- ¿Puedo acompañarte a almorzar?
- Claro…

Un silencio incomodo se hiso presente, mire atenta la forma en que tomaba los palillos e introducía un bocado en su boca, la forma en que el viento jugaba con los cabellos que había dejado sueltos por su bello rostro, y entonces me percate que sus labios también eran morados, del mismo morado oscuro que tenían sus colitas y sus calcetas.

- ¿Tan rara te parezco?
- ¿Disculpa?
- Debe ser raro ver a alguien con calcetas no blancas. Eso me recuerda… perdona a ver desaparecido la otra semana. Me dieron una sanción por traer calcetas negra, así que esta vez las traje moradas
- Entiendo…

¿Por qué se estará disculpando? Es como si supiera el cuanto la extrañe, o el cómo me dique a buscarla.

- Si te preguntas por qué me disculpo, es porque ni siquiera supe tu nombre, y así no podremos buscarnos cuando queramos hablar

Ella se acerco a mí, me acorralo contra la pared y deslizo mis cabellos negros hacia atrás de mis orejas.

- Lo sabía, tú también eres como yo… usas pendientes de rosa negra… ¿Eres dark, gótica, algún estilo visual?
- Yo…
- A mí me encantan las lolitas, ¡las amo! Pero, no me gustaría ser una. Creo que yo soy más bien una combinación de todo eso que mencione
- Soy… soy lolita…

La verdad no sé ni por que dije lo que dije, en aquel entonces ni siquiera sabía que era una lolita, pero yo le había dicho que lo era. En ese momento al fin supe su nombre, Kiyone, ese era su nombre. Luego de eso nos reuníamos todos los días a la hora del almuerzo. Casi nunca decíamos nada, nos limitábamos a comer.

- ¿Saldrías con migo?
- ¿Salir?
- Si, Megu-chan, salir. Vamos a Shibuya

Ese domingo en la mañana, me encontraba en la estación del tren, esperando que Kiyone se apareciera. Ese día había cambiado para ella, mis cabellos negros fueron recogidos en dos colitas con bucles, con luces y grandes listones azul oscuro, mi sutil maquillaje de siempre había cambiado por una capa blanca sobre mi rostro acompañado de unas exageradas mejillas rosadas, un labial negro y el delineado de mis ojos era prominente, al igual que la sombra blanca en mis parpados. Usaba un vestido negro con encajes blancos, un leve y coqueto escote, botas negras sin medias. Realmente estaba nerviosa, ¿estaría lo suficientemente bueno para ella?

Entonces la vi llegar, un sencillo vestido negro con medias de red y zapatos de tacón alto, su pelo suelto y algo alborotado con luces de colores extravagantes, rojo, rosa, verde, azul, morado y negro. Se acerco a mí, me tomo de la mano y caminamos juntas toda la tarde. Al final me llevo a un cementerio, nos sentamos a comer algo.

- Eres la lolita más hermosa de todas, Me-Chan
- Muchas gracias Kiyone-Sama
- Cuanta formalidad… Megumi…
- Dime
- Sé que ambas nos reímos de esto pero…

Kiyone saco una especie de collar de su bolso, tenía un hermoso gatito negro y la cuerda blanca… no, no era blanca, era plata, plata pura.

- Pensé que un rosario sería demasiado formal, y religioso… así que… ¿Te gustaría ser mi petit Sour?

Me había dejado sin palabras, ¿yo? ¿petit Sour? Me quede viendo el collar, y pensando si era correcto, o más bien adecuado.

- Sé que soy una estudiante de tercero y tu una de primero, pero aunque sea por poco tiempo, me gustaría poder estar a tu lado… ¿Qué opinas Megumi?
- Yo… Kiyone…
- Anda, no me dejes en suspenso
- Si… ¡Claro que séré tu petit sour!

Unos días más tarde, algo terrible paso. En este momento sujeto mi dije de luna, recordando aquel terrible día. Kiyone Onee-sama nunca expresaba sus sentimientos, y aunque lo hiciera nadie la tomaba en serio, pues parecía que jugaba. Pero yo sabía que no era así, sabía perfectamente cuando Onee-sama se sentía mal. Ese día, como siempre, nos reunimos a comer, llego y me abraso como me abrasaba desde que nos hicimos Sours, pero yo sabía, que se estaba reprimiendo.

- ¿Qué pasa Onee-sama?
- Sabes… me graduare pronto, cuando me gradué me iré a Kyoto, y así… podre verla
- ¿A quién?
- A Mitsuki-sama…
- ¿Ella era tu Onee-sama?
- No… ella era… es… es la mujer más hermosa del mundo, y a quien yo amo
- ¿Amas?
- Gatita… ¿alguna vez has sentido esto? Me refiero a… amar a una mujer que no te corresponde

¿Qué clase de pregunta era esa? Yo estaba perdidamente enamorada de Onee-sama, y es muy probable que aun lo este, la amo con todo el alma y el corazón, al grado de perderme en su voz, en sus ojos, en sus labios y en su suave perfume de cerezo. La amaba, y siempre iba a amarla. Aunque siempre he sabido que no sería correspondida.

- Si, si lo he estado
- Voy a Kyoto a seguirla, esperando que al fin me dé una oportunidad
- ¡Esfuérzate Onee-sama! ¡Tu gatita te estará animando desde siempre!
- Muchas gracias gatita, tu siempre me escuchas
- ¡Siempre lo haré! Onee-sama

Luego de eso me abraso, nunca olvidare ese abraso, su cálida respiración, el latir de su pecho, la suavidad de su cuerpo… Onee-sama… Onee-sama…

Despertando de este sueño, no importa a quien moleste o quien me escuché…

- ¡SIEMPRE TE AMARE! Aunque tú te olvides de tu gatita… ella jamás te olvidara, y te amara y pertenecerá por siempre…

FIN DEL CAPITULO 1: ONEE-SAMA…
Notas finales: El lolita es una corriente japonesa donde las mujeres visten como si fueran muñecas de porcelana, con ropa estilo antiguo e infantil, como modo de protesta a lo dificil que es creeser siendo mujer.

Gokigenyou...

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