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Por Ti... Sigo A La Espera por Nessa Yaoi

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Capitulo 2 – Discusión Antes De Un Viaje… Mal Asunto.

Sopesando el cuadro ante sus ojos, el rubio perfectamente sabía que de ser victima de algún intento por parte del Uchiha, Bigotes, que yacía en el centro de la cama, no le seria de mucha ayuda que se diga.
- “Tal vez no pase nada… como no, y yo soy una bailarina de danza del vientre, ¿A quien trato de engañar? No lo pensara dos veces para echárseme encima, lo ha estado intentando desde que me mude aquí, debería…” Dime porque parte de la cama sueles dormir, ¿Izquierda o derecha?
- En el centro, ¿Por qué?
- Me refiero a cuando duermes acompañado - dijo con una amargura de la que él mismo se sorprendió – No importa, da igual – obligándose a retractarse del sentimiento anterior.
- Entonces… soy tu anfitrión, escoge tu lugar – señalando la amplia cama.
- Al menos hoy, no vas a poder dormir en el centro – señalando con su mentón al peludo cómodamente instalado entre la derecha e izquierda de la cama – Supongo que habrás cambiado las sabanas como mínimo – tomando la parte izquierda donde la derecha manda.
- ¿Tú que crees? “No solo eso, hasta las perfume para ti” – dijo tomando el lado que manda después de apagar la luz y dejar la habitación solo alumbrada con el resplandor de la luna, que a pesar de ser invierno, alumbraba con fulgor.
- Buenas noches – dándole la espalda a su anfitrión y tapándose casi hasta las orejas a pesar de la calefacción reinante.
- “Lo será, al menos para mi” Igualmente – acomodándose de cara a la espalda del rubio.
Solo unos centímetros lo separaban del cuerpo del ojiazul, prácticamente el espacio que ocupaba el cuerpo del peludo entre ambos, espacio que le impedía pegarse al tan deseado rubio, aquel por la que su vida se había llenado de colores brillantes alejándolo así de los colores neutros que habían sido sus relaciones anteriores, el único, al que después de un largo año, no había podido conseguir, el hecho de que durmiera en su cama ya era todo un logro, aunque no hubiera sido por su causa, pero en fin, la meta justifica los medios, suelen decir por ahí, nunca antes había sentido tanto apremio en acariciar al ojiazul como en ese momento, ¿Pero que hacer? No deseaba obligarlo a buscar la tranquilidad y seguridad del sillón del salón para escapar de su acoso, pero la ansiedad era mucho como para ignorarla, sin que se diera cuenta y, mientras pensaba, su mano se deslizo hasta tocar el lóbulo de la oreja, lo único visible, del rubio.
- ¿Y ahora que? – sin moverse ni un centímetro.
- Es muy temprano para dormir, ¿No crees? Podríamos hacer algo… más entretenido – susurro con voz seductora, la misma con que muchos habían caído en sus redes.
- ¿De que hablas? – haciéndose el tonto ya que sabia muy bien a lo que se refería.
- Hmmh… no se, ¿De nuestras relaciones, tal vez? por separado claro esta – queriendo averiguar más sobre sus verdaderas intenciones con Hinata y hasta donde había llegado con Kakashi, la conversación con el peligris lo había dejado bastante preocupado.
- Tus relaciones no me interesan – apretando los ojos al darse cuenta que se mentía así mismo.
- A mi las tuyas si, y mucho, por lo que pude escuchar de ti y de Kakashi, hay algo que todavía no me queda claro – refiriéndose al trato que el ojiazul le daba al peligris al llamarlo por su nombre de pila en lugar de su apellido como había hecho desde que lo contratara en la editorial y, por otro lado, la interrogante que había dejado en su cabeza el peligris.
- Te pondré a pensar aun más, el fin de semana que viene nos iremos de viaje Kakashi y yo… o puede que unos días más – dijo sorpresivamente el rubio.
- “¡A eso se refería el muy…! ¡¿Y cuando pensabas decírmelo, eh?! -agarrando por el hombro al ojiazul obligándolo a voltearse.
- ¡Miau! – protesto Bigotes al ser aplastado.
- ¿Ves lo que hiciste? Pobre – agarrando al peludo entre sus manos.
- ¡Me importa un cuerno! ¡Solo contéstame! – furioso por algo en lo que no tenia ni voz ni voto, técnicamente al menos.
- ¿Por qué? Que yo sepa, no necesito de tu permiso para hacer lo que quiera, además, solo es un viaje de negocios – queriendo suavizar, a pesar suyo, la situación, y reprochándose el hecho de que últimamente parecía que tenia que justificar todas sus acciones, en cuanto a posibles parejas se refería, ante el azabache, eso lo molestaba y contrariaba bastante.
- ¡No puedes estar a solas con él! ¡Es un buitre! Hará cualquier cosa para… – mirando fijamente los ojos azules.
- ¿Así como tú? Lo del gato fue suerte, solo te aprovechaste, ¿En realidad crees que dormiría contigo, así no más, sabiendo lo peligroso que puede llegar a ser para mí?
- ¿Por qué no lo rechazaste? Nunca ha necesitado de nadie para hacer negocios, ¿No ves lo que intenta? No puedo creer que sabiéndolo lo aceptaras sin pensarlo siquiera – empezando a sentir que su sangre bullía dentro de sus venas - ¿Piensas darle a él lo que siempre me negaste a mi? Si ibas a cambiar de bando, al menos podrías… tenerme en cuenta primero - apretando sus puños con desesperación y lo que acababa de decir.
La mano del ojiazul voló veloz a la cara del azabache, el impacto hiso que hasta el peludo se asustara saltando de los brazos del rubio al suelo para ocultarse bajo la cama, los ojos del ofendido echaban fuego mientras aguantaba el escozor de la palma de la mano que había golpeado el rostro del Uchiha.
- ¡¿Cómo te atreves a reprocharme nada?! ¡Tú! ¡La persona más ególatra y desinteresada que he conocido! ¿Cuántos corazones has roto, ah? ¿A cuantos les has dicho que en realidad te interesan? ¡No eres nadie con la suficiente moral para criticar lo que hago o con quien lo hago! – saltando de la cama para salir de la habitación, algo difícil de hacer ya que estaba serrada con llave.
- Por alguna razón, sabia que esto pasaría – caminando en la penumbra hacia el ojiazul parado ante la puerta, la que había serrado bajo llave al apagar la luz y antes de acostarse.
- Déjame salir – sintiendo que un mal presentimiento recorría todo su cuerpo al ver la cara con que lo miraba el azabache, ojos deseosos y semblante fuera de toda cordura.
- ¿Y dejar que te vallas con ese idiota… o la sanguijuela que duerme en tu habitación? Por supuesto que no – apoyando ambas manos a los lados del cuerpo del rubio – No, no lo permitiré, no antes de que sea el primero en probarte… es mi derecho, no por nada he estado esperando por ti todo un año – pegando su cuerpo caliente, por el deseo, al del ojiazul.
- Espera Sa-Sasuke, ¿No pretenderás…? No… - poniendo cara de susto, podía defenderse, pero sabía que el azabache era más fuerte que él.
- No pretendo, voy hacerlo – apretándose contra el otro.
- Piénsalo un momento, ¿Si? Tú no quieres hacer esto, estas enojado, eso lo puedo entender… hablemos, siempre hemos podido… espermgh… - sus palabras se perdieron en la boca del azabache.
- Lo deseo desde que te conocí, es irónico… ¿No entiendes la analogía de todo esto? Al final tenia que ser yo el que te poseyera - el deseo, la rabia y la lujuria lo habían sacado de control, ya no era dueño de sus actos, aun más, partiendo del hecho de que los celos habían sido su principal alimento durante todo un año, lo que estaba a punto de suceder, no tenia vuelta atrás.
- No, Sasuke… por favor, no entiendes que… - fue lo último que sus labios pronunciaron antes de que el azabache lo callara con su boca y lo deslizara hasta el suelo mientras sujetaba sus manos.
Todo comenzó, o termino ahí, la desesperación y ansias acumuladas hiso que no se midiera a la hora de reducir e inmovilizar al ojiazul, uso sus piernas, brazos y manos para no dejarlo escapar, a la luz de sus instintos desmesurados por tenerla por completo presiono bajo sus rodillas las manos del rubio, rompió la camiseta que separaba sus labios de la delicada piel para comenzar a devorar cada pedazo expuesto, el ojiazul apretaba los dientes con energía hasta hacer sangrar sus encías, sus ojos quedaron estáticos y sumamente abiertos como si lo asaltaran recuerdos que había sido sepultados en lo más profundo de su memoria.
- ¡No! ¡Detente Sasuke! No otra vez… por favor – suplicaba con los ojos llenos de lágrimas y horror.
- Naruto, Naruto, ¿Qué te pasa? – haciendo reaccionar, de su locura momentánea, al azabache.
- No, No, No… - sollozaba el rubio tapándose la cara con sus manos - … No de nuevo.
El Uchiha se levanto de sobre el cuerpo que se agitaba y temblaba de miedo, si miedo, aquel reaccionar del ojiazul no era de insatisfacción, era de puro pánico lo que lo llevo a ese estado de sollozos y temblores ininterrumpidos.
- Ca- cálmate, Naruto – disponiéndose a levantarlo.
- No me toques, ya… ya hiciste suficiente – incorporándose a pesar de la agitación de su cuerpo – Abre la puerta o tendré que echarla abajo – sin vacilación en su voz.
- Espera, tienes que decirme…
- ¡Abre la maldita puerta, Sasuke! Ahora – golpeando con su puño la superficie de madera y haciéndole una abolladura, el azabache saco la llave de dentro de su ropa interior y abrió – Gracias, buenas noches – pronuncio en tono neutro y salió rumbo al salón.
- ¡Maldita sea! Soy un imbécil – serrando la puerta de golpe al salir el rubio - ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué fue lo que te paso?! Estas ocultándome algo, con un demonio… ¡¿Por qué no me lo dices?! Idiota, idiota, soy un completo idiota – murmuraba mientras tiraba todo lo que había en la habitación convirtiéndola en un verdadero desastre.
El rubio, mientras tanto, acomodaba su tembloroso cuerpo sobre el incomodo sillón mientras tapaba sus oídos para no escuchar el escándalo que el azabache formaba debido a su rabieta y frustración, o más que todo, la ignorancia del no saber el porque de las palabras y comportamiento del ojiazul.
- “¿Por qué? ¿Por qué tenias que recordarme algo que ya había olvidado? Es decir, no recordarlo en si, si no más bien, sacarlo a la superficie de mi mente, algo así es imposible de olvidar a tan temprana edad, lo que más me molesta es que, a pesar de la agitación de mis recuerdos, mi cuerpo no se sintió asqueado por las caricias de Sasuke, ¿Sera que yo…? Mejor no pensar en eso – tapándose con la manta que previamente había preparado con la intención de pasar allí noche – No creo que pueda dormir sin que me asalten las pesadillas de antaño, las que creí me habían abandonado para siempre, eso también te lo debo a ti, Sasuke”
Tapando su cabeza con la manta al final, cuando el azabache no tenia nada más que destrozar en la habitación, se sentó en la revuelta cama, que con el colchón fuera de su sitio, parecía un ring de boxeo en lugar de un lugar de descanso, lo que estuvo a punto de hacer y, el ojiazul freno con su actitud, le carcomía la mente y agitaba su alma hasta casi el punto de arrancarse el cabello llevado por la desesperación y la ignorancia de lo que había sucedido, no imagino que las cosas terminaran de esa manera, porque ahora si estaba seguro de que lo había arruinado todo con el rubio.
Se dice que el fin justifica los medios, pero muchas veces lo empeoran todo, no sabia, por lo menos de momento, como acercarse de nuevo al rubio sin que éste lo golpeara, o aun peor, lo abandonara por completo y para siempre, era a lo que más le temía en realidad, si permanecía a su lado realmente pensaba que lo demás podía arreglarse, tanto así eran sus esperanzas. De repente recordó lo del viaje de fin semana del ojiazul con el peligris y, de nuevo, se lleno de rabia y observo por toda la habitación a ver si encontraba algo más que romper.
- Demonios – al observar que nada quedaba en pie.
- Miau… – se escucho.
- Eres tú, esta vez si que la hice buena, ¿Cierto? Discúlpame por asustarte con todo este jaleo, tenia que desahogarme de alguna forma – mirando los ojos azules que lo observaban a sus pies - ¿Quieres quedarte conmigo o prefieres ir con él? No me extrañaría que tú también huyeras de mi a pesar de nuestra custodia compartida – dijo con una suave sonrisa, el gato se paseo maullando alrededor de sus piernas mientras sobando su lomo contra ellas.
La noche paso rápida e inadvertidamente, los opacos rayos de luz, a pesar que pasaban de las nueve de la mañana, se filtraban por la delgada tela de las cortinas que cubrían la ventana, tanto el ojiazul como el azabache habían pasado la noche en vela, solo que uno de ellos prefirió el frio de la calle a tener que enfrentar al otro, efectivamente, nada más amanecer el rubio había salido del departamento con rumbo desconocido para los que quedaron en el. Se escucharon unos golpes en la puerta antes de que ésta se abriera y la cabeza de Hinata se asomara por la rendija.
- ¿Sabes donde esta Naruto? Lo busque y… ¿Pero que paso aquí? Parece que un huracán hubiera pasado por la habitación – observando el desorden.
- Intento re-decorar, ¿Qué quieres? Estoy ocupado – empujando con un dedo la lámpara de la mesita de noche, que milagrosamente se había salvado del estropicio de la noche anterior, hasta que cayo al piso haciéndese añicos.
- Tienes una forma muy original de re-decorar.
- Te pregunte que querías – sin siquiera mirarla.
- ¿Qué no escuchaste que dije que Naruto no estaba?
- ¿Qué tiene eso de extraño? Puede salir a donde quiera sin informarlo a nadie.
- Pero hoy es domingo, se supone que la gente normal se queda en su casa a descansar.
- No es su caso – sin moverse de su posición en la cama.
- Así que sabes donde esta, ¿Podrías decírmelo?
- ¿Qué tan estúpido crees que soy? Pon a funcionar tus oídos y escucha bien – mirándola de medio lado - Lo quiero lejos de ti y de tus manipulaciones lo más que se pueda – con una sonrisa sórdida en sus labios.
- ¿Temes que te lo arrebate? Pero que digo, si aun no lo tienes… y nunca lo tendrás, no es de los tuyos, ¿Lo olvidaste?
- Solo espera y veras, lo será, serpiente rastrera, lo será… esta guerra la ganare a pesar de ti y de todos – levantándose y caminando con cara de pocos amigos hacia ella – Piérdete de aquí y metete en tu cueva, maldita hiena… estorbas, aun no termino con el mobiliario – serrándole la puerta en la nariz – Zorra, el cachorro será mío sea como sea, ¿Tú que dices? ¿Verdad que tengo razón? Y tú me ayudaras a lograrlo – sacando a Bigotes de debajo de la cama y levantándolo en el aire para mirar sus ojos azules, aquellos que tanto le recordaban al otro ojos azules.
El rubio, mientras tanto, daba vueltas por el parque sin decidirse a regresar al departamento, pesar del frio que calaba sus huesos, y contarle al azabache el porque de su pánico la noche anterior, ¿Cómo se lo diría? ¿Cómo hablar de algo que lo afectaba tan profundamente? Y él, ¿Lo entendería? ¿Perdonaría el hecho de mantenerlo en la ignorancia respecto al caso? Se supone que eran amigos, que podían confiar el uno en el otro, al menos un poco por parte del rubio, dadas las circunstancias del gusto del azabache por los hombres, pero el Uchiha siempre había sido honesto en sus intenciones para con él, y eso era lo que más le mortificaba, no pudiendo aguantar más el frio reinante, por fin se decidió a volver al calentito nido, actuaria como si nada hubiera pasado, dejaría que fuera el azabache quien abordara el tema, lo cual le daría pie para poder explicarse, lo que no sabia si podría hacer.
- Dios, que frio hace allá fuera – comento al entrar mientras se quitaba los guantes, los que jalaba con sus dientes, para no soltar la bolsa que traía en la mano.
- ¡Hey! Naruto, ¿Dónde te habías metido? Me dejaste sola con ese sociópata anti mujeres – hiendo hasta él para abrazarlo, el rubio se echo a un lado apartándose de la intención de la chica.
- Cuidado, podrías aplastar los dulces en la bolsa, perdón, debería decir buenos días primero, despertaste temprano para ser domingo – se disculpo al tiempo que le daba una excusa para impedir ser objeto del cariñoso saludo, en ese momento no quería ser tocado por nadie, a no ser…
- ¿Cachorro? Volvió temprano, es buena señal – murmuro con una sonrisa y la oreja puesta tras la puerta de su habitación – Tengo que arreglar este desorden.
Levantando muebles, libros, y papeles que había botado de la estantería, lo único que había quedado en pie puesto que estaba clavada en una de las paredes, comenzó con la limpieza. Recogió los adornos que habían corrido con suerte de no romperse, y hasta la ropa del armario que estaba esparcida por toda la habitación, parecían varios Uchiha de lo rápido que se movía, no creía que el rubio entrara a su habitación de nuevo, pero si lo hacia, no quería que presenciara los efectos de su arrebato de la noche pasada.
Saco una bolsa de una de las gavetas que usaba a veces para transportar material que necesitaba para su trabajo en la editorial y metió los escombros de las cosas que habían pasado mejores tiempos, arreglo de nuevo la cama con sabanas limpias y perfumadas, por si las dudas, y una manta estampada con dos grandes gatos que tenia guardada, como regalo anticipado de navidad, para su ojiazul, observando la habitación y satisfecho del trabajo bien hecho salió con una toalla descansando en su hombro rumbo al baño, pero antes, asomo su cabeza por la puerta de la cocina y miro directamente al rubio.
- Buenos días, ¿Es té lo que huelo? Compraste dulces, ¿No es así? tomare un baño primero, no dejes que se enfrié, el té quiero decir – guiñándole un ojo al rubio, éste, sin proponérselo, sintió que los colores le subían a la cara.
- ¿Terminaste de re-decorar? Si vieras – dirigiéndose al rubio - Su habitación es un completo desorden, me pregunto cual fue el detonante para tal estropicio, ¿La negativa de alguien, tal vez? – poniendo, sin saberlo, el dedo en la llaga.
- Tú alucinas, nada ha pasado en mi habitación… aun – devolviendo el malintencionado comentario de la morena – Seria conveniente que cambiaras de medicamento, el que tomas te hace ver cosas raras – regresando por el pasillo hacia el baño.
- ¡Eres un completo…! – a punto de soltar sapos y culebras por la boca.
- Ya, ya, ¿Té? Toma un dulce, también traje para ti – con semblante y sonrisa conciliadora.
- No deberías defenderlo – reprocho con enfado en el rostro la morena.
- …l haría lo mismo por mí, además, las atmosferas cargadas no me agradan, por eso te sugiero, que si vas a pasar unos días aquí, trates de sobrellevar la situación – sirviéndole un dulce en un plato y una taza de té.
- Bien, pero que conste que lo hago solo por ti – soplando el liquido verde en la taza.
- Gracias, Hinata – sentándose a disfrutar de su té.
- Y bien, ¿Dónde esta lo mío? Oh, si… justo ahí – mirando intensamente al rubio, que de nuevo, sintió calor en su rostro al punto de tener que desviar su mirada del acoso de los ojos del azabache.
- ¿Qué no sabes lo que es la decencia? Estas medio desnudo, hay una dama presente, ¿Sabes? – reprocho la morena al ver al Uchiha vistiendo tan solo un pantalón corto.
- O medio vestido, depende como se mire, y sobre lo de la dama, no veo ninguna por aquí – arrimando una silla junto al rubio, se sentó a disfrutar del dominguero desayuno.
- No te contesto por respeto a una petición de Naruto, además de que no vales la pena – contraataco la morena mientras le guiñaba un ojo al rubio - ¿Qué haremos hoy, Naruto? Salir a la calle esta fuera de toda consideración – había que pasar el tiempo de alguna manera.
- Bueno, debido a su estupenda relación, los juegos de mesa están descartados – dijo con total ironía mientras pasaba su mirada de uno a otro de sus compañeros de mesa.
- Tenemos un juego pendiente, cachorro, me gustaría terminarlo – poniendo su mano en uno de los muslos del ojiazul.
- Creo que me cambiare de ropa – levantándose como resorte de la silla al sentir el toque intimo del azabache.
- Te esperare en el salón, terminaremos el juego… uno de ellos al menos – las insinuaciones del Uchiha hicieron que los nervios del ojiazul se dispararan sin control.
- ¡Miau! ¡Miau! – maulló el tercer miembro de la familia desde el umbral de la puerta de la cocina.
- ¡Ahh! ¡Un gato! – grito la morena tirando la silla al levantarse y refugiarse detrás del rubio.
- ¿Qué te pasa? Hinata… – pregunto el Uzumaki al ver el desagrado en el rostro de la chica.
- ¡¿Desde… ¡A-a-achis! Tienes… ¡Achis! Un gato?!
- Desde ayer, ¿Cuál es el problema?
- Soy alérgica… ¡Achis! A esos bichos, tienes que sacarlo de aqui – demando la morena.
- Hey, Bigotes se queda, él esta fuera de toda discusión, ¿Cierto cachorro? – sentencio el azabache, no iba a dejar que el único aliado que tenia con respecto a su rubio, saliera de la casa.
- Lo siento, Hinata, no puedo echarlo a la calle, apenas es un cachorrito, se moriría de frio allá afuera – no queriendo perder tampoco el vinculo y excusa para volver a la habitación del Uchiha al llegar la noche – Entonces…¿Qué harás? ¿Te marcharas?
- Seria lo mejor para ti, ¿No te parece? – opino el azabache con cara de burla.
- Ni lo pienses, tomare mi anti alérgico y estaré bien, solo manténgalo lejos de mi – corriendo a su habitación, o mejor dicho la del rubio, a por su medicamento para las alergias.
- ¿Jugamos? – pregunto acariciando con su barbilla la cabeza del peludo.
- Bueno yo… quisiera dormir un rato si no te importa, la espalda me esta matando, pasar la noche en el sillón, mala idea, creo que esta noche la alfombra será la candidata perfecta – sonriendo de medio lado ante el nerviosismo creciente en su interior.
- No dejare que hagas eso – con tono que sonaba a orden.
- ¿Cambiarias de lugar conmigo?
- Eso tampoco, es más, te acompañare – no dejando lugar a dudas.
- Lo imagine – murmuro por lo bajo.
- ¿Qué?
- Nada, en fin… si no hay más remedio, tomare una ducha caliente y enseguida estaré allí – caminando rápidamente por el pasillo antes de que el otro notara su sonrojo.
- ¡Jugaremos luego! ¡No lo olvides! Y esta vez… nada, sin importar lo que sea, hará que pierda, cachorro – dirigiéndose hacia la habitación.
- “Hay, dios… ¿Por qué hago esto? Yo te diré porque – contestándose a si mismo – Porque ansias ser acariciado por sus manos nuevamente, sentir su aliento en tu boca, poco a poco, ese baka acosador de hombres, supo ganarse tu amor y confianza… a pesar de que es poco de fiar, ¿Podrás llegar hasta el final sin que los malos recuerdos de aquel día te afecten? No quieres mostrarle lo débil que puedes llegar a ser, ¿Cierto? demuéstrale que puedes amarlo tanto como él a ti” – pensaba mientras tomaba su ducha caliente.
- … - el azabache con sorpresa en su rostro.
- Ahórrate el comentario, fue lo único que pude encontrar – refiriéndose a lo escaso de ropa que vestía, tan solo un pequeño pantalón y una camiseta sin mangas fungían como todo atuendo.
- No he dicho nada – dijo desde la cama, ya había tomado su lugar, el mismo de la noche anterior.
- Pero lo pensaste – situándose al lado contrario del azabache y dándole la espalda, también como la noche anterior.
Esta vez, el ojinegro aparto a Bigotes, que también había tomado su lugar entre ambos, y pego su cuerpo al del rubio sin importarle las protestas de que fuera objeto, de la boca del ojiazul no salió una palabra, lo que propicio que el Uchiha se aventurara un poco más allá de lo obvio, delicadamente rozo con sus labios la oreja mientras susurraba suavemente en el oído del menor.
- ¿Qué fue lo que te sucedió anoche? Aparte de mis ya sabidas intenciones de hacerte mío, claro esta – mientras posaba su mano en la cadera del ojiazul.
- Sasuke… por favor – indeciso aun de decir la verdad, pero tenia que hacerlo, ya era tiempo de enfrentar sus propios demonios - ¿Qué pensarías si te dijera, que de haberlo logrado, no hubieras sido el primero? –serrando sus ojos en miedo a la respuesta.
-¿Qué dices? ¿Acaso tú y Kakashi…? – anonadado y furioso por la revelación.
- Sucedió cuando tenía quince años, los amigos pueden ser una bendición o el mismo infierno, confías en que te ayudaran y protegerán cuando lo necesites, pero él… - apretando sus dientes al recordarlo – Supongo que fui muy ingenuo al dejar entrar en mi vida a alguien que no lo merecía, me deje engañar por sus gestos amables y tranquilizadora sonrisa, sin saber… que se había acercado a mi solo por una razón, quería mi cuerpo… solo eso, fue tan grande mi decepción y amargura, que me mude aquí para empezar de nuevo – contaba mientras las lagrimas recorrían su cara.
- Cachorro… ¿Entonces fuiste…? Por eso reaccionaste de esa manera cuando yo… lo siento, no sabia… - abrazándolo fuertemente por la espalda para darle consuelo y disculpas por su acción anterior.
- No tenías como, habértelo dicho me hace sentir tan en paz conmigo mismo que ahora solo quiero dormir y dormir sin que las pesadillas se hagan presentes – relajándose y serrando sus ojos para entregarse a un gran, tranquilizador y merecido descanso.
- Duerme, duerme mi cachorro, aquí estaré cuando despiertes – besando el cabello de color sol – Siempre – serrando sus propios ojos para acompañar en el sueño a su ojiazul, sueño que apostaba seria sereno y sin sobresaltos.
Era una bendición la presencia del peludo en la casa, ya que por su causa, la morena se mantuvo encerrada casi por el resto del día, era de suponer que a duras penas toleraba la situación por el mero hecho de no dejar el campo libre al azabache, su amenaza era en serio y ella no estaba dispuesta a permitírselo, era hora de usar su ultimo y extremo recurso, ataviada con el, ultimo y extremo recurso, según ella, y salió de la habitación convencida de que tenia que evitar que el Uchiha se consiguiera, dada su labia en estas cuestiones, con la persona que a ella le gustaba y convenía.
Sigilosamente camino por toda la casa poniendo excesivo cuidado en no tropezarse con el cuatro patas, aunque estando armada con su ultimo y extremo recurso, no le importaba para nada toparse con el nefasto animal y, si era posible, deshacerse de él cuanto antes, ya inventaría algo para quitarse la culpa, busco en cada rincón e incluso debajo de los muebles, nada, el bicho no estaba en ninguna parte, y los otros dos inquilinos tampoco, así que solo faltaba buscar en…
- “No puede ser posible que Naruto este… ¡Maldito sea ese chupa penes!” - dirigiéndose hacia la habitación del Uchiha.
- ¡¿Qué significa esto?! ¡Naruto! – entrando como una tromba en la habitación.
- Pero que… ¡Ahhhh! ¿H-Hinata? ¿Qué rayos…? – despertando de golpe y sorprendido al ver la cara de la Hyuuga… o todo lo contrario en realidad.
- ¡Jajajaja! ¿Es una cámara antigás lo que traes puesto? Por Kami, ¿Quién en su sano juicio lleva una de esas en la cartera? Perdón, de juicio disfrutas lo que tienes de monja – se burlo el azabache.
- ¡Ese no es el punto, idiota! ¿Qué haces durmiendo con éste sopla penes? Naruto – inquirió la morena al ojiazul.
- Bueno, yo… - sin saber que decir.
- Y no es la primera vez… ni la ultima – pasando su brazo por la cintura del rubio y mordiéndole la oreja a su alcance.
- ¡Apártate, ya déjalo en paz! ¡Solo intentas ganar la apuesta! Dile, dile que solo te interesa revolcarte con él, mentiroso – asestó con acierto ya que el ojiazul hiso exactamente lo que esperaba.
- ¿Apuesta? No puede ser que tú… después de lo que te confesé…– apartando al azabache - Sasuke, ¿Es cierto lo que dice?
- Fue ante, y tampoco fue una apuesta, sino una total resolución, ¿No te das cuenta? Ella busca lo mismo de ti, con la diferencia de que yo te amo, y ella solo trata de ganarme el premio para que su orgullo como mujer quede impoluto – aclaro honestamente el Uchiha.
- Ríndete, Sasuke, él sabe perfectamente lo que el cuerpo de una mujer significa, estoy segura de que ya los ha probado antes, para un hombre de verdad, no hay nada más delicioso que a eso, ¿Cierto, Naruto? Lo que yo puedo darte… no es comparable con lo poco , o más bien nada, que podría darte él - concluyo la morena satisfecha de sus razones de peso, según ella.
- Esto es… como decirlo, ¿Estúpido, irrelevante, cómico? Para tu información, jamás me he acostado con una mujer – mirando a la morena – Y para la tuya, no tengo intenciones de hacerlo contigo tampoco – observando esta vez al azabache - ¿Conclusión? O soy muy extraño, o las expectativas a mi alcance son demasiado bajas, quizás pueda aclararlo en mi viaje de fin de semana, ¿No tienen Hambre? Porque yo desfallezco – saliendo hacia la cocina y dejando en la habitación y, totalmente confundidos, al par de acosadores.
- ¿Qué quiso decir con eso? ¿Cuál viaje de fin de semana y con quien?
- Todo esto es tú culpa, no puedo echarte de la casa pero si de mi habitación – empujándola afuera - ¡Solo enredaste más las cosas pedazo de idiota! “No puedo dejar que eso ocurra, Kakashi aprovechara cualquier descuido para meterlo en su cama, el muy desgraciado tiene con que, se dice que entre bomberos no se pisan la manguera, pero… yo soy el fuego mismo, y lo rostizare antes de que toque a mi cachorro, tengo que impedir ese viaje como sea… empezando por esta noche” – por lo que se podía deslumbrar, la noche en cuestión iba a ser bastante movida.
Los tres se sentaron a la mesa a degustar la cena preparada por el rubio, ninguno hablaba, los interesados en el delicioso ojiazul, solo lo miraban como quien ve una fruta madura que no pueden alcanzar en la parte más alta del árbol.
- Para ser tan parlanchines, están muy callados, ¿Tienen algo en mente? Además de lo obvio, claro está – al sentirse presa de sus inquisitivas miradas.
- ¿Es cierto que nunca te has acostado con una mujer? Eso me resulta… - pregunto la morena comenzando la conversación.
- ¿Extraño? Es cierto que no nada lógico que un hombre de veintiún años siga sin estrenarse, ¿Es lo que quieres decir?
- Un punto a mi favor, además, déjame decirte que no te pierdes de nada, nadie como un hombre para complacer a otro, sabemos que puntos tocar y como – exponiendo lo que para él era la más absoluta verdad – Igual pasa con el sexo contrario, deberías probar – mirando con sorna a la morena.
- No necesariamente, tenemos atributos que ustedes no – se defendió Hinata.
- ¿Cómo cuales? Ah, te refieres a sus protuberancias delanteras, son una completa molestia, sino son demasiado chicas que ni siquiera te caben en la mano, son exageradamente grandes con el peligro que conlleva asfixiarte entre ella, el pecho de un hombre siempre es delicado y armonioso, lamer sus pezones con dulzura es… lo más excitante que puede existir – serrando los ojos e imaginándose haciendo lo propio sobre el pecho del ojiazul.
- Las hay término medio, tú solo vas a los extremos – defendiendo con vehemencia a su género.
- ¿Quieres que te diga lo que si es extremo? Ver la cara de placer y deseo porque te metas en su interior, eso… si que es extremo – el rubio casi se atraganta con la comida al sentir la mirada penetrante del azabache al pronunciar esas palabras.
- ¡¿Quieren callarse de una vez?! Rayos– grito después de tragar, a duras penas, el trozo de comida atorado en su garganta – Dios santo, me están haciendo sudar con su conversación – levantándose de la mesa y poniendo el plato en el fregadero.
- ¿Qué pasa? ¿Demasiada información para ti? ¿Acaso nuestra pequeña charla… te excito? Es una condición bastante placentera debo decir – sonriendo satisfecho por el logro.
- Que arreglare en este momento – el azabache alzo una de sus cejas en sorpresa y curiosidad – Iré a darme una ducha fría, les encargo el resto – disponiéndose a huir de la cocina y de la persona que lo había puesto en ese estado, aunque ellos no supieran cual de los dos había sido, para él estaba muy claro.
- Tengo un mejor método para aliviar tu problema – dijo pegándose a la espalda del ojiazul.
- Estoy seguro de que si, pero la ducha me bastara por ahora, gracias – saliendo rápidamente del lugar.
- “Nunca lo había visto tan nervioso por mis acosos hasta ahora, ¿Significa que es tiempo de su rendición al hecho de que lo tome? Mi intuición me dice que esta noche, es la noche, solo el imaginar como será, hace que me gotee la boca… y otra parte también” Has algo por pagar tu estancia aquí, te toca asear la cocina como mujer que eres – dejando a la morena con todo el trabajo de limpieza.
- ¡Eres un machista cuando te conviene, baka!
- “Ese demonio de Sasuke, su fama es bien merecida, escuchar su voz diciendo esas palabras… por todos los cielos, creí que me derretiría allí mismo, lograste que deseara estar entre tus brazos por siempre y no abandonarte jamás, pero todos esos hombres con los que tú… maldita sea, ¿Me comparara con ellos? La forma, la actitud, el proceder, ¿Sera que puedo complacerte? A pesar de lo que me paso, no se nada de esto, en ese momento solo pude serrar mis ojos al asco y el miedo de lo que estaba pasando, es irónico, me tomo un año darme cuenta de que también me gustaste desde te vi por primera vez, solo que mi trauma causo que no me diera cuenta hasta ahora, es inútil pensar en ello, creo que… solo me dejare llevar por ti y tus caricias” – pensaba mientras dejaba que el agua corriera por su cuerpo.
- Veo menos ropa que ayer, ¿Pretendes volverme más loco de lo que ya estoy por ti? Tarea difícil, aunque viéndote así… lo más posible es que lo logres, adelante, el lugar sigue estando reservado solo para ti – señalando el lado opuesto al que él estaba acostado, desde allí admiraba las delicadas curvas del ojiazul quien, ésta vez, vestía solo su prenda interior.
- Prométeme algo – parado a los pies de la cama.
- Lo que quieras, siempre y cuando no sea que te deje en paz – sentándose al tiempo que descansaba los brazos sobre sus rodillas.
- Prométeme… que serás gentil y paciente conmigo – fijando su clara y avergonzada mirada en los ojos negros del Uchiha.
- Naruto… ¿Significa que tú…? Cachorro… - levantándose y abrazando al rubio y luego de recostarlo en la cama con su cuerpo encima le dijo – Tranquilo, voy a demostrarte lo que es hacerle el amor a alguien a quien amas y respetas, toda la dulzura de que soy capaz, te la entregare para que no te quepa duda de mis sentimientos por ti – acariciando el rostro y labios del rubio – A pesar de que muero por estar ya dentro de tu cuerpo, mi cachorro – depositando pequeños besos por todo el rostro del menor.
- ¿Es cierto lo que dices? Eso de que en verdad me amas.
- ¿Aun lo dudas?
- Pero… todas tus conquistas… - con miedo de ser uno más.
- Fueron solo sexo, nada más, te lo aseguro – deleitándose con el cuello del ojiazul – He de confesar que por tu culpa he estado el año entero en blanco – besando suavemente sus labios.
- ¿Y que hay de todos esos hombres con los que dormías en esta misma cama?
- Pues eso, solo dormíamos, aunque me estuviera reventando de ganas por hacer algo más que dormir.
- ¿Qué solo dormían? O soy muy estúpido o tú un mentiroso.
- ¿Increíble, no? Lo creas o no, mi actividad sexual se trunco, al igual que mi bolsillo, desde el mismo día que te conocí y te invite a vivir conmigo, le pagaba a esos hombres para no tener sexo conmigo, ¿Irónico, verdad? Heme aquí, a mí que no se me escapaba una escoba con pantalones, fingiendo orgasmos que solo estaban en mi cabeza y contigo de protagonista, ¿Patético, no? Ya ves, así de loco me tenías… y me tienes, cachorrito.
- Entonces, ¿Para qué todo ese parapeto?
- Hmm… digamos que era mi forma desesperada de darte celos, a pesar de que sabía que te gustaban las mujeres, por cierto de eso hablaremos luego, parecía incomodarte bastante sus presencias aquí.
- Pueda ser, aunque no me había dado cuenta de ello hasta hace poco, ¿Recuerdas la besada de alfombra de Hinata? Por alguna razón, que en ese momento desconocía, no quería que me vieras tan cerca de ella, sentí que de alguna forma… te estaba traicionando, algo tonto en verdad si se piensa bien, al fin y al cabo no soy nada tuyo – observando los ojos negros.
- Esta noche eso va a cambiar, y espero que no olvides que a partir de ahora me perteneces, y cuando agarro algo, difícilmente se me escapa de las manos.
- ¿Puedo decir lo mismo de ti? ¿No más conquistas y revoloteos por ahí? Si lo haces, tengo un buen candidato, o candidata, para que te sustituya, ¿Sabes? Si no te portas bien pues… - sonriendo con picardía.
- ¿Sabes lo que soy además de hombre? Un loco celoso de primera clase, en cuanto a Kakashi, no puede haber dos buitres posados en el mismo palo ni comiendo de la misma presa, al menos no para mi, ¿Entiendes, cachorro? – mirándolo severamente.
- Entiendo que estas hablando demasiado, ¿Tus otras victimas esperaban tanto?
- Cuando empiece… me suplicaras que no me detenga – vaya chico, es la modestia personificada.
- Es lo que quería escuchar, borra de mi cuerpo y memoria aquellas malsanas caricias por otras dadas con dulzura y amor… Sasuke – levantando su cabeza para besar los labios del Uchiha.
- Lo hare, y te aseguro que no podrás seguir viviendo sin ellas – lo dicho, genio y figura hasta la sepultura.
Terminaron las palabras para así dar comienzo al ritual que los sumergiría a ambos en un mundo bastante conocido para el azabache, y recién a estrenar por parte del ojiazul.
- Te quiero como acostumbras a estar en la cama… desnudo.
Liberando del estorbo el cuerpo del ojiazul, incluso para éste. Luego de desnudarse también, el azabache retomo su lugar sobre el rubio y lo beso con gran intensidad, después de unos minutos en los que sus lenguas jugueteaban una con la otra…
- ¿Sabes? Para no tener experiencia en esto… Mmm, besas muy bien, dijiste que no habías tenido contactos de este tipo antes, entonces… me pregunto de quien lo aprendiste – observándolo fijamente con celos en su mirada.
- Y es cierto, puedes estar seguro de que no miento, debe ser una habilidad innata y… me alegro de que así sea, no quiero decepcionarte y que vuelvas a las andadas y te busques a alguien más – con mirada triste por lo erróneo de sus acciones durante el acto.
- ¿Estas loco? O mejor dicho, yo lo estaría si buscara a alguien más que no fueras tú, nadie puede remplazarte, ¿Lo sabias? Además, soy un buen maestro – besando la punta de la nariz del ojiazul.
- Pruébalo.
- Esa palabra es muy tentadora, igual que tú.
Los labios del Uchiha se internaron en el cuello del rubio, el cual chupaba y mordía con uno de los diez pecados más populares, o sea, la gula. El menor suspiraba entrecortadamente, tanto con las embestidas en su cuello como por las caricias de las ansiosas manos del azabache que viajaban desde su pecho hasta sus caderas mientras se mecía en un vaivén haciendo bailar, juntas y al mismo compas, sus hombrías.
El menor no podía pensar en algo más placentero que eso, jamás imagino que el roce con el cuerpo de otro hombre lo hiciera sentir de esa manera tan excitante y alocada, los inquietos labios del azabache pasaron del cuello a la jugosa boca del ojiazul buscando su lengua para sorberla hasta dejarla completamente seca, mientras se entretenía con el dulce chupete, sus manos se deslizaron prestas a la zona que más le interesaba, la respiración del menor se contuvo al sentir el enérgico agarre en su pene, su pecho subía y bajaba tan rápido que a sus pulmones no les daba tiempo de reponer el aire necesario para mantener el ritmo de su respiración.
Luego de dejar la boca del rubio más seca que un desierto en verano, nótese la redundancia, las ventosas del Uchiha, o sea sus labios, se movieron por los pezones y entre ellos dejando unas bonitas marcas que más tarde parecerían un jardín de violetas, por lo morado quiero decir, el turno era para el muy crecido miembro y sus alrededores, no quedo un centímetro que sus labios y lengua no probaran, hasta el vello parecía haber pasado un tratamiento de alisado permanente, hora de engullir y trabajar el enser primario para obtener de éste el producto preparatorio para comer, más gustosamente y sin problemas, el plato principal.
- S-Sasuke… oh dios… - balbuceaba el menor con los ojos en blanco y la saliva escurriéndosele de la boca – Ah… ah… ah… ya no puedo m-más… ¡Sasuke! ¡Ahhh! – derramándose con fuerza en la boca del mayor.
- Muy a tiempo, mi pene ya no puede esperar más las ansias de estar dentro de ti, cachorro – dijo luego de escupir el caliente semen en la palma de su mano – Y ya tengo lo que necesito para eso, dios… deberías poder verte, luces tan hermoso después del orgasmo – impregnando su hombría con el semen del menor, al igual que la entrada de éste – Ahora quiero que te relajes y déjame a mi hacer el resto – masajeando la aureola de la entrada.
- ¿S-Sasuke? – con rostro de preocupación.
- Ah, ah, ¿Qué te dije? Recuerda que seré suave y dulce, dos cosas a las que no estoy acostumbrado pero hare el intento – haciendo que el ojiazul se recostara boca abajo.
El primer dedo entro sin problemas e inmediatamente lo movió en círculos para ir agrandando la cavidad que más tarde lo acogería gustosa, el Uchiha sentía que se le escurría la baba ante la vista del par de suculentas y apetitosas nalgas del cachorro, tenia que ir rápido, no podría aguantar más tiempo ante semejante paisaje, otro dedo y ya casi estaba lista para dar paso a su protuberante herramienta, no obstante y, antes del ojiazul, había practicado bastante, lo que lo hacia todo un experto en dar placer y recibirlo.
Sin más dilación, el azabache coloco la punta de su pene en la entrada al tiempo que alzaba un poco las caderas del rubio con sus manos y procedió a la incursión, al no encontrar ninguna resistencia ni quejidos del cachorro, a pesar de que estaba hasta la mitad, le dio la confianza para meter el resto certeramente y de una sola vez.
- ¡Aaagh! Po-por Kami… - reacciono el rubio.
- Shhhh… cálmate, la parte más difícil ya esta hecha – besando la nuca y espalda del cachorro haciendo que se olvidara el dolor - ¿Se siente bien, cierto? Ahhh… porque yo estoy en las nubes, mi cachorrito lindo, y pienso llevarte allí también – acariciando las nalgas mientras hacia de tripas corazón para no moverse dentro del rubio hasta que éste se hubiera acostumbrado a sus dimensiones y grosor – Dime, ¿Estas listo? Por todos los cielos… s-si no comienzo a moverme… c-creo que se me reventaran todas las venas del cuerpo – sudando a mares.
- Hazlo… S-Sasuke – pidió entrecortadamente.
- ¿S-seguro? G-gracias… en serio que… n-no podía esperar más – sacando su pene hasta la punta para hundirse de nuevo donde momentos antes estaba – Oh si, si… e-eres exquisito, justo como… ah, ah, ah… siempre creí, mi amor – embistiendo una y otra vez mientras apoyaba sus manos en la cama a los costados de las cadera del ojiazul.
El rubio sentía que su mente se perdía en los pasadizos del placer que lo recorría por entero, tenia que ser el azabache el que lo guiara a través de ese laberinto hasta encontrar juntos la salida, los embates del Uchiha se sentían cada vez más placenteros y excitantes para el ojiazul, el cual comenzaba a desear que ese momento durara para siempre, el azabache lo movió de posición, sin sacar su pene de su interior en ningún momento, sobre una de sus cadera, luego poso la pierna del rubio sobre su hombro y se coloco sus rodillas entre la pierna que descansaba sobre la cama con la intención de masturbar el pene del rubio mientras lo embestía.
Las arremetidas se volvieron más profundas y enérgicas por parte del Uchiha, que sincronizaba la labor de su mano, el trabajo de su pene, y sus dientes en la pierna que descansaba en su hombro, magistralmente. Los gemidos del cachorro, ante cada embestida y masturbación de su pene, y los bufidos de placer del azabache, llenaban la habitación como sonidos de una orquesta bien sincronizada, el cachorro, sin poder evitarlo, se corrió en lo que seria su segundo orgasmo de la noche, lo que lleno al ojinegro de gran satisfacción, hora de cambiar de postura, al parecer las energías del Uchiha no tenían limite, seguramente la forzada abstinencia había influido en ello.
Esta vez la cosa era boca arriba, y con ambas piernas sobre los hombros del azabache, para el cachorro. De nuevo el placer reinante hiso que su pene se levantara por tercera vez, el Uchiha estaba feliz de tal acontecimiento, jamás le había pasado algo así con ninguna de sus conquistas anteriores, lo que lo obligaba a emplearse a fondo para, ahora si, acabar juntos en un orgasmo explosivo y arrebatador.
- C-Córrete conmigo, cachorro… ah, ah, Mmmm… ah, anda… dioses… hazme feliz – dando las ultimas y más certeras arremetidas mientras su mano se movía a toda velocidad en el pene del ojiazul - ¡C-cachorroooo! ¡Eres mío… al fin! – Derramándose en la caliente cavidad y cayendo como plomo sobre el rubio - ¿Q-Que tal? A que quieres hacerlo de nuevo – besando los labios del ojiazul.
- Dame un respiro, ¿Q-Quieres? Estoy exhausto – tratando de recuperar su respiración y cordura.
- No es para menos, te corriste dos veces más que yo, cachorro – recostando su cabeza en el pecho del ojiazul.
- Es lo que más me sorprende, no creí que aguantaras tanto – acariciando el pelo azabache.
- La culpa es solo tuya y de tus constantes negativas, pero eso se acabo – incorporándose un poco para ver los ojos azules – De ahora en adelante, ni un dolor de cabeza, muelas, tripas… o trasero, te librara de que te haga mío cuando quiera o quieras tú – aclarando la parte esencial de su relación futura y definitiva.
- No me das opciones, ¿Eh? Entonces trata de no dármelos.
- ¿Qué cosa?
- Pues los dolores de cabeza y… etcétera, baka – apretando la nariz del azabache.
- Mmmh… tratare.
- Más te vale o te quedaras sin postre a pesar de lo que digas o hagas, estoy muerto pero quisiera darme un baño, aunque no se como llegare hasta allá – dijo echando al ojinegro a un lado.
- Eso no es problema – alzando en brazos al rubio.
- Bájame, Sasuke, ¿Crees que soy una princesa de cuentos de hadas? Además, no saldré desnudo al pasillo, recuerda que no estamos solos, baka – revolviéndose en los brazos del azabache.
- Entre más rápido se entere mejor, así se ira derechita a su casa, aquí no tiene nada más que buscar, ¿Cierto, cachorro? Te recuerdo que ya tienes dueño – agarrándolo por la cintura y pegándolo a su cuerpo – Hacer el amor bajo el agua es algo sublime… te lo mostrare – sintiendo que su hombría revivía gloriosa de nuevo.
- Pues como no se lo hagas al hueco del desagüe… conmigo vas nulo – separándose del mayor y enrollándose la sabana en el cuerpo para ir hasta el baño.
- ¿Vas a dejarme así? Que no sabes que esto no es bueno para la salud – siguiéndolo tan desnudo como vino al mundo.
- Nadie se ha muerto hasta ahora por eso, mírame a mí – serrando la puerta del baño cuando el Uchiha había entrado.
- No seas cruel conmigo, al menos podrías… lamerla un poco – pidió juntando sus manos como el que pide un gran deseo a algún dios.
- ¿Me dejaras en paz después de eso? Al menos por hoy, mi trasero no podría aguantar otra refriega similar a la de hace un rato – jalando hasta dentro de la ducha, sostenido por su pene, al azabache.
- Con calma, con calma, podrías estropeármelo, ¿Y después que harías, eh?
- Fácil, me buscare otro – serrando la puerta de la ducha y abriendo la llave del agua caliente y fría hasta climatizarla a su gusto.
- Cachorroooo – en tono grueso y de advertencia.
- Solo soy practico, y ahora cállate – pegando la espalda del azabache contra la pared – Observa mientras el aprendiz hace su trabajo.
El rubio beso los labios del Uchiha para luego pasear sus labios por el pecho, pezones, abdomen, vientre…
- No hagas eso, o terminare olvidando tus excusas obligándome a poseerte de nuevo, cachorro – mordiéndose el labio inferior para mitigar en algo el deseo del que estaba siendo presa otra vez.
Ignorando las palabras del ojinegro, el cachorro beso y lamio la punta del embravecido pene deslizándola luego hasta los endurecidos testículos y de vuelta, luego y, sin más esperas, lo metió dentro de su boca y comenzó a sorberlo y apretarlo con sus labios mientras lo hacia entrar y salir de la húmeda cavidad.
- Ooooh, si… Aaagh… eres maravilloso, mi amor, además de buen alumno – observando excitado el rostro y trabajo de su cachorrito – Mmmm… te ves muy hermoso desde aquí… Aaaah… así, sigue así… - metiendo sus dedos entre los cabellos dorados y empujando sus caderas adelante y atrás, al igual que lo hacia cuando estaba poseyendo a su rubio ojiazul – M-más rápido… aaah… ya casi… - moviendo sus caderas frenéticamente, de pronto, detuvo al rubio y lo alzo con sus manos por el rostro para besarlo desesperadamente – Por favor… deja que me corra dentro de ti… será la ultima de hoy, te lo prometo – apretándolo contra si - ¿Cachorro…? – más que una petición, era una suplica.
- Sasuke… - pasando su mano en rendición por la mejilla del azabache, se dio la vuelta y apoyo una de sus manos en los azulejos mientras con la otra atrajo el pene del Uchiha hasta su entrada.
- Cachorro… - separando con sus manos las nalgas del rubio – Te amo – introduciéndose de una dentro del menor.
Ya invadido, el ojiazul apoyo en la pared la mano que le faltaba para mitigar, en algo, las enérgicas embestidas de su pareja, el dolor de la primera vez se había ido, lo que causaba que lo disfrutara más ésta vez, y como la vez anterior, el Uchiha estaba muy lejos de acabar pronto, repitiendo así, el tiempo de resistencia y durabilidad del acto. Luego de un rato de estar embistiéndolo en pose casi de perrito, saco su hombría aun latente, giro el cuerpo del rubio y lo alzo para que éste colocara sus piernas alrededor de su cintura y empalarlo después hasta el fondo de sus entrañas, lo subía y bajaba ayudado por sus manos y lo resbaladizo de la pared debido al vaho de sus cuerpo y del agua caliente, unas cuantas embestidas más y ambos chicos se corrieron al unisonó.

Continuara…
Notas finales: ¡Hola de nuevo! Al perecer estoy perdiendo mi toque yq que fueron muy pocos los mensajes que recibi... en fin, no dejare que eso me deprima, otra cosa, queria hacerles una consulta, ¿Si escribiera sobre otros animes, ademàs de Naruto, los leerian? Quisiera su honesta opiniòn.
nos veremos de nuevo, que esten bien, besossss.

Nessa Yaoi.

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