No me dejes solo…
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El fin de curso por fin había llegado y la ceremonia de clausura había comenzado desde las nueve de la mañana, los preparativos fueron hechos una semana antes por los estudiantes de la escuela exceptuando a los de tercer año que eran los festejados, el gimnasio había sido arreglado de tal forma de que lo alumnos se sintieran a gusto, algo sencillo pero agradable.
El principal objetivo de la fiesta era por supuesto darles la mejor de las despedidas a los de tercer año y desearles la mejor suerte del mundo en sus estudios, y en sus vidas por supuesto, algunos se separarían, algunos se seguirían viendo y otros simplemente seguirán con sus vidas como regularmente lo hacían, era algo triste, pero el lazo que se formo durante esos tres años será duradero y costara un poco para ser roto.
Después de la entrega de los diplomas a los mejores alumnos de tercero que dieron su mejor esfuerzo durante el lapso que estuvieron en la escuela se dio continuación al convivio en el gimnasio, no era necesario tener pareja para poder asistir al baile, después de todo durante esa noche nacerían nuevas parejas y nuevos amores ya sean de una noche, una semana, un mes o hasta un año, eso nunca se sabe…
Mientras la tarde transcurría y la noche comenzaba a caer sobre aquella bella región de Japón, el club de tenis tenía su propio convivio en los vestidores de la escuela, la convivencia entre ellos era de las mejores.
-Qué bien se siente estar todos juntos, ¿no lo crees Sanada?- Un chico de cabellos azulados comento sentándose junto a otro de gorra negra
-¿eh?, a si…se siente muy bien…- dijo sin prestarle mucha importancia a la pregunta
-Mouuu… Sanada, estamos de fiesta y sigues trayendo esta gorra-
-¿Que quieres que te diga?… Es como mi más grande tesoro…- el peliazul lo miro algo decepcionado
-Mmmm… pensé que yo era tu mas grande tesoro…- susurro por lo bajo, casi inaudible pero para los oídos de Sanada fue completamente claro, este le miro y lo abrazo posesivamente.
-Pues no te equivocas Seiichi… dije que mi gorra era “como” mis más grande tesoro, sin embargo lo mejor de mi vida está a mi lado…-
-Genichirou…- los chicos se miraron tiernamente para después fundirse en un tierno beso
Los demás, simplemente hacían cualquier cosa, como por ejemplo; Nioh llevaba consigo una botella de vino de la cual el liquido que contenía iba despareciendo conforme los minutos pasaban, mientras tanto Yagyuu hacia su mejor esfuerzo para poder quitarle esa botella de entre las manos aunque el otro se resistía y utilizaba algo de su fuerza bruta ya que se encontraba medio ebrio, el misterio de todo esto es: “¿De dónde jodidos saco Masaharu esa botella de vino?” bueno eso no era tanto el problema, el verdadero problema vendría cuando hiciera alguna estupidez que haga enfurecer al fukubuchou del equipo, era 99.9% posible que Nioh correría durante cinco días seguidos sin descanso, según los datos de Renji.
Mientras tanto nuestro amigo de cabello rosado se encontraba arrasando con todos los dulces, pasteles y postres que se encontraban en la mesa tratando de ser controlado por un Jackal desesperado (N/A: de verdad que no entiendo cómo puede soportar a alguien así… Thanathos: Si yo fuera Jackal… ya hubiera decapitado a ese chico…muajajajaja Nova: O.o) Sin más remedio dejo que Marui hiciera lo que quisiera, al fin de cuentas era su ultimo dio junto a él, o eso creía él.
A lo lejos en un rincón se encontraba Akaya mirando con algo de nostalgia a todos sus compañeros de equipo, ¿Qué haría ahora?, ¿después de que sus más grandes estrellas lo dejaran solo en aquella escuela? ¿Seguiría siendo el mismo de siempre o cambiaria drásticamente? Estas y miles de preguntas viajaban a mil por minuto en su mente, que no se percato que alguien se había sentado junto a él.
-¿Te sucede algo Akaya?-
-¿Hm? Ah, Renji-sempai lo siento…- el menor no podía soportar el hecho de que se separaría de esas personas tan maravillosas.
-¿Te sientes bien?- le pregunto algo preocupado el de cabellos castaños mientras colocaba una de sus manos en la frente del mayor.
-Si…eso creo…- dijo mientras con su dedo repasaba el ontorno del vaso que se encontraba en sus manos. Un ligero olor a alcohol llego a la nariz de Renji haciendo que este abriera sorprendido los ojos y le arrebatara bruscamente el vaso de las manos.
-¿Has estado tomando Akaya?- un tono de enojo se hizo escuchar en las palabras de Renji, mientras este inspeccionaba el vaso y su contenido -¿Quién te dio esto?- le dijo mirando al menor a los ojos.
-…- desvió su vista y se quedo en silencio.
-Ahhh…*suspiro* acompáñame Akaya…- El mayor se puso pie y salió del lugar y enseguida detrás de este lo siguió el menor, los demás simplemente ignoraron la escena y siguieron con lo suyo, Sanada y Yukimura besándose y diciéndose cosas hermosas, la verdad es que este romance ya tenía su tiempecillo y para nadie era sorpresa verlos tan juntitos, mientras que Yagyuu y Nioh seguían con su pelea de “¡Dame esa botella!” “¡No quiero!” y tras un accidente Nioh cayó al suelo llevándose con él al “caballero” dejándolos en una escena no apta para menores de edad (xDD) y Jackal se encontraba recargado en la puerta del baño escuchando los horrendos ruidos que hacia Marui al regresar toda el azúcar que había tragado.
-Te dije que no comieras mucho… ¡pero nadie aquí me escucha!-
~Silencio general~
-Bah! Olvídenlo…-
Y así la fiesta en el club de tenis siguió. Mientras tanto fuera de los vestuarios dos siluetas se encontraban paradas en las gradas de una de las tantas canchas de tenis, esa noche era luna llena y no era necesario que las lámparas de las escuela se encendieran, se podía escuchar una hermosa balada por todo el terreno, dándole a la noche y mas a nuestra escena un gran toque de romanticismo.
-¿Quiere algo Yanagi-sempai?- el menor rompió el tranquilo silencio que al fin y al cabo era incomodo tanto para uno como para el otro.
-Akaya deberías aprender a controlarte…- le miro a los ojos y continuo- recuerda que, yo no estaré siempre para cuidarte…-
-Yanagi-sempai… yo…yo…- no supo responder eso había sido algo muy directo como un flechazo al pecho, era cierto, él ya no estaría para cuidarlo, sus ojos se inundaron de cristalinas lagrimas y sus piernas flaquearon haciéndolo caer sobre sus rodillas- no puedo…no puedo hacer eso…-
-Akaya, solo debes esforzarte…-
-¡No! ¡No podre, si tu no estás a mi lado! No...Sin ti…- el chico se sorprendió tanto al escucharse así mismo… se estaba declarando sin rodeos- Sempai…- levanto la vista para encontrarse con esos ojos miel que tanto anhelaba ver
-Akaya…- el mayor se puso a su altura y le abrazo haciendo que el otro se ruborizara fuertemente
-Renji…sempai…-
-Akaya, me gustas…- lo soltó de pronto dejando en shock al menor – y la verdad, no quisiera abandonarte…-
-Ren-mmm…- le planto un beso antes de que el menor pudiera terminar de hablar
-Shhhh, simplemente déjame amarte antes de irme…-
-…- el otro obedeció mientras que el mayor se dedico a abrazarlo sobreprotectoramente acariciándole eso negros rizos que lo volvían loco con solo tocarlos.
-Renji…sempai…- el menor tenia escondido el rostro en el pecho del otro – no me deje solo…yo le amo…-
-Akaya…- Renji tomo el mentón del más chico e hizo que este le mirara directamente a los ojos para después regalarle un beso profundo, la luz de la luna iluminaba todo el lugar y aquellas dos siluetas se transmitían todo el amor que sentían con un beso.
Para cuando habían regresado, por alguna extraña razón solo se encontraba Jackal tirado en el suelo hecho un desastre, ya que sus ropas se encontraban en un estado deplorable y aparentemente inconsciente, mientras que a unos cuantos metros de él, sobre la mesa se encontraba un Marui lleno de azúcar por doquier y también inconsciente, los chicos se miraron algo confundidos y buscaron con la mirada a aquellas personitas que faltaban encontrando simplemente…nada. Decidieron dejar a los dos inconscientes en la habitación y retirarse a sus casas.
Ya era muy tarde y el de ojos miel caminaba con un triste Kirihara a lado suyo, y en ese momento recordó que los padres de este se encontraban en un viaje de negocios y que el menor se encontraba solo en su casa, así que ni tardo ni perezoso tomo la mano del pequeño Kirihara y le llevo hasta su casa.
-Renji-sempai…¿Qué hacemos frente a su casa?-
-¿Pues que no es obvio Akaya? Ya es demasiado tarde y no puedo dejarte solo…- el menor se sintió muy agradecido y al mismo tiempo muy avergonzado.
-Y, ¿Qué hay de sus padres?-
-Ellos salieron a visitar a la familia, pero sinceramente yo no me llevo bien con ellos y no quise ir, asi que no te preocupes no hay nadie en casa…-
-P-Pero…yo…- el chico de verdad se veía muy nervioso y pues ya se imaginaran lo que en esos momentos pasaba por su cabecita rizada. Esta imagen le pareció tan linda a Renji que se abstuvo de abalanzársele en ese mismo momento.
Los dos entraron a la residencia Yanagi y los chicos se dirigieron directamente a la habitación del mayor, para acomodar los futones en los cuales dormirían y cambiarse de ropa. El menor seguía muy nervioso, había estado algunas veces solo con su sempai, pero nunca en esa situación. Renji noto el nerviosismo de Akaya y sin más le hablo.
-No te preocupes… no haremos cosas que tu no quieras…-
Un silencio algo incomodo se apodero de la habitación y sin embargo Kirihara lo rompió con un susurro audible para Renji.
-Pero si quiero…-
-¿Dijiste algo Akaya?- le pregunto disimulando que no había escuchado nada
-Emmm…bueno…yo…yo…-Renji enseguida comprendió el mensaje
-No te preocupes…no te hare mucho daño…-
Y así el mayor se abalanzo sobre el más pequeño regalándole deliciosos besos y caricias, para después perder por completo la cordura y comenzar a subir de tono la situación, pronto los gemidos retumbaban en las paredes de aquella grande residencia, quedando está como testigo del comienzo de una nueva historia de amor.
-Te amo…Renji…por favor no me dejes solo…-
-Por supuesto que no…nunca te dejaría solo…-
-Gracias…-
*Fin*