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Entre Gallos Y Media Noche por Nessa Yaoi

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Entre Gallos y Media Noche

- ¿Cómodo? La vista es perfecta desde aquí, te ves tan sexi y apetitoso – dijo el personaje sentado en un cómodo sillón frente al chico en la silla, con sus manos atadas a la espalda y las piernas colgadas de unas cuerdas que pendían del techo.
- ¡¿Qué significa todo esto?! ¡¿Es una condenada broma, verdad?! Suéltame… por favor
- ¿Broma? La broma es para mi que no consigo arrancarte de mi mente por más que quiera, y si, estoy condenado desde que mis ojos te vieron por primera vez, ¿Qué porque lo hago? Porque me gustas, ¿Por qué más? Tu sola existencia provoca mis más bajos y ocultos deseos hasta el punto de la total locura, tenia que hacer algo al respecto, algo que me liberara de esta ansiedad apremiante, de las noches sin sueño, de las amorosas palabras sin oídos que las escuchen, sin el calor en mis manos del cuerpo que me hace estremecer a causa de todas estas desquiciantes sensaciones, ¿No te resulta lógico que quisiera satisfacerlas con la persona que las causa? Tú más que nadie debería entenderlo ya que tiendes a arreglar tus problemas con otras personas de la forma menos ortodoxa,
- ¿Quieres hacerme culpable de tus rollos mentales? Ni siquiera entendí la mitad de lo que dijiste, no quieras tacharme como responsable de…
- Claro que si, tú eres la única persona que hace que me sienta desesperado, excitado, loco y sumamente ansioso por acallar todo éste compendio de emociones, y poseyéndote es la mejor y única forma posible de tranquilizar éste cuerpo martirizado por el deseo, eres, sin siquiera proponértelo, endemoniadamente seductor, la vivida tentación de la lujuria, ¿Sabias? Algo desquiciantemente delicioso – comiéndoselo con los ojos al tiempo que se le acercaba – Es hora de que pasemos a la acción, ya no resisto las ganas de ti – agarrando con sus manos las piernas del rubio ojiazul.
- Iruka-sensei… ¿Estas escuchando? ¡Iruka-sensei!
- ¿Eh? ¿Qué pasa? – haciéndolo salir de la película triple “x” que su mente imaginaba.
- Estoy hablando y no me haces el menor caso – señalándolo con los palillos del ramen que almorzaban en el Ichiraku.
- Disculpa, estaba pensando en… ¿Decías? Naruto… - fijando su mirada en los ojo azules.
- Hablábamos sobre Sasuke, ya tiene más de un mes que se fue y todavía no tenemos noticias de a donde – sorbiendo el caldo del tazón.
- No será fácil encontrarlo, recuerda que esta con Orochimaru, que es lo mismo que decir que en ninguna parte “Ya deja de pensar en él, Naruto… ¿Pero que estoy diciendo? Debería estar más preocupado, al fin y al cabo, también fue mi alumno… aun así, entre más lejos esté Sasuke de ti será mejor y si eso significa dejarlo para siempre en manos de esa serpiente, y aunque suene egoísta de mi parte… pues que así sea” ¿Quieres otro?
- ¿En serio? ¡Que bien! Otro con todo, por favor – pasándole con una gran sonrisa el tazón vacio al dueño.
- “Se ve tan sexi cuando sonríe que quiero violarlo, hacer posible todas esas imágenes en mi mente, morderlo para dejar mi marca en todo su cuerpo, atarlo para que nunca pueda escaparse de mi acoso, hacerlo babear de placer mientras lo embisto con fuerza hasta llenar su cuerpo con mi esencia y deseo… por Kami, a veces me asusto de mi mismo” Con respecto a lo de las clase…
- Solo a la vieja loca podía ocurrírsele que a éstas alturas necesito pulir mis habilidades con los jutsu, ¿Puedes creerlo? Pero desde ahora te digo que no asistiré de nuevo a la academia, no señor – pegando con su puño en el mostrador.
- La Hokage fue muy enfática en ello, no puedes desobedecerla así como así – sugirió el moreno.
- No seria la primera ni la ultima vez, además… es muy vergonzoso regresar a estudiar con todos esos bebes – arrugando su nariz en protesta.
- Se me ocurre algo para que no tengas que pasar por eso de nuevo – poniendo su brazo sobre los hombros del rubio.
- Cómo por ejemplo…
- Que te parece si vienes a la academia al atardecer después de cumplir con tus obligaciones, el edificio esta completamente desierto a esas horas, estaremos los dos solos y nadie tiene porque enterarse – dijo el sensei con una sonrisa amable en su rostro, intentando ocultar su creciente emoción.
- Suena bien, eso seria genial, así no tendré que inventar excusas tontas que al final nadie creería – separando los palillos para su segundo tazón de ramen del almuerzo.
- De acuerdo, entonces te espero mañana en la noche, no faltes… te estaré esperando con ansia – murmuro levantándose – Debo dejarte, tengo que ocuparme de algunas cosas ¡No lo olvides! ¡Mañana, eh! Mi Naruto…– murmurando su deseo mientras se alejaba por la calle hacia la academia – “¿Sera que puedo mantenerme pasivo? Lo dudo mucho, estando solos y teniéndolo a mi merced… es una situación a la que no podre resistirme, algo a lo que no podre hacer la vista gorda, quiero tenerlo atado a esa silla y suplicándome que no me detenga, gritando que quiere más de mí dentro de él… y yo se lo daré por entero, aunque suena algo drástico para su primera vez, se defendera como fiera acorralada, y a decir verdad, no le costaría nada de trabajo vencerme en una pelea, a menos que…” – pensaba con la mano en la barbilla mientras caminaba.
Al día siguiente y, luego de cumplir la misión asignada, el ojiazul llego a su casa, se dio un baño, comió algo, y se acostó a descansar hasta que llegara la hora de ir a la academia y recibir las clases particulares de Iruka-sensei, cuando comenzó anochecer se despertó bostezando y con ganas de comer de nuevo, se vistió dejando su protector sobre el mueble, tomo una manzana del cesto sobre la mesa y salió a la calle dirigiéndose directamente al edificio de aulas que constituían la academia de formación de ninjas calificados, entro sin hacer ruido en el oscuro edificio buscando a su maestro particular, reviso piso por piso hasta llegar al mirador que daba a la calle.
- Eres puntual – escucho a su espalda.
- ¡Ahhh! ¡No me asustes así, Iruka-sensei! Maldición… no me gustan los sitios solitarios y oscuros – con la mano en su pecho que subía y bajaba agitado por el susto.
- Lo siento, no quise sorprenderte, olvide que te asustan ese tipo de cosas… - acercándose con sigilo al rubio, como una fiera a punto de atacar a su presa.
- ¿Dónde estabas? No pude encontrarte, ¿Jugabas a las escondidas o qué?
- Suena divertido pero nada practico, estaba esperándote en la oficina donde todos los profesores se reúnen para planificar las clases diarias – poniendo su brazo sobre los pequeños hombros.
- ¿Y donde es eso? Jamás he estado ahí.
- Ciertamente así es, ven por aquí – guiando a la presa a su cueva, bajaron hasta el lugar donde una mesa redonda con barios libro, pergaminos y cuadernos los esperaban – Toma asiento, prepare algunas guías de los jutsu más comunes para que los repaces – dijo quedándose de pie tras el ojiazul – Se que esto debe ser una molestia para ti… - inclinándose y hablándole al oído.
- ¿Por qué tengo que estudiar cosas que ya se? Esto es una completa de tiempo – se quejaba mientras el moreno abría el libro sobre la mesa.
- Tienes que, empieza con estos – señalando los símbolos en la pagina, luego de eso, metió la mano en su bolsa y saco un frasco junto con un pequeño paño, impregno la tela con el transparente y, sin olor, liquido empapándola – Fíjate bien en los pasos a seguir – guardando el frasco de nuevo en su bolsa y presionando el paño en la cara del ojiazul.
- ¿Q-Qué pasa…? – sintiendo que se ahogaba, pataleo hasta dejar caer su cabeza hacia delante sobre el libro sobre la mesa al aspirar el contenido del paño, haciendo así, que sus sentidos se volvieran confusos y sus movimientos aletargados.
- Así esta mucho mejor, mi sexi Naruto, al menos para mi – dijo acariciando el rostro del rubio mientras tiraba todo el material de estudio de sobre la mesa para poner al ojiazul en su lugar – Esta es la única manera que tengo para poder poseerte sin resistencia de tu parte… eres demasiado fuerte, no podría someterte por la fuerza aunque quisiera.
Decía el moreno mientras desabrochaba con calma ansiosa, aunque parezca contradicción, la cremallera de la chaqueta naranja, sus ojos escrutaban la piel que iba quedando expuesta al despojarlo de la camiseta negra, pantalón y ropa interior.
- ¿Q-Qué haces…? I-Iruka-sensei… - balbuceaba el kitsune más dormido que despierto – No… no me siento muy bien – tratando de mantener sus ojos abiertos.
- Hare que te sientas mejor en un momento – amarrando las manos del rubio con una de las vendas de su bolsa ninja para no dejar marcas en sus muñecas.
- ¿Por qué… me a-atas? Sensei… - observando como si una densa neblina cubriera sus ojos azules.
- No quiero que te muevas demasiado y te lastimes cuando entre en ti, mi dulce niño – atando también las piernas con una línea desde los tobillos a los hombros del rubio, obligándolo a mantenerlos flexionados, abiertos y sin posibilidades de moverlos.
- ¿E-Entrar… en mi? No… no entiendo… ¿S-Sensei? Estoy muy mareado… Mmm… ¿Q-Que haces con mí…? – al sentir el suave toque de los dedos del moreno en su pene.
- ¿Te gusta? Se que si, es delicioso, ¿No es así? Eso es, eso es – jugando con el pequeño orificio en la punta de la hombría del pequeño – Esto va muy bien, ¿Lo sientes, verdad? Parece que si ya que empieza a despertar – pasando sus manos por el pecho del rubio – Tus pezones están duros, ¿Quiere decir que ya estas listo? Estos botones cual capullos de rosas… y solo para mí – pasando desesperadamente su lengua por los erguidos bultitos rosados – Ahhh… quisiera morderlos, pero no quiero dejar marca que te haga sospechar de mi lujuria, y de lo que estoy a punto de hacerte, mi amor – dijo mientras hacia un alto para desnudarse.
- Ah… Mmmm… - gemía el rubio levantando inconscientemente sus caderas como pidiendo más, no sabia que pasaba ni lo que estaba sintiendo, pero definitivamente su cuerpo lo estaba disfrutando mucho, hasta ese momento, al menos.
- No te desesperes, enseguida te daré lo que deseas, mi querido niño – engullendo el pene del rubio con su boca mientras pellizcaba con suavidad los pezones con sus dedos.
La reacción del ojiazul fue monumental, las embestidas de la boca del moreno en su pene, a pesar de no poder moverse como deseaba, hacían que sus cadera subieran y bajaran al ritmo de las arremetidas bucales del sensei hasta que lleno la caliente cavidad del moreno con su semen.
- Mmmm… rico, eres tan bueno por dentro como por fuera – tragando todo el sustancioso líquido – Te ves tan sensual con las mejillas sonrojadas, tu agitada respiración, tus labios rojos por morderlos a causa del placer – besándolo apasionadamente mientras trataba de chupar con glotonería la medio dormida lengua del ojiazul.
El moreno siguió acariciándolo hasta que el kitsune regulo su respiración y comenzaba a quedarse dormido por efecto del narcótico y el placer sentido de hacia un momento, Iruka comenzó a rozar su pene con el del rubio como si estuviera embistiéndolo, el contacto piel con piel llevaba su excitación hasta el limite, por lo que creyó no poder esperar más para introducirse en donde sedeaba estar.
- Ahora te mostrare lo que es el verdadero placer, mi Naruto – sacando un frasco, distinto al anterior, de su bolsa – No puedo prometerte ir despacio en esto, me vuelves tan loco que ya no puedo esperar màs, la ansiedad me come por dentro… entrare rápido y de una sola vez, se que puedes soportarlo.
Dijo el moreno, dejando caer un poco de aceite en su pene y en la entrada del rubio. Jalo las caderas de éste hasta el borde de la mesa, con lo que sus brazos quedaron completamente tensos y estirados, dispuso la punta de su hombría en la mojada y resbaladiza entrada e introduciéndose con desesperación, y de una sola vez, hasta la base se su pene. Mientras lo hacia tapo la boca del rubio con la suya para evitar que gritara, nunca se sabe quien podría estar escuchando, conforme se introdujo, volvió a salir una y otra, y otra vez sin detenerse un instante, luego de un momento paso sus labios de la boca del rubio a su cuello, hacia lo posible por no marcarlo, ya que no sabría como explicarlo después, pero la excitación y placer eran tantas que no pudo evitar hacerlo, aunque levemente, igual se notaria en tan delicada piel como la del kitsune.
- Ahhhh… N-Naruto… dios, eres… eres la divinidad personificada… Ohhh… del placer – arremetiendo con fuerza tras escuchar los gemidos ahogados del ojiazul, que a todas estas, sentía las embestidas y el dolor en su interior sin estar seguro aun de lo que pasaba.
- Ah… Ah… Ah… - jadeaba el ojiazul apretando sus puños, y tensando todos sus músculos hasta casi romper sus amarres, sus gemidos eran lo único que podía emitir al encontrarse perdido entre el dolor, el placer, la droga, y la media inconsciencia de su mente.
- Ya c-casi… un poco más… Mmm… Mmm… Mmm… ¡Ahhhh! N-Naruto… - derramando su semen en el interior del menor.
Luego de vaciarse por completo estuvo unos momentos sin sacar su pene del rico agujero hasta que, definitivamente, el rubio se quedo inconsciente por completo, luego retiro los amarres y con mucha delicadeza aseo y vistió el cuerpo del rubio y el suyo propio, coloco de nuevo los libros y pergaminos sobre la mesa y acostó la cabeza del kitsune sobre ellos simulando que se había quedado dormido estudiando, la escena estaba igual que cuando entraron en el lugar, eso, y el efecto secundario del liquido adormecedor le daban la oportunidad de aparentar que allí no había pasado nada más que un simple cansancio por parte del estudiante en cuestión, como habrán podido imaginar, el efecto secundario al que me refiero, era la total falta de memoria de las ultimas horas vividas por el ojiazul.
- Naruto… Naruto, despierta – moviéndolo por uno de sus hombros.
- ¿Qué? Iruka-sensei… ¿En que momento me quede dormido? Siento un zumbido en mi cabeza – pasando sus manos por su cabello.
- Al parecer estabas muy cansado, es eso, o no has cambiado nada desde que estuviste en la academia – sentándose junto al rubio.
- Claro que no, ¿Cuánto tiempo dormí? – restregando sus ojos para terminar de despejarse.
- Un par de horas – acomodando el material de estudio a un lado.
- ¿Solo eso? Parece como si hubieran sido un par de siglos, siento mi cuerpo pesado y adolorido, sobre todo en mi parte trasera, además de que creo… creo que tuve una pesadilla – apoyando sus codos sobre la mesa y sujetándose la cabeza con sus manos.
- Eso es por que te caíste al suelo al quedarte dormido, sobre la pesadilla… ¿Quieres contármela? Tal vez te hará sentir mejor – tratando de averiguar hasta que punto la droga había surtido efecto.
- No… no la recuerdo bien, ya tengo que irme, ¡Woww!… el piso se mueve – sintiéndose mareado al levantarse.
- Te llevare a casa – agarrándolo para que no se cayera.
- Estoy bien… o más bien, creo que no – sujetándose del brazo del moreno para no caerse.
- ¿Quieres llegar de cuatro patas hasta allá? Te acompañare quieras o no – agachándose para que el kitsune subiera a su espalda.
- No discutiré eso, gracias, Iruka-sensei – pasando sus brazos por el cuello del moreno al ser alzado por éste a modo de caballito.
- Solo sierra los ojos, yo me ocupare de lo demás – saliendo de la academia, camino por calles aledañas para evitar encontrarse con alguien y tener que dar explicaciones por el modo en el que transportaba al menor, que dicho sea de paso, dormía plácidamente con su cara apoyada en la espalda del sensei.
Al llegar a casa del rubio y, luego de sacar la llave del bolsillo de éste para abrir la puerta, lo condujo directo a la habitación, después de quitarle los zapatos, chaqueta, y pantalón lo recostó en la cama abrigando su cuerpo con la manta, se sentó a su lado por unos instantes, y luego de observarlo lo suficiente le dio un beso en la frente y abandono el departamento pensando en la lección del día siguiente, después de probar el jugoso fruto, difícilmente podría prescindir el seguir comiendo de el.
- “Oh, Naruto, estoy tan feliz que podría gritar tu nombre a los cuatro vientos… siempre supe que eras único, que naciste solo para mi, nadie más puede obtener de ti lo que esta noche me obsequiaste… solo yo, solo yo puedo acariciarte y poseerte… únicamente yo” – pensaba mientras caminaba a su casa con el ansia de que amaneciera el siguiente día y llegara la siguiente noche para volver a deleitarse con el hermoso cuerpo del ojiazul.
- Oh, cielos… ésta cabeza parece que no fuera la mía, siento como si tuviera resaca… o eso creo, ya que nunca me he emborrachado, al menos parece lo mismo que Ero-sennin da a entender con su rostro al siguiente día de sus noches de parranda, ¿Por qué me duele el trasero? Que extraño – al sentarse en la cama, el dolor no era mucho pero si persistente – Ya lo recordare - levantándose y dirigiéndose al baño - ¿Me habré caído de la cama sin darme cuenta? Hmmh… es inútil – ya que no recordaba muy bien las palabras del sensei - ¡Ahhh! Todo es muy confuso, demonios – lavándose el rostro y poniendo pasta de dientes en el cepillo - ¿Qué es esto? ¿Me golpee con algo sin darme cuenta? Algo más para recordar – anoto mentalmente.
Comento el kitsune observando la marca morada en su cuello, y no dándole importancia, terminó de asearse y vestirse, un vaso de leche y galletas conformaron el desayuno del día ya que sentía su estomago demasiado revuelto como para comer algo más pesado, como el ramen por ejemplo, luego de eso salió hacia el puente para un nueva misión u otro día de trabajo, podríamos decir, al llegar al lugar de encuentro acostumbrado se topo con una sorpresa, en lugar de Kakashi-sensei, Kiba y el Nara lo estaban esperando.
- ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Dónde esta Kakashi-sensei?
- Se dice buenos días primero, maleducado – reclamo Kiba.
- No esta aquí – corroboro el Nara.
- Eso puedo verlo, genio, lo que me lleva a repetir mi segunda pregunta, ¿Dónde esta Kakashi-sensei? – pregunto por segunda vez cruzando sus brazos y poniendo cara seria.
- Kakashi tuvo que ocuparse de una misión especial, lo que quiere decir, que hoy estarás a mi cargo junto con Kiba – explico el Nara acercándose al ojiazul.
- Y… ¿regresaríamos hoy mismo?
- ¿Ah? ¿Por qué? – pregunto con curiosidad el Nara.
- Tengo algo pendiente que hacer – dijo el kitsune dándoles la espalda.
- ¿Cómo que? Anda confiesa – animo el Inuzuka dándole una palmada en el trasero.
- ¡Ahhhh! Por tu madre… ¡No vuelvas hacer eso, perro baka! – restregándose la parte.
- ¡¿Qué dijiste?! Si serás… – agarrándolo por la chaqueta - ¡Ni que te hubiera roto un hueso o algo parecido, escandaloso! ¿Te caíste de la cama o…? Ohhh, eso que veo ahí… ¿Es un chupón? – observando la marca color morado.
- Suéltame… dijiste un… ¿Qué es un chupón? – pregunto después de deshacerse de las manos de Kiba.
- ¿No lo sabes? – pregunto sorprendido Shikamaru.
- ¡Si lo supiera no preguntaría, baka! – apretando los puños mientras hacia aletear sus fosas nasales por el enfado.
- Un beso con succión – dijo el Nara como si nada.
- Un… beso con… - poniendo su mano en la marca.
- ¿Qué? ¿Al fin se te hiso con Sakura? Jejeje, eres un pillín – sonreía festejando el Inuzuka.
- C-Claro, jejeje “Por Kami, si supiera que ando diciendo esa mentira por ahí… Sakura-chan me matara sin duda, un beso… eso no es posible, nadie me ha… ¿Iruka-sensei? Naaah… deja de inventar cosas, Naruto” ¿Qué tenemos que hacer y a donde? – cambiando radicalmente de tema, pero sus dos interlocutores no estaban dispuestos a quedarse con tan poco.
- Dime, ¿Y que tal, eh? ¿Llegaste hasta el final? – pregunto Kiba apremiando con la mirada al rubio.
- ¿Eh? ¿El final? – sin saber a que se refería el otro.
- Ya sabes… ensartar a la presa hasta dejarla sin aliento – dijo el Inuzuka exaltado por la idea.
- C-Creo que si… - contesto sin saber que estaba diciendo, el Nara observaba el titubeo del ojiazul como también las veces que pasaba su mano allí donde termina la espalda.
- Dime una cosa, si eso sucedió como das a entender, entonces… ¿Por qué se resientes tanto tu trasero por solo tocarlo? – Tan analítico como siempre el Nara – Naruto, ¿Estas seguro de que fue así como pasaron las cosas? Por mi modo de ver… no fue exactamente Sakura con quien te acostaste, más bien diría que… - según su criterio, no hacia falta terminar la frase para hacerse entender.
- ¡¿Qué él… que cosa que?! – grito y pregunto a la vez Kiba.
- ¡¿Qué yo me…?! ¡¿Acaso perdiste el juicio?! ¡Voy a golpearte, Shikamaru! – perdiendo toda calma por la insinuación del Nara.
- El que lo hagas no aclarara nada, ¿Me dejas que te examine? – acercándose al rubio, éste retrocedió instintivamente.
- ¡Congélate ahí! N-No dejare que hagas eso… ¿Acaso eres medico?
- Aunque no lo parezca, se de estas cosas, y si tanto te niegas a colaborar… quiere decir que mi suposición es cierta – cruzando sus brazos ante el gesto de estupefacción del ojiazul.
- ¡Que no es así! ¡No me he acostado con nadie como dices! Ni siquiera con Sakura-chan… mentí, pero solo porque ustedes estaban acosándome a preguntas que ni siquiera entiendo – con la cara roja como tomate.
- Con más razón deberíamos analizar esto con riguroso cuidado, ¿No te parece? Veamos, tienes un chupón que no pudiste hacerte tú mismo… - tomaba nota el Inuzuka – Te duele el trasero y, según tú, no te has caído o golpeado con nada, conclusión… tuviste relaciones sexuales sin enterarte, entiéndase… con un hombre – terminando su tortuoso análisis, al menos para el kitsune, buscando con su mirada la aprobación del Nara acerca de su teoría.
- Nunca mejor analizado, aunque nada sutil – acoto Shikamaru.
- No hay nada sutil en una violación, porque es eso lo que pasó ya que no recuerda nada con respecto a las consecuencias, a ser, chupón en el cuello y dolor de trasero – preguntándose quien podría ser capaz de tal cosa, aunque tenia varios candidatos en mente, inclusive él era uno de ellos, en sus fantasías al menos, alguien me gano la partida, pensaba, pues siempre le había atraído el ojiazul.
- ¿Nos vamos ya? – pregunto el rubio con el gesto más serio que había puesto en su vida.
- Pero Naruto… - Kiba tratando de detenerlo.
- No quiero seguir hablando de esto, además de que es una completa tontería sin sentido – caminando por el puente hasta el extremo que daba hacia el bosque y al camino fuera de la aldea.
- Pero…
- Déjalo, Kiba, es inútil seguir con esto si él así lo quiere – recomendó el Nara.
- ¿Acaso no te molesta lo que le hicieron? Eso seria muy frio de tu parte – recriminando al Nara y siguiendo los pasos del rubio.
- Claro que me molesta, tanto o igual, es decir… aun más si te lo hiciera a ti, Kiba, yo… – murmuro ya que su interés personal en el Inuzuka era genuino.
- ¿Qué intentas decir? Shikamaru… – escuchando lo que casi era inaudible.
- Ya no importa, da igual si lo sabes o no – respirando hondo – Mataría al que se atreva a tocarte tan íntimamente, Kiba – mirando a los ojos negros del Inuzuka.
- ¿Shikamaru?
- ¿Lo entendiste, verdad? Siempre me has interesado, es más, hasta creo que te amo, pensaba decírtelo en su momento pero debido a la situación de Naruto, las cosas se dieron sin más, y sin importar lo que digas o hagas, eso no cambiara absolutamente en nada, Kiba – metiendo sus manos en sus bolsillo y pasando al lado del Inuzuka para tomar igual camino que el kitsune.
- Yo… ”Pero… ¿Qué acaban de escuchar mis oídos? No es una equivocación de mi parte, escuche claramente que yo le… que me ama, esto es ciertamente desconcertante para mi, el hombre más inteligente de Konoha me ama a mi, que no es que me crea menos pero… jamás estaré a su altura, ¿Qué hare? ¿Ignorarlo como si no hubiera dicho nada? Las cosas no podrían ser igual entre nosotros por más que me esforzara, y a decir verdad… él tampoco me pasa inadvertido, solo que siempre pensé que era un pez demasiado grande para mí, que tonta ironía” – caminando cabizbajo y, con sus pensamientos dando vueltas como un remolino en su cabeza, tras el Nara.
La misión era cosa sencilla y fácil de cumplir, el Nara se la pasó mirando a Kiba durante dicha misión y de regreso a la aldea, por el contrario, el ojiazul permaneció todo el tiempo callado y de mal humor.
- “Si los chicos tienen razón, el único hombre que pudo… Iruka-sensei, ¿Pero como lo hiso? Por más que intento recordar, nada acude a mi mente, ¿Fue cuando dormía? No, imposible, me hubiera dado cuenta inmediatamente – pasando su mano por su trasero – No es algo que se pueda hacer sin sentirlo y vaya que lo resiento ahora, tengo que averiguar como lo hiso y porque… tubo que ser él, no hay duda alguna” – pensaba mientras traspasaban las puerta de la aldea – Nos vemos – despidiéndose de ambos chicos.
- Naruto… - murmuro el Inuzuka.
- Kiba – llamo el Nara después de firmar la entrada en el mostrador de los vigilantes.
- ¿Qué pasa, Shikamaru? – sin siquiera mirarlo, se sentía demasiado perturbado y, emocionado a la vez, para que viera su cara de sonrojo.
- Después de lo que te dije… ¿Ahora ya no quieres ni siquiera mirarme? Bien, tendré que aceptarlo, pero como mencione antes, nada cambiara – disponiéndose a marcharse.
- Shikamaru – el Nara se paro en seco pero sin voltearse.
- Tienes que entender, que algo como lo que dijiste es difícil de digerir, ¿Sabes?
- ¿Tanto te molesto?
- No es eso… demonios, lo que quiero decir es…
- Quédate tranquilo, solo espero que lo sucedido no afecte tus futuras misiones a mi cargo – reanudando su marcha mientras apretaba sus puños dentro de sus bolsillo.
- “Fue un riesgo pero tenia que decírselo, lo que suceda de ahora en adelante… solo Kami-sama lo sabe, pero hare hasta lo imposible para que te quedes conmigo, Kiba, solo es cuestión de pensar como” – lo que supuestamente no seria nada difícil para alguien con su inteligencia, algo se le ocurriría para adueñarse definitivamente del cachorrito que lo traía muerto y loco de deseo.
Mientras tanto el ojiazul se dirigió directamente hacia la academia, casi oscurecía pero era muy probable que aun hubiera alguien además de la persona que él necesitaba confrontar, tenia que finiquitar de una vez todo el asunto con respecto al abuso malintencionado por parte del sensei, decidió apostarse arriba de un árbol cerca del patio de recreo y espero hasta que casi fuera media noche para entrar a la cueva del lobo.
Muy atento de quien entraba y salía, espero pacientemente mientras repasaba en su mente que era exactamente lo que le diría al sensei, era obvio que no serian las gracias indudablemente, ya que el enfado y decepción llenaban su pecho y lo oprimían hasta hacerle doler. Ocho y media, ya no se percibía movimiento dentro del recinto escolar, de un salto bajo del árbol y se dirigió a la puerta, no daría vueltas buscando al sensei como la vez anterior, sabia exactamente donde encontrarlo y con paso firme se dirigió hacia allí.
- Ah, Naruto… ¿Por qué esa cara? Dime… – al verlo entrar en la sala de profesores - ¿Te sucedió algo en la misión de hoy? – pregunto con preocupación.
- ¿Por qué? – pregunto desde el umbral de la puerta sin animarse a entrar.
- Sabes que me preocupo mucho de lo que pueda pasarte – levantándose de la silla.
- ¿En verdad? Y eso por casualidad incluye… ¡¿El que hayas abusado de mí?! – reflejando la rabia en sus ojos.
- N-Naruto… - dejándose caer pesadamente en la silla de nuevo - Así que lo descubriste, creí que la droga funcionaria bien.
- ¿Droga? Así fue como lo hiciste, con razón no puedo recordar nada.
- ¿Entonces como es que…?
- Tuve ayuda para hacer que me diera cuenta de todo, ¿Pero porque una droga?
- ¿Me habrías dicho que si de estar consciente de lo que intentaba hacer? Conozco perfectamente mis limitaciones en cuanto a enfrentarte y reducirte en una pelea, lo que hice esta mal, lo se, pero era la única forma a mi alcance para poder hacerte mío, Naruto – apoyando los codos en la mesa y la cabeza entre sus manos.
- ¿Por qué a mi? Hay muchos chicos en Konoha con los que practicar tus perversiones, ¿Por qué yo? – sin moverse un paso de su lugar.
- No malinterpretes, tenias que ser tú – mirando a los ojos azules.
- ¿Por qué? ¿Por ser el más ingenuo de la aldea o algo parecido?
- ¿Qué no es obvio? Porque me gustas, porque te quiero, porque no podía aguantar por más tiempo el deseo por ti, esa es toda la verdad, ¿Puedes comprenderme? – caminando hacia el ojiazul.
- ¡¿Y quien me comprende a mi?! ¡Maldita sea! Y para colmo, ni siquiera se si… me gusto o no ya que no puedo recordar nada – mirando avergonzado hacia el suelo.
- Te gusto créeme, tus suspiros, gemidos, la cara de placer que tenias… era algo maravilloso de admirar, mi Naruto, ¿Se lo dirás a alguien? – posando su mano en el hombro del kitsune.
- ¿Es lo único que te preocupa? No… no quiero que me toques nunca más – corriendo por el pasillo hasta la calle – “¡Maldición! Mi cuerpo tiembla deseoso como si conociera y ansiara sus caricias, es como si instintivamente reconociera su toque, su roce, su calor, ¿Por qué me ajito tanto? ¿Por qué tuve tanto miedo de que me tocara? ¿Acaso temí sucumbir a mi curiosidad por comprobar si lo que dijo de mi era cierto? ¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición! – gritaba en su mente mientras corría a casa. Por otro lado en la residencia de los Inuzuka…
- “Sopesando el hecho de que ese baka no me es indiferente, y él parece no estar dispuesto a darse por vencido… ¿Debería dejar que me corteje? Cielos, eso sonó ridículo hasta para mi, es como si yo fuera una damisela en edad casadera y el un apuesto príncipe resuelto a no dejarme en paz hasta que le de el si – pensaba Kiba acostado en la cama mientras miraba el techo.
Mientras tanto, el Nara daba vueltas por la aldea al fin de aclarar sus ideas y pensar en algo que debilitara las defensas morales del Inuzuka y conseguir que fuera él el que se acercara por su propia voluntad, pondría en juego una drástica pero efectiva practica sicológica.
Sin darse cuenta sus pasos lo llevaron a pasar por frente de un establecimiento en el que servían comida, dulces y un sake de la mejor calidad, retrocedió en su paseo al ver a alguien poco frecuente en dichos lugares.
- ¿Iruka-sensei? – al ver al maestro ninja con cara subida de tragos y dos botellas vacías de sake frente a él en la mesa.
- S-S-Shikamaru – como si tuviera su lengua pegada al paladar - ¿No quieres… hip, beber conmigo? – balanceando el vaso en su mano.
- Que dice, Ni siquiera me esta permitido entrar aquí – parándose junto al muy ebrio sensei.
- Es muy cierto, aun eres muy joven… hip… igual que mi Naruto – opino sin darse cuenta de lo que decía.
- “Entonces fue él el que… jamás lo hubiera imaginado una cosa así de parte del sensei” Con que Naruto, ¿Eh?
- Hice algo muy malo, ¿Sabes? Muy malo, ahora me desprecia y… por Kami, ¿Qué voy hacer? Naruto… mi Naruto, quisiera volver a estrecharlo entre mis brazos, comerlo a besos, delirar con su cuerpo… ¿Cuándo? ¿Cuando podre hacerlo de nuevo? ¿Quieres que te lo diga? Nunca, eso es, no querrá acercárseme ni que de ello dependiera su vida… quiero morir – dejando caer su cabeza sobre la mesa.
- Debemos salir de aquí, Iruka-sensei, esta conversación no es para los oídos de cualquiera – dándose cuenta de que eran observados por varios clientes del lugar.
- No me importa… ¡Que todo se enteren! Yo amo a… - su boca fue tapada justo a tiempo por la mano del Nara.
- Guarde silencio – mientras pasaba el brazo del mayor por encima de su hombro para ayudarlo a salir de allí sin crear males mayores – Que no ve que esto puede acarrearle muchos problemas, es un maestro de la academia por dios santo – saliendo a la brisa de la noche y llevándolo hasta donde pudiera desahogarse sin temor a que nadie lo escuchara.
- Tú no entiendes, no podre seguir adelante sabiendo que me odia, que de seguro no desea verme más… al menos si él… perdonara lo que hice estaría más tranquilo, ¿Comprendes? – sentado a los pies de un árbol, donde Shikamaru lo había dejado, y totalmente abatido por la situación presente.
- Más de lo que cree, también se lo que es estar enamorado y desesperado por alguien – sentándose frente al sensei.
- ¿De veras, Shikamaru? ¿Ya te le declaraste a Ino?
- ¿Ino? No es ella la que llena mis pensamientos.
- Vaya, siempre pensé que era la elegida, ¿De quien se trata entonces? Ohhh… – poniendo su mano en su boca para resistir las ganas de vomitar – No sabia que tomar me hiciera sentir tan mal.
- Es lo que sucede habitualmente con casi todo el mundo que no tiene costumbre de beber licor.
- ¿Y bien? Aun no me has dicho quien…
- Kiba – contesto sin titubear - Estoy en el mismo barco que usted, sensei, le dije lo que sentía, pero él… - bajando su mirada.
- Deja de tratarme de usted, Shikamaru, no soy tan viejo como piensas ¡Humph! Vaya, que desafortunada coincidencia, por tu rostro puedo ver que a ti tampoco te fue muy bien que se diga – poniendo una de sus manos sobre su estomago al sentir que se le revolvían las tripas a causa del alcohol ingerido.
- Al menos tú ya desojaste la margarita y te quedaste con los pétalos tanto como con su fragancia, algo lindo que recordar y rememorar en los sueños.
- En pesadillas, dirías mejor, el mismo hecho de haberlo tenido es aun peor que el desear tenerlo, ya con el conocimiento de saber como sabe su boca, su piel, recordar su aroma, sus gemidos cuando lo posees, el estremecimiento de su cuerpo cuando llega al clímax… hace que te vuelvas más loco por tenerlo de nuevo – serrando sus ojos para recordar cada detalle vivido y sentido con el ojiazul.
- Tienes razón, pero aun así me colocaría en su lugar en tan solo un instante, vamos, te acompañare a tu casa – ayudando al sensei a levantarse.
- Gracias, Shikamaru, en éste estado tan deplorable me seria muy difícil llegar por mi cuenta a no ser que fuera a rastras – apoyándose en el Nara para no perder el equilibrio y caer al suelo.
Luego de la informativa e instructiva conversación el Nara lo llevo hasta su casa y se aseguro que se acostara a dormir la mona al tiempo que lo compadecía por la resaca que sufriría al día siguiente.
- Bien, creo que me dispondré a morir lentamente, siento que es lo único que me queda si él no regresa a mi, ¿Mueres conmigo? Así ninguno de los dos dejaría en soledad éste mundo – con los ojos vidriosos e inyectados en alcohol.
- Lo que tengo en mente resulta menos drástico y más efectivo, de momento permanecerá enfermo en cama por varios días, yo me ocupare del resto.
- Pero…
- ¿Quieres a Naruto de vuelta si o no?
- No tienes que preguntar.
- Entonces se hará a mi modo, Iruka-sensei – dijo con todo convencimiento de su propia estrategia para con el kitsune y el rebelde Kiba.
- Lo dejo en tus manos, sea lo que sea que tienes en mente - serrando los ojos que entre el sopor del alcohol y la frustración apenas podía mantener abiertos.
- Buenas noches, sensei – dejando el departamento para dirigirse a la torre de la Hokage.
Día siguiente, despacho de Tsunade, cuatro figuras delante del escritorio y un informe de la siguiente misión a realizar con el Nara como capitán de equipo.
- Aquí tienes, Shikamaru – pasándole la información de la misión en cuestión – Se supone que Iruka se encargaría de esto pero se reporto enfermo el día de hoy – al escuchar eso la expresión del rubio cambio por completo.
- “¿Enfermo? ¿Cómo que enfermo? Si estaba bien anoche cuando lo deje, ¿Qué fue lo que paso? Iruka-sensei…” – pensaba apretando sus dientes y puños, acción que no paso desapercibida para el Nara.
- “Al parecer la noticia surtió el efecto deseado en Naruto, su animo ha cambiado drásticamente” – analizo Shikamaru mientras lo observaba de reojo “Veamos si el cachorrito se afecta de la misma forma” – ésta vez, los tiros iban dirigidos al Inuzuka – No hay problema, aunque… ¿Puedo hacer una sugerencia? – mirando los documentos en su mano.
- Tú dirás, es tu misión y si hay algo que desees cambiar… será tu decisión.
- De hecho y, revisando la información y los requerimientos de la misión, me gustaría hacer un cambio con respecto a uno de los integrantes… Neji por Kiba, pienso que la habilidad de Neji es mucho mejor para el trabajo – dijo esforzándose para no mirar al cachorrito.
- ¿Quieres decir que no soy lo suficientemente bueno para esta misión? – sin poder quedarse callado ante el comentario del Nara.
- No para ésta, según mi criterio – mirándolo directamente a los ojos – Andando, informare a Neji antes de partir, el resto sígame – dejando al Inuzuka, quien mostraba sus dientes con rabia, en medio del despacho.
Por tres días consecutivos Shikamaru se las había arreglado para que tanto el ojiazul como Kiba fueran convocados para las siguientes misiones a su cargo, y por lo consiguiente, los tres días había rechazado la inclusión del Inuzuka en dichas misiones alegando cualquier cosa que se le ocurriera, y con la conformidad de la Godayme, ya que cualquier criterio que saliera de la boca del Nara sonaba absolutamente convincente. Igualmente durante ese mismo periodo de tiempo había estado hablando insinuante y sutilmente de Iruka-sensei con el ojiazul, quería comprobar si efectivamente la baja a filas del maestro ninja, obligaba al rubio a hacerse presente ante el desmoronado sensei.
Excluyendo a uno y suavizando al otro, Shikamaru creía firmemente lograr que ambos hicieran lo que se esperaba de ellos, si los conocía bien, sabia que ninguno de los dos tardarían en tratar de arreglar, a su manera claro esta, lo que hacia días los carcomía por dentro. Dadas las pocas palabras pronunciadas por el kitsune durante el día, Shikamaru sabia a ciencia cierta que no tardaría mucho en explotar debido la poca paciencia de la que el rubio gozaba y podía aguantar. A su llegada cerca de las puertas de la aldea, el otro motivo por el cual Shikamaru actuaba como lo hacia, esperaba apoyado en un árbol y con cara de pocos amigos.
- Tenemos que hablar… incluso si no quieres – pronuncio el Inuzuka en tono desafiante.
- Me adelantare – dijo a su vez el ojiazul – Tengo algo urgente que hacer – pasando al lado de ellos sin mirarlos siquiera, estaba demasiado concentrado en el como y si debería arreglar la causa del sentimiento que lo venia arroyando durante los últimos días, Shino, que era el ultimo integrante del grupo, siguió sin más al rubio.
- “Todo va perfecto hasta ahora” – al notar la actitud del kitsune - ¿Qué se te ofrece, Kiba? “Su cara no refleja rabia en si, aunque sus ojos parecen decir “Muérete, idiota” – pensaba mientras se plantaba frente al cachorrito.
- ¿Esta es tu forma de vengarte de mi? Has estado apartándome de todas las misiones a tu cargo a pesar que dijiste que sin importar lo que opinara seguirías sintiendo lo mismo por mi, ¿Acaso te diste por vencido? – dando unos pasos hacia el Nara.
- simplemente pensé que era estúpido seguir con mi empeño en algo que no puede realizarse, es todo – sin apartar su mirada del Inuzuka.
- Quiere decir que no valgo el esfuerzo como para mantener tu interés en mí – volteándose de espalda al Nara para que éste no viera el sufrimiento en su rostro – Lo sabia, después de todo… fue mucho soñar – apretando sus ojos para no llorar – Creer que tú y yo podríamos…
En ese instante la mano del Nara lo obligo a girarse hacia él, y sin decir una palabra lo abrazo por la cintura con uno de sus brazos mientras que con su otra mano presionaba su nuca para besarlo con ardiente frenesí, fue tan contundente el abrazo y la fuerza del beso que Kiba sintió que sus huesos crujían hasta casi romperse.
- Al fin, al fin reaccionaste, mi lindo cachorro – murmuro el Nara sobre los labios de Kiba – Estos días en los que he estado ignorándote, muy a mi pesar, no he hecho otra cosa que pensar en ti y en mi deseo de que pensaras que había desistido para siempre de tenerte así como ahora, en mis brazos, saboreando tu boca, respirando tu aliento, sintiendo tu calor… por Kami, ¿Crees que podría renunciar a todo eso sin pelear por ti hasta mi ultimo aliento? Me conoces menos de lo que creí, mi amor – posando la cabeza del cachorrito sobre su pecho.
- Shikamaru… fuiste muy cruel conmigo, ¿Sabes? – abrazándose a la cintura del otro.
- Pero funciono, ¿No es así? ahora estas donde siempre debiste estar… conmigo para siempre, cachorro – sobrenombre que solo utilizo con Kiba además de Naruto, por supuesto.
- A pesar de que odio que me llamen así, cuando tú lo dices siento como si mi alma cantara, Shikamaru – aclaro sonriente el cachorro.
- ¿Hay alguna otra cosa que quieras decir? – agarrando la barbilla de Kiba para verlo a los ojos, el Inuzuka puso cara de extrañeza ante la ambigua pregunta del Nara – Porque después no te daré ocasión a que digas nada más a no ser… gemidos, jadeos, unos cuantos “te amo” y… quiero “más” Shikamaru – besando al Inuzuka mientras lo hacia retroceder hasta que ambos estaban fuera del camino y escondidos entre los arboles.
Por otro lado, el kitsune caminaba lentamente, creyendo que eso le daría más tiempo para pensar que hacer, hacia la casa de Iruka-sensei. El ojiazul se reconocía a si mismo que en los días posteriores a su enfrentamiento con el sensei, no había podido sacarlo de su mente ni por un segundo, los días y, sobretodo las noches, se habían hecho más largas debido a su falta de sueño y mucho pensar, ni siquiera disfrutaba la comida como antes pues todo le sabia amargo y, más que nunca, solitario.
Con cada nuevo amanecer tenía la esperanza de tropezarse con el sensei en alguna calle, esquina, comercio, o donde fuera como otras veces sucedía antes del incidente, pero nada. La figura que tanto deseaba ver no se mostraba por ninguna parte como si se la tierra se lo hubiera tragado.
- “Si sus palabras fueron ciertas, entonces… ¿Cómo es que no me ha buscado? Dijo que me amaba, pero aun así, por lo visto no quiere ni verme, ¡¿Qué clase de amor es ese por dios santo?! Es cierto que yo le reclame su oscura conducta pero… ¿No se supone que cuando quieres a una persona haces hasta lo indecible para tenerla? Así como él lo hiso conmigo… o sea, que después de matar al tigre le dio miedo la piel como dicen por ahí, ¿Cree que puede tomarme, usarme y dejarme como a un trapo viejo? ¡No señor, de ninguna manera! Si fue capaz de hacer lo que hiso… ¡Pues que se abstenga a las consecuencias! ¡Nadie me usa así y se hace el desentendido después! Prepárate, Iruka-sensei” – peleaba en su mente mientras sus pasos acababan delante de la puerta del departamento del moreno.
- Naruto… - luego de escuchar los golpes en la puerta y abrir - ¿Qué haces aquí? Quiero decir… hola, puedes pasar – dejando el umbral de la puerta para volver al trabajo de ordenar algunos libros en el estante.
- Quería… quería saber como seguías, la vieja Tsunade dijo que estabas enfermo – sin moverse del lugar.
- Solo fue un resfriado, pero ya estoy mejor, gracias por preocuparte por mi – apretando el libro en su mano para aliviar la tensión de tener de nuevo a su zorrito al alcance de su deseo, pero debía hacer caso a la sugerencia de Shikamaru si esperaba que todo saliera como ellos habían planeado - ¿Necesitas algo más? Estoy un poco ocupado como puedes ver…
- Humph, conque así va a ser… - volteándose de espaldas al otro – Pensé que… por un momento creí que… - murmuro mientras hundía su barbilla en el pecho – Iruka-sensei… - al verse rodeado por los brazos del mayor a su espalda.
- Dime, ¿Por qué estas aquí realmente? – susurro al oído del kitsune.
- Ver si estabas bien… es todo – con el cuerpo estremeciéndosele como loco.
- ¿Estas seguro de eso? – apretándolo aun más.
- P-Por supuesto que si, yo… - sin saber como hacer para controlar la devastación de sus defensas ante la proximidad del sensei.
- Mientes muy mal, ¿Sabes? tu cuerpo delata tus verdaderos deseos por estar aquí, te hago tanta falta como tú a mi… por favor, se honesto conmigo – acariciando con su lengua la oreja del ojiazul – Dime que me necesitas, que hechas de menos mis caricias, mis besos, mi aliento… mi piel – saboreando el tenso cuello del rubio – Estos días sin ti creí… creí que me volvía loco, mi pequeño – metiendo sus manos bajo la chaqueta naranja del kitsune.
- I-Iruka-sensei… - apretando sus ojos ante el placer del toque de las cálidas manos en su piel – Yo… yo… - incapaz de articular palabra, solo sentía su cuerpo arder y el deseo de que esa sensación no acabara nunca.
El moreno se las arreglo para arrastrarlo suavemente hasta la cama y recostarlo como a un frágil objeto de cristal, luego acomodo su cuerpo encima del menor tan delicadamente como un paño de seda que serviría para resguardar tan delicado objeto. Las mejillas del kitsune rebosaban sonrojo mientras sus ojos brillaban como dos estrellas en una negra noche, el mayor tomo la sonrojada cara del kitsune entre sus manos.
- Dilo, di lo que deseas desde el fondo de tu corazón – mirándose en los azules ojos – Pídeme lo que quieras, lo que anhelas, lo que sueñas… lo que esperas del futuro conmigo, Naruto – rozando sus labios con los del rubio.
- Yo… deseo ser feliz, pido que no me dejes nunca, anhelo amanecer todos los días a tu lado, sueño con que esto no sea un sueño y… que en el futuro siempre estemos juntos, Iruka-sensei… - derramando unas furtivas lagrimas de alegría.
- Mi Naruto… - fundiéndose en un abrazo con el ojiazul – Te amo tanto – con voz quebradiza por la emoción y excitación que lo embargaba.
- Iruka-sensei, m-muéstrame, ahora que estoy consciente, lo que esa noche apenas pude percibir, quiero sentirte por completo… sentir en mi carne cuando te hundas en mí aunque me haga gritar de dolor, pero será un dolor dulce… porque eres tú – con la mirada puesta en su sensei.
- Oh dios, calla o harás que me derrita con tus dulces palabras, mi zorrito, hare que veas el cielo de una forma nunca antes vista – bajando el sierre de la chaqueta del rubio.
Mientras tanto en el bosque…
- Ahhh… S-Shikamaru… - gemía el Inuzuka ante los embates sentidos en su pene gracias a la boca del moreno - ¡Me voy a…! – inundando de semen la cavidad bucal del Nara.
- No era eso lo que quería escuchar… Mmmm… delicioso, pero al parecer te es muy difícil decir lo que realmente quiero que salga de tu boca, cachorrito – posándose sobre el desnudo cuerpo del Inuzuka.
- C-Cállate… ah, ah… haces que me avergüence – mirando hacia otro lado con las mejillas completamente encendidas por el orgasmo y vergüenza.
- ¿Solo por eso? Imagina entonces como te pondrás cuando… - rozando su nariz con la se Kiba.
- ¡No tienes que decirlo, baka! Rayos…– tapando la boca del Nara con la mano – Todo esto es nuevo para mi, y aunque lo había imaginado… es, es distinto.
- A ver como es eso, ¿Ya te lo habías supuesto anteriormente? Espero que haya sido yo la otra parte – mirándolo directo a los ojos.
- M-Más o menos… - dijo titubeando el cachorrito.
- ¿Puedes explicarte mejor? – pregunto con suspicacia el Nara.
- Bueno, es cierto que estabas ahí, aunque… en la posición que yo estoy ahora – desviando su mirada.
- ¿Quieres decir que yo era el…? ¿Es eso lo que realmente quieres? – deseando en su interior que no fuera así, no estaba en sus intenciones ni deseos ser el uke, pero haría cualquier cosa por retenerlo a su lado, cualquier cosa.
- A decir verdad, me gusta estar bajo tu cuerpo, me hace sentir protegido, querido, deseado, es solo que en mi mente, de alguna forma… quería someterte, subyugarte, que dependieras de mí… que me necesitaras – dijo con mirada tierna y enamorada.
- ¿Más aun? Tonto, no ves que me enciendo y babeo por ti solo con mirarte, no hay nadie en el mundo que me haga sentir así, cachorro… solo tú – besándolo ansiosamente - ¿Proseguimos? Lo mejor esta por venir – pasando su mano por entre las nalgas del Inuzuka para luego introducir unos de sus dedos en la contraída entrada.
- S-Shikamaru… ah… su-suave – apretando sus ojos.
- No te tenses, haces la cosa más difícil – moviendo su dedo en círculos – Así, relájate – metiendo otro dedo y abriendo y serrando como si fuera una tijera para poder ensanchar el estrecho túnel.
A medida que los movimientos de los dedos del Nara hacían el trabajo, el cachorrito suspiraba y gemía mientras la saliva se escurría por la comisura de su boca y su mirada reflejaba el más inmenso placer jamás sentido, el Nara, observándolo, no podía más que sentirse satisfecho y sumamente excitado por semejante espectáculo, su prominente hombría no podía menos que sentirse ansiosa por introducirse dentro del sensual cachorro.
- Creo que ya estás listo para recibirme, mi amor – lamiendo y mordiendo los abultados y duros pezones del Inuzuka – Ya no aguanto más.
Sin más y, tratando de no perder la calma por la ansiedad, el Nara coloco las piernas del cachorrito sobre sus hombros y puso la punta de su hombría en la inquieta entrada que se abría y serraba como la boca de un pez pidiendo comida, empujo poco a poco aprovechando las ocasiones en que las paredes del laberinto se abrían para introducirse un poco más, ocasión que también serbia para que el cachorro se lastimara lo menos posible durante la penetración.
Shikamaru sudaba ante lo imperante de su necesidad por empezar a embestirlo con todo lo que tenia, pero sabia que debía esperar a que su cachorro pidiera el comienzo de la acción al necesitar la continuación del placer que estaba experimentando, era su primera vez y el Nara quería que jamás olvidara el preludio de lo que seria la relación entre los dos de ahora en adelante.
- S-Shikamaru… p-por favor… - llegando el momento de pedir más sensaciones nuevas que sentir.
- Ya… ya estoy… - dando su primera embestida, luego otra y otra – Cachorro… t-te ves tan sensual – observando la cara de placer del Inuzuka – M-Me haces desearte… ah, ah… más y más – rodeando con sus brazos la cintura del cachorrito para atraerlo y besarlo con desesperación.
- Te amo, te amo, Shikamaru… - con sus bocas compartiendo saliva mientras sus lenguas se enzarzaban en una batalla sin fin.
El Nara, incapaz de contestar ya que el placer que lo inundaba no daba espacio para las palabras, solo se concentraba en bajar y subir el cuerpo entre sus brazos para que la penetración fuera lo más profunda posible, entre los jadeos y gemidos de uno y el ronco y gutural respirar del otro, el orgasmo los alcanzo a un tiempo, momento en el que sus abiertas bocas reflejaban con su silencio la llegada al cielo por parte de ambos.
La relajación de los cuerpos hicieron que cayeran de nuevo sobre la hierva uno encima del otro, nada de palabras, solo el sentir los invadía como una agradable melodía en la que ambos tocaban las mismas notas de amor y placer.
- ¿Te sientes bien, mi amor? – pregunto el Nara casi en un susurro.
- No podía estar mejor, de hecho… me quedaría dormido aquí mismo sin importarme nada más – rodeando con sus brazos la espalda de Shikamaru.
- Nada nos lo impide, además seria la primera vez que lo hagamos juntos, es decir… abrazados – serrando los ojos para un merecido descanso.
- Es cierto… - entregándose al sueño también.
Mientras esto ocurría, otro par de enamorados se entregaban a la misma tarea, no sin antes, probar las mieles del proceso que eso conlleva.
- Nunca te he dicho antes, no con palabras al menos, lo mucho que te amo y deseo, mi pequeño – terminando de desnudar al ojiazul – Me haces imaginar toda clase de juegos sexuales para hacer contigo – pasando su mano por el cuerpo del rubio desde su pecho hasta su entrepierna.
- Ah… ¿Juegos? – ruborizándose al sentir que el toque del mayor hacia que su hombría reaccionara de manera inmediata.
- Ya lo sabia, eres bastante sensible al tacto, espero que eso solo te ocurra conmigo, de lo contrario… me pondría muy furioso, ¿Sabes? Soy celoso por naturaleza aunque no lo demuestre – sacándose la ropa para colocarse después sobre el menor – Y dime, ¿A que te gustaría jugar? Tengo tantas cosas en mi cabeza para realizar contigo – pasando sus dedos por las sonrosadas mejillas del rubio.
- Yo… no se nada de… ah… - sintiendo la fricción del pene del sensei con el suyo – I-Iruka-sensei… - al notar unos dedos jugueteando en la aureola de su entrada.
- Es extraño, a pesar de que hace días que te tome por primera vez, tu entrada continúa ancha y totalmente accesible – dijo por lo fácil que sus dedos entraban y se movían en el interior del ojiazul – En ausencia de mi pene, ¿Estuviste haciendo travesuras, Naruto? Porque yo… – pregunto con cara muy seria y mirada llena de celos - ¡Dímelo ahora mismo! ¡Matare al desgraciado que se haya atrevido a tocarte! Habla de una vez… o yo…- con expresión dolida por lo que creía era una puñalada en su corazón.
- No he estado con nadie, de verdad, a menos… a menos que me cuente a mi mismo – dijo con su cara totalmente ruborizada.
- ¿Qué? ¿Quieres decir que tú… usaste uno de tus clones? – pregunto completamente perplejo.
- Después de nuestra discusión del otro día quede bastante confundido, quería experimentar con todos mis sentidos lo que se sentía al hacerlo… lo siento, ¿Hice mal?
- Mi dulce e ingenuo niño… - besando la frente del rubio – Aunque tu idea fue muy buena, y haya sido contigo mismo, mis celos no desaparecerán, solo yo puedo poseerte, mi amor, y… ¿Qué tal te pareció la experiencia? ¿Sentías lo mismo que cuando yo te toco? Anda, cuéntame.
- Tengo que reconocer que contigo es mucho más intenso – mordiendo su labio inferior.
- Eso quería escuchar, mi pequeño – levantándose y sentándose en un sillón cerca de la cama – Ven aquí – masturbando su propio pene - ¿Sabes lo que quiero que hagas?
El ojiazul se arrodillo delante del sensei y le agarro su gran pene con las dos manos, el solo toque hiso estremecer al moreno haciendo de su erección algo descomunal, luego de lamerlo varias veces lo introdujo dentro de su boca, lo que podía al menos, y comenzó a succionarlo con avidez.
- Oh si, tu boca es fabulosa… s-sigue, sigue así, mi pequeño… ah, ah… - hundiendo sus dedos en el cabello rubio.
Luego de unos momentos de intenso placer por parte del moreno, éste lo detuvo antes de llegar a derramarse, atrajo al ojiazul hasta su boca y lo beso intensamente, luego lo giro haciendo que se inclinara un poco hacia delante, en esa posición donde su entrada se exponía en todo su esplendor procedió a meter de nuevo sus dedos dentro de la jugosa cavidad, los metía y sacaba con una destreza impresionante haciendo que el cuerpo del rubio se contoneara de atrás adelante en completa sincronización mientras trataba de sujetarse a los brazos del sillón, el moreno batía su mano en su propio pene para no perder el calor anterior de la boca del ojiazul.
- Ahora quiero que te sientes en mi pene, Naruto – sacando los dedos y chupándolos con deleite – Hazlo despacio, quiero sentir al máximo la entrada en ti.
El rubio subió sus piernas al sillón y flexiono sus rodillas a los lados de los muslos del sensei, éste dio unos cuantos masajes en su pene y dirigió la punta hacia la excesivamente húmeda entrada del ojiazul, poco a poco y, muy lentamente, Naruto fue introduciéndose la hombría del moreno hasta donde su pequeño cuerpo permitía, era imposible imaginar más placer que el lento empalamiento le hacia sentir, claro que no podía prever lo que venia a continuación, el moreno hiso unos signos con sus manos para que apareciera un clon de si mismo delante del rubio.
- ¿I-Iruka-sensei?
- Tu pequeño pasatiempo me dio la idea.
El moreno rodeo el cuerpo del rubio con sus brazos mientras que su copia se arrodillaba al frente del sillón, pasaba sus manos por los muslos del rubio y le lamia el pene con la lengua, ensartado por un lado y succionado por el otro, el ojiazul sentía desmayarse de tanto placer junto, sin poder contenerse por más tiempo, el menor comenzó a flexionar sus rodillas arriba y abajo para sacar y volver a meter el pene del sensei dentro de su cuerpo, la copia hacia lo propio con el de Naruto, lo que producía doble placer para el cuerpo del mayor, la sincronización entre los tres era sorprendente.
- D-Dame tu boca – agarrando la quijada del menor ya que sentía que el fin estaba cerca.
Unas cuantas embestidas más en su entrada y pene y los tres expulsaron su semen a borbotones, el orgasmo fue totalmente increíble, no obstante, las hombrías del Iruka real y la copia volvieron a alzarse de nuevo en armas lo que provoco que cambiaran de juego, y no parecía que fuera a ser una guerra corta y con rendición por parte de ninguno.
…ste vez, la copia permanecía con las rodillas flexionadas y sentado sobre sus piernas encima de la cama, masturbaba su pene a la espera de la suculenta boca del ojiazul para que lo chupara mientras el Iruka real se aprestaba hacer lo mismo con la entrada del rubio, éste se inclino para satisfacer a la copia haciendo lo que se esperaba de él mientras el sensei real pasaba su lengua por piernas, muslos, nalgas y, por ultimo, la tan codiciada entrada donde metió su lengua hasta todo lo que daba, luego de un rato de juguetear en el interior del ojiazul, aferro las nalgas de éste con sus manos, las separo y metió su pene de una sola embestida, pero no se movió, era demasiado delicioso sentir los músculos interiores apretar y aflojar su pene como los movimientos de un corazón latiendo al máximo.
Mientras el placer lo inundaba de nuevo, el moreno se entretenía chupando y mordisqueando la espalda del ojiazul, como si comiera un delicioso postre a pedacitos para que el placer de degustarlo fuera aun mayor.
- Solo por ésta vez te dejare probarme, mi amor – le dijo al oído.
- Ah… ah… ¿Q-Que quieres decir? ¿P-Probarte? – sin entender.
- Así es, de ese modo nuestra unión será completa, mi pequeño… solo una vez – haciendo que su copia se pusiera de espaldas y adoptara la posición de perrito sobre la cama ante el kitsune – No tengas miedo, hazlo.
- Pero yo… no se si deba… - algo indeciso ante la idea.
- Soy yo quien te lo pide, no dudes… será solo por esta vez y así me considerare completamente tuyo al igual que tú lo eres mío – animando al ojiazul a que lo penetrara, o a su copia, lo cual se diría era lo mismo.
- ¿Así sin más? – refiriéndose a la preparación que antes le hacia el moreno.
- De una sola vez y hasta el fondo – agarrando el pene del kitsune y colocándolo en la entrada de la copia – Te ayudare – abriendo con sus manos las nalgas del falso Iruka – Ahora – empujando al ensartado rubio para al mismo tiempo éste se introdujera en el túnel de la copia.
- Ahhh… Mmm… s-se siente b-bien – al notar el calorcito que envolvía su pene dentro de la cavidad del moreno, o la copia que es lo mismo.
- Sera mejor que no te guste demasiado, en mi visión de una relación contigo nunca pude verme como el uke, ¿Comprendes? Solo quería que experimentaras lo que yo cuando estoy dentro de ti, mi amor.
- ¿Puedo moverme ya? Siento unas ganas tremendas de… - acariciando las nalgas de la copia.
- Yo lo hare por ti – embistiendo al rubio con toda su fuerza y éste a su vez a la copia.
Los embates de ambos, poseído y poseedor, se sincronizaron para obtener el máximo placer en cada embestida, luego de unos momentos, el moreno hiso desaparecer a su copia dejando al ojiazul sin haber podido acabar aun.
- ¿Por qué? Aun no había… - desilusionado, en parte, por el proceder del mayor – ¡Dijiste que podía…! - empujando al moreno para que sacara su pene de su interior.
- Es cierto, pero… - tomando el lugar que tuviera antes la copia – En mi, el real… de esta manera, nuestra unión será completa y verdadera, mi Naruto – atrayéndolo por una de sus manos – Entiérrate en mi, tratare de aguantar para no correrme ya que hacerlo fuera de ti estando tú aquí… no tendría sentido alguno – colocando el pene del rubio en su entrada.
Sin pensarlo dos veces, el kitsune arremetió contra el túnel del moreno hasta la base de su pene, ni siquiera espero un instante para comenzar a embestirlo con todas sus fuerzas hasta donde su, no muy grande hombría, alcanzaba. Una y otra vez sacaba y metía la parte por la que era consideraba un hombre dentro y fuera de la entrada del mayor, éste apretaba la punta de su propio pene para evitar correrse con las embestidas del ojiazul, dos o tres embates más y el kitsune se corrió con un grito gutural dentro del moreno mientras marcaba las nalgas de éste con sus dedos.
Con un rápido movimiento el moreno jalo al kitsune y lo lanzo boca abajo sobre la cama, dirigió su pene a la entrada del ojiazul y lo metió hasta el fondo, de nuevo se quedo inmóvil para disfrutar de su dulce personal.
- Por tu rostro puedo ver que lo disfrutaste bastante – mordiendo con gula la oreja del kitsune – Pero como dije, solo fue por esta vez, ¿Te conformas con que sea yo el que te penetre todo el tiempo? – pasando de la oreja al cuello.
- Es cierto que no estuvo mal, pero de éste modo es muchísimo más excitante e intenso para mi… y por lo que dijiste, también lo es para ti – poniendo las manos del moreno en sus pezones - ¿Por qué no dejaste que tu clon me poseyera?
- Porque por ti siento celos hasta de mi mismo, suena tonto pero no puedo evitarlo, el hecho de que otro, aunque sea una copia mía, se meta en tu interior pues… me vuelve loco – masajeando entre sus dedos los erectos pezones del ojiazul - ¿Estas cansado?
- Algo…
- Entonces…
Los movimientos del moreno comenzaron y terminaron con el último orgasmo del día, los cuerpos desnudos dejaron de moverse para pasar a la siguiente fase obligada luego de hacer el amor repetidas veces, la plenitud y el cansancio hicieron presa de ambos para envolverlos en un delicioso y reparador sueño.
- ¿Puedo quedarme un rato más así? – ya que aun permanecía dentro del ojiazul.
- Todo el que quieras, me… me gusta – en un hilo de voz que indicaba que pronto se quedaría dormido.
- Gracias, mi Naruto… - contesto igualmente.
Luego de unos días y en una tarde apaciblemente agradable los cuatro amantes disfrutaban de, lo que podríamos llamar, un descanso luego del descanso de sus agitados momentos de furia sexual. Una fogata ardía cerca de la orilla del río y mientras dos figuras chapoteaban y se divertían en el agua, las otras dos las observaban con mirada enamorada y mucha felicidad en sus corazones.
- Viéndolos desde aquí parecen tan lejanos… pero al mismo tiempo nunca tan cerca, ¿No te parece? Por cierto, ¿Cómo han ido las cosas con el trabajo? – pregunto el sensei sentado a la sombra de un árbol cerca de la fogata y sin quitar su mirada del kitsune en el agua.
- Digamos que bien a pesar de la bronca por parte de Tsunade-sama por descuidar mis misiones durante días… tuve que decirle la verdad, de todas maneras tarde o temprano se hubiera enterado, nada se le escapa – contesto el Nara atento a los pescados que se asaban en el fuego mientras Akamaru dormitaba cerca de la orilla.
- Solo de imaginarlo me dan escalofríos – dado el carácter de la jefa mayor.
– Fue un momento bastante tenso y delicado, pero créeme que valió la pena.
- Estoy de acuerdo contigo y supongo que es mi turno de hacer lo propio, pase lo que pase creo que somos muy afortunados al tener a estos maravillosos seres a nuestro lado, ¿Cierto? Jamás en toda mi vida me había sentido tan completo como ahora, Naruto me hace sentir que estoy vivo como también me invita a desear que esto no acabe nunca, ¿Comprendes? – recordando todos los momentos de pasión vividos con su ojiazul en los últimos días.
- Me quitaste las palabras de la boca, sensei, luego de escuchar mis razones, la Hokage… ella me dio su aprobación en mi relación personal con Kiba.
- Desearía que fuera tan fácil también para mí, recuerda que se trata de Naruto, y aunque ella no lo exprese, mi pequeño es como el hijo que nunca tuvo, me espera una difícil tarea que resolver.
- Con más razón, porque se trata de Naruto, ella haría cualquier cosa por verlo feliz, estoy seguro de eso – sacando los pescados del fuego y colocándolos sobre una hoja.
- espero que así sea… ¿Sabes? Antes sentía miedo cada vez que Naruto salía de misión, miedo que ahora se convierte en pánico al pensar que algo pueda ocurrirle y sin que esté yo para protegerlo, aunque pensándolo bien y dadas sus actitudes para la pelea, en todo caso seria yo el protegido y no al revés, en ese aspecto me siento como un bebe a su lado - observando la sonrisa de la figura de cabello rubio en el río.
- Todos sabemos de lo que es capaz, no obstante, cuidare de él, o más bien de ambos cuando les toque estar bajo mi mando, despreocúpate – observando también a los dos juguetones dentro del agua.
- Gracias, Shikamaru.
- ¡Ah, eres un tramposo! – gritaba el kitsune escupiendo agua por la boca y nariz.
- ¡Jajaja! Eres muy lento – hundiendo por los hombros al ojiazul bajo el agua.
- ¡Tiempo, tiempo! Ya veras… - haciendo aparecer dos clones a la vez que se le echaba encima al Inuzuka.
- ¡Espera! No… – grito el moreno, muy tarde, los clones lo jalaban de los pies mientras el kitsune se agarraba a su cuello y lo hundía sin remedio - ¿Y dices que yo soy tramposo? Condenado Naruto… - después de sacar la cabeza a la superficie.
- Jejeje, ¿Qué tal, eh? ¿Pensaste que me quedaría sin hacer nada? Creí que me conocías mejor – cruzando sus brazos en pose de victoria.
- Eres un cabezota – acercándose al rubio – Oye, ¿Qué tal van las cosas con…? – señalando con su cabeza hacia donde estaban Iruka-sensei y el Nara.
- ¿Qué? – poniéndose rojo como la grana.
- No te hagas, Shikamaru me conto todo, que tú y el sensei…
- ¿Por qué tú…?
- Despreocúpate, Shikamaru y yo también somos pareja, y puedo decir que es lo mejor que me ha pasado en la vida.
- Jamás pensé que él… - echando un vistazo hacia el Nara.
- Tengo curiosidad, ¿Qué tal es el sensei en la cama? – pregunto a modo de susurro.
- ¡Kiba! – rojo hasta las orejas.
- Por Kami, llevas días en eso y aun te sonrojas, no te hagas el tonto, ¿Quieres? Además, cambiar información nos seria muy útil, ¿No crees? Siempre es bueno hacer cosas nuevas de vez en cuando – con una sonrisa picara en los labios.
- Veamos… lo más importante es que jamás dejara que me aburra de hacer “eso” con él, créeme – echándose agua en la cara.
- ¡Oigan, ustedes dos! ¡La comida esta lista! – grito el Nara desde la orilla.
- ¡Súper! Me muero de hambre - comento el kitsune saliendo del agua.
- Oye, espera, ¿Es lo único que vas a decirme? – pregunto Kiba agarrándolo del brazo.
- Clones – dijo para luego salir corriendo hacia la fogata.
- “¿Clones?” – saliendo muy pensativamente detrás del rubio.
- Ven aquí – pidió el sensei para cubrir la cabeza del kitsune con una toalla y secar bien su cabello y torso.
- Gracias, Iruka-sensei – con una sonrisa de enamorado en los labios.
- ¿En que habíamos quedado? Puedes llamarme solo Iruka, mi amor – besando los labios del ojiazul.
- Lo siento, es la costumbre, supongo – aferrándose a la cintura del mayor mientras éste secaba su espalda al tiempo que lo abrazaba.
- ¿Pasa algo, cachorro? – pregunto el Nara haciendo lo mismo con Kiba.
- ¿Eh? Nada, no es nada… “Clones, ¿Qué quiso decir con eso? – dándole vueltas al asunto en su cabeza.
- Kiba, estas ocultando algo – alzando la cara del Inuzuka por la barbilla – Quiero que me digas que sucede – mirándolo directamente a los ojos.
- Solo que Naruto menciono algo sobre… jajaja… no es nada importante, en serio - prefiriendo quedarse con la duda antes que parecer estúpido.
- Como quieras, está visto que eres tan cabezota como ese baka de allá – comento el Nara mirando hacia el ojiazul.
- ¿Qué no piensan comer? Si no se dan prisa se quedaran solo con las espinas – dijo el kitsune con una sonrisa macabra.
- ¡Oe, Naruto! ¡Shikamaru pesco ese para mí! ¿Sabes? – se apresuro a decir Kiba arrebatándole uno de los peces al rubio.
- Los dos son unos glotones de primera – comento el sensei observando la riña entre los dos menores – Te daré también el mío, Naruto – pasándole su parte.
- Pero te quedarías sin…
- Despreocúpate, ésta noche me llenare con mi comida favorita – guiñándole un ojo.
- N-No tenías que decir eso – rojo hasta las orejas.
- Adoro esa capacidad tuya para sonrojarte, mi amor – jalándolo de un brazo para sentarlo entre sus piernas y abrazarlo a su pecho.
- Jejeje… deberías verte la cara, hasta parece que fueras una chica en su primera cita – se burlo el Inuzuka.
- ¿Y tú como sabes eso, cachorro? – interrogo el Nara echándolo hacia atrás haciendo que su cabeza quedara sobre sus muslos.
- Que escondido te lo tenias, perrito, creo que yo también quiero escuchar como – con una sonrisa malévola por el aprieto en el que se encontraba el cachorro.
- ¿Tú también? ¡Ahhhh! ¡Solo es una suposición, demonios! Jamás he estado en una cita con una chica, ¿Verdad que me crees? Shikamaru… - al ver la mirada celosa del Nara.
- Cachorro, solo por la insinuación te acabas de ganar… - siseo el Nara simulando enfado en su voz.
- ¿Ya viste? ¡Por tu culpa me gane…! – señalando al rubio con la vara donde antes estaba el pescado - ¿Hmmh? Me gane… ¿Shikamaru, de que estamos hablando? – con el gesto más interrogativo que jamás hubiera puesto.
- Clones, mi querido cachorro… clones – con una súper picara sonrisa en los labios.
- ¿Ahhhh? ¿Clones? – recordando el comentario del kitsune pero sin entender ni papa.
- Jajajaja…. – reían los demás al ver la cara del que escucha un chiste pero no entiende el contenido.
- ¿Pero que les pasa? ¡Ya dejen de reírse y díganme de que se trata, rayos!
- Que no te sea muy doloroso, jajajaja… - decía el rubio.
- ¿Qué…que cosa? – mirando de uno en uno ya que no dejaban de reírse.
- Que no sean demasiados, Shikamaru, podrías romperlo, jajajaja… - acoto el sensei.
- ¡Ya basta! ¿Quieren que los golpee? ¡Shikamaru!
- Tranquilízate, mi amor, te gustara – abrazándolo con ternura – Ellos hablan de… - susurrándole en el oído.
- ¿Qué, Queeeeeee?

Fin.
Nessa Yaoi.
Notas finales: ¡Hola mis fieles lectores! espero les haya gustado, es mi primer fic con Iruka como pareja de Naruto, ¿Que tal les parecio? escriban sus opiniones como siempre, nos veremos pronto, besossss para todos y chaito.

Nessa Yaoi.

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