Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los problemas de la adolescencia por Shin Black

[Reviews - 160]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Ninguno de los personajes me pertenecen.

Titulo: Los problemas de la adolescencia.



Capitulo I: La peligrosa adolescencia.




Era finales del año escolar en la secundaria Rikkai Daigaku Fuzoku, la atmósfera que se vivía era muy cambiante. Al pasearse por los pasillos la tristeza del fin de curso de los alumnos que se encontraban en último año se mezclaban con la llegada de las tan amadas vacaciones.
Para Sanada no era un día como cualquier otro, a decir verdad se sentía algo incomodo con él mismo desde hacía varios meses. Alrededor todo eran muchachos y chicas con un extraño aura alrededor, una fiesta por el despertar de la adolescencia y la búsqueda de parejas que traía consigo el cambio hormonal y psíquico, que según a él nunca le habría llegado.
Sólo con ver las personas felices besándose frente a un lago le producía dolor de cabeza y también algo de nauseas; seamos sinceros, nunca fue el don Juan ni nunca lo será. Su hermano era así, más no él, y estaba seguro que nunca le pasaría por la mente hacer las cosas que esos chicos hacen por sus novias, como treparse en un árbol para alcanzar aquella flor misteriosa que la chica observaba y le robaba la mirada; o tal vez, escribir cursis poemas en las que deseaba de una forma poética que el amor durara eternamente.

Bueno, eso creía hasta hace un par de meses.

A decir verdad, todo su cuerpo estaba cambiando; sus músculos estaban más desarrollados, su altura era más grande que la del promedio, su cuerpo tenía otro tipo de reacciones que cuando era infante no tenía, y comenzaba a sentirse atraído hacia determinadas cosas o personas. ¡Mierda! ¿Para que mentir? Estaba enamorado, y no sólo enamorado sino también desesperado.
A su edad, su papá ya había tenido su primera relación sexual, y también su hermano, pero era él muy orgulloso y obstinado para ir a algún cabaret o ese tipo de lugares donde van personas “bajas” según él, pero cuando decía “bajas” se refería a tener poco sentido de la decencia, cosa que a veces chocaba con su padre y hermano que lo hostigaban para que frecuentara esos lugares.

“Lo que necesitas es un buen acostó para que se te quite ese carácter”

Le comentaba frecuentemente su hermano a lo que él pegaba un grito tan fuerte que todo el barrio podía oírlo. Y a decir verdad, hasta hace unas semanas pensó que esas palabras no lo afectarían demasiado, pero estaba comenzando a cambiar de ideas. Razonándolo no es algo que le tenga que avergonzar, era el ciclo básico de la vida: Sus padres se conocieron, se enamoraron, se casaron, lo tuvieron, y él tendría que conocer a alguien, casarse, y formar una familia. El problema era ¿quién? Aunque para ser sincero otra vez consigo mismo ya tenía el “quién”, lo que le faltaba era la aceptación de sus padres y obviamente decírselo a esa persona. Pero ¡he ahí lo complicado! ¿Cómo decírselo? Probablemente moriría antes de lograr formular alguna palabra coherente que vaya con lo que quería expresar:

“Te quiero”

“Eres el amor de mi vida”

“Quiero que seamos pareja”

“Eres el sol que ilumina mi ventana”

No, esas eran frases estúpidas de enamorado. Pero, ¿acaso no lo estaba? Si, y mucho, pero no era así lo que quería expresar, no sería él si dijera: “Te amo” así como así. Pero ¡¿Qué diablos pensaba?! ¡No debería ni imaginar esas cosas! Ya el año se estaba acabando y él era el mejor estudiante, junto a Yagyuu, de su curso, por lo cual deberían dar en conjunto un discurso para los graduados, tenía que concentrarse en eso, sólo en eso.

Ok, Sanada, debes tranquilizarte, éste es el último año y hay muchas cosas que hacer que pensar en estúpidas proposiciones y besos, caricias, hacer el…amor… ¡MIERDA! Odiaba ser adolescente, odiaba tener las estúpidas hormonas alteradas, y más que nada, odiaba ser tan terco de no aceptar ir a aquellos lugares, al menos para intentar relajarse, pero sabía que si iba no podría ver nunca más los ojos de la persona que amaba, pues quería fundirse con esta persona para siempre, sólo ellos dos, el uno con el otro.

–¡SANADA! –un grito lo descolocó, giró hacia su derecha y allí estaba Akaya junto a Renji, los dos parecían haberlo estado llamando durante horas.

–Al fin, Genichirou –susurró Renji–. Estaba pensando en llamar a la enfermera.

–Renji…..Akaya…..–susurró Sanada, intentó mantener la compostura pero su cara de preocupación era tanta que no podía disimular.

–¿Sucede algo, Genichirou? –preguntó el muchacho de corte casco; Sanada negó con la cabeza y continuó su camino seguido por los dos muchachos que parecían mirar extrañado a su vice capitán.

–Yanagi sempai ¿algo le pasa al fukubuchou? –preguntó Akaya intentando comprender.

–Parece que si, hay que averiguarlo…..no está dentro de mi data –susurró abriendo su libro de apuntes y observando los datos que tenía de Genichirou–. Es mejor ir por alguien que nos puede ayudar.

–¿Yukimura buchou? –preguntó el más bajo, Renji negó.

–No, esta vez no…..quien nos ayuda sería…..Yagyuu –susurró.

–¿Eh? ¿Y por qué Yagyuu? –preguntó desconcertado el moreno, Yanagi sonrió de costado al ver la ingenuidad de su compañero.

–Yagyuu es….. –susurró con intriga.

–¿Si? –preguntó emocionado.

–El compañero de aula de Sanada……– El pobre Akaya casi cae de bruces al suelo al escuchar eso–. ¿Qué?

–Pensaba que dirías algo interesante Yanagi sempai…. ¡AAAY! –Yanagi le había golpeado la cabeza con su libreta–. ¡Lo siento!

–Bueno, es mejor ir con Yagyuu antes de que entre a clases –susurró y ambos fueron corriendo hacia donde podría estar el muchacho de lentes.


Por otro lado, a unas cuantas cuadras del colegio, se encontraban Jackal y Marui. El primero llevaba días intentando que Marui coma menos golosinas o al menos intentar que se pague algunas de ellas ya que el cochinito de sus ahorros estaba tan delgado que no podía comprarse ni siquiera unos lápices de colores o unos papeles para escribir o ¡cualquier cosa! Es decir, él gastaba todos sus ahorros en dulces y el 100% de ellos eran consumidos por Bunta, el cual nunca le convidó siquiera. “¿Quién pagará todo lo que comió?” le preguntaba siempre la mesera de la cafetería a Marui, a lo que el pelirrojo señalaba a Jackal, aun con comida en la boca y decía su nombre casi a los gritos.

–¿Nunca haz pensado….dejar las golosinas? –susurró Jackal. Marui paró en seco como si Kuwahara hubiera dicho alguna estupidez–. ¿Hm?

–¿Cómo dejar los dulces? ¡Yo necesito de mis dulces! Y gracias por comprármelos, eres un buen amigo –lo abraza.

–Pero…..Bunta, toda tu adicción yo sé donde terminará ¡en la diabetes! Si sigues ingiriendo más golosinas no sólo quedarás redondo….(1)

–¿Te estas burlando de mi apellido? –preguntó el muchacho mascando goma.

–¡No! Marui…..escúchame un momento y no te distraigas viendo esas golosinas –susurró viendo que su compañero estaba observando una tienda de dulces y sus ojos brillaban misteriosamente–. ¡Mírame!

–¿Eh? –Marui mira a Jackal y lo ve como una paleta con una bola de chocolate–. Mmmm….chocolate…..

–¡MARUI BUNTA!

–Ya, ya…..te estoy escuchando –susurró el pelirrojo cruzando los brazos y ladeando la cabeza.

–¡Vas a ser dieta!

–¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEE? –preguntó abriendo su boca.

–Tantos dulces le han hecho mal a tu físico y tienes que cuidarte si quieres seguir en la preparatoria con el tenis…..–dijo sinceramente el muchacho–. Así que a partir de ahora, nada de dulces.

–¿Ni caramelos de menta? –preguntó con los ojitos llorosos.

–No….

–¿Ni esas comidas que tienen dulce adentro? –preguntó de nuevo, aun más lloroso.

–¡No! Ni siquiera miel en tu café…. ¡nada de dulce!

–¡No puedes hacerme eso! Es inhumano…….–se tira al piso abrazándole las piernas a Jackal–. NO ME HAGAS ESTO NOOOOO

–¡Ya suéltame! Y lo haré y se acabó, esto es por tu salud Marui….

–¿Qué pasa acá? –susurró Yagyuu que venía junto a Niou.

–Es que le dije a Marui que hará dieta y no comerá dulce…..mira como se puso –señaló al muchacho pelirrojo que lloriqueaba como niña chiquita–. Ya suéltame Bunta.

–Jejeje, pues menos mal, ya empezaba a hacerle alegatos a su apellido –susurró Niou comiendo una paleta helada sabor café.

–Mira quien habla, chico cafeína. Seguro si te sacan el café te volverías loco –susurró parándose mientras limpiaba sus ojos.

–¿Eh? –Niou se sorprendió y a Yagyuu le vino una brillante idea.

–Claro, eso esta bien. Niou no volverás a tomar café, le hace daño a tus dientes y puede causar efectos colaterales en tus sueños…..–le quita la paleta.

–¿Eh? ¡Dame mi paleta! –susurró enojado Niou.

–Claro que no, las primeras 24 hs son horribles pero si logras superarlas será más fácil dejar de tomar –susurró tirando la paleta al tacho de basura.

–Y así de paso tendrán a un amigo con el cual compartir su dieta…..de no café y no dulce –susurró Jackal señalando a ambos.

–Mal nacidos –susurraron las dos victimas.


:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::


Durante el receso tampoco pudo conectar muy bien sus pensamientos con la clase. A decir verdad le parecía una estupidez asistir si ya había aprobado todo. Aun así al tener asistencia perfecta tenía que seguir a pesar de todo. Caminó por los pasillos pasando por la sala de caligrafía, ¿cuánto tiempo estuvo allí encerrado buscando perfeccionarse a si mismo? Era algo nostálgico pensar que no volvería.

Respiró hondo y siguió el trayecto en línea recta para encontrarse con una puerta. En la puerta había una escalera que daba al techo donde había montones de plantas. Caminó subiendo las escaleras despacio y abrió la puerta que daba hacia fuera; enseguida el aroma a las rosas le llegó hasta lo más profundo de sus pulmones, llenándolos. Ese aroma le recordaba muchísimo a Yukimura, ¿cuántas veces se había cruzado con el chico que estaba arreglando y regando las plantas de aquel lugar?

Miró una de las masetas, la favorita de Yukimura; las veces que lo habría visto hablándole a esa flor en particular, era su favorita y la más hermosa entre todas. Para Sanada, siempre lo que tocaba Yukimura tenía un brillo mágico, aun más que cualquier otra cosa. Por más que estuviera marchita y apunto de morir, la flor no perdía su belleza. Todos los días que Yukimura estaba internado, había sido Sanada quien le daba agua a la planta y le hablaba, aunque se sentía algo estúpido, pero esa flor Seiichi la amaba, y como parte de su prueba de lealtad y cariño hacia su capitán, él la cuidaría mientras el muchacho no estaba.
Pero a pesar de estar viejita, aun seguía brillando con una belleza deslumbrante, pero menos que la del capitán, eso Sanada daba fe.

–Genichirou –susurró una suave voz, enseguida el muchacho se dio vuelta para ver esa mata de cabello azulado y esa sonrisa que a más de uno podría causar más pánico que ver una maratón de películas de terror y horror psicológico.

–Seiichi ¿estás bien? –preguntó, el muchacho afirmó con la cabeza.

–Estos días que he vuelto han sido preciosos, lástima que es hora de decir adiós –susurró mientras regaba la planta que anteriormente había observado Sanada, el objeto de las miradas de su primer y único amor.

–Si….–susurró el mayor y miró con la delicadeza que limpió las hojas una por una de aquella planta–. ¿Yukimura?

–Dime Seiichi –susurró el muchacho.

–Se…Seiichi….–susurró nuevamente–. ¿Por qué te gusta esa planta?

–¿Eh? –Yukimura parecía sorprendido ante la pregunta pero luego sonrió–. Jejejeje…..bueno verás…..

–¡YUKIMURA BUCHOU! –la voz de Akaya interrumpió el clima. Sanada se dio la vuelta para ver a Akaya cubierto de algún liquido viscoso.

–¿Qué te paso, Aka-chan? –preguntó Seiichi sonriendo mientras veía al chico empezar a llorar.

–Niou.

Ah, aquella palabra mágica. Niou siempre tenía de punto a Akaya desde que lo conoció, y tanto Akaya como Marui siempre caían en las bromas de Niou. Como cuando el muchacho les convidaba algo de comer que sea dulce o alguna golosina, Bunta ni lo pensaba a la hora de lanzarse a ella y caer en la cruel broma de su compañero de clases. O tal vez las veces que Akaya corrió durante horas alrededor de la cancha porque Niou disfrazándose de Sanada le había dicho eso. Realmente no entendía como era posible que no reaccionaran.

–Oh, Akaya, no deberías caer en las bromas de Niou –susurró mientras le quitaba aquella cosa viscosa que se podía retirar fácilmente, parecía gelatina–. Ya muchos de nosotros hemos dejado de caer en las bromas.

–Pero el me dice las cosas tan convencido; me dijo: “Akaya, me ayudarías a abrir esto, está muy duro”….–susurró entre lágrimas–. Y caí.

–Ya veo….pobre Akaya….–susurró Yukimura.

–Me tengo que ir –susurró Sanada y sin decir más se fue prácticamente corriendo. Yukimura y Akaya se quedaron observando al fukubuchou desaparecer.

–Hoy el vice capitán está raro –susurró Kirihara. Seiichi miró dudoso la puerta y afirmó.

–Muy raro….–musitó y miró la flor que había regado minutos atrás–. Genichirou….


:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Había premeditado antes de tomar la decisión de llamarle para hablar con él. En realidad, necesitaba ayuda rápidamente y el primer nombre como resultado de tanto pensamiento fue el de ese sujeto. Renji Yanagi, el hombre de la data, el que todo lo sabía seguramente lo ayudaría.
No podía entender como podía estar sudando frío en aquel momento, iba a confesarse a un amigo la verdad, lo que le pasaba y lo peor es que ese amigo usaría lo que diría a su conveniencia o como “data”. Ya podía leerlo en aquel libro: “Punto débil de Genichirou Sanada: Seiichi Yukimura”. Suspiró y vio salir al muchacho por la gran puerta, se acercó inmediatamente y lo ayudó a cargar una bolsa que traía con equipo de entrenamiento.

–¿De qué querías hablar, Genichirou, que no pudiste esperar ha que vaya a dejar ésto? –preguntó el muchacho caminando hacia la habitación de utilería donde se encontraban todas las herramientas de deportes de la institución.

–Tengo un problema…..un tanto…….delicado –susurró. ¿Delicado? Desde cuando decía eso y frente a un compañero. Realmente necesitaba ayuda y ésta vez un psiquiatra no era la solución.

–¿Delicado? –era él o se había preguntado lo mismo que ahora Renji cuestionaba–. ¿Por qué delicado? ¿Es algo referente a tus padres?

–No, ellos están bien –susurró.

–¿Tu hermano? –preguntó de nuevo, tratando de encontrar el problema.

–No, él gracias a dios vive lejos, sólo que deja al enano ese que tiene por hijo en casa y me vuelve completamente loco…..pero no es eso de lo que te quería hablar –susurró mientras seguía caminando. Ambos entraron en el cuarto y dejaron los objetos pesados.

–¿Es algún problema con tus notas? –preguntó nuevamente sin entender.

–No, tampoco es eso….–susurró, ahora si que Renji no entendía ni un tomate que pasaba.

–¿Entonces? Aun no soy adivino, Genichirou, sino me dices que te pasa no puedo saber….–salieron del cuarto.

–Bueno verás…..es que…..yo…..


No podía decirlo, realmente se atragantaba con tan solo pensarlo, como se atrevería (si es que se atrevía) a decirle a Yanagi lo que pasaba por su cabeza y corazón cuando no podía expresarlo. ¡Malditas hormonas y maldita fiebre primaveral! Lo hacía pensar cosas realmente estúpidas.
Bueno, ¡se acabó Sanada! Tenía que hacerlo y hacerlo rápido o se arrepentiría de haber titubeado y estar como desde el principio, en un coma permanente de sus impulsos sentimentales. Era hora de establecer conexión cerebro-boca y decir todo lo que su cabeza maquinaba profundamente desde los últimos días.

–Creo que tengo……un problema………….–susurró–, emocional –dijo en voz muy baja.

–¿Un qué? –preguntó sin escuchar, a pesar de que estaba al lado, Sanada parecía balbucear mientras temblaba ligeramente.

–Un problema…….emocional –otra vez la condenada voz baja, y otra vez Renji puso una expresión de duda completamente entendible–. Creo que estoy enamorado.

–¿Eh? –esta vez había escuchado, pero la palabra enamorado y la mirada fría y calculadora, casi inexpresiva de Sanada parecían no concordar. ¿Sanada enamorado? Debía ser un chiste, aunque, de alguna manera eso ya estaba en su data–. Ya veo.

–¿Eh? ¿Ya veo? –Preguntó viendo como Yanagi buscaba algo en su libreta–. Yanagi, necesito ayuda…..

–¿Ayuda? –preguntó sonriendo al encontrar lo que había buscado–. 11 de septiembre de hace dos años….–dijo Yanagi mostrando la data.

–¿Hm? ¿Qué es ésto? Parece…..una tabla de apuestas…..–susurró.

–Exacto, esta tabla de apuestas la hicimos hace dos años, la apuesta era de cuando te darías cuenta que te gusta Seiichi…..–sonrió–. Parece que Niou ganó, de nuevo.

–¿QUEEEEEEEEEE? ¿Todos lo sabían y realizaron una apuesta con mi vida amorosa? –preguntó enojado y algo frustrado de ser tan poco obvio.

–Bueno Genichirou, tú tampoco eres una persona no legible como Niou……….además lo que sentías por Seiichi era obvio; o era amor o trastorno psicológico de alta gravedad, pero optamos por amor –susurró Yanagi.

–¿Y qué hago? –preguntó algo confuso.

–Yo no sé, yo nací para las estadísticas, no soy poeta……–susurró–. Pero probablemente lo que te pase es debido a la época y los cambios hormonales.

–Eso pensé.

–Hasta ahora no te había visto tan preocupado por ello, haz estado tranquilo……pero últimamente estas cambiado y con mucha energía.

–¿Y qué crees que deba hacer? –preguntó asustado.

–Pues trata de ir de apoco, no puedes tirarte encima de Seiichi, además que él anda con los efectos de la operación y la medicación que consume –susurró Yanagi mientras seguía examinando la data–. Trata de evitarlo unos días, tal vez así puedas…..no sé, relajarte y pensar con claridad antes de tomar decisiones.

–Tienes razón –susurró–. Bueno la próxima semana entramos en vacaciones, así que será mucho más fácil evitarlo.

–Exacto, así estarás mucho mejor y cualquier cosa tienes mi celular…..–caminó hacia otra dirección para despedirse de Sanada, ya que los rumbos eran diferentes–. Bueno, nos vemos la semana que viene……

–Sí, nos vemos….–susurró Sanada aun algo cohibido.


Ambos se fueron cada quien por su rumbo.

¿Funcionará el consejo que le dio Yanagi? ¿Marui podrá con su dieta? ¿Niou intentará dejar el café? ¿Por qué Yukimura ama tanto a esa flor? Eso lo veremos en los próximos capítulos.


Continuará.
Notas finales: (1) Marui significa redondo, es fácil hacer el chiste con Marui.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).