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Los problemas de la adolescencia por Shin Black

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Capitulo II: Problemas.

 

 

 

 

Era sábado, aquellos sábados donde cualquier persona normal le gustaría estar tirado en la cama durmiendo o probablemente mirando TV en su cuarto, jugando video juegos o estando un tiempo en la computadora. Eran esos sábados donde ninguna persona le gustaría mover ni un plato, y sólo dejarse llevar por la paz y el descanso. Pero, las personas normales, y Sanada no era normal que digamos.

Ese día se levantó muy temprano, tanto que sus padres ni siquiera se habían levantado, se internó dentro del dojo y empezó a practicar. Llevaba una camiseta sin mangas color blanco y unos pantalones negros de algodón muy cómodos con unas tenis. Tomó con agilidad su katana y empezó a practicar durante horas; su entrenamiento necesitaba concentración absoluta, por lo cual no tenía que distraerse por ninguna causa. No podía ni siquiera oír lo que pasaba dentro de su hogar, ni siquiera cuando su sobrino comenzó a gritar y poner ese video juego molesto de ninjas que Sanada no entendía muy bien como realizaba esos trucos y en mas de una ocasión el pequeño lo venció con mucha facilidad: “Yo no juego a esta porquería, yo practico éstas cosas en la realidad”. Seguramente si se enfrentaban mano a mano, Sanada ganaría con mucha ventaja y no sólo porque fuera más grande, sino porque el físico de Genichirou era imponente, lo suficiente para golpear a alguien y dejarlo inconciente o en estado de coma.

 

Cuando terminó de cortar el último palo que estaba frente a él, con una toalla que siempre se encontraba descansando en la silla a un costado del dojo, y que también siempre su mamá se encargaba de lavarla y colocarla en el mismo lugar, se limpia el rostro con cuidado y parte de sus brazos con cierta delicadeza. Necesitaba urgente tomar algo, tanto ejercicio le habían hecho estar realmente cansado y con faltas de vitaminas pues quemaba muchas calorías y moldeaba mejor su cuerpo.

Enseguida salió del dojo con la toalla en su cabeza y saludó cortésmente a su abuelo quien estaba jugando shouji adentro, muy raro ya que acostumbra hacerlo afuera. Caminó por los pasillos y enseguida se encontró con la cocina, donde su mamá preparaba algo de jugo y unas galletitas para comer, lo que le pareció realmente extraño a Genichirou ya que su madre no acostumbraba a hacer ese tipo de cosas y menos a las 11 de la mañana cuando ya había pasado la hora de desayunar.

 

–Genichirou –susurró la mujer alcanzándole un vaso de agua.

 

–Gracias madre –susurró cortésmente. Enseguida el muchacho caminó abriendo la puerta corrediza que daba hacia el patio y dio unos tres pasos hacia delante para ver como una figura se movía entre los arbustos–. Pero…. ¿qué demonios? –susurró en voz baja acercándose más y más hacia aquella figura.

 

Podía distinguir una especie de jardinero (ropa), un jean con unos tirantes también de jeans, un gorro que le cubría del sol y unos guantes que le permitían poder escarbar la tierra sin ensuciarse. Su corazón se detuvo cuando esta persona se paró y lentamente se dio la vuelta.

En esos momentos, hubiera querido tener una cámara para fijarse en la cara de completo idiota que tenía y esa sonrisa estúpida que dios sabe de donde había salido. Frente a él estaba el ángel más hermoso del mundo, con los guantes sucios y un poco de tierra en la cara y la ropa. Se veía realmente adorable, como si las flores le rodearan y le darían aun más luz de la que tenía, y…..nuevamente se hubiera querido patear el trasero por pensar en esas cosas.

 

–¡Genichirou! –Susurró con una sonrisa–. ¿Qué haces aquí?

 

–Emm……–susurró–. Esta…..es……mi casa…..–susurró el moreno.

 

–¡Ah! Cierto jejejeje –rió Yukimura y le miró de arriba abajo–. Luces muy bien Genichirou.

 

Y ahí estaba la maldita vergüenza que le ocasionaba un ataque de pánico. Se encontraba con aquellos pantalones negros holgados y esa camisa sin mangas que dejaba ver sus fuertes brazos, eso sin sacar den medio que estaba algo transpirado por el ejercicio y llevaba la toalla blanca encima de su cabeza, se sentía un completo imbécil pero respiró hondo tratando de aparentar que no le importaba que le viera en esas fachas.

 

–¡Ah, Genichirou! –La madre del muchacho entró en escena dejando las galletitas y el jugo encima de una mesita en el jardín–. Espero que no te moleste que haya invitado a Seiichi. Supe que él tiene un jardín precioso, su madre siempre me dice que le dedica mucho tiempo. Y como nuestro jardín ha estado muy descuidado y no tengo ayuda de los “hombres” de esta casa para arreglarlo, le pedí a Seiichi que me ayude, espero no te moleste.

 

–N…no….pa…para nada –susurró. Como si ya no tuviera demasiados problemas con su nuevo “despertar sexual” que encima la persona que ama y con la que quiere estar íntimamente no sólo vivía a pocas calles de distancia, sino que ahora lo tenía ahí en su jardín, revolviendo la tierra y haciéndole pensar una infinidades de cosas que podrían hacer con ella.

 

¡¿Qué diablos pensaba?! Concéntrate Sanada, imagen, imagen, no podía tirar todo por la borda en aquel momento. Seiichi era su amigo, lo conocía desde el jardín de niños y compartieron montones de cosas juntos. No podía simplemente tirársele encima y ya, las cosas se tenían que hacer cautelosamente y ya podía ver la mirada de Renji dándole prohibiciones.

 

–Si, además mis padres se irán de vacaciones y como estaré sólo debido a que no me pueden llevar lejos por mi enfermedad……tu madre me dijo que podría pasar las vacaciones con ustedes aquí –sonrió dulcemente; nuevamente ¡genial! En aquellos momentos se quería tirar de un risco cercano, lástima que no hubiera uno.

 

–Si, además seguro no te molesta que Seiichi esté durmiendo en tu cuarto, es que tu hermano volverá estas vacaciones y dormirá en su antiguo cuarto con su hijo y su mujer, por lo que no nos quedarían habitaciones disponibles –susurró la mujer, como si no fuera poco que el imbécil de su hermano nunca iba a visitarlos y se le ocurrió pasar las vacaciones justo cuando Seiichi estaba en su casa, no podía tener mejor suerte.

 

Literalmente se quería cortar las bolas. No sólo tenía que ver esta semana a Yukimura en la escuela, sino también en su casa arreglando su jardín y para cerrar con broche de oro, todas las vacaciones lo tendría en SU cuarto, en SU casa, y bañándose en SU baño. Realmente si no tuviera el porte que solía tener para afrontar situaciones dramáticas, ya había salido llorando de allí hacia su cuarto y tratando de no incitar al suicidio. Ok, tal vez exageraba, pero realmente en esos momentos le gustaría ser alguien como Yagyuu, el cual no se le mueve un pelo absolutamente nada.

 

–Que bien madre, no me molesta en lo absoluto…..bueno continúen con lo suyo, tengo que hacer una llamada –y urgente como alma que lleva el diablo salió disparado a su cuarto.

 

Revolvió toda su mochila hasta encontrar el celular y rápidamente marcó el número de Yanagi. Había decidido que el muchacho sería su psicólogo y lo llamaría hasta hartarse, aunque nunca creyó que necesitaría tanto hablar con el data master, pero en esos momentos sus instintos suicidas estaban al borde de hacerse realidad. Definitivamente la adolescencia era un asco y de eso daba fe absoluta.

 

–Yanagi Renji al habla ¿quién es? –pregunta la voz del otro lado del teléfono.

 

–Yanagi, soy yo, Sanada –susurró el muchacho con un temblor en su voz y manos tal al punto que casi se le cae el teléfono.

 

–¿Genichirou? ¿Qué pasa? –preguntó preocupado.

 

–Se…..se va a quedar todas las vacaciones…..–musitó con terror. ¿Quién diablos? Renji realmente entendía poco a Sanada, ya que le decía la mitad de las cosas.

 

–¿Quién? ¿Tú sobrino? –preguntó. Sanada miró el teléfono con duda:

 

–¡Claro que no! ¡Yukimura! –susurró y ahora si entendió porque la voz de terror que tenía el muchacho–. ¿Qué haré? No puedo no verlo porque se quedará en casa.

 

–No sé Sanada, búscate un pasatiempo para no estar en tu casa. Yo por ejemplo acompaño a Niou a alimentar a los pollitos en la granja que queda cerca del parque….–susurró. Ahora entendía porque Yanagi y Niou siempre iban juntos con una bolsa de maíz al parque.

 

–¿Qué tipo de pasatiempo, Yanagi? Yo practico Kendo y de ahí no salgo, pero no puedo estar todo el día dentro del dojo.

 

–Bueno, no sé…..–susurró el muchacho–. Tal vez si vas….no sé….a jugar shouji con los abuelos en el parque…..

 

–……

 

–Ok, tal vez eso no…..–susurró.

 

–¡Yanagi sempai! Quiero jugar a ese video juego que tiene aquí –se oyó de fondo la voz de Akaya.

 

–Deja la playstation 3, Akaya…..y no toques nada que esas cosas son de mi primo…..–volvió al teléfono–. Bueno Genichirou tengo que irme, no sé busca un pasatiempo y nos vemos el lunes.

 

–¡Yanagi espera….! ¿Yanagi? –preguntó cuando ya le había colgado–. Maldición ¿qué mierda hago ahora?

 

 

 

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Jackal y Yagyuu había llegado a la casa de Marui a las diez, justo unos tres minutos después de que el pelirrojo se levantara, por lo cual aun estaba con ese estado post sueño profundo que lo dejaba al borde del coma. Aun el muchacho trataba de conectar lo que veía de lo que supuestamente sería su inicio a la dieta. El día anterior a la noche había ingerido el chocolate de un mes como para que su cuerpo tuviera sustento al menos hasta que acabara esa estúpida dieta que le proponía Jackal. ¿Verduras? ¿Frutas? ¿Comida saludable? ¿Ejercicios? Bunta Marui no comía frutas, claro que no, a menos que estuviera cubierto de delicioso chocolate, crocante y que escurría y se derretía en su boca con ese dulce sabor a azúcar que le empalagaba los sentidos y…. ¡Ya basta Bunta! Tenía que hacer esa dieta, el día anterior no le entraban sus mejores jeans y había decidido hacerle caso al pobre Jackal, pero aun así le costaba mucho pensar que no podría comer dulces al menos varios meses. Eso lo hacía querer llorar e ir corriendo a una dulcería a tragarse cajas y cajas de delicioso bombones almendrado con una suave capa de ¡BASTA MARUI! Pensar en cosas sanas, sanas….si eso…..una zanahoria…..un apio….una fresa bañada en chocolate delicioso. ¡Maldición! Eso no sería un cambio solamente en la alimentación, sino un cambio de vida.

 

–Bueno Bunta, ésta es tu dieta –dijo entregándole un plan alimentario. Marui toma en manos las fichas que le había dado el moreno y suspiró.

 

–¿No puedo hacer la dieta de la luna llena? –preguntó.

 

–¿La dieta de la luna llena? –preguntó.

 

–Si, sólo hago dieta cuando hay luna llena….jejejeje….. ¡Ay! –se quejó cuando Yagyuu le golpeó con un libro de misterio que traía en la mano.

 

–Claro que no, debes seguir ese plan alimentario al pie de la letra…..–dijo el muchacho de lentes.

 

–Pero ni siquiera sé como se pronuncia lo que tengo que comer….esto es ¿bró….co….li?

 

–Si, es brócoli, una verdura…..verde…..–susurró el muchacho moreno mientras uso su celular para buscar en internet una foto del brócoli–. Es ésto.

 

–¡AAAH! Esa cosa parece venenosa….no quiero comer eso……..–susurró lloriqueando.

 

–¡Ya basta! –Susurró Yagyuu y abrió la bolsa de residuos–. ¿Sabes para que traemos ésto?

 

–¿Vamos a jugar una carrera de embolsados? –Preguntó dulcemente y nuevamente alguien le golpeo en la cabeza con el libro pero este fue Jackal–. ¡Jackal!

 

–No, no vamos a jugar una carrera de embolsados, vamos a poner en estas bolsas todas las golosinas que tengas en tu casa o cosas dulces para que no te tientes….–dijo Jackal y comenzó abriendo la heladera para sacar todo.

 

–¡Espera, espera! ¡Sin eso no puedo vivir…! –Dijo viendo como metían el jarabe en la bolsa–. ¡No, no! No el helado Jackal…. ¡NOOO! ¡ESO LO NECESITO! ES PARTE DE UN PROYECTO PARA…..NOOOOOOOOOO NOOOOOO ¿QUIERES MATARME?, ANDA MATAME, MATAMEEEEEE

 

–Deja de histeriquear Marui….–susurró Yagyuu mientras buscaba en los estantes.

 

–No pueden hacerme esto……–susurró de rodillas abrazando los pies de Jackal–. ¡Somos amigos!

 

–Y porque somos amigos hago esto por ti…..el azúcar te está consumiendo…..

 

–Más bien yo consumo el azúcar jejejeje ¡AAAY! Ya deja de golpearme Yagyuu….–susurró, Yagyuu dejo el libro de lado.

 

–Entonces deja esa paranoia que tienes, debes dejar el azúcar…..además luego vendrás porque vamos a sacarle el café a Niou.

 

–Ah, eso quiero verlo jejejeje

 

–Listo, ya terminé aquí….–dijo Jackal cerrando la puerta de la nevera.

 

–Ahora vamos a su cuarto….–señaló Yagyuu el cuarto de Marui lo que hizo que éste abriera los ojos.

 

–¡NOOOOOOOO, NOOOOO EN MI CUARTO NO! ¡ESOS BOMBONES VALIERON UNA FORTUNA! –gritó mientras hacía berrinche siguiendo a sus victimarios que seguían empacando todas sus golosinas.

 

 

Luego de haber acabado con Marui, de todas las maneras posibles, los tres fueron a casa de Niou quien le abrió la puerta normalmente y los dejó pasar. Sabían que el chico del truco tenía un plan bajo sus brazos, y como Yagyuu lo conocía perfectamente se dio cuenta al abrir los aparadores que había escondido el café, la pregunta era ¿dónde lo había escondido? Así que solamente porque lo conocía decidió sentarse y esperar, lo que Marui tanto como Jackal los sorprendió.

 

–¿Por qué no vamos a su cuarto a buscar el café? –preguntó Jackal.

 

–Niou no es como Bunta, no es tan idiota….

 

–¡OYE! –susurró el muchacho que estaba masticando una zanahoria, ya que estaba perdiendo la costumbre de mascar algo y Jackal de buena fe le dio una zanahoria.

 

–¿Entonces que hacemos? –preguntó Jackal.

 

–Esperar…..Niou siempre necesita cafeína, así que él mismo nos llevará hacia el café…..–susurró y los tres miraron a Niou que estaba temblando ligeramente, esa reacción era por la falta de café.

 

–Yo no tengo ninguna taza de café….–dijo Niou mientras caminaba hacia la nevera y sacaba una botella de jugo para servirse.

 

–¡AJA! –gritó Yagyuu que había sacado una lupa de dios sabe donde y estaba viendo dentro del vaso.

 

–¿Cuándo demonios llegaste hasta aquí? –preguntó Niou al verlo que lo tenía al lado y hace unos segundos estaba a un par de metros.

 

–Esto es café helado descolorado….–susurró, Marui y Jackal no entendían.

 

–Le puso café a toda la comida, así que…..todo a la bolsa –ordenó y Marui como Jackal comenzaron a colocar todo que tuviera algo sospechoso en la bolsa.

 

–¡Espera! ¡No pueden hacer eso! –dijo Niou.

 

–Lo estamos haciendo –susurró–. ¿Hm? ¿Qué es ese olor?

 

–No es nada….–susurró Niou.

 

Yagyuu hizo un ademán con la mano y pidió que todos lo acompañen hacia el patio ante la negativa de Niou de que no había ninguna plantación de café en su patio lo que hizo que todos crean que había una plantación de café en el patio. Dicho y hecho pudieron ver. Realmente Niou estaba enfermo con eso del café, y era necesario dar un freno a esa psicopatía que tenía el muchacho empezando a arrancar todo ante los gritos desgarradores de Niou que le pedía a Yagyuu que le deje aunque sea una planta. Definitivamente no, Yagyuu no sedería: “Es por tu bien”.

 

Vamos a ver cuanto duraría esto.

 

 

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Yanagi tenía a Kirihara en su casa y aun no sabía por que diablos lo tenía en su casa. Suspiró y mientras indagaba en su data el muchacho de cabellos alborotados investigaba todo su cuarto. Así estuvieron unos minutos en silencio, hasta que se fue haciendo tan incomodo que el menor se sentó en la cama y comenzó a observar a Yanagi como si fuera un detenido dentro de la jefatura de policía. Esa mirada tan intensa que tenía Akaya podría destruir varios edificios, aunque no era tan fuerte como la de Yukimura enojado, que podía atravesarte de tal manera que seguramente nunca más querrías verlo enojado.

Y otra vez se indagaba porque rayos había aceptado ayudar a Kirihara a estudiar para sus exámenes, sabía que le hacía mal tener al menos por allí y no poder decirle las cosas de frente. Tenía razón Sanada, la adolescencia era un asco. Esos sentimientos que nacían solo interferían en su recolección de información, pues en los últimos dos meses sólo había recopilado información, absurda, de Kirihara y no del resto del club. Se sentía algo abochornado por ello. Pero volviendo al tema, aun no habían ni empezado a estudiar y ya tenía aquel primer problema.

 

–What do you do? –preguntó en ingles. Akaya no entendió absolutamente nada, para variar, y abrió su boca–. ¿Qué haces? ¿Por qué me miras? –aclaró.

 

–¿Ah? ¡Estoy aburrido, Yanagi sempai! Me dijo que íbamos a estudiar.

 

–Si, pero tú empezaste a distraerte por cualquier cosa…..–susurró yanagi.

 

–Yo no tengo la culpa de Yanagi sempai tenga lindos ojos –y ahí va de nuevo, un pequeño sonrojo y miró sus piernas. No podía dejar que ese mocoso le perjudique de esa manera como para distraerlo de lo que era importante ¡seguir con su data para lograr la perfección! Aunque a decir verdad ¿eso era más importante que ver a Akaya sonreírle? ¿O decirle cosas lindas? ¡Cálmate Yanagi!

 

–Deja de decir esas cosas, Akaya –susurró con una voz cortante, lo que frustró al menor–. Muy bien empecemos con lo primero…..Hello.

 

–……..

 

–………

 

–…….

 

–¡AKAYA!

 

–¿Qué? –preguntó extrañado.

 

–Vamos a tener una conversación en inglés ¿ok? Te haré unas preguntas básicas…..a ver…..Hello.

 

–……..

 

–…….

 

–¡Día de brujas!

 

–¡AKAYA! Eso es halloween, yo dije “Hello” He-llo….

 

–Aaaah….hello……claro como no voy a saber que es Hello….hello es……es…..em….es… ¡HIELO!

 

–……..

 

–¿Acerté?

 

–…….Akaya, es mejor que no te esfuerces tanto –le acaricia la cabeza.

 

–¡Yanagi sempai! –susurró con sus ojitos llorosos.

 

–Mejor ve a jugar a “Kill you 3”

 

–¡AAAH SI! Te mataré 3, el juego donde se escarban unos a otros con ganchos de carnicero… ¡SIIIIIIIII! –se va corriendo.

 

–Al final si sabes inglés…..tonto….–susurró y sonrió dulcemente, a pesar de todo Akaya era un buen niño, uno muy extraño pero al final de todo, buen niño.

 

 

Continuará.

Notas finales: Jajajaja lo de Kill you 3 siempre lo pensé. Akaya no es bueno para el inglés pero sabe el significado de todos los juegos que tienen títulos en ingles ¿curioso no? Espero que les guste este capitulo. Gracias.

Otra cosa, el Jardinero es un Jean que tiene una parte delantera hasta mirad del pecho y trae unas cintas que se enganchan con la parte trasera del pantalón.

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