La fría oscuridad me rodea eternamente, aunque parezco muerto, no lo estoy, encerrado entre estas cuatro paredes largas y descoloridas, puedo sentir aun el calor de la persona que está a mi lado, aunque hace horas que este muerta. La sangre que recorren mis helados dedos, siento como si fuera mía, no importa las horas de este infernal día, lo volví a cometer. Ya es inevitable no hacerlo, estoy sobre mis propios talones, observando los ojos vacio del cuerpo del piso, y siento la necesidad de sonreír. Soy cruel, soy criminal.
PRIMERA VICTIMA: Matsumoto Takanori
Te necesito, necesito besarte, tocarte, excitarte, dominarte y…matarte
Mis fríos dedos, necesitan quitar esta ansiedad, siente que aunque mate a un animal, no es lo que pretende, necesita un humano, ellos razonan?, me refiero a que los animales lo hacen, no así el humano, que actúa por impulso y por instinto. No creo equivocarme en mi teoría, estoy totalmente convencido de que es así. Vuelvo a sonreír para mi mismo, aun pensando en quien será mi próxima presa, aunque mis suaves dedos se tensan. Mi cabello negro se cuela en mi rostro con el puedo observar más libremente y elegir a la victima perfecta, para mi próximo caso, hace tanto que entre a esta empresa y aun no he podido concretar lo más deseado. Son tantos lo que me rodean que se me hace más difícil. Sin embargo mis ojos son más rápido que yo, y siempre sabe como detectar a los más débiles, como por ejemplo él. Rubio, de baja estatura, siempre sonriente y en su propio mundo. No deberá ser tan difícil…y algo antes de que olvide, le dicen: RUKI
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Mi nuevo hogar, se respira la calidez de la misma, mi nariz esta alerta, no me gustan los perfumes fuertes, punto para el pequeño, mi próxima víctima, nunca utiliza perfumes fuertes, aquellos que me lastiman, y no me dejan torturar, él no tenía esa manía. Sostengo mi guitarra, tan negra como mi alma y observo cuantas veces me lastime con las cuerdas, por mi desentendida vida, pero es solo un destello de mi parte humana saliendo a la luz, que se guarda al recuperar el aliento salvaje de mi existencia. Aun tengo en mi poder partes de mis victimas, no tengo muchas, solo las justas y necesarias, según en qué pueblo o ciudad me ubique, y mi casa nunca es mi casa, siempre cambio mi lugar y soy como un gato, de todo salgo parado.
El sol penetra levemente la ventana cubierta con las cortinas rojas, mis dedos aun recorren velozmente las cuerdas, no suelo dormir, en mis sueños no existen fantasías y mi inconsciente solo provoca una excitación a mi ser, repaso crudamente cada paso de mis asesinatos, mi sucia conciencia los disfruta, al igual que mi cuerpo. Pero no tengo tiempo para disfrutar, necesito pensar, necesito provocar a Matsumoto, necesito que sea mío, completamente mío.
Llegue a mi lugar de trabajo sin un minuto de atraso, mis ojos cubiertos por unos lentes negros y mi pelo ligeramente acomodado sobre mi rostro. Mi pircing dibujado en mi boca, mis pasos lentos, provocando crujidos con mis botas, como adoro disfrutar el sol, aunque me guste la oscuridad. Sin desviarme, ahí está mi presa, tan enérgico como siempre, gritándole a sus amigos, sonriendo como un loco, es fascinante verlo. Nunca le preste tanta atención como hasta ahora. Entre a mi oficina, observe como se sentó, como se coloco los lentes en sus ojos para observar la pantalla de su ordenador. Puedo escribir sin problemas y mirarlo, lograr la confusión en mi sangre, vibrando en mis venas y sentir que estoy tan próximo de él como el sol con la luna.
La tarde penetro tu mirada gatuna, oportunamente te tomo en mis brazos, quiero llevarte y hacerte conocer mi propio mundo, quieres?
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La tarde penetro la oscura ventana de nuestro lugar de trabajo, a pocos minutos de terminar nuestro horario. Te observe durante horas, pareces tan puro, tan limpio que me provoca. Busco la forma de acercarme, de tenerte cerca, sin embargo parece ser mi día de suerte, somos los últimos en irnos…agradable coincidencia verdad?? Frente a la puerta de entrada tu bella figura se dibujaba, me acerque a paso lento, provocando que cada latido angustiado de mi corazón cediera ante el tibio caudal de tu mirada.
Sentí que debía destruir el frio hielo que abarcaba aquella habitación, mi voz sonó tan cortante, tan afilada como si de una navaja se tratara.
- Quieres fuego??- pregunte, mi voz parece intimidarte
- Etto…bueno- acerco mi encendedor a tu cigarro sostenido firmemente por el grosor de tus labios y sentí como te provoque miedo. Tus ojos están dudosos “no te alejes”- Gracias- concluiste esbozándome una sonrisa ocultada por el cálido humo.
- De nada, por cierto me llamo Yuu- acerque mi mano para estrecharla con la tuya. Disfrutando del contacto tibio de tus manos “eres suave”
- Me llamo Takanori, pero puedes decirme Ruki- agregaste mientras disfrutaba del olor a la nicotina entrando por tus pulmones
Me hipnotiza tu estado, tu relajación, me embriaga tu perfume, envidio ese cigarrillo posicionado en tu boca y amo este silencio reinante donde logro perderme en tu figura
- Esperas a alguien?- me pregustaste con cautela, y mirando el enorme ventanal de la puerta de entrada.
- No la verdad- te conteste sonriéndote y cambiando mi mirada, enfocando el cristal- Y vos?
- Yo…- pitaste con maestría tu cigarro- estoy viendo que hacer antes de irme de viaje- agregaste mientras te animas a mirarme
- Viaje?, Wow que lindo que te puedas tomar un viaje ahora, a esta altura del año- estoy lentamente penetrando en tu interior
- Si no? Y de paso disfruto de mi virgen soltería- agregaste, mirándome gatunamente a los ojos, provocándome un calor interno.
- Ah! Veo, veo pues me alegro! Se lo bello que es vivir en soltería - agregue fríamente al tacto, quiero ver tu reacción, cuidar mis pasos a tu alrededor quiero hacerte sentir cazador, no presa.
- También soltero?- preguntaste inquieto, y una sonrisa picara asomo a tu rostro.
- Claro!!No soy de las personas que le gusta vivir atada- conteste con maestría descubriendo la respuesta en tus ojos.
- Somos iguales entonces.- pensaste volviendo a mirar aquel cristal frio, buscando las palabras, midiendo tu propia capacidad de conquista- quieres que salgamos? Digo sino tienes nada que hacer, pasemos una buena noche de solteros y luego me voy de viaje.
- Etto…- mi mano se posa en mis labios, quiero hacerme desear, quiero que pienses y analices mi enigma interior, aunque solo se convierta en tu propio estigma encarnado
- Lo siento, se que mañana trabajas- dijiste apenado
- No! Como crees, solo pensaba en otra cosa, acepto tu propuesta.
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La cálida noche llego, y me encontró contigo, me perdí contigo, creíste que era el paraíso, y solo fui tu triste final.
Tengo mi fascinación escarlata instalada en tu mirada, me enloquece, me siento vulnerable ante tu aliento azulado. El aroma de la nicotina inundando mis fosas nasales, tu perfume mezclándose en el aire, provocando mi instinto humano, despertando mi excitación.
Logre visualizar las lágrimas de tu dulce dolor, ante la bebida que resbalaba por la comisura de tus labios, me hablas de él, me enloquece tu forma de hablar. El timbre de tu voz resalta sobre cualquier otro, hablas entre susurros, calculando tus propias palabras.
Dulces labios duraznos, perdiéndome en la comisura radial de tu boca, fricción en mis pantalones, la tela cálida roza mi miembro endurecido. Mi corazón frenético se embriaga por tu ser “Cuanto te deseo pero pareces no darte cuenta”
- Y vos? Como te ha ido en el amor?- preguntaste con tus ojos conmocionados quizás por la emoción, el alcohol o mi propia tensión.
- Nunca me enamore- conteste tu rostro quedo putrefacto
- Nunca??- frio helado- bueno pero aun eres joven- agregaste respirando profundamente
- Eso no quita que no haya estado en pareja, uno siempre tiene necesidades- agregue sonriente, calmando el intenso momento.
Sonreíste, comprendo tu silencio, comprendes mis palabras. No comprendo tu dolor, nunca me enamore.
- Sos muy lindo! Te lo han dicho?- me miraste hambriento, quizás por tu falta, por tu ausencia
- No, pero gracias- respondí, no me ruborizo
- Seguramente te gustan las mujeres o me equivoco- en tus ojos logro ver el miedo, quizás a perder las esperanzas, la primera vez que no te voy a mentir.
- En realidad, no tengo preferencias, mi cuerpo me pide estar alerta en todos los sentidos- marco mis palabras
- Jaja- reíste- tienes razón, es algo que también pienso- silencio, veo como el alcohol entra en tus entrañas, excita a gran nivel tus arterias, enloquece a tu anatomía, presiento que te estoy incitando a algo más, quiero ser el zorro vestido de cordero. Quiero que creas que soy tu presa- y algo nuestro alrededor que te interese? O te llame la atención- preguntaste mirando a ambos lados buscando vías escapatorias para no tentarte, me estas deseando, lo huelo, lo siento.
- No, no me interesa nada- conteste, tu sonrisa picara desapareció- solo vos me interesas- tus ojos se desorbitaron ante mi respuesta blanca
- Jajaja, eres gracioso, como no te conocí antes??. Preguntaste nervioso
- No hace mucho que estoy en la ciudad, quizás por eso y suelo ser muy callado. De todas formas, no estoy bromeando- tu cuerpo tembló, comprobé tu excitación sobre el camino fascinante que recorres con tu mirada mis labios. Vamos presa, cae sobre mi telaraña de dolor.
- Bueno… es mutuo, no te lo puedo negar, sos un ser maravilloso y extremadamente excitante- tu voz sonó cargada de deseo.
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La madrugada azulada me encontró junto a tu cuerpo, mi instinto animal se desato, no existe nada en este universo para mis ojos, que verte ante mi caído, dulce muñeco encantado
Dibujando en las húmedas sabanas el presente futuro enrojecido por tu mirada, la cálida estrechez en tu cuerpo liviano, hace hervir mi sangre, muerdo ferozmente tu cuello, te llevo paso a paso al éxtasis, tu boca gime en mi oído palabras inconexas, que aumentan mi adrenalina. Sentir tu temblor embriagar mi ser y segundo a segundo lleguemos a la explosión blanca y tibia de tu ser.
Me volví vulnerable a tu boca, la busque inconsciente, frente al ocaso de mi existencia frente a la figura distorsionada de tu voz en la lejanía de la pasión, me zambullí al recorrido veloz de mi sangre inyectada en lujuria y sobre tu cuerpo a perlado por el sudor, logre la cúspide de mi placer, salvajemente atorado, mi corazón desbocado y la explosión pura y liquida de nuestro acto. Empapando los cuerpos, desuniendo los lazos, amarrándote a mi oscura realidad.
El blanquecino tibio ceso, mi cuerpo aun temblaba a causa del orgasmo desgarrador que hemos obtenido. Salgo delicadamente
Notoriamente perdí ante la fuerza natural de tu belleza. Estoy embriagado por el oscuro vaivén de tu perfume, sintiéndome morir una y mil veces. Reconozco el humo de tu cigarrillo a lo lejos penetrando mis fosas nasales. No existen alrededor mío nada coherente, solo tu garraspeante voz invadiendo mi tímpano, sintiéndome absoluto y en completa paz.
Agotado caíste rendido en los brazos de Morfeo, creyendo que estabas siendo consumido por el celestial blanquecino de la excitación calmada. Mis manos rodaron por tu tibio cuerpo dejando leves destellos de caricias, y sin pensarlo, tan pulcro y puro, mis manos buscaron en el cajón de mi mesa de luz, la Daga. Mi Daga, la única con la que mate a tantas de mis victimas.
Penetre tu piel blanca sin piedad a la altura de tu corazón, sentiste aquel impacto creyendo que era un sueño, pero un grito de dolor desgarrado se escapo de tu garganta y sin dudarlo saque mi daga ensangrentada. Enmantada en tu sangre ardiente, mi lengua pasa sigilosamente por la punta mientras tus ojos asustados me miraban, me aleje para verte, tu sangre estaba por todas partes. Me excitaba…
Con mis manos te destruyo pequeño muñeco excitado, yo que supe llevarte a la gloria, yo que consumí de tu manantial la pureza de tu alma, yo que con vida destruí nuestra empatía, conviertiedola en vidrios trisados. Observo como gota a gota tu cuerpo se desangra, te miro frio al instinto de mi corazón asesino, te miro estas gritando pero no te oigo. Fumo plácidamente ante tu imagen imantada en dolor. Disfruto de tu imagen distorsionada, sintiendo como tu alma se escapa, aquella luz de terror en tus ojos desaparece, te cansas de gritar.
La oscuridad y el silencio invaden la fría habitación. Y entre suspiros heroicos, mi corazón cobarde llora. Mis oscuros ojos, no permite fluir lagrimas, solo siento como mi corazón te llora. Porque te ama? O porque te amaba? O simplemente se encariño fácilmente a tu cuerpo. Para mi eras solo un objeto, para el eras su juguete.
La bestia de mi mente, se alimenta de tu agonía, logrando saciar su sed de sangre, calmando su hambre con tus huesos, te mate con mis manos…te mate.
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La mañana del triste final, una vida que se va, otra que llega, es solo una cadena, o una rueda que gira y gira y somos parte de ella
- Takanori?? Donde está Takanori?- sonora voz que quiebra mi tímpano.
- No tengo idea, lleva tres días sin aparecer. Tengo entendido que se iba de viaje- contesto amablemente el pelinegro sonriente.
- Pero cómo??Se fue sin mi??- pregunto indignado el rubio alto
- No se hermanito, aparte ustedes dos estaban peleados sino me equivoco.- Corrigió
- Peleados, no separados, la noche de su supuesto viaje ni apareció por casa, no retiro nada y…- La voz del rubio fue acallada por otra con un timbre más alegre
- Que pasa sádicos, de que hablan?- corto un chico alto, apuesto, con una belleza de otro mundo.
- De que Ruki no vino estos días.- contesto el pelinegro
- Es verdad… no me había dado cuenta- contesto el castaño
- Crees que… le paso algo?- pregunto dudoso el rubio
- No lo sé, pero Akira que te importa tanto si vos lo engañaste. Capaz que se encontró a otro con el que SI se divirtió.- Agrego el castaño con crueldad.
Lentamente me aleje del sitio, volví a mi computadora. Todavía contengo entre mis dedos tu sangre derramada.
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