Cómo no pude presentir que ese día conocería a esa personita que me movería el piso, me haría dudar de mis respuestas y destruyera mis instintos.
Ya es tarde, me quito – Dije en voz alta para que escuchara mi mamá – seguro no estas…y estoy hablando sola de nuevo.
En el aire quedaron mis palabras, era un poco despistada, me olvide que mi mamá salía todos los días a trabajar a las 7am, mientras que yo y Morfeo nos quedábamos en la cama. ¿Eso no sonó bien?
Salí rápidamente de mi casa. Desde hace una semana que comencé a estudiar en vacaciones. Mi madre no entendía que esas fechas eran sagradas. Recién he acabado el colegio, 11 años de educación básica obligatoria. Y cuando pensé disfrutar de días de playita y sol. Me salé con: Ya te inscribí en la academia.
Parece un castigo para mi, pero se que ella lo hace por mi bien, su meta es que tenga una carrera universitaria… siempre me repite que una debe aprender a ser independiente, y el ser profesional me va a dar esa libertad. Según mi mama, luego podré tener todas las vacaciones que desee. Sólo espero que a los noventa años me siga viendo bien con bikini. ¡Optimismo!
Corría por medio parque, ya me había dicho el tutor que si llegaba otro día tarde, la única forma en que entre a clases sería acompañada de mis padres.
La ubicación de mi vivienda es frente a un parque Mi casa de dos pisos, color azul. La fachada no esta tan presentable como quisiera, el mes pasado ya lo íbamos a pintar, y apareció un gasto “extra”, mi hermanita mayor decidió que era indispensable llevar un curso para manejar.
Como si alguien en su sano juicio le prestaría las llaves de un auto. Ya una vez le acompañe a sus clases de manejo, y debo decir que perdí un par de años de vida por el susto. Derrapaba en plena avenida, los pobres neumáticos botaban humo, y cuando paso por un letrerito que decía “despacio, zona escolar”…ya estaba segura que la llevarían presa, mínimo se bajaba un par de niños. Agradezco tanto, que se acabó la gasolina.
Bajan – Me paré de mi asiento intempestivamente, casi me paso el paradero, tanto estar divagando - ¡bajan!
Llegue casi sin aliento a la puerta de entrada de la academia.
Y ahí, en la puerta ese tutor que se las traía conmigo, cruzado de brazos, y una expresión impasible.
Primero me había hecho problemas por ser muy ruidosa en clases, segundo por llegar tarde, luego por mi ropa y antes de ayer mi riño por usar un gorrito. No ve el sol tremendo que esta en el cielo. ¡Que quiere!, que venga como una monja, cubierta hasta mis tobillos.
Señorita, sabe que hora es – me dijo, mientras miraba el reloj que traía en su muñeca – todos los días lo mismo.
No tengo la culpa – conteste, reprimiendo las ganas de decirle que si quería saber la hora tenia su reloj, es fácil ver las manecillas ¿o no? – el trafico esta terrible…
Movió su cabeza en negación, dándome la impresión que esta vez no me escapaba tan fácil.
Que le dije la vez pasada que haría – Aseveró, mientras examinaba mi reacción - si llegaba tarde.
Darme una ultima chance – suplique.
No, llamaré a su madre para que me explique el porqué todos los días es impuntual – Afirmó. Había cierto regocijo en su cara.
Mi sentencia fue dicha. Ya me imagino cuando llegue mi mamá, molestísima por tener que ausentarse de su trabajo. Diciéndole a mi tutor, que cuando salió de casa ya me había repetido cien veces que me levantara. Mis orejas ya me ardían, mucho antes de escucharla.
Si alguien conoce como librarme de este aprieto, que hable ahora o calle para siempre.
Tutor, no sea malo– Tan rápido oyeron mis ruegos internos, mmm… estoy en la hora de los deseos, Quiero un auto, quiero un auto, quiero un auto. Giré la mirada esperando ver a mi deportivo rojo estacionado a media cuadra. – una vez le pasa a cualquiera.
En cambio de mi vehículo, estaba una chica, la cual llevaba en su hombro una mochila.
Era de mi estatura, cabello negro recogido en una coleta; un polo a rayas, celeste y blanco; me sorprendió que usara jeans en pleno verano, según los reportes este año iba a ser el más caluroso. Es bonita, pensé.
Señorita Claudia, no cree que debería preocuparse por su situación en vez de la de otros – Le reprochó el tutor- usted también a llegado tarde.
Pues, nunca esta de mas ayudar a otros – replicó la chica, yo mientras pasaba la mirada del tutor a ella y viceversa - eso es lo que me a enseñado la academia, ¡el compañerismo!
No pude evitar reírme de su comentario. Si que tenía agallas.
Le parece gracioso señorita - ¡ups! Ya se dio cuenta de mi presencia – aún no sale de este embrollo.
Pero yo sólo… - traté de defenderme, seré una mansa paloma por ahora. – es qu…
No es para tanto tutor, lo importante es que mientras estamos aquí – Me interrumpió la chica -las clases están avanzando, y luego no entenderé cuando me hable de funciones y todos esos de los ángulos.
Nos miro nuevamente a las dos, creo que se dio cuenta que no nos era fácil las matemáticas.
Lo había conseguido, se arrimo a un lado el tutor dejándonos pasar.
Le escuche decir algo como: Que sea la última vez, mientras yo seguía subiendo de dos en dos las gradas de la escalera. Esa chica que me salvo, estaba a unos pasos míos también andando a toda prisa.
Nos escapamos de una buena – dijo cuando ya estábamos por llegar al tercer piso – siempre cae con eso de que no entiendo las clases.
Buen consejo – agregué, al tanto que agarraba más fuerte mi mochila, casi se me cae. - gracias
Desde ahora lo apuntaría muy bien, podría utilizarlo en las próximas ocasiones. Total, mañana llegaría tarde quiera o no. Mis sábanas son tan pegadizas.
Soy Claudia - añadió la chica, yo me gire un poco para verla, y casi me tropiezo – cuidado…
Puedo ser tan torpe a veces, me sonroje.
Me distraje – susurre.
Llegamos a nuestro piso. Mi salón es el primero de la izquierda, entonces volteo a despedirme de Claudia. Ya que nunca la vi antes en mi clase, seguro estaba en la del frente.
Nos vemos - Se me adelantó a hablar – y no llegues tarde mañana.
Me reí, y le dije adiós con la mano. Ya estaba por entrar a mi salón cuando una idea se cruzó por mi cabeza.
A cierto, Casi me olvido presentarme – la detuve a mirarme – Me llamo Cris. Sonreí.
Quien diría que es el inicio de toda una aventura…ojalá pudiera ver el futuro, para saber lo que iba a pasar a partir de ahora. Me hubiera evitado tantas cosas...