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Mi amor en Solstice Main por SigmaIII

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Notas del fanfic:

Hola, a lo mejor algunos nombres les suenen como "Raicoon city" o ¿Ciudad gótica? 

Sucede que no se me ocurría un nombre para todos los lugares, así que Raicoon city es de la trilogía de "Resident evil" pero no se preocupen no habrá zombies. 

 

pss dice finalizado para que no lo borren, como podrás ver  delante, esta incompleto.

Notas del capitulo:

 Hola, este fic está hecho como respuesta al reto de Ddai-san ¡Espero acabar los 23 capítulos!  Mientras lo voy subiendo.

Las condiciones con las que debe cumplir este fic:

Condiciones generales [van para las cuatro, ahora cinco]

-23 capítulos de 3mil palabras cada uno ocmo mínimo

-NO Mpreg

-NO OOC [fuera de carácter, como hacerlos afeminados, chechones, etc]

-NO SHOTA [en todas las historias deben ser mayores de 20 años, la mayoría de edad en Japón, y nada de romances con menores de esas edad]

-NO Violaciones [hacia ningún personaje]

-NO hay malos de ningún tipo [ustedes verán como le hacen, porque sí se puede]

-NO comportamiento femenino [se los recalco]

-NO Enamoramiento espontaneo, ni historia correteada, debe estar lo más natural posible, algo creíble]

-Deben ser lo mas IC posible [In Character, lo que quiere decir que deben ser lo mas apegados a las personalidades originales, si hay ooc deben decirlo y debe estar perfectamente justificado]

-Todas tendrán que hacer 3 leemon de 3 mil palabras cada uno, y eso es adicional de el capitulo, lo cual quiere decir que en total para contarlo debe ser un capi de 6mil palabras en total. 

 -SEME ULQUIORRA [JA!! Es en serio, iba a ponerlos Sukes, pero pues… Ahora es así]

Yo: '¿$%&$*¨"##$!

-Tipo AU [Universo alternativo]

-Nombres a escoger por quien los haga.

-Deben cuidar el estilo y la escritura, usen Word.

—Sigma III:

-Ulquiorra es estudiante de forense [anota, se debe tener los siete años de carrera de médico y luego de eso se puede estudiar para forense, tenlo presente por la edad] , es aficionado a las películas de comedia y a esta en general, busca algo que lo haga reír sinceramente sin esfuerzos. No tiene mas cotas.

-Grimmjow es Velador de cementerio, boxeador semi profesional y callejero, aficionado a la ficción [como star wars, la peli nueva de avatar] y el terror, tiene pro mascota un pitbull de raza pequeña.

-Se conocen de noche en la jefatura de policía.

+++++++

Ja ja llevo ventaja porque estoy usando Word!!!

 Hola, a lo mejor algunos nombres les suenen como "Raicoon city" o ¿Ciudad gótica? 

Sucede que no se me ocurría un nombre para todos los lugares, así que Raicoon city es de la trilogía de "Resident evil" pero no se preocupen no habrá zombies. 

Mi nombre

 

Era un día como cualquier otro, deprimente como siempre es aquí en la gran ciudad en época de lluvias.

El agua corría a través de las ventanas del gran edificio que constituía el Hospital Central, en el interior los muros pintados de blanco, ocultaban con facilidad los aparatos de metal y plástico, limpio y completamente sobrio.

Él estaba en una ventanilla de la administración, arreglando unos papeles sobre su ingreso en el hospital que por culpa del personal se habían extraviado, pero estaba bien.

No le molestaba solucionar este tipo de cosas, siendo tan meticuloso cuando se tratase de papeles legales.

No hacía más de dos  años que acababa de cumplir todos sus créditos y titulado como médico ya había comenzado por fin su  tercer año como estudiante de medicina legal y forense.

Todos  sus sueños se estaban haciendo realidad, a medias, pues el  quería dedicarse completamente a la medicina forense, respiraba quedamente y alegre y para sus adentros mientras esperaba a la secretaria que buscaba unos papeles en los archiveros. Pero para su desgracia, la vida en la gran ciudad no le permitía costearse un apartamento de manera que hasta entonces había estado trabajando en aquel, el Hospital Central de Raicoon city.

En las mañanas asistía a sus clases, mientras que estudiaba en las tardes. Los fines de semana trabajaba en aquel sitio por el día.

La secretaria le estregó y recibió los últimos papeles, ya estaba solucionado todo, se despidió y dirigió apresuradamente a su locker del vestidor, donde había dejado su portafolio, le molestaba perder el tiempo en situaciones que no lo ameritaban, también le molestaba tratar con gente como esa mujer.

Entró al vestidor, un corredor con una hilera de largos lockers color gris en cada pared, en medio una banca en la que podían sentarse y al fondo unos lavabos con un largo espejo que comenzaba unos centímetros a partir de estos y a lo largo.

Llegó hasta su locker, el antepenúltimo en dirección a los lavabos y el tercero en relación a la salida.

Lo abrió con los movimientos habituales, girando la pequeña perilla del candado que el mismo había comprado. No le daban confianza los candados convencionales por temor a perder o a que le sea robada la llave y tampoco podía usar el candado impuesto por el hospital pues aunque se trataba de uno del mismo tipo, cabía la posibilidad de que alguien más se supiese la contraseña, pese a que solo contenía una bolsa de plástico en el suelo, en la barandilla del techo un par de ganchos, uno con un abrigo y otro con una bata limpia de repuesto en caso de que olvidase la de uso habitual, y su portafolio colgado en un ganchillo del compartimiento de metal que contenía unas libretas tamaño profesional, una agenda, objetos de uso personal, así como algunos estuches vacíos donde guardaba su instrumental.

Sin quitar el portafolio, lo abrió con una mano mientras que sujetaba los papeles con la otra, extrajo una libreta donde coloco los papeles para cuidar de no maltratarlos en el transcurso de regreso a casa. Se descolgó del cuello el estetoscopio y lo guardo en el portafolio, su pequeña lámpara cuyo tamaño era similar al de un bolígrafo dentro de su estuche. Se quitó la bata y la dobló de manera adecuada aun cuando estaba sucia, cosa que no parecía a simple vista. La metió en la bolsa de plástico y esta as su vez en el portafolio, sacó el abrigo negro del locker y cerró el locker presionando el brazo curvo del candado contra la abertura de este. Giró la pequeña perilla en dirección a las manecillas del reloj, cosa que también acostumbraba hacer para acomodarla de manera que señalara en el número cero y borrar cualquier posible rastro de la contraseña.

Se alejó dando media vuelta en dirección a los lavabos, se puso el abrigo y untó sus manos con un poco de aquel jabón líquido color blanco.

Enjuagó sus manos de la abundante espuma, las llevó hacia arriba y agitó ligeramente para secarlas. Alzó la vista y se encontró con el, consigo mismo:

 

Ulquiorra Schiffer , su rostro pálido y ligeramente largo, sus cejas se poblaban de una manera muy particular conforme se acercaban al centro de su frente bajo las cuales se hacían presentes unos enormes ojos de un magnífico color verde en los cuales no reparaba con el mismo entusiasmo que la demás gente. Le habían dicho que los heredó de su abuela paterna, por desgracia, las fotos en las que salía la abuela eran todas en eso que podríamos llamar “sepia”, si no una que otra en blanco y negro  pues había muerto antes de que fueran más comunes y accesibles las fotos a color. No era que le interesara mucho pero recordaba al menos dos ocasiones en la que los niños de la escuela básica lo molestaron por tener ojos diferentes a los de sus padres.

Como fuera, se acomodó el cuello de su suéter negro de tortuga, como era temporada de lluvias, la temperatura descendía levemente por lo que prefería traer suéteres en esa época, especialmente ese era uno de sus favoritos y podía decir que de cierto modo la combinación de negro y blanco que creaba al usarlo junto con la bata le parecía fantástica además de que lo hacía lucir  en cierto modo atractivo visualmente, pues el suéter delineaba su esbelta figura y remarcaba sus hombros aunque no era cien por ciento conciente de esto.

Ajustó los botones del abrigó y salió en dirección a la salida, finalmente había terminado el turno de ese día, pero tuvo que hacer su escala en donde la administración.

Caminaba hacia la salida principal, era la más amplia y concurrida pero lo llevaba inmediatamente a la avenida que debía atravesar para tomar el subterráneo.

El pasillo lo llevó directamente, sacó un par de guantes de uno de los bolsillos de su abrigo y se los puso, caminó hacía una esquina de la salida, donde había varios botes redondos y delgados donde las personas que ingresaban podían dejar sus paraguas para que se secaran mientras se atendían sus consultas en el hospital, allí estaba, el suyo que odiaba dejar junto al resto, cualquier persona podía robarlo pero por suerte, el vigilante de la entrada parecía memorizar que persona dejaba y recogía su respectivo paraguas, tomo el suyo, uno de esos pequeños y portátiles que comprimiéndolos se hacen más pequeños, aunque le dejo largo el mango para poder alcanzarlo con más facilidad, desde que entró a trabajar en aquel lugar y siempre que lo llevaba lo colocaba en el bote más lejano de la puerta, allí estaba, era color azul marino casi negro rodeado por otros dos con diferentes estampados, uno de flores y otro de cuadros. Lo sujeto y cuando se disponía salir el vigilante le abrió la puerta despidiéndose, Ulquiorra respondió con una inclinación de cabeza y una sonrisa a la que se vio obligado forzar, en cuanto atravesó la puerta, inmediatamente su boca regreso a su posición natural acompañada de sus naturalmente ojos vacíos, abrió el paraguas, era una llovizna leve pero constante, caminó el trecho de concreto que separa al hospital de la avenida, espero pacientemente a que el semáforo marcara rojo, en ese instante los autos se detuvieron uno tras otro ocupando los cuatro carriles que seguían la misma dirección, frente a todos cruzó siguiendo las líneas blancas que marcan el paso peatonal, conformando parte de la corriente de personas que se dirigían al mismo lado que el, mientras que por el contrario unas iban hacia el hospital.

Una vez cruzado, caminó en dirección contraria al tráfico hasta doblar a la esquina, pisaba sobre las banquetas húmedas y resbaladizas, varios negocios se encontraban cerrados y otros más como los cafés y tiendas abarrotados de gente, camino algo así como dos calles y llegó a una escalinata que se adentraba en el suelo, rodeada por dos pequeñas bardas a los costados, la gente se apresuraba a entrar luego de cerrar sus paraguas, bajo la escalinata sujetándose del barandal cuyo frío no le afecto al traer puestos los guantes, cuidando de no resbalar pues el agua había conseguido colarse por medio de las suelas mojadas de las personas. Llegó y busco la salida del tren que lo llevaría de regreso a su departamento el cual se encontraba lejos del hospital según el mapa, pero el viaje por subterráneo le ahorraba tres horas de tráfico, haría solo una o tal vez una y media, pues la lluvia suele complicar muchas cosas y en este caso retrasar el fluido natural del transporte en Raicoon City.

Estaba esperando, justo dos pasos detrás de la línea de protección al abordaje, el tren se detuvo frente a él, por suerte la puerta quedo justo delante y solo tenía que esperar a que abriera para  ingresar, aunque muchas veces la gente en la gran ciudad carece de modales y se mete, empuja o jala, esa era una de las razones por las que le disgustaba la gente ¿Es tan difícil respetar el espacio de otro?     

La puerta se abrió y el entró más por el empuje de la pequeña multitud tras el que por sus propios pasos, por suerte ese mismo empuje lo condujo aun asiento vació que el aprovechó, normalmente solía traer un libro o el periódico  para leer en esos transcursos de tiempo, pero simplemente no traía uno consigo. Cerró los ojos meditando sobre lo que tendría que hacer al día siguiente, era sábado por la tarde, y mañana tendría que trabajar en el hospital, tenía que estudiar para el examen del Miércoles, por suerte una vez hecho esa labor, y si es que conseguía acreditarlo con una buena calificación, tendría unas cuantas semanas de descanso, aunque claro tenía que seguir trabajando en el hospital. Aunque no podía esperar para las clases, finalmente sus maestros le habían abierto las puertas a él y a su grupo de compañeros las puertas de la Morgue de Raicoon City, y si tenían suerte, ese mismo año irían a distintos departamentos de la policía para y como asistentes de los peritos, eso si conseguían una recomendación por parte del profesorado, aunque ciertamente él la merecía, pues aun con el trabajo había conseguido mantener su promedio como uno perfecto, pese a que en sí su labor se trataba de consultas y casos menores resultaba ser una considerable carga, en especial para él que habría preferido una plaza como el forense del hospital que le negaron pues todavía no terminaba los estudios, o como cirujano, pero su falta de experiencia lo colocó en un puesto destinado únicamente a la medicina preventiva y del cual no disfrutaba pues en sí se dedicaba a regañar a las señoras que no querían seguir una dieta adecuada, convencer a los naturistas de que esas “plantas mágicas” no curarían su resfriado, discutir con el anciano que no iba a rehabilitación y aguantar a la jefa de enfermeras que lo regañaba por influirles miedo a los niños escandalosos que quería huir a la hora de la inyección. 

Si, esa enfermera Charlotte era demasiado complaciente con los niños ¿Y que importaba que no recibieran un dulce? ¡Eso no les iba a quitar el dolor del brazo!

Trató relajar su mente e ignorar los chillidos del bebé que traía en brazos la mujer sentada junto a él, por un instante le pareció sentir un golpe contra su cabeza pero lo ignoró, en esos instantes el vagón estaba como lata de sardina.

 

¿Sardinas? Según recordaba quedaba una lata en la alacena de la cocina del departamento, tenía hambre, cuando todavía vivía con sus padres, acostumbraban un desayuno completo, normalmente su madre prepara un huevo estrellado o un par cuando creció, con tocino o jamón, pan tostado y jugo de naranja, pero ahora debido al ritmo de trabajo, su metabolismo había cambiado, solo bebía un vaso de café con leche (para hacerlo más consistente) por las mañanas, su almuerzo que casi siempre eran dos sándwich, de atún o los tradicionales de jamón con mayonesa y verdura, un yogur y jugo, por suerte cuando comenzó a trabajar en el hospital Central, tuvo acceso a la cafetería donde tenía la oportunidad de comer más y más variado.

En el pasado la tía Rose, quién lo había ayudado a elegir su departamento y a mudarse  a Raycoon City, lo visitaba diariamente, llevaba algo para la comida y siempre le dejaba algo para la cena, la tía Rose también vivía en Raicoon City, a unas cuantas estaciones del subterráneo en un segundo piso que rentaba a un lado de su trabajo y ambos se hacían compañía mutuamente, él quería mucho a la tía Rose, cuando era un niño vivían todos juntos en la casa de su abuela materna, en los suburbios de  Lonely Sun, junto a Raicoon City, donde vivía  junto con la abuela, sus padres, y la tía Rose que era la segunda hija. 

 

Puesto que ambos padres trabajaban y constantemente salían en viajes de negocios, la abuela y la tía Rose eran las personas con las que pasaba la mayor parte del tiempo, eran muy dulces y el las quería mucho, sin embargo ella se fue a la ciudad más cercana Raicoon City para asistir a la universidad, en ese entonces el tenía trece años, ahora solo le quedaba la abuela y su madre pues su padre los había dejado, se divorció y lo último que supo fue que vivía en Miami junto con su nueva esposa, pues bien, realmente  no lo necesitaba y después de doce años no había interactuado con el más que para cruzar palabras de “Feliz” en las festividades.     

Cuando la abuela murió, el ya era mayor de edad y se fue a Raicoon City para estudiar, desde niño era muy enfermizo y sus constantes visitas a la clínica local lo hicieron interesarse a sobre manera en la medicina, su profesor de ciencias en la escuela intermedia lo recomendó en la Universidad de Raicoon City, luego de un examen y entrevista se fue. Dejando atrás la casa donde había crecido.  

Para entonces su madre seguía en su trabajo, donde se enamoró de un colega, ambos ahora se encontraban viajando por cuestiones de trabajo, pero ya era un hecho que eran pareja.

Dejó la casa de la abuela que ahora se había convertido en un lugar solitario, hacía más de ocho años que no había vuelto, más que para pasar las vacaciones de verano que eran las más largas, el resto del tiempo lo pasaba en casa de la tía Rose, cuando el cumplió veintidós, la tía Rose se casó con su ahora tío político, era un buen tipo y los tres solían cenar juntos, todo estaba bien, sin embargo ambos planeaban tener hijos y la ciudad no era el mejor lugar para criar niños, ella y su esposo optaron por comprar una casa en Lonely Sun, una que estaba a una calle de la casa de la abuela, los veía en fin de semana pero cuando entró a trabajar en el hospital Central, la oportunidad de viajar a Lonely Sun desapareció y ahora solo se mantenían en contacto por teléfono y correo electrónico, visitarse los días festivos era muy difícil pues inmediatamente debía volver para estar al día siguiente para las clases o el trabajo.

Honestamente, muy en el fondo le molestaba convivir con sus primos, que eran muy chicos para llevarse con el y que de cierta manera  le habían robado la atención de la tía Rose.

Ahora estaba solo, pero la vida en la ciudad le fascinaba, se había acostumbrado demasiado rápido al ritmo acelerado presente en el ambiente, era como si siempre hubiese vivido allí, aunque era entendible considerando que los suburbios de Lonely Sun se encontraban en el mismo estado que Raicoon City y como si se tratase de una especie de ciclo de vida, la gente de Lonely Sun salía para Raicoon City y regresar una vez más para retirarse o criar a sus hijos, si no se quedaban permanente desde el principio en alguno de los dos lugares, o se iban a cualquier otro sitio.

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Pero el no pensaba por el momento regresar a Lonely Sun, si bien era relajante y lo reconfortaba volver a dormir en su vieja habitación, no le gustaba la idea de volver a vivir allí. Su madre y abuela confiaban en que cuando terminará los estudios regresaría para atender en la clínica local, conocería a una linda chica (tal vez una enfermera), se casarían y tendrían tres hijos, pero lo planes cambiaron, ya sabía que varios de sus compañeros se enfocaban en la medicina forense, habían visto esas series policíacas donde atrapan al malo gracias a la ayuda del forense que descubre que la víctima  fue envenenada, el  DNA y esas cosas. Pero él, en los primeros años creía que era una cosa de tontos que solo alardeaban para llamar la atención, eso de la muerte y tratar con cadáveres es novedoso y lo novatos entran con una idea equivocada de lo que realmente trabaja la medicina forense, otros que querían trabajar en ese ambiente legal de juzgados y escenas del crimen tenían una idea más precisa.

A él no le interesaba hasta que conoció al Dr. Ichimaru, si bien todos sus profesores eran buenos, con el se sintió en un ambiente de comprensión.

 

Él intentaba atender los padecimientos de los pacientes en las prácticas, recordaba con cariño al médico de la clínica local en Lonely Sun, quien era muy amable por lo que intentó seguir su ejemplo pero llegó un punto en que se dio cuenta que no era tan paciente ni tan solidario con las personas que además de su atención y cuidados esperaban cosas que el no les podía ofrecer, no podía ser su amigo ni aconsejarlos ni solucionar sus problemas, comenzó a sentirse agobiado, y en breve se dio cuenta de que se inclinaba más por el lado científico que por el humanitario de la práctica y por unos momentos reconsideró si seguir adelante con su carrera, en ese caso hubiera sido mejor estudiar algo como Biología o Antropología; entonces se presentó el profesor Ichimaru, dio una conferencia sobre el ejercicio de los forenses, en ese entonces el tenía veintiún años y estaba terminando su cuarto año en la Universidad, tuvieron un encuentro casual, hablaron un poco y lo invitó a su conferencia que resultó ser una de las mejores que ha presentado, y todas esas mejores fueron presentadas por el mismo Ichimaru, se informó un poco más y en espacio de una semana decidió que se convertiría en médico forense.

 

Y tres años después ya estaba por terminar sus estudios.      

Si era Ulquiorra Shiffer, médico y pronto especialista en medicina legal y forense, era cuestión de tiempo para que se titulara, finalmente trabajaría en la Morgue de Raicoon city.  

 

Notas finales:

Bueno, es todo por ahora. 


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