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Family por licherni

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Notas del capitulo:

de nuevo muchas gracias por los reviews y espero que guste el siguiente capi, por fin se respondera la pregunta ke llevais aciendoos una semana ^-^


Kisses

Capítulo 7: Visitas

 

   Todos a su alrededor se quedaron mirándolos como si tuvieran dos cabezas, Baco cogió sus muñecas para ver atentamente el tatuaje, soltó la de Draco para tocar por encima del de Harry y luego hizo lo mismo con el del rubio.

-Son verdaderos, ¿pero cómo?

-¿Qué está pasando que no me entero?- preguntó el Slytherin preocupado.

-No es grave Draco, es simplemente que estamos sorprendidos.

-¿Pero, por qué?

-La piscina sólo se utiliza en luna llena porque es cuando se hace el ritual de la amistad, al parecer indica si los amigos que entran en el agua son o no mejores amigos, si es así se queda tatuado en las muñecas. El problema es que no es luna llena y hemos conseguido completar el ritual.

-¿Y qué significan estas letras?

-Best Friends Forever, al parecer sois y seréis los mejores amigos del mundo- respondió Baco. Los magos se miraron sin saber qué decir.

-Creo que deberíamos volver a casa- comentó Harry.

-Sí, volvamos.

 

Se levantaron del suelo y fueron en silencio a la salida con las manos todavía unidas pero sin asimilar del todo lo que había pasado. Los Weasley se despidieron diciendo que a la mañana siguiente irían a buscar a Hermione y todas sus cosas y luego desparecieron. Hermione se despidió después de usar el baño y subió a la cúpula, mientras tanto los ex-némesis seguían sin hablar. Mientras Draco estaba en el baño Harry se miró la muñeca sentado en la cama, pasó sus dedos sobre las letras como si le fuera a doler. El rubio lo encontró así cuando salió y se acercó con cuidado a su lado, se miró su propia muñeca y suspiró.

-¿Por qué suspiras?

-No lo sé, todo me ha parecido tan chocante, si te hubiera escuchado no habría pasado esto, tal vez por eso suspiro.

-¿Te arrepientes de que esto haya pasado?- el Slytherin miró a esos penetrantes ojos verdes que parecían brillar en la oscuridad. Al no saber qué responder calló pero ello hizo que el brillo fuera desapareciendo de esos ojos que tanto adoraba.

-No, no me arrepiento, ¿y tú?

-Tampoco, pero tenía miedo.

-¿Miedo de qué?

-De que esto no pasara, quería que en la próxima luna llena probáramos a hacer el ritual pero no estaba seguro de si podría resultar.

-¿Querías que fuéramos mejores amigos?

-Sí- dejó de mirarlo al levantar la cabeza hacia la cúpula. Volvió a bajar la cabeza al sentir que lo abrazaba.

-Nunca te diría que no a algo así, no después de este tiempo que llevamos juntos.

-¿Y Zabini? ¿No era tu mejor amigo?

-No, él era sólo un amigo, ni de lejos sabe tantas cosas como tú, además, él mismo me reconoció que no podía ser su mejor amigo porque su lealtad estaba primero con su persona, estaba conmigo como amigo pero con algo de conveniencia y no le pareció justo considerarse mi mejor amigo después de eso, lo mismo con Pansy y Theo, Crabbe y Goyle eran directamente imbéciles y sólo iban con el mejor postor.

-¿Los echas de menos?

-A Pan, Theo y Blaise, sí, hemos pasado buenos momentos juntos y me gustaría que siguiéramos siendo amigos como antes.

-Entiendo.

-¿Y tú con Weasley?

-Hace un tiempo que no es mi mejor amigo, aunque Herm sigue siéndolo, Ron en cuanto obtiene algo de poder se cree superior al resto y eso derivó en una pelea y a partir de entonces empecé a dudar si seguiría siendo mi mejor amigo o no.

-Ya veo, ¿se quitarán?

-No, pero se pueden ocultar con magia.

-Bien, no creo que a mis padres les haga gracia que tenga un piercing y encima un tatuaje, ya es demasiado, lo siguiente sería teñirme el pelo.

-Espero que no, me encanta tu color, es tan brillante y raro que me dolería si te lo tiñeras, además al menos tú puedes peinártelo, el mío tiene estipulado por herencia que siempre será un desastre al estilo rebelde.

-Tienes razón- se rió el rubio.- Deberíamos dormir, todo el día de hoy me ha dejado muerto.

-Sí a mí también, ¿tú crees que recapacitará?

-Sí, pero no habrá la misma confianza entre vosotros, se excedió demasiado.

-Lo espero por Hermione, ella no merece sufrir- se abrazó al Slytherin y se dejó llevar por el sueño.

 

El ruido de pasos en la escalera los despertó a ambos, se levantaron medio groguis y miraron a la escalera de caracol que bajaba de la cúpula. Por ella Hermione bajaba con su maleta y frente a ellos la esperaban los gemelos mirándolos con ojitos brillantes que los asustaron.

-¿Qué pasa?

-Oh, sois tan monos dormiditos así juntitos.

-Hacéis una pareja tan dulce- ambos se pusieron rojos y empezaron a tirarles cojines y almohadas.- Míralos George, están compenetrados hasta para enfadarse con nosotros.

-Fred, George, ¿por qué habéis invadido mi habitación sin permiso?

-Oh, lo tenemos, Sirius nos dijo que podíamos subir a por Herm.

-Bien- el tono del moreno no auguraba nada bueno para el animago.- Vamos a desayunar, Draco.

 

Se cambiaron y bajaron todos juntos a la entrada, Hermione ya había desayunado por lo que primero se despidieron de ella y de los gemelos y luego se sentaron en la mesa para desayunar. Sirius estaba tranquilamente tumbado al sol cuando una nubecita se posó sobre él y empezó a descargar agua helada que lo hizo levantarse y correr hacia la casa pero la puerta se cerró mientras la nube le seguía. Draco miró a Harry y él sonrió inocente, el Slytherin sonrió de vuelta y siguió con sus cereales ignorando ambos al animago que llamaba a la puerta calándose hasta los huesos. El rubio volvió a mirar al Gryffindor y le hizo un ligero gesto con la cabeza, el moreno rodó los ojos y la nube desapareció y Sirius cayó al suelo al abrirse la puerta.

-¿Estás bien papá?- preguntó el ojiverde.

-No gracias a ti hijo, ¿qué tal habéis dormido?

-Bien, hasta que nos has enviado a los aprendices del Joker como despertador.

-Me alegro.

-Lo sé, ¿estaba fresquita el agua?

-Como recién sacada del frigorífico.

-Bien.

-A propósito, Draco, esta tarde vendrán tus padres, quieren vernos antes de volver a irse de vacaciones a no-sé-dónde.

-¿Qué? ¿Mis padres? ¿Desde cuando lo sabéis?

-Ayer tarde, no os dijimos nada porque ya estabais bastante ocupados.

-Oh, dios mío, ¿qué voy a hacer? ¿Cómo les voy a explicar todo?

-Draco- lo llamó Harry.- Draco mírame- el rubio obedeció totalmente perdido, el Gryffindor estiró una mano por encima de la mesa para coger una del Slytherin.- Escúchame, no pasará nada, lo entenderán. Yo estoy a tu lado, no has hecho nada malo, se lo explicaremos con tranquilidad y no te dirán nada, no se enfadarán, no hay necesidad de preocuparse, ¿de acuerdo?

-Sí... s-sí de acuerdo, no habrá problema.

-Así me gusta, ahora termina el desayuno que vamos a encerrarnos en el armario para que me obligues a ponerme la ropa que más adecuada te parezca para cuando vengan tus padres y luego haremos la tarta de frutas del bosque para tu madre y un buen café para tu padre y así estarán totalmente relajados cuando les contemos todo, sólo por si acaso, ¿bien?

-Bien, me gusta la idea.

-Me alegro, Pathfoot, ¿a qué hora vienen?

-A las cinco, Sev y Moony han salido a comprar algunas cosas para cuando vengan, si los llamas creo que podrás pedirles que te traigan ingredientes.

-Bien, gracias- terminó con el zumo y se levantó.- Vamos Draco.

 

El Slytherin no podía evitar estar nervioso, ¿con qué cara les decía a sus padres que no quería seguir con la empresa familiar? ¿Cómo les decía que quería quedarse un año entero sin hacer nada? El abrazo de Harry lo cogió de improvisto pero lo agradeció enormemente, todas sus dudas se fueron y se tranquilizó, lo tendría al lado y él había decidido que esta vez iría por donde él quisiera. Unos pantalones negros de vestir con una camisa beis fueron el conjunto que el rubio eligió para Harry junto con unas deportivas elegantes y discretas.

 

Los Malfoy llegaron justo a las cinco en punto, para entonces el pastel se estaba terminando de enfriar y el té estaba listo para ser servido. Severus les abrió la puerta, besó la mano de Narcisa y estrechó la de Lucius, luego los otros dos mayores saludaron y fueron a la terraza, donde los dos más jóvenes esperaban. El Gryffindor fue el primero en levantarse a saludar cubriendo momentáneamente a Draco, abrazó y besó en la mano a Narcisa y estrechó a Lucius la mano con una sonrisa.

-¿No saludas hijo?

-Lo siento padre- respondió Draco levantándose y poniéndose al lado de Harry.- Me alegro mucho de veros.

-¿Qué es lo que te has hecho en el labio, Draco?- el Slytherin se puso en tensión, el moreno le cogió de la mano con disimulo para apoyarlo. Lucius se acercó más a su hijo y le tomó el mentón con suavidad.- Interesante, ¿qué opinas querida?

-Me gusta, le da un aspecto menos serio y más atractivo, un buen sitio.

-¿Entonces, os gusta?

-No me disgusta, aunque habría preferido que nos pidieras antes permiso- Lucius torció un momento el gesto.- Pero está bien, es un buen lugar para ponerte un piercing, queda discreto y atractivo, no en el sentido de elegante pero tampoco resta elegancia así que no es tan malo.

-Harry, cariño ¿qué es lo que te has hecho en la muñeca?- preguntó Cissy.

-Ah, es un tatuaje que me hice, nada importante- respondió.

-¿Podrías dejarme verlo?- él extendió su muñeca a la señora Malfoy y esta lo observó con detenimiento.- Interesante, simple y elegante, está hecho con magia.

-Lo sé, es muchísimo menos doloroso así.

-Hace poco que te lo hiciste, ¿qué paso?

-Un ritual de amistad- ella miró un momento a su único hijo pero no dijo más.

-Me gusta, el lugar es discreto y fácil de ocultar, no me importaría tener uno a mí también pero ya no tengo edad para estas cosas- se rió.- Bien, ¿tomamos el té?

-Por supuesto.

 

Se sentaron mientras Keacher traía la tetera y la tarta, los Malfoy empezaron a contar que había ido primero a Francia, a la casa de campo que allí tenían y lo que hicieron allí. La visita a París para que Narcisa se fuera de compras, los paseos por la costa... Los dos más jóvenes contaron lo que habían hecho todos esos días, bromearon sobre los primeros días y las peleas que luego solucionaron, Harry se abochornó al recordarse arrastrado por toda la cuidad de compras con el rubio, Narcisa felicitó a su hijo por haber conseguido que renovara el fondo de armario. Lucius señaló extrañado el invernadero y preguntó:

-¿Desde cuándo lo tenéis ahí?

-Oh, desde hace poco, Harry y Draco lo construyeron para Draco- respondió Remus orgulloso.

-¿Para Draco?

-Sí, padre, confesé a Harry que me encantaban las plantas y él se ofreció a hacer aquí el invernadero, ahora tengo una colección de plantas mágicas y normales realmente interesante, tengo incluso un lazo del diablo domesticado- se rió el rubio.

-¿Domesticado? ¿Cómo es eso?

-Tengo afinidad con los cuatro elementos Lucius, yo le di la planta ya educada, de algo me tendría que servir el entrenamiento intensivo que hice para la guerra.

-Una buena forma de aprovechar tu poder.

-Gracias, aunque a veces es un problema porque se me descontrola.

-Pero Draco tendrá que dejarlo para atender a la empresa familiar, alguien tendrá que cuidarlo por él- comentó Lucius.

-No veo por qué Draco debería dejar de hacerlo- comentó amablemente el moreno. Los mayores se quedaron mirándolos.- Mi opinión es que Draco hiciera lo que le diera la gana con su vida, no algo que se le ha impuesto, ya hemos tenido mucho de eso estos años ¿no cree?

-¿Y qué piensa hacer Draco, si no es seguir con la empresa Malfoy?

-Pues, la verdad es que no lo sé muy bien, padre- respondió el rubio avergonzado.

-Pero eso no quiere decir que no pueda encontrar algo ¿verdad?- dijo el Gryffindor cogiéndole de la mano y sonriendo.- Draco, no te empujo a nada, decide por ti mismo, es hora de hablar.

-Gracias Harry, padre, verás, no me gustan los números, no quiero seguir con la empresa haciendo cuentas todo el tiempo, no me gusta. Yo quiero un trabajo que me permita trabajar con las plantas y hacer pociones, probar nuevas recetas que mejoren las que ya están inventadas e inventar unas nuevas y mejores.

-Interesante, el problema es que eso es difícil de conseguir hijo- le dijo dulcemente Narcisa, el rubio suspiró.

-Lo sé madre, por eso quiero tomarme un año sabático para decidir qué puedo encontrar que me guste, de no conseguirlo estoy dispuesto a seguir con el negocio familiar sin quejarme.

-A mí me parece una buena idea y bastante precavida Lucius- hablo Severus por primera vez.- Tienes todas las de ganar.

-Me lo pensaré detenidamente, ¿te parece bien, hijo?

-¿Tengo opción a negarme, padre?

-No, pero no te preocupes, no me parece tan mala idea, sólo quiero estar seguro de mi decisión, después de todo eres mi único hijo y querría un futuro mejor que el mío para ti.

-Gracias padre.

-Al parecer tienes mucho más apoyo que yo en esto y convencen con facilidad- miró el reloj y suspiro.- Caballeros, tenemos hora de irnos, sentimos no poder quedarnos más pero nuestro traslador sale en diez minutos hacia Grecia.

-Oh, vaya, de acuerdo.

-Harry... ¿Un trozo de esa tarta sería posible de llevar?

-Por supuesto Lucius, enseguida la preparo- cogió la bandeja y desapareció por la puerta de la cocina. Volvió enseguida con una caja adornada y se la entregó a los Malfoy.- Siempre pueden pedir alguna receta en especial.

-Buscaremos alguna que te suponga un reto querido- respondió Narcisa agradecida.- Sirius, Remus, Severus, deberíais pensaros en iros de vacaciones vosotros también, nuestra casita en Francia está libre y es acogedora, siempre viene bien un poco de intimidad absoluta.

-Lo pensaremos.

-Avisadme para que lo preparen todo si queréis ir.

-Muchas gracias Cissy.

-Buen viaje, madre, padre.

-Pórtate bien hijo, Harry, cuida de él, igual tú Draco.

-Sin duda madre.

 

Salieron a la carretera frente a la casa y se desaparecieron, Harry y Draco suspiraron aliviados y se miraron sonriendo, lo habían conseguido, todo había salido perfecto. El Slytherin abrazó al moreno eufórico.

-Gracias Harry, muchísimas gracias.

-Ya sabes que los mejores amigos estamos para eso, tu padre no tardará en decirte que acepta lo del año sabático.

-No sabes hasta qué punto soy feliz.

-Yo diría que sí, te estoy sintiendo.

-¿Cómo?

-Al parecer el ritual forma una especie de lazo entre nosotros, estoy sintiendo tu felicidad, he sentido tu nerviosismo y tu alivio también, creo que he sentido hasta el placer cuando te comías tu trozo de tarta.

-Oh... ¿en serio?

-Sí, ¿tú no me sientes?- el rubio se dejó llevar un momento, sintió la corriente que pasaba de la mano al resto del cuerpo de Harry cada vez que su pulgar acariciaba el dorso distraídamente, la curiosidad impaciente del moreno también la sentía como propia aunque no se viera en el exterior.

-Sí, es genial.

 

A los tres días los mayores decidieron irse a Francia por un par de semanas así que los dos más jóvenes se quedaron solos en casa. El trío se había ido aquella mañana temprano y en la casa reinaba el silencio, Harry estaba algo nervioso y el Slytherin lo notó así que quiso saber qué pasaba.

-Harry, te veo un poco alterado, ¿estás bien?

-Sí, no te preocupes.

-¿Qué pasa?

-Es una sorpresa, no te preocupes- el timbre sonó en ese momento y Harry se levantó corriendo a abrir.- Hola, me alegra que hayáis venido.

-Es un placer Potter, echábamos de menos a Draco, aunque hemos traído a alguien más con nosotros, Theo insistió, pero no creo que te moleste- respondió una voz que hizo correr a Draco hasta la entrada.

-¡Blaise! ¡Pan! ¡Theo! Crabbe, Goyle, ¿qué hacéis aquí?

-Potter nos invitó para venir a verte.

-¿Sorpresa?- dijo el moreno.

-Eres mi ídolo.

-Esto es muy extraño, pero como te iba diciendo Potter, Theo ha traído a alguien más, que es quien ha evitado que nos perdamos- se apartó para dejar ver a Neville.

-¡Nev!

-¡Harry!

-Cuánto tiempo sin verte, ¿cómo te va con el examen de entrada? ¿Ya lo has hecho? ¿Qué te han dicho? ¿Has aprobado? ¿Qué haces aquí? Oh, ¿sales con Nott? No me lo puedo creer, ¡es genial! Cuéntame, ¿cómo es con eso? ¿Mucha fiesta?

-¿Se puede hablar más rápido?- le preguntó Blaise a Draco.

-Lo sé, ¡aprobé! Soy el nuevo profesor de Herbología de Hogwarts, ¿te lo puedes creer? Es genial, Theo me trajo para no dejarme solo y que no te sintieras muy incómodo, es una persona genial, me quiere muchísimo y sobre la fiesta... mejor luego te cuento.

-Ya ves que sí, bueno mejor pasemos dentro, ¿queréis algo?

-Nosotros hemos traído pasteles- comentó Goyle.

-Oh, genial, gracias chicos.

 

Los ocho pasaron dentro de la casa y mientras Keacher preparaba el té Draco les enseñó a los Slytherin la casa mientras Harry se quedaba hablando con Neville de su relación con Nott. Harry le contó sobre Hermione y todo lo ocurrido con ella, Nev se escandalizó y luego deseó en voz alta que su amigo pelirrojo recapacitara.

-¿Y cómo va con Malfoy?

-Pues la verdad es que muy bien- extendió la muñeca y se pasó una mano por encima para que el tatuaje apareciera.- Fue un accidente la mar de oportuno.

-¿Y cómo es?

-Genial, puedo sentirlo en cualquier parte de la casa, cualquier emoción que tenga, me cuesta no intentar imaginarme cómo sería si montáramos una fiesta.

-Eres un gato salido, ¿sabías?

-Creí que tenías claro que me daba igual, al menos después de aquella última noche en la torre.

-¿Qué última noche en la torre?- preguntó Nott bajando por las escaleras.

-La del fin de curso, hicimos tal fiesta que hasta la señora gorda se fue para no aguantarnos, una pasada- respondió Harry con una sonrisa inocente.- ¿Tomamos el té?

-Sí, vamos.

 

Los Slytherin contaron lo que llevaban de verano, sus viajes, cómo andaba su familia y se divirtieron haciendo suposiciones de lo que podría haber pasado en la casa con Draco y Harry en el mismo cuarto. Lo que no sabían ellos era que dormían juntos y eso fue un alivio para ambos amigos, ya que preferían no oír las conclusiones que, sobretodo Pansy, sacarían de aquello. A la hora de que Harry se comiera su pastelito se empezó a encontrar mal, tenía demasiado calor, la cucharilla que tenía en la mano se empezó a doblar.

-¿Harry? ¿Estás bien?- le preguntó el rubio.- ¿Por qué tienes tanto calor?

-Disculpadme- se levantó y desapareció como un rayo escaleras arriba.

-Chicos, creo que tendréis que iros ya, lo siento mucho.

-De acuerdo, no te preocupes Draco, hemos pasado un buen rato, llámanos cuando quieras, ya sabemos venir y todavía están las puertas de nuestras casas abiertas para ti.

-Gracias Blaise, lo siento mucho.

-Malfoy, intenta no tocar a Harry, puede que te haga daño.

-¿Qué?

-Que Harry en estos momentos podría prender un trozo de madera con un dedo, ten cuidado, tal vez el hielo ayude.

-De acuerdo, gracias Lombottom.

-Cuida de él.

-Adiós.

 

Cerró la puerta y subió corriendo a la habitación, en el baño se oía a Harry jurar en arameo casi a pleno pulmón. Draco tocó la puerta con suavidad para llamar su atención sin tener que entrar.

-¿Harry? ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? ¿Quieres que entre?

-¡No! No hace falta, tráeme hielo, mucho hielo, por favor.

-Voy- bajó corriendo a la cocina y Keacher le dio un cubo lleno de hielos.- Harry ya tengo los hielos, voy a entrar.

-¡No!- pero ya era tarde el rubio había entrado con el cubo apoyado en una cadera y se había quedado estático. Ahí estaba su mejor amigo, totalmente desnudo metido en una bañera con agua helada y con una toalla sobre sus partes nobles.- Sal de aquí, por favor, por favor.

-No, necesitas mi ayuda y me quedaré contigo.

-Entonces ve al despacho de Sev, busca una poción en contra de todos los afrodisíacos, corre.

 

Corrió abajo y buscó desesperado la poción, había tantos botecitos por todas partes y tantos con el mismo color pero diferente nombre que no sabía por dónde buscar. A ver, pensó, utiliza la cabeza con frialdad, de qué color son los antídotos para pociones de amor y afrodisíacos. Se puso a buscar entre los colores claros hasta que encontró el botecito que buscaba, volvió corriendo junto a Harry y le destapó el tarro, el moreno se lo bebió de un trago.

-Draco, espérame  fuera por favor, no creo que pueda aguantar más bochorno.

-Han sido Crabbe y Goyle, fueron ellos los que te dijeron que cogieras ese pastel, lo siento, lo has hecho por mí y mira cómo has acabado.

-No te preocupes, anda, sal y espera fuera, estoy mejor.

-No, me quedaré contigo.

-Draco, por favor, esto ya es bastante bochornoso, ¡Draco ¿qué haces?!- gritó al ver que el rubio se metía con él en la bañera.

-Está calentita.

-¿Te extraña? He doblado una cuchara de plata sólo con sostenerla, Remus me va a matar cuando se entere, sal, te vas a resfriar.

-Que no, me quedaré aquí y no hay más que hablar- se apoyó en el pecho del Gryffindor y ahí se quedó más terco que una mula.- Gracias.

-Best Friends Forever.

-Sí, Best Friends Forever.


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