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Paraíso Abstracto. por Dolphinnie

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Notas del capitulo:

Holaaa!! Lo prometido es deuda mi primer YunJae con mucho cariño de yo para ustedes aahahah

Espero que les guste y de cierta manera compensarlas por la espera que tendrá mi fic "No es fácil ser amado"

Disfruten!!

 

Definitivamente era la mejor fiesta a la cual asistía, estaba en un Pub disfrutando de buena música, charlas triviales con sus amigos pero por sobretodo; bastante alcohol, este último pretendía al comienzo ser un buen compañero de nuestro protagonista, lamentablemente el abuso por parte de el chico azabache terminaron pasándole la cuenta y unas horas más tarde, el pelinegro ya se encontraba hablando estupideces, totalmente fuera de sí.

 

 

 

-¡Eh!, Yunho ¡Ven aquí!- se escuchó desde la pista de baile, era uno de sus amigos que le estaba invitando a bailar un rato, quizás para conocer chicas.

 


Todos sabían que Yunho era un gran bailarín, poseía una suerte de don que hacía que multitudes admiraran sus movimientos sensuales y bien definidos, eso obviamente llamaba la atención de las mujeres que ante tanta fogosidad en la pista de baile, veían en Yunho a un chico atractivo y sexy, por ende, un buen partido. Para el azabache toda esta situación era normal, siempre que iba de fiesta terminaba, ebrio, bailando y seduciendo chicas las cuales casi siempre terminaban en la cama de su departamento o en cualquiera otra proveniente de algún anónimo motel. Si, Yunho tenía fama de casanova y conquistador empedernido, quizás era su afán de ser conocido por todos como un ganador, tal vez era su búsqueda de cariño en lo que fuera o su miedo al compromiso y la madurez. Para él no era importante nada de lo anterior, según su opinión el compromiso era para los viejos y la madurez le llegaría con el tiempo, tenía solo veinticuatro años, aún era joven y con libertad de acción.

 



Se animó bastante con la propuesta de ir a bailar aunque eso ya era una  rutina, siempre deseó que pasara algo nuevo y totalmente opuesto a lo llamado "normal", pero el solo hecho de decirle a quien se le cruzaba que estaba en la mejor fiesta de su vida ya le daba un toque distinto, aunque usara esa frase sólo para auto convencerse.
Rápidamente se fue a la pista de baile y aunque el exceso de alcohol y la cantidad innumerable de luces lo tenían mareado logró moverse con total naturalidad siendo a los pocos minutos abordado por rodas las mujeres que querían bailar junto a tan sensual chico. Así pasaron varios minutos, sesenta para ser exactos, el azabache se dio por vencido, sus piernas le pesaban y aquellos cegantes focos junto con la fuerte música terminaron por agotarle los sentidos obligándolo a salir del lugar bajo la mirada de varias chicas que sufrían la derrota de no haber sido escogidas por él. 
Caminó hasta la barra del bar y se sentó demostrando su cansancio con un sonoro suspiro, pidió un trago, uno liviano para empezar y mientras lo bebía con gula notó como alguien se sentaba a su lado.

 


El pelinegro dirige su mirada de inmediato hacia la persona encontrándose con un encantador panorama:
Se trataba de un joven de tez blanca, no más alto que él, con cabello mediano y rubio claro, ojos oscuros y rosáceos labios. Yunho nunca se encasilló en ninguna tendencia sexual y aunque nunca halló un hombre interesante y siempre le gustaron las mujeres, este chico resultó ser toda una novedad. Con esa mezcla varonil en su forma de vestir y de presencia, pero con un suave toque femenino en sus rasgos que lo hacían ver hermosamente atractivo.


-Me impresionaste en la pista. - Comentó de pronto aquel chico sin mirarlo. Pidió un trago y luego agregó dirigiendo su mirada pausadamente hacia el- me llamaron mucho la atención tus movimientos, creo que nunca había visto a alguien bailar así.


El azabache lo miró embobado y tardó un momento en procesar la información y responderla:

-Gra...gracias.

 

-Siempre he querido bailar tan fluidamente como tú, pero creo que no tengo el talento necesario ni las ganas de practicar- reconoció el rubio sonriendo y dando una primera probada a su recién llegado trago- Esto es realmente delicioso, dime ¿Es normal que bebas tanto?

 

-¿Eh?- preguntó confundido- Bueno... la verdad es que sí, de hecho ahora mismo no estoy muy consciente de lo que hago...

 

-Ya veo, espero que me recuerdes cuando recobres el conocimiento por la mañana- rió divertido mientras dirigía su mirada hacia un grupo de chicas que no paraban de mirar al azabache- tienes muchas fans.

 

-Si- reconoció mirando vagamente al grupito de féminas que, ante su fugaz mirada, comenzaron a reír tontamente- La verdad no estoy interesado- confesó mientras se tomaba todo el contenido del vaso de un solo sorbo y pidiéndole otro trago más fuerte al barman

 

-Parecen lindas, deben ser del agrado de los chicos comunes...

 

-¿Chicos comunes?

 

-Si... soy un poco distinto para mis gustos.

 

-Ohh, ya veo...

 

-¿Sabes? Creo que mejor me voy, no quiero quitarte más tiempo...

 

-¡No! para nada, quédate- pidió el pelinegro- conversemos más- nuevamente terminó su vaso de una sola engullida y pidió otro.

 


Estaba casi al borde de la inconciencia total pero aún mantenía su capacidad de pensar con normalidad y lo que pensaba era que aquel rubio chico era un verdadero misterio, no pudo averiguar nada privado de él, siempre se mantenía digno y con su aire intelectual. Por su parte Yunho ya le había contado prácticamente toda su vida, con detalles que nunca se hubiese permitido relatar en estado sobrio.
 Pero aquel interesante hombre lo escuchaba atentamente, si hasta parecía maravillado de oír al pelinegro contarle su vida entera, a pesar de todo, Yunho se sentía extrañamente cómodo con todo lo que decía, lo más probable que por la ingesta descarada de alcohol.


Las horas pasaban y pronto cerrarían el local, Yunho ya no se acordaba de lo que hacía solo minutos atrás, no veía con claridad e intentaba constantemente enfocar la vista mas no lo lograba, todo se movía en cámara lenta a su alrededor, sus movimientos se entorpecieron y luego de balbucear algunas cosas, terminó todo por apagarse ante él, dejándolo en un negro total.

 

 

 

 

 

 

.++.______________.++._______________.++.

 

 

 

 

 

Abrió sus ojos lentamente, estaba envuelto en un silencio abrumador, nada comparado al Pub. No podía oír casi nada, mientras intentaba enfocar bien la vista logró percibir el sonido de algunas aves pero no cualquier ave, eran gaviotas, aquello no le sorprendió ya que el famoso local nocturno y su casa se encontraban a menos de treinta minutos de la playa. Claro, si se iba en auto.

 

La vista poco a poco se le aclaró y comenzó a reconocer colores y cosas, mostrando con bastante evidencia que se encontraba en un sitio poco común para él: acostado en los asientos traseros de un automóvil el cual no reconoció. Se incorporó velozmente imaginándose las más escalofriantes y locas ideas de por qué estaba ahí y las respuestas llegaron más pronto de lo esperado ya que una voz (que reconoció de inmediato) le aclaró todo.

-Hasta que por fin despiertas.

 

-¡TÚ!- gritó mirando directamente al rubio que conoció en el Pub, el susodicho se sentó en el asiento del conductor y volteó su cuerpo hacia donde se encontraba el azabache recostado.

-¿Estamos en tu auto?... ¡¿Por qué estoy aquí?!- exclamó- ¡ahh! mi cabeza...- se quejó, la resaca se hizo presente.

 

-Cálmate- contestó con serenidad- si, estamos en mi auto y estás aquí por que tú me lo pediste.

 

-¿Qué?- se confundió. Recordaba haber hablado con él, haberlo encontrado interesante, bello, sexy.... y todo lo demás sumergido en lo más profundo de su mente...

 

-En la noche estabas muy ebrio, me contaste toda tu vida, luego bebiste mucho más y comenzaste a balbucear estupideces. Después vomitaste, casi te peleas con un tipo que no conocías y finalmente me pediste que te sacara del lugar y te llevara a donde yo quisiera. Fin ¿satisfecho?- comenzó a reír adorablemente.


-¿Encontraste buena idea tu auto?- preguntó no muy convencido.

 

-Encontré buena idea la playa

 

-Así que la playa, con razón tanta gaviota...

 

-Ten- el rubio estiró su brazo entregándole una lata de algún líquido- la compré antes de venirnos, es una bebida energética, pensé que te ayudaría. Cuando salgas del auto cuidado con tus ojos, hay mucha luz, se ve un poco oscuro por que estamos bajo la sombra de un árbol y alrededor de algunos arbustos altos. 

 

-Gracias- abrió la lata y comenzó a beber notando que el misterioso chico salía del auto y empezaba a caminar. Yunho se apresuró a beber un poco más y lo siguió encandilándose al instante con la luz natural.

 

"Debe ser muy temprano"

 

Pensó al ver la playa totalmente vacía, el cielo estaba totalmente blanco por las nubes, corría viento y no había ningún rastro del sol. Apresuró el paso y se ganó al lado del rubio que miraba constantemente el mar.


-¿No te parece hermoso todo esto?

 

-¿A qué te refieres?

 

-El mar, las olas, arena blanca, una playa vacía...

 

-Si, supongo- contestó desinteresado

 

-Me encanta el mar, a la gente que vive cerca no le llama la atención por que vive cerca y lo ve siempre, pero a mí nunca ha dejado de fascinarme.

 

-¿Qué hora es?

 

-Las Diez de la mañana

 

-¿Qué? ¿Por qué está vacío este lugar entonces?

 

-Por que estamos a un cuarto de hora de la población- rió- como queda lejos, nadie viene.

 

-¿por qué me trajiste aquí?

 

-No lo sé, quizás necesitaba venir otra vez- comentó al momento en que se sacaba la polera

 

-¿Qué haces?- se sorprendió el azabache

 

 

 

El rubio no contestó y se sacó los zapatos con calcetines incluidos para luego correr hacia el mar y sumergirse en él. Por su parte Yunho no sabía si su sorpresa fue por la acción de ese chico o por su increíble torso marcado, tragó saliva al recordarlo y miró hacia el agua; el rubio se había hundido y aún no salía. Asustado, el azabache se acercó a la orilla para divisarlo mejor más no pudo, ni una sola parte del cuerpo de aquel extraño chico salía a la superficie. Temiendo lo peor, Yunho se metió al mar para socorrerlo, le costó encontrarlo pero al fin, topó con una mano la cual levantó, el cuerpo del rubio salió a la superficie por fin. El pelinegro lo tomó en brazos y salió del agua para dejarlo en la arena seca y algo tibia.
Apretó su estómago levemente haciéndolo toser, el chico abrió sus ojos y se incorporó con dificultad.

 

 

-Hasta que por fin despiertas- bromeó Yunho utilizando las mismas palabras que el misterioso chico usó cuando el pelinegro despertó en el auto.


-Muy gracioso-rió- te demoraste- volvió a reír.

 

-Te la pasas puro riendo- bufó molesto- no te tomas nada enserio y... Oye ¿cómo es eso de que me demoré?

 

-Estaba esperando que me fueras a buscar.

 

-¿Por qué? ¡Pudiste haber muerto!

 

- Lo sé, pero encontré buena idea el hacerme el ahogado para que me rescataras, no preguntes, solo lo encontré divertido.


-Eres muy extraño- dijo sorprendido.


-¿Cómo te llamas?- preguntó de pronto el rubio

 

-Jung Yun Ho...Yunho- contestó confundido

 

-Ya veo, un gusto Yunho.

 

-Y... ¿y tú? ¿Cuál es tu nombre?

 

-Kim Jae Joong, Jaejoong.

-Un gusto igualmente. Dime...Jaejoong ¿por qué te gusta el mar?- consultó sentándose a su lado.

 

-Verás, yo era como toda la gente de acá, hacía mi vida normalmente y no le prestaba atención a los detalles de la vida. El mar también era uno de esos detalles que yo no tomaba en cuenta hasta que...-dudó un momento- hasta... que un día tuve un problema con mi familia, en esos tiempos tenía dieciséis- recordó- y me arranqué de casa. Estuve caminando por horas y dí con este lugar. Me senté frente al mar un rato y muy enojado me decidí y metí en el, pero me fui muy adentro y me ahogué...

 

-Jaejoong...

 

-Desperté ocho días después en un hospital. Nadie sabe como pasó pero un señor que pasaba por el lugar me encontró en la orilla. Yo creo que fue el mismo mar quien me sacó y puso a salvo. Por eso le tengo respeto, por eso me gusta...

 

-¿y tu familia?


-Lo tomaron como intento de suicidio por la pelea que tuvimos debido a mi confesión.

 

-¿Cual confesión?

 

-Que soy gay- respondió secamente sin esperar reacción- me enviaron a un hospital en el que estuve tres meses, cuando me dieron el alta supe que mi papá había expresado su desprecio para conmigo por mi condición y decidí no volver a casa, me fui a vivir con una tía y nunca más supe de ellos...

 

-¿Cuando volviste?

 

-Hace un mes... ¡Está todo muy cambiado! piensa que han pasado casi ocho años, ya tengo veinticuatro. Perdón por haberte confesado mi condición tan así

 

-No te preocupes, no es ningún problema, en lo absoluto.-sonrió- Vaya, tenemos la misma edad... oye, de verdad lamento lo que te ocurrió.

 

-No te preocupes, ya no me afecta- sonrió- Yunho... ¿Me harías un favor y me acompañas al mar?

 

-Claro- aceptó- vamos pero con la condición de que no volverás a hundirte así

 

 

El rubio rió divertido y se metió al agua nuevamente seguido de Yunho que esta vez pudo sacarse la camisa y los zapatos. El mar estaba tranquilo ese día algo poco habitual para las fechas, el azabache pensó emocionado que era por la presencia de Jaejoong, increíblemente concordó mentalmente en que fue el mar quien lo salvó, el mar de alguna manera estaba feliz de tener al rubio entre sus redes de encantamiento.
De pronto el rubio, desobedeciendo la advertencia que anteriormente se le había dado, volvió a hundirse por un largo rato siendo sacado de un brazo por un molesto pelinegro:

 

-¡Deja de hacer eso! me asustas- le regañó Yunho sacándolo una vez más a la superficie.

 

-Lo siento, es la costumbre- dijo agarrándose del cuello del pelinegro pero una sorpresiva ola botó a ambos chicos, arrastrándolos a la orilla, dejando al descubierto un alentador panorama: Jaejoong sobre Yunho

 

El azabache tosió un poco por la ingesta involuntaria de agua y su corazón se aceleró al límite al notar en la situación en la que se encontraba.


-Jaejoong...- Susurró. El susodicho levantó su rostro un tanto perdido y sus ojos se abrieron de par en par más, producto del shock, no fue capaz de moverse ni un centímetro, se mantuvo ahí, mirándose cara a cara con el pelinegro.

 

-Jaejoong- repitió- ¿estás bien?

 

-S...si- logró decir reaccionando lentamente e intentando bajarse del cuerpo del otro, pero Yunho tenía otros planes; lo tomó de la cintura y lo volteó dejándolo a él sobre la arena. Acercó su rostro lo más que pudo al de Jaejoong y respiró suavemente sobre sus labios

 

-¿Qué haces?- fue lo último que alcanzó a decir el rubio por que un pasional pelinegro lo calló besándolo sensualmente.

 

En su vida había probado unos labios así, tan suaves, tan deliciosos, ni todas las mujeres que habían pasado por su vida lograban compararse a la suavidad y delicadeza con la que Jaejoong correspondía al beso. Estaba con su mente en cualquier sitio menos en la realidad, lo que hizo no era para nada de normal, pero fue esa urgencia de tocarlo, de conocerlo más, en el Pub logró cautivarlo con su personalidad misteriosa y ahora con su dulzura y extraña inocencia terminó por robarle el corazón. Profundizó más el beso mientras con una de sus manos acariciaba el pecho del rubio quien suspiraba de vez en cuando, con cuidado tomó posesión sobre aquel suave cuerpo, apretó su sexo contra el del Jaejoong, ambos erectos.


-Yunho...- jadeó al sentir como el azabache friccionaba su miembro contra el suyo.

 

-¿Quieres que paremos?

 

-No... Pero... estoy incómodo.

 

-¿Qué propones?

 

-Volver al agua...

 

-Que innovador- comentó divertido mientras se levantaba para sacarse todo lo que le quedaba de ropa, quedando desnudo. Fue el mismo quien desvistió al rubio para después cargarlo entre sus brazos llevándolo de vuelta al salado mar.

Jaejoong se puso de pie frente a Yunho, se estiró un poco debido a que el azabache lo superaba en altura y besó su frente con ternura, con sus labios bajó hasta su boca la cual besó con pasión para finalmente terminar depositando tan especiales labios en su cuello, sacándole suspiros al pelinegro quien comenzó a apretar su cintura contra la del rubio haciéndole notar que su miembro aun estaba duro.


El agua les llegaba casi a las caderas y con cuidado el más alto se agachó llevándose a Jaejoong consigo en el acto, lo colocó sobre su regazo de manera que el rubio quedó sentado sobre Yunho que estaba acomodado sobre sus rodillas, con toda su parte baja sumergida rozó varias veces la punta de su miembro en la entrada del más bajo que comenzó a jadear ansioso mientras retomaba los besos sobre el cuello del pelinegro
Delicadamente Yunho levantó un poco el trasero de Jae y con extrema meticulosidad irrumpió en la entrada del rubio que al instante gimió incomodo.

 

-Yunho... me... me duele...

 

-Relájate Jaejoong, después te gustará, lo juro...

 

Siguió en su labor de adentrarse en el más bajo que cerraba sus ojos con fuerza mientras se encontraba aferrado al cuello del azabache hasta que finalmente este tocó fondo. Aún adolorido, Jaejoong empezó a auto embestirse pausadamente aumentando el ritmo de a poco. La sensación de dolor pronto desapareció dando origen a un placer indescriptible.

Ambos comenzaron a gemir, llenando el lugar con sus voces impregnadas de excitación y pasión.

 

-Ahhhh Yunho... ¡ahhh!

 

-¡Mmmh! más rápido Jae... hazlo... más rápido.

 

 

Las embestidas eran ya desenfrenadas, el rubio saltaba eufóricamente sobre Yunho, saliendo y entrando una y otra vez. El azabache apretaba con sus manos las caderas del más bajo para ayudarlo en los vaivenes mientras Jaejoong se encargaba de gemirle deliciosamente en su oído.
El clímax se aproximaba por lo que el pelinegro tomó el miembro de su amante y lo empezó a masturbar rápidamente haciéndolo casi gritar de la excitación.


-Ahhhh.... Yunho...Yunho...¡¡YUNHO!! - gritó llegando al orgasmo diluyendo su semilla en el mar. Yunho embistió un poco más hasta al fin eyacular dentro del platinado lanzando un ronco y placentero gemido.

 

Se quedaron quietos un momento, intentando regularizar sus respiraciones, se miraron intensamente para luego sonreírse dulcemente el uno al otro, besándose con ternura.

 

 

 

 

.++.______________.++._______________.++.

 

 

 

 

Nadie sabe que le aguardará en el futuro a Yunho, ni el mismo lo sabe con exactitud, pero lo que sí tiene claro es que vivirá con intensidad y dicha el presente, y su presente es estar recostado en la arena, con los ojos cerrados, escuchando las tranquilas olas del mar y deleitándose con las caricias que un rubio y encantador chico le propinaba en sus cabellos, un chico que llegó a su vida como un ángel buscando amor, un chico que le entregó toda la madurez y cariño que el rehusaba de la forma más bella.
Un chico al que, en ese mismo momento, le prometió fidelidad eterna.

 

 

FIN

 

Notas finales:

Reviews para mii?? =)


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