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Tentaciones por Musaga

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Notas del fanfic:

*Prince Of Tennis no me pertenece.

 

¡Amo este trio!

Notas del capitulo:

¡Con mucho cariño para Judy,Nioh y Jurika! (jo les debía un fic ¿ne? y claro a Yuko que cumplió años la semana pasada jojo.

Tentaciones


NiohXBuntaXAkaya


De no ser por la hiperactividad de Kirihara no se hubieran despegado del grupo, y como consecuencia no estarían esperando el metro en aquella estación tan concurrida. La gente estaba abarrotando el lugar, realmente veían imposible el hecho de poder abordar el siguiente tren. Bunta inflaba fastidiado su goma de mascar con sabor a menta, por su parte, Akaya bailoteaba al ritmo de la canción que escuchaba en el reproductor de música que compartía con Nioh.


El transporte por fin hacía su aparición e hizo sonar el inconfundible repicar del claxon, alertando su llegada y así evitar algún accidente. Pronto unos ligeros empujones comenzaron a sentirse, el de cabellos negros miraba a todos lados como espantado de la cantidad de gente. Finalmente el tren se detuvo para abrir sus puertas de un momento a otro y con ello permitir la entrada a los usuarios. El resto de las personas se arremolinó cerca del trio que estaba parado justo en la puerta de acceso.


-Eh… no nos vamos a subir ¿o sí?- preguntó con cierto tono de duda y temor el menor de los tres.


-¡Claro que no! Si entró ahí, seguro muero aplastado-


-Tranquilas señoritas, sólo es una estación, así que nuestro viaje será rápido- Nioh echó un vistazo a la cantidad de gente que pretendía subir, por suerte ellos no tendrían que maniobrar mucho para entrar, puesto que serían los primero en abordar.


-¡No quiero entrar!- Las puertas se abrieron y el grito de Marui descolocó a Kirihara quien entró en pánico al sentirse tacleado por la gente detrás de él, a causa de ello se aferró a la cintura del as de la volea. Nioh rió levemente al ver como la marea de gente arrastraba a esos dos quejosos que sólo se limitaban a ser absorbidos entre gritos y quejas a la parte interna del tren; haciendo gala de su tamaño y esbelta figura, logró colarse hasta darles alcance ya en el interior del vagón.


-¿No se rompieron, niñitas?- preguntó con evidente tono de burla, notó como Bunta estaba recargado sobre la puerta del  lado contrario al que entraron, estaba siendo casi aplastado por el demonio menor del Rikkaidai, quien estaba de frente a él y dándole la espalda a Marui.


-¡Moriré asfixiado! Akaya me estas pisando ¡fíjate dónde pisas!- el otro se disculpó torpemente girando un poco el rostro para intentar ver al de cabellera rosa. Cuando su cuello recuperó la postura se encontró con que tenía muy cerca de si el cuerpo de Nioh que permanecía con esa sonrisa malévola en su rostro y los brazos estirados hacía arriba, sujetándose de uno de los tubos superiores, dejando completamente expuesto su bien trabajado tórax y abdomen.


-Y eso que aún no han cerrado las puertas- comentó preocupado el más alto viendo de reojo la puerta que no se decidía a cerrar. Al terminar de hablar encaró al pequeño de cabellos azabaches que sin ninguna razón se notaba nervioso y titubeante –¿todo bien, enano?- el aludido asintió contradiciendo por completo el escalofrío que le recorría la espina dorsal al encontrarse tan cerca al pecho de Masaharu. Con sutileza desconocida para sus instintos, bajó su vista al bajo vientre del de cabellos plata ¡por dios! Eso era más peligroso que terminar recargado en un incomodo abrazo con Nioh, así que en un ataque decidió que mejor se giraba para no seguir en aquella posición, grave error.


-¡Akaya, tonto! ¿Para qué te giras? Ya me pisaste una vez más- de nueva cuenta pidió disculpas por su torpeza, para segundos más tarde caer en cuenta del grave movimiento que había ejecutado. Cuando creyó que las cosas no podían salir peor, más gente abordó el tren ocasionando más empujones y por consecuencia más roces no planeados. Al notar aquello, Kirihara optó por apoyar sus manos sobre la puerta que tenía en frente, colocando ambas manos a los costados de la cabeza de Marui que veía horrorizado lo que sucedía, la presión fue tal que las extremidades del bipolar joven se fueron


venciendo hasta quedar recargado con sus codos sobre la puerta, ya ni hablar de la cercanía con Bunta que dejó a medio inflar su famosa bomba de chicle.


-¡Por qué la gente sigue entrando si no cabe!- fue lo primero que lanzó al aire el de rara tonalidad de cabello, recibiendo un regaño visual por parte de Nioh.


-Puri…-


-¡Es lo único que se te ocurre decir! ¿Puri? ¡¿Qué demonios quiere decir eso?!- el mayor le guiñó un ojo como restándole importancia al asunto.


-Sólo es una estación, quejoso, pronto bajaremos-


-¡Claro! Como tú no tienes pegada la cara de este enclenque a tu rostro, dices las cosas con tanta tranquilidad- Akaya sólo ladeaba su rostro para evitar que algún movimiento no calculado terminara con un resultado vergonzoso para alguno de los dos. Bunta se equivocaba en su afirmación, él la estaba pasando igual de mal que el maestro de la volea, su cuerpo permanecía unido al del más pequeño en un encuentro perturbador e intimo, sentía claramente las caderas del jovencito quietas pero insoportablemente cerca de su entrepierna, eso era ¿desagradable? Si, esa era al parecer la palabra o ¿quizás no?


Las puertas finalmente cedieron para dar avance al trayecto que los conduciría con seguridad y velocidad a su destino, el martirio tan personal que el trio vivía no duraría mucho.


“Dos minutos cuanto mucho, aguanta” como si de una plegaria se tratara, los tres Rikkaidai  se rogaron internamente cordura y ante todo auto control ante el escenario tan inmoral y tentador que se les presentaba.


El demonio de cabellos negros se removía inquieto entre ambos cuerpos, los nervios eran mas que obvios en su jovial figura; el problema de aquello es que sus movimientos generaban roces no intencionados pero en definitiva certeros, traía inevitablemente cierto placer a los dos jóvenes con quienes terminaba frotando su delgada anatomía. 


-Estáte quieto enano, considera la falta de espacio, me estas empujando-


-¡Oh lo siento!- como acto reflejo trató de hacerse para adelante, sintiendo sus mejillas arder al instante al sentir algo extrañamente agradable chocar contra su intimidad, supo a la perfección de que se trataba tomando en cuenta la altura de ambos, el rubor en las mejillas de Bunta fue signo inequívoco de que era “aquello” que había sentido con tal precisión. ¿Qué demonios hacer? Si se movía para atrás tendría contacto pleno con la escultural figura de Nioh, si se movía sutilmente hacía adelante seguiría con esos roces vergonzosos con Bunta, por primera vez en su vida maldijo la idea de andar con el short deportivo del Instituto.


“Maldita tela, es tan delgada” se quejó internamente, mientras hacía todo el esfuerzo posible por no mirar al chico come dulces del Rikkai. Ya habían pasado algunos segundos desde que el tren se puso en marcha, así que el tormento seguro terminaría pronto, eso de alguna manera les tranquilizaba. El temblor obligado del transporte en movimiento ocasionaba fricción entre todos los pasajeros, en especial en aquel trio que fingía normalidad ante lo contradictorio del momento.


Por un momento una idea algo torcida cruzó la mente de los jóvenes:


“¿Qué tan malo y perverso es comenzar a sentir placer?” miradas fugaces se cruzaban, de reojo se contemplaban, Bunta a Nioh, Nioh le devolvía la mirada, Akaya miraba a través del reflejo de la puerta la sonrisa escalofriante de Masaharu, si las miradas hablaran…


“¡No aguantaré un minuto más! ¿Desde cuándo las estaciones son tan largas?” seguramente aquella interrogante era de lo más intrascendental en aquel momento, pero mejor ocupar su mente en otra cosa que en la realidad de encontrarse apresado entre dos jóvenes que derrochaban coqueteria y sensualidad. Como si de un mal momento se tratara, el tren perdió velocidad hasta detenerse y ser sometido a una baja de energía, fatal, la luz se había esfumado.


-¡Por los dioses no! la luz se fue…-


-¡Pero que observador eres!- dijo con sarcasmo el de cabellos color plata.


-¡Esto no puede estar pasando!- olvidándose de su situación incomoda, se removió de nueva cuenta entre ambos cuerpos, o quizás ya con cierta intencionalidad. Ante tanto jaleo y quejas por su parte, no notó en que momento su rostro se había acercado de más al de Marui.


-Muévete un poco más y terminarás besándome, así que tranquilízate- ordenó Bunta con un tono de preocupación y un volumen bastante modulado, sin embargo no paso desapercibido por Nioh, al instante las luces de emergencia se activaron dándole la iluminación necesaria al lugar. Con la curiosidad a flor de piel, el de cabellos azabaches miró el abrumado y colorado rostro del joven a quien mantenía capturado entre sus brazos, era imposible negarlo, Bunta lucía adorable con ese tono carmesí en sus pómulos y ese puchero de frustración adornando sus labios color fresa.


-¿Qué están haciendo sucios?- jugueteó un momento con la situación tan extraña que vivían, ocasionando mayor alteración en los implicados, Masaharu sonrió con descaro.


-¡Cállate!- le reprendió con titubeante enfado un impaciente Marui.


-¿A que juegan, eh, Akaya?- susurró en su oído dejando su aliento estamparse contra la sensible área.


-¿Crees que se pueda jugar aquí?- intervino el de cabellos rosas arqueando una ceja.


-Puri- siseó nuevamente sobre el oído de Kiirhara ocasionándole severos espasmos.


-Alguien se esta descarando- bromeó mientras paseaba su chicle por toda su boca –Ven Akaya, aléjate de ese enfermo- le abrazó por el cuello de manera juguetona, era la mejor idea para bajar esos ánimos tan inmorales que los tres estaban experimentando, después de todo eran adolescente con necesidades y deseos. El abrazo que le daba al menor era uno mas de los muchos que le regalaba a diario en muestra de afecto y amistad, aunque quizás este era algo inusual, cosa que por nada del mundo aceptaría alguien como Marui; a decir verdad también era para alejar al menor de las demoniacas  manos de Nioh.


“¿Celos? Si claro…pero ¿por quién de los dos? ¡Oh dios! Y ¿si es por ambos?” huyendo a su pensamiento prestó a las quejas de Akaya.


-¡Suéltame Marui! No me agrada que me abraces así, me asfixias- sus quejas eran completamente falsas, pues esas travesuras entre ellos eran rutinarias, y aunque dijera lo contrario, le gustaba  estar así con sus amigos. Debía admitir tener cierta afinidad y cariño por Nioh y Bunta, ellos hacían caso a sus jugueteos de niño inmaduro y el era la víctima de las pesadas bromas de sus mayores, pero muy a su manera le cuidaban.


-Guarda silencio enclenque, la gente pensará que te hacemos cosas pervertidas- Nioh le abrazó por la espalda acercándose más a él y por consecuencia a Bunta que ya estaba más que sometido por el


cuerpo de Kiirhara. Masaharu aprovechó para despeinar a ambos muchachos y reírse de ellos ante sus quejas, sin duda esa estrategia de juego ayudo para aminorar la presión hormonal que los tenía cautivos.


Cuando el juego terminó la energía volvió al tren, iniciando de nuevo la marcha. El movimiento de aceleración trajo consigo desequilibrio en los pasajeros, incluidos por supuesto los chicos del Rikkaidai. Los esfuerzo de Akaya por mantenerse lejos de los cuerpos de sus acompañantes ya eran mero compromiso, porque en primera era un esfuerzo inútil y en segunda no estaba tan seguro de mantenerse lejos de ellos, pues el contacto le agradaba.


Lo que primero era una fricción de anatomías no pensada por parte de Nioh, poco a poco fue tornándose en un roce premeditado, lo hacía lo más natural posible para no levantar sospechas, además él no era de los que se preocupaban mucho por los sentimientos de arrepentimiento, y bueno, aparte era Kirihara a quien tenía en frente y ese chiquillo siempre había sido de su agrado, aunque la idea de tener a Bunta delante de él tampoco le desagradaba en lo más mínimo, algo era seguro, esos dos eran su vicio secreto.


Marui algo cansado de mantener la misma posición optó por resignarse y conformarse con un “qué mas da, más roce no se puede” asi que dejó sus manos descansar en la cintura de Akaya.


-Lo siento, pero ya no se dónde ponerlas- dijo sin muestra de neviosismo, el menor sólo le miró con los ojos entrecerrados, él que tanto se esforzaba en mantenerse lo más “lejos” de cualquier contacto… ¡mentira! Si se alejaba de uno inmediatamente forzaba un contacto con el otro, era una cadena bastante divertida y satisfactoria. De un momento a otro contempló la mirada complice que se dirigían Nioh y Bunta, no pasaron ni dos segundos cuando sintió dos pares de brazos tomar su cintura, se sonrojó al instante al ver la sonrisa coqueta  de Marui y la mueca cínica de Masaharu.


-Eres lindo Akaya- el muchacho paso saliva con dificultad sintiendo su boca seca. Pero que agradable sensación, sentirse abrazado por los dos chicos que tanto quería, un sueño hecho realidad…


Si, un sueño, uno más a su larga lista de sueños vergonzosos.


-¡Despierta flojo! Casi nos vamos- reconoció esa escándalos voz al instante, Bunta. Abrió los ojos con fatiga alcanzando a ver la silueta semi desnuda de Nioh que procedía a ponerse una playera.


-Dejenme dormir- tapó su rostro con las sabanas. Un peso extra sobre el colchón le alertó de la intromisión de Marui que estaba acostado a un lado de él picándole la cara por encima de la tela que cubría su rostro. Como si eso no fuera molestia suficiente, sintió su cuerpo ser aplastado por la pesada anatomía del de cabellos plata que procedió a destaparle la cara.


-Sólo te estamos esperando- añadió desesperado Masaharu.


-¿Y a dónde vamos?-


-¡A conocer el metro de esta ciudad!- ¡Ni hablar! Su cuerpo se estremeció al recordar su placentero sueño. Nioh se removió juguetón sobre el cuerpo del menor cuando sintió algo extraño, bajó la vista y le informó a Bunta sobre su descubrimiento.


-¡Kirihara Akaya! ¿Qué es eso?- gritó horrorizado Marui para después sonreír travieso, apuntando la protuberancia intima del más pequeño, quien dirigió su mirada a donde apuntaba el dedo acusador. Un escandaloso tono rojizo encendió sus mejillas.


-Ay no…- ahora ese dúo no le dejaría en paz hasta que describiera que había soñado para que le sucediera semejante reacción. Ya no sabía que era peor, ir al dichoso metro o someterse al  evidente y bochornoso interrogatorio, cualquier opción era igual de mala, pues ambas incluían al coqueto Bunta y el cínico de Nioh.


En fin, sería un largo día…


FIN


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