“Para ti puedes matar, y para tus compañeros, y para tus cachorros, tanto como necesiten; pero no mates por el placer de matar, y siete veces nunca mates al Hombre” La ley de la jungla.
“Atemorizado, corrí de un lado para otro; notaba en la boca el gusto a sangre y el gusto a chocolate, lo uno tan repugnante como lo otro” El lobo estepario.
MAYO
LUNA ESPECTRAL
Las llamas saltaron iluminando la noche con su luz carnavalesca. Las chispas ocuparon el lugar de las estrellas. La posada centenaria erguía su silueta frente a un infierno y todo cuanto Naruto conocía estaba siendo consumido por el fuego.
Dos figuras, con el pijama negro de hollín y el rostro pálido de terror, salieron por la destrozada puerta delantera y corrieron hacia el bosque donde el estaba. Quien las había sacado a empujones desapareció de nuevo en el interior. Otra ventana estalló en pedazos.
También ardían tres de las cabañas y el granero. Los caballos relinchaban aterrorizados mientras un puñado de adolescentes los espantaban para alejarlos del establo.
En las colinas del oeste de Virginia, a muchos kilómetros de distancia de la ciudad más cercana, no esperaban la llegada de los bomberos.
A sus espaldas una mujer se lamentaba.
—Lo han hecho a propósito. Le han prendido fuego para echarnos.
—Métela en una camioneta —gritó una voz masculina—. Voy a buscar el otro coche.
—Ojo con los francotiradores —respondió a gritos la voz de otra mujer—. Podrían estar esperando para matarnos mientras nos vamos.
—Iremos a Maryland —dijo la madre de Naruto—. Nos iremos a casa de Jiraiya.
Naruto sintió que alguien tiraba de él. Su madre, Tsunade, había llegado jadeando a su lado.
—He metido a la tía Chiyo en mi coche. ¿Dónde está tu padre?— A solas con su hijo chilló de pánico.
—Ha vuelto a entrar —respondió Naruto, la voz ronca por el humo y las lágrimas—. Con Sasuke y Suigetsu.
—¡Minato! —Tsunade quiso echar a correr hacia la casa, pero Naruto la agarró del brazo y se lo impidió.
—¡No! No pueden entrar los dos. No lo soportaría.
Tsunade forcejeó para soltarse pero, a sus quince años, Naruto ya tenía tanta fuerza como ella.
—No puedes impedírselo —dijo—. Juró proteger a la manada.
—Necesito estar con él —suplicó Tsunade—. También son los míos.
«¿Qué he hecho», pensó Naruto. Aquello no habría ocurrido si les hubiera parado los pies a los chicos. Si hubiera dicho a su padre que se habían descontrolado.
Unas siluetas emergieron detrás de la casa. Suigetsu guiaba a una joven delgada, no mucho mayor que Naruto. Sasuke llevaba en brazos un bulto que berreaba.
El fuego rugía triunfal. Luego, como si acabara de partirse la columna vertebral de un gigante, la viga principal del edificio cedió con un crujido ensordecedor y el tejado se hundió con una explosión de chispas y llamaradas.
—Papá—gritó Naruto.
Pero era demasiado tarde.
Bien como el capitulo es muy corto y necesitaba agregar más palabras, aquí diré que muchos personajes están OOC, como quizás habrán podido notar en esta pequeña introducción.
También aprovecharé para indicar que algunos capítulos próximos estarán divididos en varias partes debido a lo extenso que resultan en la historia original.