Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Más allá de lo Evidente por AkiraHilar

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Temas: Yaoi, Romance, Drama
Personajes: Saga, Mu, Shaka…
Resumen: Mu recuerda la razón por la que abandonó el santuario y su antiguo amor.
Serie: Sólo Santos
Dedicatoria: A Karin, Athena Ariana, y bueno, es un intento de Sagamuismo que termino teñido con Sagashakismo xD

La serie Sólo Santos, será una colección de Oneshot que relatara desde mi propio canon, hechos ocurridos en el santuario, tratando de respetar a Kurumada *que ya es mucho* xD podría pasar por varios personajes, para explicar varias cosas que halla visto fuera de lugar en el manga. *Trabajo Okadesco*. Por supuesto, tendrá más esencia del Saga x Shaka.

Notas del capitulo: La serie Sólo Santos, será una colección de Oneshot que relatara desde mi propio canon, hechos ocurridos en el santuario, tratando de respetar a Kurumada *que ya es mucho* xD podría pasar por varios personajes, para explicar varias cosas que halla visto fuera de lugar en el manga. *Trabajo Okadesco*. Por supuesto, tendrá más esencia del Saga x Shaka.
///13 atrás///

Lo veía, de nuevo con ese porte de dios encarnado, pidiendo permiso para subir en su templo. Venía llegando de Rodorio, las personas hablaban de él con grandes palabras, con admiración, con honra y no, no podía reprochárselo. Saga de Géminis era un hombre que inspiraba confianza y adoración a donde caminaré, con un caminar orgulloso, lento y decidido, gruesas cejas que enmarcaban sus expresiones, nariz altanera, mentón férreo y una sonrisa… dulce sonrisa, que mostraba la más noble de las intenciones. Ese era Saga de Géminis, ese era el hombre que admiraba y que, inconscientemente, a su corta edad de 7 años, Mu empezaba a querer.

-Pase adelante, Saga de Géminis-respondió el menor nervioso, haciéndose a un lado con la armadura que casi le colgaba del cuerpo. La sonrisa enternecedora del mayor le hizo ruborizar por entero, bajando su rostro, sólo dejando ver los puntitos rojos de su frente.

-Muchas gracias, Mu de Aries.

Sólo un leve contacto… la mano del dorado mayor revoloteo con dulzura los finos mechones lavanda del pequeño, enrojeciéndolo por completo, para luego seguir su camino hasta el tercer templo. El corazón del ariano latía con velocidad, era un sentimiento tal difícil de contener. Los labios del pequeño temblaban buscando decir palabras, palabras que se quedaban atoradas en su garganta. Los pasos, como ecos, se iban perdiendo de su templo y el sentía, como una voz que le advertía, que esa sería su única oportunidad.

-Saga…-musitó en un hilo de voz y escondió de nuevo su rostro enrojecido. El mayor se detuvo, volteando para ver al primer guardián temblando compulsivamente-. ¡Te quiero mucho Saga!-confesó, más no con su voz, sino directamente a la mente del tercer santo que se quedo de pie, pasmado con la revelación.

Pasaron varios minutos, silencioso, donde el corazón de Mu latía violentamente, amenazando por explotar… estuvo a punto de desear desaparecer, incluso hasta lo intento, olvidando que el cosmos de Athenea no permitía ese tipo de situaciones. Mordió su labio inferior con fuerza, rojo de la vergüenza, queriendo escapar, mucho más cuando los pasos del tercer guardián volvieron a resonar, esta vez, acercándose a él.

Saga se arrodilló ante él, tomando el joven mentón con su mano y destinando un tierno beso en los labios del ariano. Un beso dulce, sencillo, casto… antes de sonreírle de medio lado, con esa mirada jade que parecía seducirlo.

De repente… su mente podía leerlo… tras esos ojos jade, una pelea se estaba gestando. Pensamientos… pensamientos que contrarios se golpeaban mutuamente, se enfrentaban, buscaban apoderarse de algo…

Qué vergüenza Saga… ¡es sólo un niño…!

Logró escuchar, y sus ojos se cristalizaron. Saga detectó en el momento lo ocurrido, colocando una mano en su cabeza, bajando su mirada como si quisiera no ser leído.

No puedes hacerlo… levántate ya… ¡esto va en contra de nosotros como santos!

Aprovecha… estas oportunidades no se presentan…

¡CALLA!


-Gracias Mu…-respondió, poniéndose de pie-, también te quiero…-agregó, dando unos pasos, mientras Mu sentía una confusión nublar su mente-, como te quiere tú maestro.

Las estrellas cayeron… Los pasos prosiguieron hasta dejar de sonar en el templo de Aries… Mu lloró, más no de dolor, sino de compresión…

Eran Santos de Athena… Saga, él más perfecto, él más apto, él correcto… Sentimientos como esos iban en contra de sus ideales… No podía quererlo de otra forma… Eso que leyó en la mente de Géminis le había hecho entender eso…

///10 atrás///

-Mu… ¿Acaso planeas traicionarnos?

Esa voz… justo cuando el caballero de Aries observaba por última vez su templo guardián, listo para partir, abandonar el santuario; esa voz había atravesado su mente, hablándole directamente al subconsciente.

-Shaka…

-Lo que piensas hacer, Mu, nos convertirá en enemigos.

Tenía razón… Shaka de Virgo tenía razón. Atentar contra la orden de resguardar los templos, saliendo del lugar sin una misión encomendada por el gran patriarca y así, dejando de lado su compromiso de Santo de Athena, lo convertiría, irremediablemente, en enemigo del santuario y por ende, en enemigo de Shaka. Pero ya no podía soportarlo… Sabía que aquel que se hacía llamar patriarca no era su maestro y desprendía un cosmos maligno tan terrible que enfrentarle, le causaba miedo. Podría intentar desafiarlo, pero el pensar que había sido de su maestro le perturbaba y además… Saga ya no estaba. Saga se había ido, él, la única persona a quien podría confiarle eso que sentía, eso que pensaba. Se sentía desprotegido, sin saber en quien confiar y Shaka… Shaka parecía no ser una opción.

-Tú no entenderías mis razones, Shaka de Virgo. Tú no te das cuenta de lo que ha pasado.

-Explícame entonces, Mu. Dame tus razones y permíteme entender porque tú, precisamente tú, nos piensas traicionar.

No… explicarle a Shaka no era una opción. Shaka era su más cercano, estaba allí a su lado y él, él podía ver la maldad. Shaka era el más cercano a los dioses, sabía que él podía vislumbrar la parte maligna del maestro, darse cuenta de ellos, si así quisiere. El hecho de que aún le sirviera, sólo debía significar algo: él también había traicionado a su maestro. Mu se contuvo la rabia, la ira misma de tan sólo pensar que Shaka haya caído también en esa espiral de maldad.

-Mis razones no puedo dártelas, Shaka… son muy personales, muy intimas… no lo comprenderías.

-Independientemente de ellas, dejar el santuario es llamarte abiertamente traidor-sentencio el sexto dorado. No necesitaba verlo allí mismo en su templo para comprender por el tono de voz la severidad de sus palabras. Shaka le era fiel al falso patriarca…

-Estas ciego, Shaka… No ves… no ves la verdadera naturaleza del patriarca-acuso el primer guardián, con tono firme.

-No, Mu. Tú eres quien no ve más allá de lo evidente.

¿No ver más allá? Mu hizo un esfuerzo sobrehumano para sobreponerse a esas palabras, no ir hasta el sexto templo y gritarle, a todo pulmón, lo que su corazón quería expresar. Se calmo, haciendo uso de su autocontrol. Ignoró esas últimas palabras de aquel y marcho en paso firme de su templo.

-Mu, en cuanto pongas un pie fuera del santuario, tendré que considerarte mi enemigo. Te respeto mucho, para tener que hacerlo.

-También te respeto, Shaka. Será un placer algún día enfrentarnos, si es necesario.

-Que buda te acompañe… y Athena tenga misericordia de ti.

Sus últimas palabras… las últimas antes de reencontrarse… antes de enfrentarse a los santos de bronce

///1 Mes antes///

Había regresado, luego de años y años huyendo, luego de años pensando y peleando por sus emociones, sus sentimientos, sus motivaciones… había regresado. Esta vez estaba dispuesto, más no a pelear contra el impostor, sino abrirles el paso a aquellos que defienden a Athenea. La diosa que no vivía en el santuario, la que se salvo de esas manos, gracias a Aioros, Saori.

Pisó su templo después de haberlo abandonado por años. Se extrañó del porque no fueron a matarlo sabiendo de su traición. Porque nadie fue a enfrentarlo, porque apoyaron su huida. Acaso… Mu levantó su mirada hasta el sexto templo, donde, como siempre, el aura dorada en eterna meditación seguía su costumbre. ¿Acaso Shaka abogó por él?

Sabía que Shaka era el más cercano al patriarca. Era quien más estaba a su lado, el más fiel. Shaka estaba allí, dispuesto a enfrentar a quienes decidieran traicionar al patriarca. Y no, Shaka no permitiría que ninguna razón fuera lo suficiente válida para ello. El no albergaba dudas… a pesar de ser el mismo que puede desenterrar la maldad. ¿Por qué? ¿Acaso también había traicionado a Athenea? Aún, aún le parecía increíble que Shaka de Virgo hubiese caído…

-Mu de Aries, has regresado-escuchó de nuevo su voz en sus pensamientos.

-Así es, Shaka de Virgo. He regresado a mi templo, para proteger a Athenea.

-Me satisface escucharlo. Entonces, defendamos nuestros templos con nuestras vidas.

Mu se sonrió, internamente. No había mentido al decir que había ido a proteger a Athenea, pero eso no significaba que estaban en el mismo bando. Miro hacía el horizonte, pensando en todos esos años perdidos… pensando en cómo el patriarca siguió cometiendo cosas bajo las sombras, matando, destruyendo… Y nadie lo había detenido. Tenía la esperanza que Athenea le diera el fin a esos años de control. Si ella lo perdonaba, el podría hacerlo… sólo podía pensar en ello.

La pelea había comenzado. Mu dejó a los santos de bronce atravesar el templo y Aldebaran, guiado por variadas conversaciones con Mu en distintos momentos, sólo los probó. Pensó que sólo era cuestión de pasar por Géminis y llegar a enfrentar a DeathMask, ese que si era un fiel seguidor del impostor, declarado abiertamente. Más sin embargo, algo ocurrió… un cosmos maligno… un cosmos conocido, invadiendo la tercera casa.

Las palabras de Aldebaran resonaban en su mente… Nunca habían visto al tercer santo, pero estaba allí… No era posible, Saga debió haber desaparecido… Acaso, ¿continuaba en el santuario? Acaso…

Mu palideció… No lo había entendido hasta ese momento… la desaparición de Saga, el impostor… Saga siempre estuvo allí… Saga…

Mu regresó a su templo, pensando, analizando todo… Ahora comprendía… esas dos voces en la mente de Saga… Ahora entendía, era la doble personalidad, su perdición… y él… él no se dio cuenta… él prefirió huir antes de enfrentarlo… si lo hubiera hecho, si tal vez…

Mu terminó negándose a sí mismo los pensamientos… Eso era una prueba para Athenea, aunque hubiera querido… no debería intervenir… Esperaba que Athenea lograra salvar a Saga, que lo salvara de ese abismo donde estaba sumido en una contraposición de deseos regidos por dos espíritus que luchan en su mismo cuerpo. Lo amaba, era que lo amaba, y le dolía verlo de esa forma.

Mu amaba a Saga de Géminis… Mu lo amó desde muy joven…

:::::::::::::__________ :::::::::::::

Las horas pasaron… El cuidaba de su diosa herida, veía a los santos pasar por cada templo, enfrentarse a quien fueron sus compañeros, a cada uno de ellos que defendía por distintas motivaciones. Tembló por un momento cuando llegaron al templo de Virgo y todos, sin excepción, fueron superados así al instante. Intento ingresar a la mente de su guardián y se encontró con una infranqueable muralla. Mu sabía que el reto más difícil de los santos que guardaba las doce casa era precisamente Shaka, y no, no se trataba de su poder que era arrollador. Se trataba de la fidelidad. Con Shaka no tenían que ganarle en poder, debían hacerle golpear la fidelidad que le debía al patriarca. Porque eso, era su mayor sostén. Shaka seguiría en pie protegiéndolo a él sin importar que. Lo ha hecho desde siempre… a estado en el lugar que el debió ocupar… el lugar que él le huyó…

La batalla en la sexta casa se iba alargando. Ni siquiera Fenix, conocido como el más fuerte e impenetrable de los bronces, podía hacerle frente a Virgo. Ni siquiera el levantarse tantas veces servía para poner en tela de juicio la fidelidad al patriarca. Mu perdía las esperanzas, Mu empezaba a temer que todo fuera inútil… ¿Acaso la fidelidad de Shaka era inquebrantable? ¿Que es lo que veía el más cercano a los dioses en el falso patriarca?

“Es evidente que percibo la esencia benigna o maligna de todos mis oponentes. En la isla de la reina Muerte te perdoné la vida porque observé que tu corazón no estaba dominado por el mal. Del mismo modo, he hallado justicia en el interior del sumo sacerdote”

Esas palabras… ¿por qué? ¿Cómo se pudo hallar justicia en el interior de Saga, cuando ha estado gobernando bajo la maldad de sus pensamientos?

“No, Mu. Tú eres quien no ve más allá de lo evidente.”

Mu estaba en una verdadera disyuntiva. ¿Cómo era eso posible? ¿Qué es lo que él no pudo ver? ¿Saga estaba siendo controlado por sí mismo… doble personalidad, eso era lo que aquejaba su alma… por momentos, un dios, por otros un demonio… por momentos el hombre que ama, en otros, el que debería odiar… ¿cómo pudo Shaka ver en esa definición de maldad algo de justicia?

“El bien y el mal absoluto no pueden existir”

Las palabras de Shaka cada vez iban tomando forma, una forma que Mu se negaba a admitir. Acaso, ¿El estuvo equivocado? ¿Hubieran podido hacer algo? Si Mu no se hubiera ido y lo hubiera enfrentado, ¿lo hubiera salvado? Pero en eso momento, algo ocurrió… Shaka fue superado… Mu observaba con su mente lo ocurrido, sin dar crédito a lo evidente… Shaka no fue superado por poder… Shaka fue superado en espíritu…

La fidelidad del patriarca tambaleo… Mu podía ver como la mente de Virgo, en un segundo, se hizo difusa, una marejada de contradicciones que no le permitían actuar. La mente de virgo tambaleo…

No… entonces al final… no estaba equivocado… no del todo…

:::::::::::::__________ :::::::::::::

-Entonces tú lo sabías, Mu de Aries.

Esas palabras… esas palabras vinieron como reclamo y bien merecido… Mu observó al Santo de Virgo bajar hasta él, visiblemente molesto. El tono de su voz mostraba lo que su rostro se negaba a dibujar: la más pura y férrea impotencia. Shaka no había visto lo que ocurría, Shaka le había sido fiel sin saber que era un impostor, sin saber que era Saga. Y ahora, venía a reclamarle… venía a reclamar el hecho de no haber confiado en él. Mu había entendido que Shaka no le sirvió por apoyar al falso patriarca… sino que había visto algo que lo había mantenido ciego a todo lo demás… Los ojos de Shaka estaban puestos en algo del interior de Saga que no le permitió darse cuenta de la realidad.

Dio la explicación, se excusó… prefirió escudar su cobardía de enfrentar la realidad como algo que “el cielo destinó a Athenea”. Hasta ese momento se daba cuenta de ello y viendo a Shaka en silencio luego de todo lo dicho le daba a entender el estado actual de sus emociones. Shaka confiaba sinceramente en el patriarca… Shaka confiaba en el patriarca que representaba Saga… y en ese momento, parecía recriminarse a sí mismo…

Seiya venció… el espíritu que doblegaba a Saga se extinguió. La diosa luego de ser reconocida frente a todos, salió corriendo en busca de sus santos. Mu comprendió eso que la ataba y también, también decidió dejarse llevar por su instinto, por el sentimiento que siempre había guardado, por su amor. Corrió también, tras ella, corrió y notó que detrás de él y a paso lento, Shaka también seguía su mismo destino. Pero no se detuvo… siguió corriendo… debía hacerlo…

Debía verlo… debía decirle que lo perdonaría, que incluso lo de su maestro lo perdonaría, que sin importar que le ayudaría a tener una nueva oportunidad, frente a los demás, tomaría el lugar que le correspondía a él… El debió estar a su lado, todo ese tiempo. Debió ayudarlo, debió aliviar el sufrimiento que debía estar albergando peleando consigo mismo… El debió…

Pero murió…

Su dolor fue tal que no se permitió tal oportunidad…

Para cuando llegó, ya Saga había atravesado su pecho con su propio puño…

///Presente///

-Hubiéramos podido salvarlo-sentenció Shaka, con su voz serena, gesto neutral pero… su mente, su mente estaba muy distinta a ello.

Mu se detuvo en ese momento. Había ido a la sala patriarcal, había ido a ver el lugar donde Saga había estado sentado durante 13 años… donde su maestro lo estuvo por más de 200 años. En ese lugar habían estado las dos personas que amaba… en ese lugar… allí, las dos personas que no pudo salvar… No pudo salvar a su maestro, no pudo salvar a Saga…

Lágrimas salieron de sus ojos esmeraldas. Lágrimas cortadas al mismo tiempo por sus dedos. El santo de Aries volteo intentando verse fuerte, no afectado por su cobardía, por aquello que lo hizo huir en vez de enfrentar lo que debió enfrentar en su momento… Y al voltear, lo vio a él, a aquel que le había sido fiel durante esos 13 años… aquel que según sus palabras no vio atisbo de maldad en Saga… Lucía sereno, lucía calmado… como siempre, en Shaka, a excepción de su enfrentamiento con Ikky, no se le veía sombra de duda.

-¿De verdad, nunca te diste cuenta?-preguntó el Ariano, con mirada firme.

-No… de haberlo hecho, hubiera intentado ayudarle…-dijo, caminando hacía el trono del patriarca, acariciando levemente uno de los pasamanos. Mu observó entonces aquel extraño rosario, que alguna vez vio en el cuello de su maestro y que sabía le correspondían a él, como el santo de virgo, el protegerlo-. Siempre me pregunté el porqué te habías ido… el porqué habías decidido traicionarnos. Si hubieras sido sincero en ese momento, si hubieras confiado en mí, Mu.

-Siéndote sincero, pensé que eras un enemigo, Shaka. Pensé que le apoyabas sabiendo… quien era…-cayó, entendiendo que para ese momento cualquier reclamo, cualquier hipótesis, era en vano. Las cosas no podían cambiarse-. Shaka, ¿tú evitaste que fueran a atacarme como el traidor que era? ¿Convenciste a Saga de que no lo hicieras?

-No…-dijo el rubio, dando media vuelta, dispuesto a regresar a su lugar-. El patriarca jamás tuvo intenciones de castigarte-Mu escuchó, sintiendo que algo por dentro se partía en pedazos-. Incluso… si enviaba invitaciones a las reuniones para que regresaras, era porque aún tenía esperanzas de que volvieras-pasos se escuchaban, alejándose-. Al final los dos teníamos razón… yo fui ciego, tú no viste más allá de lo evidente.

Esas palabras terminaron por golpearlo. Mu volteó, viendo como el cuerpo de Virgo se perdía tras las puertas del salón. Acaso… ¿Acaso Shaka también…? Entendió… entendió entonces la fidelidad… entendió el hecho de que Shaka fuera precisamente en ese momento a visitar ese sitio donde lo estuvo acompañando durante 13 años…

También lo amabas…

Pero ninguno de los dos pudo salvarlo… Ninguno de los dos, porque ambos, se dejaron cegar por sus emociones… ambos le fallaron…

Ambos fueron ciegos a su manera…

Ambos no vieron más allá de lo evidente…
Notas finales: Espero les guste. Es un intento de Sagamuismo que termino teñido con Sagashakismo xD

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).