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When the sun goes down. por Yuhka

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Notas del capitulo:

Ña, amo ese lugar, por eso lo he usado :)

Os recomiendo que vayais a Londres, es lo más bonito que he visto en mi vida.

Caminaba por Hyde Park fumándome un cigarrillo. Dios mío, estar allí era una de las cosas que realmente echaba en falta en Nueva York.

Siempre iba solo, y esta vez, como cualquier otra, no perdí la tradición. Eran más o menos las dos de la mañana de un jueves, a dos días de nuestro primer concierto, en el que también estaría Miles.

Estaba pensando en tantas cosas que llegó un momento que tan solo me dediqué a observar la luz de la luna y las estrellas sentado cerca de “Speakers Corner”. Me apetecía ponerme allí y gritar, hablar con las hojas de los árboles, porque nadie más escucharía en ese momento.

“¿Qué narices?” Pensé. Debía hacerlo, no tendría por qué arrepentirme.

Me acerqué allí y comencé a balbucear contradicciones.

-          ¿Sabes? He echado de menos esto. – Hablaba con un supuesto alguien que quisiera escuchar. – La niebla, la humedad, ver el Big Bang desde la ventana – Hice una pausa y di la última calada al cigarrillo que finalmente tiré al suelo. -  Hay cosas que me han mantenido fuera de esto, demasiadas diría yo… - Me quedé un rato pensando. – Pero ¿Para qué? Jamie tenía razón, soy un cobarde.

-          Siempre has sido así, no pretendas cambiar ahora. –

Esa voz.

Me giré al instante encontrándome a Miles fumando de un cigarrillo y acercándose lentamente. En ese momento me sentí estúpido, menos mal que no había terminado mi discurso.

Me sobrepasó y se puso delante de mí, se sentó en el suelo y me quedé observándole como un estúpido.

-          Mi…Miles… - Tartamudeé.

-          Continua, no es la primera vez que estamos en esta situación. – Rió – Tú despotricando más o menos a estas horas y yo escuchándote desde cerca, para luego sorprenderte. –

Me quedé callado y me senté en el suelo también.

-          ¿Cómo sabías que iba a estar aquí? –

-          Porque te fuiste hace dos horas de casa, tú móvil estaba sobre la mesa y habías cogido las llaves dejándonos a todos sin ellas. –

Sonreí. ¿Cómo se me ocurría preguntar? Nadie, y digo NADIE, me conocía mejor que él.

-          En serio. – Insistió – Continúa. –

-          No, no voy a hacerlo. – Me reí y le miré aún riéndome. –

Me levanté y le extendí la mano para que él también lo hiciese.

-          ¿Vamos a casa? – Propuse. –

Cogió mi mano y sentí un hormigueo que fue desde ella hasta recorrer toda mi espalda. “Sí” Susurró respondiendo y soltándose al instante.

Caminamos en silencio durante más o menos quince minutos. No era un silencio incómodo, eso fue una de las cosas que más me sorprendió.

-          Parece que aún sabemos guardar un silencio. – Puntualizó. –

Me paré en seco e hice que él se parara y voltease para mirarme.

-          Miles, no hemos hecho esto bien. – Me sinceré. –

-          No quiero discutir ahora, Alex. –

-          Ni yo. – Alegué. – Pero no pretendas que seamos amigos después de todo. No puedo alegrarme porque estés con Alexa… - Hice una pausa. – Que por cierto. ¿Desde cuándo te gustan las tías? –

-          Desde que te gustan a ti. –

Me quedé de piedra.

-          ¿Te lo contó? – Estaba atónito. –

-          Soy su novio Alex. – Me dolió, inevitablemente. – Claro que me lo contó.

-          Ella no me gustaba. – Por fin fui sincero conmigo mismo. – Era una escapatoria al dolor. –

Seguí caminando. Ni el dijo nada más ni yo tampoco. Eso sí, a partir de ese momento el silencio sí fue incómodo.

 

Y allí estábamos. Entre bastidores esperando a que el grupo de Miles acabase sus canciones. Esa noche la sala estaba llena y vibraban a la vez que las cuerdas de su guitarra. Incluso yo me había puesto nervioso al verle en el escenario. Estaba siendo realmente excitante.

Cuando tocaron la última canción y terminaron Miles se despidió tiernamente del público, agradeciendo mil y una veces todo su apoyo, por lo que más de una chica gritó vivamente su nombre.

Salieron al bastidor y le di un abrazo.

-          Buen concierto. – Susurré en su oído mientras Matt se unía a nuestro abrazo. –

Miles sonrió agradecido. Se apartó y nos miró a los dos.

-          Vuestro turno, patead la sala. – Estaba emocionado. –

Quizás nunca le había visto tan emocionado y tan contento. Me sentí orgulloso de verle así, y por supuesto que patearíamos la sala.

Cuando salimos al escenario los gritos se hicieron fuertísimos y no hicieron falta muchos preámbulos para destrozar todo aquello con nuestra música.

 

Salimos todos orgullosos de la sala. Muchísimas chicas se tiraron encima de Miles y de mí y nos pidieron autógrafos y algunas cosas más que mi cerebro ha deseado borrar. No podía creerme que las grupees siguieran existiendo.

Matt había bebido demasiado Redbull durante el concierto. Estaba realmente animado y pretendía llevarse a todo el mundo de fiesta.

Es probable que estas alturas de la historia no hayáis visto a Matt perderse una, bien, en realidad él es así. Siento tener que reflejar la idea tan reforzadamente.

Esta vez sí decidí salir, en cambio fue Miles quien quería marcharse a casa. Alexa tenía ganas de continuar la fiesta, cierto, pero de otro modo.

Estuve a punto de irme con ellos, lo juro. E impedir de cualquier modo posible que aquello ocurriera, pero después de pensarlo fríamente me decanté por pasármelo bien con los chicos.

 

Notas finales:

¿Review? ¿Queja? (:

 

Un besito!!


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