Han transcurrido dos meses desde que Tezuka y Sanada fueron nombrados como las nuevas manos izquierdas de los dos jóvenes jefes de la mafia.
Tezuka Kunimitsu es un oficial de la de veinticinco años de edad y once dias, es soltero y vive solo en un departamento que cada al noreste de la jefatura de la policía. Su especialidad son los casos de capturar a los mas peligrosos criminales que se encuentran merodeando por esa zona y toda la cuidad de Tokio
Fuji Syusuke es el jefe de la mafia de veinticuatro años de edad y ocho meses. El manda en la zona norte de Tokio, además es soltero, vive en una casa en las montañas y es el encargado de controlar a un ejército de mafiosos los cuales tienen la obligación de vender drogas a los jóvenes de este país.
Sanada Genichirou es un policía de la de veinticinco años de edad y cinco meses , es soltero y vive solo en un departamento que cada al suroeste de la jefatura de la policial. Su especialidad son los casos de captura a los mas corruptos y mafiosos criminales que se encuentran merodeando en la cuidad de Tokio y sus al redores.
Yukimura Seiichi es otro jefe de la mafia de veinticuatro años de edad y siete meses. El manda en la zona sur de Tokio, es soltero, vive en la misma base en la que trabaja y da ordenes, además es el encargado de controlar a un ejército de mafiosos los cuales tienen la obligación de vender armas ilegales a los mafiosos de este país.
Durante las primeras tres semanas de este primer mes a los dos chicos solo les toco hacer asuntos por la computadora como: informes, cuentas de compras y de negocios, citaciones, reuniones, charlas, tablas comparativas, listas de armas, de drogas, de personas, de lugares importantes de la cuidad a cuales atacar, etc.
Al terminarlos los imprimían y se los llevabaran a sus amos para que estos los revisaran de punta a punta. Tanto Fuji como Yukimura estaban mas que sorprendidos, ya que los dos nuevos intengrantes no eran solo buenos con las armas y los enteramientos en el área del ataque si no que también en la parte de la computación ya que ellos hacían un trabajo perfecto por donde se viese y sin ni un solo error.
Esa mañana Tezuka se encontraba escribiendo un documento sobre las últimas drogas que habían entrado en aquel lugar, en el cual iba lo siguiente: introducción, nombres de las drogas, función, precio, lugares de ventas y conclusión.
El chico de lentes iba en la mitad del informe mientras que era observado por su jefe, el cual estaba sentado en el escritorio, este se encontraba uno frente al otro y estaban separados, por solo cien metros de distancia uno del otro. Fuji seguía mirando a su mano izquierda algo aburrido por que ya no tenia nada mejor que hacer, así que tomo una pelotita chiquita de esas pelotas que rebotan o saltan y comenzó a jugar con ella sin quitar la vista de cierto joven.
El ojiazul seguía jugando con la pelotita, hasta que esta se le callo de las manos y se fue rebotando hasta que se detuvo, entre las piernas del muchacho rubio y solo unos milímetros la separaban de su parte intima. El castaño sonrió lujuriosamente a la vez que se paraba de su silla lentamente y luego de estar de pie comenzó a caminar de forma lenta hacia el escritorio de su mano izquierda.
Al llegar al frente de este, se puso en frente de Tezuka quien levanto su rostro ya que sintió la mirada de su amo sobre suyo, el iba a decir algo pero no pudo ya que Fuji se había inclinado, puesto de cuatro patas y comenzó a gatear hacia las piernas del chico de lentes.
- ¿Qué hace Fuji-san?- pregunta Tezuka confundido, pero el ojiazul no le responde si no que sigue con su objetivo de volver a tomar su pelotita que rebota.
Al llegar ahí subió un poco su cabeza, se acerco a la pelota, la tomo con los dientes, paso a rozar el miembro del joven rubio y este al sentirlo se sonrojo como un tomate ya que se sentía avergonzado, de que le hayan rozado algo tan intimo como su parte intima. Ya con la pelota en su boca salió de allí retrocediendo lentamente, sin quitarle la mirada al muchacho de lentes mientras que su sonrisa pervertida crecía cada segundo que pasada y el pobre otro chico se había quedado sonrojado, mirando el piso por la vergüenza que sentía en ese minuto.
Por otro lado, en la otra base de la mafia Sanada se encontraba en su escritorio trabajando en un informe sobre todas las drogas y armas que se habían vendido en todo el mes. A la vez Yukimura estaba aburrido de trabajar en su computadora ya llevaba mas de la mitad de un informe que aun no había terminado y no quería seguir trabajando si no que quería, hacer algo malo a una personita que tienes su escritorio en frente de el.
Pero ¿Qué maldad podría hacerle? Se preguntaba mentalmente, entonces vio una foto que tenia en su escritorio era de el y su hermanita menor abrazados. El sentado en una banca en el jardín, ella parada detrás de el con su bracitos pasando por su cuello y sus manitos tocándole el pecho.
Al mirarla se sintió muy nostálgico y a la vez triste ya que hace más de diez años que no veía a su pequeña hermana. No puedo evitar derramar dos lágrimas de dolor por la extrañeza de no ver a su querida niña y lo único que deseo en ese minuto era salir corriendo e ir abrazarla pero no podía hacerlo, tenia que ser fuerte ante cualquier situación ya que por su frialdad y sadismo extremo, el era el jefe y no otra persona.
El ojiazul dejo el retrato en el mesón, se seco las lágrimas y en ese minuto se le prendió el foco. Así que se paro de un salto e comenzó a caminar hacia el chico de la gorra, al llegar este se puso detrás de el, puso sus brazos sobre el cuello del mas alto, deslizo sus manos sobre las tetillas de este, puso sus labios sobre la oreja del pelinegro y lo soplo con sexualidad.
- Buenos días- dice Yukimura en el oído de Sanada de una manera muy erótica y excitante
- Mmm buenos días Yukimura-san- dice el chico de la gorra sonrojado, a la vez que bota un mini gemido
- ¿Dormiste bien?- le pregunto el peliazul de la misma forma pero esta vez no soplo el oído si no que lo lamio en el lóbulo
- Mmm, si - dice el pelinegro botando otro gemido y tratando de contralarse para no tirarse encima de su jefe y poseerlo hay mismo
- Me alegra, continua con tu deber - dice Yukimura a la vez que pellizca ambos pezones de Sanada con sensualidad, el chico de la gorra no dice nada solo asiente con la cabeza aun sonrojado a la vez que se traga su tercer gemido.
Después de hacer eso el peliazul retrocedió caminando hacia atrás sin quitarle la mirada a Genichirou quien estaba sonrojado hasta el máximo y un poco excitado. Si el ojiazul hubiese seguido las hormonas del pelinegro se hubiesen disparado sin control y ahora los dos estarían disfrutando de un muy buen sexo.
Pero Yukimura lo soltó antes de tiempo solo quería excitarlo en forma de sufrimiento placentero no para que tuviesen sexo ahí y mucho menos en la vista de todos los demás que viven en ese lugar.
Continuara