Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Drink it down por Raven Hawren

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Estoy segura de que hay gente que quiere asesinarme por haber subido este capítulo primero y no el de mi otro fic ^^U

pero es que simplemente no me llega la inspiración!T^T

y en cambio con éste...creo que prácticamente se escribió solo n-nU

Aunque no me gustó mucho la forma en que lo redacté...en realidad, creo que fue bastante mediocre para mi gusto (eso es bastante común en mí...jamás estoy conforme con nada de lo que hago -_- en serio...jamás! ni aunque me digan que escribo bien ^^u si lo sé...soy un ser especial xD)

 

En fin...los dejo para que lean tranquilos de una vez por todas :3

 

 

 

 

2

 

 

 

 

-          ¿T-Tucker?

 

Miró desesperadamente hacia todos lados intentando que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, su corazón latía rápidamente debido a la incertidumbre de no saber qué era lo que estaba ocurriendo allí…En verdad, en esos momentos hubiera preferido quedarse recostado en su cama toda la noche sin hacer nada…

 

Y luego descubriría que en verdad debería haberlo hecho.

 

Sintió unos débiles pasos acercarse a él, seguido de algo que rechinaba, ¿una máquina quizás? El sonido metálico lo intrigó, era muy parecido al de unas ruedas viejas y desgastadas. Cuando por fin se detuvo, muy cerca de él, la estancia quedó sumida nuevamente en el absoluto silencio, hasta que una grave y serena voz lo sobresaltó nuevamente.

 

-          Tú me ayudarás esta noche…Edward. Llegaste en el momento preciso para llevar a cabo mi cometido.

-          ¿De qué demonios estás hablando?

 

El joven rubio comenzaba a impacientarse, pero esto no llegó a más ya que a los pocos segundos una brillante luz cegó sus ojos, los protegió con su brazo derecho hasta que estos se acostumbraron nuevamente a la luz, seguidamente procedió a retirar la extremidad que ocultaba su mirar, sólo para ver frente sí algo que lo heló por completo.

 

-          ¿Q-qué…? ¡¿Qué demonios es esto?!

 

Observó horrorizado lo que parecía ser la figura inmóvil de la hija del mayor sumergida en un gran contenedor de forma cilíndrica, el cual estaba repleto de algo que no era precisamente agua. Aunque había una diferencia en la muchacha, ésta no parecía una pequeña niña, sino que poseía la apariencia de una joven de unos quince años aproximadamente; sus largos cabellos cubrían casi todo su cuerpo desnudo, al igual que parte de sus ojos entreabiertos…pero lo que si dejaban ver era suficiente para condenar a aquel sujeto por atentar contra la vida de una persona.

Sus manos se observaban claramente al igual que su boca que permanecía medianamente abierta…dejando ver unos largos y filosos colmillos, al igual que las garras que ésta tenía por uñas en sus delicadas extremidades.

 

Edward retrocedió lentamente debido al repentino impactó que había causado en sí al ver esa imagen, bajo la sutil luz de una docena de velas dispuestas en el suelo alrededor del círculo de transmutación, encontrándose la joven en el medio de éste.

El reflejo ocasionado por las llamas en el denso cristal creaba la ilusión de que todo estuviera en llamas, incluyendo el cuerpo adormecido de la muchacha.

 

-          Tú me ayudarás a despertarla, Edward…-decía con una voz lúgubre Tucker, sin dejar de mirar ni un instante al menor.

-          ¿Q-qué…que es esa cosa? –sus débiles pasos lo habían llevado contra la pared, acorralándolo allí.

-          ¿Ella? –señaló hacia el cuerpo con un deje de esperanza en sus ojos- Ella es Nina, ¿no la reconoces?

-          ¡Esa cosa no es Nina! ¡¿Hasta cuando dejarás de mentirte a ti mismo?! ¡tú la mataste!

-          Ella no está muerta…ella solo está durmiendo…Y tú la despertarás.

 

Tucker posó una de sus grandes e inhumanas manos sobre el cristal, viendo su propio reflejo sobre éste con un repentino aire de amargura.

 

-          Lo perdí todo, Edward…pero ahora planeo recuperarlo…

-          ¿Cómo? ¿de qué estás hablando?

-          Recuperaré a mi hija…y a mi trabajo…Y todo volverá a ser como antes.

 

Tucker no había dejado de mirar hacia el contenedor mientras hablaba, y aprovechando que no se le estaba prestando atención, Edward fijó su vista en una mesa cercana, en la cual encontró una pequeña navaja, la cual ocultó rápidamente en una de sus mangas debido a la poca confianza que le daba ese tipo. Hubiera corrido directo a la salida en el primer instante en que escuchó la voz del mayor, pero su curiosidad siempre lo traicionaba, necesitaba saber que demonios era lo que estaba pensando ahora, y si era necesario, lo detendría.

 

-          He creado a la quimera perfecta…

-          ¿Quimera? ¿Aún crees que podrás revivirla así?

-          Ésta no es como las otras.

-          Estás enfermo.

-          ¿Estás seguro? Si no existieran las personas a las que tú llamas “enfermos”, entonces no existirían los genios -el ojidorado lanzó una pequeña carcajada debido a la afirmación del otro.

-          ¿En verdad ahora te crees un genio? Explícame, ¿que abominación planeas hacer ahora?

-          Como ya te lo dije…he creado a la quimera perfecta –comenzó a caminar alrededor del contenedor mientras aún no dejaba de mirarlo con fascinación- Los humanos son seres débiles, Edward, con un simple rasguño quedan incapacitados para todo…Pero hace un tiempo me encontré con algo que me pareció bastante interesante. Se trataba de un libro en el cual aparecían criaturas fantásticas capaces de una fuerza sobrenatural y agilidad incomprensible, además de muchos otros dones que los humanos jamás podrían imaginar poseer.

-          ¿Qué cosas? ¿A que te refieres? –su horror se había transformado poco a poco en un interés desmesurado.

-          Estoy hablando…de los vampiros.

-          ¿Vam…piros?

-          Exacto, criaturas que son capaces de todo. Son seres casi invencibles, excepto por algunas restricciones como la luz del sol y tonterías como esas…pero yo he logrado cambiar todo eso, yo he logrado acercarme a esa perfección con la unión de múltiples animales en un solo ser que puede lograr todas y cada una de esas magníficas cualidades que te he descrito. La fuerza de un oso, la velocidad de un chita, la agilidad de un felino, la posibilidad de ver de noche y más allá aún de lo que alcanza la vista…como un murciélago. Es la mitología hecha realidad…es el arma perfecta, el ejército me implorará que les entregue las claves de mi investigación, ya que con oponentes como esos nadie jamás podría vencer…ya que son inmortales.

-          ¿I-inmortales? Ya habla en serio… ¿qué demonios fumaste?

-          Tiene la capacidad de regenerarse a si mismo, lo cual también produce que sus células nunca mueran ni se desgasten…al igual que una lagartija regenerando su cola, sólo que logré que el proceso fuera mucho más rápido.

-          ¿En verdad es eso posible? –sus dorados ojos se abrieron a más no poder, simplemente no podía creer que todo eso fuera verdad.

-          Pero tiene un precio…Éstos seres están formados principalmente por los murciélagos, y estos beben…

-          …Sangre…

-          En efecto…obtienen su fuerza de la sangre al igual que sus antiguos modelos. Es por eso que para una guerra los militares simplemente no se resistirán, porque la muerte de sus oponentes vendrá cargada del fortalecimiento de mis criaturas. El ejército de Amestris será el más fuerte jamás conocido… Y yo volveré a ser lo que era –el pelirrubio se quedó durante unos instantes mirando hacia el suelo boquiabierto por lo que acababa de escuchar, hasta que al fin reaccionó de nuevo mirando fijamente a su interlocutor.

-          Estás demente, y de todos modos… si todo eso en verdad fuera posible, jamás te permitiría llevarlo a cabo.

-          Siempre tan escéptico, Edward-kun.

-          Soy realista.

 

El mayor lanzó una pequeña carcajada que poco a poco comenzó a tomar confianza, en tanto el otro lo miraba con recelo y moviéndose con pequeños y cautelosos pasos hacia la salida, mas sus intenciones fueron percibidas, y de la oscuridad hicieron su aparición varias de las criaturas de Tucker. Quimeras de distintas clases que miraban ferozmente al joven alquimista enseñándoles su imponente dentadura en una mezcla de gruñidos y sanguinarias miradas.

 

-          Me temo que no puedo dejarte ir, ya te lo dije…eres justo lo que necesito para que mi plan resulte –la mirada de Tucker mostraba una maldad y codicia que Edward jamás había visto antes en él…y menos sobe él mismo.

-          ¿Por qué yo? ¡sabes que no te ayudaré en tu demente plan!

-          No tienes más opción…para que mi querida Nina despierte necesito sangre…La sangre de un joven y poderoso alquimista. Si te resistes…mis “amigos” –señaló hacia las bestias que seguían con su mirada fija en el pelirrubio- se encargarán de ti por las malas. Créeme que no quiero lastimarte, no podría cometer el pecado de desperdiciar a alguien tan valioso como tú, así que por favor, te pido que cooperes por las buenas. Sólo es un poco…no te preocupes.

 

Pero antes de que el mayor pudiera hacer algo, Edward sacó ágilmente la navaja que había ocultado en una de sus mangas hiriendo eficazmente a una de las quimeras. Mas las otras, al encontrarse bajo ataque, se lanzaron en su contra enseguida al tiempo en que Tucker observaba embelesado la sádica escena.

 

Edward corrió tan rápido como pudo hasta las escaleras, pero al subir el primer peldaño algo le sujetó firmemente de la pierna que era su automail, se giró sólo para comprobar que una de las quimeras con aspecto mayoritariamente de león lo sujetaba vorazmente atrayéndolo hacia sí. Sin pensarlo dos veces transmutó inmediatamente su brazo derecho en la habitual cuchilla, desgarrando la carne de aquel “animal” al instante y manchándose de paso con la sangre de éste. Pero algo se interpuso en su camino, al seguir subiendo la escalera dos quimeras más con aspecto de serpiente se cruzaron en su camino haciéndolo retroceder hasta llegar nuevamente a la estancia en donde se encontraba tucker.

 

Estaba completamente rodeado…no tenía escapatoria aparente, y por más que intentaba en reiteradas ocasiones asesinar a cada una de esas bestias aparecían más y más por detrás de la cortina que se encontraba al fondo.

Al parecer….podría estar así toda la noche.

 

-          Date por vencido, Edward. Jamás lograrás acabar con todas.

 

El joven lo miraba con un odio incalculable, su curiosidad lo había traicionado nuevamente y ahora desconocía cual iba a ser el costo…pero algo le decía que no iba a ser bajo. Aún así no se dejó vencer, iba a continuar con sus infructuosos ataques pero una seca y muy convincente amenaza lo paró en seco.

 

-          Tu hermano está solo ¿verdad? Sería una lástima que algo le ocurriera mientras duerme…y tú aquí sin poder hacer nada.

-          Infeliz… ¡ni se te ocurra tocar un solo cabello de Al!

-          No tengo porqué hacerlo…

 

Seguidamente Tucker hizo un gesto con su bestial mano derecha indicándole a Edward que se acercara a él, éste obedeció casi al instante, ya que no tenía otra alternativa. Aunque se sentía distanciado de su hermano por ese resentimiento injustificado hacia él no podía permitir que nada le ocurriera, era su hermano, y a pesar de todo lo amaba como tal y jamás permitiría que alguien lo alejara de él, por muy dolorosos que fueran los recuerdos que éste le causaba.

Pero… ¿lo amaba de esa manera?

Era la incógnita que lo acosaba desde casi el preciso momento en que se reencontraron.

Al principio una gran felicidad lo abordó, pero que rápidamente fue cambiada por una desolación inigualable en la cual sólo encontró como único consuelo la compañía de su adorable hermano.

Poco a poco su mente y su corazón lo comenzaron a confundir, llegó el momento en el que se sentía igual de bien y feliz que como cuando estaba con Heiderich. Ese particular sentimiento se hizo presente nuevamente, y sólo el horror se marcó en su rostro al darse cuenta de lo que estaba sintiendo hacia él…hacia su propio hermano.

 

¿Eso era posible? ¿Era posible que…se hubiera enamorado de su hermano?

Por unos momentos se convenció a si mismo que no lo amaba a él, si no al recuerdo de Alphonse y eso lo mantenía más tranquilo…mas nuevamente una simple pero desesperadora pregunta llegó a él…

 

¿Había estado con Alphonse…sólo por la necesidad de estar junto a Al? ¿Acaso…el amor había nacido dentro de él antes de conocer a Heiderich?

 

Bajo la repulsión de sus sentimientos inaceptables se acercó lentamente hasta Tucker, con la mirada baja al igual que el peor de los condenados a morir. Llegó frente a él y con un desconfiado movimiento le cedió su mano izquierda, la cual Tucker tomó con celeridad y procedió a sacar desde uno de los bolsillos de su gran abrigo, que milagrosamente cubría todo su horrible cuerpo, un cuchillo, el cual sin más preámbulo fue directo contra la tersa y blanca piel del joven. Éste hizo una ligera mueca de dolor en su rostro, pero enseguida fue reemplazada por el desprecio que sentía hacia ese sujeto, mirándolo directamente hacia los ojos.

La sangre comenzó a escurrir en forma diagonal desde la palma de su mano hasta el suelo en donde reposaba la copa vacía, el líquido rojo cayó directamente conteniéndose en el cristal hasta más o menos la mitad de éste.

 

-          Todo está listo… -dijo tucker una vez liberado el brazo del ojidorado.

-          Prométeme que no lastimarás a Al.

-          Si no impides mis planes…no tengo porque lastimar a tu pequeño hermanito.

-          ¿Qué? ¿Ya me dejarás libre o tengo que bailar un rato más con tus monstruos?

-          Sería una lástima que no presenciaras esto…Y aún así…todavía te necesito.

 

Casi al instante el círculo de transmutación ubicado a sus pies se activó iluminando toda la estancia, y de manera casi inmediata todas las quimeras presentes, tanto ubicadas dentro o cerca de éste, lanzaron gritos de dolor opacando cualquier otro sonido. Mas éste no duró mucho, ya que en sólo cuestión de segundos todas esas bestias se desplomaron sin vida en el suelo.

 

Tucker levantó la copa con el preciado elixir en su interior y procedió a vaciarlo dentro del contenedor, impregnando el líquido yaciente dentro de un profundo color carmesí.

Edward sentía como a cada segundo se iba haciendo más débil…Tal vez… ¿el infeliz de Tucker había utilizado su energía para activar el círculo?

Efectivamente, lo había utilizado en contra de su voluntad y ya no podía hacer nada para evitarlo, no se podía mover de allí, había una fuerza que lo envolvía por completo y que le quitaba el aliento a cada segundo que pasaba.

 

Estaba a punto de insultar y maldecir al mayor por su descarada forma de beneficiarse de su juventud y fuerza, pero algo lo dejó perplejo antes de que pudiera mencionar palabra alguna.

 

De pronto, los ojos de “Nina” se abrieron…primero lenta y pausadamente, pero de un momento a otro sus párpados se separaron de par en par mostrando unas penetrantes orbes color rubí…pero éstos eran muy diferentes a los de la gente de Ishbal…éstos eran de un color rojo mucho más profundo y aterrador.

 

Tucker estalló en lunáticas carcajadas al ver que su experimento había resultado, su felicidad y locura no tenían igual desde el punto de Edward, el cual lo veía a tan sólo unos pasos con el miedo y la desconfianza surcando su rostro.

 

La reacción alquímica se terminó, dejando a los tres seres con vida bajo la completa oscuridad, ya que la sobrenatural fuerza ejercida en esa criatura aún algo somnolienta había arrastrado consigo la luminosidad de las velas que habían sido encendidas con anterioridad.

 

Edward, completamente agotado y presa del horror por lo recién acontecido, cayó sin piedad hacia el frío suelo intentando recuperar el aliento que se le había arrebatado.

 

No se escuchaba nada más que su agitada respiración y las incesantes carcajadas del mayor, hasta que nuevamente éste se dirigió hacia el desfallecido alquimista.

 

-          ¡¿Ves, Edward?! ¡¿Ves la más grande obra creada alguna vez por el hombre?! ¡Soy un genio! ¡He traído a mi hija de vuelta! ¡¿no lo ves?!

-          Imbécil…esa no es tu hija… podría apostar a que esa cosa ni siquiera tiene alma…

 

Ya habiendo recuperado algo de su energía procedió a transmutar algo que había en el piso que distinguió como madera, encendiéndolo con una débil flama que iluminó al instante su alrededor.

Allí pudo tomar conciencia de que esa extraña criatura comenzaba a moverse dentro del contenedor, primero pausadamente, y luego algo más rápido. Nuevamente el temor se hizo presente al percatarse de que esa cosa comenzaba a salir de allí, con pesados movimientos salió victoriosa del aparentemente espeso líquido impregnado en su sangre por la parte de arriba que permanecía abierta, hasta dar sin piedad contra el piso con sus primeros y torpes movimientos.

El cabello la cubría casi por completo, frente a él sólo pudo ver sus brazos que, aunque parecían ser dóciles y femeninos, ejercían una fuerza enorme en contra del piso, sus considerablemente crecidas uñas en forma de garras se incrustaban en el suelo marcándolo con imposibles surcos mientras intentaba levantarse.

 

-          ¡Nina!

 

Tucker iba a abalanzarse penosamente sobre ella, mas ésta lo impidió, completamente erguida como estaba sobre el piso hizo un simple movimiento con su brazo derecho, y sin tomar clemencia o consideración alguna empujó violentamente a su supuesto padre, el cual fue a dar directamente contra la pared más cercana formando un ruido seco debido al impacto.

 

Ella permaneció parada allí durante algunos segundos, con su cabeza baja y sus castaños cabellos escondiendo su juvenil cuerpo de adolescente hasta sus rodillas, en tanto Edward la observaba boquiabierto aún desde el piso, ya que todavía no recobraba las fuerzas necesarias para poder levantarse. El aura que despedía aquella criatura simplemente lo inquietaba, era una sensación extraña que por alguna razón desconocida lo atraía, pese a lo riesgoso que esto resultaba.

En seguida, Nina comenzó a dar sus primeros pasos de forma inestable hacia Edward, quien la miraba sin tomar conciencia de lo que podría ocurrir a continuación.

 

Cuando ya estaba a tan sólo unos pocos pasos de él ella levantó ligeramente su rostro, dejando ver nuevamente sus penetrantes ojos a la vista del aturdido joven. Ambos se miraron fijamente durante algunos segundos que parecieron horas, hasta que la menor esbozó una tenebrosa sonrisa al tiempo en que saboreaba sus labios con su delicada y fina lengua.

 

Edward ni siquiera tuvo tiempo para reaccionar, en cuestión de milésimas de segundos ella se encontraba encima de él en busca de su preciada sangre.

 

Los rápidos reflejos del joven le permitieron descargar un incompasivo golpe en pleno rostro de su atacante, lo que al menos la sacó encima de sí, pero ésta volvió casi inmediatamente en sí atacándolo nuevamente. Ni siquiera tuvo tiempo para dirigirse hacia la salida de ese infernal lugar, otra vez se encontraba apresado por esa cosa que no dejaba de enseñarle sus filosos colmillos a tan solo unos pocos centímetros de su cuello, ya que él la había mantenido fuera de su objetivo gracias a su automail que tenía la fuerza necesaria para mantenerla a raya.

 

Tucker tenía razón…esa cosa era rápida, era fuerte…y deseaba su sangre.

La pregunta ahora era… ¡¿cómo zafarse de ella?!

 

Con toda su fuerza restante logró golpear nuevamente a ese “vampiro” con la cuchilla que seguía siendo su brazo derecho, con esto logró herirle el rostro provocando que la sangre corriera desde la mejilla y su nariz hasta su cuello atravesando de paso por sus labios.

 

Esto la detuvo por un momento, al parecer se encontraba atónita de que la hubieran podido herir, por lo que permaneció con su mirada fija a un lado mientras Edward la miraba también sorprendido por sus humanas reacciones.

 

Mas sin previo aviso salió disparado hacia el otro lado de la habitación chocando de lleno contra la pared al igual como Tucker lo había hecho con anterioridad, soltó un grito de dolor que quedó ahogado por la falta de aire que el impacto le había provocado. Cayó al suelo sin poder moverse permaneciendo de costado sobre éste y con los ojos entreabiertos, veía con dificultad y respiraba con aún más, no podía moverse y para su desesperación vio como Nina volvía a acercarse a él, pero esta vez lentamente…como si quisiera disfrutar de aquel momento……En el cual la presa por fin había sucumbido ante ella, la cazadora.

 

Se arrodilló a su lado a la altura de su cabeza viendo con satisfacción como Edward había sido inmovilizado en tan poco tiempo, luego sujetó su rostro entre sus brazos y sobre sus piernas sólo para admirarlo una vez más. Él aún no comprendía bien como esa bestia podía parecer tan peligrosa e inhumana…pero que al mismo tiempo poseyera gestos que eran propios de ellos… ¿por qué no lo era, verdad?

 

Con excesiva lentitud levantó aún más a Edward, atrayéndola hacia sí al tiempo en que ella misma se iba a cercando, sus imponentes colmillos se dirigían inminentemente hasta su cuello pero no se desesperó…no podía hacer nada en su defensa…por lo que simplemente dirigió su mirada hacia el techo de esa estancia en donde se asomaba majestuosamente la luna sobre ellos y sin la molesta presencia de las nubes, las cuales piadosamente se habían alejado considerablemente de ella, sólo para que Edward pudiera contemplarla en los últimos segundos de conciencia que tuvo en aquella noche de eclipse…

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado ^^

En este fic quise poner dos de las cosas que más me gustan o llaman la atención, así que junté a los vampiros con la alquimia, además de un ligero toque de yaoi (muajajaja si...ligero...ya verán más adelante...)y salió esta cosa deforme xD pero espero que me sigan leyendo...ya que se pondrá más emocionante :3 (o eso espero...si, creo que sí xD)

 

Espero que dejen sus reviews para saber si les gustó o no, y si quieren la continuación o prefieren que mi notebook arda en el averno e.e

 

Sayonara~

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).