Segundos después del "incidente", Kiminobu no lograba moverse. Por un lado, pensaba que tenía que mover a Hisashi porque si no, cuando despertara le preguntaría que había pasado. Pero si lo movía, pasaría exactamente lo mismo. Entonces si las dos daban el mismo resultado, prefería quedarse con Hisashi abrazado a su cuerpo.
"Bien pensado, por fin estamos de acuerdo"
Con el calorcito que manaba del cuerpo del moreno, Kiminobu comenzó a entrar lentamente del sueño. Luego de unos minutos, dormía profundamente. El moreno, al darse cuenta de que el castaño dormía, abrió sus ojos. Levantó su cabeza y observó el rostro apacible de su compañero. Suspiró, triste y susurró:
"Si tan sólo pudiera decírtelo...pero tengo que contentarme con esto"
Con pesadez, se alejó de Kiminobu para observar su sueño toda la noche. Simplemente no pudo apartar sus ojos de esa hermosa imagen. Cuando vio que Kimi comenzaba a despertar, cerró los ojos y se hizo el dormido.
Kiminobu miró al moreno que descansaba tranquilo a su lado. En el sueño se había despegado de él y eso le hizo entender el vacío que había sentido mientras dormía. Se sintió bastante triste. Ahora si prefería que el moreno hubiera despertado encima suyo y le preguntase qué había pasado.
Se levantó para hacer el desayuno. Se encaminó a la cocina y empezó a preparar todo. Su conciencia fue comprensiva con él:
"¿Ahora comprendes lo que te decía? Tienes que aceptarlo de una vez, si no no podrás hacer nada"
Sonrió. Esa conciencia suya tenía razón. Para qué seguir negándolo si ya era demasiado obvio. Estaba completa y perdidamente enamorado de Hisashi. Probablemente desde los 15 años. Y si no lo aceptaba, iba a vivir toda su vida negando la verdad más absoluta de su ser. Pero sus esperanzas de que Hisashi sintiera algo más que amistad por él eran casi nulas.
Un ruido detrás suyo, lo sacó de sus pensamientos.
-Buen día, Kimi - dijo el moreno desperezándose - ¿Cómo dormiste?
-Muy bien, Hisashi. ¿Y tú?
-Mmmm perfectamente - contestó sonriendo
Desayunamos en silencio. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para decir algo que tuviera sentido. Hacía minutos había admitido el estar enamorado de Hisashi y tenerlo enfrente no ayudaba en nada.
-Kimi, hoy debo irme. Tengo que ordenar y limpiar un poco mi casa pero si quieres, en la noche...
-No, Hisashi- lo corté - de verdad ya hiciste mucho por mí. Tienes cosas que hacer y yo ya me siento mucho mejor.. te agradezco muchísimo por todo lo que hiciste por mí
-No hay de qué, Kimi. Sabes que no hay problema.
Ambos sonreímos y a los pocos minutos yo estaba parado en la puerta, sosteniéndola abierta mientras lo veía alejarse calle abajo. Me quedé ahí, sintiendo el aire fresco del otoño. Necesitaba pensar, después de mucho tiempo de negar mis pensamientos. Decidí darme un largo baño para relajarme un poco. Luego, me preparé un té y más tarde me puse a ver televisión. Las horas pasaban y me sentía encerrado en casa. Necesitaba salir y aclarar mis ideas. La relación con mi conciencia estaba mejorando y supuse que eso me ayudaría, al menos, a achicar un poco el problema.
Fui a mi cuarto y tomé una campera negra y una bufanda marrón. Bajé tranquilamente las escaleras. No tenía apuro. Tomé las llaves y salí. Caminé un buen rato mirando escaparates, gente caminando por las calles, niños jugando en las plazas. Me entretuve observando un poco las cosas a mi alrededor, olvidándome un instante de mis propios asuntos. Después de unos minutos llegué a un parque. Me adentré en él hasta que encontré un hermoso banco de piedra, rodeado de árboles y flores de distintos colores. Era un escenario perfecto para lo que necesitaba. Me senté y miré al cielo, recibiendo una caricia del pedacito de sol que se colaba a través de las grises nubes.
Sabía que pronto iba a llover, pero no me desanimó en lo más mínimo. Me encanta la lluvia. Amo mojarme, sentir las gotas frías caer sobre mí, poco me importa enfermarme, porque sé que lo disfruté al máximo.
"¿Qué vas a hacer ahora? Yo no puedo hacer mucho por tí. Si fuera por mí, se lo diría, pero no creo que tú lo hagas. No olvides que soy parte de tí. Sólo soy lo que no te atreves a expresar"
-Lo sé...ahora lo comprendo. Sé que no tuviste malas intenciones. Aunque tus medios no fueron los mejores y me complicaron muchas veces, me hiciste dar cuenta de lo más importante y por eso estoy agradecido.
Sonreí un poco melancólico, pero por lo menos me amigué con mi conciencia. Una gotita cayó sobre mi mano y comenzó a lloviznar levemente. Unos pasos se escucharon en el sendero contiguo a este lugar un tanto escondido. Al ver quién era la persona que se acercaba, supe que la vida estaba jugando conmigo.
Hisashi apareció repentinamente. Estaba precioso, con unos pantalones de corderoy marrón claro y un saco largo negro. Al verme se sorprendió y se acercó a mí.
-Parece cosa del destino... - dijo de la nada
Mi cara de asombro debió ser demasiado evidente porque sonrió.
-Suelo venir acá. Es un buen lugar para pensar - continuó - ¿Es eso lo que viniste a hacer?
-Si -respondí en un susurro- realmente lo necesitaba, he estado teniendo conflictos con mis pensamientos -reconocí, riendo
Unos segundos pasaron, en los que sólo se escuchaba el ruido de las pequeñas gotas sobre los árboles y el suelo.
-Hisashi..
-Kiminobu..
Nos llamamos al mismo tiempo. Los dos callamos, hasta que le dije:
-Tú primero
Me miró, suspiró y contestó:
-¿Tienes tiempo? Esto puede tardar...