“Bésame”
Mis ojos comenzaron a abrirse lentamente y un ligero dolor se posó en la parte de atrás de mi cabeza. Pasaron unos cuantos segundos hasta que mi mente logró recordar todo lo que pasó en las afueras de Konoha.
Uchiha Sasuke, mi Sasuke se había ido de mi lado, otra vez. ¿Acaso yo tuve la culpa por amarlo tanto?
Automáticamente las lágrimas salieron, mismas que fueron descendiendo por mis mejillas y de ahí a mi pecho.
Seguí en el mismo lugar, acostado en el sofá. Incapaz de poder mover un solo músculo del cuerpo. Esperé un poco hasta que un flashazo recorrió mi mente a una velocidad exorbitante.
El Uchiha me dejó aquí después de haberme dejado inconsciente, lo cual podía significar una cosa: No todo lo que dijo fue mentira…
Continué pensando en los errores que pude haber cometido para que Sasuke me hubiese botado de esa manera tan horrible. ¿Era el ramen? Después de todo era mi comida favorita, pero él no podía sentir celos de eso.
Confundido, me levanté del sofá y fui hacia el escritorio. En ese lugar reposaban varios portarretratos y en uno de ellos estaba la fotografía de mi pelirrojo preferido: Sabaku no Gaara. Sasuke debió pensar que él quería algo más conmigo.
No podía ser eso… Sasuke mencionó que había armado todo un teatro al momento de estar conmigo, ¿eso significaba que me utilizó para ganarse la confianza de la aldea al saber que yo me convertiría en Rokudaime?
Ni siquiera puedo creerlo; todas sus caricias, sus besos, la pasión desde la primera vez que lo hicimos… No pudo haber mentido todo este tiempo.
De pronto, tocaron la puerta y justo cuando iba a responder, esa persona entró.
—Eres tú, Gaara— dije sin mucho ánimo, dándole la espalda para poner en su lugar el portarretrato.
— ¿Todo bien Hokage-sama? — cuestionó con su característico tono frío.
—Sabes de sobra que no me gusta que sean tan formales conmigo…— No respondí a su pregunta y tampoco volteé a darle la cara, de verdad que no quería dar explicaciones sobre mi inoportuno estado de depresión.
Bésame, ya es tiempo
sin piedad y en silencio
Suspiré y pronto sentí como Gaara me envolvía en un abrazo cargado de ternura. Mis mejillas se tornaron rojas ante la cercanía ya que no estaba acostumbrado a recibir esos tratos de su parte.
—Y tú sabes de sobra lo loco que me traes— Su aliento rozó mi cuello y me alegró estar dándole la espalda. — ¿Por qué tuviste que fijarte en él? —
Sasuke…
Me aparté de Gaara inmediatamente y lo miré con la furia marcada en mis ojos.
Bésame, frena el tiempo,
haz crecer lo que siento.
—Fue mi mejor amigo, mi primer amor y la persona a la cuál seguiré amando hasta que muera— la voz que salió de mi garganta sonó lo suficientemente segura como para que el Kazekage se sorprendiera. —Si sabes la respuesta para que preguntas…—
—Te dejó de nuevo…— Lo observé acercarse a mí con movimientos felinos, eso no era normal y pronto un escalofrío recorrió mi espalda.
— ¿Y eso qué te importa? — pregunté exasperado al mismo tiempo que intentaba alejarme de él, pero no… ¡Oh maravillosa sorpresa! El escritorio impedía que yo pudiese moverme a otro lugar, me tenía acorralado.
— Naruto…— Tomó y levantó mi barbilla, yo ya sabía lo que vendría pero por alguna extraña razón no lo detuve. —Espero que esto te sirva de respuesta…—
Bésame como si el mundo se acabara después.
Bésame y beso a beso, pon el cielo al revés.
Gaara dejó mi barbilla a un lado para luego tomar con suavidad mis mejillas y me atrajo hacia él dándome un tierno beso en los labios. Me separé a los dos segundos y al igual que yo, estaba totalmente sorprendido. ¿Dónde había quedado todo el entrenamiento de defensa? Supuse que por el momento, todo se me olvidó.
Bésame, sin razón porque quiere el corazón
Bésame…
— Lo siento… — Él estaba sonrojado también, su respiración se había acelerado notoriamente.
—No…— Ahora fui yo el que se acercó, lo miré y prácticamente le comí la boca. Mi lengua recorría su cavidad y nuestros dientes chocaron en un arrebato de pasión.
Siénteme en el viento,
mientras yo muero lento
Sus brazos rodearon mi cintura y yo lo abracé del cuello, juntando más nuestros cuerpos. ¿Por qué su piel quemaba tanto? Sus manos recorrían mi espalda y ahogué un suave gemido de satisfacción.
Nos separamos lentamente, sin dejar de mirarnos a los ojos. Pude notar como un hilillo de saliva nos unía, una sensual prueba de lo que acaba de pasar.
Bésame sin motivos
y estaré siempre contigo.
—Gaara yo…— No pude hablar una vez que recuperé totalmente los sentidos, ¿qué había sido todo eso? Con Sasuke había experimentado la pasión pero… Algo se había sentido diferente esta vez, algo que llenó el vacío de mi corazón en tan solo un instante.
Uno de sus dedos fue a parar a las comisuras de mis labios y guardé silencio.
— No hables… Permíteme demostrarte lo mucho que te amo. — Sus palabras reflejaban lo mismo que sus ojos, sinceridad. — Soy yo Sabaku no Gaara, tu amigo y el que intenta confesarte todo lo que siente por ti…—
Bésame, así sin compasión
quédate en mi sin condición, dame tan solo un motivo…
Abracé a Gaara con fuerza y mi cabeza se recargó en su pecho, automáticamente comencé a llorar. Él se limitó a acariciarme la cabeza con suavidad, permitiéndome desfogar mis penas.
— ¿Tú me ayudaras a sanar mi corazón? — solté inesperadamente.
— Claro mi Naruto… Yo me encargaré de sanar tu corazón herido…—
....y me quedo yo.