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Nutte por apos

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Notas del fanfic:

Este es un oneshot que surgió de quién sabe dónde, sólo sabía que esta espontánea idea debía ser escrita cuanto antes.

Aquí un enlace para que vean como va vestido Bill en el fic, y la única imagen que tenía a mano que parecía pegar con la historia :D (http://www.facebook.com/home.php?#!/photo.php?pid=635251&id=1626442300 )

Notas del capitulo:

Un poquitín osado en comparación a lo que suelo escribir pero se vale experimentar. Sólo he de advertirles del uso excesivo de la palabra “puta”.



Curiosidad 1: Mientras escribía el fic hice pausa para servirle la cena a mi papá y mientras cortaba una rebanada del maldito queso ese que parecía piedra me corte un dedo TT-TT y creo que también me cortó la inspiración.

**NUTTE**

¡Te Quiero Puta!

 

Nunca había estado fuera de casa hasta tan altas horas de la madrugada, o muy temprano... depende de cómo se viera, pero el asunto es que esa fiesta a la que acababa de ir fue el mejor de los malditos infiernos en los que había ardido. Le dio una última calada a su cigarro antes de tirarlo al piso mientras sonreía, su vista algo borrosa no le permitió ver donde caía la colilla pero lo que más le importaba ahora era poder caminar en línea recta hasta su hogar.

 

El único farolillo en un considerable tramo que todavía gozaba de vida útil titilaba de vez en cuando, siendo atacado por un par de polillas. La calle era dominada por el vacío al igual que el cielo despejado.

 

Los efectos del alcohol le hicieron dar un traspié y apenas tuvo los reflejos para apoyarse en un poste cercano con una risita estúpida, la cual resonó con más intensidad en el silencio nocturno cuando se le escapó un pequeño eructo involuntario, provocando eco en la lejanía de la calle. Se recogió unas cuantas rastas blancas y negras detrás de su oreja y levantó sus ojos acuosos cuando se hubo calmado un poco tratando de asegurarse de que no había perdido el rumbo correcto, pero una mano ajena le frustró sus planes cuando se posó sobre su hombro derecho, obligándole a girarse de una manera algo brusca.

 

o.o.o.o.o.o

 

Por otro lado un uniformado patrullaba solitario recorriendo la zona sin notar nada fuera de lugar, hasta que en el siguiente cruce se encontró con una delgada figura agrediendo físicamente a lo que parecía ser un hombre más fornido que el otro, pero que era quien estaba tirado en el piso tratando de defenderse de la agresividad salvaje que descargaban en él.

 

Se estacionó de inmediato mientras bajaba de su patrulla, corriendo a donde se llevaba a cabo la pelea y sacando su pistola apuntando a una cabeza llena de rastas bicolores para calmar al agresor, cosa que sucedió al instante que éste sentía el cañón de la pistola entre el cabello.

 

-Las manos encima de la cabeza y voltéate lentamente- habló con firmeza el agente de trenzas.

 

La alta figura así lo hizo y luego de poner ambas manos en su cabeza le dio la cara al oficial, el cual no pudo evitar quedársele mirando completamente sumido en el tiempo. Volvió a la realidad cuando el "agresor" cerró los ojos dando un fuerte suspiro mientras el "agredido" se levantaba del suelo limpiando un poco de sangre que le bajaba del mentón y se posicionó detrás del policía como una indignada víctima.

 

-Que bueno que apareció, oficial. ¡Esta tipa se volvió loca!- le lloriqueó el hombre.

 

-¡Loca tu abuela, maldito! ¡Soy hombre!- Bill desistió de la idea de continuar la rumba de golpes que dejó a medias cuando el uniformado de trenzas le advirtió con un movimiento de su pistola, haciéndole alzar de nuevo las manos.

 

-Pues quién lo diría... en todo caso el problema es que se me tiró encima sólo por preguntarle cuánto cobraba- siguió con su relato la supuesta víctima.

 

-¡¿Y te parece poco?!- Bill abrió los ojos mandándole una directa mirada de violencia -¡Además luego de eso te atreves a apretarme el trasero! ¡¿Es que acaso tengo cara de puta o qué?!

 

El joven de rastas respiraba agitado tratando de controlar su instinto asesino cuando los otros dos se le quedaron mirando con cara de "No querrás que respondamos eso", lo cual hizo que el pelilargo se mirara las pintas sin encontrar nada raro.

 

¡Pero vamos! Parecía una ramera en busca de oficio con ese pantalón entallado negro que no dejaba escapar ni un detalle, una camisa gris remangada hasta los codos con una chaqueta negra encima, botas altas, muchos accesorios y todo pintado.

 

-Vale, ¿se lo va a llevar preso o no?- se atrevió a preguntarle el tipo al uniformado, sin darle tiempo de razonar aquel puñetazo certero que le clavó Bill en la cara.

 

-Ya es suficiente, animalito salvaje. Tienes derecho a guardar silencio. Todo lo que digas puedes ser usado en tu contra...- Tom le iba leyendo al andrógino sus derecho mientras le doblaba los brazos en la espalda para esposarlo.

 

-¡¿Quéeee?! ¡¿Acaso tienes mierda en el cerebro o qué?!- trató de forcejear sin resultados.

 

-Pensaba dejarte sólo unas horas en prisión pero le añadiré a tu condena agresión a un oficial y...

 

-¡Y métete tu placa por el culo que yo ni te he tocado! Eres un fraude.

 

-¿Acaso no vale la agresión verbal? Ustedes los niños se quejan mucho por ello. Además que tienes otro cargo por prostitución- añadió sonriendo.

 

-¡¿Qué?! ¡Yo no me prostituyo, joder!- cuando sintió que el de trenzas lo empujaba camino al auto se decidió por un método más amable. Se giró para encarar al mayor y poner carita de maltratado -Por favoooor, no lo haga- arqueó las cejas en signo de tristeza mientras se mordía suavemente su labio inferior para poner la victoria de su lado.

 

Tom se le quedó mirando fijo y por un momento el menor pensó que sus dotes de perro sexy y lastimero habían dado resultados.

 

-¡Las putas me atacan...!- el ambiente fue interrumpido por las alucinaciones del "agredido" que se levantó de golpe gritando incoherencias, pero nuevamente fue acallado por un golpe, esta vez de Tom.

 

Y el que pensara que iba a dejar a Bill así no más hacerle ojitos, bastaba con presenciar la mirada que le echó de arriba abajo al delgado cuerpo del muchacho para cambiar de opinión.

 

-Ahora presentaré otro cargo por soborno sexual- le dijo el de trenzas mientras lo montaba en los asientos traseros de su patrulla.

 

-No, no, no. ¡Yo no soy una puta! Salgo de casa de un amigo y montan un circo a cuesta mía.

 

-Si claro, en qué mundo vivo si ahora los tíos parecen putas. Perdona mi ignorancia, estudiaré más. Seguro que ese "amigo" es tu chulo.

 

-¡Que no soy puta! ¡Y nada de chulo ni que coño!

 

-No deberías haberte hinchado los labios con colágeno, siendo tan joven te podría hacer daño- siguió como si nada el uniformado pasando un dedo por los labios esponjositos de Bill para retirarlo manchado de labial rojo, dirigiéndole luego una mirada burlesca.

 

-Espero que no estés pensando lo que creo que estás pensando, idiota- le advirtió Bill con tono de amenaza.

 

Y en realidad eso eran residuos de labial de las chicas con las que se había besado en la reciente fiesta, añadiéndole al hecho el que tuviera los labios un poco hinchados. Resultaba ahora que eso era un delito.

 

-Si claro, ahora vuelvo- cerró la puerta para ir en busca del otro que aún permanecía tendido en el piso, abriendo la puerta del copiloto para meterlo con esfuerzo.

 

-A él es al único al que deben llevarse, por acoso- se quejó el joven de rastas.

 

-Él pasará una linda noche tras las rejas por obstrucción al oficio de la prostitución, pero tus delitos son mayores.

 

"¿Obstrucción al oficio de la prostitución? ¿Eso existe?" pensó el menor, pero eso no le hizo gracia luego del segundo que le tomó repasar esa frase por completo.

 

-¡¿Y sigues con eso?! No soy puta- pataleó en su asiento como el niño al que le echan la bronca por las travesuras de su hermanito.

 

-Ajá- Tom cerró para volver a abrir la puerta trasera y sentarse junto a Bill -Un adolescente que es echado de casa por sus padres cuando lo pillan teniendo sexo con el hijo del vecino y en las calles encuentra su verdadera vocación- recreó la vida del detenido mientras se cruzaba de brazos y asentía varias veces para apoyar su teoría.

 

-Vivo con mis padres y no soy gay- otra absurda invención sobre su vida y le daría una embolia.

 

-Claro. No eres puta, no eres gay y yo no soy policía- dijo como si nada sentándosele en las piernas a Bill.

 

-H-Hey, ¿qué...? ¿No eres policía?- le preguntó incrédulo.

 

-Umm...- miró un "Kaulitz" bordado en su uniforme achicando los ojos -Parezco policía, me visto como policía, digo que soy un policía... ¿pero qué garantiza que lo sea? Tú pareces puta, te vistes y maquillas como puta, dices que no lo eres, ¿pero cómo creerte?

 

-A ti te patina el coco. No he hecho nada malo y quiero irme a casa- se removió inútilmente debajo del cuerpo de Tom.

 

-No, no. Tenemos mucho que hacer- posó sus manos sobre la base de los muslos del de rastas mientras con una mirada algo velada lamía el piercing negro de su labio inferior.

 

-O-Oye, ya te dije que no soy gay.

 

-Pero no eres virgen.

 

-¿Y eso qué?

 

-Que mi hipótesis no está tan errada y a lo mejor si te prostituyes.

 

-Te dije que...

 

-Sabes... mi compañero está en el hospital porque al tratar de arrestar a un par de putas le cortaron su miembro- Bill arrugó la frente -Y ahora que te veo se me ha antojado saber lo que es estar con una- dio su veredicto tomando los hombros del menor, quien se tensó al instante.

 

-¿Qué... haces?- susurró sin aliento el menor.

 

-¿Cuál es tu nombre?- evadió Tom la pregunta con otra, mientras trazaba líneas con su índice en la mejilla del muy nervioso chico.

 

-Bil... Bill- echó un poco el rostro hacia atrás haciendo sonreír al policía.

 

-Bill, Bill, Bill... Billa- esto era algo sin mucho sentido para Bill, y más todavía cuando esa extraña persona recorrió sus caderas sin nada de pudor ni vergüenza para desabrochar su ajustado pantalón negro.

 

-¿Billa? ¿Qué Billa, idiota? ¡¿Y qué crees que estás haciendo?!

 

-Billa seguramente es tu nombre de profesión- se relamió los labios -Vamos a buscar el tesoro de Billa.

 

-Ey, ey... no, no, no, espera...

 

Si antes estaba asustado ahora mordería el vidrio de la ventana de ser necesario para escapar de ese pequeño y loco mundo paralelo en el que se vio envuelto desde que apareció el de trenzas, porque éste ahora se encontraba bajando su cuerpo a la altura de su pelvis tratando de ponerse cómodo en ese reducido espacio que les ofrecía el auto.

 

-Aquí está el tesoro- rió al escuchar una exclamación por parte del chico cuando liberó de esos pegadísimos boxer aquel miembro que empezaba a erectarse.

 

-¡!- la patrulla tembló por completo cuando Tom empezó a probar sin miramientos ese "tesoro" que le rozaba la cara.

 

El joven de rastas no podía estarse quieto, era imposible con unos labios apretándose tan fuerte en torno a una parte tan sensible que se empezaba a animar sin tener en cuenta quién lo estimulaba, sólo sentía. No le era posible cerrar las piernas porque sus muslos eran sostenidos cada uno por las manos del Kaulitz y solo le restaba recostar su cuerpo cubierto de espasmo en el acolchonado asiento y echar su cabeza hacia atrás mientras gemía sin control. Nunca nadie le había hecho sentir algo de semejante magnitud con un simple roce de lenga tan siquiera.

 

Tal vez por las circunstancias en las que se encontraba y el hecho de no empezar a entender ni la mitad de todo eso que le estaba ocurriendo, muy en el fondo aquello activara su vena morbosa con una fuerte chispa. Además esas esposas le mantenían agarradas las muñecas con fuerza, dejando fuera de juego sus manos.

 

-Yo ya... no...

 

Sentía toda la boca seca hasta la punta de la lengua. El de trenzas seguía muy concentrado en su trabajo admirando cada expresión del muchacho que se encargaba de estimular. Casi al final se sacó todo aquello de su boca sin molestarse en limpiar la saliva que se le corría por el mentón, dejando ese miembro duro y mojado cogiendo frío y sin abrigo. Bill apenas podía con su respiración, echó una mirada hacia abajo encontrándose de lleno con las avellanas de Tom que reflejaban un brillo especial gracias a la luna. Éste en ningún momento apartó la vista, deslizando su lengua por todo su labio inferior hasta toparse con el piercing y jugar de nuevo con él.

 

El pálido de rastas estaba perdiendo la razón, pero moriría de locura si no terminada pronto. Una pequeña gotita cristalina iluminó la punta de su miembro, lo que le hizo doblegarse por completo para no seguir torturándose más.

 

-Termina...

 

Eso bastó. Tom no dijo nada, no hacía falta más para que con su lengua recorriera desde la base toda su longitud para recoger esa inquieta gotita y desaparecer el camino blanquecino que marcó, para que al llegar a la punta volver a hacer desaparecer ese órgano tan importante dentro de su cavidad y succionar con tanta fuerza que hizo terminar a Bill en pocos segundo. Su garganta se resecó por tal grito que se desprendió de ésta al culminar, no como la de Tom que era recorrida toda por ese líquido caliente y viscoso que le llenaba.

 

Tom no dio paso a la tregua y sin esperar a que el joven se calmara lo suficiente como para no atragantarse con la poca saliva que intentaba humedecer su boca, ya se encontraba estimulándole de nueva cuenta con un vaivén de mano a la par que desabrochaba sus propios pantalones.

 

-Ni te atrevas a desmayarte que todavía me falta a mi- le dijo al menor cuando volvía a sentarse en sus muslo ya con su pantalón de uniforme casi debajo de las rodillas.

 

-N-No... espera...- Bill se agitó pero no tenía fuerzas para hacer mucho más.

 

-No te preocupes.

 

-¿Me vas a violar?- no pudo evitar que un par de lágrimas se asomaran por el rabito de sus ojos al pensar con rabia que se estaba excitando de nuevo por la mano del que estaba a punto de abusar de su cuerpo.

 

-No eres virgen, no vamos a hacer nada que no hayas hecho antes.

 

El menor iba a tratar de hacer desistir al otro, cuando se vio a sí mismo incapaz de evitar lo que iba a suceder... estaba más que agotado y sus brazos se encontraban inútiles, se le venía Tom encima y lo que esperaba era terminar violado sin poder hacer algo al respecto y totalmente adolorido hasta el cabello, nada que ver con el intenso placer que le hizo abrir los ojos desmesuradamente y profesar una maldición en todo lo alto preso por aquella jodida estreches como ninguna que le proveía el interior de Tom a su alegre hombría. Por su parte el uniformado estiró el cuello hacia atrás para soltar un fuerte y ronco gemido con algo de dolencia al terminar el camino de la penetración.

 

-Te dije... aah... que no era nada que no hubieses hecho antes, pero esto... es mucho mejor ¿verdad?- le dijo el de trenzas pero el otro no tenía voz para contestar.

 

El Kaulitz estiró los brazos hacia el respaldo del asiento para incrustarle sus dedos y encontrar el apoyo necesario para empezar una serie de divinas embestidas dominadas por su propio ritmo. Si quería lo hacía lento, tortuoso... si lo deseaba era rápido y gustoso. Pegadito al cuerpo de Bill ambas respiraciones resonaban agitadas y viendo que el menor perdía la razón gozando de su cuerpo decidió que era hora de ver por su propio placer. Esta vez se dio apoyo con los hombros de Bill y se encogió en su regazo mientras subía y bajaba con fuerza, haciéndole soltar mil maldiciones al de rastas pero él disfrutándolo como nunca.

 

Estaba por terminar esa dosis autoimpuesta de placer y seguía jodiéndose más duro sobre el miembro de su acompañante. En un momento dado se vio a sí mismo acercando su rostro al del joven, que apenas con un escaso roce en sus labios fue consciente de lo que el de trenzas pretendía hacer y por acto reflejo dobló el cuello para rechazar ese tipo de contacto. Tom aceptó aquello sin darle mucha importancia para terminar la penetración de su cuerpo a voluntad, acompañando ese acto con un agradable roce de dedos sobre su palpitante razón de masculinidad, gimiendo con un grito bajo pero placentero al sentir su miembro satisfecho y su entrada repleta de un calor ajeno.

 

Bill recostó su cabeza hacia atrás tratando de volver a llenar de vida su cuerpo sin atreverse a abrir los ojos y mirar cualquier expresión que tuviera su acompañante sexual después del reciente rechazo. No le gustaba que le besaran después de hacerle el oral y jamás se lo había permitido a nadie, además de que ahora siendo un hombre y de paso sentir una descarga de mil voltios que le paralizó las articulaciones al sentir ese suave roce en sus labios, dudó... no estaba preparado todavía para lo que su ser experimentaría al dar ese paso a lo desconocido.

 

Y el "agredido" seguía en la inconsciencia en los asientos de enfrente sin enterarse de nada.

 

Vamos, vamos mi amor

Me gusta mucho tu sabor

No, no, no, no tu corazón

Mucho, mucho tu limón

Dame de tu fruta

Vamos mi amor...

 

o.o.o.o.o.o

 

El joven salió del auto con este aún en movimiento, pero es que apenas divisó la entrada de su casa sintió la loca necesidad de encerrarse corriendo en su cuarto. Sus planes de huída se vieron frustrados cuando el agente lo citó.

 

-No te quiero ver cuidando esquinas por ahí- el de rastas le iba a reclamar sus palabras cuando una tarjeta le fue extendida -Pero si me extrañas, y lo más seguro es que lo hagas, llámame- le guiñó un ojo.

 

-Ni loco.

 

-Como un próximo ataque de sicosis te hará romper esa tarjeta que te di, toma, te daré otra para cuando te arrepientas de haber roto la primera.

 

-¿Ahora eres un psicólogo adivino?- levantó una ceja.

 

-Ah, es que las putas primerizas son fáciles de predecir- y antes de que volviera a escuchar otro "¡No soy una puta!" en esa noche encendió el radio de su patrulla con una canción que estaba de moda.

 

Ay que rico, un dos tres

Si, te deseo otra vez

Pero no, no, no tu corazón

Más, más, más de tu limón

 

Dame de tu fruta

Vamos mi amor...

 

 Te quiero puta!

-¡Te quiero puta!

 

Tom sincronizó sus palabras con las del cantante a la vez que aceleraba y le lanzaba un beso en el aire al chico, pero aunque lo había dicho en español Bill le había entendido perfectamente, y supo también además que esas palabras más que la letra de la canción, fueron dirigidas expresamente hacia él.

 

Bill lo odiaba como nunca a nadie, y la única manera de liberar su coraje fue rompiendo a la mitad aquella primera tarjeta que le hubiese ofrecido el de trenzas, aumentando más si se podía su frustración mental al haber hecho lo que ese policía chiflado predijo.

 

Aún así se guardó la segunda tarjeta... por si acaso prescindía de un nuevo arresto.

 

Entre tus piernas voy a llorar

Feliz y triste voy a estar

Feliz y triste voy a estar

 

Más, más, más por favor

Más, más, más si, si señor

 

Te quiero puta!

Te quiero puta!

Dámelo, dámelo

Te quiero puta!

 

 

Ende.

Notas finales:

El fic no es la gran cosa pero comenten mucho para ver que tal se me da escribir de esta forma jiji. Primer Tom-Pasivo que hago lol ¡Viva el tesoro de Bill! Amén…



Curiosidad 2: La canción del final es de Rammstein y se titula “Te Quiero Puta” xD cantada en español, algo raro para un grupo alemán pero buee… nos vemos en otra ocasión.


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