Aunque parezca mentira, la vida de Madara Uchiha siempre había sido bastante penosa. Es cierto que su familia siempre había sido muy poderosa y admirada, pero para el joven Madara el poder nunca había sido muy importante. Pero muchos miembros de su clan intentaron dominar el Sharingan perfecto, el Mangekyo Sharingan. Que según los escritos antiguos del clan, había sido otorgado por el legendario nueve colas, Kyuubi No Youko. Pero a él sólo le interesaba proteger a su pequeño hermano Izuna. Huérfanos a edad temprana, habían sido cuidados por unos primos de su padre. Supuestamente un clan debería ser una gran familia, pero eso no sucedía en el clan Uchiha.
Seres fríos y casi desprovistos de sentimientos, que se casaban entre ellos para preservar la sangre Uchiha pura, y nunca ha habían perdonado que su padre se casara con una muchacha sin sangre Uchiha. Los dos hermanos eran casi esclavos de sus parientes, y para el adolescente Madara era un insulto. No importaba qué le hicieran a él…pero Izuna tenía sólo siete años, no catorce como él. Deberían ser más humanos con el pequeño…
Poco a poco, el corazón de Madara Uchiha fue endureciéndose contra ese clan maldito, que siempre estaba en guerra con otro clan muy poderoso el Senju. En un ataque de los Senju contra su aldea, atraparon al inocente Izuna en una refriega. Madara observó como en cámara lenta, como un ninja de los Senju levantaba la espada contra su pequeño hermano de once años. La sangre de Madara entró en erupción y despertó su Sharingan dormido. Mató sin contemplaciones al repugnante ser y salvó a su hermanito de una muerte segura. Todos los miembros de su clan se quedaron de piedra. Esa noche, Madara Uchiha, uno de los miembros más despreciados del clan Uchiha se convirtió en leyenda, porque su Sharingan no era normal como los demás, era el Sharingan definitivo: Mangekyo Sharingan.
La vida de los dos hermanos dio un vuelco completo. Su estatus subió de nivel rápidamente, y cuando Izuna despertó el Mangekyo Sharingan como Madara, les dieron a ambos el liderato del clan Uchiha. Los dos hermanos tomaron el liderazgo, en realidad Madara lo tomó por deseo de su ototo, pero no podía negarle nada. Su hermano Izuna era lo único que amaba con todo el corazón. Día tras día, las luchas se fueron incrementando y ambos clanes decidieron unirse y crear una aldea. Madara se opuso, pero a Izuna le pareció una idea estupenda. Con un suspiro, el Uchiha mayor claudicó y se firmó la paz.
Los dos clanes formaron una aldea a la que llamaron Konoha. Varias familias de ninjas se unieron a ella y el odio pareció llegar a su fin. Cuando se llegó a necesitar un líder en la aldea, los Senju y los Uchiha disputaron el derecho. Izuna Uchiha y Hashirama Senju fueron los candidatos y se hicieron votaciones. La victoria parecía segura para los Uchiha, pero estos tenían muchos enemigos y decidieron matar a los lideres de los Uchiha, y que los Senju ganaran, pues eran más indicados según sus arbitrarias decisiones. Una noche, varios ninjas mercenarios atacaron la mansión de Madara e Izuna, hiriendo de muerte al segundo. Madara logró acabar con todos, pero no pudo hacer nada por salvar la vida de su hermano pequeño…
Izuna sonrió a su aniki y le rogó que no perdiera su vida en una inútil venganza. También le rogó que tomara sus ojos y los uniera a los suyos, para así estar siempre a su lado. Cuando el joven Izuna de dieciocho años expiró. Un destrozado Madara cumplió la ultima voluntad de su ototo y los añadió a los suyos, creando por casualidad el perfecto Mangekyo Sharingan. Pero no cumplió todas las peticiones de Izuna, y buscó venganza. Los miembros de su clan le repudiaron y Madara se quedó sólo. Cuando ganó el candidato Senju, la aldea se llenó de gozo y Madara dio con los traidores que habían conspirado para asesinar a su hermano. Los mató sin piedad y fue perseguido por el Primer Hokage de Konoha: Hashirama Senju.
Lucharon en el valle del fin, durante innumerables días. El primer Hokage fue el único en regresar a la aldea y todos pensaron que Madara Uchiha había muerto…craso error.
Madara se había desmayado por puro agotamiento, y se había caído por una enorme grieta en el suelo rocoso. Cuando volvió en sí, estaba en una sala muy elaborada. Se levantó muy aturdido y miró extrañado, que el único mueble de esa sala era una pequeña mesa que contenía un libro. Fue hacia él y alargó su mano hacia él.
-No te aconsejo que lo hagas.-dijo una voz divertida, muy cerca de él.
Madara se dio la vuelta bruscamente. Ante él se encontraba el ser humano más hermoso que había visto en su vida. Un hombre, aparentemente joven, de largos cabellos pelirrojos y hermosos ojos rojizos. Pero eso era lo único que podía ver de él, porque el resto de su cara estaba oculto.
-¿Quién eres tú?-preguntó herido en su orgullo, por no haber sentido su presencia antes.
-Te diría que un amigo, pero yo no soy amigo de nadie.-dijo con voz divertida-Pero ese libro que quieres tocar, es bastante peligroso para un humano.
-Umf. ¿Y tú que eres? ¿Un dios?-gruñó el moreno con desdén.
-Pues no andas muy desencaminado.-ronroneó muy satisfecho-Pero no tengo tiempo para perderlo con un ser humano. Haz lo que quieras, mortal.
El enmascarado se desvaneció en el aire, y dejó a un muy cabreado Madara. Mandó al diablo al desconocido molesto y tocó el libro lleno de desafío. Toda la estancia pareció brillar y una voz habló:
-Mortal, te has atrevido a tocar lo prohibido y serás castigado por tu atrevimiento. Verás los años pasar y tú seguirás igual, sin que el tiempo pase por ti. Tu corazón latirá mucho más despacio de lo normal, los años serán días para ti. Suplicarás por la muerte y ese será tu castigo.
El pobre moreno se quedó con cara de flipe y salió pitando del lugar. Si le estaban gastando una broma, no le hacía ninguna gracia.
Pero con los años comprobó que no era ninguna broma, los años pasaban y él no envejecía. Se pasó vagando de aldea en aldea, para no llamar la atención. Pero nunca volvió a pasar por Konoha, aunque le llegaron numerosas noticias. Su corazón se fue endureciendo con los años, y su deseo de venganza contra Konoha fue su único sueño.
Un ser inmortal tiene muchísimo tiempo libre, porque aunque comía y dormía como un ser normal, los años eran largos y aburridos, y pasaba el tiempo instruyéndose y haciéndose infinitamente más poderoso.
Cuando ya llevaba doscientos años de vida inmortal, Madara fue por primera vez en años a Konoha e invocó a un bijou legendario. La verdad es que sólo le importaba destruir Konoha, y la casualidad quiso que Kyuubi No Youko acudiese a su llamado. El corazón de Madara latió con fuerza por primera vez en siglos, y se sintió profundamente atraído por el hermosísimo bijou pelirrojo… pero su odio ganó la batalla y le prometió incomparables placeres si cumplía su deseo. Ese día, hace dieciocho años, Madara Uchiha cometió el error más grande de su vida.
Konoha, actualidad.
Madara miraba furtivamente a todos lados. Acababa de levantarse y quería ir a ver a los pequeños hijitos de su tatatatarasobrino, pues había descubierto que la línea de sangre de Sasuke y su hermano Itachi, venía de un hijo póstumo de su querido hermano Izuna, y esos chicos eran como sus hijos para él, por lo tanto ahora era abuelo. Justo como el incordio pelirrojo que evitaba ToT.
Salió de la habitación sin hacer ningún ruido y cuando creía que lo había logrado, un fuerte brazo le sujetó y cayó contra un fuerte y cálido cuerpo, de un olor pecaminoso…Kyuubi no Youko.
El hermoso pelirrojo le sonreía como un gato ante un plato de leche y Madara tragó saliva con dificultad. Ahora no se libraría de una sesión de acoso sexual >_<.
-¿A dónde ibas tan deprisa, bomboncito?-ronroneó el pelirrojo con sensualidad al oído de su prisionero-Aún no me has saludado como es debido.
Madara ahogó un gemido. Kyuubi le esta estrechando contra su musculoso cuerpo con sólo un brazo y estaba escandalosamente cerca. Sentía su respiración en su delicada oreja y la incipiente excitación del bijou frotándose contra su trasero. El pobre moreno estaba a un paso de la combustión espontánea y el malvado zorro había comenzado a besar y mordisquear la suave piel de su cuello.
Kyuubi disfrutaba el temblor casi imperceptible que el Uchiha no podía evitar. Tenía que reconocerle que intentaba resistirse a él. Pero Kyuubi no Youko era un bijou y su naturaleza era tan sensual y adictiva, que nadie podía resistirse a sus encantos. Ni siquiera el Uchiha más sabio y curtido de todos. Su boca dejaba un ligero rastro de besos por todo el cuello del guapo moreno. Pero Kyuubi quería algo más que saborear su deliciosa piel y le dio la vuelta contra él, apresándolo en sus brazos y devorando su boca.
Madara se sintió morir de placer, cuando esa lengua habilidosa y sensual, invadió su boca. Los besos de ese zorro maldito eran mejores que cualquier cosa en el mundo y lo odiaba por eso. Llevaba semanas negando sus incipientes sentimientos por el irritante pelirrojo, pero una conversación con Sasuke había terminado por hacerle aceptar la dura realidad. Madara Uchiha se estaba enamorando de Kyuubi No Youko.
Kyuubi degustaba la dulce boca del Uchiha con morosidad, arrebatándole la razón y llegando a poner en peligro la suya propia. Porque había llegado a aceptar que ese chico era su pareja y se moría por hacerle suyo. Pero debía reconocer que Madara era un digno oponente, y se resistía con firmeza, admirando al pelirrojo. Porque su naturaleza bijou era absolutamente irresistible kukuku.
Los dos estaban muy ocupados comiéndose a besos, cuando Naruto salió del cuarto de los gemelitos, con ambos en brazos. Los pequeños ya tenían un año y eran más listos que el hambre. Habían comenzado a balbucear palabras y fueron los primeros en ver a la pareja en el pasillo, porque su papá estaba hablando con su mamá.
-Abue come tito.-dijo Kazuki muy convencido a su hermana, mirándolos muy interesado.
-Ti, come tito.-estuvo de acuerdo Mizuki mirando a su hermano mayor, mientras se metía un dedito en la boca y estudiaba con interés a sus dos familiares.
Naruto les escuchó de pasada, mientras terminaba de hablar con su azabache. Dejó la conversación a medias y clavó su mirada en el pasillo y en la apasionada parejita, que parecía que se lo iban a montar allí mismo. Naruto soltó una risita musical y Sasuke se levantó de la cama y fue a investigar. Cuando se encontró con la candente pareja, sonrió maliciosamente y volvió a meter a su familia en la habitación.
Continuará…