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Caza al gato por EijiTonks

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Notas del fanfic:

 The Prince of tennis no me pertenece a menos que secuestre a Konomi y haga que me de los derechos.

 Bueno aqui estoy con otro fic el cual debo decir esta basado en varias experiencias personales con este tema, asi que la mayoria de las cosas sucedieron en diferentes momentos pero pasaron, ojala les guste.

Notas del capitulo:

Mmm... Viva la Strongest y Golden Pair

 

Aquella mañana parecía respirarse un aire diferente, había demasiada calma, parecida a la que precedía a una tormenta, simplemente parecía que los envolvía una extraña atmosfera y parecían presentir que algo terrible estaba por suceder. En aquel pesado ambiente el tensai del Seigaku hizo su aparición en el vestuario del club de tenis, sus compañeros ya estaban por terminar de cambiarse y él había sido el último en llegar, con su acostumbrada sonrisa empezó a cambiarse para alistarse para la práctica, aunque el chico de lentes alcanzo a vislumbrar por un breve segundo un destello de malicia en la profunda mirada del prodigio.

 

 La práctica matutina se llevo a cabo con normalidad, o al menos lo que ellos podían llamar una relativa normalidad, casi al termino de esta la entrenadora les comunico que esa tarde no habría práctica vespertina, pero que aun así los quería presentes después de las clases como era habitual, se vieron extrañados por la indicación pero aun así la acatarían y se presentarían una vez terminadas las clases.

 

-Nya, algo extraño está sucediendo –comento Eiji ya en su aula –el día se siente raro, ¿no lo crees Fuji?

 

-¿Te parece? –pregunto Fuji mirando a la ventana –a mi me parece un muy bonito día.

 

-El hecho de que te sientas feliz en esta atmosfera me hace sospechar –dijo Eiji receloso.

 

-Creo que te estás juntando demasiado conmigo, ya estas paranoico –opino Fuji divertido.

 

 Ya no pudieron continuar con su charla cuando llego el profesor de física y empezó a llenar el pizarrón con complicadas formulas y ecuaciones para la tortura del gato, al final de la clase el pelirrojo se encontraba desparramado en su pupitre, con un dolor de cabeza al darse por vencido al no entender una sola palabra. A la hora del almuerzo pareció que el tensai no quería perder de vista a ninguno de sus compañeros del club, y prácticamente los obligo a que comieran juntos, disfrutando del ambiente a su alrededor, no solo los miembros del equipo parecían extraños sino que también varios de los demás estudiantes lucían algo nerviosos y unos hasta pálidos, aquella atmosfera de miedo era un deleite para Fuji, que parecía estar en un éxtasis personal, poco antes de que terminara la hora de la comida este se retiro ante las miradas de consternación de sus compañeros.

 

 Al regresar a sus aulas para continuar las clases el pelirrojo noto de inmediato que su psicótico amigo estaba ausente, lo cual le resulto extraño ya que había sido el primero en retirarse y supuso que sería el primero en llegar al salón, pero no era así, cuando llego el siguiente profesor comenzó de inmediato su clase, sin siquiera reparar que no estaban presentes todos los alumnos, por lo que no le quedo mas opción a Eiji que prestar atención pues el castaño no le pasaría los apuntes, aunque le sorprendía el hecho de que Fuji se saltara la clase y ni siquiera le hubiera avisado, de haber sido así lo hubiera acompañado,  cuando estuvo cerca de terminar la clase fue que hasta ese entonces el profesor paso lista.

 

-Fuji Syusuke-kun.

 

 La clase quedo en silencio mientras los alumnos ser miraban entre sí, extrañados de la ausencia del prodigio, y varias de las miradas recayeron en el pelirrojo, ya que era por todos sabido que eran los mejores amigos, por lo que suponían que el gato sabría donde se encontraba Fuji.

 

-Cierto… lo había olvidado –dijo el profesor dándose un golpe en la frente –Fuji-kun es voluntario para la campaña.

 

-¿Qué campaña? –pregunto Eiji curioso.

 

-Al final de la clase hare la mención correspondiente.

 

 El profesor continuo con su tarea de pasar asistencia, dejando intrigados a la clase entera, la verdad era que Fuji no le había mencionado a Eiji de alguna campaña, que él recordara no era temporada electoral para el consejo estudiantil, además si era así Oishi se encontraría al punto del colapso debido a la preocupación ante la sola idea de que el tensai estuviera en una posición de semejante poder, ya que para el sub-capitán la llegada al poder de Fuji seria la misma llegada del apocalipsis y la anarquía total. Bueno el punto es que si el castaño se estuviera postulando el comportamiento de Oishi no pasaría desapercibido por ningún ser existente en la Tierra, y con la campana repicando llego el final de la clase, por lo que los alumnos empezaron a guardar sus cosas apresuradamente.

 

-Bueno antes de retirarse por favor presten atención –dijo el profesor haciendo un poco de silencio –después de clases tendrán que pasar a la enfermería.

 

-¿A la enfermería? –pregunto un chica.

 

-Hoy se llevara a cabo una campaña de vacunación –explico el profesor, ante lo cual todos los adolescentes lo miraron expectantes –así que por favor acudan, es por su salud.

 

-¿Ósea que no estamos obligados?

 

-Les repito que es por su salud, además los miembros de los clubs deben acudir de manera obligatoria.

 

-¡Nya!, que mala suerte –se lamento Eiji.

 

-Y como compañeros de clase de Fuji-kun deberían presentarse ya que amablemente se ofreció de voluntario.

 

-Ósea que no me salvo de ninguna manera, nya –dijo Eiji cruzado de brazos.

 

 Tras acabar de guardar sus cosas toda la clase se dirigió a la enfermería, Eiji se encontraba algo nervioso ya que nunca había sido un aficionado a las ajugas con exactitud, al llegar ya había una larga fila esperando su turno, por lo que el gato tuvo un momento de respiro, pero el tensai se asomo y lo vio por lo que sonrió malévolamente antes de indicarle que pasara, el pelirrojo trago en seco y avanzo con lentitud.

 

-Eiji, ven no tengas miedo –dijo Fuji tratando de disimular su euforia.

 

-Nya –maulló Eiji débilmente.

 

-Escucharas música, la más bella música –prometió Fuji inmensamente feliz.

 

 Al entrar en la enfermería el pelirrojo pudo observar que habían puesto unas cortinas en cada una de las camillas, para poder separar a los estudiantes en cubículos, había tres enfermeras que aplicaban las inyecciones después de ver la cartilla del alumno, y en ese momento desgarradores gritos y lamentos se hacían presentes en la enfermería.

 

-¿No crees que esto es igual que el canto de los ángeles? –pregunto Fuji.

 

-Más bien los lamentos de las almas del Hades, nya –contesto Eiji estremeciéndose.

 

-¿En serio?, para mi es música para mis oídos –dijo Fuji con una sonrisa –todo el día escuchando esta sinfonía, deleitando mis sentidos.

 

-¿Me puedo ir? –pregunto Eiji con un hilo de voz.

 

 Eiji creyó por un segundo estar en las puertas del infierno y con el propio anticristo para recibirlo, esa faceta sádica de Fuji le aterraba en verdad, era capaz de crear pesadillas por decir lo menos, así que debía escapar de ese lugar antes de que el propio demonio lo condenara.

 

-Tenemos mucho trabajo hoy, nos has ayudado mucho Fuji-kun –dijo una de las enfermeras.

 

-En verdad eres encantador, no muchos se ofrecen para estas campañas –añadió una enfermera algo rolliza.

 

-Si puedo hacer algo mas solo díganlo, han ejercido su labor con gran dedicación, el solo verlas con esta carga de trabajo me hace desear… bueno, aplicar yo mismo las vacunas para aliviar su carga –dijo Fuji con la más inocente y encantadora de sus sonrisas.

 

-¿Aplicar tu las inyecciones? –cuestiono la enfermera a cargo –bueno has mostrado un genuino interés por tus compañeros.

 

-Antes de empezar le enseñamos y nos ha estado observando la última hora, se ve que aprende rápido –dijo la enfermera más joven.

 

-Así avanzaremos más rápido –dijo la enfermera rolliza, para convencer a su compañera a cargo –además si él las aplica es probable que varias de sus escandalosas compañeras se dejen inyectar sin tanto teatro.

 

-Ese es un buen punto, además estaría bajo nuestra supervisión –reconoció la enfermera a cargo –está bien Fuji-kun puedes ayudarnos a aplicar las vacunas.

 

-¡Genial! –exclamo Fuji con entusiasmo, pero de inmediato recupero la compostura –Eiji, ¿quieres ser el primero?

 

-¿Y tu amigo? –pregunto la joven enfermera.

 

 Y es que en el lugar donde se suponía que estaba Eiji había una estela de humo, ya que al ver que aquellas ingenuas mujeres caían en la telaraña de halagos y suaves palabras del tensai, le daban semejante poder a Fuji, lo mejor que pudo hacer era poner los pies en polvorosa para salvar su vida, jamás de los jamases se dejaría inyectar antes muerto, aunque si lo decía en voz alta Fuji podía tomárselo como un reto personal; debía de reconocer y admirar la habilidad de Fuji: el titubeo, el tono servicial, el prudente halago, todo en una dosis adecuada, Eiji debía reconocer a todo un maestro en acción. Afuera de la enfermería la fila de alumnos había aumentado, ya también estaban algunos de segundo curso y entre ellos vio a Momoshiro y a Kaidoh, los cuales se observaban nerviosos ya que ni siquiera estaban discutiendo; el pelirrojo pensó que eso era lo que necesitaba unos aliados para que entre todos evitaran su condena de muerte o al menos garantizarle algo de tiempo.

 

-¡Eiji-sempai! –exclamo Momoshiro cuando el pelirrojo se escondió detrás suyo.

 

-Shhh –callo Eiji aterrorizado –Fuji no debe descubrirme.

 

-¿Fuji-sempai? –pregunto Kaidoh confuso.

 

-Es voluntario en esta caza de brujas –comunico Eiji a sus kouhais –y ahora el va a poner las inyecciones.

 

-¿Qué? –pregunto Momoshiro con temor.

 

-Hay que huir ahora que tenemos tiempo –dijo Eiji apresuradamente, vigilando que el tensai no se apareciera.

 

-Pero Kikumaru-sempai, debemos presentarnos –replico Kaidoh no muy convencido.

 

 En ese momento se escucho un largo y sonoro alarido proveniente de la enfermería, la poca determinación que Kaidoh mostraba se desvaneció, como un suspiro tan frágil era la determinación del chico en ese momento y fue poseído por el miedo; Momoshiro también palideció, si era cierto lo que el pelirrojo decía él no quería ver la faceta sádica de su sempai, que ya en otras ocasiones había mostrado.

 

-¡Huyamos!

 

 Los tres titulares del club de tenis se escabulleron entre la multitud de alumnos esperando no llamar la atención y ser descubiertos, lo que debían hacer por el momento era encontrar un lugar donde esconderse, y si tenían suerte poder permanecer a salvo hasta que terminara el día. Mientras en el interior de la enfermería ya el castaño había aplicado su primera vacuna en una chica que se ofreció como “conejillo de indias”… es decir voluntaria.

 

-¿Te duele? –pregunto Fuji aplicando el liquido lentamente.

 

-N-no.

 

 Sin embargo a pesar de la negativa de la chica esta tenía ojos cristalinos, ya que sentía como el líquido lentamente entraba en su cuerpo lo que resultaba doloroso, pero no quería hacer sentir mal al lindo Fuji, así que opto por aguantarse y tratar de disimular su pesar. Cuando termino el tensai saco la ajuga y aplico un poco de alcohol con un pedazo de algodón, sin embargo también en esto Fuji aplicaba el algodón con algo de brusquedad sin reparar en que el hombro de la muchacha se encontraba algo sensible después del piquete. La chica salió de la enfermería con silenciosas lágrimas en su rostro, la enfermera a cargo vio con un poco de suspicacia al castaño pero después, de que este aplicara su siguiente vacuna sin queja alguna de parte de la chica, le volvió a dirigir una tierna mirada al encantador tensai, y es que Fuji estaba muy consciente de que no podía hacer llorar a cuanta victima tuviera enfrente, sino no lo dejarían que continuara inyectando a sus compañeros, por lo que optaba por que algunas de sus víctimas potenciales se fueran sin dolor alguno; el tono de su celular sonó en dos ocasiones avisando que le habían llegado las respuestas a los mensajes que había mandado.

 

-Hace un poco de calor –comento Fuji después de que el chico al que inyecto se fue –¿no gustan una bebida?

 

-Eres muy amable Fuji-kun –dijo la enfermera joven.

 

-Entonces no tardo, iré a las maquinas por unos refrescos –ofreció Fuji saliendo de la enfermería.

 

-En verdad eres adorable –dijo la enfermera rolliza.

 

 Fuji fue en dirección a la cafetería, en busca de las maquinas pero no precisamente por los refrescos, había sido un mero pretexto para salir y encontrarse con las personas que le habían contestado el mensaje que había enviado; al llegar vio al lado de las maquinas a dos chicas, una de ellas llevaba el cabello suelto y la otra una coleta, eran sus compañeras de clase pero además de eso eran las dirigentes del club de fans de Eiji y de el mismo.

 

-Himeji-chan, Yoshino-chan, que bueno que vinieron –dijo Fuji metiendo el dinero a la maquina –ustedes son las personas que necesitaba.

 

-¿En qué podemos ayudarte? –pregunto Himeji ensoñada con el tensai.

 

-¿Ya pasaron a vacunarse? –interrogo Fuji apretando el botón del refresco.

 

-Estábamos formadas cuando recibimos tu mensaje –contesto Yoshino sonrojada.

 

-Lamento haber hecho que se salieran pero necesito su ayuda –dijo Fuji tomando el refresco de la maquina –ustedes saben que Eiji es un poco miedoso para las ajugas, o al menos Yoshino-chan debe saberlo.

 

-Claro, a Kikumaru-kun no le gustan las inyecciones –secundo Yoshino con rapidez, después de todo era la mayor fan del pelirrojo.

 

-Ese es el problema, Eiji se fue a esconder y creo que se llevo a otros con el –dijo Fuji comprando los otros refrescos –me preocupo por él, después de todo es por su bien.

 

-Entonces, ¿quieres que lo busquemos? –pregunto Himeji un poco desilusionada.

 

-Espero que no sea molestia, yo estoy en la enfermería ayudando –contesto Fuji con tono preocupado –me han puesto a aplicar las vacunas también…

 

-¿Estas poniendo las inyecciones? –interrumpió Himeji interesada.

 

-Así es, por lo que no puedo andar buscando a Eiji por toda la escuela –dijo Fuji con una pequeña sonrisa, a lo cual las chicas casi se desmayan –y pensé que ya que ustedes siempre están al pendiente de nosotros, podrían ayudar en encontrar a Eiji.

 

-¿Si una de nosotras lo encuentra tu nos pones la vacuna? –propuso Himeji con rapidez.

 

-¿En serio?... está bien si una de ustedes lo encuentra yo le pondré la vacuna –acepto Fuji haciendo su sonrisa más pronunciada –¿tú también ayudaras Yoshino-chan?, es por el bien de Eiji en el fondo te lo agradecerá como te agradece los chocolates que le das en San Valentín.

 

-¿En serio? –pregunto Yoshino ilusionada.

 

-Claro, Eiji siempre dice que San Valentín es su día favorito y que espera con ansias tu chocolate –dijo Fuji de manera casual, tras comprar el ultimo refresco –entonces, ¿ayudaras?

 

-Por supuesto.

 

-Excelente, si lo encuentran lo llevan a la enfermería… y si encuentran a otro que lo acompañe también lo mandan para allá.

 

 Fuji se despidió de las chicas y se fue de vuelta a la enfermería, mientras que las chicas le mandaban mensajes de texto a los club que presidian, era obvio que harían lo que el castaño les pidiera y eran las indicadas para el trabajo ya que cada una dirigía un ejército de chicas y chicos que se desvivían por una sola mirada de los chicos que admiraban.

 

 En el interior del laboratorio de biología se encontraban cinco muchachos, uno de ellos se encontraba cerca de la ventana vigilando que no fueran a ser encontrados, mientras que los otros cuatro se encontraban debajo de una de las mesas, y es que en el camino de su huida el pelirrojo había reclutado al bipolar y al más joven de su equipo, pues al escuchar las palabras de que el propio Fuji estaba aplicando las vacunas decidieron unirse al grupo de fugitivos, aunque Taka-san estuvo tentado por un segundo en dejarse inyectar por el tensai pero fue arrastrado por sus compañeros al laboratorio que hasta ese momento les había servido de escondite.

 

-¿Creen que aquí estamos a salvo? –pregunto Momoshiro algo nervioso.

 

-De cualquier manera nos tenemos que presentar –dijo Ryoma haciéndole de vigía –los miembros de un club deben vacunarse, ustedes me arrastraron aquí.

 

-Disculpa por preocuparme por ti Echizen –reclamo Momoshiro dolido.

 

-Cuanto más podamos postergarlo mejor, nya –dijo Eiji enérgicamente –no pienso dejarme atrapar.

 

-Siempre le has temido a las ajugas –comento Kawamura.

 

-Nya, al menos le debo los inicios de mi juego acrobático –se defendió Eiji cruzado de brazos –mamá siempre hacia que me vacunaran al último.

 

-¿Y eso por qué? –pregunto Kaidoh.

 

-Según ella porque una vez me vacunaron a mi primero y cuando siguieron mis hermanos las enfermeras ya no quisieron, nya, es una exagerada.

 

-¿Pues qué hiciste? –pregunto Kawamura sorprendido.

 

-Nya, solo me escabullía cada vez que me atrapaban, según mamá parecía jabón, andaba dando saltos por todo el consultorio para que no me agarraran –explico Eiji como si fuera lo más normal del mundo –al final cuando me atrapaban me tenían que agarrar entre tres enfermeras y dos doctores para que me pudieran inyectar.

 

-Eso sí es miedo a las agujas –dijo Kaidoh algo avergonzado.

 

-Mada, mada, dane.

 

-Pero ya no soy un cachorrito y no puedo seguir haciendo mis panchos, nya –se lamento Eiji abrazando sus piernas –por eso odio las campañas de vacunación en las escuelas, pero eso no significa que me voy a dejar y menos ahora que Fujiko es quien esta vacunando.

 

 No continuaron platicando pues alcanzaron a escuchar ruidos fuera del laboratorio, de inmediato Echizen se quito de la ventana esperando que los extraños se fueran, los demás estaban ocultos bajo las mesas, el pelirrojo que estaba en una de las esquinas se asomo para probar a ver si podía ver quiénes eran los que estaban afuera y si eran un peligro para su integridad. Por las ventanas alcanzo a distinguir a un par de chicas que miraban a su alrededor como si estuvieran buscando algo, pronto se les unión un chico y parecían irse mientras discutían, pero cuando ya estaban por pasar el laboratorio y salir de su campo visual, una de las chicas se detuvo y avanzo a la puerta de su escondite.

 

-¿En verdad crees que este aquí? –pregunto el muchacho al entrar.

 

-No perdemos nada por revisar –contesto la chica.

 

-Recuerda la promesa de Fuji-kun si encontrábamos a Kikumaru-kun –dijo la otra chica prendiendo la luz.

 

 Ante esta acción por parte de las chicas la reacción fue muy parecida como la de las cucarachas cuando ven la luz, fue un gran desorden por parte de los jóvenes, algunos de inmediato buscaron escondrijos donde ocultarse mientras otros fueron en busca de la puerta para poder salir, los merodeadores que andaban en busca del gato se sorprendieron ante el inesperado movimiento.

 

-¡Ayyy! –exclamo Momoshiro al pegarse en la cabeza en la mesa.

 

 El chico de pelos de punta cayo, al hacerlo le metió el pie sin querer a Kawamura provocando que se tropezara con un banco al tratar de no caerse, los tres chicos fueron de inmediato a revisar si los regulares del club de tenis se encontraban bien, lo que hizo sin querer una buena distracción para que los demás pudieran escapar. Ahora que habían caído en batalla Kawamura y Momoshiro el grupo se reducía a Eiji, Kaidoh y Echizen.

 

Notas finales:

Bueno ojala les haya gustado, como ven la caceria apenas comienza y el pelirrojo tendra que seguir huyendo de su psicotico amigo. Estare por aqui la proxima semana y ojala dejen algun review, les dejo otro video, ciao.

http://www.youtube.com/watch?v=XD5Z7mwlq0Q


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