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Venal por Eruka

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Naruto no me pertenece; el fanfic, sí.

Notas del capitulo:

Vaya, es ya algo noche y no debería estar publicando nada, pero confio en que aún haya algunas nocturnillas por aquí ^^

 

Sólo debo advertirles que este fic, en definitva, me ha salido en una pequeño ataque de tristeza/irritación, no pregunten porqué, así que probablemente no sea del todo de su agrado, aunque espeo que sí.

 

Sin más, espero que lo disfruten.

 

**VENAL**

 

 

 

 

 

Sexo: lo que sucede en diez minutos es algo que excede a todo el vocabulario de Shakespeare.

 

 Robert Louis Stevenson (1850-1894).

 

Era una perra en celo.

 

Siempre lo había sido y no había modo alguno de que  fuera algo diferente.  Las mujeres pasaban de él porque a ninguna le gusta un chico que resulta más atractivo que ellas para el otro género, y él de a poco se había acostumbrado a ello. Después de todo, no eran ellas quienes eran capaces de cogerlo hasta hacerle olvidar su nombre. Los hombres, le guardaban un respeto casi benevolente y casi burlón, porque sabían que si querían sexo fácil, bastaba con pagarle a la zorra Uzumaki.

 

Porque cobraba.

 

 

Nadie sabía la causa ni le interesaba conocerla, sólo sabían que desde secundaria Uzumaki cobraba por dejar que lo cogieran.  2000 yenes, pagados por adelantado. Él ponía su departamento si tú ponías los condones, y el ponía las nalgas si tú prometías guardarlo en silencio.

 

Lo prometías, pero no lo cumplías.

 

Todos sabían que el mordía la almohada, y se complacían en la conciencia de ese hecho. Ninguna chica gritaba tanto, ninguna chica se volvía tan estúpida con una caricia, ninguna chica resultaba tan sensible. Uzumaki estaba en limbo eterno de la homosexualidad confundida con la promiscuidad. Y lo raro es que no se sentía parte de ninguna.

 

Sabía que si estaba jodiendo con otros hombres, disfrutándolo y gozándolo, debía ser que era gay.  Y que si cobraba por ello, caía en lo indecoroso. Sin embargo, no estaba seguro de ninguna de las dos cosas; a su ver, lo que le gustaba era el falo entre las piernas, no tanto el hombre en sí mismo, y eso  era un verdadero galimatías si se consideraba que un falo es lo que hace a un hombre lo que es. Al menos fisiológicamente hablando. Pero para él no era lo mismo. No sabría establecer la diferencia, pero no importa si se considera que jamás había intentando explicarlo a nadie.

 

 

Y respecto a cobrar…

 

Cuando eres bueno en algo, es de sabios encontrar el modo de aprovecharlo económicamente, ¿no? Sólo imagina que te encanta hacer galletas, y eres bueno en ello, ¿no es lo normal intentar venderlas? Probablemente su ética dejaba mucho que desear, pero él era tan libre que jamás se había preocupado por lo que los demás pudieran pensar. Por eso, cuando las chicas de su clase le preguntaban –siempre en tono mordaz- si las prostitutas eran aquellas que cobraban por dejarse tocar,  él respondía fuerte y seguro:

 

-Sí, como yo.

 

Ahora, estando en la Universidad, era igualmente conocido por ser el putón más grande que había pisado las instalaciones. A veces, se burlaban a sus espaldas, murmurando con la esperanza de que volteara enfadado y se atreviera a negarlo. En cuanto lo hiciera, ellos podrían reírse, ahora sí, en su cara.

 

Pero nunca volteaba hacía atrás.

 

Y nadie se imaginaba como de extensa era esa expresión.

 

Cualquiera que se hubiera tomado la molestia de verlo más allá de esa sonrisa encantadora o esa disposición de puta hambrienta, se habría dado cuenta de la verdad. De toda la verdad, no sólo esa que paseaba de boca en boca, repetida sin cesar en la espera de que alguien, quien fuera, entendiera lo que había detrás. Y no detrás de él, jodiéndolo. Porque si el mundo fuera un mejor lugar para vivir, la zorra Uzumaki sería simplemente Naruto.

 

Uzumaki Naruto, futuro comunicólogo. Futuro editor de la revista más importante de todos los tiempos. Futuro Ser Humano.

Porque detrás de ese culo, detrás de esos ojos pecaminosos, detrás de ese cuerpecillo de perra y detrás del cabrón en turno que le partía el trasero, se encontraba la persona más triste del mundo. Una persona que sí, tenía pintada una sonrisa pero no era más que la sonrisa del payaso que ruega por terminar la función e irse a descansar.

 

Sasuke apareció entonces.

 

Le tendió la mano, no la verga.

 

Le dijo cosas que no tenían nada que ver con su cuerpo, lo acarició sin esperar que le saltara encima. Le dio dinero sin esperar que le abriera las piernas. Lo quiso sin desear que con ello tuviera más sexo gratis.

 

Lo entendió y le desnudó el alma antes de desnudarle el cuerpo.

 

La perra Uzumaki no se acostaba por dinero, como él mismo pensaba, se acostaba porque nunca conseguía nada más de nadie.  Y no lo disfrutaba, como creía, pero si lo necesitaba, porque era esa la única caricia que había conocido. Y no era feliz ni inmune a las murmuraciones. Las escuchaba, le dolían, lo lastimaban internamente y lo hacían sentirse todavía más miserable de lo que se sentía con cada día nuevo que pasaba.

 

Sasuke decidió a amarlo de todos modos, con las marcas de todas esas otras manos sobre su cuerpo, con su reputación por los suelos y con su corazón quemado en una amargura que pocas veces se mostraba sincera.

 

Y entonces, supo que había una sola cosa correcta  que Naruto sabía de sí mismo.

 

Él no era homosexual.

 

¿Triste? ¿Irónico? ¿Hipócrita? Tal vez, pero la verdad es la verdad.

 

Sasuke era de Naruto, completamente, pero no encontraría satisfecha su propia necesidad de amor.

 

Notas finales:

¿Raro? se los advertí, xD personalmente, me ha gustado bastante, aunque quizás lo hice un tanto paresurada. Me ha gustado la falta de diálogo, me recuerda a las cosas que solía escribir antes y eso, de verdad, me hace sentir contenta.

 

Muchas gracias a quienes han leído, se agradece un comentario para saber que opinan del amor no correspondido y la promiscuidad u-u

Si se preguntan por el resto de mis historias: ahí van, escribiéndose lento pero seguro.

Las quiero, en serio, ¡Kisus ^x^!


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