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Punto de Quiebre por hanasaki aiko

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Notas del capitulo:

Perdon por la demora

Está sentado frente a la computadora, lleva más de 3 horas ahí sentado y no ha parado ni un solo segundo, Blaise lleva todo ese tiempo sentado sobre una silla de forma sexy y desgarbada, aunque el otro asegure que solo se trate de pereza. El cambio que ha sufrido lo hace detenerse un segundo e ignorar que solamente tiene una camisa mal abrochada y el cabello revuelto. Su empresa está colapsando sin él, colapsa de tanto dinero que hay que manejar, de tantos pendientes y el encargado no se da abasto, es por eso que él ha “regresado” de sus vacaciones para hacer parte del trabajo que 8 personas están haciendo en conjunto con él.

 

 

 

Y lleva así dos días. Draco se truena la espalda y suspira realmente agotado. Blaise no le quita la mirada de encima y él prefiere ignorarlo porque tiene mucho que hacer, eso y porque su mirada depredadora lo pone nervioso, mucho más de lo que podría expresar realmente. Es por eso por lo que solamente suspira entrecortado y sigue haciendo cuentas, escribiendo cual secretaria experimentada y trabajando sin cesar.

 

 

 

-No, no son 14, 756-murmura para sí mismo y se estira por el lápiz

 

 

 

Blaise Zabini decide en ese momento que necesita una ducha, muy fría de preferencia, un año… ha pasado un año y todo parece ir demasiado deprisa, solamente ayer estaba intentando convencer a Draco de que sí era fértil y ahora mismo huía de su presencia porque verlo trabajar solo con una camisa suya y bóxers era demasiado erotismo para él. Llevaban viviendo en E.U. más de 3 meses y Draco en realidad no tenía para cuando regresar. Lo más curioso de todo es que de verdad parecía no importarle.

 

 

 

Ah, pero lo había hecho sufrir… era un ser humano, un joven apuesto y hormonal, alguien que no había tenido sexo en 3 meses… ¡3 meses! No era cualquier cosa, era demasiado tiempo y es que en realidad había sido culpa suya dejar de contratar a esos prostitutos cuando Draco dormía. Era culpa suya porque todos eran rubios de ojos grises, menuditos, delgaditos y que gemían de forma sexy e incitante.

 

 

 

Se puso de pie y estirándose cual felino se encaminó hacia el baño para bajarse la calentura. El pants le quedaba grande y dejaba ver parte de su trasero, exhibicionista, pensó Draco cuando notó que solo traía el pantalón. ¿Qué si lo estaba ignorando? Si, a propósito, no era ciego, claro que había notado que estaba duro. Dejó el lápiz a un lado y tuvo que taparse la boca para no gemir. Vergonzoso. Vergonzoso.

 

 

 

De pronto la camisa olía demasiado a Blaise. Hacía calor y no era solamente por el sonido de la ducha, por aquella puerta entreabierta cual invitación a unirse a él. El moreno alegaba que se asfixiaba si cerraba la puerta y él tenía que soportar las ansias de echar una miradita a su espalda desnuda o a esas torneadas piernas. Porque el muy descarado también tenía el gusto por dejar la puerta de la regadera parcialmente abierta.

 

 

 

Se dio un golpe contra la computadora cuando notó a su cuerpo reaccionar solo por la imagen en su cabeza y subió una pierna al asiento cuando lo vio salir buscando una toalla. Era sexy. Tanto que se le antojaba ir a colgarse de sus brazos y besarlo hasta quitarle el aliento. Adoraba esos brazos. Ladeó la cabeza en cuanto perdió su figura detrás de la puerta y sin ser demasiado consciente solo guardó, dio enviar y se puso de pie. Para cuando pudo detener sus pasos ya estaba en la puerta observando al otro bajo el chorro de agua. Podía verlo por completo, su cuerpo desnudo, excitado totalmente solo esperando a que el agua fría hiciera su labor.

 

 

 

Se lamio los labios y los entreabrió sofocado. No, no podía ser eso. Él no deseaba a Blaise y su libido no había regresado por él. Solo fue a sentarse en la cama con las piernas entreabiertas y cerró los ojos ignorando el deseo que parecía querer poseerlo por completo.

 

 

 

-Es Blaise, Draco contrólate-murmuró-“¿Y entonces porqué está duro él?” Oh, cállate

 

 

 

Pero no quería callarse, todo daba vueltas porque necesitaba alivio, jadeó y en ese momento salió él solo con una toalla en la cintura, levantó la mirada y de pronto esos labios parecían llamarlo a gritos.

 

 

 

-Maldición-exclamó el rubio revolviéndose el cabello-No te acerques

 

 

 

-¿Qué pasa?-pregunto Blaise, sus ojos mostrando diversión

 

 

 

-Es tu culpa-protestó el otro-Es tu culpa

 

 

 

Vio a Draco hacerse bolita en la cama, estaba sonrojado y rehuía su mirada, confundido ladeó la cabeza preguntándose qué demonios estaba pasando, no fue hasta pasar la vista por su cuerpo que lo notó y la sorpresa de verlo fue grande, eso era novedad, hacía demasiado que no veía a Draco con algo más que solo tristeza, solo murmuró un “Ah” y se quedó inmóvil. Tal vez necesitaba algo de privacidad.

 

 

 

-Ehm... me iré a ver la tele si tu…-pero ni siquiera pudo terminar la frase

 

 

 

Desde que eran pequeños, Draco fue una de esas personas que siempre obtenían lo que deseaban, no solo por la forma en la que sus padres lo criaron, él por sí mismo era de esa manera, caprichoso, sensual, excitante, todo su ser expresaba ego, vanidad y un fuerte grado de narcisismo. Pero él lo conocía, sabía que más de la mitad de su egocentrismo era fingido, sino es que todo, sabía también que el rubio era tímido pero que lo ocultaba con una mueca de autosuficiencia.

 

 

 

Y que la lista de sus amantes era larga. Tan larga como las noches en vela que había pasado cuidando sus fiebres, porque sí, Draco era enfermizo y aunque odiaba que alguien lo supiera, casi siempre fue él quien se dedicaba a cuidarlo en ese tipo de momentos. Precisamente por eso fue su sorpresa. Porque cuando lo vio levantarse y acercarse a él para ponerle las manos en el pecho, Draco estaba sonrojado no por el placer, sino por la vergüenza. Besó su cuello y succionó suavemente ese punto detrás de su oído que sabía lo enloquecía.

 

 

 

Draco estaba restregándose contra él. Reaccionó solamente para ponerle una mano en la cintura y atraerlo hacia si. No le interesaba si solo era sexo, si lo usaba para olvidarse de él, en el momento en que Draco buscó sus labios él hizo de su corazón un papel y lo aventó a un lado. Ya después se ocuparía de los trozos.

 

 

 

Era como una ninfa y su cuerpo delgado, de apariencia frágil y menudito encajó a la perfección con su cuerpo, se sentó en la cama llevándoselo consigo y al sentarlo en sus piernas y mordisquear su clavícula, supo que de esperar más se hubiera vuelto loco. No iba a hacer la pregunta estúpida que detendría todo ello, solo aprovecharía para tomarlo mientras pudiera, porque luego de ello el hechizo se rompería y ellos dos volverían a ser un par de extraños que no tenían nada que ver el uno con el otro.

 

 

 

Pero eso en realidad no importaba. Draco jadeó y se movió sobre sus caderas, descubrir que no llevaba nada debajo lo sorprendió, él no lo veía, solo se removía sobre su cuerpo, friccionando su miembro deliciosamente y todo parecía ser un poco más normal, ese era el Draco auténtico, el que él conocía, el sensual, excitante y lujurioso Draco, uno que luchaba por salir de la timidez para besarlo como deseaba.

 

 

 

Lo tomó de las caderas y aumentó la fricción, el rubio murmuró el hechizo que usaba para prepararse a su oído y él usó magia sin varita para usarlo. La forma en la que gimió y se retorció por ello aumentó su deseo. Ya no era suficiente solo tenerlo ahí, necesitaba estar dentro suyo, besarlo, acariciarlo y derretirse por su mirada. Lo necesitaba tanto que lo levantó en vilo y comenzó a penetrarlo lentamente.

 

 

 

-Blaise-gimió con los ojos abiertos de par en par

 

 

 

Draco había gritado al tenerlo completamente dentro. Su cuerpo temblaba por completo, por el dolor, porque necesitaba correrse, que se moviera y lo llevara al cielo. Pero no lo hizo, solo se quedó inmóvil y lo distrajo besándolo lentamente, de forma suave y cariñosa. Por un breve instante Draco se permitió pensar en Harry, él y Blaise eran tan diferentes, a esas alturas Harry ya estaría penetrándolo sin control, sin permitirle acostumbrarse, besándolo con aquella fogosidad que muchas veces lo sobrepasaba.

 

 

 

Blaise esperó hasta que notó que el rubio estaba por suplicar se moviera. Colocó sus brazos debajo de sus piernas y comenzó a penetrarlo lentamente, fuerte y sin consideraciones. En ese momento Draco se permitió ser él mismo. Se aferró a sus hombros y gimió escandalosamente. Cada una de las envestidas daba a su próstata, el sonido que hacía su cuerpo, sus propios gemidos y los ojos de Blaise que parecían más vivos que nunca…

 

 

 

-¡Ah~!-arqueó la espalda-Más… más…

 

 

 

Y tuvo más, de tal forma que ambos olvidaron usar protección, Draco gemía por completo, se deshacía en sus brazos por la ternura y el cariño que le demostraba incluso mientras la lujuria dominaba su mente, Blaise aumentó la velocidad y Draco suspiró audible cuando las estrellas aumentaron de pronto en su visión.

 

 

 

La cabeza le daba vueltas, pronto terminaría, pero no podía hilar una frase coherente, soltó un coro de gemiditos cortos y se tensó por completo ¿cuánto tiempo llevaban haciendo eso? Quien sabe. Blaise le robó un último beso antes de abrazarlo con fuerza sin dejar de envestir y de pronto todo perdió sentido. Todo era nubes, cielo y un “Te amo” murmurado fervorosamente sin que ninguno supiera si fue uno, el otro o los dos.

 

 

 

Para cuando despertó, Draco aún estaba aferrado a él con brazos y piernas, como siempre dormía, solo que ahora estaba más junto a él, como si deseara que se fundiesen en uno solo, como si no quisiera dejarlo escapar, se estiró por las cobijas y los tapó a ambos. Si, había sido grandioso y no se refería exclusivamente al plano físico. Sentimentalmente había sido grandioso. Tanto que apenas podía creerlo. Besó sus cabellos y se permitió quedarse dormido.

 

 

 

Al siguiente día, solo una rendija de luz sobre su ojo derecho impedía que siguiera durmiendo, bostezó quedo pero no se movió, Blaise era tan cálido, lo abrazaba de una forma tan protectora, posesiva y cariñosa que bien podía quedarse el día entero ahí mismo. Ah, pero necesitaba un baño y urgente. Se removió cual gatito y volvió a colocarse la camisa encima para ir a prender el calentador.

 

 

 

¿Cómo demonios podía negar que lo quería después de ello? No tenía siquiera la cara para decírselo frente al espejo, pero vamos, lo había aceptado. Regresó para acostarse a su lado y el dormilón de Blaise volvió a abrazarlo posesivo, solo rio bajito y recostó la cabeza en su cuello, lamiendo ese pequeño pedazo que sabía encendía al otro.

 

 

 

-Hm…-ronroneo Blaise al despertar-La pequeña serpiente amaneció juguetona-sonrió y le plantó un beso en los labios

 

 

 

-Al menos ya no soy un lindo minino-Draco sonrió por primera vez en un año sin siquiera notarlo, gesto que él sí noto-

 

 

 

-Oh, es que un minino no se mueve como tu-le susurró al oído haciéndolo sonrojar

 

 

 

Draco se subió a horcadas sobre sus caderas y volvió a besarlo apasionado, las amplias manos de Blaise en su trasero terminaron por excitarlo de nuevo, jadeó ahogado cuando lo sintió rozarse contra su entrada y murmurar el hechizo. Fue entonces cuando él mismo se penetró, ocultando el rostro en su cuello. Blaise abrió sus nalgas y movió la cadera de forma circular, sin salir, solo estimulando su próstata. Entonces Draco comenzó a moverse casi como un desesperado.

 

 

 

La camisa estaba ya por sus brazos pero él seguía en lo suyo, solamente arqueó la espalda y gimoteó ansioso cuando él comenzó a penetrarlo corto y rápido. No podía contener los jadeos, buscó sus labios en un beso húmedo, apasionado y fogoso, un beso que terminó por desarmarlo por completo. Blaise se sentó y Draco gritó aferrándose a él mientras alcanzaba el orgasmo. Aún con los espasmos del placer en su cuerpo Blaise seguía penetrándolo con fuerza, incrementando el orgasmo.

 

 

 

Ni siquiera notó que se había venido dentro de él. Solo se quedó inmóvil, con la cabeza en su hombro y el otro acariciando su entrada con él aún dentro. Suspiró cuando lo sintió moverse para salir y volvió a besarlo, agradecido, enamorado, satisfecho. Blaise comprendió porque le regaló una de aquellas sonrisas que lo hacían babear.

 

 

 

-¿Desde cuando?-preguntó con la voz ronca y Draco se estremeció por completo

 

 

 

-Desde antes de que te fueras aquella vez-respondió aumentando su sonrojo pero no dejándose intimidar pese a ello, solo sonrió sensual y volvió a besarlo.

 

 

 

Llevaban una vida de recién casados, muchas veces luego de un intenso orgasmo se preguntaba qué hacía Blaise para sobrevivir, sabía que tenía una empresa igual que él pero no la manejaba, de hecho ni siquiera iba a revisar nada, solo recibía una que otra llamada larga y nada más. Ambos salieron del departamento para abastecer la despensa y fue en ese preciso momento que Draco tuvo que aferrarse a él para no caer.

 

 

 

Harry estaba ahí y Severus lo iba sosteniendo. Retrocedió solo por instinto y si no cayó al suelo por la conmoción fue únicamente porque los poderosos brazos de Blaise lo sostenían, volteó a verlo y él lo abrazó protector. Fue entonces que notó que Severus había murmurado algo porque el moreno fruncía el ceño, asentía y volteaba a verlo.

 

 

 

-¿Estás bien? ¿Quieres regresar a casa?-le preguntó preocupado

 

 

 

-¿Qué ha pasado?-exclamó al borde de un ataque de histeria, le clavó las uñas en el brazo y buscó su mirada-¿Qué hace Severus con él? ¿Qué hacen aquí? ¿Está ella aquí?-comenzó a hiperventilar

 

 

 

-Tranquilo-tomó su rostro con ambas manos-Severus lo llevará con un medimago que vive del otro lado de la calle y vendrá a explicarnos luego, vamos a casa

 

 

 

La voz de Blaise lo tranquilizó, se aferró a él hasta que se sintió rodeado por sus brazos y se negó a sollozar en frente de tanta gente, solamente se quedó así hasta que pudo caminar sin desmoronarse y negó encaminándose al supermercado sin ser capaz de soltarse de él.

 

 

 

-Vamos a hacer las compras-pidió sin voltear atrás-Enloqueceré si me quedo en casa

 

 

 

¿Qué había sentido a verlo? ¿Rabia? ¿Dolor? ¿Amor? ¿Tristeza? Blaise lo sostenía mientras él compraba, le sonreía y bromeaba con él para aligerar su estado de ánimo, tomó un pie de limón y un par de chocolates mientras estaba volteado y sonrió divertido al hacer esa pequeña travesura. Había sentido rabia, una rabia inmensa y una furia casi incontrolable, no había tristeza, solo dolor, rabia y furia. Asintió a un paquete de galletas que le mostraba y se puso de puntillas para darle un casto beso en los labios.

 

 

 

-Estaremos bien ¿Verdad?-le preguntó ansioso-¿No me dejarás luego de esto?-susurró recargando la cabeza en su pecho

 

 

 

-No te dejaré solo-respondió por fin

 

 

 

Todo su cuerpo dio un suspiro de alivio, no iba a dejarlo para correr a los brazos de Harry a la menor oportunidad, habían pasado dos meses desde aquella vez y aunque en realidad no sabía nada, tenía una ligera idea de que algo le ocultaba Severus, pero él no se metía y solo cumplía con lo que le habían pedido, irse de Europa porque la vida de Draco corría peligro. Lo que pasara luego ya era cosa de Severus.

 

 

 

Pero verlo ahí, con un Harry sangrante y demacrado, con evidente muestra de tortura física y mental lo hizo replantearse todo de nuevo. ¿Qué había pasado en realidad? Draco no notó nada, pero él si y la duda era grande. Entraron a la casa con las bolsas y mientras ayudaba a Draco a acomodar cada cosa sonó el timbre.

 

 

 

-Yo voy-dijo él

 

 

 

Si iba a dejarlo por Harry era comprensible, lo aceptaría sin rechistar, si iba a quedarse con él haría lo imposible por hacerlo feliz. Pero mientras Draco elegía… él estaba muriendo de los nervios, el dolor era casi visible en su mirada. Suspiró y dio un movimiento ausente a su varita para que todo se acomodara. Al entrar a la sala y ver a Severus con sangre en la camisa y a Draco sentado en el sillón con la mano en la boca supo que algo terrible había pasado.

 

 

 

-Lo maldijeron-susurró Draco viéndolo con horror-Usaron la imperio y un coctel de pociones para mantenerlo controlado

 

 

 

Lo vio ponerse de pie y caminar hacia él, se aferró a su camisa y él le pasó los brazos por la espalda reconfortándolo como solo Severus y él sabía. Draco estaba llorando y Severus, que se había sentado se veía realmente agotado. Se masajeo las sienes y la preocupación en su mirada le indicaron demasiadas cosas.

 

 

 

-¿Cómo está?-preguntó a Severus viéndolo a los ojos

 

 

 

-Grave pero estable, un solo minuto más y no la cuenta-la voz del ex profesor sonaba tan cansada y desgastada que incluso a él le dio pena-El medimago es especialista en esto, está drenando su cuerpo para… sacarle todo eso, llevará unas cuantas horas

 

 

 

-Cuéntanos qué pasó-pidió sentándose con Draco en brazos

 

 

 

Estuvieron una hora entera platicando, escuchando a Severus contar toda la historia, tuvieron que sedar a Draco luego de un ataque de histeria y ahora mismo ambos estaban en la sala esperando la media hora que faltaba para que Draco despertara. Ginny aún buscaba a Harry, la comunidad mágica sabía lo que había hecho  y era un círculo vicioso, todos querían lincharla, los aurores la buscaban para meterla en Azkaban, ella buscaba a Harry y Harry estaba casi muriendo, el límite había llegado cuando ella usó la debilidad de Harry para atarlo y abandonarlo en esa casa, la maldita quería matarlo. Blaise suspiró y observó a Draco.

 

 

 

-Ellos tienen que hablar-dijo Blaise para pesar de ambos

 

 

 

-Lo se-respondió él y Blaise reconoció su propio dolor en la mirada del otro-Pero si regresan….

 

 

 

-No nos queda más que aceptarlo-acarició el cabello de Draco algo ausente-¿Le has dicho?

 

 

 

-Si, luego de que se fueran, lo estamos intentando pero aquella bruja-Severus negó agotado-Más tardaba en drenar las pociones y curarlo que ella en ponerlo en el mismo estado, sigue vivo gracias a Merlín

 

 

 

-Ya entiendo-murmuró levantando la vista para verlo-¿Te corresponde?

 

 

 

-Si-dijo seco, pero observando a Draco como el gran “pero”

 

 

 

-Pero no lo ha olvidado del todo-afirmó Blaise

 

 

 

-No, no del todo-negó sonriendo resignado-Según Harry, si sobrevive a esto se casará conmigo y me dará 3 hijos-sonrió con verdadera tristeza e ignoró a las lágrimas que querían escapar a sus ojos-Si sobrevive a esto… ellos hablarán y entonces…

 

 

 

-Entonces nos quedaremos solos de nuevo, con la idea de lo que pudo haber sido grabada en el corazón

 

 

 

Severus asintió y Blaise cerró los ojos. Solo se escuchaba el sonido de la acompasada respiración de Draco.

Notas finales:

Gracias por sus comentarios


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