Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Punto de Quiebre por hanasaki aiko

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aw~ no me tarde demasiado en actualizar. Espero les guste ^^

Enfermo de tus besos, de tus labios, de tus abrazos, te busco en la negrura de la oscuridad, rondando en mi cama como un vagabundo en busca de calor, mi cuerpo no tiene la fuerza suficiente para ponerse de pie ahora mismo, para hacer algo y dejar de pensar. El cuarto parece demasiado frío sin ti, las sábanas demasiado duras sin tu cuerpo sobre ellas.

 

Y yo, en medio de la desilusión, del amor, de la ansiedad, al borde de un patético ataque de nervios no logro hacer otra cosa que no sea suplicarle a la luna que regreses a mi. Mis ojos se apagan conforme el recuerdo de tus besos se desvanece, mi alma zozobra buscando los destellos que dejaste junto a mí.

 

Y es que en verdad no hay gran cosa que hacer sino  es tu cuerpo lo que veo junto al mío cada mañana ¿De que sirven los mañanas? ¿De que sirven los porqués? ¿Las promesas rotas? ¿Y el cajón donde guardo mis sueños? Todo se desvanece en ese espiral que has dejado al irte.

 

Ni siquiera el periódico cada día en mi puerta me anuncia que vas a volver, que no es estúpido esperarte junto a una taza de café sin consumir, solo estoy aquí, inmutable, aguardando como un idiota a que regreses a tomar lo que te pertenece, a exigirme que sea tuyo de nuevo como cada día lo hacías.

 

Estoy enfermo de tu ausencia, de volver la mirada y hallar todo tan vacío como mi interior, como mi cuerpo y mi alma lo están. Enfermo de un cuerpo al que ya no le importa en lo más mínimo segur adelante, me levanto, me baño y voy a trabajar, como cada día, como he hecho desde que te has ido de mí. Soy un autómata y al mundo le vale un carajo.

 

Tan hermoso como siempre.

 

Pero aún así sigo aguardando a que un día entres por la puerta, con aquella sensual, erótica e incitante risa, como si solamente se te hubiera olvidado traer la leche además del pan, aún cuando mi mente me grita que no volverás. Tanto da, esperar nunca ha matado a nadie.

 

¿Por qué habría de hacerlo conmigo?

 

Y sin embargo... Muero. Muero de a poco. Lentamente y con un suspiro. Muero entre tus brazos que cálidos y en mis recuerdos, retiran las lágrimas silenciosas por las que no me atrevo a  suspirar. Muero con tu cálida presencia acariciando mi aroma. Con tus manos sobre mis brazos, con mi soledad acunada por tu ternura. Muero entre susurros, entre una sustancia que no identifico y que se lleva mi dolor.

 

No hay pena entre estas 4 paredes, no hay nada mas que la luna silenciosa que se lleva mis pensamientos, aquí no hay más que un silencio insoportable y la exasperante espera del final. Abrazado por la caricia de una ternura que podría conmoverme a las lágrimas. Mi corazón está en paz mientras tus lágrimas caen sobre mi rostro. No hay felicidad más grande que morir lentamente. Suave y en un suspiro que se llevará mi alma lejos del dolor que esta existencia ha traído a mis días. Nunca quise nada más. Nunca he buscado otra cosa. Algo que me llene de ti, algo que se asemeje a la felicidad que traes.

 

En cada noche solitaria, uno de los espejos de mi habitación siempre solitaria me recuerda, como siempre, el vacío de mi cama. La frialdad de mis ropas y mi almohada mojada noche con noche.  En cada suspiro que frágilmente escapa de mis labios, inherente, perenne, moribundo. Vaga entre el tímido recuerdo de un tiempo que ya pasó y la bruma de la espantosa realidad que llena mis días hoy.

 

Mi mirada recorre impaciente cada resquicio de mi habitación que está siendo iluminada por el sol, cada murmullo que escapa de esta casa demasiado blanca y excesivamente abandonada, seria y tímida por el dolor que ha presenciado. No hay poder humano que reclame tu presencia aquí, no hay nadie en este mundo que te añore mas que yo.

 

Que suplique cada mañana abrir los ojos y encontrarse con tu figura del otro lado de la cama, durmiendo y mientras mis ruegos matutinos tenue y fugazmente me recuerdan esta perpetua  rutina, tu recuerdo no desaparece día con día, no se desvanece ni pierde color.

 

Te espero entre los 4 muros de mi habitación que cae sobre mí cuando me descubro a solas, cuando mis pensamientos han vagado sin permiso hacia ese lugar del que tantas veces temo no regresar. Una tristeza infinita, una incertidumbre insondable.

 

Y el magnífico hoyo negro que hay dentro de mí al murmurar tu nombre pálido por el paso de los meses y no obtener respuesta. Conformarme con un silencio doloroso e interminable, que al parecer, no tiene para cuando llegar a su final.

 

Tus ropas permanecen dolorosamente alineadas en el rincón de la habitación al que nunca miro, mis ojos secos y sin vida ya no observan detenidamente aquella bufanda de seda pidiendo respuestas, mi corazón ya no se deleita con la melódica tonada de un piano desgarradoramente triste.

 

Solo estamos esta casa y yo, mis recuerdos y anhelos que se quedaron sin cumplir en un lugar  demasiado lleno de vida para el ocupante que lo habita. Mis pasos ya no hacen ruido al caminar por la grava, por el pasto o por la arena. Me dedico a registrar el paso del tiempo de manera superficial, mi memoria está demasiada llena de recuerdos tuyos, de frases, besos, caricias. Instantes valiosos que no dejaría perder por nada del mundo.

 

Le suplico a la noche que me permita, aunque sea por unos instantes, contemplar tu silueta recortada contra tu estante favorito del salón, mas al darme la vuelta entusiasmado por si acaso he logrado traerte de regreso, el vivo fantasma de la amargura de mis sueños interminables cobran fuerza, cobran factura, cobran un precio por toda aquella interminable felicidad a tu lado.

Ya no tengo idea de cómo más pagarle al tiempo el precioso momento de tenerte entre mis brazos, aspirar tu aroma y grabarme tu aliento en el alma. No hay un mundo posible en esta oscuridad sin ti. No hay cura. Ni mucho menos alivio.

 

Mi añoranza eterna termina conmigo cada que sales a relucir, estoy consciente de que ni la mas hermosa melodía te alejará de mis recuerdos, odas, poemas, frases susurradas al cruel vacío de la eternidad, idílicas frases que no son suficientes para atraer tu espíritu hacia mi.

Dime qué mas puedo hacer para olvidarte, para tenerte, para morir y no desfallecerme instante tras instante que pasa y yo sigo sin ti. Dime la fórmula para que mi corazón entienda que no hay nada más allá de las llamadas que nunca contesto.

 

Eres el eterno resplandor que ciega mis sentidos, los eternos colores a los que nunca puedo acceder, bajo la forma seductora del eterno amor al que nunca puedo sucumbir, un oasis en el desierto, una perfecta sinfonía para una noche sin sentido.

 

Le grito a la tormenta sollozando como un niño, exigiéndole al cielo que me revele tu presencia aunque sea de manera fugaz. Aunque sea por un segundo, uno que no me sirva de nada. Acompañado por una sonrisa que haga que me sangre el alma. No basta, pero no hay respuesta.

 

Siempre me había preguntado cuántas lágrimas es capaz de derramar una persona, hoy puedo jurar que el dolor es capaz de llenar un océano entero.... Una vez me preguntaron ¿Qué tanto lloraría si perdiera a la persona más amada?... Probablemente la eternidad no sería, ni por asomo, suficiente para deshacerme de la mitad del dolor que traigo dentro.

 

Mas sin embargo, pasa el tiempo y yo sigo aquí, incambiable, eterno, diminuto... un niño esperando por un poco de tu amor, de esa infinita dulzura y esas ansias de creer en todo. Las horas pasan y yo sigo sentado en el mismo sillón en que quedé, con una rosa en la mano y la sangre de mis lágrimas en la otra.

 

Esperando inocentemente a que regreses por mí, con el pedazo enorme de mi corazón que te has llevado y aquella sonrisa que se, será capaz de regresarme a la vida.... Sigo aún esperando por ti ya que no soy capaz de aceptar que te has ido...

 

Harry suspira y abandona el lápiz descuidadamente, le ha costado demasiado tiempo deshacerse de la maldición con la que lo casaron, pero el tiempo que se deshace de ella no basta, solo es capaz de alejarla por una o dos horas, porque ella se ha hecho más fuerte, porque Ginny pasó más de 1 año fortaleciendo sus maldiciones y esta misma es tan difícil de romper que siente se perderá en ella toda su vida. La ve entrar y se reprime las ganas de gritar, se siente carcelero dentro de la casa que le hubiera comprado a el...

 

A Draco, lo ha perdido y lo sabe, los periódicos no dicen gran cosa, el imperio Malfoy crece y Draco sigue sin aparecer en público, sus mejores amigos han desaparecido de la vida social y él no puede volver a ser él mismo desde hace tanto que ya ni siquiera recuerda a ciencia cierta si decidió casarse por voluntad propia. Lo han emboscado, tendido una trampa como un vil ladrón y lo peor de todo es que ha caído redondito. Se levanta más por costumbre a darle un seco y muerto beso en los labios y se siente sumergir lentamente en la maldición de nueva cuenta.

 

Casado contra su voluntad.

 

Siempre creyó que Severus Snape se daría cuenta de su estado, pero al ver como se pasea con Remus ignorándolo por completo sus esperanzas mueren un tanto más, él sonríe, camina, abraza a su ahora esposa y se comporta como siempre lo ha hecho, pero sus ojos están tan muertos que Ginny tiene que hacerlo usar lentes oscuros para ocultarlo. Y nada es igual cuando se hallan a solas. Él apenas se mueve y Ginny ni siquiera le dirige la palabra.

 

Entonces... ¿Para que lo obligó a casarse? ¿Por qué lo mantiene sedado y embrutecido con aquella maldición? Ni siquiera puede ir al baño por si mismo, ni hablar de quedarse solo. Y eso no es más que el comienzo. Su salud se ha ido por completo a pique a causa de tanta poción. Espera y anhela morir antes de que algo suceda. Pero siempre en el peor momento ella deja de sedarlo y le permite ser él mismo por un par de horas para que su muy poderosa magia sane a su cuerpo. No se le ha ocurrido escapar en esos momentos, ¿Para qué? No tiene un lugar a donde regresar.

 

La oportunidad perfecta de pedir ayuda se da cuando ella lo manda por los aperitivos para los invitados, no se tomó la anterior poción y ella ha olvidado que Severus está en la cocina. Entra a la misma sin siquiera notarlo y no es hasta el momento en que lo toma del brazo que se da cuenta del mundo a su alrededor.

 

-Severus-lo saluda quitándose los lentes para masajearse el puente de la nariz, es consciente de su sorpresa por las ojeras y la ausencia de vida en sus antes expresivos ojos

 

-Entonces es cierto-lo escucha decir con aquél tono de completa certeza-¿Qué ha cambiado hoy?

 

-No se dio cuenta de que no he tomado la poción-responde sumiso buscando con la mirada la bandeja-Desactiva la maldición cuando mi cuerpo necesita sanarse a sí mismo

 

-¿Está embarazada en serio?-Severus le hace voltear la cabeza para verlo

 

-No, no puede tener hijos-Se aleja un tanto de él pero el otro no cede-Escuche, ha utilizado la imperio conmigo, desde antes de la boda, ha fortalecido su magia y le aseguro que ni Voldemort tendría tan fácil salir librado de ella

 

-¿Cómo lo ayudo?-pasa la varita para sanar un poco su cuerpo que está casi al límite

 

-Deténgala-suplica con verdadero fervor-Quiere matarlo, matar a Draco para que deje de amarlo, no puedo permanecer mucho tiempo consciente y no puedo salvarlo, solo deténgala

 

De pronto la habitación es demasiado luminosa, todo da demasiadas vueltas y se alcanza a sostener de la mesa de la cocina para no caer, no tiene idea de qué sucede excepto que él lo está sosteniendo, murmura cosas incomprensibles, sanador, hospital... sangre. Pero no, porque si se marcha de ahí entonces ella lo matará y no quiere permitírselo.

 

-Tiene que detenerla, está loca, ella cambió las pociones de Draco por unas de infertilidad, lo envenenó, sembró en mí la duda, el desconcierto y la magia no nos quiso dar un hijo, no la deje dañarlo-aprieta su brazo con algo de fuerza antes de que la maldición tome por completo su mente de nueva cuenta-Ya lo he perdido, debe ayudarme a mantenerlo con vida

 

Severus observa impotente como el salvador del mundo mágico es controlado totalmente por una loca que ríe como si nada a mitad del jardín, Hermione le regresa la mirada y ella entiende solo al verlo que sus sospechas son completamente ciertas. El contacto solo dura 3 segundos hasta que ella se voltea a sonreírle a su esposo y con ello él también se ha enterado ya de la realidad.

 

Y la única prueba la tienen delante de sus ojos, inmóvil a mitad de la cocina, Harry se pone los lentes oscuros y va al jardín con la bandeja en la mano. Ha pasado más de medio año desde que se casaron, 8 meses en los que él sabe Draco ha llorado lo indecible y sufrido lo impensable. No podría ni aunque quisiera ir a contarle todo ello, la estabilidad emocional de su ahijado depende solamente de Blaise, decirle su descubrimiento sería desastroso para él. El medimago que lo atiende lo mataría... ¡Pero fueron víctimas! Harry está muriendo mientras intenta luchar contra la maldición y Draco se recupera lentamente gracias a su recientemente descubierto amor por Blaise. No, no puede ir a decirle nada... ¿Y entonces? ¿Quién cargará con la responsabilidad de mantenerlo en la ignorancia?

 

-Y cuando se entere me matará por no haberle dicho-murmura para sí mismo

 

-Aunque le dijeras-responde Remus desde la puerta de la cocina que daba a la sala-Ahora mismo no es capaz de volver con Harry, ellos... temo decirlo ya no volverán, todo esto los ha dañado demasiado

 

-¿Debo esperar entonces?-voltea a verlo, demostrando su angustia-¿Esperar a que Draco acepte a Blaise por completo? ¿A que se casen y tengan hijos para decirle?

 

-Tal vez es lo mejor-le pone una mano en el brazo dándole su apoyo-Ambos merecen ser felices, rehacer sus vidas y volver a estar juntos sería doloroso para ambos, ver cada día en los ojos del otro que no pudieron hacer nada para mantenerse unidos... por salvar su amor pese a las adversidades

 

Y los ojos de Remus le hacen ver aquella sentencia como si ya estuviera viviéndola, solo él sabe lo doloroso que es darse cuenta de que mentiras lograron separarlos, destrozar su amor, mentiras que pudieron y debieron haberse evitado. Acaricia su brazo y asiente sintiéndose de pronto más viejo de lo que en realidad es. Tan viejo como si él mismo estuviera cargando con el dolor de ambos. Draco tiene a Blaise... ¿Y Harry?

 

-¿Quién lo hará vivir luego de esto?-se pregunta a sí mismo y por esta vez ni siquiera Remus tiene respuestas para eso. Y si la tiene no se atreve a decirla, no obstante él es capaz de verla en su mirada.

 

-No-responde a su muda respuesta-Él ni siquiera se fijaría en alguien como yo

 

-Fuiste doble espía, engañaste a Voldemort y no eres capaz de decirle a Harry lo que sientes

 

-¿A mi edad?-pregunta irónico-Para cuando mis hijos crezcan yo tendré que usar bastón y cuando mi niña se case ya estaré en silla de ruedas y entonces Harry será el sexy y joven esposo viudo

 

-Oh, así que ya planeaste tu vida a su lado-sonríe comprensivo

 

-Ah olvídalo

 

Pero la idea no es capaz de abandonarlo en toda la tarde. No lo hace mientras lo ve moverse por todas partes, tal vez exageró un poco, solo tiene 40 años y en realidad no está nada mal, tiene buen cuerpo, excelente condición física, posición social e ingresos. No sufre ni una sola enfermedad y sería un buen partido, como amante no está para llorar... pero Harry no se fijaría en él. Sonríe de lado y suspira, hubiera sido gracioso que Blaise y él hubieran terminado juntos, como planearon cuando ellos dos estaban en su mejor época. Demasiado gracioso. Y terriblemente patético.

 

Así que tiene que hacerse el fuerte y soportar todo ello como si nada estuviera pasando. Se aparta el cabello de la cara en un gesto inconscientemente sensual y da media vuelta para ir a decirle a Blaise que la seguridad de Draco corre peligro. Lo mejor sería mandarlos a América por una temporada, sí, sería lo mejor. Sabe que Remus lo sigue en silencio y aquella sensación de haber envejecido de pronto parece pesar más que antes.

 

-¿Aplicarás tu propio consejo?-le pregunta a Remus cerca de la chimenea-¿Darte la oportunidad de enamorarte de nuevo? Estás joven, demasiado y no quiero seguir viéndote solo

 

-Eso ya no es para mi-niega sonriéndole con aquella resignación que tanto odia-Sirius fue el único para mi, no hay nadie más

 

Severus lo acorrala contra la pared furioso, han tenido esa plática demasiadas veces y es él quien siempre inicia el contacto sexual entre ambos, pero esta vez no puede, lo acorrala y recarga la cabeza en su hombro de pronto desconsolado ¿Ese necio lobo no planea cambiar de opinión? Se separa y le planta un furioso beso en los labios, entre ellos aquellas muestras de afecto no son más que una excusa para mantenerse cuerdos, para no caer en la autocompasión, una ayuda para liberar todo ese amor mal encauzado.

 

Remus corresponde como mejor sabe y de nuevo cae en cuenta de que ellos dos debieron haberse enamorado, todo sería más sencillo y más práctico también. Pero ninguno de ellos está enamorado del otro y como siempre debe aprender a vivir con eso. Lo toma del brazo y lo arrastra hasta la chimenea pero por un momento se queda quieto, no puede ir a ver a Draco con esa expresión así que van a su casa.

 

-¿No ibas a ver a Draco?-pregunta Remus parado en la chimenea mientras lo ve quitarse la suciedad de la túnica

 

-¿Con esta cara? Jamás. Vamos, entra no es como si fuera a comerte

 

-Oh, claro es solo...-se sacude ausente, viendo la casa-Que nunca había entrado a tu casa

 

Y no es de extrañarle, Severus es demasiado reservado, tiene una casa demasiado grande, con recámaras sin ocupar, una casa fría y solitaria cuando regresa a ella y cálida y acogedora cuando alguien más lo acompaña. Pero no la vende, porque aunque no quiera aceptarlo, todavía espera cumplir su sueño, lo espera y por ello mismo no se deshace de ella, aunque el recuerdo del sueño pendiente sea doloroso. Remus se quita la túnica y se acerca a Severus que se ha entretenido tomando whisky.

 

Más tarda en darle un abrazo y acariciar su marcado torso que en darse cuenta de que Severus necesita de él, pero no quiere decirlo, sonríe sin que el otro pueda notarlo y comienza a besar y mordisquear su cuello. Severus se derrite ante aquellas mordidas, se sostiene de la mesa y jadea excitado y sorprendido por la iniciativa del otro. Si, ¿Porqué no se han enamorado? Remus lo acorrala mientras está distraído y de pronto se halla sentado en la mesa con las piernas abiertas, ese lobo es capaz de hacerlo suplicar una vez se pone dominante.

Y esta vez no será la excepción a ello. Arquea la espalda cuando sus pezones son torturados por su lengua experta y sus caderas se mueven cadenciosas hacia él. Ah, pero no la tendrá fácil y lo sabe. Lo observa serpentear hacia abajo y para cuando ya está lamiendo su endurecido miembro sobre la tela de los bóxers, él mismo ya está sudoroso y sonrojado por el placer.

 

Es una imagen demasiado erótica para soportarla, por ello mismo cierra los ojos cuando una acertada mordidita le arranca un entrecortado gemido, sus manos lo desvisten por completo y él maniobra para darle una mayor vista de su entrada sin caerse de la mesa. Lo demás es historia. Para cuando es consciente de nuevo, está siendo penetrado por Remus fuerte y firme, justo como le encanta. Se muerde los labios y cierra los ojos negándose a derretirse como su cuerpo lo pide.

 

-Vamos-lo incita Remus-Déjate llevar

 

Su voz es lo que lo descontrola por completo, es lo único que necesita para abrazarlo con brazos y piernas, es entonces cuando se deja llevar, cuando abandona su férreo autocontrol, perdiéndose por completo en el placer, solloza, grita, golpea, araña y muerde todo lo que puede el cuerpo del otro, las cicatrices lo vuelven loco aunque jamás se lo haya dicho, es una de aquellas cosas eróticas que lo excitan.

 

Y todo ese encuentro se alarga tanto como su cuerpos lo resisten, sudoroso, agitado, gimiendo sin control se encuentra con que su cuerpo a duras penas puede soportar todo eso que está sintiendo, su próstata estimulada en cada envestida y él mismo siendo penetrado tan fuerte que la mesa amenaza con romperse. Es en ese momento en que no puede más, arquea la espalda y llega al orgasmo con un grito escandaloso que retumba entre las paredes. Remus aún aguanta. Remus es fuerte siendo activo, siendo pasivo es otra cosa totalmente opuesta, pero no puede pensar en ello.

 

Sus besos lo distraen del placer y es ahí cuando cae en cuenta que el otro se lo va a follar hasta hacerlo suplicar que se detenga. Hasta que desfallezca de placer, porque es justo lo que necesita. Y mientras le corresponde el beso, aún con él dentro suyo, es cuando se vuelve a preguntar el porqué no se han enamorado.

Notas finales:

Gracias por leer!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).