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RESENTIMIENTOS DE UN CORAZON HERIDO por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

BUENO COMO SIEMPRE KYO KARA MAOU NO ME PERTENECE.

Espero que les agrade el titulo me es dificil encontrarle a veces.

Notas del capitulo:

Otra historia triste para variar pero con tics lemon que les hara pasar estos frios dias de invierno, al menos eso espero.

RESENTIMIENTOS DE UN CORAZON HERIDO





Cada rose, cada tacto, cada caricia se multiplicaba al sentirle susurrar en su oído, cada beso exigido le decía que su boca era suya y su cuerpo su mas preciada posesión.

Cada estocada en la retaguardia, que en un principio eran suaves y pausadas, luego se transformó en fuertes y constantes.

Sus jadeos se mezclan, sus voces se unen al unísono, sus latidos nublan la razón, están sordos, sus gritos de placer los descolocan, hacen eco en todo el cuarto inundándoles de éxtasis.

Son uno, siempre lo fueron, pero no lo sabían, cada quien iba por su lado sin darse cuenta de la presencia del otro, ahora lo comprenden, se aferran entre si no desean olvidar jamás aquella sensación que por ellos nunca acabaría.  Pero el cuerpo es débil, se agota, hasta para quienes se encuentran en el apogeo de su juventud, aun con cuerpos firmes y vigorosos.

Nada importa ya, el cansancio el dolor, la falta de aire, todo se diluye al estar junto al ser amado, hasta el hecho que al despertar uno de ellos niegue lo ocurrido o de por hecho que todo fue una trampa perfectamente planificada, mientras el otro desee que en su lecho de muerte tal preciado secreto sea lo ultimo que recuerde antes de abandonar este mundo.


La primera vez fue curiosidad, sorpresa, la segunda fue deseo por aquellas sensaciones que jamás soñó en tener, la tercera simplemente por añorar aquel delicado cuerpo que
extrañaba debajo de él.  Las que le siguieron fue por la pura necesidad de escuchar esa adorable voz clamándole mientras se estremecía al hacerle suyo.


Su lugar predilecto era la cama en ella podían tomarse su tiempo, explorando con detalle sus ya no tan vírgenes cuerpos.  Desde la primera vez no paraban de hacerlo, se les hizo tan necesario como el aire mismo, tanto así que parecían gleckes, en pleno periodo de celo, “conejos”, se atrevió a corregirle su amante a esas alturas, quizás en su mundo ese seria su nombre pero ahí se llamaban gleckes y si no quiso darle largas al asunto, solo fue para no romper el ambiente del momento.

El lugar que mas detestaba era cualquiera fuera del cuarto, sobre todo el despacho real, en el cual en mas de una ocasión sufrió horribles bochornos al ser casi descubiertos, siempre por uno de sus hermanos, tal parecía que su amado le excitaba en desmedida aquello, no importaba cuanto se negara, siempre terminaba convenciéndole para concretar el acto intimo en aquel lugar.


Podía respirarse la armonía entre ellos dos, aunque siguieran las habituales peleas que a nadie les parecía extraño, mas apenas se encontraban a solas, todo cambiaba, entonces solo existían ellos en un universo paralelo creado exclusivamente para ambos.


Los días separados se hacían eternos, sus cuerpos se extrañan, sus almas se claman, la llama es fuerte, la distancia no significa nada.


Las risas se mezclan con la solemnidad, el silencio parece sepulcral, sus rostros pálidos
les dicen que el sueño acabo.  No hay explicaciones que le valgan o convenzan, te amo, le dijo, perdóname, es la primera vez, tuve curiosidad, golpéame, entiéndelo, solo deseaba saber como seria con una mujer, ¡compréndeme soy hombre y tu también! 

Antes que pudiera decir anormal sus lágrimas se desbordaron, al igual que las suyas.


Todo había acabado, rompió el compromiso, estaban sorprendidos al ver que era el quien le daba termino, más cuando vieron a su rey destrozado, suplicándole regresar a su lado.  Era tarde, los recuerdos de aquellos años de rechazo le golpearon con fuerza tras ver aquella escena que tanto deseaba olvidar, mas no podía borrar de su mente.


Su único consuelo era verle en palacio a diario, aun era un soldado, conociéndole no perdería su rango, ni su orgullo por alguien tan despreciable como él.

Cada vez que le llamaba Heika era como sentir una apuñalada en el pecho, cada vez que se negaba a tratarle como antes, era como si le cavaran su propia tumba.


Cuando vio aquel sujeto levantarle la mano, no dudo en intervenir, si él estaba molesto, el otro aun mas, porque, por muy Heika que fuera no tenia derecho de intervenir en su propuesta de matrimonio.

Aquella noche lanzo el veneno oculto en su alma, lo reclamo como suyo ante su molesto hermano y ante una emocionada rubia.  Se negó rotundamente a seguirle, ya no era el mismo, sus palabras no significaban nada, sabia bien a lo que se atenía con tal comportamiento osado, pero si su amado cambio en ese tiempo, él también lo hizo, ya no seria un enclenque, bien lo sabia su consejero que a fuerza tuvo que ayudarle en lo imposible, recuperar a su preciado demonio.  Así, sin tapujos, ni vergüenza les dejo en claro sus encuentros amorosos, de los cuales perdió la cuenta la primera semana, un molesto pretendiente se negó a echarse para atrás, mientras un ruborizado rubio no daba crédito a lo que escuchaba, mas cuando cierta persona que creía su enemigo jurado, nombro una ley antigua en la cual quedaba claro que si ambas partes concretaban el acto sexual siendo vírgenes, prometidos y siendo nobles, este simple acto los declaraba consortes, sin la necesidad alguna de testigos, estaba anonadado, jamás había escuchado algo así.

Por mas que quisiera negarlo no podía, bastaba una simple revisión medica a su cuerpo para ser descubierto, si trataba de mentir, aunque podía alegar que él no era el primero, mas no se atrevería, ya que no quería pasar por promiscuo delante de su familia por el mero capricho de ganarle la partida al moreno.

El pretendiente horrorizado pidió perdón desapareciendo de palacio de inmediato, antes que el azorado monarca le enviase a prisión o algo mucho peor por atreverse a pretender a su consorte.


Ordeno la presencia de los nobles a mas tardar para ese fin de semana, quería dejarles claro que su reino ya tenia hace tiempo un consorte real y que si lo deseaban por mero tecnicismo realizaría una ceremonia ante Shinoun.

Le tomo la mano con fuerza y ni los gritos de ayuda a sus hermanos evitaron que se lo llevara con todas sus fuerzas, casi arrastras al que fuera el cuarto de ambos, a regañadientes, soportando golpes e insultos le forzó a recordar aquellos momentos de felicidad invaluable de aquel amor que seguía en su interior tan fuerte como antes.


La ceremonia se llevo a cabo sin mayores contratiempos, lo celebración de su boda no fue opacada por la cara larga del consorte, ni mucho menos por el llanto incesante del consejero.

Las noches pasaban sin que pudieran dejar de sucumbir ante aquel infiel, su orgullo estaba herido, mas su corazón se encontraba extrañamente satisfecho.

Las miradas ajenas le parecían burlas, los comentarios inocentes incitaciones para pelear, estaba casado como siempre lo deseo y añoro por tanto tiempo con su amado Yuri pero se sentía agridulce, fue obligado, le irritaba aquello, odiaba las circunstancias, lo odiaba por eso…se odiaba por ello.

Su plan fue sencillo, lo descubrió por casualidad y aunque un avergonzado consejero huyo al consultarle el asunto, siempre podía contar con su fiel padrino, quien se encargo de aclarar y disipar cualquier duda en él.  Por ello dio la clara orden a cierta peli verde de cambiar la pócima de su amado, quizás su amor no era suficiente para apaciguar el rencor que había provocado su traición pero talvez si lo seria la maternidad.  Esa seria su carta de triunfo para recuperarlo, contaba con ello, entonces porque solo en la oscuridad de sus sombras le aceptaba cuando antes no importaba si el mundo entero caía en el desastre absoluto con tal de estar unidos, si lo hubiese sabido antes, quizás a esas alturas ya tendría entre sus brazos un mini Wolf haciéndole arrumacos. 

La luna se reflejaba grande en el cielo, brillante, una idea atravesó por su mente, luna, una nueva tradición estaba a punto de arraigarse en su reino.

 

Tras las protestas del rubio, el llanto de Greta por ser dejada atrás, la molestia de un peli gris por dejarle con mas trabajo sobre sus hombros, una suegra emocionada por aquella desconocida tradición traída del mundo del Heika, que tanto le hubiese gustado realizar de haberla conocido antes, al menos en uno de sus matrimonios.  Un comprensivo castaño los despedía con su típica sonrisa, viéndolos partir a su tan anhelada LUNA DE MIEL.


Estaban solos, tal como el lo pidiera, la cabaña era acogedora, aunque el rubio se quejara podía notar que terminaría por acostumbrarse.  Dio gracias por tener una suegra como aquella desde el fondo de su corazón, sus regalos serian de gran ayuda para cumplir su cometido.

Se sentía extraño, acalorado, incomodo a mas no poder, ni siquiera tuvo tiempo para sospechar, ya se encontraba debajo de quien alguna vez pensó un enclenque, lo único que su cuerpo reclamaba con ansias, era estar en contacto con él sujeto que aborrecía desde el momento en que le viera retozando con otra, en una cama de una habitación cualquiera, su mente estaba confundida, aunque hubiese querido reclamarse no habría tenido lugar para ello, solo el deseo transformado en jadeos de placer inundaban su escaso racionamiento.

Día, noche, tarde, mañana, sol, lluvia, viento, calor, frío, ¿Qué era eso?, nada importaba, volvían hacer uno como en aquellos tiempos, se fundían complementándose como un solo ser que ansiaba seguir unido hasta el fin de los tiempos.

Ropa, ¿Qué era eso?, ni la comida o el agua hubiesen importado de no ser prescindibles para la sobrevivencia y necesidad de sus acalorados cuerpos sin freno alguno para aquella pasión que gracias a las infusiones de Cheri-sama, habían terminado por desbordarse, casi llegando a la locura misma de la lujuria.

Tu espalda es mía, le decía mientras le besaba, tu hombro también, tu cuello, tu oreja, un mordisco juguetón le provocaba dejar escapar una sensual voz, recorrió nuevamente su espalda pero esta vez mas que besándolo dejándole un rastro de saliva por donde su lengua pasaba, marcándole, suyo, era suyo y de nadie mas.

Se estremecía, no podía evitarlo, aquella zona que para él era asquerosa para su esposo se había vuelto indispensable desde hacia dos días, deseaba no gritar, pero le era imposible, esa sensación le embriagaba y le hacia desearlo dentro suyo con mas fuerza. 

Te amo, le decía, entre jadeo y estocada, mientras se dejaba llevar por el éxtasis, llenar por sus fluidos, acariciar por aquellas manos, hasta mas no poder, dejándose caer desmayado por el cansancio de la pasión desmedida de sus ardientes cuerpos.

El dolor se le hacia incesante, tanto que sentía partirse en dos, eso era peor que cualquier herida recibida en el campo de batalla, pero aun así, debía resistir, su orgullo estaba de por medio y aquello no ameritaba una derrota.

Estaba impaciente, luego de tantos años de pasar por tantas dificultades, el día llego, tendría su tan anhelada familia, su hijo estaba por nacer, con el la esperanza que su amado consorte dejara en el olvido su traición, que tanto le atormentaba hasta ese día. 

Serian una familia, el rencor, el resentimiento, todo quedaría en el pasado, no cabía mas de la dicha, pensar en tanta felicidad le daba ganas de reír.

El llanto de un recién nacido lo saca de su trance, por fin decía, por fin.

Era mezquino, malvado, ¿Por qué no se dio cuenta de antes?, ¿Por qué nadie se lo dijo?, ¿Por qué no se atrevieron?, si lo hubiesen hecho quizás aun estaría con él, ahora solo le quedaba aquel cuerpo inerte del cual no deseaba despegarse. El dolor era agobiante, la frustración inundaba su cuerpo, el desgarrador sonido proveniente de su pecho era irreconocible por él, su boca apenas le obedecía, solo balbuceaba sin sentido, las lágrimas caían sin cesar.

El no quería una familia, no deseaba una mujer por amante, no anhelaba un hijo, no necesitaba un reino, lo deseaba a él, solo a él, pero ya no estaba, desapareció, lo abandono dejándole un niño que por mas verle no tenia ni uno solo de sus amados rasgos, era idéntico a él, lo odiaba por ello, por ser igual a la persona que mas odiaba.

Su peor castigo seria nunca volver a escucharle decir te amo, como hiciera en el pasado, peor aun, nunca escuchar de su boca su tan esperado, te perdono.



 

FIN

Notas finales:

Bueno espero que les haya gustado, pido disculpas si hay faltas ortograficas. 

Espero que esta sea la tan esperada venganza en contra del moreno que tanto anelan muchos, aunque no se impregna mucho su dolor, lo siento por eso.

Como siempre, gracias por leer la historia y espero comentarios.


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