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Orgullo de Hombres por apos

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Notas del fanfic:

Ni idea de cómo se me ocurrió este pequeño fic, pero debía escribirlo. Veía la sexta peli de Naruto, una imagen de Gaara que me hizo recordarlo con sus ropas de kazekage… una cosa llevó a la otra y esto es lo que resultó. Casi me da un derrame pensando en el título.


 


El universo de Naruto pertenece a Kishimoto.

Notas del capitulo:

Un fic bien corto y sencillo pero mantengo la esperanza de que a alguien le guste. Se lo dedico a TinaChan para que no me mate por mis atrasos T-T y bueno, porque es muy chévere y le gusta Neji igual que a mi. Este escrito es un “des-estrés” pero lo amé.

.:ORGULLO DE HOMBRES:.


 


La luz que se reflejaba en el filo de la katana que se balanceaba en la mano derecha de Neji brillaba peligrosamente, casi se podía palpar un intenso instinto asesino. El despacho era consumido por una fuerza macabra tal que le aguaría las piernas al mismo Orochimaru… pero nada que perturbara a los dos visitantes que, según palabras del más pálido, venían a hacerle compañía y alegrarle el humor al Hokage sustituto.


 


O sea, él.


 


Y como compañeros de alegría, Shikamaru y Sai se morirían de hambre, por que ni a los cinco minutos de haber entrado el Nara ya ocupaba un mueble, totalmente inconciente; el AMBU de la raíz, por su parte, luego de media hora mirándole allí parado frente al escritorio con sus ojos curvados y una sonrisa por demás irritante había pasado a hacer gala de sus útiles de batalla y entretenerse pintándole la cara al chico más inteligente de la aldea, luego de un fallido intento de iniciar una amena conversación sobre la cual el Hyuuga no quiso tener participación.


 


¿Quién en su sano juicio querría hablar con, prácticamente, un desconocido, acerca de las posiciones sexuales que te gustan practicar con tu pareja?


 


Amigo de Naruto tenía que ser.


 


El de ojos blancos se quitó el gran sombrero con el kanji de “fuego” para utilizarlo de abanico manual. Hacía un jodido calor en Konoha que le obligó a hacerse una cola alta, opción que antepuso a la idea de raparse al cero. Odiaba el calor, detestaba sudar… su cabello se humedecía y se le pegosteaba de manera molesta al igual que su ropa.


 


Aunque con Naruto…


 


Claro, el rubio le hacía sudar en extremo, era insaciable… pero desnudos.


 


El sentir esas saladas gotas arrastrarse por su piel debajo de kilos de tela le pareció desagradable, haciéndole recordar penosamente a Gaara, el pobre Kazekage que debía utilizar ese enorme uniforme de líder bajo el constante azote de calor del desierto.


 


Le alegraba no ser él.


 


Y luego volvía a pensar en Naruto, por tercera vez, lo que provocó que empuñara con más fuerza su espada, alimentando las ganas que tenía de usarla contra la primera cabellera rubia que se asomara a la oficina. Ya cuando su katana estuviera llena de sangre confirmaría si aquella cabeza rodando por el piso era o no la de su marido.


 


Que si no se apresura en llegar dejará de serlo.


 


Cerró los ojos suspirando suavemente cuando sus entrañas se retorcieron dolorosamente, mandando una descarga eléctrica a cada uno de sus ansiosos nervios. Sus manos empezaban a picar.


 


Naruto DEBÍA apresurarse.


 


— No sabes cuánto me provocas con esas ropas. —escuchó una voz, por demás profunda, a sus espaldas— Aunque estarías más sexy sin llevar nada debajo de la bata. —si, definitivamente… ese era Naruto.


 


El rubio entraba por el gran ventanal a espaldas del Hokage. Su gran cuerpo entró por ella para pisar la oficina. Sai dejó de pintar a Shikamaru para recibirle con una sonrisa.


 


— ¿Qué hay, Sai? Gracias por cuidar a mí estreñido marido. —le dijo como si la presencia de Neji no fuera ya bastante intimidante. Con una señal de manos le ordenó a su antiguo compañero de equipo desaparecer del lugar, cosa que hizo el pelinegro literalmente cuando posó una mano en el hombro del dormido Nara, con la otra formó un sello simple y en un “plof” le dio intimidad a la bizarra pareja.


 


Antes de que Naruto pudiera girarse hacia su amado con esa gran sonrisa de “¡Ya volví! No me metas esa espada por el culo…” la katana ya estaba siendo blandida por el ojiblanco. Si el rubio no tuviera los reflejos tan desarrollado el filo de la hoja le habría cortado más que unos cuantos cabellos.


 


— ¡Hey! ¡Para ya, que no tardé tanto! —pero el rostro de poseído con el que Neji le atacaba daba a entender que no le haría caso, al menos no hasta que le cortara los huevos. Con lo que el Hyuuga no contaba era que Naruto no era el hijo del Rayo Amarillo de Konoha por nada, así que ahora yacía apresado contra el escritorio y su espada clavada en una de las paredes— Así no te enseñé a recibir a tu magnífico y casi perfecto esposo. —le reprochó con absurda seriedad, soltándole su aliento caliente y salvaje justo en los labios al castaño.


 


Fue cuando se dio cuenta de los rastros de suciedad que cubrían al rubio, y varios cortes sangrantes en su piel expuesta.


 


Por un momento Neji se sintió intimidado ante la mirada fiera de Naruto. Éste sin preámbulos empezó a devorarle la boca con hambre, ahogándolo con su hábil lengua. La lujuria le desbordaba por los poros, casi se lo iba a comer. Las muñecas del castaño se resentían por el peso extra, ya que le ofrecían apoyo al Hyuuga en el escritorio y Naruto se encaramaba de a poco sobre él. De un jalón Neji ya no tenía la bata de Hokage; una mano se abalanzó sobre el escritorio para tumbar todas las cosas que lo ocupaban y un segundo después el ojiblanco era tumbado sobre ella. Pudo escuchar un gruñido animal mientras era acariciado por encima de la ropa, seguro al ojiazul le molestaba las ropas tan grandes que usaba.


 


Cuando una garra (ya no eran manos) subió su camisa para tocar su vientre otro retorcijón en su interior resonó por toda la oficina, causando un eco por demás vergonzoso y fuera de lugar. Por eso no le hizo mucha gracia cuando Naruto le ayudaba a incorporarse mientras se reía a gusto de él. Le hizo una mueca de advertencia para que se detuviera si no quería compartir cama con Akamaru, porque con él no iba a dormir.


 


— Ya, ya… mensaje captado. —se disculpó balanceando sus manos despreocupadamente.


 


— A veces llegas a ser tan idiota que me replanteo mis decisiones. —volteó el rostro contrariado y enojado, pero un punto en particular se volvió nuevamente prioritario— Y bien… ¿lo trajiste? —preguntó exaltado. Naruto rió para sus adentros ante tal emoción infantil que reflejaban los ojos de su marido. Se sintió tan… supremo y poderoso.


— ¡Naruto! —le apremió ya sin paciencia.


 


— Hai, hai… no me dejas saborear el momento. —no le quedó de otra que sacar de su chaleco una pequeña cajita envuelta con un pañuelo exótico. De un jaloncito el rubio le apartó la tela para exponer el cuadrilátero— Casi muero para conseguirlo, de veras. No sé por qué únicamente los hacen tan apartados. Te juro que me sentí en la época de las cavernas. —se quejó, más fue ignorado por su marido que le retiró con destreza aquello de sus manos. Lo miraba completamente maravillado, casi iba a llorar.


 


— Por algo son “únicos y exclusivos en el mundo”. —le riño por su ignorancia. Después de tragar grueso abrió la cajita, mostrando una pequeña bola de tono marrón claro que despedía un aroma dulce y atrayente. Sus tripas se alegraron.


 


Tomó la bolita con delicadeza y sacó su lengua, dirigiéndola hacia ella. Depositó el dulce en su boca y se maravilló con el sin fin de distintas texturas y sabores dignos de alabanza, completamente exquisitos. Saboreó extasiado hasta que con lástima se lo tragó todo. Liberó un jadeo gustoso mientras se repasaba los labios con la lengua.


 


— ¿Ya? Gran cosa. —apuró Naruto. Le sorprendía haber pasado tres días enteros caminando al filo de la muerte sólo para satisfacer al castaño. Al menos esperaba una buena “recompensa” esa noche.


 


Obviamente la cajita y el pañuelo los compró como detalle en otra aldea más civilizada, ya que en aquel lugar que ni sabía cómo se llamaba, tan pronto como crearon el dulce apenas se lo dieron envuelto en un par de hojas de alguna planta. Casi se reunía con sus difuntos padres en el mundo de los muertos así que le parecía merecer algo más.


 


— Esto es tu culpa, para que pienses antes de meter la pata… u otra cosa. —le retó su pareja.


 


Y en eso Naruto tuvo que darle toda la razón. No debía quejarse y afrontar como un hombre las consecuencias de sus actos, pasar por las más feas de las torturas y poner su vida en juego si era necesario para cumplir el más mínimo de los caprichos de su amado esposito, que gracias a él y su calentura animal estaba preñado de dos meses.


 


Él era Uzumaki Naruto, Hokage de Konoha. Tenía un orgullo y una imagen que mantener, de veras.


 


— ¿Ahora me traes un “Dulce del Edén” que sólo se hace con una flor única nacida dentro del volcán activo de la aldea de la roca? —.


 


Naruto lagrimeó.


 


¡¡Voy a morir, de veras!!


 


Pero su orgullo de hombre era algo que lo valía, ¿no?


 


.:OWARI:.

Notas finales:

A mi me da morbo imaginarme a Neji vestido de hokage, ¿a ustedes no? El final no me quedó tan bien como quisiera en un principio pero como escribí una parte un día y luego el final en otro ya mis ideas no estaban tan frescas. Espero que de todas formas haya quedado bien.


 


Ya saben que deben dejar reviews. Nos vemos.


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