Capítulo anterior
—Me dijo que él no era el indicado para mí y que yo ya tenía a alguien que me amaría pero sólo tengo que esperar. Fujisaki sé que no podré encontrar a nadie, me rechazarían al saber que soy un neko, no soy alguien normal— Con esto soltó el llanto, a Soubi le entraron ganas de entrar y abrazarlo para hacerlo sentir mejor… ¿pero que estaba pensando? ¿por qué de repente le entraban esos arranques? Es un neko por el amor de dios, no puede rebajarse, pero… son tantas las ganas que…
¿SERÁ AMOR?
Soubi abrió la puerta mientras miraba fijamente a Ritsuka llorar. Ritsuka se dio cuenta y trató de esconder su cara llena de lágrimas
—Lo siento mucho amo, no escuché cuando me llamó, enseguida bajo y…— De nuevo Ritsuka fue interrumpido cuando Soubi se agachó y lo abrazó de repente, dejando al menor perplejo.
—No te hagas el fuerte, llora todo lo que quieras, eso te hace bien.— Ritsuka por primera vez abrazó fuertemente al rubio mientras se desahogaba fuertemente, Soubi por su parte se limitaba a acariciar aquella cabeza que tanto le atraía.
Cuando Ritsuka se tranquilizó, se separó muy avergonzado, no sabía qué decir ante lo sucedido. Ambos estaban sentados en la cama del menor y estuvieron unos minutos en silencio.
—Ahora dime ¿por qué llorabas?— Preguntó Soubi demasiado calmado que hasta daba miedo
—No es nada, es una tontería en verdad— Ritsuka tenía mucha pena en contar que había sido rechazado por Kyo
—Si fuera una tontería no estarías llorando. Ritsuka… las cosas del corazón a veces no es bueno guardarlas, a veces eso sólo te lastima más con el tiempo— El rubio parecía estar nostálgico con sus palabras
—Pero al guardarlas nadie me podrá lastimar ya que asi no sabrán mis debilidades— Ritsuka al parecer quería volver a llorar porque en eso recordó el abandono de sus padres, la repugnancia a los de su tipo, etc.
—Yo pensé lo mismo al tener tu edad cuando murieron mis padres y me quedé solo, pero eso sólo te lastima y te hace creer en cosas que no son, como por ejemplo que todo el mundo te odia o que te rechazarán cuando te vean.
Por un momento hubo silencio, ambos se limitaban ver al piso, era sorprendente cómo Soubi estaba tratando bien a Ritsuka y más aún que estaban charlando tranquilamente. Soubi al notar que no habría nada más, se agarró un poco el estómago e hizo fuerza para levantarse de la cama.
—Espere— Dijo Ritsuka mientras sujetaba la camisa del mayor para detenerlo, Soubi se sorprendió por el hecho y se detuvo —Lo que pasó es que desde los 12 años me ha gustado Kyo porque siempre ha sido muy amable conmigo pero no había podido declarármele por temor a que me rechazara y que las cosas entre nosotros ya no fueran lo mismo, así que hoy que fue su cumpleaños decidí declarármele y amablemente me dijo que él no era la persona para mí y que ya había alguien quien me amaba pero que sólo era cuestión de esperar un poco— Ritsuka estaba totalmente sonrojado, nunca pensó que le diría ese tipo de cosas a su amo. Mientras el rubio estaba furioso por dentro ¿cómo es que le había dado falsas esperanzas al neko? Pero esperen… ¿y si la persona de la que hablaba Kyo era él?
Soubi se volteó para ver de frente al menor
—Eso es cierto pero también te doy un consejo, si realmente amas a una persona y esa persona a ti, él no debe de hacerte llorar por nada del mundo ¿me entiendes?— Soubi estaba bastante serio mirando fijamente a Ritsuka
—Ssssi— Ritsuka seguía un poco nervioso y más cuando vio molesto al rubio
Soubi se separó y salió por la puerta
—Cuando te desocupes encárgate de la cena, estaré algo ocupado en la oficina— Soubi volvió a ser el mismo de antes
—De acuerdo amo— Respondió respetuoso el neko
Ya cuando Soubi había llegado a su oficina trató de regresar a lo que estaba investigando antes de la interrupción de Kyo.
—Ese maldito agitador me causará problemas— Se dijo a sí mismo al ver la fotografía de un neko de la misma edad que Soubi. Se sabía que ese tal Seimei se estaba rebelando contra los diez grandes y que ya tenia bastantes seguidores, a este paso podían tomar rienda de todo el país; su misión era detenerlo.
La tarde pasó demasiado rápido para los dos de la casa, cada quien sumido en sus pensamientos. La cena estaba lista y Ritsuka por alguna razón estaba algo emocionado por sentarse a cenar con su amo, después de esa charla hizo que se sintiera más tranquilo pero había algo que lo inquietaba en su corazón.
—Disculpe amo, la cena ya está lista— Habló el menor atrás de la puerta hacia Soubi
—No tengo hambre, cenaré más tarder— Respondió secamente el rubio sin molestarse en abrir la puerta
Ritsuka se sintió triste al ver que esa noche sería como las demás; él estaría solo y después se iría a dormir mientras que su amo estaría hasta altas horas de la noche en su estudio.
Y así fue, Soubi se desveló demasiado tratando de localizar a ese tal Seimei para en tal caso sólo matarlo a él y evitar un levantamiento de nekos, pero fue imposible ya que al parecer nadie sabía donde vivía o sólo lo habían visto una vez en su vida y desapareció. Todo era muy extraño pero juró que lo encontraría.
Al día siguiente todo amaneció blanco (literalmente) ya que había estado nevando toda la noche y había grandes cantidades de nieve cubriendo las ventanas y desde luego también la puerta. Ritsuka despertó más temprano de lo usual debido a que tenía bastante frio, la nevada había sido fuerte y no había ningún tipo de calefacción encendido.
El neko se cambió y se puso una chamarra encima, bajó las escaleras para poner agua a hervir y en eso pasó por el despacho de su amo. Ritsuka por curiosidad abrió poco a poco la puerta y notó que Soubi se había quedado toda la noche ahí y ahora estaba profundamente dormido en el escritorio. Dispuesto a irse el neko empezó a cerrar de nuevo la puerta para dejar solo a su amo cuando una voz lo detuvo.
—¡Ritsuka!— Lo llamó el rubio, claro el susodicho abrió de inmediato la puerta para esperar el regaño pero notó que Soubi seguía dormido, al parecer había hablado entre sueños.
El neko empezó a acercarse poco a poco a su amo tratando de no hacer ruido, de repente la cabeza de Soubi se volteó hacia donde estaba el pelinegro, aún seguía dormido al parecer. Ritsuka ahora podía ver el rostro de su amo mientras dormía, estaba como embobado porque por un momento no pensó en que podría despertar y descubrirlo en su oficina. Le atraía demasiado ese hermoso rostro relajado, blanco como la nieve y con esos labios… quería saber cómo se sentirían. Así que acercó uno de sus dedos hacia sus labios, estaba a unos milímetros de tocarlos pero se detuvo al ver lo que estaba haciendo, se estaba arriesgando demasiado pero había algo en su corazón que no lo dejaba en paz y quería tentar esos radiantes labios. De nuevo empezó a acercar sus dedos y al fin pudo tocarlos, eran tan suaves y tibios. Ritsuka estaba algo apenado por el hecho pero algo le decía que lo hiciera, ahora que veía mejor a su amo podía notar que era bastante atractivo, esos cabellos largos color oro y sin sus gafas se veía mucho mas joven, estaba hipnotizado por tal belleza. ¿Pero qué estaba pensando? Es un hombre, es su amo y… él nunca se interesaría por un neko como él, además, a él le seguía gustando Kyo… ¿o no?.
En eso Soubi empezó a moverse como si estuviera teniendo una pesadilla, su sien se arrugó bastante y sus labios empezaron a apretarse. Ritsuka se alejó rápidamente por el susto, en eso notó que su amo se veía algo lindo con esa otra expresión pero vio que algo no andaba bien, su frente empezó a llenarse de sudor y él pronunciaba algo inaudible. Ritsuka se acercó poco a poco para ver qué era lo que decía y pudo escuchar levemente que decía “Ritsuka, corre” eso apeno bastante al menor ¿acaso estaba soñando que lo protegía? ¿a él? ¿a un neko?. El pobre rubio seguía moviéndose en el escritorio y cada vez iba aumentando. En eso el neko recordó algo que había leído, pudiera ser que su amo tenía… rápidamente Ritsuka tocó su frente.
—Fiebre— Pronunció levemente el pelinegro preocupado —Amo despierte— empezó a llamarlo el menor para que ya no siguiera sufriendo, tenía que hacer de nuevo algo para bajarle la fiebre, pero lo haría una vez que estuviera despierto el rubio.
El pequeño empezó a moverlo por los hombros mientras le hablaba hasta que lo consiguió, claro Soubi despertó asustado.
—Lamento despertarlo amo pero tenía una pesadilla y noté que tiene fiebre— Dijo Ritsuka preocupado y por primera vez lo estaba mirando a los ojos
—Ritsuka…— En eso el rubio bajó la mirada sorprendido, no podía regañarlo, al contrario.
—Le traeré algo de medicina— Anunció el neko mientras daba media vuelta para salir por la puerta
—Ya no hay— Respondió el rubio sin moverse de su lugar —Ire por más— En eso el rubio empezó a levantarse y pudo pararse pero estaba tan débil que perdió el equilibrio y estaba a punto de caer cuando sintió unas manos alrededor de su cintura sosteniéndolo. El rubio volteó y vio a Ritsuka haciendo el esfuerzo para mantenerlo en pie, en ese momento se dio cuenta de que ya no era un niño, ahora era un joven fuerte y de mediana estatura, ahora le llegaba un poco mas alto que los hombros.
—No amo, está demasiado débil— Le dijo Ritsuka a su amo mientras lo ayudaba a sentarse de nuevo
El rubio tenía tan pocas fuerzas que ni siquiera pudo contradecirlo ni decirle que él no se sentía débil y que podía hacer lo que quisiera… cuando en realidad no era cierto.
—Puedo ir yo a comprar los medicamentos si está de acuerdo— Sugirió Ritsuka
—¿De qué hablas? Tú no puedes salir de aquí y ya sabes las razones— Soubi no podía permitir que saliera y supiera la verdad del mundo
Ritsuka se arrodilló para ver a su amo a la cara
—Pero si no voy se pondrá peor, además podría ir por despensa ya que toda se acabó ayer y no pude salir por su incidente— Ante esto último se avergonzó porque recordó aquel momento en que el rubio lo abrazó y platicó con él
—No necesito la medicina, esperaré a que llegue Kyo en la noche y…— El rubio de repente se calló y agachó la cabeza sosteniendo con sus manos sus sienes
—¿Amo?— Ritsuka estaba asustado
—¡Trae un bote rápido!— Ordenó Soubi
El menor no dudó y corrió a la cocina lo más rápido posible, regresó rápidamente con lo que el mayor le había pedido y sabía a lo que se refería asi que se lo puso bajo su boca. El pobre rubio empezó a vomitar lo poco que había comido el dia anterior. Cuando terminó se recargó en el respaldo de su silla agotado. La fiebre había empezado a hacer de las suyas y así seguiría sino se le bajaba con algo rápido.
—Ayúdame a ir a mi cama— Dijo un poco mas relajado el rubio
Ritsuka lo ayudó y lo dejó recostado, rápidamente fue por un paño húmedo para ponérselo en la frente de su amo
—Lo sentirá muy frio— Avisó Ritsuka mientras dejaba el paño lentamente
Y así fue, Soubi se quejó y se movió por la reacción de algo tan frio en su cabeza.
—Déjeme ir amo, le prometo que regresaré pronto. Sólo dígame dónde hay una farmacia cerca de aquí.
Soubi no le respondía, se quedó pensativo por un momento, no sabía que hacer hasta que tomó una decisión.
—Saca la tarjeta que está en el cajón de al lado— Ordenó débilmente Soubi
Ritsuka así lo hizo y sacó la única tarjeta que estaba ahí y se trataba de una identificación del rubio, él no entendía.
—La farmacia que está mas cerca de aquí no pueden comprar los nekos, a menos que enseñes esto al cajero no te dirán nada.— Soubi no quería decirle que eso sólo lo hacen los nekos esclavos, Ritsuka no sabia mucho sobre los de su especie.
Después le explicó cómo llegar a esa farmacia, también le dio la llave de la puerta para que pudiera entrar. Sin más Ritsuka se fue. Soubi estaba temeroso por lo que viera o escuchara afuera.
Ritsuka ya había salido de la casa, tenía un poco de miedo pero tenía que salir por su amo. Empezó a caminar y notó que todo era muy tranquilo y todos los humanos que rondaban se veian buenas personas, eso lo hizo alegrarse y se alegro de ver por primera vez todo ese panorama. Cuando iba a cruzar la calle esperó a que el semáforo se pusiera en rojo para que el pudiera pasar, todo lo que veía era exactamente como lo había leído en los libros. Mientras esperaba en la acera se empezó a juntar la gente para cruzar y todos vieron al neko entre sorprendidos y molestos. “¿qué hace un neko por aquí? ¿por qué no trae collar?” cosas asi se susurraban señores y señoras que estaban detrás de él pero Ritsuka no escuchaba de tan emocionado que estaba con todo.
Llegó el momento de cruzar y pudo ver a la siguiente cuadra la farmacia, tal y como se lo había dicho Soubi. El menor entró como si nada y rápidamente encontró las medicinas que faltaban y de paso encontró también sopas instantáneas, probablemente no tendría tiempo de cocinar por estar al pendiente de su amo así que empezó a coger unas cuantas pero había una que estaba demasiado alta y no la alcanzaba, empezó a brincar pero no podía agarrarla y sin darse cuenta la identificación de Soubi cayó al piso; en eso una mano tomó la sopa que el menor quería, Ritsuka volteó a ver a la persona y se trataba de un joven mas o menos de la misma edad que Soubi, de su misma estatura, de tez blanca, pelo azulado en melena pero su cabeza la tenia cubierta con el gorro de su chamarra y traia unos lentes oscuros puestos.
—Gracias— Dijo Ritsuka un poco apenado ante el atractivo del joven
—No es nada, oye ¿eres nuevo verdad?— Le preguntó el joven mirándolo al rostro
—S… ssi es la primera vez que salgo— Respondió apenado Ritsuka
—Oh ya veo y ¿para quién trabajas?
—Para Soubi, em…— El menor empezó a buscar en su bolsillo donde traía la identificación de su amo pero no la encontró
El joven la vio tirada y la recogió
—¿Buscabas esto?— Mientras mencionó eso lo empezó a ver —Ah ya veo, trabajas para Agatsuma Soubi, es alguien muy conocido por aquí, ¿Cuál es tu nombre pequeño neko?
El menor dudó un poco, no lo conocía y así sin mas le estaba pidiendo su nombre, sabía que eso no era bueno con un extraño
—No te preocupes— En eso acercó su rostro a lado del pelinegro y le susurró —Tambien soy un neko, pero no puedo dejar que los demás vean eso.
Ante este hecho el menor se avergonzó mucho, su corazón volvía a latir como nunca
—Mi nombre es Ritsuka
—Ritsuka… es un bonito nombre para ti, te queda. Dices que es la primera vez que vienes por aquí ¿no? ¿Acaso es la primera vez que sales?— Preguntó intrigado el muchacho
—Asi es pero ahora voy de prisa porque mi amo me necesita, se supone que vendría por esto rápido— Por alguna razón Ritsuka sentía cierta confianza en él, no se le veía pinta de ser malo
—Pero si es tu amo ¿por qué no llevas un collar?
—¿Collar? ¿Por qué debería de llevar uno?— Ritsuka estaba bastante sorprendido por lo dicho
—Ah ya veo, es sólo que todos los nekos en la ciudad deben de llevar uno, sólo eso— El muchacho le mintió porque vio que no era momento de que supiera la verdad, que esos collares negros, gruesos y con picos era para que los nekos no trataran de escapar y así los localizaban en donde estuvieran.
—Bueno yo no lo necesito entonces porque nunca salgo— Respondió inocente Ritsuka con una gran sonrisa que cautivó al joven
—Oye tú neko, ¿vas a comprar o no? No puedes quedarte el tiempo que quieras, ahuyentas a la clientela— Le gritó la cajera que estaba a lado de la entrada
—Oh lo siento— Se disculpó el menor mientras se dirigía a la caja
Ritsuka dejo todo lo que llevaba sobre la vitrina
—¿Y para que las medicinas neko? ¿Por qué no traes un collar?— Le dijo la cajera enojada y tratándolo con desprecio
—Creo que eso no le importa— Apareció el joven de hace rato atrás de Ritsuka —Además él viene conmigo
—Oh lo lamento señor— Se disculpó la muchacha mientras embolsaba todos los medicamentos y sopas —Son veintitrés con treinta
Ritsuka empezó a sacar el dinero que traía y en eso el joven peliazul pagó por él
Cuando salieron de la farmacia se detuvieron en la acera
—No debió de hacerlo, mi amo para eso me dio dinero y…
—Ritsuka— Lo interrumpió el muchacho —Lo hice para que guardes ese dinero que tu amo te dio, a veces es bueno que tengas un poco de dinero guardado para ti, porque sé que llegarás y le darás lo que sobró a tu amo, así que toma los veintitrés con treinta de ahí y guárdatelos, así vera que gastaste en las medicinas. Este será nuestro secreto ¿de acuerdo?— Le guiño un ojo cuando terminó de hablar
—Si— El menor estaba un poco dudoso pero aceptó
—Bueno pequeño tengo que irme, me están esperando y no quiero tampoco que tu amo se preocupe por ti— En eso el joven se acercó a la mejilla de Ritsuka y le dejo un dulce y cálido beso —Espero que nos volvamos a ver
Ritsuka se quedó perplejo y no supo que hacer, sólo miraba cómo se alejaba el peliazul
—Ah por cierto, mi nombre es Seimei— Le dijo mientras seguía caminando
El menor lo despidió con la mano y le gritó un simple pero amable “Gracias”, ese había sido uno de los mejores días de su vida, empezaba a sentir algo por ese joven. Ritsuka corrió para llegar rápido a su casa e hizo lo que quedó con Seimei sobre el dinero. Soubi descansó un poco después de haber comido y tomado la medicina.
Mientras Ritsuka lavaba lo que había salido de la comida y limpiaba un poco la casa, aún recordaba aquel beso de ese joven, lo había cautivado a pesar de no conocerlo mucho, deseaba poder verlo de nuevo ¿pero cómo? Si nunca volvería a salir.
—Ritsuka— Le habló su amo desde su cuarto
El menor se dirigió rápidamente a donde lo llamaban, Soubi había despertado se veía un poco mejor pero estaba algo pálido (mas de lo común). Se veía bastante agotado porque unas horas antes cuando Ritsuka le dio de comer él lo había vomitado, su estómago estaba bastante sensible también pero después de tomar sólo caldo pudo dormir un rato.
—Quería agradecerte por lo que has hecho por mí— Cuando Soubi decía esto desviaba su mirada a otro lado para no mirar al neko, al parecer todavía tenia esa aversión hacia el menor.
—No es nada, es lo mínimo que puedo hacer por usted ya que me ha cuidado por 15 años y eso no debió de ser fácil— Ritsuka se sentía contento con lo que le decía el rubio
—Sólo era eso, volveré a dormir estoy demasiado cansado— Y así lo hizo Soubi mientras Ritsuka salía de ahí
Mientras en un barrio bajo se encontraban varios nekos reunidos planeando qué harían para luchar contra los diez grandes y derrocarlos. Todos esperaban a Seimei que era su líder pero no salía de su cuarto.
Seimei estaba acostado en su cama, ahora se le veian claramente sus ojos color azul al igual que sus orejas, estaba pensando en ese niño que vio en la farmacia.
—Por fin encontré a mi hermano pero ¿por qué esta al cuidado de ese bastardo?— Se dijo a sí mismo al recordar la cara de Ritsuka, sus hermosas orejas, su sonrisa… eso último lo había cautivado y supo que era él al saber quién era su amo, él nunca tendría nekos a su servicio.
—Hey Seimei ¿qué demonios haces? Todos te estamos esperando— Entró a su habitación otro neko mas o menos de la misma edad que él
El peliazul lo miró enojado, con unos ojos que parecían fuego en vez de agua
—Oh lo lamento, te seguiremos esperando— Dijo ese neko saliendo de la habitación
—Tengo que recuperar a mi hermano y después me vengaré de ese maldito por haberme quitado todo en la vida.
CONTINUARÁ…