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Cómo el odio se puede transformar en amor por mana_malice

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Notas del capitulo:

No me pertenecen los personajes, todos son de Yun Kouga.

Capítulo anterior

—Seimei— El menor estaba feliz de que fuera él quien lo encontrara e inmediatamente lo abrazó para soltar su llanto —Oh Seimei no sabes lo que me ha pasado, no sé qué hacer

—Calma estoy seguro que todo tiene solución— El mayor correspondió el abrazo tratando de tranquilizarlo.

—Esto no tiene solución, todo lo que creí no existe, estoy solo en el mundo

—Eso no es cierto, yo estoy aquí— Ante esas palabras Ritsuka levantó la mirada para verlo totalmente asombrado —Vamos, te llevaré a un lugar donde no nos estemos mojando— Seimei tomó su mano para llevarlo a un lugar mas seguro.

Mientras tanto Soubi y Kyo visitaban la farmacia y otros lugares que había visitado el menor pero no pudieron encontrarlo.

—Perdóname Ritsuka, déjame enmendar mi error pero no te vayas— Pensaba el rubio mientras corria bajo la lluvia para encontrar a ese pequeño que le había dado un vuelco en el corazón y apenas estaba dispuesto a demostrárselo.


YA SABE LA VERDAD

Seimei guiaba al menor a una casa abandonada, o eso parecía. Cuando entraron había sólo nekos ahí adentro y todos guardaron silencio al ver a Seimei llegar.

—Amigos míos, por fin hemos cumplido uno de nuestros objetivos: mi hermano Ritsuka ya está con nosotros— ¿Acaso Ritsuka había escuchado bien? ¿Dijo que él era su hermano? Todos lo vieron con gran alegría y empezaron a gritar y a aplaudir de felicidad

Aún confundido, Seimei lo llevó a un cuarto un poco oscuro pero acogedor. Constaba de dos camas, un pequeño escritorio y una silla.

—Lamento no poder ofrecerte algo mejor pero en esta casona mi habitación es la mejor— Seimei había descifrado la mirada del menor y quiso adelantarse.

—Seimei, tú acabas de decir que soy tu hermano ¿qué significa eso? ¿por qué no me lo dijiste antes? ¿y porque sólo hay personas con orejas aquí? — Ritsuka tenía bastantes dudas y no estaría tranquilo hasta que se las respondieran

—Tranquilo, te diré todo pero debes calmarte pequeño Ritsuka

El pequeño neko se sentó al borde de la cama para poder escuchar la historia que tenía que relatarle su "hermano"

—Al parecer, tu gran protector no te contó toda la verdad, y eso me sorprende ya que ese hombre es un maldito bastardo—

—¿Estás hablando de mi amo Soubi?— Ritsuka se molestó un poco en cómo hablaba del hombre que lo había criado y cuidado toda su vida

—¿Lo ves? Incluso lo llamas "amo", eso no debería de existir, ellos deberían ser nuestros esclavos, no nosotros— Seimei empezó a disgustarse también

—¿De qué estás hablando? ¿esclavos? ¿de dónde sacaste eso?—

Seimei después de haber escuchado esas preguntas, guardó silencio tratando de saber cómo reaccionar ante su pequeño hermano.

—Veo que de verdad él no te dijo nada— El mayor tomó asiento a lado del pequeño y empezó a hablar— Nosotros éramos una gran nación y llegamos a éste país debido a que nos quitaron nuestro territorio pero nos equivocamos; los nekos no fuimos bien recibidos debido a que tenemos dones especiales. Los de este país se pusieron celosos de nuestras habilidades e inteligencia y nos hicieron esclavos para no revelarnos y más aún, no apoderarnos de ésta tierra y mejorar la porquería de economía que tiene.

—¿Y qué tengo que ver yo con los esclavos? — Ritsuka aún no entendía el punto

—Los líderes de este país tienen pandillas que se encargan de los revolucionarios. Tu querido amo es el lider de una de esas pandillas—

—No, tú estás mintiéndome, eso no puede ser cierto, el amo Soubi…—

—Ritsuka espera, aún no termino pero me temo que no será agradable para ti. Nuestros padres eran esclavos de uno de esos líderes. Ellos pudieron robarle algunas joyas al jefe de la casa ya íbamos a escapar de ahí. No sé cómo pero se enteraron del robo y asignaron a la pandilla más temible, los Seiji. Tú eras apenas un bebé cuando el plan estaba en marcha.— Seimei hizo una pausa mirando fijamente a su hermano menor

—¿Y qué sucedió después? — El mayor tomó sus manos para sujetarlas fuertemente y poder continuar

—Soubi ya era el líder de esa pandilla y él… mató a nuestros padres— En eso hubo un silencio incómodo y Ritsuka sólo pudo apretar más la mano de su hermano

—Oh Dios, esto no puede ser verdad— Ritsuka hablaba entrecortado y una lágrima rodó por su mejilla

—Siento decírtelo de esa forma pero tenías que saber la verdad. Yo lo supe porque ellos estaban en el callejón cuando yo recogía algunas cosas para el viaje y cuando regresé ellos yacían en el suelo muertos y tú estabas a punto de morir a manos de ese maldito de Soubi, pero hubo algo que lo detuvo y te acogió.

Ritsuka no podía creerlo ¿por qué había hecho eso? ¿cómo es que él seguía vivo y sus padres no?

—Cuando te ví por primera vez supe que eras tú. Esos ojos violeta y pelo negro, siempre han sido tus rasgos únicos— En eso Seimei limpió sus lágrimas y lo abrazó fuertemente— Al ya no saber de ti creí que él te había matado, pero tú fuiste mi motivación. He estado reuniendo a varios nekos y nos revelaremos contra esos malditos. Además sin esos collares podemos usar nuestros poderes.

—¿Poderes?— Ritsuka se separó de su hermano al oir eso

—Sí, todos los nekos tenemos habilidades especiales y eso nos dará mucha ventaja. Quizás aún no descubres cuál es el tuyo, ya que sale en un momento de mucha desesperación o enojo—

—Entonces pronto lo descubriré, porque no pienso perdonar a Soubi por lo que le hizo a mis padres— Ritsuka sin más había tomado la decisión de vengarse por lo que le hizo a sus padres

Seimei lleno de orgullo tomó el rostro del menor con delicadeza y cariño acercándose un poco hacia él.

—La primera vez que te ví, además de reconocerte, nunca pensé que serías alguien tan lindo— Dándole un beso en la mejilla concluyó su conversación —Me alegra que ya estés aquí—

Mientras tanto Soubi se encontraba en casa sin saber qué pensar, no sabía qué hacer. Por fin había descubierto lo que sentía por aquel neko; no le importaba su posición ni su edad. Por desgracia se dio cuenta de ello muy tarde y ahora lo había perdido.

Kyo no sabía cómo animarlo pero se sentía igual de mal que su amigo.

—Fui un tonto Kyo— Dijo el rubio llamando la atención del peliverde —Ahí estaba con él, arruinando la confianza que me tenía todo por mis malditos celos. Debí de haberte escuchado antes. Ahora no sé dónde demonios está ni con quien —

—Tranquilo viejo, ya verás que regresa. Quizás sólo fue a despejar su mente un rato. Además no creo que te odie, sólo estará algo molesto contigo. —Hablaba Kyo para tranquilizarlo un poco

—Ya lo he perdido. Quiero saber quién era ese maldito del supermercado—

Ritsuka se encontraba recostado en su nueva cama y no podía dormir. Estaba en un dilema acerca de sus sentimientos por su amo. Esperen, después de saber lo que le hizo a sus padres ya no merecía ser llamado "amo", ahora simplemente era Soubi, un asesino.

La lluvia continuaba mientras el pequeño miraba las gotas caer por la ventana

—¿No puedes dormir verdad? —Preguntó su hermano desde la otra cama que se encontraba al otro extremo de la habitación

—No. Es sólo que aun no entiendo el por qué Soubi me acogió si odiaba tanto a los nekos— Ritsuka giró para voltear a ver a su hermano

—Todos estos años me he preguntado lo mismo. Pero desde que vi cómo asesinaba a nuestros padres y el cómo destruyó nuestra familia, tuve el valor suficiente para iniciar nuestra propia pandilla de nekos. —

Ritsuka no sabía qué decir. Siempre había añorado tener una familia pero por razones del destino, Kyo y ÉL se habían convertido en su familia. Incluso empezaba a sentir algo más por él.

Seimei interrumpió sus pensamientos al acostarse a lado de él y abrazarlo por la cintura para mirarlo de frente.

—Nunca más te dejaré solo, te lo prometo. —Al decir esto, Seimei le dio un beso lento y suave en la mejilla haciendo que el menor se avergonzara.

A la mañana siguiente, tanto Soubi como Ritsuka no habían podido dormir bien. Ambos pensaban el uno en el otro y les preocupaba el hecho de estar separados.

—Tengo que encontrarlo— Dijo decidido Soubi

—Tengo que olvidarlo— Pensó por otro lado Ritsuka

Ahora que Seimei había encontrado a su hermano, podía atacar libremente a aquellos que los habían esclavizado durante tanto tiempo. Especialmente podría vengarse de Soubi por haberle arrebatado a toda su familia.

—Bien Ritsuka, ahora que estás aquí necesitas saber sobre nosotros. Te había mencionado sobre los poderes que desarrollamos los nekos. Ahora tendremos que averiguar cuál es el tuyo— Seimei lo había llevado a un patio que se encontraba dentro de su guarida, ahí es donde todos se dedicaban a practicar.

—Pero yo no sé cómo hacerlo. Hasta ahora me enteré que tenemos algún poder, quizás para mí ya es demasiado tarde para averiguarlo—

—Claro que no, un neko siempre nace con una habilidad especial y ésta nunca desaparece. Sale en el momento indicado y cuando más lo necesitamos—

—¿Y cuál es tu poder? — Preguntó curioso el menor

—Mmm ¿crees que alguien pueda comer mientras salta? — Preguntó con una sonrisa el mayor

—Claro que no, eso es imposible— Ritsuka no sabía a qué llevaba esa pregunta

—Depende— Sin decir más, Seimei dirigió su mirada a uno de los nekos que estaba parado a unos metros de ellos.

De repente, éste neko se dirigió a una mesa donde había unas galletas y sin más comenzó a saltar y a comerlas.

—¿Pero qué…?— Ritsuka estaba estupefacto al ver lo que pasaba

—Esto es lo que puedo hacer— El pobre neko se detuvo cuando Seimei alejó su mirada de él

—Entonces puedes controlar a la gente con sólo mirarlas— El pequeño neko estaba sorprendido por el poder de su hemano

—No sólo eso, también puedo leer la mente. Ese don lo heredé de nuestro abuelo, por desgracia no pudo explicarme más el cómo funcionaba ya que se suicidó al ver toda esta masacre con los de nuestra especie. —

—Ahora entiendo por qué eres el líder de aquí— No sabía por qué sentía mucha admiración por su hermano. Le recordó a esa sensación hacia Soubi cuando estaba pequeño.

—Así es, pero tu poder será igual de impresionante. Sólo necesitas practicar y saldrá en el momento indicado— Dijo el mayor mientras acariciaba la cabeza del menor

Mientras tanto, Soubi y Kyo se encontraban fuera de la misma tienda a la que había ido Ritsuka por última vez. Tenían que averiguar quién había sido ese neko tan sospechoso que lo había ayudado.

—Mmm no lo veo por ninguna parte amigo— Kyo empezaba a desanimarse al no encontrar al sujeto encapuchado

—Tiene que venir tarde o temprano. Muy seguramente Ritsuka haya recurrido a él— Soubi no parecía darse por vencido

—Espera, ese neko que está por allá lo conozco— Dijo de repente el peli verde apuntando a un neko sentado afuera

—¿Es quién salvó a Ritsuka? — Preguntó desesperado el rubio

—No, pero él fue quién atacó a Rit-chan y en cuanto vio al otro neko, éste simplemente se alejó—

—Entonces él debe de saber quién es el desgraciado al que buscamos—

Ambos se acercaron hacia el mismo señor que había acosado al pobre neko mientras esperaba a Kyo

—¡Oye tú!— Gritó Soubi.

El neko al ver que se trataba del famoso líder de la pandilla Seiji, se levantó inmediatamente e hizo una leve inclinación

—¿Qué sabes sobre el tipo que rescató de tus garras a un pequeño neko hace unos días?— El rubio estaba impaciente por saber el paradero de ese tipo para poder recuperar a su pequeño neko.

CONTINUARÁ...

 


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