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The Legend of Zelda por la-Monge

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Notas del fanfic:


Por fin, despues de siglos de dulce tortura esperando terminar este fanfic y eternidades de no subir nada, aki les llego enfadando de nuevo hehehe

Este fic inicio inicialemnte iniciando como un experimento... y ... bueno, se extendio un pokitin... naah k pokitin ni k mi tracero, no les mentire, esto es lo mas largo k eh escrito y a decir verdad, no quice cortarlo (aunk si lo medite varis veces) porque.. esta idea se me ocurrio para un shot y .. y asi quedo un shotsote XD


bueno, a leer XD

 

Solo 25 años y tres meses separaban al joven Rock Lee del día de su nacimiento, su vida relativamente había logrado desarrollarse satisfactoriamente, hace unos año se había graduado de la escuela de economía de la ciudad capital, logro independizarse de su padre de la manera mas tranquila y afectuosa, sus calificaciones siempre fueron altas, así que una prestigiada empresa lo contrato para la cabeza de dirección de ingresos, claro que tuvo muchísimas recomendaciones de muchos de sus maestros, puesto que le caracterizaba su ligereza de personalidad y confianza que irradiaba, sin contar todo el esfuerzo y empeño que aplicaba a cualquier cosa que hiciera.

 

Vivía en un departamento que se podría considerar lujoso y era conocido por sus vecinos por ser tranquilo, amable y solícito. Era difícil que conociera la definición de “queja” porque de ninguna parte recibía ese termino... bueno, talvez de sus compañeros que solían molestarse de que Lee se exigiese demasiado, por lo cual se elevaba el estándar esperado, perjudicándole a ellos.

 

Y ... básicamente en eso se basaba su vida...

 

... durante el día.

 

Por la noche, muchos sabían, salía,  pero pocos si no es que nadie, sabían a donde.

 

El triste hecho es que el joven, gracias a sus arduos años de estudio no logro nunca establecer una relación seria con ninguna de sus compañeras... o compañeros. Si, era homosexual, los últimos años de sus estudios universitarios lo notó, le costo aceptarlo, acostumbrarse a la idea y aun mas, poder decirlo a los cuatro vientos sin pena, claro... no “lo gritaba a los cuatro vientos” literalmente, pero si le preguntaban lo decía y si alguna chica intentaba algo, el se lo dejaba claro. Era simple, no grosero ni descarado.

 

El amor era un tema poco explorado por él, talvez era de lo único que su conocimiento era prácticamente nulo, desde hace algún tiempo dejo de buscarlo y solo se conformo con relaciones relámpago que, aunque no profundas, al final, satisfactorias físicamente... pero no emocionalmente... lo sabía, pero sabía también que para eso no podía encontrar un mapa que le dijera donde estaba.

 

Por eso... por las noches, acudía a una casa de citas... no robaba a la empresa ni nada, pero si era su dinero lo que gastaba, entonces lo gastaría en lo que quisiera, y sinceramente quería gastarlo en algo que lo hiciera sentir bien. No se quería dejar ver como alguien a la deriva yendo a bares y discotecas, no le gustaba la idea... fue un tiempo, sí, pero se dio cuenta de que los riesgos de enredarse con alguien con una enfermedad era alta, o resultar robado o agredido, así que prefirió la seguridad de un lugar donde al menos tenia la certeza de personas que se hacían chequeos una o dos veces por semana y siempre procuraban la protección ante todo.

 

Algo curioso, que hasta a el le extraño, fue que... al momento de escoger al primer chico con que estuvo, para la siguiente semana que fue... quiso escoger al mismo y a la siguiente también. Talvez, solo talvez le dio una ilusión de que si estaba con alguien y no le cambiaba... podría hacerle sentir lo que seria si en verdad le quisiera, aunque claro que solo seria... como se menciono, una mera ilusión... y sabia que no podía ser mas... por ser lo que era.

 

De ese chico, con el que mantenía relaciones de paga, apenas le conocía el nombre “Gaara”, era lo mas que había podido sacarle desde que le había encontrado, y lo demás que sabia era que Tsunade era su jefa y que su precio no era exacerbado como otros sino bastante razonable, raspando en lo económico... cosa rara porque era exageradamente bello, al menos a sus ojos, y no se le podía quitar esa idea de su cabeza, cada vez que iba le encontraba algo que lo hacia aún más hermoso.

 

Físicamente Gaara era apenas una año menor que Lee, de complexión delgada, no escuálida ni afeminada, sino apenas con un cuerpo semi-marcado,  sus cabellos eran rojizos cual sangre siempre desordenado y echado a su derecha, su altura no era demasiada, entre 1.60-1.70, su piel era casi transparente, blanco, como si estuviese muerto, cosa que unas ojeras extranormales que portaba respaldaba y enmarcaba con negro a unos ojos tan peculiares como todo él pues su pupila se había hundido en un manto aguamarina bastante claro, dándole un aspecto casi demoníaco. Algo irónico al tener un tatuaje que decía amor en su frente.

 

Y a Lee le atraía, desde que lo vio le intereso, le cautivo esa misteriosa belleza que le atrapo y hasta la fecha no lo soltaba. Sinceramente, ese primer día que le vio y le poseyó sintió que no debía hacerlo... aunque fue lo mejor que nunca había sentido, podía reconocerlo; por eso mismo sentía que no lo merecía... que algo tan puro y limpio fue tomado de una manera sucia e impropia... pero trataba de no quebrare la cabeza mucho en eso porque estaba seguro que le seguiría viendo desde entonces y en un largo tiempo más.

 

Se podría decir que era extrañamente romántico estando en un lugar como aquel y procurando esos servicios con esas ideas.

 

 - - -

 

Hacia una noche de junio, eran las 9  y la temperatura había descendido considerablemente; en la mencionada casa de citas se encontraba Lee abriéndose paso ante una satisfecha Tsunade que le recibía cortésmente, sabia bien que era un cliente regular, aunque no escogiera a sus “joyas” mas valiosas. De hecho ella siempre trataba de persuadirlo de manera sutiles para que dejara de pedir a Gaara, puesto que a veces se sentaba a esperar si el pelirrojo estaba “ocupado”; y comenzara a escoger algunos otros jóvenes que cobraban mas y podrían proveerle mejores servicios, según ella. Pero Lee nunca cedía ni siquiera le seguía la corriente por cortesía, siempre era un rotundo “NO”.

 

Ese día en especifico Lee ya lejos de la rubia se encaminaba hacia  la habitación numero ocho del segundo piso, la de Gaara, según le comentaba Tsunade , el pelirrojo ese día no había recibido ninguna visita, pero de igual manera no salió de su habitación en todo el día. A Lee no le extraño mucho eso, ya que había notado lo alejado socialmente que era su consentido pelirrojo y sin siquiera preverlo notó como sabía más cosas de las que creía de ese joven.

 

Con pasos discretos se poso frente la puerta con el reluciente numero color ocho colgando de ella; era de un café rojizo, bastante elegante; por las orillas tenia gravados que simulaban hojas largas y estilizadas, por lo tanto un poco deformadas, y ante aquella pulida barrera toco un par de veces para adentrase sin esperar una respuesta. No por desespero ni nada similar, sino que ya se había acostumbrado a esa reacción, pues nunca recibía una sola vocal para entrar. Tsunade ya le había dicho desde su tercera vez ahí que no era necesario el quedarse esperando fuera algo que no llegaría, que nunca le llegaba a nadie.

 

Primeramente introdujo la parte superior de su cuerpo a la habitación.

 

-Buenas noches Gaara-san, con permiso- dijo sin cuidado, para adentrarse por completo al lugar.

 

Apenas de dio un vistazo al lugar mientras se quitaba su saco gris oscuro. Notó que Gaara se encontraba sentado en boxers de color negro sobre su cama, con los pies cruzados sobre el colchón y sin camisa; ni siquiera le había volteado a ver, sabia que ese día iría, no se había anticipado, pero sus suposiciones pocas veces fallaban. Las sabanas eran de un color rojo muy oscuro. Se notaba que no se preocupó por arreglarse y ciertamente poco le interesaba.

 

 

Algo a lo que apenas le presto atención Lee fue que el menor tenía un control en la mano, lo que lo unía a una consola vieja, Nintendo 64 pudo notar y solo dedujo que jugaba algo. Sin prestar atención solo se acerco a Gaara y le dio un beso en la mejilla, quien, por cierto, ni se inmutó, ni perdió la concentración... nada. Lee se dirigió a un lado de la cama y comenzó a quitarse los pantalones, zapatos, calcetas, su camisa blanca y corbata de seda color verde oscuro, dejo toda esa ropa en una silla que estaba recargada en la pared. Solo había quedado con sus boxers color azul marino. Su piel había quedado por fin expuesta al ambiente dejando ver en sus brazos  cicatrices viejas y en su pecho, igualmente, marcas mas pequeñas y en menor cantidad.

 

Lee se sentó al lado de Gaara quién ya había bajado los pies de la cama y dejado el control en el mueble donde estaba la televisión. Hasta apenas ese momento Lee noto lo que se reproducía en a pantalla...

 

The legend of Zelda : The ocarina of Time

 

Lee se quedo congelado un minuto mientras Gaara se volteaba sin decir una palabra para comenzar con lo que estaba planeado, pero...

 

- The... ¡¿the legend of zelda?!... Gaara-san, ¿te gusta ese juego?- decía con una dificultad impresionante de creerlo.

 

El aludido le miro sobre el hombro apenas alejando su mano del control, y volvió su rostro al control, como si estuviese viendo si Lee se burlaba o que. Pero no lo hacia.

 

-No, apenas o comencé... no tiene sentido- dijo cortante.

 

-¡¿Como?! ¡¡¡Pero si apenas comienzas!!! ¡¡Ni siquiera la historia ah comenzado!! Ni siquiera el Deku Three has terminado...- decía exaltado por la respuesta del otro, cosa que le tomó por total sorpresa, de todo lo que Gaara podía esperar, eso era lo último.

 

-No, ya no lo quiero jugar, no se puede avanzar ni regresar, esta perdido- decía queriendo sacarse de eso, lo mas que detestaba Gaara era platicar cos sus clientes, así fuese el único que no lo tratara como basura.

 

-¡No mira, no lo apagues! ya estas por terminar el templo... solo, solo necesitas la clave que te dio una de esas cochinadillas que avientan cosas...-

 

-Dekus...- le corrigió en un acto a todas luces deliberado.

 

-Ho si, esos, gracias.- dijo sin darse cuenta de que lo que Gaara acababa de hacer, en esa casa era una grosería, aunque no fue intencional la corrección- Uno de ellos antes te dio una clave ... amn... ¿como era?... Hace muchísimo tiempo que no juego- no apartaba la vista de Gaara, como queriendo impedir que cometiera el error mas grande de su vida apagando ese aparato. –¡Ah! si, es 2, 3, 1.. “el veintitrés es el numero uno”... ¡hahahhaha! aún lo recuerdo – decía, al parecer divertido.

 

Gaara un poco confundido tomo de nuevo el control, y viendo la insistencia para seguir jugando, no se haría mucho del rogar, así que se sentó de nuevo en la cama con el control en la mano, y poco suspicaz por la situación comenzó a jugar. Se sentía extraño... la situación era extraña. Sin decir una palabra se puso manos a la obra, dirigió al personaje hacia los Dekus y con el escudo hizo que rebotaran las semillas que lanzaban en el orden en que Lee le había mencionado; había estado en lo correcto porque apenas así pudo avanzar directamente hacia el monstruo de ese templo, la reina Gohma.

 

Aun con un sentimiento de inquietud, Gaara veía de reojo a Lee de vez en cuando mientras jugaba y con sorpresa notó que el hombre de un escultural cuerpo que se encontraba semidesnudo, con una posición importante en una gran empresa, con veintitantos años a cuestas, alto, imponente, atractivo, que cada vez que ahí se aparecía terminaba haciendo el cuerpo de Gaara suyo... ahora se.... se había convertido sin mas, en un par de segundos, en un niño con sus brazos encerrando sus piernas, con un brillo en los ojos completamente abiertos, curiosos, divertidos y una sonrisa casi dibujada en su rostro. Atento a lo que pasaba en la pantalla se sorprendía cuando sin previo aviso Gohma caía estrepitosamente en el suelo con un estruendo. Se le notaba la emoción...

 

Tan transparente...

 

Gaara sin ninguna expresión en él termino aquel templo, mientras Lee decía palabras emocionadas y dramáticas de cómo “batallaron” con ese monstruo final. Mientras Lee seguía hablando Gaara seguía jugando, le escuchaba, pero por costumbre parecía que no.

 

-¡¡¡Oww!!! ¡Mira, mira!- decía Lee conmovido y emocionado a la vez, como si el otro no estuviese viendo también exactamente la miasma escena.- Pobrecita Saria, es tan triste... siendo su única amiga y teniendo que dejarlo ir... para mí que ella se enamoro de Link- su tono era convencido, el gustaba ese toque tierno que implementaron en esa escena y tras unos momentos de silencio mientras transcurría la escena siguiente.

 

-¡¡¡No!!! ¡¡No lo recordaba!!- quito sus brazos de alrededor de sus piernas y las hizo para atrás y recargarse en ellos- Ese búho  tan aburrido, Gaara te puedes dormir un rato y para cuando despiertes ese animal va a seguir hablando-  decía en tono burlón.- ... hey, no ¡espera!.. ¡no!, ya... olvídalo.. ¿sabes que fue lo que pregunto donde le pusiste que “si”?- preguntó absurdo.

 

-... Que- contestó.

 

- Que si querías escuchar de nuevo lo que te dijo...- sonrió ya resignado. A él le había pasado tantas, pero tantísimas veces.

 

Siguieron avanzando en las historia, Lee seguía emocionado ayudándole al pelirrojo, que, aunque hacía lo que acertadamente indicaba Lee, pocas veces lo volteo a ver y muchísimas menos dijo alguna palabra.

 

Así paso media hora y Gaara dándose cuenta de eso y conciente de que es lo que tenía que hacer se aventuró a decir con voz neutral.

 

-Oye, ¿no vamos a hacer nada?, ya solo te queda como media hora aquí-

 

-No, no, mejor avanza aquí, cualquier otro día podemos hacerlo, horita hay que aprovechar para que llegues los mas lejos que sea posible mientras estoy aquí para que no te atores.- Esas palabras salieron como si no importara, de hecho no quito la mirada del televisor mientras las decía, cosa rara, porque desde que recordaba, Lee nunca le había hablado sin verle, aunque el pelirrojo no devolviera el gesto. Lo que cabe destacar es la ligereza con que salieron esas letras de la boca de tortuga del mayor, como si fuese algo común, como si no estuviese hablando con alguien que le donaba su cuerpo, sino con una especie de amigo.

 

Gaara quedo sorprendido por todo, no solo fue por las palabras... nunca había escuchado a alguien negar el sexo; sino se impresionó muchísimo por la forma en que las dijo, tanto que le hizo voltear de golpe con una mirada de extrañeza dibujada en su cara.

 

-¿Que?-  dijo el pelinegro volteando a verlo al notar su acción tan rápida, y realmente ignoraba el por que de ella sin saber lo que había iniciado. En su cara la ignorancia, en sus ojos la inocencia y en su mente la interrogante para conseguir un por que.

 

-... Nada- dijo secamente encogiéndose de hombros y volviendo su vista al televisor.

 

La hora paso ligera. Gaara fue encontrado por los guardias y echado fuera del castillo 11 veces, poniendo a prueba su ya escasa paciencia y obligándolo a volver a intentar. Se encontró otras dos veces con aquel búho. Fue acecinado 3 veces por las gallinas, la primera por error y sugerencia maliciosa de Lee y las otras dos por mera diversión viendo al pobre elfo huir de la cantidad espantosa de gallinas que le atacaban dejándole sin poder hacer nada. Estuvo dando varias vueltas entre la villa Kakarico, el mercado y el bosque Kokiri; de hecho en el ultimo se perdió varias veces en Lost Woods al dar con entradas equivocadas y ya en el final de la hora se encontraba en la puerta a la montaña de a muerte... pero por ahora ahí quedaría la ayuda de Lee, porque ya era tiempo, era hora de irse. Gaara dejó de jugar mientras Lee, vistiéndose, le dio unas pocas indicaciones para lo que hiciera... no intentaba pasarle el juego, solo que esta vez volvería en cuatro días, así que mientras no estaba le daba los pasos siguientes para que se guiara solo y terminara el segundo templo, la caverna de los Gorons.

 

-Ya tienes la canción de Saria, ve y tócala delante de Darunia y... bueno-miro el reloj que se acababa de poner para percatarse de la hora- tu sabrás que hacer.- sonrió un poco, confiado en que Gaara podría avanzar muy bien ya sin su ayuda, al menos por el momento. Por un segundo se vio tentado en seguir dándole información pero sentía que echaría a perder la esencia del juego.

 

Después de revisar el traje y ver que estaba todo en orden tomo sus zapatos negros totalmente pulcros en su mano izquierda y se acercó a Gaara, quien seguía sentado aun con el control en la mano, con ternura le regalo un beso en los labios y alejándose un poco le dijo:

 

-Nos vemos en cuatro días.- dio la media vuelta y se fue no sin antes de cerrar la puerta decir- mucha suerte Gaara-san-

 

Esta bien... eso fue extraño, Gaara se quedo un poco inquieto por eso pero al instante volvió a sus asuntos. Mientras jugaba reflexionaba un poco, bien sabia que Lee era diferente a los otros clientes y se le notaba en las formas en que lo trataba y le hablaba, como lo acababa de hacer, de hecho era el primero que lo trataba así y con facilidad pudo notar hace algún tiempo que Lee sentía algo hacia él, porque cada vez se volvía mas intimo en su forma de tocarle, acariciarle, besarle... en fin. No sabría definir que ese sentimiento que Lee irradiaba fuera mas que atracción, o que le gustaba, o que lo quisiera, o que lo amara.. sinceramente esperaba con todo su ser que no fuera lo ultimo porque seria un problema grave. El problema real era que aunque le agradaba, sentía que se estaba apegando demasiado, creando lazos que realmente no existían, que él mismo se figuraba... definitivamente buscaba una relación en el lugar equivocado... si quería algo así le hubiese sugerido que fuese a un grupo de cualquier cosa, o se fuera a un bar, una discoteca...

 

Siguió jugando dos horas y media más hasta que llego un cliente, pero esta vez se aseguro de apagar el televisor rápidamente, de todos modos el juego se quedaría exactamente igual, cuando se fuese solo seria cuestión de prenderlo y seguir jugando.

 

Lee ya reflexionando se sintió un completo tonto, eso que había hecho... pagar por jugar un videojuego que había pasado decenas de veces y que tenia en su departamento... se sentía tan patético; pero realmente en el fondo no se sentía mal, ni arrepentido, había pasado un buen momento con Gaara y seguro en los próximos cuatro días volvería a pasar.

 

Sobre Gaara... sobre el no tenia mucho que pensar realmente, constantemente se preguntaba que estaba haciendo, el que estaba pensando, el que estaba sintiendo, porque muy a su pesar noto que un sentimiento creció hacia ese callado chico... talvez ahí se notaba la inmadurez que aun le acompañaba.

 

-“Enamorarme de alguien por el sexo?”- se reprochaba en el pensamiento, pero calló en cuenta de su error –“ bueno... no tanto como enamorarme”-sabia que se engañaba a si mismo corrigiéndose, pero se negaba completamente en aceptar que era tan estúpido como se sentía.

 

- - -

 

Durante cuatro días siguió jugando aquél juego, varios contratiempos que le obligaron a dejar de jugar un rato, pero para su suerte pudo resolverlos y así seguir con la historia. El jueguito había resultado ser muchísimo mas complicado de lo que creía y había sido en un principio, no solo se trataba de resolver acertijos, sino de hablar con personas, investigar, conseguir información, ayudarles... en fin, lo termino considerando un auténtico jueguito jode-vidas, pero aparte de todo le resultaba bastante adictivo, aunque a veces le obligara a dejar de jugar.

 

Definitivamente no era nada que Gaara no pudiese manejar, era bastante intuitivo e inteligente... tampoco era tanto reto.

 

Era innegable, un par de veces, muy a su pesar, Gaara tuvo que volver a hacer los avances, pues no podía evadir el hecho de que estaba en horas de trabajo y llegaban los clientes a veces desesperados, de hecho dos veces lo tomaron y lo arrojaron a la cama sin ningún cuidado para hacer lo que debía, pero el hecho era que al mover bruscamente el juego se trababa o se apagaba, en una ocasión no logro soltar bien el control y la consola cayo al suelo, se sintió afortunado al saber que no se había descompuesto. Pero el volver a hacer las cosas, desde la ultima vez que havia salvado el juego le molestaba mucho, por eso, después del primer percance guardaba el avance cada vez que podía

 

-“Por si las dudas”-

 

Pero notó que inconscientemente pensaba en Lee, de hecho esas dos ocasiones sintió que le decepcionaría de alguna manera. Aunque de esa manera con frecuencia lo recordaba gracias a los “¿que habría dicho?”, “¿que habría hecho?”, “si estuviera aquí” o “si me hubiera dicho”. Agradecía a cielo que podía volver a hacer lo perdido, ya una vez hecho la segunda era mas fácil. Pero de igual manera se sentía maolesto por eso.

 

Sin querer, ese juego se volvió rápidamente en un habito conformado con : Jugar-trabajar-jugar-trabajar; así de una manera intermitente todo el día. Y desde el día en que Lee estuvo en su habitación hasta entonces el tiempo flotaba tan suavemente que apenas lo notaba.

 

- - -

 

Con pasos acelerados Lee se aproximaba a la habitación numero 8, ni siquiera recordaba haber saludado a Tsunade al momento de entrar. Ya se estaba quitando el saco gris azulado que combinaba con sus pantalones durante el camino. Tocó y entro a la habitación igual de veloz, como si entrara a su propia casa aventó sin cuidado su saco a la silla donde siempre acomodaba su ropa y se aventó en la cama de espalda arriba.

 

-¿Como vas?- dijo sonriente acercándose a Gaara que hoy estaba con unos pantalones de mezclilla azul oscura que ni siquiera se tomo la molestia de cerrar, por lo tanto dejo ver su ropa interior negra; no tenia camisa puesta.

 

Lee se desanudo la corbata de seda, se la quito y la aventó hacia algún lado que no supo exactamente donde cayó, se acercó hacia Gaara y le tomó de la cabeza para darle un beso en la boca, y hasta ese instante Gaaara había volteado a ver directamente a Lee. Quedo recargado en sus codos en el filo de la cama entrelazando sus manos en el aire y viendo el televisor. Amplió sus ojos lo mas que pudo, quedando por unos segundos sin palabras.

 

-¡¡¡No es cierto!!! ¡Ya estas dentro de Lord Jabu Jabu! No... ¡¡no te lo puedo creer!!- Gaara apenas le dirigió una inexpresiva mirada y continuó – ¡Wow! Si que eres veloz, ¿no batallaste en hacer que el rey Zora se moviera?

 

-Si-

 

-¿Y no te atoraste en ninguna otra parte? ¡Por dios! En cuatro días... enserio no te la creo - seguía Lee impactado por ser la primera vez que el chico jugaba Zelda y en solo tres días había llegado ahí... era impactante. – Lees lo que los personajes te dicen, ¿verdad?-

 

-Si-

 

-¡Con razón!... hahaha yo batallé mucho porque me saltaba los textos, y aprendí a la mala- decía un poco avergonzado. Y aunque ninguno lo dijera, Lee sabia bien que ese juego no era solo leer, en absoluto, sino que tenia que investigar, intuir, descifrar... Gaara era sorprendente. Por un momento llegó a pensar que su ayuda no era indispensable.

 

-Los ojos de la caverna Dodongo... que estupidez... dí como tres vueltas al templo... no habia salida- Gaara por fin musito con grave voz algo que sobrepasara un monosílabo.

 

-¿Ah?... ¡ah, si! La caverna Dodongo, jeje si, tiene uno que otro acertijo bastante complicado, pero que bueno que no te quedaste estancado ahí... Recuerdo que ahí casi lloro sangre con el Rey Dodongo... es que, enserio, es un abuso.- Ahora definitivamente a Lee no le resultaba ningún reto no solo pasar el templo, sino todo el juego, pero rememorando lo que batallo cuando lo jugo por primera vez. Sentía como si hubiese sido ayer.

 

-No es tan complicado, solo...-

 

-Si, ya que le encuentras el truco, antes es todo un problema... y aun así- Le resultaba difícil mentir y no podía ocultar el pésimo jugador que alguna vez fue y que a veces daba la clara impresión que seguía siendo.

 

Esta ves Gaara no pregunto si tendrían sexo durante esta visita,  no era su problema. Pero fue tan imperceptible la confianza que emanaba Lee junto con un incentivo a desinhibirse que sin siquiera sentirlo comenzó a platicar un poco más, a comentar, quejarse... expresarse. Para cuando se dio cuenta le había soltado una sonrisa a Lee, cosa que claro, retiro nomás cayo en conciencia. Tampoco era que ya fueran amigos u otra cosa, pero por primera vez había una especie de comunicación, aunque esta fuese tan simple como hablar de un juego.

 

-“¿Pero como se le ocurre?”- pensaba Gaara mientras sonreía viendo con una especie de reproche a Lee que acababa de hacer una ridícula analogía entre las gallinas y Tsunade.

 

Lee descubrió ese día que le gustaba esa pequeña sonrisa de Gaara, mas que nada que hubiesen visto su profundos ojos antes.

 

-¡Dios! Gaara, dime si no se ve guapísimo... al parecer los añitos le sientan bien a ese pequeño sexy elfo Link- Lee, indiscreto como siempre, veía cierta escena donde el héroe de Hyrule al estar en el templo del tiempo y hacerse de la Espada Maestra, se trasporta a un tiempo futuro donde todo es destrucción pero le afecta asi mismo ese tiempo y crece haciéndose mas maduro en el proceso.

 

Gaara le miro escéptico.

 

- A mi no me da confianza, ¿sabes?... la falda-

 

- ¡Túnica!-

 

- Lo que sea... ya era demasiado; ahora le ponen medias y aretes, a mi no me engañas, tu eres un hetero reprimido, Lee- termino en tono irónico que solo al terminar la ultima vocal volteo su rostro sabiéndose triunfante hacia el televisor.

 

El pelinegro quedo simplemente boquiabierto... y si alguna vez pensó que todo tenia una respuesta, ahora Gaara le arrebataba la oportunidad... y a falta de palabras:

 

-¿No se suponía que estabas jugando?- Solo le quedaba un horrible y deprimente intento de reprimenda. Era tan triste.

 

Ese día hubo mucho avance. Durante las siguientes semanas Lee se siguió presentando frecuentemente, cada dos o tres días, a lo mas cuatro, y aunque iba a ayudar al mas chico, de vez en cuando lo dejaba complicarse la existencia con algún complejo acertijo o un detalle que no notó.

 

Y no solo estaban para juegos, en varias ocasiones si tuvieron intimidad, pero ningún día dejaron avanzar en el videojuego...

 

Y notaron algo curioso que no mencionaron, que probablemente no mencionarían, esa intimidad que experimentaban , además de serlo, era cercana, tibia, lo había notado paulatinamente, porque no solo eran carisias y penetración, sino que ahora se entrometían los besos, las graves y susurrantes palabras al oído, sonrisas en el acto, manos entrelazadas, calor y, sobre todo, miradas. Miradas profundas y largas, clavadas, cargadas de significado que no querían descifrar por el bien de la situación, de SU situación, de ellos mismos y cada uno.

 

Gaara ya contestaba los besos en la bienvenida y al momento de despedirse, ambos con la promesa de volver pronto.

 

Siempre... siempre ambos contaban con ello.

 

Unas semanas habían hecho mucho con ellos y no sabían con que motivo. Pero en ese tiempo no simplemente comentaban tonterías o eventualidades, también se conocieron, muchas veces profundizaron en lo que era el otro con muchas dificultades... e inevitablemente supieron que tenia un historia.

 

Lee descubrió que Gaara desde hacia 8 años estaba en ese trabajo, que inicialmente fue para ayudar en la casa porque le exigían aportar dinero, pero le abandonaron. Ignorando los sacrificios del joven, sus hermanos, su padres y su tío se fueron a otra ciudad con una bandera de un honor que no tenían, tachando de que Gaara era una vergüenza por lo que hacia... por la manera en que conseguía dinero para que comieran, para que pagaran medicamentos, para los servicios básicos, para vestirse... pero al parecer, igual, no importo. Al estar solo Gaara decidió quedarse ahí pues, aunque su trabajo no era el mejor, le cuidaban, tenia techo, cuarto, casa, tres o mas comidas al día, “compañía”, y dinero.. bueno, el dinero algún día encontraría que hacer con él.

 

Por otra parte Gaara descubrió que Lee también había perdido a su madre y su padre como trabajaba mucho lo veía muy escasamente, independientemente lo quería muchísimo. Estaba en una condición acomodada, donde el dinero nunca faltó y en las escuelas que estudio fueron las mejores posibles, pero aunque su desempeño era elevado, era totalmente inversa la capacidad de relacionarse y sí no era porque le ofendían por su físico era porque le rechazaban por la manera que destacaba en clase; cosa que causo que se encerrara, que se empeñara a ser el mejor a cualquier costo, así fuese su propia vida social, pero a cambio se la pasaba en su casa y los que estaban con él eran los videojuegos. Torres y torres de videojuegos, de las consolas recientes era lo que le rodeaba, y realmente no le molestaba en absoluto.

 

Ya habían dejado de ser cliente y trabajador, se habían vuelto Lee y Gaara, no les molestaba, Pero mejor era que nadie en el lugar supiera sobre lo que se había vuelto su historia, su burbuja, su mundo. Lee estaba seguro que Tsunade sospechaba algo, pero tampoco le quitaba el seño. Estaban juntos y se divertían, sentían que no necesitaban mas.

 

... Y no supieron en que punto dejo de ser trabajo.

 

- - -

 

-Ya me tengo que ir Gaara-san, ahí te quedas con el templo de las sombras para ti solito, cuidado que es muy engañoso, suerte, acuérdate que le prometiste a tu futura esposa Ruto que salvarías Hyrule, no le puedes quedar mal- decía Lee sonrientemente ocupándose de sus asuntos para retirarse.

 

-¡Cállate! que ella acosó y obligo a Link, no a mi-

 

-¿Ah? No, claro que no, ¿como se llama tu cuenta?-

 

-Hay no seas ridículo-

 

-¿Como se llama?- insistía burlón

 

-“Gaara”, pero se refiere al...-

 

-No, nada, ahí la princesa Ruto le decía a Gaara que se casarían, no quieras escaparte-

 

-¡Ay por dios!, si hasta lo siento como una ofensa-

 

-Jejeje, ya me voy ahora si, are lo que pueda para venir mañana, ¿esta bien?- Rock Lee se acerco terminando de vestirse al joven que tenia ya un buen tiempo el control en la mano, se agachó un poco colgándose la corbata sin amarrar en su cuello y se dirigió hacia donde Gaara para darle un beso en los labios, bastante simple.

 

Gaara Le tomo del cuello e intensifico un poco mas el contacto; con su otra mano tomo ambas partes de la corbata de Lee y al cortar aquel delicioso intercambio de sabores Gaara lo haló hacia sí y muy de cerca dijo en un susurro:

 

-Te espero-

 

Lee le miró cautivado a los ojos y le propino otro instantáneo y pequeñísimo contacto, se agacho para sacar su cabeza de a corbata dejando a Gaara con la misma en la mano.. seria la separación definitiva por ese día.

 

- Yo siempre vuelvo... – Se dio la media vuelta con su traje oscuro Calvin Klain y recogiendo del suelo su maletín negro de cuero se volvió con la mano ya en la perilla- ¡Ah!, se me olvidaba, por favor... ¡por favor! raciona las flechas y la magia, ¿por dios!... las necesitaras. Cuídate.- Cerro la puerta tras de él, divertido por el reproche hacia el pelirrojo.

 

Lee ni siquiera vio acercarse a aquél hombre moreno de aproximadamente dos metros que choco contra su hombro haciéndole voltear sorprendido y para su desdicha, noto solo su espalda que se introducía rápidamente en el cuarto de Gaara cerrando sonora y fuertemente la puerta tras él.

 

Se quedo viendo unos segundo aquella puerta, como hipnotizado, no veía nada en particular, al parecer hasta su mente se paralizo, pero de manera contradictoria mil y un pensamientos difíciles de descifrar pasaron por su cabeza. Con un parpadeo volvió en sí, y silencioso se dirigió a su desolado hogar.

 

Al día siguiente volvió, como lo había prometido y sintiendo que no tocaba el suelo se dirigió primeramente a la caja impaciente para que le dieran su cambio y poder ir con Gaara, al momento que le dieron el cambio se volvió presuroso y comenzó a caminar con velocidad increíble a la habitación del joven cuando sintió que una mano le detuvo en seco tomándole del brazo, Lee volteo contrariado y se topó con que quién le detenía era la misma Tsunade:

 

-Señor Rock Lee, buenas tardes...-

 

- ¿Que necesita?- respondió cortante, tenia prisa. Tsunade se mostró sorprendida, él nunca le había contestado de esa manera.

 

-S-solo quería preguntarle si... – se sentía nerviosa, la mirada punzante de Lee le incomodaba, nunca habría imaginado que ese chico tan amable y cálido podría resultar tan duro – si hoy no apetecía estar con alguien más. Estaba pensando en ofrecerle a unos de mis chicos mas costosos por el mismo precio que el de Gaara, o si quiere dos, no se preocupe es oferta especial de la casa solo para usted- termino sonriente.

 

Con suspicacia Lee miraba a Tsunade, era extraño, ella nunca bajaba el precio de sus trabajadores, es mas, resultaba ridículo creerle y.. irremediablemente le daba a entender que mucho tenia que ver esto con Gaara.

 

-¿Que paso?- dijo serio.

 

Tsunade quedo pensativa, Lee nunca había estado con ningún otro chico, no porque no pudiera o le faltara dinero, sino que el quería estar con Gaara, varias veces cruzó por su cabeza que había algo mas... por eso mismo le entró el pánico en ese momento, paralizándola, sentía un poco de miedo por el riesgo de perder a uno de sus clientes mas asiduos.

 

-¿Que paso?- dijo insistente, ahora separando un poco mas las palabras para enfatízalas causando así un mayor impacto combinado con una mirada mucho menos paciente. El silencio de Tsunade no auguraba nada bueno.

 

-Gaara no esta en servicio... ni siquiera aquí, y no estará disponible, como mínimo en un mes...-

 

-¡Pero si lo vi ayer en la noche! ¿Que paso?- en este punto ya se había exasperado mas de lo aceptable, obligándose a interrumpir la explicación de la voluptuosa mujer rubia.

 

-Déjame terminar quieres, esta horita en el hospital, lo que paso fue...-

 

-¿¿¡¡QUE!!??- exploto- P-pero... ¿como?... ¿que?- Una frustración inexplicable se alojo en sus ojos y comprendió que no quería saber el porque, no ahora.- ¿En que hospital esta? ¿En, en que habitación?-

 

Tsunade se mostró sorprendida, ¿podía ser que estuviese tan desesperado por tener relaciones con Gaara estuviese en el estado en que estuviese?

 

-No Señor Lee.. ya le dije que no va a estar disponible, y eso no cambiara en el lugar en el que se encuentre, así que, por favor...-

 

-¡No! – Tsunade se preguntaba si alguna vez le dejaría terminar una frase- ¡¿Cree que soy tan depravado como todos sus clientes?! Exijo que me responda- A ese puno ya se encontraba completamente furibundo y Tsnunade no ayudaba. Y tanto fue su enojo que hablo mas de la cuenta, notó que no midió sus palabras y repuso:- ... por favor... Juro por Dios no hacerle nada. Solo.. solo quiero saber donde esta, si esta bien... por favor Tsunade-san- al final, sin querer, se convirtió en una plegaria desde lo mas hondo del corazón.

 

Tsunade no sabía que pensar, de un lado estaban los estereotipos que desde hace ya muchos años se había creado de sus clientes, sus propias políticas, experiencia, y del otro, ese joven rogándole con todo su ser que le ayudara a salvarse de un hoyo de incertidumbre y, al parecer, desdicha.

 

Por loco que sonara...

 

- Esta en el hospital de “La salud para todos, Oeste”, se encuentra en recuperación, en el tercer piso habitación 346, Sabaku No Gaara- Ya solo quería que Lee se fuera, ese momento era incomodo. No había más.

 

Lee abrió sus ojos fascinado, por fin se entero del nombre completo de Gaara... y era bello... como una ornamenta majestuosa a esa tintineante música que sonaba el nombre “Gaara”. Sin pensarlo mucho tomó a Tsunade por los hombros y le beso simplemente la boca en un mero gesto de agradecimiento para después salir corriendo hacia su Jeep Rubbicon verde oscuro y a toda velocidad se dirigió hacia el hospital.

 

-“Piso tres habitación 346, piso tres habitación 346, piso tres habitación 346, piso tres habitación 346...”- olvidar era lo ultimo que le podía pasar así que se repetía una y otra vez, si era necesario hasta el cansancio aquellos datos tan importantes.

 

A una velocidad cercana a los 70 kilómetros por hora se mantuvo durante la mayoría del trayecto, intento en su mayoría tomar calles contiguas para así poder avanzar a mayor velocidad, ya hacían las 8:45 de la noche y para la suerte de Lee el trafico no era excesivo. Tres semáforos de cinco se paso en alto y con un zigzagueo bastante agresivo podría haber sido presa fácil para cualquier policía de transito , pero al parecer ese día se encontraba con suerte... relativamente hablando.

 

Dejando mal estacionado el auto en un parquímetro de una hora, ni siquiera se digno a pagar, solo se fue corriendo lo mas rápido que pudo hacia el hospital que quedaba a una cuadra de distancia. Cualquiera que lo hubiese visto hubiese jurado que era una situación de vida o muerte, o peor. Pero en esos momentos Lee no podía pensar en otra cosa que mover sus pies a la mayor velocidad posible, de hecho... no estaba seguro de haber puesto el seguro al auto.

 

-“No es importante”- pensó divagante y agitado.

 

El hospital se encontraba lleno hasta el tope, como era habitual y sería complicado imaginarlo de otra manera. Esquivando a la gente a su pasó, se encamino sudoroso a la recepción.

 

-“Piso tres, habitación 346...”-

 

Para variar se encontraba la recepción llena de gente alegando y exigiendo atención, sabía que sería una tarea difícil. Pero movería cielo, mar y tierra para entrar... y juraría hacerlo.

 

Su espacio personal se vio desaparecido en un segundo y empujando personas se abrió paso hacia el escritorio de la mujer ya entrada en años que se encontraba ahí sentada con una parcimonia brutal, ni siquiera levantaba la mirada y solo estaba atenta a sus papeles, emitía oraciones de vez en cuando escuchando las quejas de todos. Lo mas que podían ver los pacientes era su oscura y poco comunicativa cabellera rizada. Se podía palpar la frustración en el aire.

 

El bullicio llenaba los oídos de todos los presentes y ninguno se echaba atrás. Se escuchaban ente peticiones de información hasta exigencias de las mismas.

 

Lee por su parte se encontraba aun batallando para poder llegar hasta la mujer, no decía ni una sola palabra, ni siquiera los corteses “con permiso” abandonaron su boca, porque sabia eran inútiles.

 

Tras muchas complicaciones llegó hasta la trabajadora y comenzó a pedirle que le diera un permiso para entrar al tercer piso en la habitación 346 con el señor Sabaku No Gaara, que era amigo cercano, pero sorprendido porque ni siquiera le veía lo repitió tantas veces como pudo y ni una sola tuvo el mas mínimo efecto. Resultaba tan exasperante. En un acto que nunca hubiese esperado de sí mismo tomó la cabeza de la mujer y viéndola a los sorprendidos ojos le emitió de nuevo esas palabras, ni una más, ni una menos, solo añadiéndole un intencional remarcado en el “por favor”.

 

La mujer aún impactada y aún indignada ante esa acción le dijo que si tenia su identificación y, si era así, que llenara una forma que simplemente sacó de un cajón a su derecha. La mujer se quedo con la identificación mientras Lee descubría lo infinitamente desesperante que era toparse con una pluma que se negaba a cooperar, después de unos cortos segundos le dio la pequeña forma, ella desganada la tomo y checo la información con la tarjeta, dirigiéndole una punzante mirada de desagrado le dio la misma forma que solo necesito un sello color púrpura para ser valida junto con su identificacion.

 

Lee agradeció dudoso y salió lo mas pronto posible de ese lugar sin notar como le había tumbado el bolso a una joven. La trabajadora después de que el pelinegro se hubiese retirado hizo una llamada pidiendo a un hombre de seguridad ahí, no quería que un altercado como aquel volviese a suceder.

 

Presuroso se movió entre las paredes blancas y azules, viendo las puertas, buscando un numero, sabia que en un hospital lo mas prohibido del mundo era correr pero... pero esto era extremo, así lo sentía, creyó por unos instantes que sus pies ya no se movían por un comando de él, sino por Gaara. Y mientras se acercaba cada paso la incertidumbre deba bocados mas grandes, gigantescos, comiendo su tranquilidad y cordura.

 

344*

345*

346*

 

Por fin dio con la habitación compartida y sin pensarlo se adentro, al parecer la tercera cama, la de Gaara se encontraba al final de la habitación. Cada cama se encontraba dividida por una cortina de riel color azul y las paredes, las dos camas a su derecha tenían a un paciente en cada uno, talvez acompañados por dos personas. Al pie de cada cama se encontraba su estado e información recopilada.

 

De pronto se paró súbitamente, y por su mente paso la idea de que talvez... a Gaara no le importaba que lo fueran a ver... que fuera él. ¿Y si le molestaba?, ¿y si siempre fingió que le agradaba su presencia allá para que fuese mas seguido? ¿Y si se enojaba por verlo ahí?... ¿Y si no lo resistía?... no, de eso Lee estaba seguro; no lo resistiría.

 

Dándose valor se dirigió con pasos muchísimo mas controlados hacia la ultima cama. Y ahí se encontraba Gaara, tal como Tsunade le había dicho; se encontraba boca abajo, recargado en sus codos, ojeando sin ningún interés una revista de variedades que tenia en las manos. Portaba una bata verde azulada muy clara, talvez por el desgaste de vieja; una sabana color blanco le cubría hasta arriba de la cintura. A diferencia de los otros pacientes, Gaara no se encontraba acompañado y lo mas cercano a eso era un reproductor color rojo que se unía a sus oídos gracias a unos audífonos negros.

 

El pelinegro dio unos pasos mas, avisándole sin querer a Gaara de su presencia; volteo apenas inclinando su cabeza y notó que se trataba nada mas y nada menos que de Rock Lee de pie, procurándolo, en el mismo lugar donde él, en una situacion tan diferente  de lo usual, así fue la impresión que no pudo evitar caer en shock y solo voltear más deliberadamente a verlo.

 

De nuevo se encontraba con su traje, pero esta vez no contaba con el saco, solo tenia puesta su camisa blanca y sus pantalones negros rallados casi invisiblemente con líneas delgadas y grises. Aunque intentaba verse sereno, se podía translucir una agitación; además que lo apenas desacomodado de su cabello, la delicadísima capa de sudor en su frente y lo desencajado de su rostro lo delataban.

 

Pero sus ojos era curiosos, diferentes a los que siempre havia viso en Lee; siempre habían sido claros, puros, transparentes, podía predecir lo que sentía, lo que diría y al parecer a Lee no le molestaba que lo hiciese, pero hoy, no podría descifrar nada, era una combinación de una serie de cosas que volvieron su mirada difusa.

 

- No tienes por que estar aquí...- no encontró palabras mejores y volvió a su posición original aventando la revista que tenia en las manos sin cuidado a su lado izquierdo chocando contra la pared y cayendo finalmente al suelo. Aún sin nada ya en las manos mantuvo su posición, solo esperaba. Tampoco había dejado en totalidad su transparencia.

 

-Lo sé...-después de un pequeño impacto por las palabras que externo Gaara, no podía dejar de explicar las mas sinceras razones– pero quiero estar aquí.-

 

-Horita no puedo hacer nada aquí, vete y espera a que pueda atenderte bien.-

 

- Eso no importa, de hecho... desde hace algún tiempo no lo hace, ¿no lo has notado? sé que lo sabes Gaara.- Un profundo silencio se posó entre los dos chicos, ¿eso podría definirse como un paso?, no tenían idea, pero estaba seguro de que Gaara sabia exactamente de lo que halaba, pero de lo que no era a donde llegaría diciendo esto, realmente.

 

Ambos sabían la pregunta obligada...

 

Lee sabia que no había necesidad de articularla. Y Gaara sabáa que no había manera de eludirla.

 

- No es la primera vez que estoy así, no sobre-actúes... no seas ridiculo -

 

-¿Qué te paso?- Lee seguía al pie de la cama y Gaara le seguía dando la espalda.

 

-Nada que no aya sobrepasado antes. No importa.-

 

Lee esperaba que Gaara le dijera, estar en el hospital no era cualquier cosa y ni siquiera en esa situación podía decirle directamente que le pasaba, eso era tan.... frustrante; rara vez lo hacia contestando sinceramente a la primera, pero, ¿ni siquiera ahora?. Obligado tomo la información que colgaba de los pies de la cama y sin leerla se dirigió al asiento al lado izquierdo de la cama y se sentó. El pelirrojo notó lo que llevaba en sus manos, y se cuestiono porque le había preguntando teniendo la información ahí de igual manera.

 

El empresario comenzó a leer las hojas que se encontraban unidas al metal con una pinza, lo ojeo un poco, sabiendo que Gaara había notado el hecho, y comenzó a leer.. menos k leer pasar su mirada sobre las letras. No tardo mas de 3 minutos y perplejo, solo pudieron retenerse tres palabras en su cabeza, las cuales eran :

 

 “Desgarre”

 

“Reconstrucción”

 

“ Anal”

 

Y eran mucho mas que suficiente.

 

Según la documentación Gaara ya había sido sometido a cirugía y que el tiempo de recuperación podía varia entre tres semanas y un mes y medio, dependiendo del caso y los cuidados. Ahora si tenia sentido en la posición que estaba acostado y le remordían las palabras que antes le había dicho “ no es la primera vez”. Era triste, pero nada que pudiera cambiar, para su desgracia.

 

Gaara se mantuvo en silencio, las palabras eran algo incomodo en ese momento, las palabras no eran lo suyo, lo había dejado muy claro antes, y dar lastima no era de sus pasatiempos favoritos, así que solo se mantenía recostado en sus brazos ahora entrelazados al frente, viendo hacia la misma dirección precisamente a la nada. No diría “no te preocupes, después de la tercera vez que vienes aquí, las siguientes no causan tanto pánico”... no era su estilo.

 

- Fue el que entro justo después de mi, ¿verdad?-aún no chocaban sus miradas, Lee mantenía la propia aún en los papeles sin leer absolutamente nada.

 

-No importa... – Dijo Gaara intentando evadir cualquier respuesta concreta. Volteo a verlo, serio.

 

-Mmm.. ya veo- un poco inconforme también regreso la mirada y sonrió un poco, acababa de caer en cuenta que es lo que faltaba.- ¿Y como estas?- dijo tranquilizado, su mirada había cambiado, ahora esa suave, no lastimera, sino tierna, estaba feliz de estar ahí, al lado de Gaara.

 

-... Vivo... al parecer- contesto seriamente irónico.

 

-No puedo pedir más para estar agradecido- Realmente en su posición no se encontraba muy alejado de Gaara, aún así se acerco lentamente buscando su rostro, como si nunca se hubiesen acercado así antes, lento y cuidadoso; se besaron muy suavemente, ambos cerraron los ojos y se dejaron llevar por unos segundos, al separarse Lee mantuvo sus ojos cerrados mientras Gaara ya le veía – No te había dado ningún beso desde que llegue, ¿verdad?- abrió lentamente sus ojos para encontrarse con los de Gaara.

 

-No, preferiste regañarme primero- el falso reproche lo llevó a voltear su rostro hacia el lado opuesto.

 

- No... yo solo quería saber que te paso Gaara, sabes que nunca te molestaría a propósito- siguió con el juego mientras como un felino se estiro para pasar una de sus manos sobre su espalda y otra bajo su cuello para abrazarlo. Toda la ridícula sobre dramatización aligero el ambiente  y Gaara aún jugando se digno a voltear serio, tan endurecido como de costumbre.

 

Lee incapacitado para decir algo que pudiese borrar esa cara del rostro solo pudo atinar a decir:

 

-Que tanta movilidad puede tener?-

 

-¡¿Aquí?!, ¿eres estúpido? Te dije cuando llegaste que no podríamos hacer nada- Le extrañaba que Lee insistiera, y más aún sabiendo que estaba en esa situación, él nunca se había portado apresurado así, o de tal manera, siempre era muy comprensivo.

 

-No, ¿te puedes mover un poco y luego quedar en reposo de nuevo?... sabes que olvídalo- Lee se puso de pie. Gaara pensó por un segundo que se iría por no haber podido hacer nada, pero el pelinegro se acercó de pie al más joven y de los hombros lo levanto un poco, sin separarlo completamente de la cama, con excesivo cuidado y precaución de no hacer movimientos bruscos Lee metió sus pies a los lados de las piernas de Gaara y se introdujo justo debajo de su cuerpo.

 

La sabana nunca dejo de cubrir a Gaara que tardo un poco en comprender la intención. Ahora ambos estaban cubiertos, las piernas de Gaara seguían relativamente cerradas y embonaban perfectamente entre las de Lee. Gracias a la gravedad y su atrayente magnetismo hizo que el pelirrojo quedara de lleno sobre Lee y no podía hacer nada para aminorar su peso sobre el otro, y ni que lo quisiera. Sus rostros quedaron muy seca, claramente invadiendo el espacio personal, uno frente al otro. Lee no tardo absolutamente nada en buscar la mano de Gaara, y con su izquierda tomo la derecha del pelirrojo, quedaron unidas a la altura del rostro de Lee, apoyadas en la suave y blanca almohada.

 

Lee notó algo en la muñeca de Gaara, unas marcas de ataduras, con colores rojos, púrpuras y pequeños tonos verdosos se quedaron impregnadas en su blanca piel que tan blanca y pura era que solo pudo ser el pizarrón mas claro y perfecto; no quiso mencionar nada, pero era bastante lamentable que por su trabajo terminara con heridas que podrían suponerse en un excesivo abuso.

 

Gaara se percato de eso, y sin decir nada le dio otro fugaz beso y coloco su rostro sobre el hombro de Lee, cerrando sus ojos y recostándose completamente sobre aquel cálido y preocupado cuerpo. Esas marcas se crearon con la misma corbata de Lee, que había dejado esa noche, Gaara la guardaría aún con el cariño que le tenia, pero aquel hombre que estuvo manteniendo relaciones con él durante dos horas no le dio oportunidad de nada, justamente por eso Gaara nunca dejaba nada a la mano cuando alguien cliente llegaba... y apenas ese día que lo había hecho, no había tenido la oportunidad...y le tuvo que suceder eso. El sujeto aquel solo llegó y lo aventó a la cama, al ver el listón verde sedoso en su mano lo ató fuertemente a la cama para hacer lo que al parecer le ungía y...

 

- Ni siquiera pude salvar... o apagar el juego- Dijo a la nada.

 

- Hahaha, Gaara no importa, la importante es que estas... relativamente bien- Dijo sonriente queriendo tranquilizar y calmar un poco al joven sobre él. – Lastima que hoy no vamos a poder conseguir diversión. ¿Te fijas? De eso nos perdemos porque estés discapacitado y me montes los cuernos... que tragedia- dijo lascivo y sobre-dramatizando, para variar.

 

Gaara captando esa broma dirigió sus manos un poco mas debajo de la cadera de Lee degustando con su tacto las deliciosas formas que se interponían en su camino, conocidas ya de memoria; sujetándolo por los dos lados fuertemente, lo mas cercano a su trasero que pudo e inclino su cabeza para que quedara su boca sobre el cuello del mayor.

 

-Que no podamos divertirnos por “aya” no quiere decir que no podamos entretenernos por “acá”, ¿no crees?...- termino lamiendo el cuello bronceado de la manera mas insinuosa que pudo y aprovechando la oportunidad succionó un poco para plasmar en aquel cuello una marca que le dejaría presente por días. Lee apenas soltó una risa tímida, ese sentir le causaba muchas costillas, era raro que Gaara lo hiciese, y cuando pasaba, aunque tuviese todas las cosquillas del mundo Lee no intentaba alejarlo o que parara ese tan sensual contacto.

 

-No se trata de eso... aunque...- se mostró pensativo- sé que no podrías aguantar mi ritmo, aunque yo...-

 

-Espera, ¿qué dijiste? ¿Estas comparando la capacidad de aguante de un hombre como yo con un amater como tu?-

 

-No dudo de tu experiencia Gaara-san, hehhehehe, pero déjame terminar, ¿quieres?... Aunque estoy seguro que no podrías aguantar mi ritmo, no me negaría ni me molestaría cambiar esos papeles si fuese lo que tu deseas Gaara... pero ahora estas incapacitado para cualquier cosa, así que no podemos aunque queramos... por hoy te vas a perder de este cuerpecito- Haciendo gala de toda su política y palabrería, aunque ciertamente verdadera, sintió que por primera vez tomaba en serio y podría aceptar entregarle su entero ser a otro.

 

Gaara no objeto nada, ni se inmuto siquiera, en sí mismo le conmovió un poco que Lee se predispusiera a dejarse en sus pálidas manos para cuando lo desease... pero como había dicho, fue solo un poco. Ya no quiso seguir con aquel tonto juego y recostó su cabeza en Lee y en silencio se quedaron los dos, Gaara queriendo descansar de se día tan agotador y Lee solo deseoso de seguir viendo con esa mirada clavada en el pelirrojo cabello a ese joven,  de alguna manera viéndolo ser... él, ya sin toda esa presión de estar en aquella seductora casa, o cerca de esa sugestiva cama.

 

El calor que ambos despedían ya lo estaban comenzando a percibir, un calor tan abrasador y reconfortante, pero ni aún así soltaron ese delicado abrazo en el que estaban sumergidos ambos concientes de las sensaciones externas y más aún, de las internas. Al menos Lee, que desde hace días atrás, precisamente venia siendo acosado por un pensamiento, mas bien una decisión que podría cambiar el rumbo de su vida, de todo, y por eso mismo, porque no estaba seguro si seria correcto cambiar... hacía que todo se volviera difuso, pero:

 

-Gaara-san... te amo.- solo dijo de un tajo, simplemente, pero con plena conciencia de que Gaara le escuchó, aunque no alcanzaba a ver su rostro, y con la intención de que fuese rápido para que no se echara atrás como otros días había venido haciendo.“Estúpido estúpido estúpido estúpido, estúpido... estúpido!” se reprocho justo en el momento en que pronunció la ultima letra de esas palabras. Y se quedo en silencio, y en una reflexión gracias a eso, notó que... toda su vida había esperado decirle eso a alguien que en verdad amara... y ahora que lo hizo... no era definitivamente lo que había imaginado... siempre pensó que seria dulce, que seria empalagosamente romántico, rodeados de una reciprocidad clara, viéndose fijamente a los ojos. Hubiera deseado que se formara una escena para recordar, la mas romántica de su vida, no pedía más....

 

.... Si recordarían, sin lugar a duda.

 

Lee no lo notó, pero Gaara al escuchar esas palabras abrió sus ojos lo más que sus párpados pudieron, apenas evitando que salieran de sus cuencas, eso ya era demasiado, ni un solo ápice de rubor se alojo en su blanquecina piel, solo sintió paralizarse por unos segundos que sintió fueron una eternidad.

 

No era justo que le dijera eso, no tenia el derecho, ¿se le ocurría decirle algo así en ese presiso lugar?... es mas, ¿como se le podía ocurrir decir eso? ¿era estúpido? No entendía nada... no, no quería escuchar más, no quería decir nada.. no lo haría. Su respiración volvió a él junto con un parpadeo que volvió sus ojos con el entrecerrado habitual. Nunca imaginó que una palabra se pudiera repetir tantas veces en su mente por segundo.

 

Sin querer se obligo  escudriñar en sí que era lo que sentía por ese chico que pretendía amarlo, si Lee sentía algo así, ¿entonces que sentía él?. Conciente era de que le había tomado un cariño que A NI UN SOLO CLIENTE se le debía tomar, pero lo había hecho. Y durante ese tiempo que estuvo junto a él, no solo trabajando, sino platicando, jugando, bromeando, le había hecho sentir algo más sobre aquel pelinegro aventurado y obviamente estúpido por decir algo así.... talvez una cariño era lo que le tenia, sabia que sin él ya no vería lo que es su vida igual... ¿eso era el amor?... no... Gaara no podía amar, solo se podia amar a si mismo, pero entonces ¿que era?... mejor prefirió evitar esos pensamientos por fuertes que eran, le molestaba pensar en eso, aunque ninguno de sus músculos lo delataran.

 

No le diría nada.

 

No ahora ni mañana, ni en un futuro cercano. Y así sería.

 

Pasaría más de un lustro para que de sus labios salieran esas cortas y simples palabras.

 

Lee tampoco dijo nada más.

 

27 minutos fue lo que duraron justo de esa manera. Gaara logro dormitar un rato mientras Lee, o jugaba con el rojizo cabello o intentaba hacerle segundo. Caro que eso fue hasta que una mujer un tanto mayor se equivoco de habitación y se les quedo observando anonadada por unos instantes tratando de comprender la imagen.

 

Su primera impresión fue que estaban teniendo raciones sexuales, pero pronto quedo más ofendida al notar que ambos eran hombres... indignada, sin disimular un poco la mujer comenzó a lanzar palabras a aire que poco le importaron a los dos jóvenes, pero en sí eran ofensivas y desagradables. Obligando a los jóvenes después de unos instantes... por su propia voluntad alejarse, no fuera a pasar que un doctor los confundiera también y quisiera quitarle el pase a Lee.

 

En una silla a un lado de la cama Lee se sentó. Durante la noche ambos conversaron... ¿que más podían hacer?... y no seria por alardear... pero siempre sus conversaciones resultaban infinitamente reconfortantes, algo que con toda intención degustaban y recordaban, eran literalmente, indelebles.. Siempre resultaba agradable para uno escuchar la voz del otro y aunque muchas veces fueran temas intrascendentes, ambiguos, o simplemente burdos nunca resultaba algo tedioso ni pesado. Hasta que ambos cayeron en los brazos de Morfeo.

 

A las 4:30 de la mañana, Gaara por fin, hasta ese dia, exactamente a esa hora encontró lo mas bello que jamás sus ojos hubieran presenciado, ni siquiera en su imaginación pudo haber existido esa sobrecogedora imagen, que aunque, pocas cosas le podían pintar un sonrojo, esa visión lo hizo de una manera leve inundando de un color suave toda su cara. Ahí acostado miraba con ojos muy abiertos y acuosos el rostro relajado y completamente dormido de Lee, sin ninguna expresión en su rostro que no reflejara paz y belleza.

 

Estaba con su cabeza apoyada en su brazo izquierdo sobre la cama. Estaba muy cerca de su rostro. Apenas alcanzaba a percibir su cálida y suave respiración. La luz artificial que entraba desde el pasillo era suficiente para alumbrar casi de forma caricaturesca el rostro de Lee, pero era más que suficiente para que sus facciones se notaran claras y delicadas, como siempre habían sido. Siempre, de los años que Lee llevaba viendo a Gaara día tras día, le havia visto tantos rostros, tantas expresiones que se le hacia imposible contarlas toda, pero se había topado con expresiones de placer absoluto, de felicidad, serenidad, enojo, frustración, hasta tristeza alguna vez, pero nunca... nunca se había topado con su rostro dormido, tan descansado y pacifico. De hecho no recordaba la ultima vez en que había dormido junto con alguien, aunque no estaba realmente seguro si “esto” era dormir junto con alguien.

 

Y repentinamente su sueño se desvaneció un poco y ahora solo sentía ganas de quedarse viendo ese rostro mientras pudiera. Con sus manos cruzadas al frente y su cara recargada, en ellos se quedo viendo a su izquierda por horas, no tenia idea cuanto tiempo se perdió con esa imagen, sinceramente no le importo. Pero miraba con tal detenimiento cada parte, la delicada nariz, sus eternas pestañas, las gigantescas y varoniles cejas, las mejillas serenas, sus labios entreabiertos y despidiendo ese tibio aire que chocaba con el rostro de Gaara... la imagen quedo ahora mas gravada que nunca.

 

El sueño al fin calló, lenta y pausadamente su conciencia fue desapareciendo, pero aunque la imagen que estaba frente él desvaneció ante sus ojos, en su mente sentía que se volvió permanente.

 

Una enfermera que daba rondas despertó cortadamente Lee, sintió que la noche fue muy corta y que su sueño duró apenas unos pocos minutos. Apenas se arreglo un poco el cabello como primer reacción y se incorporo de la orilla de la cama para quedar plenamente sentado en aquella incomoda silla que, agradecía a Dios, que tuviese ese cojín azul. La enfermera solo le pregunto que si todo estaba bien.

 

Ya despierto Lee, se acomodo en esa silla para esperar a que Gaara despertara. Ninguna de las revistas ahí era de su interés. Vio a Gaara por unos instantes y pensó, pensó plenamente en lo que era él, en lo que era Gaara... y en intentar descifrar lo que eran ellos.

 

No llego a ningún lado.

 

Tras una hora y media Gaara comenzaba a despertar, no terminaba de reaccionar saquera cuando escuchaba la voz de Lee hablando en un susurro:

 

-NO, no puedo ir... si, tomaré las vacaciones ahora... mira horita me encuentro en el hospital, tengo que cuidar de alguien... si, por dios ¿que te importa?, si es importante... ¡ah, joder! es mi novio... te dije que no te importaba... no, no puedo dejarlo. Es mas... no no, cállate, ya paso para allá... no puedo confiarte nada, demonios... no estoy alterado... sino que me exasperas, ¿deja de cuestionarme quieres?... ya voy... hasta luego Neji.- Con un solo sonido se cerro el celular.

 

- ¿Desde cuando soy tu novio?- La voz contundente de Gaara sonó entre aquel corto silencio.

 

Lee dio un respingo cuando recién escucho esa pregunta que le atajó de la manera mas directa y cruda que Gaara solo era capaz de formular. Atrapado. Descubierto.

 

Gaara ni siquiera volteo su cabeza hacia el joven que se encontraba parado cerca de los pies de la cama, aun con el aparatejo en la mano.

 

-Solo tenia que dar una justificación creíble para permanecer aqui, aunque de igual manera parece que tendré que justifica mi adelanto vacacional ante el jefe. No te preocupes, te di ese estatus por el momento, no te preocupes, no fue nada.-

 

-“No me queje”- Pensó el pelirrojo, restándole atención a aquellas ultimas tres palabras.

 

-Pero me tengo que ir ya...- se acerco a la cabecera de la cama-  ¿no quieres que te traiga algo de tu habitación mientras estas aquí?, un libro, no se...-

 

- Si. Tráeme una libreta sin pasta que tengo en el buró que esta al lado derecho de la cama, junto con unas plumas, la roja y la negra. No quiero que la veas. Es mía. Y apaga el juego... si aun sigue encendido y si se puede guarda la partida.- No quería parecer una perra mandona, pero Lee se ofreció, no podía quejarse.

 

- Esta bien- Realmente al aludido no le molestaron en absoluto las ordenes tan directas.- ¿Tsunade no tendrá problema en dejarme entrar?-

 

-No, sabe que en mi cuarto no se debe de meter. Se lo eh dejad claro, además dudo que a alguno de sus clientes mas continuos le niegue la entrada a algún lado-

 

Como agujas le calló ese “alguno de sus clientes mas continuos”. No supo exactamente como tomarlo, pero de cualquier manera no era agradable que justo ahora Gaara se dirigiera a él como eso.

 

- Esta bien, vuelvo en un rato- De su bolsillo saco el celular Sony Ericson W300i verde que hace algunos instantes había tenido en la mano- Toma, tiene crédito ilimitado, si algo llega a pasar no dudes en llamarme, sea lo que sea, así solo te de noticias la enfermera, ¿esta bien?- Gaara tomó desconfiado el celular y lo abrió. Lee en un segundo se posiciono muy cerca de él, Gaara sentía su respiración, y su espacio personal era lo ultimo que importaba cuando estaban juntos, como si lo derrumbara con toda alevosía y ventaja. – aquí, en el directorio... mira, ahí esta... Ese contacto, “Bestia verde” es al que debes llamar. Es este celular.- Saco como si no fuese nada un celular iPone negro y reluciente.- Así que nos podremos mantener en contacto para lo que necesites, ¿si?-

 

-Aja- contesto sin más. Seco. No de ver el celular ya cerrado que tenia en su mano.

 

-Me voy- Se agacho un poco mas para plantarle un beso en los labios a su supuesto novio; cosa que el mencionado no negó de ni una sola manera. El contacto tampoco duró mucho. Terminado aquello solo prosiguió a retirarse.

 

-Vuelve pronto...- Dijo el pelirrojo muy bajo, como si fuera para él mismo. No dejo de mirar ese brillante celular que con una pequeña pantalla de letras naranja que le indicaba que ya eran las 8:13 de la mañana. Seria otro día largo.

 

No había puesto el seguro. Con peligro en la noche hubieran robado su Jeep sin ningún problema. Lee sacó las llaves del auto de su bolsillo izquierdo y sin mucho cuidado arranco el automóvil, rugiendo con su característica bienvenida para otro paseo... a Lee le gustaba complacer a su coche.

 

Sonrió ante aquellas ideas. Siempre se imaginaba que estaba loco por esas tonterías que le pasaban por la cabeza.

 

Ya esperaba en un semáforo que le exigía quedarse quieto con un color cual rubí; cuando tuvo una sensación graciosa en su pierna que fue seguida de un:

 

“¡Tun tun! ¡Turururururuuuuu!, ¡turutututu¡, ¡turututututuru tun tunrurun tun tun...”

 

Como enloquecido comenzó a rebuscar en sus bolsillos, no recordaba en cual había metido el jodio celular y para aumentar la presión ese sonido se hacia cada vez más alto. Después de exasperantes segundos y un semáforo verde esmeralda que le presionaba de la manera mas infame para avanzar contesto el celular mientras presionaba suavemente el acelerador.

 

-Rock Lee habla. ¿Que es?- Ni siquiera tiempo ni paciencia tuvo de verifica el numero. Y claro que sonreía mientras decía esas palabras, ya que al escuchar ese sonido, el tema principal de la saga de “The Legend of Zelda” mando directamente su pensamiento hacia cierto hospitalizado... de hecho... esa era la intención, desde que comenzó a jugar con Gaara ese sonido lo había estado acompañando en su celular.

 

-...-

 

- ¿Diga...?-

 

-... Quiero sushi-

 

-¿Gaara?... ¿eres tu?-

 

- No, soy tu negra conciencia- ¿como podía ser posible que no lo reconociera?.

 

-¡Oh! ¡¡Hola!! ¡¡Es bueno conocerte por fin!! ¡¡Jajajaja!!. No tardaste mucho Gaara-san... pensé que llamarías a lo menos en unas 2 horas... es bueno escucharte.

 

- ... Quiero comer sushi-

 

- Claro, sirve que yo almuerzo también, ¿con que lo vas a querer?-

 

- De camarón con queso crema, salmón y salsa de anguila, con ensalada de surimi al lado. -

 

-¿Grande o mediano?-

 

- Grande-

 

-... ¿Porque no me extraña de ti?-

 

- Deja de ser un pervertido. Estoy meriendo de hambre, desde ayer que no como nada... además, no tengo porque darte explicaciones.-

 

- Lo se, no te preocupes... espera... pero se supone que no pedes comer nada sólido todavia, ¿no?-

 

- ¿Quien dice?-

 

-Bueno... apenas ayer te acaban de efectuar una cirugía seria, no creo que sea prudente.

 

- A ti que te importa eso, solo quiero comer un poco de comida real.-

 

- No puedo Gaara, horita lo menos que puedes hacer es arriesgarte. Así que... mejor olvídalo. Cuando ya cicatrice un poco te llevare a comer lo que quieras, lo prometo, porque si ahora nos ponemos a arries... ¡¡hey!! ¡¡que te pasa!!... ¡¡Quieres que te atropelle o que!!... oh, perdón por eso... en fin.. te digo que no podemos arriesgarnos en que se pierda la intervención.-

 

-Tu no te preocupes por eso...-

 

-¿Como quieres que no lo haga? Gaara, por favor, tienes que cuidarte.-

 

-Pero no es tu problema..-

 

-Pero si tu no te cuidas alguien debe hacerlo, y si tengo que ser yo quien lo haga, lo haré...-

 

-Has lo que quieras entonces...-

 

-Eso hago.-

 

*bip bip bip bip bip*

 

Al escuchar ese intermitente sonido Lee solo aventó el celular hacia el lugar del copiloto sin ningún cuidado. Ahora con el seño fruncido miraba al frente, visiblemente tenso y molesto, sin contar que un ápice de enojo se asomaba por sus renegridos ojos.

 

¿Cómo se poda poner en ese plan? Lo único que le importaba era su bienestar, y lo que se le ocurría hacer era una rabieta... tampoco era un muchachito de 15 años para hacer esas tonterías, bueno, él mismo tampoco era la representación de madurez; ahora se quedaba con el remordimiento de conciencia pensando que lo estaba matando de hambre.

 

- “¿Por que me tienen que pasar a mi estas cosas?”- pensaba intentando bajar su disgusto.

 

Lo primero fue ir a arreglar las cosas que Gaara le había dicho. No se sentía como un mandadero en absoluto, al contrario, se sentía bien haciendo algo por Gaara ya que era raro cuando tenia la posibilidad de hacer realmente algo por él. Después de un intercambio de palabras con la casera Lee pudo entrar a la habitación del chico y, si...efectivamente el Nintendo 64 estaba aún con el foco rojo de encendido, prendió en seguida la televisión  y se encontró con un Link de espalda que respiraba notoria pero tranquilamente de pie sobre un escenario lleno de grises, negros y amarillos. Aun tenia la espada desenfundada y la movía suavemente al ritmo de su respiración; esperaba a ser dirigido por el bien de Hyrule.

 

-... Yo tampoco puedo evitar ser controlado por él...- le dijo Lee al televisor... mas bien a Link, de tal manera que parecía totalmente inconsciente de que hablaba y en un volumen que apenas él podía escuchar, estaba envuelto en un suspiro, solo procedió a salvar como le había dicho el pelirrojo y apagar ambos aparatos.

 

Busco el buró que le habían mencionado y una liberta sin pasta dentro de él. Efectivamente en el cajón superior se encontraba una cantidad de plumones y plumas negras y rojas que le sorprendieron, tomó una de cada color y después agarró la descuidada libreta en sus manos...

 

No la veas.

 

No lo notaría... pero sabría que le mintió a su pelirrojo... pero ojos que no ven, corazón que no siente... pero no podría verle a los ojos a sabiendas que le mintió deliberadamente... pero era solo una simple y gastada libreta... pero había confiado en él... pero no tenia porque enterarse... ¿y si lo hacia?... no cabía la posibilidad...  pero le había prometido no meter sus narices... ¿pero que tanto podía haber?... pero no le mentiría, de ninguna manera... pero no decirle no es “mentir”... no abusaría de la situación de Gaara... pero si lo quería, ¿entonces por que detenerse en saber mas de él?... pero eso tenia que ser con su consentimiento... algún día tendría que consentirlo... pero no lo había hecho ahora, no tenia derecho... pero tenia la posibilidad...

 

Tomo la libreta de un tajo y sin querer pensar más se la fajó en el pantalón de lado ,se pasó la camisa sobre ella y dio por cerrada esa “discusión”.

 

Ya se encaminaba hacia la puerta cuando hecho un vistazo a la cama... estaba destendida... noto manchas rojas en las blancas y arrugadas sabanas, sangre seguramente... y ya no quiso estar más ahí.

 

Tres horas y media mas tarde se encontraba de regreso al hospital. Esta vez se aseguro de poner seguridad en su auto y sin pensarlo... sabia a donde ir.

 

-Mañana por la tarde podrá irse, solo que deberá seguir siendo muy cuidadoso, durante la próxima semana sugiero que siga alimentándose a base de líquidos, aquí esta la lista de medicamentos que necesitará-

 

-Doctora Shizune ¿no puede comer siquiera alimentos ligeros?, no se arroz o algo similar, esa alimentación a base de liquido es muy pobre y no quisiera que se debilitara-

 

-Joven Rock, el señor Gaara aún no puede hacer muchas esfuerzos, de ningún tipo- resulto muy clara esa expresión, y a Lee no le gusto en absoluto que se fuera con ironías la mujer y mucho menos a Gaara- ¿Usted se hará cargo de él?-

 

-No necesito que se hagan cargo de mí- tercio Gaara.

 

-No se trata de lo que usted cr...-

 

-Voy a hacerlo... por favor doctora, Gaara-san esta enfermo, no sea así de dura.- Gaara volteo de golpe con Lee, ¿que? ¿Tenia cara de niñito estúpido que necesitaba que lo defendieran? ¿O que penaba Lee? ¿Y quien demonios se creía la doctorcilla esa? Como para echarle en cara lo que no le importa.

 

 Lee le dio la mirada a Gaara, no tan fuerte, pero igual dura, tenia que calmarse y si no funcionaba con suavidad, lo calmaría con rudeza si era lo que quería.

 

Gaara se encontraba sentado sobre la cama, ya estaba ARTO de estar boca abajo y tuvieron que prestarle un cojín especial para su situación. Sorprendentemente, aunque se viera pálido, hospitalizad, con una bata, sentado sobre una “dona”, sobre una cama de hospital y a base de nutrición liquida mostraba un porte aterrador, propiamente dicho, ante las intenciones de los demás de hacerlo ver como el enfermito, y claro que no se dejaría. Con sus brazos totalmente estirados apoyándose firmemente en la cama y una mirada que helaría a sol mismo, miraba a ambos monos discutiendo tonterías, mas agresivo que receptivo a decir verdad.

 

De nuevo Gaara se quedo con compañía esa noche, pero ahora acostados la misma cama, uno el lado del otro. De nuevo se desvelaron platicando, pero por todos los intentos de Lee, Gaara no quiso decir que había en esa horrible y descuidada libreta... ya se había resignado en cierta manera a que no le diría nada. Sabia bien que si se hababa de cabezas duras, ellos dos eran bastantes parecidos, así que seria en vano querer moverlo.

 

Intermitentemente durante esa noche el menor se ponía a royonear en su libreta, a veces parecía que escribía, otras que dibujaba o hacia trazos al azar. En cambio el pelinegro se dedico a leer el periódico que había llevado consigo y no había podido leer durante la tarde, ya había dejado de intentar mirar para molestar a Gaara, la curiosidad era palpitante pero sabia que le iría mal si intentaba algo.

 

En cierto punto Gaara durmió, Lee no supo exactamente cuando... pero en un momento bajó el libro que ahora leía, dejo las fantasías del inframundo y las batallas contra Cerberus para afrentarse ahora al paraíso de ver a Gaara, el que podría llamar con vana seguridad su amante, durmiendo, descansando, habían sido días difíciles y últimamente habían existido problemas, minúsculos, pero discusiones al fin, que no estaba seguro si eran para deteriorar lo que tenían, hacerlo mas fuerte o conocerse más. El rostro de Gaara, aún dormido era duro, malencarado como siempre... con suerte y algún da le tocaría verlo mas suelto, al menos eso esperaba.

 

Pero sin siquiera la intención recordó que Gaara estaba con la libreta, de hecho notó que estaba exactamente entre Gaara y él. Sin querer pelear de nuevo contra sí mismo tomó el objeto, y disimuladamente comenzó a hojearlo, intentando no hacer mucho ruido. En las primeras hojas había puros rayones inteligibles entre textos deshechos completamente y rayones en todas direcciones, todo era con rojo y negro, ¿seria así su cabeza? se cuestiono el joven sin quererlo. Ya por la parte central de la libreta encontró pedazos de notas acomodados desordenadamente de sus clientes, con todo y fecha. Lee se sorprendió que, aunque parecía que le importaba un cacahuate todo, si mantenía al pendiente cosas, y aunque no muy ordenadas, ahí estaban, esperando por su bien. Gran parte estaba lleno de esas notas, hasta que llego con unas que si estaban ordenadas por los renglones y punteadas, eran cosas pendientes del juego, interesado comenzó a Leer con una concentración que no esperaba.

 

Ahí tenia a los chicos Skultukas que tenia que liberar, a el juego de los Bombachus, tiro con arco y tiro con resortera que tenia que ganar, los fantasmas en Hyrule Field que se habían desaparecido antes de atraparlos, la medicina para el gorrón gigante que vivía en la punta del Volcán de la Muerte... La lista seguía y seguía, con notas de los templos donde había dejado cofres sin abrir y arañas sin capturar.

 

La letra era perfectamente legible, pero se notaba gracias a la inclinación la poca paciencia y rapidez con que escribía, realmente era una letra linda, le gusto al verla y la comparo mentalmente con la propia que era bastante circular y espaciosa.

 

Siguió avanzando hacia el final de esa serie de paginas, entre notas del trabajo y notas del Zelda, sentía una calidez inexplicable y sin razón al ver aquellas notas, especialmente las del juego, sentía que tenían que ver con él, le gustaba pensar que cuando Gaara escriba notas sobre ese juego, en algún momento pensaba en él. Era sumamente infundado y absolutamente sin razonamiento... pero no se lo podía quitar de la cabeza.

 

Para las ultimas paginas comenzó a notar que ya no había mas menciones de trabajos ni del juego, sino había frases, simples, repartidas sin acomodo entre las paginas, algunas muy deprimentes y otras muy tiernas, trabajadas al fin y al cavo. Pero encontraba, en alguno de esos pequeños escritos relaciones con si mismo, hablaba de vez en tanto de: “ojos profundos y oscuros que entre el placer siento perderme entre ellos y la incertidumbre de su negrura”, “cabellos cual espejos que parecía que ante cualquier pequeño rayo de sol seria mas que suficiente para iluminar la habitación mas penumbral” y “sonrisas que hacían una vida valer la pena, que una amargura eterna podía ser opacada por cortas horas de su presencia”.

 

No quería pecar de vanidad, ni achacarse cosas que no tenían nada que ver con él, pero entre otros textos, había muchísima similaridad. Se sonrojó ante cierta suposición que llegaba a su mente...

 

-Te dije que no vieras-

 

Con el sonido un respingo resulto en el joven de cabellos negros, pero tanto así fue que la libreta calló de sus manos directamente al suelo mientras lo ojos verde-azules como dagas penetraban a Lee que en estos momentos estaba en un nerviosismo agonizante.

 

Lee no alcanzaba a articular palabra, y a sabiendas que Gaara tenia su mirada encajada en él, por ningún momento le vio a los ojos, solo se limito a bajarse de la cama e ir a recoger el objeto. Pero al estar en el suelo, estaba abierta en dos paginas que no había visto, eran dibujos, bastante sencillos pero... pero ahí estaban impresas directamente de las manos de Gaara imágenes de Lee, de su rostro, de sus ojos, de la cicatriz en su mano derecha que siempre había tenido. No tenían mucho detalle, ni delicadeza, pero eran claras al menos lo suficiente para parar durante tres segundos completamente a Lee. Después de ellos el joven tomo a libreta y se armó de todas sus fuerzas para disimular que no las había visto, para ponerse completamente erguido y alargar su brazo hacia Gaara para que la tomara.

 

Y así lo hizo, de un tajo la tomó y la metió bajo la almohada para después volver a recostar su rostro, como si nada hubiera pasado, seguro de la reacción que efectuó en Lee, y el éxito en la intención de hacerlo sentir una completa basura. Era mas que suficiente para que no ocurriese de nuevo.

 

La mañana siguiente fue fugaz y al mismo tiempo con un sentimiento de tensión inexplicable, que no era precisamente una molestia, sino una constante. Lee despertó con un dolor en el cuello por haber dormido en la silla, no se había atrevido a volver a la cama con Gaara esa noche.

 

Y si, se sentía una vil basura.

 

Gaara siguió sin permiso de comer sólidos  y la enfermera, después de darle su ultima comida en el hospital se dirigió a Lee para indicarle que alientos darle durante una semana mas no comiera sólidos, por seguridad mas que nada. Gaara sabia que se convertiría en regla obligada para Lee.

 

A las 11:35 de la mañana ya se encontraban saliendo del hospital. Lee le había conseguido algo de ropa a Gaara, ya que cuando llegó solo estaba enredado en una sabana, así que le compró un traje pijama color gris oscuro de algodón sin mas detalles que unas líneas rojas al mas puro estilo deportivo en el pantalón.

 

Durante todo el trayecto de su cama a la puerta principal de salida Gaara se notaba incomodo sentado en esa silla de ruedas. Y no rea que le molestaba que le cuidarán, al menos no mucho, pero el depender de otros le sacaba de sus ya de por si frágiles casillas, además que estando así sabia que denotaba fragilidad, o alguna especie de debilidad y eso... eso más que otra cosa lo detestaba, y la amargura en su cara corroboraba aquello.

 

Lee ya había posicionado el carro casi en el frente del hospital, así que al momento de subir a Gaara al auto no batallo mucho, al menos en llevarlo, porque al momento de subirlo necesito cargarlo, ya que su auto Jeep era muy alto, lo menos que quería era que batallara para moverse, así que, no le vio ni un problema en cargarlo por completo, de hecho se detuvo un momento  cuando se vio cargando al mas joven al estilo “recién casados”.

 

-Que esperas... deja de verme como tonto- Lee dio un respingo. De nuevo se había perdido. Avergonzado con un carmesí chillante acomodo a Gaara sin siquiera verlo a los ojos, sabia que se sonrojaría aún mas, estaba seguro, podía apostar su vida en ello, y de nuevo Gaara sabría lo que pensaba y después de eso vendría un golpe en la cabeza, lo sabía lo sabía, a Gaara no le gustaría en absoluto lo que pensaba.

 

- - -

 

 -He estado pensando- rompió el silencio Lee ya de camino a la vivienda de Gaara- no se si... si te moleste... digo, ahora que estas en recuperación... bueno, que me quedara contigo... ¡¡no se!! ¡¡Claro!! Si no te molesta... es solo que.. como dije que te cuidaría... no se, ¿tu que dices?-

 

- En primera. Que te vendría bien ser un poco... solo, un poco mas directo- ni siquiera volteo a ver al conductor- Y en segunda... no se... como sea, da igual.- No, mentía. Por él le hubiese dado un rotundo si. Nadie le había hecho todo lo que Lee, al menos nadie lo había hecho sentir que valía algo para alguien, y ahora este tonto que le proponía quedarse con él para procurar su pronto bienestar, y sin duda le brindaría cariño. Tenia que despreciarlo, porque así era él , así era su naturaleza, y por mas que quisiese ser abierto, no podía, no quería; tenia una reputación, un carácter que no estaba dispuesto a dejar. Se gustaba. No era un dulce, pero se gustaba.

 

Un balde de agua con hielo le hubiese caído mejor al pelinegro, porque esas palabras funcionaron, y prefirió ignorar, como venia haciendo desde hace un tiempo.

 

-Entonces... pasare por mi departamento para tomar un poco de ropa, para mantenerte en cuidado.- Ya mucho mas serio, en el trayecto se dijeron muchas menos palabras hasta que llegaron al sitio departamental de Lee. Y que sitio. Gaara quedo anonadado ante ese lugar, aunque no lo expreso, era increíblemente elegante y a simple vista se notaba que no era nada económico. Lee fue y volvió a su cuarto, Gaara ni siquiera del auto se quiso bajar, así que Lee dio acopio de las pocas fuerzas que en esos momentos tenia y fue por lo esencial para luego regresar con el impaciente joven.

 

No hubo mucho problema con Tsunade, ambos le plantearon la situación y Lee le aseguro que no seria molestia pues se haría cargo de su propia comida y la de Gaara, además de todos los cuidados que fuesen posibles. Tsunade aceptó aún suspicaz por el hecho que alguien se quedara con uno de sus trabajadores a solas por semanas enteras y sin pagar un céntimo.

 

Nomás se adentraron en la habitación Lee cambio las sabanas nomás se entero donde estaban. Gaara se acomodo ahí mismo y encerró su claro mirar entre sus penumbrales párpados, para después ocultar su rostro por completo entre aquellos brazos que parecían llevar una eternidad vacíos. Estaba agotado física y emocionalmente. Nunca pidió aquello, y seguramente no lo hubiera pedido. Lee enseguida se acostó a su lado, también de espalda al techo y recargado en sus brazos pero sin esconder el rostro, miraba al frente, a la nada.

 

Un cómodo silencio se posiciono entre ellos dejando que se reconocieran simplemente, ambos estaban cansados y sabían lo que pasaba, pero ya querían dejar todo eso por la maldita paz, al menos por ahora.

 

- - -

 

*tum... ... tum... tum... tum, tum, tum, tum tum tum*

 

Manos que fácilmente doblaban el tamaño de Link aparecieron levitando en la nada, tocando un enorme tambor cada vez mas rápido, Link estaba de pie en él y apenas lograba mantenerse en el aire unos segundos gracias a sus botas flotadoras pero pronto caía al tambor para ser levantado por el temblor y flotar de nuevo. Del fondo oscuro apareció un ojo de brillante rojo , acompañado de un cuerpo sin  miembros.

 

Link impávido como siempre se mantenía observando al inhumano ser, para sin dudar un segundo comenzar a atacarlo. El principio fue complicado, no entendía que hacer, sabía que su punto débil era ese resplandeciente ojo, ese resplandeciente ojo que no era afectado por absolutamente nada, no flechas, no “longshot”, su apreciado boomerang no podía usarlo, lo había perdido en el tiempo, y ahora... ahora  estaba, metido en líos, y que líos, ese maldito monstruo no tenia intenciones de dejarlo vivo, gracias a que el tambor lo hacia rebotar en pie se le dificultaba enfocar cualquier cosa, y bajo ese mismo tambor, ni siquiera había suelo, sino una especie de lava verde que lo lastimaba, por consiguiente no podía hacer, en toda la extensión de la palabra: nada.

 

Era realmente frustrante y esas manos que no dejaban de tocar, no paraban por ningún instante, y ese ritmo ya taladraba sus puntiagudos oídos. Y para agregarle mas dificultad, de por si, el monstruo en si no se veía a simple vista, tenia que usar el lente de la verdad, pero como aún así hubiera sido muy fácil, aparte este gastaba parte de su magia y ya era mucho decir que la magia duraba muy poco con su estilo de fuego. Solo se veían las manos tocar ese tambor, y seguía y seguía.

 

Pronto cayó en cuenta que Navy podía ayudarle para enfocarse en las manos y así poder atacarlas con flechas. Pero como quería tener un mayor efecto las combinó con fuego. Diez minutos no le duró la magia y comenzó a caer en pánico, las flechas tampoco tardaron en desaparecer, y justo entonces  una de las manos aventó un pequeño botecito de magia, pero ¡seguía sin flechas! y ya le había caído encima alguna de esas manos cuatro veces, y sin contar las veces en que lo habían empujado fuera del tambor.

 

Bongo Bongo en un punto en que Link no notó, dejó caer la completa pesadez de una de sus manos sobre su cuerpo, pero esta vez no salió disparado, sino que después de un gemido de dolor ahogado se dejó caer de rodillas al suelo. La negrura comenzó a rodear su ser, el cansancio ya era demasiado, ni siquiera el anhelo de salvar a su tierra podía mantenerlo en pie, ya era excesivo y solo, solo se dejo llevar ante la oleada de oscuridad e inconciencia. El aleteo de Navi era solo lo que podían sus filosas orejas percibir, ni siquiera su luz la sentía ya no afectaba sus azulados ojos. Sin sentir más se dejó llevar por ese sentimiento de paz que vendría... descansar un poco seria bueno, en la oscuridad.

 

- - -

 

-¡Oh no! ¡¡¡Jajajajajajajajajajajaja!!! ¡No! ¡¡Que lastima!! ¡Jajaja!

 

- ¿Quieres callarte?... eres muy escandaloso. El estúpido del mono no se movió a tiempo.

 

- ¡¡Jajajaja!! Si si, ¡como no! ¡Jajaja Dios! ¡Nunca pensé que te patearía el trasero tan rápido! ¡¡Jaja!!

 

-Lee... si te sigues burlando te dejare aún más sin la posibilidad de tener futuros hijos.

 

-jajaja... ya, ya... jajaj... perdón, jajaja...-

 

Harto de eso le dirigió una mirada fría sin piedad alguna, una seria y concreta, de verdad estaba molesto, el juego se le había complicado muchísimo y Lee se negaba a decir una sola palabra... y para terminar ahora no paraba de burlarse en voz alta y en su cara; Gaara no era frecuentemente blanco de burlas y así fuese ese tipo no dejaría que se mofara de él o algo que hiciera, así fuese una reverenda estupidez.

 

Lee nomás al percibir esa mirada hizo acopio de todas sus fuerzas en un intento de tranquilizarse, pero era muy difícil y no pudo evitar soltar una risa ahogada al ver directamente a Gaara con una sonrisa mal disimulada y un color rojizo pitándole el rostro.

 

Gaara sin tragarse ese mal intento de control volvió su vista al televisor y selecciono la palabra “Continuar” para volver a la tortura, ya se estaba fastidiando, para ser el segundo intento estaba siendo incomodo el hecho de que siguiera sin encontrarle el truco de cómo dañar a ese maldito monstruo. Y no se podía quejar, Lee le había propuesto decirle que hacer, antes de llegar con Bongo Bongo, durante la pelea, después de, de nuevo cuando volvió a intentarlo, y ahora... ahora ante las negativas de Gaara no podía hacer mas que esconder su rostro ante una risa incontrolable.

 

Para el siguiente intento Gaara pudo controlar la situación, y como la vez anterior había dado con la manera de afectar al tamborilero, rápido puso en practica su cocimiento y se deshizo de ese templo consiguiendo el medallón de las Sombras.

 

 Queriendo dejar el juego un rato, ya lo tenia hasta la coronilla, solo guardo el avance y se dejo caer hacia atrás sobre el suave colchón. Y no era para menos, realmente quería dejarse envolver por el sueño, eran las cuatro y cuarto de la mañana y lee ya estaba dormido recargado en la almohada entre sus manos acostado en la cama, no había aguantado aún viendo el televisor. Gaara no lo había notado, ni siquiera había parado de jugar, ¿se había realmente concentrado tanto en el juego? ¿Cuanto mas había tardado desde que hablo con Lee?. No quiso perderse mucho en esos pensamientos, el sueño le había llegado y si seguía ahí tan cómodamente recostado probablemente se dormiría vestido con el televisor encendido junto con el videojuego, además de que Lee se aria mal en esa posición...

 

¿El había pensado eso?

 

No, un error.

 

Se obligo a levantarse, se sentía tan perezoso, que se vio tentado a dejar todo así y solo dormir... pero definitivamente no, así que se puso sobre sus pies descalzos, se acerco al televisor y al videojuego apagándolos, sin pensar en nada se deshizo de su camisa y su pantalón quedando solamente en sus boxers habitualmente negros; dio un vistazo a la cama y... y no lo había pensado:

 

¿Dormiría con Lee?

 

No había reparado en eso, ¿literalmente dormiría con Lee?. Movió un poco al susodicho arrancándole un gemido perezoso de disgusto, estaba durmiendo tan a gusto.

 

Abrió perezosamente sus ojos volteando hacia donde Gaara.

 

-¿Que paso?, ¿Lo mataste?- se disponía a cerrar sus ojos, solo los descansaría.

 

-Si, hey, no te duermas, ¿vas a dormir así?

 

Parpadeo de nuevo, ahora si intentaba despertarse- ¡oh! felicidades...- lanzó un bostezo profundo que apenas tapo un poco con su mano- Gaara-san, y... –aun seguía muy adormilado, pero intento ponerse de pie, posó su mano en su rostro intentando quitarse el sueño y con la misma hizo su cabello hacia atrás, en un movimiento que dejo sin palabras al pelirrojo... para su suerte no las necesitaba- y ¿no tienes sabanas o colchas de sobra?, digo, para hacer un tendido en el suelo- Comenzó a desvestirse rápidamente quedando solamente con sus pantalones, aventando sin siquiera pensar donde caía su camisa, zapatos, cinto y calcetas al aire.

 

-En el ropero a tu derecha- Musito por suerte al adormilado chico, hablaba en serio?

 

Lee sin siquiera pensarlo se dirigió ahí y sacó una colcha de color crema acomodándola en el suelo justo a un lado de la cama de Gaara, el espacio era mas que suficiente. Se acerco al pelirrojo que seguía inmóvil sentado sobre el colchón y le dio un tierno y perezoso beso en los pálidos labios, el que sin duda ambos disfrutaron, sin chistar más tomó una sabana, la enrolló para hacerla una almohada y se acostó en su tendido para dormir sin mas.

 

-Buenas noches Gaara-san- fue lo ultimo que salió de los sonrosados labios ya con sus ojos cerrados, buscando encontré el sueño de nuevo para perderse como otras tantas veces.

 

- ...Buenas noches- Tardo en contestar, no sabia si Lee lo había escuchado, suponía que si, lo notara o no Lee parecía que siempre esperaba una respuesta, así que no se preocupo mucho por eso, lo que si estaba seguro, y para su desgracia no lo dejaría dormir muy bien era lo que exactamente acababa de pasar.

 

Aunque Lee era una persona bastante imprudente y muy confianzuda, a sus ojos, y también sorprendentemente sabia cuando guardar el espacio y, en esta ocasión, no había hecho nada mas que darle el propio.

 

Lo que sería su primera noche acompañado realmente desde hace años, sería bastante extraña, ¿podría dormir? Esperaba que Lee solo se quedara ahí acostado sobre su cama, durmiendo, no le hubiera molestado, en fin, ya conocía lo suficiente a Lee como para saber que no se aprovecharía, pero ni siquiera eso, y ahora ahí estaba recostado viendo a la nada, de reojo volteando de vez en cuando a su derecha y auque no divisara a Lee sabia que ahí estaba; no le reconfortaba el hecho de que estuviese ahí, pero no le hacia sentir mal, ni incomodo, eso ya era suficientemente extraño.

 

No pasaron 20 minutos para cuando ronquidos leves llenaron el ambiente y misteriosamente, ahí fue cuando Gaara se reconforto, una mínima sonrisa se formo en sus labios, no podía precisar nada, pero... Lee se sentía tan cómodo estando a su alrededor y causaba ese mismo efecto en él. Entonces como lo tenia que tomar, ese tipo que sin mas había llegado como cualquier otro, ¿que tenia de diferente? No era el primero que intentaba algo mas que solo “trabajar”, ¿entonces que era? ¿El juego?.. no, no era eso, con eso había comenzado pero, pero ya en este punto era otra cosa... algo extrañamente diferente, algo de lo que el seguramente no se haría responsable, por eso no lo mencionaría, estaba seguro de ello.

 

Para el quinto día en que Lee residía en el cuarto de Gaara ya habia llevado varios de sus juegos para mostrárselos, pero igual por ninguno cambió The Legend of Zelda, de hecho no duraba mas de 45 minutos jugándolos, Gaara ya se había acostumbrado a la forma de juego y de cómo en vez de necesitar una gran destreza con el control (cosa que ciertamente tenia) necesitaba enfrentarse con acertijos, verdaderas batallas entre su lógica y sus supuestos, le gustaba la dificultad, lo incierto que se le presentaba. Gaara sabia respetar un reto, uno verdadero, porque era sumamente extraño que se le presentara uno como tal. Se le podía catalogar sencillamente como un astuto estratega, sabia que lo era... por eso le gustaba una verdadera batalla contra si mismo, un reto.... aunque no lo demostrara en absoluto.

 

A Lee igualmente le fascinaban los retos, los desafíos, pero en cambio el si lo expresaba, los exigía, así se muriera de enojo y frustración por no poder con ellos algunas veces. No importaba, no importaba lo que tuviese que pasar porque cuando se disponía a resolverlo lo lograba, así tuviese que pasar por lo que tuviese que pasar. Y si, admiraba a Gaara, su visión era espectacular, y a veces, a veces se sentía como un tonto cuando Gaara resolvía un problema con una aparente facilidad que lo impactaba. De hecho, desde el segundo día en que volvió por lo del videojuego supo que era todo un genio, así lo consideraba sin ninguna pena porque el avance logrado había sido tan, tan brutal, empezando por el hecho de que el inicio es de lo mas complicado ya que el conocimiento de mapas y estrategias es prácticamente, sino, nulo.

 

Lee ya había creado su cuenta llamada, obviamente, “Lee” hacia un día atrás y ya estaba a punto de conseguir la espada maestra en el Templo del Tiempo, pero la gran diferencia radicaba en que él ya había pasado ese preciso juego decenas de veces, de sobra se sabia la historia, los trucos, las trampas, los escenarios, los puntos débiles, claves, entre otras cosas; igual se seguía quejando cada vez que Navi insistía con sus “Listen!”... cosa que Gaara completamente comprendía, esa hadita era todo un dolor de cabeza.

 

Lee optaba por utilizar el traje clásico con la túnica verde de Kokiri y el gran escudo de brillantes plateados y azules con las gloriosa águila de Hyrule destellante en rojos justo en el centro de la protectora estructura; mientras Gaara le cambio a Link la apariencia totalmente a la original haciéndolo usar el rojo sangre de la túnica de los Gorons y con mismos rojos se encontraba su escudo Espejo de los Gerudo, que en las orillas tenia ese color resplandeciente ante la luz y concentrado en casi toda su extensión un lustrado metal asemejaba, si no es que superaba, al brillo de un espejo, un grabado en sus placas denotaba su procedencia de las profundidades del desierto. Pero daba igual la manera en que los vistieran, porque de la misma manera sus formas de jugar eran muchísimo muy distintas, mientras Lee prefería cualquier cosa que fuese completamente directa, de cuerpo a cuerpo y Gaara, Gaara prefería la distancia y precisión, eligiendo por mucho las flechas.

 

A fin de cuentas era al mismo Link al que controlaban, el mismo guerrero, el mismo niño perdido de Hyrule, el mismo engañado de su procedencia, el mismo que vivió siempre en el Bosque Kokiri con una decepción constante siendo diferente, el único diferente sin un hada propia y cuando por fin creyó tener una, se enfrento con la aterradora verdad, tenia una misión sin duda difícil, y si... por difícil que fuera entenderlo, mejoraba su situación, le daba un propósito y aún así apreciaba a sus hermanos del Bosque Kokiri, a todos. De cualquier manera supiesenlo o no ese elfo se convertiría en todo un héroe en el tiempo.

 

El Héroe del Tiempo.

 

-Si usas mas las jodidas flechas te patearan menos el trasero, ¿sabes?-

 

-Si, pero es poco efectivo, prefiero la batalla cuerpo a cuerpo-

 

-... Pero te están pateando el trasero... -

 

-Pero prefiero la espada-

 

-Ya... jodete si quieres- Nunca despego su mirada del televisor

 

-... Gracias- Lee tampoco.

 

Aunque llevaran “conociéndose” desde hace muchísimo tiempo y vivieran juntos desde hace días, no había manera de lidiar con lo testarudo de cada uno, eran necios hasta la medula y lo sabían, y se enojaban uno con el otro y se mandaban mucho al diablo... repetidas veces, y aún así, aunque no lo aceptaban o dijeran se querían... pero eso no hacia que cambiaran, eran cabezas duras y probablemente no cambiaria.

 

Lee iba por el cuarto “Game Over” dentro de la Caverna de Hielo, pero no quería usar las flechas el muchacho, así que se estaba complicando la situación; la parte triste era que era porque quería.

 

De la comida diaria se había hecho cargo el pelinegro y al pasar las primeras dos semanas fue quien se hizo cargo de la lavandería, claro, llevando consigo al otro, pero sin hacerlo hacer nada, solo... compañía; y para el pelirrojo a estas alturas era... raro, predecible, pero no le quitaba lo raro. Esta bien, se besaban... muy seguido, pero de ahí no paso nunca, ni un día, ni una noche, ni un segundo; una mirada lasciva nunca encontró en los negros ojos y jamás una segunda intención, le repetía constantemente que lo quería, que le importaba, y para respaldar sus palabras de vez en cuando besaba el tatuaje que recitaba “amor” en su frente o tímidamente tomaba de la manera mas suave posible su pálida mano. Aunque las expresiones de cariño fueran constantes se encontraban bastante espaciadas en tiempo, cosa muy cómoda para Gaara que aún así a veces le fastidiaba que el otro fuese tan cariñoso. Y no es que fuera huraño para eso, era solo que... era demasiado huraño para eso.

 

Tenias sus ojos abiertos, hace días estaba igual, seguía batallando en conseguir las rupias plateadas de las diferentes puertas de acceso al centro del castillo de Ganondorf, ese campo de fuerza era imposible de quitar sin ellas y... era todo un jodido fastidio. Pero no, eso no era lo único que lo mantenía en vela, sino también el joven que seguramente estaba despierto, ahí en el suelo le robaba sus pensamientos. No sabia que era exactamente lo que sentía hacia él pero... pero era... se sentía... parecía que a veces...

 

-Lee... -  Gracias a la falta de ronquidos del mencionado podía asegurar que escuchaba.

 

-Mmmm-

 

-¿Por qué no vienes  la cama?-  acostado sobre la cama seguía mirando a la nada, tal vez buscaba razones para lo que hacia, pero pese serenidad que siempre le acompañaba, le hacia dudar si dudaba de lo que hacia.

 

Rápidamente el pelinegro despertó de ese ligerísimo limbo en el que estaba, ¿que era eso?. Se incorporo un poco hasta donde pudo ver a Gaara, estaba muy calmo, para variar, no volteo a verlo, ni siquiera se movió de su posición. Sabia que no tenia ninguna especie de insinuación... pero...

 

- Gaara, ¿hablas en serio?.. q-quieres que, ¿que me acueste contigo?, ¿puedo?-

 

-... – No, no era cómodo lidiar con la situación, pensó que podría contestar todo aquello sin mandarlo al diablo, pero se equivoco, y no pudo evitarlo, que hiciera lo que se le viniera en gana, no le importaba a fin de cuentas... al menos se forzaba a creer.

 

Gaara le dio la espalda y se acomodo para seguir durmiendo, ¿seria posible que alguna vez Gaara le diera un simple y sencillo “si”?, talvez si era mucho, pero, igual así lo entendió, y un poco desconfiado, bueno... no tanto como desconfiado, pero, extremadamente cuidadoso se acomodo en una orilla de la cama, intentando hacer el menos movimiento posible y por Dios que si era muchísimo muy cómodo dormir en una cama de nuevo.

 

La verdad es que a veces se daba una siesta e la cama de Gaara mientras este jugaba, pero esto ya se sentía muy diferente y, supuso que dormiría menos de lo usual esa noche...

 

-‘Estamos durmiendo juntos...’- pensó Lee sin quererlo, un tierno sonrojo se pinto en su cara y se dispuso a dormir, estar al lado de aquel era lindo, pero dormir a su lado era... era justamente poético, se le venían tantas palabras a la mente, retomar lo que le había dicho en el hospital, repetirle que lo amaba, las veces que fueran necesarias, besar sus labios de nuevo en una profundidad que lograra convencerlo ya no con palabras, en susurrarle, en abrázale, en... en ... en tantas cosas... y mejor era dormir, tenia que dormir, si su mente seguía dando vueltas no sabia a donde llegaría.

 

Se dejo llevar de nuevo por el sueño y su inconsciencia, casi llegaba cuando sintió la cama moverse y se sorprendió con un Gaara que cruzaba la acolchada extensión para ponerse sobre el a gatas y darle un beso simple y sin tardar mucho; Lee ni siquiera pudo reaccionar a ese beso y para cuado cayo realmente en cuenta el muchacho en cuestión se acostó a un lado suyo. No tardo mucho en abrazar aquel cuerpo que apenas en ropa interior se encontraba y retomo su intento de dormir.

 

Gaara había invitado a Lee a su cama y... ¿y que se creía?, se iba al punto mas alejado que podía y se disponía a solo dormir, sin una palabra en sus labios, ¿llevaban cuanto? Mil millones de años viviendo en la misma habitación, yendo a todos lados juntos y ¿ni siquiera acercarse en la media noche se atrevía?. En ese abrazo en que estaba unido, rodeado de los brazos de Lee, ante cualquier expectativa sintió los el aliento del pelinegro ante su incapacidad de dormir y cerca de su oreja, por detrás le susurro:

 

-Aún te amo... Gaara- Y se alejo.

 

Ante cualquier duda en su rojiza cabeza, parecía que le había puesto rotundo fin, sin duda.

 

La mañana siguiente llego como si nada hubiera pasado... bueno, como si casi nada hubiese pasado, porque despertar en un día de descanso teniendo entre sus brazos al hombre que le parecía mas hermoso del mundo y que sin duda podía decir que lo adoba hasta lo impensable era algo exageradamente nuevo, sin duda podía quedarse esa mañana entera ahí, aunque al momento en que despertó los ojos mas claros ya se encontraban abiertos y veían a la nada mientras sobaba suave e inconscientemente la misma mano que se encontraba sobre su piel... Corrección, era una mañana diferente, única probablemente.

 

Ese mismo día, Lee, como lo prometió llevo a Gaara a comer al sushi mas costoso y dejo que pidiera lo que quisiese en las cantidades que quisiese, había sido su promesa, además... le gustaba cumplir ese tipo de promesas. El castillo de Ganondorf se volvió una tarea mucho muy complicada para Gaara, aparte de que Lee a esas alturas ya no quiso meter sus manos en ayuda del pelirrojo, así que el estancamiento era rotundo... y no importaba, porque a esas alturas la recuperación de él era prácticamente un hecho, las cicatrices ya habían mejorado de la manera mas rotunda y ese era el día oficial, después de dos eternas semanas ya se podía considerar como totalmente recuperado. Y por Dios que lo agradecía, vivir de liquido ciertamente no era ni minimamente gracioso.. y estar atrapado en un juego que no se le veía fin, tampoco.

 

No era porque quisiese abusar, pero la cantidad de comida que había pedido ese día era exagerada, justamente mas de lo que podía comer, pero al ver el menú Gaara no pudo hacer menos que pedir cosas que extrañaba probar, claro que la manzana, mango y durazno en especial quedaba fuera de aquí en aproximadamente unos 2 o 3 meses; igual no pudo evitar probar todos aquellos deliciosos sabores, sin contar que Lee no necesito pedir nada, pues tomaba algo de Gaara, así sin necesidad de desperdiciar tanto.

 

Al momento de probar el primer bocado sintió que un yugo enorme se le quitaba de la espalda, era como por fin dar un enorme grito de libertad... cosa que en cualquier caso no haría... no era el tipo, pero se sintió respirar de nuevo, estaba tan agobiado por aquella situación... es que, una semana era razonable, pero ¿dos?, ¿tres?. Ya era insoportable, así que esa combinación de por si exquisita de sabores, ahora en especial revoloteaban en su boca. Sin contar aquellos bocados que ante las miradas malintencionadas Lee compartía con él en una combinación aun mas sublime de sabor.

 

Aunque nunca fuese a decir nada.

 

Estaba dicho, desde el inicio fue la idea, solo terminando el tiempo de cuidados del pelirrojo Lee tenia que irse, lo sabían él, Gaara y Tsunade que estaba más que al pendiente de ellos, ante ninguna situación pensaba perder su dinero y, para suerte de ambos, no había nada que esconder, realmente no tenían relaciones ni de chiste, porque a Gaara no le importaba y Lee no quería, procurando el bien del pelirrojo y su pronta curación.

 

Pero esa noche se había hecho algo oficial y quisiesenlo o no, importándoles o no, algo estaba latente, algo que ignoraron durante la cena y que siguieron haciéndolo mientras se encaminaban a su estancia en la casa de citas... y ese algo.. se sentía tan inevitable como la misma gravedad, ninguno lo mencionó, ninguno lo insinuó, ninguno intentaba pensar en ello.

 

Jugaron un poco “Resident Evil 2” de manera alternada, y dando las 2:10 de la madrugada quedaron de acuerdo que era hora de dormir, sin mucha ceremonia así se disponían, así se suponía; ambos en ropa interior, alumbrados solo por la ligereza de la iluminación de la única ventana en la habitación y la que salía de las orillas de la puerta cerrada del baño que desde siempre había dado una luz tenue y azulada.

 

Gaara se encontraba como ya venia haciendo muy a menudo muy junto a Lee, comenzaron a platicar un poco de lo que estaba pasando, en uno o dos días Lee debería irse  pero con la promesa de volver muy pronto, regularmente, como siempre, así que no perderían mucho de lo que tenían antes del “incidente” a decir verdad. Lee al decir esto notó un poco de tensión en su amado, talvez no le había gustado la idea, a él mismo no le gustaba del todo, pero no se podía más, era lo que tenían; no pudo hacer mas que propinarle un beso suave y sin mucha intención de llevarlo a nada mas... sin esperarlo fue respondido con un poco mas de entusiasmo y así se fueron en una lenta escalada irresistible que duró algunos minutos hasta llegar a algo total y completamente pasional. Hacia mucho tiempo que no llegaban a besarse así.

 

Lee paso su brazo obre el cuerpo de Gaara quedando de lado sobre él; siempre se le había figurado que era sumamente bello y ahora que lo veía tan de cerca de nuevo: con un pequeño, casi imperceptible sonrojo y ese brillo en los ojos que le daba esa tenue iluminación al rostro, que siempre tenían y un ápice de... ¿pasión?... ¿cariño?, lo que fuese le invitaba de la manera mas sutil y elegante que jamás pudo haber imaginado. Entonces lo concretó al fin:

 

-Lee...- Dijo con la voz en un susurro entrecortado por la pesadez de su respiración  interrumpiendo el contacto de Lee- házmelo .-

 

- ... No- Lee paró por completo sobre el pelirrojo- Gaara... déjame hacerte el amor.-

 

Gaara al escuchar esas simples pero al mismo tiempo complicadas palabras se le quedo viendo unos segundos a los ojos directamente, se encontraban fijos, completamente seguros, serios, y al no encontrar un destelo de duda o de inseguridad, un pequeño movimiento... solo eso; pero no. Se lanzó sobre los labios del pelinegro de nuevo y posó sus manos en su cuello, presionándolo contra sí, apretando sus oscurecidos párpados evitando que  alguna escabullida lagrima corriera en contra de su voluntad... siempre Lee decía cosas que lo hacia sentir una especie de calidez tan tierna que hacían derretir su hielo... a veces se llegaba a sentir humano, como esta vez.

 

Lee no negó aquella unión que sabía, no era solo eso, había notado algo más, pero sentía que era una grosería seguir con los ojos abiertos mientras Gaara la besaba, así que cerro sus párpados también, seguía buscando ese “algo” en el beso, explorando con la rosada lengua con detalle y cuidado, pero no logro mucho, solo... solo sabia de las pocas ganas del pelirrojo de decir tal cual un “si” pero también sabia que eso había sido, un “si”.

 

Siguieron jugando con sus manos, resbalándolas por la piel de nuevo explorándose con unas crecientes intenciones de ser uno de nuevo. Se extrañaban. Sus bocas nunca se vieron interrumpidas por palabras, al menos ninguna expresión coherente, parecía que se reconocían de nuevo y sus cuerpos ya comenzaban a encontrar la manera de embonar piel con piel. Lee se había acomodado completamente sobre Gaara, dirigiendo especial atención hacia su cuello para seguir besándolo y haciéndolo sentir bien.

 

Lee paró por un segundo, sus neuronas había trabajado de pura suerte y encontró un potencialmente brutal malentendido. Una fatídica idea. Alejó sus labios del ardiente pelirrojo abruptamente:

 

- Gaara... no te estaba pagando- Las palabras del pelinegro hicieron a Gaara volver a la realidad, sabia perfectamente que se refería a la comida, la salida y... y todo lo que había hecho durante esas semanas.

 

- No te estoy cobrando- Se inclino de nuevo a Lee y no fue necesario decir mas, Gaara decía la verdad y el pelinegro tomó sus palabras como ciertas, así que no necesitaron mas para proseguir en su tarea.

 

Pasaron pocos minutos, los pezones de Gaara habían sido estimulados delicada pero insistentemente por los morenos dedos de Lee hasta lograr endurecerlos, ese fin que siempre alcanzaba y los hacia verse con una gracia obscena y delirante que ante su color apenas rosado, un poco mas oscurecido que el resto de su piel, se erguían esperando mas atención... pero Lee ya no la tenia, ya era incapaz de dársela, a él ya le llamaban otras partes de ese trabajado cuerpo, otras partes que esa blanquecina piel guardaba en sus confines, partes evidentemente mas necesitadas, no deseaba hacer esperar a Gaara que ante cada roce entre sus pieles parecía que se agitaba mas su respirar, el mismo de Lee se volvía cada vez mas pesado mientras las delicadas y pálidas manos se divertían desde su cabellera brillante y negra, paraban en su cuello, se entretenían en su espalda, jugueteaban sobre sus boxers negros también y  para terminar se esforzaban por abarcar lo mas posible de esos muslos que tan pocos seres humano habían sido capaces de ver, esas extensiones tan esculpidas como el cuerpo del moreno mismo, apenas las alcanzaba a acariciar y volvían casi por el mismo camino deseando, explorando, reconociendo, proclamando como propio, porque esa piel no le podía pertenecer a nadie mas, era imposible, era suyo, solo suyo, lo sabia, se lo había dicho en la cara, se lo había repetido, no podía ser de nadie mas, era lo que quería, esos territorios no podían ser tocados por nadie mas.

 

La situación comenzó a volverse un poco incontrolable, Gaara quería mas y Lee también, ya la temperatura era sumamente elevada al punto en que incomodaba a sus cuerpos. Lee sin pensarlo dos veces dirigió su mano hacia la completamente excitada entrepierna de Gaara, comenzó a masajear sobre la ropa aquella curiosa parte de su cuerpo que ya previamente estaba esperando, gritando por atención, y Lee no lo descuidaria; Gaara no pudo evitar soltar un pequeño gemido que acalló prontamente, pero era increíble como él otro lo disfrutó... tanto o mas como el pelirrojo mismo. No tardo mucho en verse en la necesidad de chocar piel con piel, no pudo hacer menos que introducir su mano dentro de aquella oscura tela y  acelerar un poco mas los movimientos en su mano. No es necesario mencionar que en sus planes no estaba parar. Las de Gaara tampoco lo eran; desde hacia ya algunos momentos también concentraba sus manos regalándole placer a Lee directa y descaradamente fuera su ropa interior, a diferencia de Lee, él hacia mucha fuerza en sus movimientos, era muy rudo, pero a Lee le gustaba tanto, eso mismo lo enloquecía y solo le incitaba a subir el tono a sus propios movimientos.

 

Gaara al sentir la mano directamente sobre él no tardo mucho en tomar la nuca del otro entre sus manos y moverla fuertemente para hundirse en otro mas fiero y húmedo beso desbordado de deseo. Ese movimiento hizo que Lee perdiese un poco el equilibrio teniendo que alejar su mano de la entrepierna del pelirrojo y colocándola a un lado de su cuerpo, por el momento no quiso volver a su antigua posición, solo quería disfrutar de ese contacto.

 

- Di que me amas...- Musito el pelirrojo entre pesadísimos jadeos separando por un segundo el beso.

 

-Te amo- No tardo un segundo en contestar. Volvió con la misma fuerza al beso.

 

- Re... Repítelo-

 

-Te amo- Entre besos intensos apenas lograban escurrirse esa palabras que terminaban dando casi tanto placer a Gaara como el contacto en sí.

 

-¡Otra vez!- Las manos de Gaara esta vez se aferraron a los cabellos de Lee.

 

-Te amo... te amo, te amo, te amo te amo te amo. Te... Te amo con toda mi alma. ¡Te amo Sabaku No Gaara!.- con eso acallo sus exigencias, solo se abrazo del cuello de Lee y hundió su sonrosado rostro en el negro cabello, no quería pensar nada, solo quería degustar esas palabras, y sin quererlo, una parte de él deseaba creerlas.

 

Esa noche hicieron el amor como lo había prometido, había sido diferente a todo lo demás, pero un poco similar a las ultimas veces con Lee que sin querer había entregado demasiado sentimiento al pelirrojo, pero para este, había mas de lo que pudo haber imaginado recibir o sentir alguna vez... no había punto de comparación con nada. Había sido bello. Lo curioso estaba en que nunca se creyó capaz de darle ese adjetivo a una relación sexual, y ahora afirmaba que lo había sido, no necesitaba decírselo a nadie, él lo sentía y era mas que suficiente.

 

Solo lo hicieron una vez esa noche, Lee estaba demasiado preocupado por la salud de Gaara. Constantemente le pregunto que si le molestaba, que si se sentía bien, que si le dolía, que si paraban, que lo podían hacer igual otro día si le incomodaba. AL final fue estupendo, pero con demasiado cuidado a como lo hacían regularmente, no hubo mucha discusión, a Gaara ni siquiera le disgusto, le gustaba que Lee se preocupara por él, al menos sabía que le tenia en la mente.

 

En poca palabras había sido mas que fantástico...

 

... Habían hecho el amor. Y a ambos les gusto estar concientes de ello.

 

Esa noche no dijeron mucho después de hacerlo, simplemente en un cómodo silencio se acurrucaron para dormir y dieron calor en su desnudez.

 

A la mañana siguiente ambos seguían abrazados ante los ojos del astro rey sin siquiera la delicadeza de una prenda interior les cubriera y les tocaba suavemente con el reflejo de su luz. Cosa con la que Lee no contaba al despertar era que el otro no hubiese seguido dormido. Gaara estaba conciente y sintiendo el despertar del otro no hizo nada. Estaba simplemente con los ojos abiertos, viendo a la nada en dirección a la ventana, no se sentía mal, ni molesto, ni arrepentido sino que solo pensaba. Pensaba en lo que había sido de el, en lo que le estaba pasando, preguntándose que pasaría. Sentía que había cambiado y eso le asustaba un poco, la regla básica desde siempre había sido la no relación, desde que recordaba y ahora había llegado a un punto en que alguien lo hizo ser de alguna pequeña manera diferente, sentirse diferente. ¿Que hacer?

 

Lee lentamente le dio un beso en la pálida mejilla por la espalda.

 

- Buenos di...-

 

- ¿Porque yo?... desde un principio...- Gaara le interrumpió antes de las palabras de toda las mañanas. Seguía sin verle a la cara, como de costumbre, como ignorándolo.

 

- ¿mmm?... ¿como?-

 

- Porque yo... – No quería sonar estúpidamente romántico.- desde el primer día, había otros mas alegres, mas simpáticos, mas risueños, mas estéticos, mas saludables... mas agradables... no tiene sentido... y volvías... – parecía que ahí terminaba, lo había pensado mucho y eso era a lo único que no le encontraba solución, pero después del corto y pesado silencio continuó- es estúpido- Cabe mencionar, que él nunca se referiría a algo propio con esos términos, claramente era su intención dirigida a Lee.

 

- ¡Jajajaja!... Gaara, ¿como se te ocurre pensar eso?- No quería burlarse, de hecho no era una burla, solo que, ¿como se le ocurrían esas cosas?, a esas alturas ¿que sentido tenia?, pero ahí tenia uno ojos que por el rabillo le observaron no muy contentos y menos satisfechos.

 

No hizo mas que soltar un suspiro y cerrar los ojos, si lo quería tomar como chiste, pues, que lo tomara como le diera su gana.

 

Lee vio el suceso, y pronto se salto al lado izquierdo de Gaara, rozaron un poco sus cuerpos, de frente quedo un poco mas abajo, viendo hacia arriba al pelirrojo, le tomo de una mano obligándolo a abrir sus ojos y encararse, no había expresión en ellos. Hace mucho que no los veía en esa situación, se había acostumbrado a leerlo, se sentía todo un extraño de nuevo.

 

- Gaara... ¿de que me serviría tener sexo conmigo?- Robó la total atención del pelirrojo, ahora era serio y firme, no quería que se alejara mas.- ¿De que me serviría estar con alguien igual de hiperactivo? ¿O histérico? ¿O enfadoso?... ¿porque mejor no estar con otra persona?-

 

Gaara se mantuvo en silencio, esperaba que le saliera con alguna ridiculez, que no contestara lo que se pusiera con sus románticos absurdos (aunque no quería escucharlos realmente). No esperaba un razonamiento, o una metáfora. Y el hielo sin querer se volvió a derretir.

 

- Gaara desde que te vi te me figuraste el mas bello, a diferencia mía,- Lee dirigió su mano derecha hacia uno de los mechones del mencionado y lo acaricio devotamente entre sus dedos- y te conocí un poco y vi lo reservado que eras, lo poco que te importaba lo que pensara quien fuera, lo distante, lo frió aunque fueses fuego, lo directo... desde que se de ti has sido... el punto mas opuesto a mi, una perfecta parte que queda exacto, no lo note al principio pero sin saberlo por eso volvía... por eso me tienes aquí- Se acerco titubeantemente, talvez había dicho demasiado, pero hasta que sus narices se rozaron supo que no había problema- por eso te...- Estaba acercándose para regalarle un suave beso, pero un estridente pensamiento le lleno la cabeza... era un arrebato probablemente, pero, ¿que podía...? si, si tenia que perder. Pero debía intentarlo.

 

Gaara ya sabia que palabras planeaba decir Lee, pero por primera vez no las pronuncio y en sus ojos había llegado una especia de brillo nuevo, algo mas... ¿como lo podría definirlo?.. no era de coraje, ni de emoción por el juego, no era de cariño, era diferente, era determinado, si, lo había visto antes, muy de cerca, pero ese día mas que nunca.

 

- ¡Gaara, vente conmigo!- Lee se incorporo quedando de rodillas en la cama con sus manos ahora en las de Gaara que hacia intento de incorporarse también, pero eso no le quitaba la sorpresa, ¡¿Que había dicho?!- ... se-se que es atrevido Gaara-san- Lee tomo ambas manos con mas fuerza y las apretó muy cerca de su rostro, casi con sus labios tocándoles, y un destello arrasador en sus negras pupilas parecía iluminar su rostro completamente y sus dientes en esa sonrisa parecían resplandecer de igual manera. – ¡¡P-pero puede funcionar!! ¡Si quieres podemos vivir en mi departamento, es demasiado grande para uno solo, Gaara, no necesitaras trabajar mas, o si quieres conseguiremos un trabajo para ti donde no tengas que hacer esto! ¡Puedo darte todo lo que necesites!!-

 

-Lee, ¿estas loco?- Dijo con una transparencia en su cara que nunca había notado, por fin expresaba su sorpresa si siquiera ocultarlo un poco, es que había sido demasiado repentino, de la nada había salido, de hecho.

 

-¡¡No no. Es totalmente en serio!! Gaara si quieres no tenemos mas sexo, si quieres podemos vivir como amigos simplemente, pareja, novios.. si quieres hasta nos casamos... ¡¡Te podemos conseguir un trabajo o quedarte en casa si quieres!!... ¡Gaara es en serio!. ¡P-puedo esforzarme para que me quieras!-

 

Lee no separo los ojos del pelirrojo en ningún momento, esa chispa en su mirar nunca disminuyo y las palabras salían tan puras, como si ni siquiera fueran procesadas, solo pasadas de su corazón, o impulso, o adrenalina a su boca. Gaara logro tranquilizarse durante la acelerada perorata. Él mismo saco sus manos de las de Lee aprovechando su pequeño silencio y las dirigió a la fina línea de su mandíbula y barbilla.

 

-... te quiero- Le dio un casto beso que ni siquiera se tomo la molestia en profundizar.

 

Te quiero, esas palabras paralizaron al aludido, ni siquiera se vio en la capacidad de responder el fugaz beso... era mas de lo que alguna vez espero escuchar de Gaara, y sus oídos no le engañaban, ¿verdad?.

 

-Tengo que ir a trabajar...- En buen momento cayo en cuenta del tiempo, se reprendió por eso, pero ese sonrojo le hizo desviar la mirada, no solo por las palabras que escucho, sino que, dudaba en su facultad de encontrar una respuesta en Gaara, en sus ojos... esperaba hubiese sido algo claro, un: “si quiero irme contigo”, hubiese sido muy útil, pero solo le dejo con eso, esperaba haber entendido el mensaje; demasiada modestia como para creer en verdad aquello.

 

Lee le regalo otro fugaz beso y simplemente se dirigió al baño a darse su ducha dejando a Gaara de rodillas en la cama con un suspiro en los labios; mientras Lee andaba con su usual sonrisa  de ensoñación y saco una toalla del compartimiento dejándola sobre el lavamanos y metiendoce inmediatamente al baño.

 

Los delicados chorros de agua chocaba contra su piel regalándole un brillo diferente y a su rostro una expresión deliciosa al obligarle a cerrar los ojos y abrir su boca para poder respirar, su cabello se pego a su frente indicándole a las mismas gotas un camino que recorrer; a él no le interesaban mucho esos detalles y solo se entretenía derramando jabón para el cabello sobre su mano disponiéndose a lavarle, y lo hubiera hecho sin cuidado si no hubiese visto esa silueta avanzando por la puerta de la regadera, una silueta bella sin duda, misma que no tardo nada en deslizar la azulada puerta y mecerse sin pensarlo bajo el agua también.

 

No dijeron una sola palabra, Gaara se acerco muchísimo a Lee y tocó su ahora húmeda piel, se sentía interesante con la diferente textura y el otro solo paso sus manos por el cabello rojo que apenas se comenzaba a humedecer. Lee habia encontrado un placer nuevo al encontrarse con tal humedad envolviendo a Gaara, con todo ese erotismo que envolvía el calor de su piel, su piel misma y el agua, sus roces combinados que no llevaban a mas, solo era por el deseo de sentir bien, de sentir, de tocar al otro, su pecho sus brazos su cara su cabello, todo eso era alucinarte. Demasiado perfecto para creerlo. Y solo podía seguir tocándolo. No supieron en que momento comenzaron a besarse entre las gotas cristalinas e indiscretas de agua.

 

Todo aquello no necesito un sonrojo para ser placentero, ni una erección, ni una palabra, solo se dejaban llevar ante esas serie de exquisitas sensaciones que se regalaban ambos hombres de pie, como si estuviesen buscando algo en sus pechos, abdómenes o espaldas; las manos resbalaban como el mismo agua.

 

-... ¿Vas a hablar hoy con Tsunade?- inicio Gaara sin ningún cuidado, en ese situación no quería decir mucho.

 

-‘¡¿Entones si habia sido un si?!’- Pensó entusiasmado Lee que apenas pudo reflejar esa felicidad en su rostro, Gaara ni siquiera lo habia relacionado, todavía seguía muy concentrado en reconocer esa piel canela que se desplegaba frente a la suya tan pálida y fantasmal.

 

-Si- Contesto seguro el mas alto- ahora no tengo tiempo, pero cuando salga del trabajo sera lo primero que aré- acaricio suave y lentamente su rostro con el de Gaara quien solo disfruto de esa bella sensación.

 

Gaara ante todo pronostico se encargar de lavar el cabello de Lee, y claro que Lee hizo lo propio con el de Gaara. Durante esos procesos platicaron un poco y bromearon, no tenían mucho que decir, así que la situación fue muy cómoda y amena con platicas irrelevantes mientras se ocupaban en el otro. La situación cambio un poco ante la devoción en que se vieron envueltos ambos al enjabonar sus cuerpos, que aunque no tardaron mucho lo disfrutaron infinitamente, tanto así que Lee se encontró perdido, mas aún viendo aquella sonrisa que arranco del rostro de su chico, una de esas sonrisas silenciosas y tenues que se dibujo sin querer en ese rostro tan puro y rígido, talvez haciéndolo ver infinitamente mas bello.

 

Las horas de trabajo ese día pasaron rapidísimo, las manos las sentía sudar constantemente; se tendría k enfrentar a Tsunade, esa mujer aunque amable era muy recia y esperaba no tener problemas con ella, le caía muy bien y se llevaban de maravilla pero ponerse en este plano tan nuevo, proponerle algo de aquella magnitud lo ponía completamente en otro contexto y no solo le temía a su reacción, sino a las medidas que podía tomar, porque además de adinerada era poderosa, bastante.

 

Sabia que Gaara no era su posesión mas preciada, pero era entrada de dinero y al menos por Lee una constante, no tenia idea que tan fácil seria, pero también era conciente que no se podía negar mucho porque igual Gaara estaba ahí por su propia voluntad, y según sabia, así también podía irse.

 

Al llegar de nuevo a la casa de citas con la bolsa de comida rápida en mano sintió por un segundo un escalofrío acompañado de un impulso de solo... solo llevarse a Gaara, sin mas, que le importara absolutamente nada el resto del mundo. Pero sabia que no cabía en las posibilidades, así que ese segundo pasó y la humanidad siguió como siempre.

 

Después de tardar unos minutos en encontrar a lo susodicha mujer y hacer sus respectivas presentaciones y ademanes de cortesía rutinarios Lee se dispuso a poner las cartas sobra la mesa e intentar preparar a Tsunade con que lo que vendría seria algo muy serio, no le gustaba admitir pero desde que salieron esas palabras desde los labios de Lee el ambiente se tensó notablemente.

 

- ...Gaara y yo hemos platicado y hemos coincidido en que nos queremos, realmente lo hacemos y que... que seria bueno que dejara su trabajo aquí y se fuera conmigo.-

 

La cara de lo voluptuosa mujer en un segundo se vino abajo, no tardo mucho en volver a la normalidad y con mucha mas altivez que de costumbre, mientras Lee sentía ante esa postura hacerse pequeño, aunque no quisiese.

 

-... N-no es una decisión de un día para otro Tsunade-san- Mentira- Pero desde antes ya nos teníamos cierto aprecio y con todo esto que pasó, solo sirvió para que nos acercáramos mas y... y... se que usted entiende.-

 

- No... no entiendo como un niñato como tú puede creerse que tiene los suficientes pantalones para venir a decirme esa sarta de tonterías a la cara. Él ni siquiera se permitiría sentir algo por alguien, lo conozco y tú no pretendas hacerlo, además que sabe muy bien las reglas de esta casa.

 

Lee no pudo evitar fruncir el seño al ver la cantidad de ofensas que ella elegantemente le regalaba y luego hablaba como si realmente conociera a Gaara, ¿que se creía?

 

-Hey, estoy hablando muy enserio, mire que ya fue una decisión tomada y créame que no pienso aceptar sus ofensas Además que ni siquiera tiene la menor idea de que hay entre el y yo.

 

-Mira niñato, no eres nada nuevo para mi ni mi negocio, seguramente eres tan idiota como para enamorarte por sexo y le has de haber prometido la luna y las estrellas a Gaara, al parecer insististe... como puede ser que no lo vi, y ahora como el ya se canso de trabajar aquí, prefiere largarse con el primer imbécil que le asegure dinero, ¡¡por favor!! ¿¡Creees que esto es nuevo para mi! ... mejor no hagas esto mas grande, no le quites el tiempo ni a Gaara ni a mi y vete mucho a donde se te de la gana, espero, por favor, no vuelva.

 

Fue clara, contundente, bastante agresiva, lo suficientemente molesta como para irse con rodeos, se sentía traicionada, sentía que habían abusado de su hospitalidad. Y nada detestaba mas que alguien le diera por las espalda. Talvez no era así de literal, pero así lo sentía, y realmente... se estaba controlando.

 

-¡No!.. no Tsunade-san, es algo ya decidido. Algo mutuo... solo le estamos avisando no le pedimos permiso-

 

-¿Estamos? Discúlpame, pero solo veo a un desubicado con una bolsa de hamburguesas, no se donde entra el “estamos” aquí...-

 

-Y a eso mismo voy, con permiso- Con un desplante de los que nunca en su vida habia hecho Lee se volvió la espalda  y con paso firme y altivo se dirigió a la habitación numero ocho con su bolsa de papel en la mano.

 

Los pocos presentes en la escena se quedaron sorprendidos ante la actitud, era un extraordinario suceso que alguien le levantara la voz a Tsunade, y ¡aun mas! Dejarla con la palabra en la boca. Esperaban por su suerte que las cosas se quedaran ahí, que la rubia se quedara con la razón, con lo que quería y que todo eso parara.

 

Y la calma antes de la tempestad.

 

Maldita tensión.

 

Por fin se havia avanzado gracias a su iluminación y gracia divina, fue capaz acceder al centro de la torre, esa maldita torre oscura flotante sobre lava, la de Ganondorf, ahora por fin sentía dominarla, sentía igualmente un hueco en el estomago, era horrible sentir que ya llegaría el punto mas alto de ese juego, el mas difícil. Piso por piso se enfrentaba a los diferentes tipos de monstruos entre barreras de fuego que de poco a poco sabía que se acercaba a un callejón inevitable.

 

-¿Gaara-san?- Ni siquiera escucho los insistentes toques de la puerta del joven que ahora asomaba su cabeza entre la puerta y la amarillenta pared.

 

Lee al notar la atención del pelirrojo se adentro sin cuidado al lugar y puso la bolsa de café papel a un lado de la consola del videojuego para dirigirse directamente con su amado pelirrojo a quien le dio un profundo beso interrumpiéndolo completamente de su concentración. Se sentó a un lado del joven recargándose en sus brazos y se puso a ver no muy motivado la pantalla que, aunque le pesara saber, había continuado el juego inmediatamente al cortar el beso, ni siquiera le había dirigido una miserable mirada. Si, eso era concentración.

 

-¿Vas con Ganon ya?- Dijo sabiendo de antemano a obvia respuesta.

 

-Si... por fin pude descifrar lo de las rupias plateadas.- Gaara no volteo a ver a Lee. Igual ninguno de los dos veía al otro.

 

-Ya era hora. Y para serte sincero no recordaba como hacerle con los bloque gigantes jajajaja...-

 

-No era tan difícil, solo tienes... ¡¡ah!! ¡bastardo!- fue atacado por uno de los tres lagartos armados de su alrededor y ni siquiera lo havia premeditado, sin contar que uno de los vampiros en llamas lo había atacado. Se estaba distrayendo, eso no era bueno a estas alturas.- ... cállate-

 

-je...- Lee no pudo evitar la pequeña risa, bien sabía que Gaara era un excelente jugador, pero se exasperaba muy rápido y mandaba todo al diablo. De hecho en el tiempo que habían estado juntos había destrozado dos controles aventándolos con todas sus fuerzas a alguna dirección. No resultaba muy económica su forma de sobrellevar el juego ya que lo pensaba.- ... candado con... olvídalo-

 

-Te dije que te callaras- Un tono molesto se comenzó a asomar.

 

-Ya pues ya-

 

Conduciendo con la destreza habitual al rubio joven de Hyule Gaara por fin lo llevo a la cima de aquella torre oscura donde en la última habitación con incandescentes e intimidantes tonos amarillos se iluminaba todo el lugar.

 

El sonido electrizando de un órgano llenaba el ambiente y una barra de volumen se alzo hasta que toda la habitación se llenara con esa música. En esa habitación se divisó a una rubia joven, realmente una princesa, encerrada en lo alto dentro de un azulado cristal flotante, encerada y suplicante por ayuda. Link sin pensarlo se dirigió a ella para ser detenido completamente por el hombre que con una enorme sonrisa en los labios  se disponía a conseguir el poder supremo. La Trifuerza seria de él, eso era el plan, un tonto e insignificante niño no lo detendría.

 

Con cúmulos de poder comenzó la batalla, poder que iba y venia resplandeciendo con lo pulido de una espada maestra que con su poder lograba repeler esa descomunal fuerza. Así se repetía al parecer interminablemente entre aquellos dos seres que como titanes peleaban fieramente por opuestos fines, pero igual de fuertes. Y tras por fin terminar aquel ir y venir Gaara pudo respirar, sentía que por fin había llegado al término, una sensación fresca y liberadora le recorría el cuerpo, pero... no, todavía no terminaba, lo que no hizo absolutamente nada menos que molestar al pelirrojo y arrancarle una sonrisa al ver esa reacción a su interesado compañero.

 

Si, le había alegrado el ver, al menos, de una ilusoria manera el fin, aunque a decir verdad, a comparación y toda la historia se le hizo demasiado... fácil. Talvez no se podría definir así, pero no fue lo suficientemente complicado así que ni le sorprendió tanto; siguió peleando ante el gigantesco Ganon, fastidiado ahora por el continuo cambio del monstruo, por el no poder usar su espada y por todas esas jodidas pausas que no lo dejaban jugar... sin contar de las continuas risas y burlas de Lee que no lo dejaban maldecir a su gusto. Y si, se vio obligado contra toda su voluntad a atinarle un certero golpe en el rostro y en el brazo; no logro que dejara de hacerlo, pero ciertamente libero algo de estrés, así que... mejor seguía jugando.

 

Tras ser continuamente lastimado y enfrentándose a un Game Over que prácticamente lo saco de sus casillas por completo por fin llegó al ansiado fin donde la ultima gota de sangre verde termino de correr por el lastimado cuerpo de aquel cerdo diabólico; Link por su parte estaba agitado contando con casi nada de sangre y de pura suerte en el quedaba algo de magia.

 

Sin pensarlo un segundo Lee saltó sobre su aún dudoso amante y lo beso apasionadamente, con una sonrisa en el rostro, lo abraso, unió sus labios con aquellas mejillas una y otra vez regalándole palabras de felicitación, de alegría con una felicidad que indicaban que efectivamente había dado con el fin. Gaara se permitió la mitad de una sonrisa y dejo que Lee le siguiera haciendo esa cantidad de festejos que realmente no eran necesarios pero igual le agradaba ver a Lee en ese estado tan animoso, esperaba inconscientemente algún día sentir al menos el impulso por desbordar esa alegría (aunque no lo expresara); además de que... bueno, que alguien reconociera todo el esfuerzo y su empeño en ese juego que a fin de cuentas le había dado tanto era algo que sabia no necesitaba, pero le halagó así que los besos que llegaban a caer en sus labios lo recibía fuertemente y tenia que pausar el final del aparato en cuestión para poder disfrutar e intensificar aquellos deliciosos roces.

 

Los personajes danzaron alrededor de una enorme fogata con vistosos colores, cantando conocidas canciones y disfrutando una paz que se sentía en el ambiente. La noche estaba presente en su pleno esplendor y los guardianes de los seis Sages (de la Luz, del Bosque, del Fuego, del Agua, de las Sombras, del Espíritu) veían desde la Montaña de la Muerte, concientes de que por fin su misión se había cumplido y los buenos tiempos estaban por venir para la tierra de Hyrule...

 

Lee no pudo aguantar mucho mas y termino colocándose sobre Gaara recostándolo en su lugar, quien no se resistió en absoluto y solo se regalaron un beso tan profundo, húmedo y largo que el pelinegro se esforzó para que fuera recordado. Tardaron un poco saboreándose y al cortar el contacto lenta e intermitentemente Lee dijo en un susurro con su nariz rozando la de su pelirrojo :

 

- Felicidades Gaara... estoy muy orgulloso de ti- Le dedico apenas un ligero y fugaz beso justo en los labios-... te quiero.-

 

Gaara se limito a levantar su rostro y regalarle otro beso, que aunque fuese muy seguido ese tipo de sensación en sus labios misteriosamente seguía sintiéndose delicioso y Gaara no se quejaba de tal hecho a decir verdad.

 

El final del juego habia llegado... ciertamente una sensación extraña se alojó en Gaara, “y ahora que”... sabia que Lee le enseñaría otros juegos, sabia que se obsesionaría con otro juego, talvez más que con ese, talvez mas complicado y que resultase un mayor reto, o talvez no, pero ahora que veía el cuadro por fin terminado, con los detalles y afinaciones hechas... The Legend of Zelda le había dado tanto... solo a Lee, básicamente... pero todo eso implico tantas cosas, demasiadas como para ser analizadas y mencionadas, tantas que se había sentido tan humano en sus brazos, tanto que le dio razones para seguir consigo... pensar que solo tres días antes de comenzar a jugar ese bendito juego comenzaban los planes suicidas serios.

 

Porque si, Gaara tiempo antes de comenzar a jugar se encontró en un punto que no había sentido en absoluto de... de nada, su familia se había ido al caño y él... él no hacia nada, no disfrutaba nada, detestaba al mundo y todo en él, detestaba a Tsunade y sus compañeras, solo tenia sexo, el cual poca veces disfrutaba, comía, dormía, y se repetía el ciclo. Y exactamente tres días antes de conseguir ese juego junto con la consola en una venta de jardín que se puso justo frente a la casa de citas, comprendió que era mas asqueroso ser él que ser un cadáver, igual no haría una diferencia, ni para el mundo, ni para nadie... ni siquiera para él mismo... y días después, se entero sin darle mucha importancia que si haría diferencia en una persona, por estúpido que sonara, por estúpido que considerara a ese alguien; y esperar se hizo un gusto, uno que no aceptaba, claro, pero el tiempo hizo lo suyo borro y delineo como siempre hace. No era de las personas que aceptaba cosas frente a otros, no era su estilo, pero si podría aceptar para sí que ese joven que aseguraba dependía de él se había convertido en su razón. Claro, que terminar ese juego era un incentivo.

 

Pero...estaba seguro que lo que sentía en este momento si era un cariño intenso, un apego que nunca sintió por nadie, probablemente jamás alguien le hizo, ni haría sentir lo que en su corazón guardaba... pero no era amor, no sentía amor, estaba tan conciente como del color de su cabello, no le amaba... quería irse con aquel hombre que le prometía hacer todo para que llegara a sentir aquello tan dulce... quería probar.. y si no llegaba a sentir eso, que al parecer era tan extremo.... lo que sentía justo en ese momento era suficiente, mucho mas que eso, mucho mas de lo que albergo su cuerpo nunca; las navajas nunca podrían haber sustituido lo que en ese instante había en su corazón, su alma y sus labios. No necesitaba amar, solo necesitaba a Lee. No encontró en su cabeza mayor verdad en ese instante.

 

Gaara saboreaba lentamente los labios de su amante, le encantaba sentir su saliva, su aliento con ese ligero sabor a hierba buena. Le encantaba su calidez y le fascinaba sobre todo que el final dejaba de ser un beso para convertirse en algo mas, algo que no podía definir... pero le gustaba y estaba seguro que a Lee le encantaba porque su mirada no decía mas, porque sus sonrisas no decían mas, porque su piel no decía mas. Pero tenían que seguir viviendo sin ese contacto por algún momento y que era inevitable el momento de una separación.

 

-Gaara-san – no pudo evitar jadear el mayor en un intento de intensificar la entrada de aire a sus succionados pulmones- ¡jejeje Gaara!- no pudo evitar su risa al ver como el pelirrojo levantaba su rostro de la cama y con su lengua lamía sus labios- T... jeje, T-tenemos que hablar con Tsunade-

 

-Te dije que me necesitarías-

 

-¡Ja! Pues claro que te necesito, sin ti me muero-

 

-No me... olvídalo, vamos.- Solo un suspiro pesado, esperando que Lee se levantara y lo dejara incorporarse.

 

- Vamos pues-

 

Lee se levanto y le tendió la mano a Gaara quien sin meditarlo mucho la tomo poniéndose de pie y enseguida se puso una playera negra de manga tres cuartos que tenia a la mano, ni siquiera se molesto en ponerse zapatos y se encaminaron ambos hacia fuera de la habitación uno del lado del otro.

 

La conversación con Tsunade se puso pesadísima tuvieron que meterse en un estudio para que no se escucharan los gritos y reglamos, aunque claro que se distinguía de los gritos de las otras habitaciones. La rubia mujer buscó por todas las maneras posibles de convencer a Lee de que querer llevarse a Gaara era una reverenda tontería, porque si bien ella se sentía ofendida, no por Gaara, ni por el abuso de su confianza que sentía le revolvía las entrañas, sino mas que eso sentía ofendido su negocio que sí, era un prostibulo, pero con todos sus papeles en regla, no compraban personas ni siquiera se obligaban ni extorsionaban, solo daban paso a las autoridades y ... bueno, claro que tampoco sus manos estaban tan limpias, si, vendían alucinógenos y afrodisíacos de una procedencia tan dudosa que resultaba risible preguntar de donde venían o que tenían. Pero ¿trata de personas?... eso era algo de lo que Tsunade se había negado desde siempre rotundamente; y ahora que se pudiera llegar a confundir esa situación... podría hacer que el negocio de su vida se viniera abajo. Y sentía que esa situación, que Lee se llevara a Gaara después de ser cliente regular de sus servicios era algo que amenazaba seriamente cualquier cosa y podría ponerla bajo muchas sospechas desde sus propios trabajadores hasta cualquier investigación que algún día se hiciera, era demasiado peligroso. Pero... pero también estaba ahí Gaara diciendo que deseaba irse...a Gaara nadie ni siquiera pagando podía sacarle un gemido que él no permitiera, entonces, como podría ese chico con... con, lo que ella percibía, cara de tonto llevárselo a la fuerza... no podía concordar, pero tampoco se podía arriesgar.

 

Tardaron por lo menos 45 minutos en meras discusiones, poniendo en la mesa situaciones, tomando en cuenta todas las posibilidades, y claro, hablando de los preparativos y cuidados que se debían tomar de las dos partes. No era tan sencillo como solo hacer maletas e irse. No, el lugar no estaba tan limpio y la situación no era la mas común. De hecho era la primera vez que uno de sus trabajadores se iba con un cliente, así que Tsunade se mostró en extremo cautelosa. No podía hacer mas... Gaara habló, como siempre en pocas palabras, las correctas, necesarias y no se necesitó mas.

 

A la hora y cuarto los tres salieron de la habitación, a decir verdad, tranquilos bromeando ligeramente obre lo que seria la vida ahora con Gaara, de sobra esta decir que el mismo no es encontraba tan animoso ante la situación, pero ya le importaba muy poco lo que dijeran a estas alturas o no. Lee también se encontraba algo controlado, lo ultimo que quería era que alguna palabra, movimiento o mirada hiciera pensar a Gaara que había habido un trato previo con Tsunade, así que, solo se limitaba a reír controlada y cortésmente mientras escuchaba los intentos de chistes de a mujer.

 

A los pocos minutos se encontraban Lee y Gaara de nuevo dentro de la habitación. No dijeron mucho y apenas se cerro la puerta Lee se dirigió al otro, tenia en mente decir algo, algo alegre porque podrían estar juntos, se conocerían y haría lo que pudiera para hacer feliz a Gaara, repetirle que lo amaba. Pero al voltear rápidamente a ver a Gaara, ni siquiera tuvo tiempo de reacción porque el otro ya se estaba acomodando a su lado, de pie recogió sus brazos y se inclino un poco para acomodar su cuerpo en el de Lee.

Infinitamente sorprendido por lo que hacia Gaara, solo pudo limitarse a rodear su brazos alrededor del bien formado cuerpo del otro. Y ahora lo entendía... solo quería paz. Lee también quería. Ambos cerraron sus ojos y el mas alto hundió su rostro en las rojas hebras, le encantaba ese gesto e impregnarse del olor de Gaara era casi tan exquisito como perderse en sus ojos... pero a eso ultimo, nada se le podía comparar, en absoluto.

 

Se dejaron llevar por esa ola de sentimientos y emociones tanto Lee como Gaara, sabían que habría cosas por las que aún debían pasar, no seria fácil, pero... esperaban quedarse exactamente así, pasando los problemas uno al lado del otro, completamente juntos y seguros de que sus cuerpos encajaban así no solo por casualidad, habían sido hechos precisos para estar así. Probablemente, ese minuto hubiera sido la eternidad y no les hubiera molestado.

 

Después de entonces y separándose tan lento que realmente no  querían estar lejos se encararon de nuevo, seguían siendo los mismos. Delgadas lagrimas corrían de los ojos de Lee. Gaara con la punta de sus dígitos tocó la humedecida superficie en un intento poco serio de limpiarla y se acerco al mismo rostro hundiéndose en un beso tan suave y ligero que al separarse ese poco disimulable pero leve suspiro fue lo único que podía existir para que estuviesen completos.

 

Ahora estaban completos.

 

En todo sentido.

 

Lee no quería que Gaara se alejara de sus brazos, tampoco el otro quería, pero había que alistarse para irse, habían quedado de retirarse ese día y cada segundo que pasaba era tan delicioso pero... pero tenían que irse al fin.

 

-¿Vas a hacer maletas?- Dijo lee en un susurro, tal que el viento eran gritos a los oídos de Gaara a comparación de esa voz.

 

-No es mucho-

 

-¿Qué llevaras?- se negaba rotundamente a soltarlo.

 

-Algo de ropa, no necesitaré mucha, tu me compraras nueva, igual también tengo ahí algunas libretas y unos libros. Sin contar el juego y.... otras cosas que no te importan-

 

-No te enojes conmigo- un puchero adorno sus facciones al escuchar lo cortante y misterioso.

 

-No lo hago... todavía-

 

Lee le dio un fugaz beso, un delicado roce de labios y dejo ir al pelirrojo, solo sentándose en la cama a ver con sus piernas entrelazadas al pelirrojo ir y venir, degustando cada uno de sus lentos movimientos, tan minuciosos... tan deliciosos e hipnóticos que solo... solo lo veía, tanto así que tenia que suspirar de vez en cuando exigiendo el oxigeno necesario, porque hasta la respiración quedaba en segundo plano.

 

Después de unos minutos las maletas estaban semi hechas, Lee no batallo mucho, lo poco que tenia ahí siempre lo acomodaba de vuelta así que no había mucho que tomar, mientras que Gaara no tomo todo, no se quería llevar todo lo que consideraba como suyo en ese lugar, sentía cosas, algunas ropas por ejemplo, que las sentía como si algún mal recuerdo atrajeran, o alguna cosa, todas las cosas viejas que guardaba de su familia las dejo atrás, nunca las tiro a la basura por algún extraño sentimiento de recordarle que de algún lado venia, pero... había llegado a repudiar tanto que dentro de ese cajón oscuro donde estaban ahí se quedarían, hundidos de ahí al olvido. Alguien mas se encargaría de ello.

 

Sin chistar mucho ambos jóvenes comieron cada quien su hamburguesa con papas fritas... bueno, Lee le quito un poco a Gaara, había comido demasiado rápido. No tardaron mucho en acabar y después de aventarse un poco con los hielos de sus sodas ya inexistentes concluyeron que ya había llegado la hora de marchar...

 

Era tan difícil de siquiera pensar... ¿Que vendría?

 

Era una pregunta tan seria que no habia que buscar respuesta, así sus neuronas trabajaran a su máximo no encontrarían porque era solo algo que el tiempo sabría, solo algo que, simplemente no podía, no debían saber, así que solo les quedaba esperar.

 

Gaara toco con suave tacto en la punta de sus dígitos la sabana de su cama, rojiza como la misma sangre... le gustaba ese color. Se perdió su mirada en la cama... tantas cosas pasaron por su cabeza, entre pensamientos e imágenes que sintió que le mareaban... tantos años, tantas cosas que al final, cada vez eran la misma. Tomó su propia mano y la apreso en la otra. Aparto su mirar y miro a su alrededor.

 

-Mi cuarto- dijo en un susurro, talvez queriendo decir “mi mundo” que era lo que había sido desde hacia mucho, cuanto tenia familia, cuando se sentía solo, cuando no tenia a nadie y... y cuando volvió a tener a alguien... y con ello tuvo un nuevo.

 

Su mirada tras rodar por toda esa extensión ahora semi bacía llego hacia su puerta donde un hombre de increíbles 25 años le esperaba; podría jurar que, conociéndolo tendría unos 17, talvez 18... le había pasado un poco de eso, juntos... sentía que parecían un par de niños, que se querían como tontos y así lo expresaban de mayor o menor medida. Y como ahora siempre que lo recordaba lo habia esperado con esa hermosa sonrisa en los labios; no le dirigió mucho pensamiento y simplemente se dirigió hacia él y en un movimiento completamente inesperado, completamente nuevo, Gaara tomó la mano de Lee, cada uno con una maleta en la otra mano y el mas alto con un una mochila grande extra pendiendo de su hombro.

 

Gaara había resultado ser una mágica, hermosa e impredecible caja de sorpresas, cada una lo sorprendía mas... no sabia si terminaría alguna vez de conocerlo, de leerlo tal cual era, sin miedo a equivocarse. Lo amaba.

 

Apenas se dirigieron una mirada lo suficientemente significativa como para ser claro y entendible la intención de ya partir. Era hora. Y solo así, sin cerrar esa puerta partieron. Sin duda un poco melancólicos, ¡felices del nuevo comienzo! ¡Claro!, pero... pero el recinto de sus primeras memorias que se llevaban, quedaba atrás con cada paso.

 

Inevitablemente la habitación quedo desierta.

 

- - -

 

En dirección a un rayo de luz se despedía a la compañera mas fiel que un viajero podía tener, Navy, ya era libre, le había cumplido su promesa al Árbol Deku, no quedaba más, su misión había sido completada. Debía dejar atrás a ese niño, tenia que seguir su camino por su cuenta. Solo avanzo hasta que se perdió entre la blancura de la luz.

 

Se extrañarían.

 

Unos pasos veloces pasaban entre el pasto, enfundado en unas botas cafeces y un traje exquisitamente verde se dirigía presuroso hacia un hermoso jardín que era rodeado de una música tan hermosa que solo podría ser hecha para una princesa, no cabía la menor duda, y el momento era el correcto.

Bajo los rayos de un sol de medio día pasaba entre los podados jardines esquivando guardias de nuevo. Pero ese sol, ese sol tenia algo nuevo, auguraba un futuro nuevo, mejor, mas brillante... futuro.. ahora le resultaba a ese mismo niño una palabra tan curiosa.

 

Un campo de hermosas flores de la bella princesa adornaban el pequeño lugar, ella no se había movido y él solo atino a detenerse frete a los escalones que daban a ella... levanto su vista y se encontró con la otra también azulada.

 

Todo estaba bien.

 

No se necesitaron las palabras, ya estaba tan claro como la misma agua de las Fuentes de Hadas. Sonrió la niña ampliamente y solo se quedaron viéndose ambos pequeños mientras unos colores sepia pintaban delicadamente la imagen. Una imagen que delimitaba el comienzo de la nueva historia.

Lentamente unas letras oscuras comenzaron a aparecer. Letras que no daban vuelta atrás, letras que rezaban:

 

La Leyenda de Zelda

-La Ocarina del Tiempo-

 

EL FIN

 

- - -

 

...

 

- - -

 

Alejo su dedo de el botón de encendido del videojuego de blanquecino color, ese jueguito le estaba comenzando a hartar, desde hacia una semana no podía avanzar, no podía hacer que dejara de llover y solo... siempre le hacían lo mismo los juegos de esa saga. Así que molesto se dispuso a ir a dormir y le vio... Ahí sumido en un sueño profundo.

 

Su pecho bajaba y subía tan rítmicamente, era hermoso... así lo veía Gaara, con su pecho desnudo bajo esa sabana blanca, con su cabeza hacia un lado, había caído dormido mientras le veía jugar. Y en ese rostro tan puro se reflejaba al hombre que adoraba con las facciones tan finas y masculinas a la vez, apenas así lo encontraba con sus labios en algo que no fuera una hermosa sonrisa, ahora solo entreabiertos ayudando a su respiración.

 

El pelirrojo se acerco y acomodo a la cama, justo a su lado. La luz entraba tenue desde afuera con sus acostumbrados tonos azules y Gaara comenzó a ver a detalle al chico de nuevo, pero ahora no como lucía, siempre era hermoso, sino... solo se perdió su mirar en él y sus pensamientos vagaron. Ya hacia siete años que vivían juntos, siete años que no habían sido fáciles porque todavía tenían mucho por conocerse, tuvieron pleitos tan fuertes pero nunca de palabras hirientes, siempre habían encontrado la manera de seguir siendo dos que eran uno. Sin pensarlo siquiera dirigió su mirar a su mano izquierda y en su dedo anular, ahí estaba un anillo... si, hacían ya dos años y ni un solo instante lo había dejado de querer y ni un momento había dejado Lee de repetir que lo adoraba con todo su ser.

 

Era tanto lo que tenían y tanto lo que habían recavado con el tiempo... soltó un suspiro sin despegar la mirada del negro cabello, y cayó en cuenta apenas en ese momento de algo...

 

-Lee...- Dijo moviéndole posando su mano sobre el hombro izquierdo del mencionado.

 

-¡Mmm!...- musito apenas frunciendo el seño.

 

-Hey... despierta- Le siguió moviendo suavemente.

 

-..mm... ¿que paso?...- ni siquiera pudo abrir completamente sus ojos, apeas pudo entrecerrarlos intentando enfocar, pero dirigió su rostro hacia donde estaba su esposo. Su Voz era pastosa y floja.

 

-oye..-

 

-No te voy a decir como... ya... ya te lo dije, investiga- Soltó un bostezo.

 

-¡No! Despierta Lee, es importante- Le siguió moviendo con un poco mas de fuerza. Sonaba mas serio de lo normal, aunque un ápice de miedo se alojó en el centro de su ser.

 

-¿Qué, que?, que pasa Gaara- Se levantó apenas enfocando la vista. ¿Que hora era?. Se había asustado, cuando Gaara decía que era algo importante, era porque en realidad... era importante. Así que hizo acopio de fuerzas y  dirigió su completa atención.

 

Algo que nunca había dicho... algo que sentía...

 

-Lee.. te amo.-

 

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

OK!... felicidades por haver terminado!!! haha dejame informarte k te acavas de hechar un shot de 54 pags en word.. y si realmente terminaste de leer esta cosa..felicidades x3

 

okidoki... miren, este fic... la verdad, es el k me ah causado mas impacto terminar, creo que una como "escritora" mete algo de sí en sus escritos. Pero esete es el primero que hago en el que te puedo decir sin temor a quivocarme, que les estoy mostrando ahi gran parte de mi, por eso supongo k me causo mucho, es algo asi como si les diera una pierna, un brazo, no se... realmente adore este fic... hahaha se k... esta alguito revuelto y bastante raro.. pero.. me gusta, lo quiero... Nu se... ¿les ha pasado, hacer fics k sea dificil desprenderce de ellos?.

 

espero que les aya gustado un pokito x3

bye byeeeee besooos (L)


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