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Seducción básica por Musaga

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Notas del fanfic:

Aquí mi primer Strongest Fic, en respuesta a un intercambio jaja. Con mucho cariño a todas las fans, principalmente a Yukari, Kimiko, Neko-chan.

 

Después de algunos meses inactiva, regreso con est pequeño one-shot a petición de Nicole; nunca había escrito algo exclusivo de la pareja e intenté mantenerlos lo más apegados posibles. Mención de la Sleep (es mi sello personal jaja).

 

A ver que tal, espero les guste.

Notas del capitulo:

*Prince Of Tennis no me pertenece*

Seducción básica

 

Siempre cauteloso, en todo momento y todo lugar se muestra inalterable, con una gruesa capa de hielo envolviendo su cálido corazón, mismo que cuida con devoción para no terminar lastimado, algo lógico, después de todo a nadie le gustaría ser herido. Pese a toda esa autoprotección de la cual hace gala, hay alguien osado que pretende desquebrajar esa estoica máscara que se ha empeñado en mostrar; Syusuke Fuji se había propuesto ir debilitándole poco a poco, volviéndose un peligro latente al que no estaba seguro de  querer enfrentar.

 

Mientras el resto de los titulares entrenaban y sudaban ante los sofocantes ejercicios, él se dedicaba a observar de manera discreta pero plenamente analítica, cada uno de los movimientos que el genio del Seigaku ejecutaba. Primeramente porque era un agasajo contemplar todas esas elegantes y sutiles ejecuciones que acompañaban el perfecto juego de Fuji, por otro lado estaba la parte física, aquella que en varias ocasiones había sorprendido a Kunimitsu. El físico del castaño era perturbador, para todos era claro que el bello rostro del joven era casi angelical, contrastando tremendamente con su endemoniada mirada, peligrosa y penetrante, difícil de evadir y adictiva para quien se atrevía a enfrentarla.

 

Aquella menuda anatomía era la culpable de algunas noches de insomnio, de reprobables pensamientos que atentaban contra su bien trabajada moralidad y  contras sus buenas costumbres. Partiendo de lo obvio, ambos eran hombres, amigos y rivales; interesante la relación que mantenían, más compleja que cualquier otra. Cavilar esas trivialidades se había vuelto una frustrante costumbre, fingía analizar a sus titulares cuando en realidad era únicamente a Syusuke a quien monitoreaba y no precisamente de manera deportiva. Nadie, absolutamente nadie sospechaba el lio mental que se arremolinaba en aquella mente, a nadie se le ocurría la posibilidad que Tezuka Kunimitsu estuviera distraído en sus mortificaciones emocionales y por qué no, sexuales.

 

Su rostro seguía siendo de piedra; en efecto, ya había aceptado que estaba interesando de manera poco convencional, en el afamado “tensai”, pero aquello no quería decir que anduviera con cara de colegiala que espera el primer beso del príncipe azul. Todo en él se percibía normal, nadie ajeno a su reflejo podía siquiera sospechar que el atractivo capitán estaba siendo sometido a severas dudas en su interior.

 

¿Dudas? En efecto y todas propiciadas por una estúpida barra de chocolate con almendra. Todo había sucedido el día anterior, el entrenamiento había terminado y como era costumbre él se quedaba a hacer unas cuantas anotaciones sobre lo poco que había observado en el día. ¿Cómo entregar un reporte si sólo le prestaba atención a un jugador? La costumbre era una gran aliada, pues su equipo era solido, no tenía muchas fallas o cambios drásticos de un día para otro, de modo que podía mentir un poco, mentiras piadosas y calculadas, así que su reporte podía decirse que pese a sus distracciones hormonales, era preciso, además Oishi era su mano derecha y como tal también era parte fundamental a la hora de entregar su reporte final.

 

En fin, el punto es que el día anterior, mientras repasaba parte del supuesto reporte, Syusuke había decidido quedarse con él un rato, compartir un agradable silencio y fugaces intercambios verbales. Hasta ahí todo era aceptable y normal, fue hasta que Fuji se sentó a su lado en la banca y de manera sonriente le ofreció un poco de chocolate,  inicio del gran problema. De manera educada, el de gafas aceptó la invitación, tomando un pedazo discreto que con elegancia comenzó a degustar; cuando la porción se terminó, su acompañante ofreció una segunda tanda, acción que esta vez el más alto rechazo.

 

-Oh, tienes un poco de chocolate ahí- señalo Fuji en cierta parte del rostro de Tezuka, que por más que se limpiaba no daba con los residuos de la golosina, su amable acompañante rió divertido.

 

-¿Aún tengo?- el otro asintió mientras se acercaba peligrosamente a él, Kunimitsu permaneció sereno en todo momento, pese a los nervios internos que recorrían su columna, podría jurar que esa cercanía no era normal. Los finos dedos del más pequeño acariciaron con suavidad el labio inferior del capitán, deslizándose con la supuesta intención de retirar el condenado chocolate, dulce que por cierto había desaparecido casi al contacto, sin embargo la suavidad de aquel labio dejó un tanto hechizado al castaño, hasta que finalmente notó su excesiva atención para con Tezuka.

 

-Oh lo siento, estaba muy pegado- dijo sonriente; internamente conjuró unas cuantas maldiciones ante su despreciable respuesta, un genio en la cancha pero fuera de ella, comenzaba  dudarlo.

 

Fin de la historia sucedida el día anterior. Ok era algo exagerado decir que aquello era la causa de su más reciente estado de ansiedad, pero es que a su edad esa clase de acercamientos entre hombres no eran de lo más común y menos cuando uno de ellos profesa atracción física por el otro.  Aunado a eso, también había quedado con Syusuke en que esa misma tarde después del entrenamiento, él le ayudaría en cierto tema que se le complicaba al menudo jovencito. Después de lo ocurrido con el mentado chocolate, todavía aceptaba ir a meterse a casa de Fuji, sin duda le gustaba complicarse la vida.

 

¡Pero ahí no paró el asunto! No, había más que contar, como la llamada inoportuna de cierto pelirrojo que en ocasiones se ganaba su envidia, increíble que el supremo y respetado Tezuka se sintiera fuera de competencia a lado de Kikumaru Eiji. ¿Patético, no? Pero era la frustrante verdad. Aquella tarde, Eiji irrumpió el privado momento entre Fuji y él;  Syusuke dejó de juguetear con el chocolate en su boca, para poder responder a la llamada del acróbata. Charlaron por pocos segundos, situación que en secreto, Kunimitsu agradeció aunque claro, eso fue antes de saber que Syusuke lo dejaría por ir a correr a ayudar al enérgico muchacho.

 

Su eterno rival le dejó por ir en busca de su otro titular, así había terminado la tarde del día anterior.

 

“Kikumaru” pensó el líder sin despegar su vista del mencionado, viéndolo gritar y sonreír sin control, bromeando con todos a diestra y siniestra.

 

A veces se preguntaba qué tan cercana era la amistad entre el castaño y el pelirrojo. Sabía a la perfección que en algunas ocasiones el genio iba por las tardes a casa del joven de reflejos felinos, situación que por supuesto no le hacía mucha gracia, por otro lado ambos compartían clases y sólo ellos sabían que pasaba en esos momentos. Fuji era muy apegado a Eiji, muy consecuente con el dinámico niñato; tal vez y el “tensai” se sentía necesitado de la cálida energía del pelirrojo, de esa alegría inagotable.

 

Bah, muchas tonterías en menos de veinticuatro horas. Optó por dejar de ofuscarse innecesariamente.

 

Pensaba en aquello cuando alcanzó a escuchar algunos gritos de advertencia, demasiado tarde llegó su reacción, pues una pelota perdida fue a estrellarse directo a su cabeza. Todo era blanco, voces lejanas haciendo un eco interminable en su cabeza ¿qué había pasado? Luego de unos segundos aturdido y de casi ser llevado a la enfermería, al fin recobró la completa cordura.

 

-¡Capitán lo siento, lo siento! Nya en verdad lo siento tanto, esa pelota era para Momo- Tezuka se sentía relativamente bien pero los chillidos de ese niño eran incluso más dolorosos que un pelotazo.

 

-Estoy bien- murmuró vagamente en lo que se ponía de pie.

 

-¡Pero que torpe!- dos cosas se preguntaba Tezuka: ¿Qué nadie iba cerrarle el pico al acróbata? Y en segunda ¿qué no escuchó que se sentía bien? Bueno no lo culpaba, Tezuka Kunimitsu era alguien severamente importante en el mundo del tennis juvenil y el haberle agredido con una pelota, era relativamente imperdonable.

 

-¿Seguro estás bien Tezuka?-  esta vez fue la voz del genio la que mostró preocupación por su estado, Tezuka asintió ante el cuestionamiento. El castaño estiró su mano hacía su líder, ofreciéndole su ayuda para levantarlo, acción que por cortesía y gusto, Kunimitsu aceptó, justo estaban por tomarse de las manos, cuando los toscos brazos de Momoshiro fueron los que finalmente ayudaron al capitán a incorporarse.

 

-Oye Fuji podrías lastimarte, el “bucchou” es pesado- argumentó el muchacho.

 

-Cierto- fue la simple respuesta del “tensai”. La tarde seguía avanzando y con ella la hora de irse a sus casas, para beneplácito del pilar del Seigaku. Una rápida ducha con agua fría, bebidas rehidratantes y una buena capa de crema para el cuerpo, suficientes elementos para sentirse como nuevo.

 

-¿Listo Tezuka?- interrogó la serena voz del más pequeño.

 

-Claro- tan elocuente como siempre, una simple frase simplificaba una torrencial de emociones secretas, bendito carácter el de Kunimitsu, encerrar con facilidad sus nervios de adolescente, porque sería muy capitán y el ejemplo a seguir, el respetado líder y serio joven con nervios de acero, pero ¡por los dioses que era humano! Y como tal experimentaba emociones como cualquier otra persona, a veces la gente olvidaba eso.

 

El camino a casa de su amigo fue relativamente rápido, en cuestión de tiempo fue de corta distancia, lo que lo volvió largo fue el enorme silencio que los envolvía en las ruidosas calles infestadas de alumnos. Haciendo gala de sus buenos modales, Syusuke le cedió el paso a su inigualable capitán, dejándole pasar a través del recibidor y la sala, para después hacerle las debidas indicaciones se subir a la planta siguiente.

 

-¿Deseas comer algo?- preguntó atento el anfitrión.

 

-Agua estaría bien- tomó asiento luego de que el castaño le ofreciera sentarse en el piso alfombrado o bien en su pequeña cama. Eligió la primera opción. La grácil figura del menor se perdió por el pasillo, dejando al joven Kunimitsu atento a la habitación del muchacho, en definitiva aquel lugar tenía el toque de Fuji. Podía ver un cuarto bien arreglado, una decoración simple y acogedora, algunos libros sobre el escritorio de temas variados, pero predominante el género del suspenso y terror psicológico; extraño, muy extraño, Tezuka sonrió ante aquello, sólo Fuji sabía que rayos albergaba su mente.

 

-Disculpa la tardanza-

 

-Está bien- mencionó sin despegar su vista de los ojos azules. El de baja estatura hacía todo por permanecer sonriente ante los desesperantes monosílabos de su acompañante, no le molestaba, es sólo que deseaba saber más de él, no lo poco que Mitsu le había permitido. A ese paso jamás lograría tener más que una amistad con él, suspiró pesadamente, era hora de usar su destreza para hacer titubear al capitán, era ridículo el método, pero efectivo… según Jiroh del Hyotei.

 

“Vaya, debo estar o muy loco o muy desesperado para seguir los consejos de ese niño, pero al menos funciona, por algo está saliendo con Atobe” dejando atrás ese pensamiento tomó asiento a un lado de Kunimitsu.

 

-¿Sabes? He estado teniendo problemas con matemáticas- bueno ese era el motivo por el cual Tezuka estaba ahí, para ayudar a su titular en desgracia.

 

-No me explico por qué- confesó Tezuka, después de todo Syusuke era un excelente estudiante, quizás en el aplicaba la frase de “hasta al mejor cazador se le va la liebre”.

 

-Jeje es que en clases Eiji es muy distraído- el más alto le miró confundido, como incitándolo a seguir su relato. –Tiene la manía de mandarme papelitos con recados muy graciosos, inevitablemente terminó distraído-

 

-Eso les acarreará problemas a ambos, tendrán malas notas-

 

-Lo sé, pero es difícil no prestarle atención, siempre se las ingenia para volverse el centro de atención- miraba sus apuntes interesado sin prestar atención a las reacciones de su compañero, a decir verdad aunque le estuviera viendo detenidamente, no vería reacción digna de asombro en su rostro. El más alto ajustó sus gafas antes de preguntar.

 

-Son muy amigos- no era pregunta, más bien una tajante afirmación sin prorroga a la contradicción. Esta vez su tono mostraba una mínima pizca de diferencia al tono habitual siempre neutro que el líder utilizaba, mismo que ponía definir cierto aire de interés en el tema. Bingo.

 

-Si, es alguien imposible de no querer-

 

-¿Se tienen mucho aprecio?- preguntó el más alto mientras hacía algunas sencillas operaciones de cálculo como si con aquello le restara importancia al asunto.

 

-Mucho en verdad- ahora las respuesta cortantes eran de Fuji, poco a poco ganaba terreno, al menos había conseguido más de cinco palabras en menos de tres minutos, sonaba exagerado pero en verdad era un logro, aún mayor por tratarse del tema en cuestión. Carraspeando un poco se aventuró a indagar de manera más privada, cuidando en todo momento la sutileza en sus palabras.

 

-¿Sólo amigos?- inquirió  mientras le daba un sorbo a su agua y tomaba la calculadora de la mesita, Fuji sonrió complacido con la interrogante.

 

-¿A qué te refieres? No estoy seguro de entender- contraatacó fingiendo inocencia ante la pregunta, no era tonto y sabía a dónde apuntaba el cuestionamiento, pero Tezuka debía ser más claro si quería respuestas igualmente claras. Por su parte, el Seigaku mayor pensó detenidamente lo que iba a decir, no podía dejar tan expuesto su interés en el tema, eso evidenciaría de manera grosera parte de su atracción por Fuji.

 

-Nada en especial- cortó de tajo el tema, fue entonces que el genio dejó su apacible semblante, hecho evidenciado en su afilada mirada.

 

-Jeje podría jurar que insinuaste algo mas entre Eiji y yo- finalizó echando su cabeza hacia atrás para recargarla en la cama. -¿Crees que soy gay?- dijo de la nada el castaño, tomando completamente desprevenido a su amigo, ahora si, el primer desequilibrio de la tarde había aparecido en Kunimitsu, pues un leve temblor en su mano al beber agua, fue más que obvio.

 

-¿Eh?- ¡exelente! En definitiva no había mejor respuesta que esa, era tan inteligente, audaz en todos los sentidos ¡viva el sarcasmo!

 

-Si, preguntaste “¿sólo amigos”?, yo lo interpreté como un ¿Kikumaru y tú son novios?-

 

-No quise decir eso-

 

-Yo sé que no, pero de todos modos la respuesta es no, ahora tú dime ¿crees que soy gay?- bonita manera de estudiar. ¡Ah! Fuji, Fuji, Fuji, rarísimo sujeto en verdad, una vez que te tenía acorralado, no había poder humano que lo hiciera desistir.

 

-¿Importa?- respondió volviendo a enfocar su atención a la libreta, trazando números que probablemente nada tenían que ver en el resultado de la operación, pero más valía fingir mayor interés en otras cosas, que en la orientación sexual de Syusuke.

 

-Probablemente si, después de todo fuiste tú quién formuló la pregunta para saber sobre mis gustos, no de manera directa, pero la intención en la preguntaba estaba- sonrió triunfal el de  esbelta anatomía. De acuerdo, el ambiente en aquel lugar se estaba tornando algo tenso y por demás comprometedor, alguna manera debía de haber para darle punto final  esa innecesaria plática.

 

-No eres gay- quizás si soltaba un simple “mmm” hubiera sido más efectivo que aquello, ahora con eso daba pie a la lógica interrogante de “¿por qué crees eso Tezuka?”. Ahora que lo meditaba ¿qué le hizo dar por hecho que Fuji era gay? Ah si, si apariencia delicada, su melodía voz y su delgada anatomía, sin olvidar esa sonrisa de ¿niña? Sí, esos habían sido factores a la hora de efectuar su juicio.

 

Ahora tenía más dudas que antes: ¿Fuji era homosexual? O de plano se hacía a la idea de saberlo heterosexual y de que nunca podría haber algo entre ellos, aunque el hecho de que tal vez le gustaran los hombres, no le garantizaba gustarle al genio.

 

-¿Te molestaría el hecho de que fuera gay?- vaya ese chico tenía ciertos tintes de disfrutar la plática, ahora que lo pensaba era demasiada insistencia en el tema.

 

-En lo absoluto-

 

-Menos mal, porque lo soy- vaya respuesta, o era muy sincero o muy cínico, no porque la respuesta fuera algo de lo cual avergonzarse, sino que esa sonrisita se veía un tanto ¿perversa? Ahora entendía cuando Kikumaru le decía que “era raro”.

 

-Mmm, entonces ¿si te gusta Eiji?- a veces el cerebro iba más lento que el corazón, quien sabe por qué, pero de que sucedía, lo hacía.

 

-Comienzo a pensar que a ti te gusta- sonrió malvado ante la vuelta que le estaba sacando a su emblemático líder.

 

-No-

 

-Jeje entonces pensaré que te gusto- comentó a manera de broma el genio, mirando de reojo el ligero espasmo en la mano de Tezuka a la hora de escribir. Para suerte de Kunimitsu, el teléfono sonó rompiendo por completo el tenso entorno. Su anfitrión atendió la llamada.

 

-Eiji, curiosamente hablábamos de ti-

 

“Qué oportuno” pensó el invitado, sonriendo discreto, ya había entendido…

 

¡Y ahí iban de nuevo! Las interrupciones de Kikumaru eran pan de cada día, aunque por esta ocasión agradecía la oportuna intervención del acróbata. En lo que su amigo hablaba amenamente con el pelirrojo, él se dedicó de nueva cuenta a seguir haciendo un recorrido visual a aquella alcoba y sus componentes. Había algo raro en una repisa, algo que en definitiva no iba con Fuji, se puso de pie para poder ir a investigar con más detenimiento. Tomó los pequeños librillos entre sus manos observando un tanto asombrado las portadas. La conversación telefónica terminó.

 

-¿Lees mangas?- cuestionó sorprendido el mayor arqueando un ceja, pero sin perder ese tono indiferente.

 

-No en realidad, es sólo que Jiroh me regaló algunos en mi cumpleaños-

 

-¿El chico del Hyotei?- prosiguió la conversación dejando los tomos de dónde los había cogido.

 

-Si el mismo, es muy agradable-

 

-Mmm- Fuji era un alma del cielo, todos le parecían agradables. -¿Te admira mucho, no?-

 

-Si un tanto, pero nada comparado con su idolatría por Atobe-

 

-¿En serio?- no es que le interesara, pero tampoco podía ser tan tajante y demostrarle a Fuji lo poco que le importaba el tema y más cuando esa información la sabía de tiempo atrás. Se sentó en la orilla de la cama.

 

-Si, son novios- ¿Qué demonios? Atobe y Jiroh, singular pareja, no se imaginaba al soberbió líder Hyotei caminando por un parque tomando de la mano a su pequeño novio, bueno siendo sincero no imaginaba a ningún hombre haciendo eso con otro hombre, y claro la categoría de hombre  incluía a Jiroh, Atobe, Syusuke y él.

 

-Mmm-

 

-Y tú Tezuka ¿eres gay?-  si quería algo con Fuji, era el momento de poner manos a la obra, no le pediría “se mi novio” las cosas de irían dando como hasta ahora, pues habían empezado hablando de matemáticas y habían llegado a una conversación que hacía alusión a  la relación amorosa entre dos hombres del Hyotei, y ahora se cuestionaba su propia orientación sexual.

 

“Es el momento” se dijo mentalmente el guía de Seigaku.

 

-Si- una respuesta concreta ante un cuestionamiento directo, palabras más, estaban de sobra.

 

-Me alegra- aquello fue sospechoso, quizás una especie de indirecta que Tezuka bien había captado, pero aún cavilaba la manera de hacer el contacto final. Fuji caminó hacía su escritorio y revolvió algunos cajones en busca de una barra de chocolate, una vez conseguida se acomodó a un lado de su capitán. Como el día anterior le ofreció una porción a Kunimitsu, misma que de nueva cuenta aceptó el joven tenista, aquel momento era como un oportuno dejavu, todo sucedía con la misma exactitud, sólo que en un contexto diferente, más cómodo y privado.

 

Fuji miró de reojo a Tezuka, notando de nuevo como este mantenía algunas migajas de chocolate en los labios.

 

-Tezuka, no sabes comer chocolate- giró levemente su cuerpo para poder limpiar aquellos residuos, el más alto de igual modo se giró otro tanto de modo que quedaban de frente, Syusuke volvió a pasar su dedo sobre aquellos labios, con la variante de que esta vez, deseaba degustarlos y conocer su textura por medio de un húmedo beso. Grata sorpresa se llevó cuando fue Tezuka quien terminó de acortar la distancia entre ambos y unir sus labios es un delicioso beso que se prolongó por varios minutos, beso que se vio acompañado e intensificado por los brazos de Fuji rodeando el estilizado cuello de Kunimitsu, quien optó por sujetar la estrecha cintura del más bajo y hacer más intimo  aquel contacto.

 

-¿Entonces si te gusto, verdad?- susurró el castaño en los labios del mayor.

 

-Claro-

 

-Me gusta tú respuesta- dijo antes de reanudar el beso y perderse en un mar de sensaciones.

 

Vaya, tardó un poco en darse cuenta del plan de Fuji, pero al final lo había detectado; darle celos con Kikumaru, ofrecerle chocolate cuando se sabe que aquello es un fiel afrodisiaco y bueno, el ya sabía de ese método de “conquista” gracias a Atobe, quien le había platicado el proceso de seducción al que lo había sometido Jiroh, justo igual al de Fuji.

 

Cierto que era nuevo en esos temas, pero también era cierto que el no sería pasivo en una relación, así que el primer paso debía ser suyo, que bueno que Fuji se había roto la cabeza armando su ridículo plan, así le facilitaba las cosas, era como si el genio hubiera hecho todo el cansado proceso de elaborar la cena y él era el invitado que sólo llega a comer y disfrutar. Claro que todos sus movimientos estaban calculados, desde la llamada de Kikumaru confirmó sus sospechas, no era casualidad que el niñato llamase en los momentos claves, seguro había llegado a un acuerdo anterior con Fuji, no en balde eran los mejores amigos ¿no?

 

Se dejó acorralar por el castaño, le dejó jugar, pero al final del día, él mandaba. Esos residuos de chocolate en los labios de segundos atrás, no eran casualidad, obviamente el los había dejado ahí para tentar a su predecible presa, así de simple.

 

El control del uke dura hasta dónde el seme quiere.

 

FIN

Notas finales:

¡Gracias por su atención y tiempo! nos estaremos viendo en Atobe don´t cry, Noche eterna y uns proyectos fugaces que tengo en mente. ¡Hasta pronto!

*Cualquier duda, sugerencia con gusto pueden decirmela.


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